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Lectio Dominical

Vie 2 Ago 2024

El que viene a mí no tendrá hambre

DÉCIMO OCTAVO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOAgosto 4 de 2024Primera lectura: Ex 16, 2-4.12-15Salmo: 78 (77),3 y 4bc.23-24.25 y 54 (R. cf. Jn 6,32)Segunda lectura: Ef 4, 17.20-24Evangelio: Jn 6, 24-35I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSi el domingo pasado el evangelio consideraba la multiplicación de los panes y peces, en este domingo se deja ver el éxito y la popularidad, que este hecho ganó para Jesús. Los seguidores comieron, se saciaron y con ello, se sintieron satisfechos. Todo lo que buscaban era satisfacer el hambre; por eso su afán de proclamar rey a Jesús. Sin embargo, dejemos claro, no era esto lo que Jesús buscaba. Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:●La primera lectura, esta vez, es la que mejor va a interpretar el sentido del evangelio de este domingo. Allí se narra cómo el pan sin levadura que habían cargado los hijos de Israel desde Egipto parece haberse agotado. Al llegar al desierto de Sin sienten que en este lugar van a morir de hambre y se quejan ante Moisés y Aarón. La falta de pan conduce a una crisis de fe, aunque este no era el único motivo. La presentación de la queja es excesiva y tendenciosa. Es decir, afirmar que en Egipto disponían de alimento en abundancia hasta quedar saciado no responde a la realidad descrita en los capítulos 1 y 2, donde el Faraón organizó su progresivo genocidio. Sin embargo, la distancia geográfica y temporal y una nueva situación problemática no permite que las cosas se miren con objetividad, poniendo en peligro el mismo plan de salvación y liberación de Dios para ellos. Como podemos ver, la queja se manifiesta en el alimento, pero apunta a todo el plan de Dios. En este contexto se debe interpretar la aparición de Dios en la nube. Si lo que está en juego es el plan de salvación, no sirve con darles simplemente el pan y asegurarles, de esa manera, la subsistencia. Se hace necesario que Dios mismo ratifique con su presencia su voluntad de continuar en el proyecto ya anunciado, que luego en el Nuevo Testamento, llegará a su plenitud, con Jesús, verdadero pan. ●En la segunda lectura, Pablo contrapone la vida de pecado de aquellas sociedades paganas, a la vida virtuosa que deben llevar los cristianos. La vida cristiana viene exigida por el Evangelio. El Apóstol exhorta a no proceder como los paganos, sino más bien, a renunciar al hombre viejo renovándose en el espíritu y revestirse del hombre nuevo. El hombre viejo es el que vive en el pecado, bajo la acción de la concupiscencia de la carne, de la codicia, de la ira, de la maldad, conforme a la primera imagen del hombre pecador (cf. Col 3, 5-9). El hombre nuevo, por el contrario, es el hombre interior (cf. Ef 3,16), creado a imagen de Dios, regenerado en Cristo, que bajo la acción del Espíritu Santo adopta una nueva manera de pensar y de actuar, que se manifiesta en las obras de bondad y misericordia, de pureza y sobre todo de amor (cf. Col 3, 10-14).●En el Evangelio de Juan continuamos leyendo el capítulo 6. El domingo pasado, Jesús multiplicó los panes, ahora, este domingo, resalta la petición del pan verdadero y vivificante. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Ahora, en continuidad con el evangelio del domingo pasado, Jesús confirma la interpretación material que la gente hizo de la multiplicación de los panes, pero recalca lo que es más importante. Miremos algunos detalles del texto, donde se narra el diálogo entre Jesús y aquellas personas, reunidos de nuevo. A pesar de las apariencias, Jesús continúa manteniendo la iniciativa, y esto se nota, por su presencia sorprendente: “Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo has venido aquí?’” (v. 25). También Nicodemo había ido al encuentro de Jesús impulsado por una curiosidad basada en la autosuficiencia y se había dirigido a él llamándole Maestro (cf. Jn 3, 2). Sin embargo, Jesús no responde a las preguntas que le hacen en ninguno de los dos casos. Revela más bien a la gente las verdaderas intenciones que le han impulsado a buscarle y desenmascara el interés material y egoísta de aquella muchedumbre; es decir, Jesús alerta a aquellos galileos sobre la ambigüedad de su deseo, al haber fijado su mirada en los panes que comieron: “En verdad, en verdad les digo: me buscan no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse” (v. 26). Es el gusto por el pan terreno lo que los mueve.La multitud, encerrada en su sueño mesiánico, no ha comprendido el signo realizado por Jesús y su alcance espiritual. Ha dado más valor al pan que al que lo da. Ante este panorama, Jesús proclama la diferencia radical que existe entre el pan material y pasajero y el que permanece para la vida eterna, el que el Hijo del hombre dará: “Trabajen no por el alimento perecedero, sino por el alimento que perdura para la vida eterna” (v. 27). Los versículos que siguen continúan planteando el sentido del verdadero alimento, de la fe y el maná: pan que perece, pan que dura; obras – fe; el maná de Moisés y el maná de Jesús (Ex 16,15); con esto, se presenta a Cristo como verdadera fuente de la vida (v. 35).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Jesús, como Moisés, se encuentra también con la misma problemática: aquellos que solo buscan solucionar sus problemas y vivir sin dificultad. Es decir, buscar solución a sus necesidades cotidianas: en el caso de la Palabra de hoy, el pan; pero esto tiene una aplicación en todas las expectativas humanas: bienes, proyectos, éxitos, etc. Sin embargo, el Maestro recalca qué es lo más importante: “Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”. Con todo, trabajar por el alimento que no perece, no es desprecio del trabajo para conseguir el alimento material, sino abrirnos a la búsqueda constante de aquello que llena completamente el corazón del ser humano. El papa Francisco, en la carta encíclica Laudato Si’, ha señalado una dura crítica del consumismo, proponiendo un cambio en el estilo de vida para frenar la destrucción del planeta: “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios” (203). Las palabras del Santo Padre sobre el cuestionamiento del consumismo, no significa que no podamos buscar los bienes de este mundo, sino más bien el hecho de que los bienes no se distribuyen, sino que se acumulan en manos de pocos y les hace falta a muchos. No hay que olvidar, que una sociedad consumista es aquella en la que Dios solo puede estar si no afecta mis intereses. En efecto, en el mundo lo que predomina no es el ser sino el tener. Siguiendo la lógica del evangelio de este domingo para nuestras vidas, vale la pena preguntarnos: ¿qué es lo que le da sentido a mi vida?, ¿qué alimento busco para dar plenitud a mi vida? En este sentido, el evangelista Mateo Dirá: “busquen sobre todo el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Jesús no hizo el milagro de la multiplicación de los panes solo para saciar el hambre de aquella gente, sino como un signo para descubrir el verdadero alimento, que lleva hasta la vida eterna. Después de esta afirmación fundamental de Jesús, aquellos que lo buscaban le plantean una pregunta: “¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?” Jesús les muestra la única “obra de Dios”, la que hay que realizar para agradarle o la que Dios realiza en el creyente. Son posibles las dos lecturas, ya que la fe en el Enviado, en lo cual consiste la obra de Dios, es producida por Dios mismo y por el hombre que acoge (cf. Jn 3,16s.34). Pero aquellos, que se habían alimentado con panes abundantes, piden credenciales, solicitan un signo parecido a aquel del desierto: “¿Y qué signos haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto…” (v. 30). Hay que suponer, que la gente estaba convencida de que Jesús había hecho un milagro; por eso, es lógico que ahora pida una señal, incluso, más grande que la que dio el propio Moisés (cf. v. 31). Ahora bien, si Jesús se arroga unas pretensiones superiores a las de Moisés, tendrá que reivindicarlas con un signo, con un testimonio más evidente y más admirable que el del viejo legislador. De acuerdo con las esperanzas judías, el Mesías debía renovar los milagros realizados por Moisés, el maná sería el alimento permanente. Pero demostrar esto, equivaldría a negar la verdadera fe, ya que esta exige aceptar a Jesús como el nuevo maná: yo soy el pan de vida (v. 32). Se trata de la nueva pascua de Jesús, en donde el Padre ofrece un maná distinto. Si bien el maná en el desierto fue una bendición para sobrevivir, mató el hambre solo por un momento; el pan de Jesús, apunta a un alimento superior, que va más allá de la sola supervivencia: la vida misma de Dios que se convierte en verdadero alimento. Por último, todo el diálogo, termina con la pregunta fundamental de los interlocutores: “Señor, danos siempre de este pan”. La respuesta de Jesús es decisiva: “Yo soy el pan de vida…” (vv. 34-35). Esta última parte del diálogo, es paralela a la de la mujer samaritana (4,15). Este pan del cielo equivale a creer en Jesús, como revelación del Padre, y encontramos a Jesús, verdadero pan, en la oración, en la confianza en Dios, en la esperanza en la vida eterna, en la participación frecuente de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. El papa Benedicto XVI, comentando el discurso del pan de vida, habla de la Eucaristía con estas palabras: “La Eucaristía es el centro de la vida cristiana: aquí Dios nos regala verdaderamente el maná que la humanidad espera, el verdadero ‘pan del cielo’, aquello con lo que podemos vivir en lo más hondo como hombres. Pero al mismo tiempo se ve la Eucaristía como el gran encuentro permanente de Dios con los hombres, en el que el Señor se entrega como ‘carne’” (RATZINGER, J., [BENEDICTO XVI], Jesús de Nazaret. Desde el Bautismo a la Transfiguración, Primera parte, Madrid, Ed. La Esfera de los Libros, 2007, 1ª ed., p. 318). 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Dios Todopoderoso, te damos gracias por la vida y porque con el trabajo de nuestras manos nos permites colaborar en tu obra creadora. También te damos gracias porque mediante el trabajo nos permites crecer como seres humanos y conseguir el pan de cada día para sostener a nuestras familias. Te pedimos, el deseo de trabajar no solo por ese pan que se acaba, sino también, y, sobre todo, por el alimento que dura para la vida eterna y que nos da tu Hijo Jesucristo. Jesús, hoy nos has dicho que la obra de Dios consiste fundamentalmente en que creamos en aquel a quien él ha enviado, ayúdanos a crecer en la fe, de tal manera que se acreciente nuestra unión y amor a ti, y que luego esta fe se manifieste en el amor a nuestros hermanos.Al final del diálogo, los galileos le hacen una petición a Jesús “Señor, danos siempre de este pan”. Al final del proceso de fe, entendemos que no debemos ir hacia Jesús con nuestras respuestas sino solo con nuestras preguntas. Puede suceder que el Maestro mismo nos haga cambiar de preguntas, o que nos quedemos, como sucedió en el caso del Evangelio de hoy, con la respuesta que necesitamos. Es decir, no queremos ni buscamos otro pan, ni otro camino, ni otra verdad, ni otra vida, ni otra luz que no sea Jesús. _______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Nacional de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol para la Animación y Formación de los Sacerdotes Nativos (POSPA).II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, en la Eucaristía nos alimentamos de la Palabra que se ha hecho carne para la vida del mundo y del cuerpo y la sangre del Señor entregados para el perdón de nuestros pecados. En esta liturgia, anunciaremos que Jesús es el verdadero pan de la vida que sacia nuestra hambre y nuestra sed para siempre. Dispongámonos para esta celebración. Dejémonos encontrar por el Señor. Dejemos que el Señor, el Buen Pastor, nos tome en sus manos y nos abrace en su regazo. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical. Monición a la liturgia de la Palabra Hermanos, en las lecturas de este domingo meditamos el tema del pan, el que Dios concedió a Israel en el desierto y el que Cristo multiplicó también para la multitud, intentando luego conducirles del pan material al espiritual. El Evangelio de Juan cita explícitamente el episodio narrado en la primera lectura; también el salmo hace referencia al mismo acontecimiento. Que el Señor, en esta celebración, nos sacie con el pan de la palabra, escuchando atentamente. Oración Universal o de los FielesPresidente: Reunidos en el nombre de Jesús nuestro Señor, traemos ante Él las necesidades de su pueblo y todas las clases de hambre del mundo entero. Unámonos diciendo: R/. Señor, sé el alimento y la vida del mundo.1.Por la Iglesia, para que sus ministros alimenten al pueblo de Dios con el sólido y sustancioso alimento del Evangelio. Oremos.2.Por los hombres y mujeres que hoy, en el mundo, pasan necesidades, en especial por quienes sufren de hambre, para que el Señor, al igual que hizo con el pueblo de Israel, sacie el hambre material y espiritual de los más necesitados. Oremos.3.Por las comunidades cristianas, para que aprendamos a apreciar la Eucaristía y sacar de ella la fuerza espiritual para entregarnos a nuestros hermanos. Oremos.4.Por la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol, para que siga ayudando en la formación de los futuros sacerdotes que se encuentran en tierras de misión. Oremos.5.Por todos nosotros, reunidos en esta asamblea, para que busquemos a Dios siempre con el único interés de amarle y servirle, no tanto por lo que Él pueda hacer por nosotros, sino por amor. Oremos.Oración conclusivaSeñor Jesús,tú eres nuestro pan de vida,que se hace presente en la Eucaristía;sé la luz y la vida de todos los que te buscan,y el cumplimiento y alegría de todoslos que te han encontrado,ahora y por los siglos de los siglos.R/. Amén.

Jue 25 Jul 2024

Jesús tomó los panes y los repartió

DÉCIMO SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOJulio 28 de 2024Primera lectura: 2R 4, 42-44Salmo: 145 (144),10-11.15-16.17-18 (R. cf. Mt 6,11)Segunda lectura: Ef 4, 1-6Evangelio: Jn 6, 1-15I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa liturgia de la Palabra, durante estos cinco domingos seguidos nos presentará el capítulo 6 del Evangelio de san Juan, donde se relata el discurso de Jesús sobre el pan de vida. Podríamos presentar así las ideas principales de estos domingos: la multiplicación de los panes (domingo 17: Jn 6, 1-15), que se encuentra en la liturgia de este día; Jesús es el verdadero alimento, el maná (domingo 18: Jn 6, 24-35); disputa acerca de la procedencia de Jesús (domingo 19: Jn 6, 41-51); el pan es la carne de Jesús (domingo 20: Jn 6, 51-58) y, finalmente, las reacciones de los oyentes y discípulos ante el discurso del pan de vida (domingo 21: Jn 6, 60-69). Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:●Primera lectura: El texto elegido para este domingo pertenece a un conjunto de milagros realizados por Eliseo para reafirmar su misión profética: el aceite de la viuda, la sunamita y su hijo al que resucita, la olla envenenada, la multiplicación de los panes, la curación del sirio Naamán el leproso y la recuperación del hacha perdida. 2R 4, 42-44, nos presenta el relato donde Eliseo manda a su criado, que le trae veinte panes, a dárselos a la gente para que coman, pues estaban en tiempos de hambre y carestía. El criado le pregunta a Eliseo ¿Cómo voy a poner esto delante de cien hombres? Lo interesante de este relato, es que nos ofrece el modelo literario en que se inspirarán las multiplicaciones evangélicas (cf. Mc 6, 30-44; 8, 1-10 y par), así como sus distintos elementos: Orden de Eliseo, pregunta del criado, nueva orden, reparto satisfactorio.●Segunda lectura: En este pasaje, tenemos la parte moral de la carta. Comienza rogando a los fieles que vivan conforme a la grandeza de la vocación cristiana, para luego exhortar a la unidad dentro de la pluralidad de los dones. La verdadera unidad tiene sus exigencias: la humildad, que vence a la soberbia y al egoísmo; la amabilidad, que crea y favorece la unión, y la paciencia frente a las faltas de caridad. Como podemos ver en el texto mencionado, la unidad en la Iglesia tiene un conjunto de fundamentos: un bautismo, un solo Señor, un solo cuerpo místico, un solo Espíritu y una sola esperanza en la patria a la que hemos sido llamados. Es clara, la mención de las tres personas divinas, donde se muestra que la unidad de la Trinidad es la fuente última de la unidad, dentro de la pluralidad, que tiene que existir en la Iglesia, en la diócesis, en nuestras comunidades parroquiales. ●De modo paralelo con la primera lectura, Jesús da de comer. Centrémonos pues en el Evangelio:1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El milagro de la multiplicación de los panes nos introduce en el “discurso del pan de vida” de todo el capítulo 6 y se sitúa en el centro de la actividad pública de Jesús. Afirmamos, que se trata de un signo querido por el Maestro para revelarse así mismo. El Texto de san Juan, que nos presenta la liturgia de este domingo, es muy parecido al de la tradición común. En continuidad con el relato de los panes multiplicado por Eliseo, como hemos señalado más arriba, este episodio se cuenta seis veces en los evangelios (cf. Mt 14,13-21 = Mc 6, 30-44 = Lc 9,10-17; Mt 15, 32-39 = Mc 8,1-10; Jn 6, 1-15), sin duda en virtud de la interpretación eucarística que se encuentra en todos los comentarios. Juan presenta el signo como el nuevo milagro del Maná (cf. Ex 16), hecho por Jesús, nuevo Moisés, en un nuevo éxodo. El relato oculta, en suma, un significado cristológico y sacramental preciso, que no es tanto el de saciar el hambre de la muchedumbre como el de revelar la gloria de Dios en Jesús, Palabra hecha carne. El don del pan, también es paralelo al don del vino en Caná; el pan de la vida que anuncia el discurso evoca el don del agua viva prometido a la samaritana. El vino, el agua y el pan, símbolos propios de Juan, se complementan para significar, cada uno a su manera, la vida que Jesús comunica al creyente. El texto lo podemos dividir de la siguiente manera: Introducción histórica (vv. 1-4); diálogo entre Jesús y los discípulos (vv. 5-10); descripción del signo-milagro (vv. 11-13); incomprensión de la muchedumbre y la soledad de Jesús, que se retira a orar en el monte (vv. 14ss). Geográficamente todo sucede en el Lago y en torno a él. Jesús se marcha “a la otra parte del mar de Galilea”. Se trata de una región desértica, territorio de los gentiles. En términos de la actitud de Jesús, se aprecia el doble movimiento de retirarse a la soledad y volcarse hacia la multitud. Se retira porque el pueblo busca milagros y no fe; se vuelca por la necesidad física y espiritual del pueblo. A diferencia de los sinópticos, Juan dice que quien toma la iniciativa es Jesús, Él se adelanta a la necesidad; además menciona a Andrés y Felipe (cf. Jn 1, 40-46; 12, 20-22), signo tal vez de la importancia de estos dos apóstoles en el entorno joánico.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?El evangelio precisa diversos elementos que son importantes para nuestra reflexión personal: ●El hecho ocurre con una indicación temporal: “estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos”. Aquí se hace referencia a Moisés (Moisés dando de comer al pueblo en el desierto). Encontramos en esta indicación un elemento importante para la comprensión del relato de los panes. El signo se ubica en relación con la liberación, con la salida de Egipto, con la pascua como paso de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida, del pecado a la gracia. Esto sucede así, porque el evangelista busca dejarnos clara la relación que hay entre la Pascua y el pan multiplicado, que es prefiguración de la Eucaristía. El pan de vida es la Pascua. La Eucaristía es la Pascua de Cristo.●La preparación del banquete maravilloso: la indicación de la cercanía de la pascua, que hemos mencionado anteriormente, podría pasar desapercibido en el desarrollo del relato, pero el evangelista la relaciona expresamente con la actuación de Jesús: “levantó los ojos y viendo…”. La expresión “levantar los ojos”, si no va seguida de “hacia el cielo”, no se introduce en una oración, sino en un determinado “ver”: Jesús sentado en la montaña fija su mirada en la gente que se acerca. El relato presenta ante todo a Jesús como donante generoso ante la multitud; su gesto, gratuito, depende de la mirada que ha dirigido sobre ella.Jesús, dice a Felipe: “¿Con qué compraremos pan para que coman estos?” se crea en esta pregunta de Jesús una expectación. Felipe parece reaccionar como Moisés, cuando se quejó a Yahvé: “¿De dónde voy a sacar carne para repartirla a todo el pueblo, que me viene llorando?” (Nm 11,13). En la pregunta de Jesús al Apóstol, se muestra la imposibilidad que tiene el hombre de procurarse el “verdadero” pan. Se comprende que Felipe se dejará confundir por los términos de la pregunta y permaneciera en el plano del dinero hablando de los denarios necesarios para la compra exigida, como si el don de la vida fuese de orden cuantitativo. Preguntémonos: ¿No debería haber interpretado las palabras de Jesús de manera metafórica, dada su familiaridad con la Escritura? El pueblo de Dios había utilizado los mismos términos: “¡Oh, todos los que están sedientos, vayan por agua, aunque no tengan dinero! Vengan, compren grano y coman, sin dinero y sin pagar, vino y leche” (Is 55,1). En el contexto de este texto de Isaías, bajo la imagen del alimento concedido gratuitamente, Yahvé invita a Israel a buscar lo que verdaderamente sacia, la Ley, su Palabra. En Jesús, todo esto tendrá plenitud. El don de Dios, se da gratuitamente y en abundancia; así lo expresaba un padre de la Iglesia: “[…] La obra del Señor todo lo consigue; en un instante, multiplicó un poco de pan. Aquello que los hombres hacen y trasforman en diez meses de trabajo, sus diez dedos lo hicieron en un instante… De la pequeña cantidad de pan resultó una multitud de panes. Como en el tiempo de la primera bendición: ‘Sean fecundos y multiplíquense’. Los pedazos de pan, antes estériles e insignificantes, gracias a la bendición de Jesús –como seno fecundo de mujer- dieron un fruto del cual hasta sobraron muchos pedazos” (SAN EFRÉN, Diatessaron, 12, 1.3). ●El Evangelio de san Juan nos ofrece pistas sobre la relación de este pasaje con la Eucaristía. Se dice en Jn 6,11: “Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado”. Tomar el pan, dar las gracias y repartirlo son gestos que tienen ya un acento eucarístico. Ahora se muestra a Jesús como el nuevo maná, pan que da la vida y sacia verdaderamente al hombre. ●También podemos tener en cuenta en el texto, las reacciones de la multitud ante Jesús y de Jesús ante las multitudes: “la gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: ‘Este es verdaderamente el profeta que va a venir al mundo’. Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo” (vv. 14-15). El profeta mencionado es el anunciado en Dt 18, 15.18, sucesor de Moisés para instruir al pueblo. En cambio, el “rey”, se refiere al Mesías descendiente de David. Esta última referencia adquiere un carácter político que Jesús quiere evitar a toda costa, Él busca la fe, no el entusiasmo eventual y mucho menos el fanatismo violento.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor, te doy gracias porque me bendices y realizas prodigios en mi vida, quiero escucharte más, obedecerte y dejar que obres sobre mí vida, en mis necesidades, de la misma manera como has bendecido los panes que compartió aquel muchacho y los has multiplicado. Eres el único que siempre está listo para ayudarme y proveerme en mis necesidades. Perdóname por aquellas veces cuando mi fe no es tan fuerte como yo quisiera, sobre todo en los momentos más difíciles, y te pido que en esos momentos no me abandones, mi Señor. Amén. El Evangelio de este domingo contiene gestos realizados por Jesús que relacionamos con la Eucaristía, ya lo hemos dicho antes. En los relatos de la Última Cena, Jesús compartió con sus discípulos el “pan de vida”; en esta escena, instruye a sus discípulos para que ellos alimenten a la multitud. La Eucaristía es una fuente inagotable de alimento. En ella nos encontramos con el mismo Jesús, que se nos da como alimento. Por eso, también en esta celebración rogamos a Dios para que nos dé lo que necesitamos para poder seguir trabajando por el Reino. No olvidemos, después de esta celebración nuestro compromiso en la vida cristiana; somos enviados a alimentar a los que tienen hambre corporal y espiritual. Hagamos nuestro propósito personal, a la luz de estas preguntas: ¿Comparto el pan con los necesitados, con los que tienen hambre?, ¿cómo vivo en la comunidad, en la familia, en la sociedad, en la parroquia, en la pastoral, el desafío que Jesús le puso a Felipe?, ¿cómo colaboro para satisfacer la sed y hambre espiritual de tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo?, ¿qué buscamos de Jesús?, ¿de qué manera superamos el conflicto entre lo que la gente “busca” y lo que realmente “ofrece” Jesús?_______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Mundial de los abuelos y de los mayores.●Compartir con la comunidad el mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de los abuelos y de los mayores.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaQueridos hermanos y hermanas, les damos la bienvenida a la celebración eucarística del décimo séptimo domingo del tiempo Ordinario. Durante cinco domingos, a partir de hoy, interrumpimos la lectura de san Marcos para leer casi íntegro el capítulo 6 de Juan, con la multiplicación de los panes y el discurso de Jesús sobre el pan de la vida, que es Él mismo. Él es la respuesta a todas las necesidades de los hombres, es la causa de nuestra alegría plena. Nos saca de nuestras miserias, nos da el perdón, nos pone en relación con Dios Padre y se hace alimento para nosotros. Iniciemos, pues, con gran alegría, nuestra Eucaristía de hoy. Monición a la liturgia de la Palabra Vamos a escuchar a Dios que nos habla por medio de su Palabra. En el Evangelio, meditaremos el relato de la multiplicación de los panes y los peces, cuando Jesús da de comer a una gran multitud, que está hambrienta. La primera lectura prepara lo que sucederá en el Evangelio, ya que se nos explica cómo con pocos alimentos comió toda la comunidad. Ese alimento, que Jesús nos da, contiene una fuerza divina y nos sacia plenamente. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con la fuerza del Espíritu, oremos, hermanos, y pidamos a Dios nuestro Padre, que escuche bondadosamente nuestra oración: R/. Escucha a tu pueblo, Señor.1.Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, para que ejerzan su ministerio siempre acompañado por la oración su rebaño. Oremos.2.Por cuantos tienen autoridad en el mundo, para que se alejen de los actos de corrupción y se preocupen por llevar una vida digna, al servicio de los más necesitados de nuestra sociedad. Oremos.3.Por toda la humanidad, para que Dios padre purifique al mundo de todo error, conceda salud a los enfermos, libertad a los oprimidos y paz a los que viven sin ella. Oremos.4.Por todos nosotros, que celebramos esta liturgia, que a menudo no sabemos reconocer la presencia de Dios en nuestra vida, para que la gracia nos ayude a abrirnos a la escucha de la Palabra, y así toda nuestra existencia sea renovada por la alegría de la Pascua. Oremos.5.Por todos los abuelos y mayores, para que el Señor les conceda la salud, el entusiasmo y la alegría, de tal manera que vivan en serenidad acompañados de sus seres queridos. Oremos.Oración conclusivaEscucha, Dios de misericordia,las oraciones que te hemos presentadocon humildad y confianza,y haz que deseemos siemprecuanto te agrada.Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.

Lun 15 Jul 2024

No es digno de mí

DÉCIMO QUINTO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOJulio 14 de 2024Primera lectura: Am 7, 12-15Salmo: 85(84), 9ab y 10.11-12.13-14 (R. cf. 9b)Segunda lectura: Ef 1, 3-14 (forma larga) o Ef 1, 3-10 (forma breve)Evangelio: Mc 6, 7-13I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas lecturas de este domingo del tiempo Ordinario no presentan a simple vista un argumento o hilo conductor; sin embargo, no dejan de sugerir cierta relación entre la primera lectura y el evangelio con el tema de la vocación-misión; y el festivo salmo que se puede asociar al precioso himno cristológico que trae la Carta a los Efesios. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El profeta Amós es increpado y amonestado en el ejercicio de su ministerio profético, pues resulta incómodo; el trozo que la liturgia nos presenta se queda corto pues no da razón de las dificultades del profeta, que debe predicar en contra del rey en su propio santuario, y es por eso que ‘gentilmente’ es invitado a abandonar ese lugar, algo así como ‘si quiere predicar, hágalo, pero no aquí; si quiere lucrarse de su palabra, busque en otra parte, no incomodar’. Amós parece excusarse, no se acredita como profeta, pero sí dice que su encargo viene de Dios, casi como a decir ‘¿qué puedo hacer yo?’; la parte siguiente del texto, omitido por la liturgia de hoy, muestra que efectivamente, Amós pronunció su oráculo. A lo mejor si la predicación de Amós hubiese tenido como contenido las bellezas que enumera el Salmo 85, habría sido acogido, pues cuando de Dios se esperan solo cosas buenas y maravillosas, la escucha parece garantizada, a condición de que no exija actuar. El autor de Efesios recita un himno cristológico lleno de profundo significado sobre el plan de Dios, que no puede menos que animar a vivir la misión apostólica que les es encomendada a los doce, tal como narra este trozo del Evangelio de Marcos, tan completa y tan precaria, tan salida de la iniciativa de Dios y tan sometida a las vicisitudes humanas. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?El optimismo del Salmo 85, que canta el triunfo de la justicia y de la paz como plan de Dios sobre el mundo se ve menguado por la realidad de la vocación de Amós, nada gratificante y sometida a las disposiciones de los grandes de la tierra. Este profeta es enviado por Dios pronunciar un oráculo en contra del rey del pueblo de Israel, nación rica y ostentosa, pero refractaria de toda amonestación, como a menudo pasa en los regímenes que se erigen como totalitarios; la Palabra que Amós pronuncia en nombre de Dios es calificada por sus contrarios como una conspiración; lo interesante es que el profeta no parece dar importancia a su condición ni de cómo se le catalogue, lo que cuenta es que Dios lo ha llamado y en su nombre es que habla. Pasarán siglos hasta que el autor de la Carta a los Efesios narre este hermoso himno que describe el plan de Dios y que ahora sabemos no es una improvisación, ni una ocurrencia del día, ni un accidente la encarnación del Hijo amado. Un plan en el que ya se inscribía la vocación de Amós y en el que encuentra su razón de ser la misión que detalla esta parte del evangelio de san Marcos: los doce apóstoles son llamados, instruidos y enviados; pero vale anotar que también son advertidos sobre el eventual rechazo o fracaso de la misión, como ya le había sucedido a Amós tanto tiempo atrás.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La Palabra de este domingo nos enseña que no falla el designio de Dios. La misión que se ve frustrada o fuera de lugar; ese proyecto evangelizador en el que tanto se invirtió y que luego no dio frutos; esas energías por anunciar el Reino que se ven sofocadas y amordazadas; los peligros de la misión… nada de eso desfigura el plan de Dios. Esta Palabra es de profunda esperanza, pues Dios no desampara a los que llama, o sea, a todos los bautizados. Las instrucciones del Evangelio dan razón de ello, toda vez que los evangelizadores han de recorrer el mundo abandonados a la providencia de Dios; la fuerza no son los recursos humanos, sino la inmensidad del plan de Dios. Hoy sabemos que el Padre ha recapitulado todo el Cristo, por eso no desfallecemos y por eso seguimos apostando por el anuncio de la conversión y la sanación en el nombre de Jesús. Perdimos a Jesús que, como Amós, no abandonemos su Palabra, aunque cueste y no encaje en los parámetros del mundo, a lo mejor precisamente por eso es tan necesaria._______________________Recomendaciones prácticas:●20 de julio: Dia de la Independencia. Convocar a la comunidad a orar por la patria y las ramas del poder.I.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos como comunidad de fe para celebrar el día del Señor. En este domingo Dios nos habla en su Palabra del designio amoroso sobre nosotros, dándonos motivos de profunda esperanza. Por eso, en esta celebración renovemos nuestra adhesión al Señor y nuestra pertenencia a la Iglesia. Vivamos con gozo esta liturgia.Monición a la liturgia de la Palabra Las lecturas de este domingo son ocasión para reflexionar en el designio de Dios y en nuestra misión, pues no dudan en señalar las dificultades que el ministerio profético supone para Amós, en comunión con el evangelio que, al indicar la misión de los doce con poder, no omite las futuras dificultades; todo en el marco de la confianza en el plan perfecto de Dios que encontraremos en Efesios y repetiremos gozosos con el salmo. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestras oraciones al Padre, que en su designio amoroso poder se digne acoger nuestra súplica y digamosR/. Te rogamos, óyenos.1.Te pedimos, Padre de misericordia, por el Papa, los obispos y todos los que ejercen autoridad en la Iglesia, para que lo hagan según el espíritu del Evangelio. Oremos.2.Te pedimos, Padre de amor, por la Iglesia universal, para que no se sienta agobiada por los planes contrarios al evangelio y no abandone su misión. Oremos.3.Te pedimos, Padre de poder, por los gobernantes de las naciones, que comprendan que solo son servidores del bien común. Oremos. 4.Te pedimos, Dios de todo consuelo, por quienes más sufren, para que encuentren la solicitud de sus hermanos. Oremos.5.Te pedimos, Dios de bondad, por nuestro país para que tu paz llegue a nosotros y a todas las instituciones que lo gobiernan. Oremos.Oración conclusivaDios, Padre nuestro,que nos has bendecido con toda clase de bienesespirituales y nos has elegido para anunciar por el mundola Buena Noticia, escúchanos cada vez que nos dirigimosa ti y danos la gracia de continuar hablando en tu nombre.Por Cristo nuestro Señor.

Sáb 6 Jul 2024

¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada?

DÉCIMO CUARTO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOJulio 7 de 2024Primera lectura: Ez 2,2-5Salmo: 123 (122),1-2a.2bcd.3-4(R. 2d)Segunda lectura: 2Co 12, 7b-10Evangelio: Mc 6, 1-6I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas lecturas de este décimo cuarto domingo del tiempo Ordinario, entre muchas posibilidades, ofrecen una visual del empecinamiento del pueblo, problema con mucho, más sensible que el de la mera debilidad. La lectura de Ezequiel y el Evangelio de Marcos hacen énfasis en la obstinación del pueblo y su consiguiente incapacidad de reconocer los beneficios de Dios. El Salmo 123 y el texto de la Segunda carta a los Corintios, al menos, enfatizan la debilidad, la cual resulta una ocasión para volver los ojos a Dios.4.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El profeta Ezequiel, en estas cortas líneas, recoge un desafortunado y ya conocido calificativo del pueblo, es un pueblo de dura cerviz, como ya lo rotuló el Señor en los libros sagrados de la Ley, pero con el agravante que ya ha pasado mucho tiempo y se indica que esta condición ha sido continua y pertinaz, al punto que la obra reveladora del Señor se tiene que imponer ‘sabrán que hay un profeta’. El Salmo 123, en cambio, es más esperanzador, toda vez que pone en boca del orante la confianza en Dios, ante la constatación de la propia debilidad; la certeza es tal que, si bien el salmo no indica si hubo respuesta de parte de Dios, la sensación de confianza colma este vacío y el ambiente entero del poema es que Dios atiende la mirada suplicante del orante. Este mismo es el ambiente que parece derivar de la declaración de san Pablo, débil y necesitado, pero lleno de la gracia de Dios; llega el apóstol incluso a construir con maestría un contraste entre su debilidad y precariedad y la fortaleza de Dios, casi como un sello único. El evangelio, por su parte, escenifica a Jesús entre los suyos, excusa que asumen quienes lo ven y escuchan para no dar crédito a su sabiduría ni a su actuar; el empecinamiento no lo buscan en ellos mismos, sino que lo atribuyen a la condición de Jesús; es esa quizá la muestra contundente que ineludiblemente señala su endurecimiento, incapaces como son de mirarse a sí mismos.5.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?En Ezequiel al menos se dice que por fuerza reconocerán al profeta; en el evangelio no, Jesús solo hará algunas curaciones por imposición de manos, pero quedará sorprendido por la falta de fe. Casi podríamos llevar al argumento que esta manera de obrar, y no los pecados que tan a menudo nos horrorizan, son los que escandalizan a Dios. Este evangelio es verdaderamente conmovedor, pues tenemos que mirar la condición débil de Jesús, impedido como queda de predicar en su propio ambiente y contexto, es descalificado por los suyos, no puede obrar ningún milagro y queda sorprendido por la falta de fe.La costumbre es vernos como el salmista, necesitados de Dios y recurrir a Él con confianza de recibir la solución a nuestros males. Estas lecturas, y en especial este Evangelio, nos desafían con contundencia, pues es como si estuviéramos obligados a reflexionar en las debilidades que causamos a Dios. Suena extraño y claro que lo es, ya que es evidente que no tenemos ningún poder sobre Dios, y su soberanía y poderío son infinitos. Pero en el plan de la salvación, en donde hemos sido insertados con libertad y entendimiento propio, nuestras acciones no son inocuas y pueden estar o no de acuerdo con el proyecto de Jesús; cuando la respuesta es empecinada en el no, entonces afectamos el libre curso de la gracia. Cuántas maravillas de Dios ocultas o sofocadas en el mundo por culpa del rechazo o frialdad de los que nos reconocemos como amigos y paisanos de Jesús. Cuántas ansias de un Dios triunfalista y de una Iglesia imperial que todo lo dominen. El Evangelio, en cambio, no duda en mostrar las ‘limitaciones’ del ministerio de Jesús.6.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Oramos con fe a Dios vivo entre nosotros, sencillo y humilde. Hoy contemplamos al profeta Ezequiel, pequeño en medio de un pueblo de dura cerviz; a Pablo agobiado por su ministerio que lo desborda, y especialmente, nos maravillamos ante Jesús rechazado y cuestionado… Cómo no presentarnos ante Dios frágiles y necesitados; cómo no encomendarle nuestra Iglesia vulnerable y sacudida por terremotos externos e internos. Cómo no suplicar por quienes se creen tan poderosos que cuestionan incluso al mismo Dios._______________________Recomendaciones prácticas:●Concluye el XIII Congreso Nacional Misionero. Celebración del Centenario del primer Congreso Nacional Misionero y Exposición Nacional de misiones.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos como comunidad de fe para celebrar el día del Señor. Es una oportunidad, como nos indica la lectura de la Palabra, para reflexionar sobre la debilidad y precariedad de nuestra vida, pero también de la grandeza de Dios que nos acoge y bendice. Participemos con alegría y fe.Monición a la liturgia de la Palabra Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestra súplica confiada al Padre, que en su poder se digna mirarnos propicio y digamosR/. Te rogamos, óyenos. 1.Te pedimos, Padre de bondad, por el Papa, los obispos y todos los que ejercen autoridad en la Iglesia, para que lo hagan según el espíritu del evangelio. Oremos.2.Te pedimos, Padre de amor, por la Iglesia universal, para que no se sienta agobiada por la debilidad, sino que encuentre en ti su fuerza para cumplir su misión. Oremos. 3.Te pedimos, Padre de misericordia, por los gobernantes de las naciones, que sean capaces de superar las lógicas del poder y el dominio. Oremos. 4.Te pedimos, Padre de piedad, por los más débiles de la sociedad, para que encuentren su fortaleza en la ayuda de sus hermanos. Oremos.5.Te pedimos, Padre de bondad, por todos los catequistas y responsables del trabajo pastoral en nuestras parroquias, para que puedan llevar a cabo su misión con convicción profunda. Oremos.Oración conclusivaPadre misericordioso,nuestros ojos están fijosen ti para qué nos muestrestu voluntad y cómo debemoshablar en tu nombre.Atiende nuestras súplicasy enséñanos a caminar con Cristo.Él que vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

Sáb 29 Jun 2024

No temas;basta que tengas fe

DÉCIMO TERCER DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOJunio 30 de 2024Primera lectura: Sb 1, 13-15;2,23-24 /Salmo: 30 (29), 3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a) /Segunda lectura: 2Co 8, 7.9.13-15 /Evangelio: Mc 5, 21-43 (forma larga) o Mc 21-24.35b-43 (forma breve).I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducción-Desde siempre la vida ha sido amenazada a través de una “cultura de la muerte” que ha estado arraigada en el corazón de las gentes. Pero en estos últimos tiempos ha logrado mayores adeptos según la “agenda globalista” que desconoce la dignidad de la persona y su derecho a la vida, desde su concepción hasta su muerte, esgrimiendo argumentos como la superpoblación del planeta.-Sin embargo, también la vida ha alcanzado victorias espectaculares sobre todo cuando se le ha permitido al Señor actuar en nuestra existencia como lo vemos en el Evangelio de este día, y reafirmado por la primera lectura que está siempre relacionada con el Evangelio y es puesta allí para ayudar en la comprensión del mismo: “Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes”. -La vida vence a la muerte allí donde hay fe. La fe es tocar a Jesús, adherirse a Él, y su poder salvar de la muerte. Perdemos la vida y su sentido cuando nos alejamos del Señor, pero quien se acerca a Él experimenta su fuerza de vida. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?v. 23. “Jairo al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: mi niña está en las últimas, ven, pon las manos sobre ella para que se cure y viva”: Esta niña es la imagen del pueblo de Dios, de la Iglesia, que es esposa de Cristo, y de cada uno de nosotros que queremos unirnos a Él. En efecto, según el texto, tiene doce años que, en la cultura del tiempo era la edad esponsalicia y está muerta si no llega el Esposo. La persona humana y la sociedad “agonizan” cuando se aleja el Señor. También aquella mujer que perdía la vida por sus flujos de sangre, al contacto con Jesús, se detiene su camino hacia la muerte. Encontrarlo, tocarlo, es decir, entrar en comunión con Él, cura la herida que le hacía perder el sentido de su vida. Con temor se acercó a Él, le toca por detrás, pero luego Jesús le permite mirarlo y encontrarlo plenamente. Es la experiencia de quien “agonizando” por una vida sin sentido, poco a poco encuentra en Jesús la plenitud y retoña la vida. La fe no es un ejercicio mental sino la plena adhesión a una persona: Cristo.v. 35: “Tu hija está muerta, ¿por qué molestas al maestro?”: La fe es lo contrario al temor y a la desesperanza y su prueba definitiva se da precisamente ante los límites que experimenta la persona. Una fe que no resiste ante las dificultades no sirve para nada. Es ahí cuando podemos “molestar” al Maestro, porque la posibilidad de acercarnos a Él no es un premio por lo que somos o hacemos, sino un regalo de su bondad y misericordia.v. 39: “La niña no está muerta, sino que duerme”: Incluso en el momento de la muerte se abre la espiral de la vida. Aquí tenemos el sentido cristiano de la muerte. No es el final de la vida sino un descanso sereno en Dios, para despertar al sol del nuevo día. La fe nos cura del pecado de desconfianza que nos hace ignorar que venimos de Dios y volvemos a Él.El hombre limitado y mortal juzga según la medida de sus pensamientos y, según algunas corrientes filosóficas, hasta donde la razón puede prever; por eso se burlaban de Jesús como hoy muchos se burlan de Dios, de la Biblia, de la fe… también los discípulos en la Pascua tuvieron dificultad para entender la resurrección. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Marcos, con esta narración brillante e insistiendo en el tema de la fe, nos presenta a Jesús como aquel que tiene poder contra la muerte. Este se manifiesta en aquella frase imperativa Talitha qumi que, como se decía anteriormente es ipsissima verba Iesu, es decir, son exactamente las mismas palabras de Jesús y que significa: “contigo hablo, niña, levántate”. El evangelista ha querido resaltar el tono con el que Jesús ha ordenado con fuerza a la niña, no ora para que tenga la vida, no hace gestos rituales especiales, simplemente es la autoridad de Jesús que tiene el poder para decir “levántate”. El evangelista, en medio de esta narración, muestra la potencia de Jesús contra la muerte.Ese tema anterior es el que se pone en evidencia también en la primera lectura tomada del libro de la Sabiduría donde se afirma que “Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes”. Es una afirmación bastante polémica sobre todo con aquellos que dan a Dios la responsabilidad del mal en la sociedad, de las catástrofes, de la muerte, incluso afirmando: “¿Si Dios existe entonces porque permite el mal, la enfermedad, las catástrofes?”. Ahora, si como dice el texto más adelante “Dios creo al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser”, ¿de dónde viene el mal? La respuesta del libro de la Sabiduría es: “por la envidia del diablo y los de su partido pasarán por ella”. Es el diablo el que ha llevado a las personas a la corrupción, a desobedecer a Dios… por tanto, en la desobediencia de las criaturas está la ruina del mundo. ¿Qué culpa tiene Dios cuando el hombre quiere hacer las cosas según su propio capricho? Es esto lo que deshumaniza a la sociedad.Las personas pueden ser movidas a una buena acción por el Espíritu Santo, pero también pueden ser conducidas por espíritus malvados, impuros, es decir, opuestos a la vida. Las inspiraciones del “mal espíritu” existen, como afirmaba san Ignacio de Loyola, y llevan a cometer acciones de muerte porque la persona las acepta libremente. Todos hemos experimentado en nuestra vida lo que sucede cuando es el “mal espíritu” el que guía nuestras acciones y no el Espíritu Santo: ¿Qué cosa sucede cuando el mal espíritu del orgullo actúa en ti? ¿Cómo te lleva a actuar el mal espíritu del egoísmo? ¿A qué te reduce el mal espíritu del relativismo moral?... no es Dios el culpable, es el actuar libre y sin criterio alguno de las personas.De otra parte, la muerte no viene de Dios, pero entra en su proyecto, pues esta no tiene la última palabra porque Dios puede rescatar a las personas que están abiertas a su salvación. Cristo demuestra ser el Dios que da la vida y que ofrece la propia vida para que la humanidad pueda vivir. Por eso afirma el salmista: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa, al atardecer nos visita el llanto, por la mañana el júbilo”, recordando así la tarde del Viernes Santo, pero aún más la mañana de la resurrección.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Me pongo en actitud de oración, invocando al Espíritu Santo.Me recojo, contemplando un lugar: aquel en donde se da el encuentro de Jesús con tantas personas a su alrededor, el camino a la casa del jefe de la sinagoga. Miro la actitud de Jesús y de las personas que aparecen en la escena: ¿quiénes son?, ¿qué dicen?, ¿qué hacen?Después, hago una oración al Señor, a partir del texto meditado, y puedo pedir: la fe que salva, el poder “tocar” a Jesús en los medios que están a mi disposición: la Eucaristía, la Palabra de Dios, la meditación…_______________________Recomendaciones prácticas:●CXVII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, 1 al 5 de julio.●5 al 7 de julio inicia el XIII Congreso Nacional Misionero. Celebración del Centenario del primer Congreso Nacional Misionero y Exposición Nacional de misiones.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaHermanos, la liturgia de este domingo se nos presenta como una oportunidad para acercarnos a Cristo, para encontrarnos con Él, para conocer lo que hace por nosotros y descubrir cómo también en esta Eucaristía nos da la vida para que tengamos vida en Él. El Señor resucitado, presente en medio de nosotros, nos tiende la mano para ponernos de pie después de caer en el pecado. Su vida vence a la muerte y prefigura la eternidad bienaventurada.Pidamos el don de la fe y participemos con gozo de la presencia de Jesús en la Eucaristía.Monición a la liturgia de la Palabra Ante la fuerte proclamación de que Dios ha creado al hombre para la inmortalidad, el Señor en el Evangelio lo ratifica liberándolo de la enfermedad y elevándolo de la muerte. Este mensaje se convertirá en una experiencia de vida para todos en la celebración de la Eucaristía, memorial de la Pascua.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con la fe de Jairo, jefe de la sinagoga, invoquemos con confianza al Señor por toda la humanidad, confiando en su Palabra de vida. Digamos juntos:R/. Escúchanos, Señor.1.Para que nuestro obispo, nuestros presbíteros y diáconos, recuerden siempre a los fieles que la salvación viene por la fe en Cristo Jesús. Oremos.2.Para que la fe de la mujer que tocó el manto de Jesús y la de Jairo, que esperó contra toda esperanza, den vigor a nuestra propia fe. Oremos.3.Para que los miembros de nuestra asamblea dominical honren siempre su nombre de cristianos y alivien el dolor y la indigencia de los más vulnerables de la sociedad. Oremos.4.Para que la voz del Espíritu Santo sea protagonista en la Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, que se llevará a cabo la próxima semana, de tal manera que nuestros obispos lleven el mensaje del Evangelio a la Iglesia colombiana. Oremos.5.Para que el próximo Congreso Nacional Misionero lleve a todos los bautizados a descubrir su propia misión dentro de la Iglesia y el mundo. Oremos.Oración conclusivaPadre santo, fuente de todos los bienes yorigen de todo cuanto tenemos y somos,enséñanos a reconocer los beneficios querecibimos de tu liberalidad y a alabarte con la voz y con la vida.Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.

Dom 23 Jun 2024

¿Por qué tenéis miedo?

DÉCIMO SEGUNDO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOJunio 23 de 2024Primera lectura: Jb 38,1.8-11Salmo: 107(106),23-24.24-25.28-29.30-31 (cf. Mc 4,40)Segunda lectura: 2Co 5,14-17Evangelio: Mc 4, 35-41IV.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónDe la Palabra de Dios que se nos ofrece para nuestra oración, reflexión y vivencia, en este décimo segundo domingo del tiempo Ordinario, podemos resaltar tres ideas:●La tempestad calmada nos recuerda que cuando tenemos dificultades, en algunos casos, nos falta fe para enfrentarlas con la valentía de los que confían en Él.●El proyecto del creyente se enriquece en la medida en que la persona de Jesús hace parte de él. ●La fe, la serenidad y la confianza en el poder de Dios nos asegura que seremos capaces de superar todas las dificultades que se presenten en la vida.●Jesús domina las fuerzas de la naturaleza, cura las enfermedades, libera, incluso resucita a los muertos; es Dios con nosotros que ha venido a salvarnos.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Job 38, 1.8-11. En el libro de Job nos encontramos hermosas páginas que nos ayudan a reflexionar sobre el inexplicable misterio de la prueba y el dolor humano. Varios diálogos van conduciendo la trama del texto, en la perícopa de la liturgia de hoy la Palabra la dirige el Señor, a través de preguntas retóricas; es decir que más que pretender una respuesta generan una reflexión, suscita en Job la conciencia de la presencia de Dios como artífice de la inconmensurable creación y como Padre atento de poner límites para protegernos. Sal 106, 23—26; 28—31. Den gracias al Señor porque es eterna su misericordia.Este es un salmo dedicado al Dios que salvó al pueblo de Israel de la destrucción. El salmista se centra en evocar una justificación simple de cómo Dios trazó un plan perfecto para que su pueblo fuese santo de principio a fin. Se trata de un plan trazado con siglos de transcurso, y que tiene muchos detalles que fueron expuestos por el autor de principio a fin. Además, uno de los trasfondos más interesantes del texto es que se narra no con una vida, sino con el testimonio de muchos israelitas que lo vivieron, y nos dejaron la evidencia de cómo la fidelidad de Dios abarca tanto que no se puede explicar.2Co 5, 14-17 Ha comenzado lo nuevo. La experiencia de Cristo en la vida del hombre, la participación en su muerte y resurrección generan un cambio total a la orientación de nuestro estilo de vida. Cualquier historia puede ser redimida por la intervención del Señor, Él hace nuevas todas las cosas.Mc 4, 35-41. “¿Quién es este? ¡hasta el viento y el mar lo obedecen! Vamos a la otra orilla” (v. 35). Muy posiblemente es la parte gentil. “Y dejando al gentío” (v. 36). Es fácil dejarse seducir por la popularidad, y difícil alejarse de una muchedumbre favorable. Jesús, sin embargo, se alejaba del gentío para orar o llevar a cabo su ministerio en otro lugar.Se levantó una fuerte tempestad. (v. 37). De por sí estos fenómenos naturales generan fobias e incertidumbre, en el contexto mucho más fuerte la experiencia por la creencia de monstruos marinos vinculados a realidades maléficas. Él dormía sobre un cabezal (38). El dormir de Jesús, genera una profunda inquietud en los discípulos, pues en una situación que debería actuar de manera contundente muestra pasividad. “Increpó” (griego: ἐπετίμησεν [epetimesen]) (39). Es el mismo verbo utilizado por Jesús para reprimir a los demonios, manifiesta una fuerza especial del Señor contra las fuerzas del mal. ¿Por qué tienen miedo? Y se llenaron de miedo…. (40). Dos veces aparece el vocablo, una respecto a la tempestad y otra respecto a Jesús, había una falta de confianza en los discípulos que les creaba confusiones. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?La liturgia de la Palabra de este domingo aporta una valiosa reflexión sobre nuestra condición vulnerable, somos seguidores del Señor hemos abrazado su propuesta de fe, sin embargo, esto no nos hace indelebles, nuestra naturaleza es frágil, y se fortalece precisamente en la prueba.La prueba lleva a Job a consolidar plenamente su fe, las dificultades asumidas, y la cantidad de palabras escuchadas en los diversos diálogos del texto, le aportan a Job un horizonte nuevo en la comprensión de sí mismo y del entorno. Hacer memoria histórica de las intervenciones divinas como lo hace el salmista, abrirá siempre un horizonte de esperanza, pues el pasado que en ocasiones quisiéramos olvidar ha sido también un escenario privilegiado del actuar divino. Los rescates continuos del Señor suscita la gratitud y admiración: damos gracias a él porque es bueno y eterna es su misericordia. Hoy al escuchar el Evangelio san Marcos donde relata la tempestad calmada ante el asombro de los apóstoles, podemos decir que: “estamos en un mismo barco” donde experimentamos al igual que los discípulos las mismas sensaciones de miedo, incertidumbre y amenaza al igual que muchos de nuestros hermanos que padecen por circunstancias diversas.Con este telón de fondo, les invito a contemplar las lecturas que nos propone la liturgia de hoy para iluminar nuestra vida y llenarnos de esperanza ante las realidades que nos aquejan y quebrantan.El Evangelio de san Marcos (Mc 4, 35-41), con el relato de la tempestad calmada nos invita a aumentar nuestra confianza en Dios; a su Hijo Jesús que Él nos envía hasta la naturaleza obedece. “Increpó al viento y le dijo al mar: silencio, cállate. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma”. La barca representa la vida de cada uno, de la Iglesia, la familia o del mismo planeta, y la tempestad representa las dificultades que nos aquejan, el miedo y la inseguridad, las dudas a causa de nuestras debilidades. Jesús nos dice también a nosotros: “¿Por qué tienen miedo?, ¿cómo no tienen fe?” Puede surgir la tentación de poner por encima de los discípulos y juzgar su falta de confianza, pero san Marcos nos deja ver la escena en toda su realidad para que nos configuremos con ellos. También nosotros hoy navegamos en la barca de la Iglesia y Cristo va con nosotros, sin embargo, experimentamos miedos, angustias y nos quedamos en búsqueda personal. Ante la tormenta que se levanta en nuestra realidad, ideologías, desigualdad, cambio climático, indiferencia, muertes, violencia, corrupción, etc. Se ve amenazada la vida y nos sumergimos en continuos temores que nos paralizan o nos desesperan, no obstante, quedarnos en los diagnósticos sería permanecer a mitad de camino pues se perciben las problemáticas, pero no se trazan los soluciones, las posibles maneras de darle un giro a nuestra vida y a la realidad circundante. Hoy me parece indispensable asumir en nuestra carne la vida de los discípulos, reconocer con humildad nuestras pruebas y asumirlas como escenario de salvación. Es necesario en ocasiones a manera de plegaria gritar: ¡no te importa que perezcamos! Siempre nuestro clamor será escuchado, el Señor a veces parece dormir o duerme, pero abre siempre los ojos en perspectiva de redención, tenemos el testimonio del pueblo de Israel en Egipto, gritaron, clamor al Señor y Él escuchó su voz e intervino en favor de su pueblo, así lo hizo y así lo sigue haciendo con nosotros. Después de la tormenta viene la calma, los problemas por más hondos que parezcan son solo palabras penúltimas, la palabra última y definitiva la trae Cristo, quién con su poder liberador restituye la serenidad y nos da la gracia de enormes aprendizajes. El Señor sabe cómo tiene que estar en cada circunstancia de la vida de la Iglesia, esta barca sacudida por las olas impetuosas, lo importante es que siempre está, y eso basta para no desfallecer. _______________________Recomendaciones prácticas:●29 de junio: Jornada del Óbolo de San Pedro.II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy en la celebración de la actualización del misterio de Dios en la sagrada Eucaristía, asumamos la conciencia de que la prueba y la dificultad son también escenarios de salvación, donde el Señor muestra su misericordia y nosotros podemos conocer más nuestra esencia. Monición a la liturgia de la Palabra El Dios que dialoga de manera cercana con Job, que revela su amor interviniendo en la historia, que nos hace creaturas nuevas en Cristo y que utiliza su pedagogía de amor para salvar, entrega hoy su Palabra para moldear nuestro auténtico corazón de discípulo. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Entregamos nuestras súplicas al Padre con la certeza de que acoge nuestras plegarias.R/. Escúchanos Padre bueno.1.Por nuestra amada Iglesia, la barca de Cristo que muchas veces es sacudida por diversas tempestades, para que la certeza de la presencia del Señor, otorgue el impulso y la valentía para no desfallecer. Oremos.2.Por quienes gobiernan las naciones, para que no sean arrastrados por esnobismos, sino que contemplando la historia puedan percibir la acción de Dios que nunca ha abandonado a su pueblo. Oremos.3.Por todos los que sufren, quienes están atravesando inexplicables momentos de prueba y de dolor, para que la presencia del Señor que calma la tempestad sea un testimonio de fortaleza y esperanza. Oremos.4. Por todos nosotros, para que perseveremos en la barca de la Iglesia, con fe, con amor, con entrega y en los momentos de las situaciones límite podamos clamar al Señor que no nos abandona. Oremos.Oración conclusivaSeñor todopoderoso tu conducesnuestra historia hacia el puerto de la salvación,sigue acompañando nuestra peregrinación.Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

Sáb 15 Jun 2024

¿Con qué compararemos el reino de Dios?

DÉCIMO PRIMER DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOJunio 16 de 2024Primera lectura: Ez 17, 22-24Salmo: 92(91), 2-3.13-14.15-16 (R. cf. Ez 17, 24)Segunda lectura: 2Co 5, 6-10Evangelio: Mc 4, 26-34I.Orientaciones para la PredicaciónLa Palabra de Dios nos presenta hoy la idea del Reino de Dios que exige la acogida humilde por parte del hombre. Este tema se vislumbra claramente en la primera lectura y en el evangelio. En efecto, en ellos se presentan figuras agrícolas de la siembra, un cedro, para el caso de la primera, y un grano de mostaza, para el Evangelio. En dichos relatos se exalta la simplicidad y pequeñez de la semilla.La Palabra de Dios también ofrece el tema de la fe o de la confianza en Dios. En efecto, el Salmo 91, que es considerado, en la liturgia y en la devoción popular, como el salmo de la confianza divina, presenta al hombre que confía en Dios, protegido de todo mal y de todo peligro. Igualmente, la segunda lectura habla de la confianza en Dios y pide caminar “a la luz de la fe” (2Co 5,7).Otra idea, que emerge de la Palabra de Dios y que es indispensable en el seguimiento del Señor y condición para entrar en su Reino, es el del discipulado. Este tema está insinuado de forma muy modesta al final del Evangelio, en el último verso: “No les decía nada sin parábolas. Pero a sus propios discípulos les explicaba todo en privado” (Mc 4, 34). Al respecto dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Es preciso hacerse discípulo de Cristo para ‘conocer los Misterios del Reino de los cielos’ (Mt 13,11)” (CEC 546).Los tres temas pueden presentarse en uno solo, pues, están indisolublemente unidos y se implican mutuamente, de esta manera tenemos que el Reino de Dios exige: humildad, confianza y discipulado.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La primera parte del evangelio donde desarrolla la parábola de la simiente y su crecimiento, es particular para el Evangelio de Marcos, pertenece a lo que los estudiosos han denominado tradición simple, “El reino de Dios se parece a un hombre que echa la semilla en la tierra” (v. 26). Sembrar la semilla parece un comienzo poco importante, pero esta semilla tiene poder, produce árboles cuyas raíces pueden romper rocas, árboles que proveen alimento y cubierta a los animales, árboles que hacen posible la vida humana.“Y duerme de noche y se levanta de mañana” (v. 27). El punto aquí es la calidad de estas noches y días, la experiencia de la vida cotidiana.“Y la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo” (v. 27). Muchas semillas realizan su proceso de crecimiento y germinación en la articulación del trabajo del sembrador y el misterio que la tierra genera en su interior, pero también cotidianamente muchos árboles toman raíz sin ninguna intervención humana. Montañas, colinas y valles, se cubren de árboles que ningún humano ha plantado y posteriormente protegido para dar garantía a su crecimiento.La centralidad de este versículo no es la obra del sembrador, sino la obra de la semilla, que germina a causa de una fuerza misteriosa y que crece tan despacio que no la vemos crecer. Solo cuando nos alejamos y regresamos después de un día o una semana o un mes, podemos ver su crecimiento, y quedamos asombrados por ello y nos maravilla.“la tierra va produciendo fruto sola” (griego: automate) (v. 28). Este vocablo hace referencia al crecimiento de la semilla causado por una fuerza interna que el sembrador no le dio, un poder de vida intrínseco del arbusto, diríamos desde la fe una fuerza de vida puesta ahí por Dios. El segundo bloque del texto con la parábola del grano de mostaza si aparece en todos los evangelios sinópticos, y resalta como punto central la dinámica de crecimiento, lento y progresivo, discreto pero contundente, y finalmente productivo, no en perspectiva de utilitarismo, sino de servicio, “ramas que sirven para que las aves hagan sus nidos”. El v. 34 ha sido percibo por algunos comentaristas de la Palabra como un sustento de la Tradición, estás explicaciones en privado a los discípulos generarían un aporte invaluable para la posterior vivencia de la fe de las comunidades cristianas de todos los tiempos. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?En la historia de la salvación los acontecimientos contribuyen a evidenciar la Voluntad de Dios por encima de los proyectos y esperanzas humanas. La Voluntad Divina siempre supera y desborda nuestra limitación. Tres líneas básicas pueden contribuir a nuestra reflexión: a) la inversión de la realidad: “Dios humilla lo elevado y exalta lo pequeño”, b) El Reino de Dios y la soberanía de su amor irrumpe en medio de nosotros provocándonos para la eternidad, c) La pedagogía misteriosa de Dios que desde el silencio y de manera procesual obra las necesarias transformaciones. –Ezequiel 17, 22-24: “Yo exalto el árbol humilde”. La situación caótica del pueblo de Dios, en los días de rey Nabucodonosor y de la cautividad en Babilonia, fue la consecuencia de una perspectiva, que confió más en las fuerzas humanas que en la fidelidad a Dios. Tras la debacle con intención salvífica, la iniciativa divina rescató a su pueblo.Esta lectura hace relación con el Evangelio de hoy, con el cual se la entiende mucho mejor. La inexplicable pedagogía Divina que va mucho más allá de las lógicas humanas, al árbol seco lo hace florecer y lo pequeño lo engrandece.–Con el estribillo del Salmo 91 proclamamos que “Es bueno darte gracias Señor”. Los caminos de la providencia de Dios son, a veces, difíciles de comprender; pero el hombre de fe humilde y sencilla, como la de un niño, podrá reconocer fácilmente que Dios va escribiendo en ellos la historia de un Amor infinito sin límites: que manifiesta misericordia al amanecer, es decir, al inicio de la existencia y fidelidad de noche al cierre de la vida. –2ª Corintios 5, 6-10: En destierro o en patria nos esforzamos en agradar al Señor. San Agustín dice que Cristo es el camino para nuestra peregrinación: por esto nuestra más grande preocupación es vivir junto al Señor. –Marcos 4, 26-34: Es la semilla más pequeña, y se hace más alta que las demás hortalizas. Comenta san Jerónimo: El estado glorioso del Reino futuro sucederá al estado actual de humildad. El Reino tiene en apariencia un comienzo humilde. Por su parte Cristo predice un notable progreso del que la historia da testimonio. No la espectacularidad ni la inmediatez. Sin embargo, no hay nadie que lo pare. Pasan las grandes adversidades y persecuciones, las calumnias. La Iglesia continúa creciendo por doquier y ahondando en santidad.Este proyecto de Dios puede parecernos pequeño, pero está llamado a crecer. Se nos invita, por tanto, a creer en el crecimiento progresivo. Esto nos cuesta mucho. Y más en nuestra cultura actual tan acostumbrada a la inmediatez de las cosas, al hecho de que todo sea ahora y aquí. Nos cuesta mucho asumir que estamos en trance de crecer y en el deber de crecer. Y nos replegamos en la creencia de que apenas tenemos nada que hacer. O nos limitamos a hacer cosas neutras que van poco o nada con la realidad del Reino. Las dos parábolas de hoy tienen como contexto el rechazo del mensaje y de la persona de Jesús. Jesús toma ejemplos de la vida cotidiana para hacer comprensible el Reino de Dios. La primera parábola subraya la positividad de la siembra aun sin considerar si la siega es abundante. El sembrador siembra y a pesar de las dificultades la semilla está ahí y germina y va creciendo, aunque no se sepa cómo. El Reino está ya presente desde el momento mismo en que se anuncia o se siembra. En la segunda parábola Jesús afirma que el Reino de Dios se manifiesta en el árbol pequeño que crece, como el grano de mostaza que se convierte en un árbol donde se posan las aves del cielo. El Reino crece por sí mismo, o mejor por la gracia operante de Dios. Lo nuestro es sembrar y esperar con paciencia a pesar de las dificultades.Decir estas cosas a los hombres de nuestra generación puede parecer un desacierto, cuando sabemos que se ha perdido tanto el sentido de lo eterno. La fe ha sufrido en nuestro tiempo un declive lamentable. Los últimos Pontífices hablan de la necesidad de una nueva evangelización. Solo un evangelio, conocido y vivido, testimoniado, tiene la capacidad de entusiasmar a la humanidad actual. La propuesta de Cristo que sea no solo recuerdo pasado, sino más bien misterio presente y actual vivido en cada corazón, alberga una potencialidad para motivar y transformar nuestra realidad. La liturgia de la Palabra nos proyecta a abandonarnos confiadamente en las manos del Señor, quien con su misteriosa pedagogía de salvación obra maravillas en nosotros. Cuanto bien hace repetir las palabras de nuestra amada Madre, la santísima Virgen María: “que se haga en mi según tu palabra”, al modo de Dios, en el tiempo de Dios, y de acuerdo a su plan redentor. _______________________Recomendaciones prácticas:●Día del padre.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy de nuevo como familia de Dios tenemos la gracia de actualizar el misterio de la salvación en la Eucaristía. El Señor quiere generar un cada uno de nosotros un crecimiento progresivo, profundo, valioso, abramos todo nuestro ser a esta santa celebración y dejemos que el buen Dios haga su obra en nosotros. Monición a la liturgia de la PalabraCada vez que se proclama la Palabra de Dios para ser sembrada en nuestro interior, se desata una fuerza misteriosa con una potencialidad vital que asombra, abramos nuestro oído, y dispongamos nuestro corazón para que el mensaje de salvación que hoy escucharemos genere la dinámica de transformación en nosotros. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestras súplicas al Señor que instaura su Reino en medio de nosotros digamos:R/. Acoge, Señor, nuestra plegaria.1.Por la Iglesia Santa de Dios encargada de seguir sembrando la semilla de la Palabra de Dios, y extendiendo su Reino en medio de la humanidad, para que no desfallezca en su propuesta de valorar los procesos y siga consolidando nuestro anhelo de eternidad. Oremos.2.Por nuestros gobernantes, para que, a través de su liderazgo contribuyan al bien de los más vulnerables, conscientes de que el Reino de Dios y su fuerza transformadora es el garante del cambio auténtico. Oremos.3.Por todos los que sufren en nuestra sociedad, especialmente por quienes, conducidos por la provocación de la inmediatez, destruyen o afectan los procesos de vida propios y de los demás. Oremos.4.Por nosotros que estamos celebrando el misterio sublime de la Eucaristía, para que el Señor desde el silencio y la intimidad va realizando el proceso de conversión que anhelamos y necesitamos. Oremos.5.Por todos los padres de familia, para que la bendición de Dios llegue a cada uno de ellos, puedan guiar a su familia con sabiduría y amor. Oremos.Oración conclusivaSeñor tú que nos das la posibilidadde servir sembrando permanentela semilla de tu Palabra, recibe nuestrasplegarias y haz germinaren nosotros tu Reino.Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.

Sáb 8 Jun 2024

Éstos son mi madre y mis hermanos

DÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOJunio 9 de 2024Primera lectura: Gn 3,9-15Salmo: 130(129),1-2.3-4.5-6ab.7-8 (R. cf. 7)Segunda lectura: 2Co 4,13–5,1Evangelio: Mc 3,20-35I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónHoy la Palabra de Dios nos habla con claridad sobre la realidad del pecado presente en todo ser humano, por tanto, el tema principal es el hombre nace herido por el pecado.El Evangelio muestra a Cristo, el más fuerte, que vence al fuerte, es decir, al demonio. Cristo venció con su obediencia (cf. AG 24; CEC 402), “haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 8).Otras dos ideas temáticas que son esenciales y conexas con el tema principal son las siguientes:●El hombre está inclinado al mal.●La salvación consiste en obedecer a Cristo, pues “el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mc 3, 35).1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Gn 3, 9-15: “pongo hostilidad entre tu descendencia y la descendencia de la mujer”Este texto ubicado en el bloque que habla de los orígenes, nos muestra lo desafiante de reconocer nuestra vulnerabilidad cuando somos abordados por la verdad plena que es Dios. Es más fácil señalar, buscar culpables, caer en la epidemia de excusas, que realmente aportan poco. Solo el reconocimiento de nuestra miseria nos hace participar de la misericordia. Sal 129: “Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa”En este bello himno conocido como de profundis, el orante reconoce su realidad débil y pecadora, es consciente de sus delitos, pero se acoge con plena confianza a la misericordia infinita de Dios y espera en el Señor aguardando la necesaria redención. 2Co 4, 13—5,1: “Creemos y por eso hablamos” En nuestra profesión de fe afirmamos: creo en la resurrección de los muertos, la certeza de la vida eterna, de la mansión construida no por mano humana sino por bondad de Dios hace que nuestra vida de peregrinos tenga sentido. Nosotros los cristianos vivimos un proceso inverso al mundo, pues es el futuro el que le da sentido a nuestro presente. Mc 3, 20-35 “Satanás está perdido”La presencia de Cristo Jesús en medio de la humanidad por medio del misterio de la encarnación, trae como una de las consecuencias extraordinarias la aniquilación del reino de la muerte, del pecado, de la maldad, donde opera el maligno con sus artimañas. Jesús, como Hijo de Dios, genera claridad con sus argumentos, manifiesta la necesidad de la apertura a la acción del Espíritu sin el cual todo carece de sentido, e inaugura una nueva forma de ser y hacer familia acogiendo el plan divino. Desde la perspectiva anteriormente expuesta les propongo aclarando las dos cuestiones que han generado muchos desafíos a la interpretación bíblica a lo largo de la historia. En ambos casos se traza el mismo cuestionamiento: ¿Quién es Jesús en realidad? Es el Señor mismo quien responde a través de dos argumentos ejemplificantes. El “hombre fuerte” (v. 27). Jesús sostiene este argumento con la imagen de un hombre fuerte (el maligno) defendiendo su propiedad. ¿Cómo puede alguien saquear las joyas del hombre fuerte? La tarea es vencerlo. ¿Cómo puede Jesús limpiar a un hombre de un espíritu inmundo, como hizo en Cafarnaúm (1, 21-28)? Solo podría hacerlo si antes dominando al maligno –que gobierna a los demonios.Como se evidencia es una comparación en línea con las parábolas de Jesús, en la que los bienes robados al hombre fuerte son aquellas personas que Jesús ha arrebatado de la enfermedad y del poder de los demonios. Simboliza, por tanto, una buena noticia: mediante las actuaciones liberadoras de Jesús está irrumpiendo el Reino de Dios de manera definitiva.La blasfemia contra el Espíritu Santo (v. 29). Este versículo causa temor en nuestros corazones. Muchos versículos bíblicos prometen perdón, pero este nos advierte que hay un lugar al que no debemos dirigirnos, un lugar más allá de la redención, un lugar del cual nunca podremos regresar, un lugar donde ya no es posible el perdón. No podemos evitar la preocupación de que podríamos amanecer el Día del Juicio y aprender que somos culpables de este pecado imperdonable. El judaísmo se preguntaba por los pecados imperdonables, entre los que se contaban: negar la resurrección de los muertos, negar el origen divino de la Torá, etc. La casuística era larga. El pecado es un problema común, si afligía a Pablo el Apóstol, seguramente aflige al cristiano común y corriente, y necesitamos asegurarles a los cristianos de que sus pecados corrientes no constituyen un pecado contra el Espíritu Santo.También se ha anotado que personas que se preocupan de pecar contra el Espíritu Santo seguramente no son culpables. El hecho de que se preocupen refleja una conciencia activa que seguramente les mantendrá a salvo. Es improbable que una persona verdaderamente culpable jamás se preocupe de ser culpable.En Marcos leemos la respuesta casi inmediata a esta segunda acusación, pero se nos mantiene en vilo hasta el final del capítulo para descubrir la respuesta reservada a sus parientes. Jesús responde al ataque directo a quienes se comportan como sus enemigos más poderosos, llevando su acusación al absurdo (vv. 23-26).En cuanto a los versículos finales (vv. 31-35), Jesús señala una nueva familia que se constituye en torno a Él, es decir, a los discípulos y las discípulas que estaban reunidos en la casa, quienes tienen a Jesús como Señor y centro de su vida. A pesar de las incomprensiones iniciales tanto con su familia, como con aquellos que le acusan enérgicamente, la propuesta de Jesús sigue creciendo, adhiriendo a quienes ponen en el centro de sus vidas la obediencia a la voluntad de Dios (v. 35).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?¿Cuál es tu identidad?¿Dónde estás?, ¿quién eres tú? Este interrogante aún lo escuchamos en nuestros pueblos y ciudades. Cuando conocemos o estamos conociendo a alguien, necesitamos ubicar a la persona en un lugar concreto, en una familia especifica, porque así creemos entenderla mejor. En el fondo del texto del evangelio de hoy, surge esa misma inquietud, y se despliegan diversas opiniones sobre la identidad de Jesús. ¿Es acaso como cree su familia, un hombre fuera de sí?, ¿es un poseído, como afirman sus enemigos descalificando su ministerio?, ¿es aquel que nos trae el Reino de Dios por la gracia del Espíritu, como sugiere el mismo Jesús?Eran múltiples las reacciones que generaba el Señor Jesús en quienes le rodean, desde el reproche y el desconcierto en algunos, hasta la más profunda admiración y asombro en otros. El texto del leccionario nos permite orientar el desarrollo homilético en, al menos, las siguientes tres direcciones:En primer lugar, la humanidad toda, y la Iglesia en particular, debe seguir respondiendo a la retadora pregunta del Evangelio de Marcos: ¿Quién es Jesús para ti?, ¿quién es Jesús para el pueblo de Dios? Las respuestas de Marcos muestran un tríptico interesante: a) o bien Jesús era un lunático (no era Dios, pero Él creía que lo era, tal y como pensaba su familia en Marcos), b) o bien era un mentiroso (Jesús sabía que no era Dios), c) o bien era, efectivamente, el Señor (Jesús es Dios).En segundo lugar, la lectura de Marcos nos propone un reto como Iglesia, en el que nos jugamos el seguimiento del Maestro: seguir adelante con la acción liberadora que Jesús realizó entre los hombres y las mujeres de su tiempo. Nadie como Él conoció la angustia de los pobres, el sufrimiento de los enfermos, el abandono de los expulsados por el sistema religioso, la desesperanza de los marginados de la sociedad, el dolor de los oprimidos. Ahora es nuestro turno, en el aquí y ahora de nuestro mundo. Necesitamos analizar con ojos críticos nuestra sociedad para identificar a los actuales oprimidos por el mal (cf. Hch 10, 38), porque estamos llamados a ofrecerles la buena noticia de la salvación y del Reino de Dios, que trae sanidad al enfermo, alegría a los desfavorecidos y esperanza ante el umbral de la muerte, la alegría de tener el Espíritu de Dios, el gozo de tener el nido tibio de la familia de los hijos de Dios. En tercer lugar, podemos actualizar de algún modo las duras palabras de Jesús sobre “la blasfemia contra el Espíritu Santo”. En el ejercicio de su libertad, todo ser humano puede incurrir en pecado contra Dios, lo que significa herir a nuestros semejantes, a nuestro entorno natural, e incluso a uno mismo. La cuestión que plantea el “pecado contra el Espíritu Santo” no es otra que es el eterno dilema que Dios plantea a toda persona desde el origen mismo en Génesis 3: lo imperdonable, lo que no tiene vuelta atrás, es el rechazo voluntario y consciente de la voluntad de Dios. El pecado contra el Espíritu es negar o desconfiar de la posibilidad de la acción salvífica de Dios en el hombre.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy el Señor de nuevo nos congrega como comunidad de fe para actualizar el misterio de la salvación en el sublime sacramento de la Eucaristía. Cristo ha querido manifestarse a la humanidad, surge para nosotros el gran desafío, de descubrir su auténtica identidad. Celebremos con fe y apertura de corazón. Monición a la liturgia de la Palabra La Palabra de Dios realiza una triple misión en nuestros corazones: informa, interpela y transforma, dejemos que el mensaje de la salvación que hoy escucharemos en la palabra, de fuerza y claridad a nuestro proceso de fe, comprendiendo quien es el Señor, se aclara mucho más quienes somos nosotros. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestra Plegaria al Padre que nos manifiesta la presencia de su Reino a través de su Hijo. Digámosle confiadamente:R/. Escúchanos Padre bueno.1.Por la Iglesia universal: el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos y religiosos para que, por medio del testimonio de cercanía y claridad, extiendan el Reino de Dios, y ayuden a consolidar la familia de los discípulos. Oremos.2.Por los que gobiernan las naciones, especialmente por quienes rigen los destinos de nuestra patria, para que conducidos como Jesús por el Espíritu Santo sean gestores del bien de la comunidad y contribuyan a la erradicación de la maldad. Oremos.3.Por los que sufren para que la presencia liberadora de Cristo en medio de nosotros sea signo de consuelo y esperanza. Oremos.4.Por todos nosotros que estamos celebrando está Eucaristía, para que guiados por el Señor logremos descubrir su identidad para nosotros y asumiendo su voluntad anhelemos ser parte de su familia. Oremos.Oración conclusivaAgradecidos con el Padre eternoque nos revela la intimidad de su Reino,confiamos a Él nuestra suplicas.Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.