Jue 19 Mayo 2016
Dios es uno y trino
Las lecturas nos presentan el retrato vivo del Dios Uno y Trino, no a partir de las definiciones sino de sus acciones a favor nuestro. Primeramente la Sabiduría engendrada antes de la Creación, luego el Amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu y, para completar, el Espíritu nos anuncia lo que el Hijo comparte con el Padre. Escuchemos atentos.
Lecturas
[icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Proverbios 8,22-31[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 8,4-5.6-7.8-9 (R. 2a)[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Romanos 5,1-5[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Juan 16,12-15[/icon]
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon]
Para el creyente, la Trinidad es Dios. Y Dios aparece presente y actuante en toda la Escritura desde los albores de la Creación hasta la consumación en el Apocalipsis. Por eso, es un error pensar que la Trinidad es como un conjunto de fuerzas, Padre, Hijo y Espíritu que se ayudan mutuamente. La Trinidad es un proceso que se va revelando en la Palabra de Dios tal como Él y cuando Él ha querido revelar el misterio a nosotros, los que creemos por la fe.
El Nuevo Testamento nos aclara –hasta donde se puede– ese misterio y nosotros, con mentes limitadas, pero generosas, captamos la presencia de Dios en nosotros y concretamos unas “misiones” que adjudicamos a cada Persona de la Trinidad. Pero, en verdad, en Dios todo se hace en común, en familia, y todo lo hace al tiempo. En Dios no hay un ayer, un mañana, sino un eterno presente: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy” (Sal 2, 7. Hch 13,33, Heb 1,5). Sin embargo, para entendernos, decimos: el Padre crea, el Hijo redime, el Espíritu santifica.
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