Mar 31 Dic 2024
Una madre que contempla
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOSEnero 01 de 2025Primera lectura: Números 6,22-27Salmo: 67(66),2-3.5.6 y 8Segunda lectura: Gálatas 4,4-7Evangelio: Lucas 2,16-21I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónComenzamos el año nuevo dando gracias a Dios con el ofrecimiento de la Eucaristía, donde nos encontramos con Él, principio y fin de todo lo creado. Y en la puerta del nuevo año, nos reciben Jesús y María, para acompañarnos. Ellos nos tranquilizan ante lo desconocido y nos dicen: “No temas, vamos contigo”. Hoy la Iglesia nos invita a mirar a la Virgen María y meditar sobre el título más admirable que pueda tener una criatura en la tierra. Si ya ser madre es un misterio de amor y de ternura, que tiene sus raíces en la misma fecundidad de Dios, podemos preguntarnos, ¿cómo será ser madre de Dios? Dejemos que la Palabra de Dios nos introduzca en este gran misterio de amor.Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:•Primera lectura (Nm 6,22-27): Este es uno de los pasajes más hermosos del Pentateuco, por su forma poética y su contenido, con triple invocación del nombre divino. El rostro luminoso de Dios benévolo ilumina la existencia del pueblo de Israel y de todo buen israelita, lo colma de bienes, lo guarda de todo peligro; en una palabra, le concede la paz (cf. Sal 80,4.8.20). En los textos antiguos, los padres bendicen a sus hijos (cf. Gn 27; 48; 49), los reyes a sus súbditos (cf. 2 Sm 6,18; 1 R 8,55), los hermanos a sus hermanas (cf. Gn 24,60). En la tradición sacerdotal, la bendición corresponde al sacerdote (cf. Lv 9,22-23).•Segunda lectura (Gal 4,4-7): De la relación de San Pablo con María poco sabemos; de hecho, solo el texto de Gálatas 4,4 de los escritos paulinos hace referencia a la madre de Jesús: “Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley” (Ga 4, 4). El indica el cierre, la plenitud del tiempo. Con ello se quiere expresar que en Jesús el tiempo ha llegado a su final para dar paso a los tiempos mesiánicos. Para el apóstol, el acontecimiento de Jesucristo, que es “plenitud del tiempo”, inaugura el “ahora” definitivo de la salvación que ha irrumpido ya en el mundo. Por lo que respecta a la mención de la “mujer” en el texto, podría pensarse en una referencia puntual a la persona histórica de María y al nacimiento virginal de Cristo, ya que solo se señala a la madre y no al padre; así lo entendieron algunos autores patrísticos, y aunque se considere una interpretación anacrónica, lo cierto es que ya es inicio de una reflexión teológica del tema mariano que acentúa la colaboración de María en la obra salvadora de Dios. Sin embargo, aquí la intención de Pablo es subrayar la solidaridad liberadora de Cristo con todo el género humano. La referencia a la mujer resalta, ante todo, la humanidad concretísima de Cristo. Es probable que exista también una alusión a la primera mujer y a su descendencia (cf. Gn 3, 16) o descendiente.•Evangelio (Lc 2,16-21): Hoy se nos propone la continuación del relato del nacimiento de Jesús, que se leyó la noche de Navidad. Centrémonos pues en el Evangelio:1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Como hemos dicho, el Evangelio de hoy es continuación del relato del nacimiento de Jesús, y se compone de tres partes (1ª vv.1-6; 2ª vv. 7-14; 3ª vv. 15-21). Esta parte del relato de Lucas tiene un cierto sentido por sí mismo, en cuanto muestra la respuesta humana al momento anterior que es todo él mítico, revelador, divino, angelical y extraordinario. Los pastores van a comprobar el mensaje. Tienen que ser testigos oculares como lo han sido también escuchando, “lo que habían visto y oído” (cf. Is 43,10.12; 44,8). Los hechos comprueban las palabras y estas revelan el sentido de los hechos. Primero es el grupo reducido (2,17); después viene el divulgarlo (2,18); sigue la interiorización de María, que lo guarda en la memoria y lo medita (2,19). Ella es modelo de la Iglesia, que contempla los misterios de la vida de Cristo. Finalmente, los pastores regresan a sus casas glorificando a Dios (2,20).La circuncisión es signo de la promesa creída (cf. 2,21: cf. Gn 17,12) y es ley para Israel (cf. Lv 12,13). 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Los pastores van al encuentro de aquella Palabra que se ha hecho carne. Al llegar, encuentran a María, a José, y al niño acostado en un pesebre (2,16). Esta actitud de “salida” de los pastores es una constate bíblica. Los hombres y mujeres de la Biblia se ponen en marcha apenas se hace sentir la acción de Dios. Recordemos que María, después de la anunciación, se levanta y se pone en camino para “irse” de prisa como se dice en Lc 1,39. Aquí, La frase formulada tiene una intención teológica: María recorre el país según la voluntad y el plan de Dios con prontitud, lo que muestra en ella la obediencia, así como la armonía entre su fe y el designio de Dios. También los pastores “fueron de prisa” (2,16a) a asimilar el anuncio del Ángel. Dicha búsqueda tiene como don el “encuentro de María y José, y al niño acostado en el pesebre” (2,16b). Después de haber visto con sus ojos tal acontecimiento van y dan testimonio de él (cf. 2,17-18). En el testimonio de los pastores Lucas muestra el proceso discipular que vivirán María y los demás seguidores del Señor: escuchar su Palabra, salir de sí para anunciarlo con gozo a todas las naciones, y elevar juntos una alabanza y glorificación a Dios por sus grandes maravillas.En el contexto del capítulo 2 se dice que “María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (2, 19; cf. además 2, 33. 34. 48. 51). Se trata de una actitud profunda de María que como discípula escucha y medita sobre las maravillas que Dios iba a realizar en su Hijo. María tiene que meditar para comprender mejor los designios de Dios. Es una vivencia de fe en proceso, en camino; en otras palabras, María tiene que ir por el camino del discipulado. Guardando las normas de la modestia virginal, María no quiso comunicar a nadie los secretos de Cristo que había conocido, sino que esperaba el momento y el modo en que reverentemente habría de comunicarlos. Sin embargo, los mismos secretos que mantenía custodiados con su boca callada, los escrutaba con celo en su corazón.Después de la profundización de María en su corazón, los pastores no vuelven a sus casas de la misma manera. Lo hacen “glorificando y alabando a Dios por todo lo habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho” (Lc 2, 20). Ahora llegan a una experiencia de fe inalcanzable para los sabios del mundo (cf. Lc 10,21). También la Iglesia contempla hoy el misterio de la Virgen Madre como garantía definitiva de la verdad de la encarnación del Hijo de Dios. La afirmación de que “El Hijo de Dios se ha hecho hombre” podría ser un mito, un sueño, una ilusión. Sin embargo, hay una garantía evidente: “nació de la Virgen María”, se formó en su seno, nació de ella, como cualquier ser humano, lo tuvo en sus brazos y lo alimentó con su pecho. Dios ha querido de verdad hacerse uno de nosotros para ser hermano nuestro y, desde dentro de la humanidad, ser causa de nuestra salvación y, por tanto, de nuestra esperanza y alegría. La última referencia del Evangelio: “Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño…” (2,21). Jesús nace bajo la ley, como lo habíamos dicho antes con San Pablo (cf. Ga 4,4). Pero no es la ley quien salva, sino Él, como dice su nombre, dado por Dios, marcando su destino (cf. Is 12,2). En la homilía del Santo Padre Francisco, el 1 de enero de 2024, citando el texto de Gálatas mencionado, dijo: “Las palabras del apóstol Pablo iluminan el comienzo del nuevo año: «cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer» (Ga 4,4). Impacta la expresión “plenitud del tiempo”. Antiguamente, el tiempo se medía vaciando y llenando unas ánforas; cuando estaban vacías comenzaba un nuevo periodo de tiempo, que terminaba cuando estaban llenas. Esa es la plenitud del tiempo: cuando el ánfora de la historia está colmada, la gracia divina desborda; así pues, Dios se hace hombre y lo hace en el signo de una mujer, María. Ella es el camino elegido por Dios, ella es el punto de llegada de tantas personas y generaciones que, “gota a gota”, han preparado la venida del Señor al mundo. De este modo, la Madre está en el centro del tiempo. Dios se ha complacido de dar un giro a la historia por medio de María, la mujer. Con esta palabra la Escritura nos remite a los orígenes, al Génesis, y nos sugiere que la Madre con el Niño marcan una nueva creación, un nuevo comienzo. Por tanto, al principio del tiempo de la salvación está la Santa Madre de Dios, nuestra Madre santa”. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor Jesús, postrados ante ti, adoramos en silencio el misterio de tu nacimiento. La luz de tu venida nos arranca de la oscuridad de nuestras noches: Abandonando toda duda y compromiso, venimos a tu encuentro. Nuestros ojos te contemplan como Dios y hombre, poderoso y frágil, desde siempre en el seno del Padre y ahora puesto en un pesebre. Por eso brota un canto nuevo en nuestros labios, un canto colmado de asombro y gratitud. Te adoramos y te bendecimos, oh Cristo, nuestro Salvador: y queremos anunciar con alegría tu salvación a todos nuestros hermanos. Amén. La Iglesia nos propone para el 1 de enero, la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, que es el dogma mariano principal, desde él se explican todos los demás dogmas marianos. Fue San Pablo VI, quien en la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, tomó la decisión de comenzar el año bajo esta fiesta mariana. Es posible que algunos piensen que fue una decisión poco pedagógica, porque esa fiesta litúrgica mariana queda casi como olvidada en la celebración civil del año nuevo; pareciera que fuera un día no muy religioso. Sin embargo, considero que el Santo Padre en ese momento tuvo una intuición muy importante, colocando a María en el inicio del año, porque entre otras cosas, la maternidad se caracteriza por ejercerse sin reconocimiento previo de los que la reciben, sin percatarse muchas veces. La maternidad busca eficacia, busca servir, amar de una manera gratuita. Nos damos cuenta de lo que hemos recibido de la maternidad mucho tiempo después de haberla disfrutado. Un niño pequeño, está recibiendo todo el don de la maternidad y de la paternidad sin enterarse, poco a poco, tardará tiempo en preguntarse ¿qué tengo yo que no haya recibido, si todo es don, si todo es gracia? pero mientras tanto ha recibido mucho sin darse cuenta. Así es la maternidad. María es Madre desde el silencio. Por eso Pablo VI puso el misterio de María madre de Dios al comienzo del año, ligando el misterio de Cristo y de María, centrando bien la mariología en Jesucristo. Por esta razón, María ocupa un lugar importante en la vida cristiana. A propósito de esto, al Papa San Juan Pablo II, que tenía como lema de su pontificado "Totus tuus", le preguntaron, Santo Padre, ¿por qué es usted tan mariano? Y respondió: “por motivos cristocéntricos”. Un lema que significa “Todo tuyo” y que como es bien conocido, se dirigía a la Virgen María de la que era particularmente devoto. Ahora bien, ¿de dónde procede el lema y de donde lo toma San Juan Pablo II? Nos lo cuenta él mismo en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, escrita el 16 de octubre del año 2002, al inicio del vigésimo quinto de su Pontificado: “Cuántas gracias he recibido de la Santísima Virgen a través del Rosario en estos años: Magnificat anima mea Dominum! Deseo elevar mi agradecimiento al Señor con las palabras de su Madre Santísima, bajo cuya protección he puesto mi ministerio petrino: Totus tuus!”.Por último, hablar de María, madre de Dios, nos descubre el misterio de la Iglesia. La Iglesia aprende de María a ser madre, a velar por sus hijos; la gran encomienda de Jesús en la cruz. “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26-27)._______________________Recomendaciones prácticas:•Apertura de la Puerta Santa en Santa María la Mayor•Jornada Mundial de la Oración por la PazII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, son varios los acontecimientos que enriquecen este día dentro del tiempo litúrgico navideño en que celebramos el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios: Octava de Navidad, circuncisión y la imposición del nombre de Jesús, maternidad divina de María, jornada mundial de la paz y comienzo del año civil. Especialmente, la liturgia de este día nos presenta a María como la Madre de Dios, que desde el siglo quinto fue la primera fiesta mariana de la Iglesia. Por su “sí” a la voluntad de Dios, María dio a luz a la fuente de la gracia. Ella, por su “sí” generoso es Madre de Dios y Madre de la Iglesia; es símbolo de la comunidad cristiana, en donde los creyentes, encontramos a Cristo. Iniciemos, pues, con gran alegría, nuestra Eucaristía de hoy. Monición a la Liturgia de la Palabra Vamos a escuchar a Dios que nos habla por medio de su Palabra. Las lecturas que ofrece la liturgia de hoy están en consonancia, pues todas hablan de bendición. La fórmula del libro de los Números expresa el deseo de que Dios proteja a su pueblo. En la segunda lectura, la bendición se da con el envío del Hijo de Dios, en la plenitud de los tiempos, y el Evangelio apunta a un rasgo característico de la personalidad de María: “conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”. También nos cuanta cómo Jesús es educado en las tradiciones y costumbres de su pueblo. Por eso es circuncidado. En este mismo acto recibe el nombre que dará sentido a toda su vida: “Jesús: el Salvador”. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Confiando a Cristo, Rey de la paz, las primicias del nuevo año, con el firme propósito de cooperar en la edificación de un mundo nuevo, elevemos al Padre nuestra común oración:R. Escucha a tu pueblo, Señor.1.Por el Papa N., por nuestro Obispo N., por todos los pastores de la Iglesia, para que sean incansables mensajeros de la verdad y testigos de la paz, al servicio del pueblo de Dios. Oremos.2.Por todas las naciones, para que, superando la guerra y toda clase de violencia, pongan sus riquezas en común, al servicio de la gran familia humana. Oremos.3.Por las familias, para que realicen dentro de sí el modelo de la humanidad reconciliada en el amor e irradien en su entorno el Evangelio de la paz. Oremos.4.Por toda la humanidad, para que Dios Padre purifique al mundo de todo error, conceda salud a los enfermos, libertad a los oprimidos y paz a los que viven sin ella. Oremos.5.Por todos nosotros, que celebramos esta liturgia, para que, como Santa María, estemos siempre abiertos a la Voluntad de Dios, y acojamos su Amor y Misericordia. Oremos.6.Por esta Jornada Mundial de la Oración por la Paz, para que todos los que sufren el horror de la guerra, sean fortalecidos con el don de la Esperanza. Oremos.Oración conclusivaAcepta, Dios de bondad, nuestras súplicas, por intercesión de Santa María, la Virgen, que mereció llevar en sus entrañas al “Dios hecho hombre”, Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.R. Amén.