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“Pido tu ayuda para vivir un episcopado alegre y generoso”: Mons. Gil Betancur
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Encomendándose a la protección de la Santísima Virgen María, Reina y Madre de las Misericordias, monseñor Farly Yovany Gil Betancur recibió, este jueves 18 de junio, la ordenación episcopal en un acto litúrgico presidido por monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona.
En su mensaje, el nuevo obispo electo para Montelíbano, pidió la ayuda de la Virgen “para vivir un episcopado alegre y generoso (…) Ampárame, guárdame, y favoréceme como a hijo predilecto, porque pongo en tus manos el ministerio episcopal que acabo de recibir y ansío santamente vivir, imitando en su entrega a nuestro Beato el Padre Marianito”.
Monseñor Gil hizo una corta reflexión a cada uno de los interrogantes que el Papa emérito Benedicto XVI propone a quienes han sido llamados al servicio episcopal: “¿Desde dónde quieres, Señor, que te ame? ¿Desde dónde quieres, Señor, que te siga? ¿Desde dónde quieres, Señor, que te sirva?”
Estas fueron sus respuestas que, sin duda, marcarán su andar pastoral en esta nueva misión encomendada por la Iglesia:
- Señor, desde Montelíbano quieres que te ame; te amaré, entregándome al servicio de esa querida Diócesis.
- Señor, quieres que te siga en el servicio que nos enseñas desde el Cenáculo como Sumo Sacerdote. Que, como tú, nuevo y definitivo sacerdote, mi existencia sea una ofrenda total.
- Señor, que pueda gritar al mundo que Cristo nos puede renovar desde la apertura de nuestros corazones a su misericordia. Te serviré sin reservas, caminando en tu presencia.
Luego de agradecer al Papa Francisco el llamamiento al Ministerio Episcopal, renovándole su comunión al sucesor de Pedro, ofreció un saludo por su cercanía, gratitud y amistad generosa al Nuncio Apostólico, monseñor Luis Mariano Montemayor, a monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona, quien actuó como ordenante, y a los obispos, monseñor Gabriel Villa Vahos, arzobispo de Tunja y monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, arzobispo emérito de Barranquilla, quienes le acompañaron durante la ceremonia como primeros ordenantes.
Así mismo, manifestó su saludo generoso a los obispos y arzobispos del país y en ellos a cada uno de los miembros de la Conferencia Episcopal, donde recientemente finalizó su gestión como secretario adjunto. Igualmente se mostró agradecido con la diócesis de Santa Rosa de Osos donde fue incardinado desde el momento de su ordenación sacerdotal y en ella al clero: “Gracias por permitirme compartir con ustedes estos años de ministerio sacerdotal. Gracias por su amistad y testimonio. Que Cristo Sumo Sacerdote los bendiga a todos en fidelidad”.
Al dirigirse a su nueva familia diocesana de Montelíbano, les expresó su cercanía: “Acojo a mis sacerdotes, diáconos y seminaristas. En este día de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, él bendiga sus ministerios. Saludo a todos los hombres y mujeres que peregrinan en la Diócesis de Montelíbano”. También recordó y agradeció el servicio evangelizador que los obispos predecesores han dejado en esta Iglesia particular.
Hizo extensivo su saludo a las principales autoridades municipales y civiles de los municipios de Don Matías y Santa Rosa de Osos, agradeciendo su apoyo y el servicio prestado en favor de las comunidades de esta región antioqueña.
Finalmente, agradeció a su familia, dirigiendo unas sentidas palabras a sus padres y hermanos, a quienes les dijo: “A mis papás y hermanos, gracias porque este sí que hoy ratifico al Señor, siempre ha tenido su apoyo y oración”. Al dirigirse a todo su núcleo familiar afirmó: “Nuevamente las distancias geográficas nos imposibilitan estar juntos físicamente en estos momentos especiales, pero siempre el amor y la hermandad romperán estas barreras”.
Por su parte, monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, durante su homilía, hizo una reflexión sobre la fiesta de Jesucristo sumo y eterno sacerdote que hoy la Iglesia católica celebra: “Somos sacerdotes, porque el Señor nos ha llamado a participar de su sacerdocio y ministerio; porque nos confía perpetuar en el tiempo su obra salvadora (…) El obispo está constituido para perpetuar esta obra salvadora de Cristo.”.
Recordó a monseñor Farly Yovany las tres tareas que como pastor de la Iglesia ha de seguir en su caminar episcopal y que hoy se proponen en las lecturas de la palabra de Dios: acompañar, orar y santificar al pueblo de Dios.
El Obispo acompaña a sus fieles
Al recordar como Jesús se entregó por nuestra salvación y cargó con los pecados del pueblo, así mismo, dijo: “el obispo debe llevar sobre sus espaldas el peso y la responsabilidad de la comunidad. Está allí para acompañar y velar por su bien (…) Debe preocuparse, si fuese necesario, hasta dar la vida por sus fieles”.
Subrayó que la tarea de un obispo no es la de hacer una "labor social o filantrópica" para ayudar a solucionar carencias o dificultades de la sociedad organizada, se trata de la necesidad de "estar con los fieles para que ellos experimenten, por nuestra entrega generosa, la presencia amorosa de Jesús que levanta.".
El Obispo ora por sus fieles
Tomando la carta a los Hebreos, que presenta a Jesucristo Sumo Sacerdote como la persona que intercede por todos, así mismo, agregó: “el obispo, imagen del Padre y Ministro de Jesucristo, ora también por sus fieles y ora con ellos (…) Esta fiesta que celebramos hoy nos invita a recordar y llevar a la práctica esta tarea, esencial en el ministerio episcopal”.
Exhortó al nuevo obispo a hacer entrega de su vida de forma generosa, disponible y a tener la capacidad de orar ante Dios por todos los fieles, de manera especial por los “más necesitados, por los que sufren, se han alejado y son rechazados por no creer o, según nosotros, porque son pecadores (…) Amamos a los fieles, si oramos por ellos”.
El Obispo santifica a su pueblo
Afirmó que la Iglesia vive de la Eucaristía, “del misterio de la fe, en que nos alimentamos de Cristo para tener vida eterna”. Por lo que recordó que, en esta tarea de santificar al pueblo de Dios, le corresponde al obispo celebrar los sacramentos y la Eucaristía haciendo presente a Cristo en medio de él. “El obispo, por la santidad en su propia vida, configura la vida de Cristo en la comunidad; santifica a su pueblo”.
Por último, exhortó a monseñor Farly Yovany para que en medio de las “dificultades y las pruebas, en medio de los gozos y las fatigas, de los posibles desencantos humanos y de los logros aparentes de nuestro esfuerzo”, confíe siempre en la gracia de Dios: “La confianza en el Señor es prenda de seguridad y garantía en el ejercicio del ministerio episcopal (…) Si Cristo actúa en nosotros y nos depositamos en sus manos, podemos decir: “todo lo puedo en Aquel que me conforta””.
Fotos: Cortesía oficina de comunicaciones diócesis de Santa Rosa de Osos
Vie 28 Nov 2025
Del altiplano al pacífico nariñense: ordenan a monseñor Franklin Betancourt como obispo de Tumaco
Este jueves 28 de noviembre, en la Catedral San Pedro Mártir de Ipiales, y en medio de una solemne celebración que congregó a gran parte del episcopado del suroccidente colombiano y a tres obispos ecuatorianos, monseñor Franklin Misael Betancourt fue ordenado como obispo de la Diócesis de Tumaco.El acto, presidido por monseñor José Saúl Grisales Grisales, obispo de Ipiales, estuvo marcado por un llamado al servicio humilde y una profunda reflexión sobre el ministerio pastoral.En representación de la Comunidad de Presidencia, en la ceremonia estuvo presente el vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja.Exhortación episcopal: monseñor Grisales describe la misiónEn una homilía que fue a la vez una exhortación paterna y un mapa espiritual para el nuevo ministerio, monseñor Grisales describió la misión que aguarda a monseñor Betancourt. Subrayó que su designación por el Papa León XIV es un “signo de afecto” que fortalece la comunión eclesial.Con claridad, definió el corazón de la tarea episcopal: “Recuerda, querido monseñor Franklin, que los que Dios pone delante de ti para que los cuides como padre y pastor, no te pertenecen. Son de Cristo, y Él los confía a tu cuidado pastoral”. Esta idea central se tradujo en varios desafíos concretos:- Guía para su presbiterio: Le encomendó un “amor especial y solícita atención” a sus sacerdotes, sus colaboradores inmediatos.- Opción por los pobres: Le instó a mantener “muy al corazón el cuidado de los más pobres y de aquellos que ven conculcados sus derechos”.- Arquitecto de paz: En un mensaje crucial para Tumaco, lo llamó a dedicarse con todas las fuerzas a la “arquitectura y artesanía de la paz”, buscando transformar las dinámicas de violencia y cultivar la concordia a través del diálogo y el perdón.- Humildad en el servicio: Grisales recordó a todos que la condición de obispo “no es fruto de méritos humanos, sino manifestación de la misericordia divina”, un llamado a la humildad que libera de “las vanas pretensiones y de caer en las redes de las grandezas humanas”.Finalmente, puso el ministerio del nuevo obispo bajo el amparo de la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de las Lajas, pidiendo para él obediencia, fidelidad y una solicitud materna por los más humildes."Aquí estoy, Señor": la respuesta agradecida del nuevo obispoCon emoción y un palpable sentido de gratitud, monseñor Franklin Misael Betancourt tomó la palabra, trazando un recorrido íntimo por su vocación. “Aquí estoy, Señor Jesús, como el leproso sanado que vuelve a dar gracias. Aquí estoy, como el hijo pródigo que recibe el abrazo del Padre”, inició su mensaje.Revivió los orígenes de su llamado, que brotó a los ocho años tras una Eucaristía en su pueblo natal: “María fue mi primer encuentro consciente con Cristo, un amor a primera vista”. Relató cómo, ese mismo día, le dijo a su madre que quería ser acólito. A pesar de la advertencia de que “no sería fácil”, su perseverancia lo llevó a acercarse al párroco, quien con una pregunta sencilla —“¿eres honrado?”— confirmó el primer sí de una vida de servicio.Hizo un sentido homenaje a sus formadores en el seminario, a sus padres —“que hoy descansan en la paz del Señor”— y a su madre Inés, a quien encontraba siempre “con el rosario en las manos” al regresar de sus labores pastorales. Dirigiéndose a los futuros sacerdotes que formó, les dejó una convicción: “Vale la pena gastar la vida sirviendo a Dios y a los hermanos. Vale la pena cargar la cruz de Cristo”.Al dirigir su mirada a Tumaco, sus palabras transmitieron un amor anticipado y una confianza inquebrantable: “Mi mente aún no los conoce, mi corazón ya los ama porque Cristo me los ha confiado como hijos y hermanos”. Pidió oraciones para ser un “santo Pastor” y cerró su intervención refiriéndose a su lema episcopal, “Ven, Santo Espíritu”, como la fuerza que iluminará y hará fructificar su servicio.La posesión en TumacoLa posesión canónica de monseñor Franklin Misael Betancourt como Obispo de Tumaco está programada para el 11 de diciembre de 2025. Se llevará a cabo en la Catedral San Andrés de Tumaco.
Mié 26 Nov 2025
Papa León XIV nombra nuevo obispo para la Diócesis de San José del Guaviare: Pbro. Jesús Alberto Torres Ariza
El Papa León XIV nombró al sacerdote Jesús Alberto Torres Ariza, hasta ahora Vicario de Pastoral de la Diócesis de Valledupar, como nuevo obispo de la Diócesis de San José del Guaviare.Con esta designación, el padre Torres Ariza se convierte en el quinto obispo de esta Iglesia particular del nororiente amazónico colombiano y sucede en el cargo a monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, quien fue trasladado por el Papa Francisco a la Diócesis de Pereira el 4 de octubre de 2024. Desde el 6 de diciembre del mismo año, la sede venía siendo administrada por el padre Edgar Liévano Labrador, como Administrador Diocesano designado por el Colegio de Consultores.Perfil del nuevo PastorEl padre Jesús Alberto Torres Ariza nació en Urumita (Cesar), territorio de la Diócesis de Valledupar, el 6 de junio de 1975. Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Juan Pablo II de Valledupar, donde fue ordenado sacerdote el 2 de agosto de 2003.Su formación se enriqueció con una Licenciatura en Misionología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (2011) y una Licenciatura en Ciencias Religiosas en la Universidad Javeriana de Bogotá.A lo largo de más de dos décadas de ministerio sacerdotal, ha desarrollado una sólida y extensa labor pastoral en la Diócesis de Valledupar, desempeñándose en cargos de gran responsabilidad como:-Párroco en diversas comunidades, entre ellas, "Santa María Madre y Reina de la Paz", su último encargo.-Vicario de Pastoral y Delegado Episcopal de Pastoral Social.-Director del Banco de Alimentos.-Rector del Colegio "El Carmelo".- Delegado de Pastoral Educativa e Indígena.-Profesor de Teología Pastoral y Misionología en el Seminario Diocesano.-Miembro del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores.Una Diócesis con vocación misioneraLa Diócesis de San José del Guaviare, erigida canónicamente en el año 2000, es heredera de una rica historia evangelizadora que se remonta a las misiones de jesuitas y carmelitas en el siglo XVII. Su labor, continuada por los Monfortianos y los Misioneros de Yarumal, ha estado marcada por el acompañamiento a las comunidades en un territorio de gran diversidad étnica y complejos desafíos sociales.En la actualidad, la Diócesis cuenta con una estructura pastoral robusta que incluye dos vicarías foráneas y 18 parroquias, tanto urbanas como rurales. Su acción se centra en la evangelización, la educación a través de la contratación de sedes educativas, la promoción de alternativas productivas, el acompañamiento a poblaciones vulnerables y una intensa labor a favor de la reconciliación y la paz.Con esta designación, la Iglesia en Colombia recibe un nuevo obispo cuya amplia experiencia en territorios multiculturales y en la gestión pastoral será un valioso aporte para guiar a la comunidad de San José del Guaviare en este nuevo capítulo de su historia pastoral.
Vie 14 Nov 2025
Iglesia acompañó a sobrevivientes de Armero con mensaje de fe y esperanza durante acto conmemorativo a 40 años de la tragedia
Bajo el sol inclemente que baña la llanura donde alguna vez estuvo Armero, cientos de sobrevivientes, familiares de las víctimas y autoridades se congregaron este 13 de noviembre para conmemorar los 40 años de una de las mayores tragedias naturales de Colombia. En un acto de profundo recogimiento, la Iglesia acompañó el duelo con un mensaje de fe, esperanza y memoria.La Eucaristía, celebrada poco antes del mediodía frente a la cruz gigantesca que se erige como símbolo del lugar, fue el acto espiritual central de la jornada conmemorativa. Presidida por el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, en representación del Papa León XIV, contó con la presencia de una significativa delegación eclesiástica. La acompañaron monseñor Orlando Roa Barbosa, Arzobispo de Ibagué; monseñor José Luis Henao Cadavid, obispo de la Diócesis de Líbano-Honda, a la que pertenece Armero; y monseñor Hency Martínez Vargas, obispo de la Dorada-Guaduas. También participaron en la Misa todos los sacerdotes de Líbano-Honda y algunos de la Arquidiócesis de Ibagué, donde hoy residen muchos de los armeritas sobrevivientes.Homilía: Un mensaje de fe frente al misterio del dolorEn su homilía, monseñor Rudelli transmitió la cercanía del Papa León XIV y la de toda la Iglesia universal con las víctimas y los sobrevivientes. Frente a la inmensidad del dolor, reconoció que la tragedia “nos interroga” y “quizás ha puesto a prueba la fe de muchos”. Ante la pregunta “¿Dónde estaba Dios en ese día?”, que muchos se la han hecho por años, el Nuncio ofreció una reflexión desde la fe: “No hay respuestas sencillas y superficiales. Sin embargo, la fe nos dice que en ese día Dios estaba con esos hermanos nuestros y ha permanecido con ellos”.Argumentó que, en el misterio pascual, Cristo quiso compartir toda la condición humana, incluyendo la muerte y la sepultura, “esa condición que desde hace 40 años viven los cuerpos de estos hermanos y hermanas nuestros”. “Cristo quiso vivir esa condición (…) para que nadie pudiera pensar que exista un lugar donde el amor de Dios no puede alcanzar”, afirmó, asegurando que el amor de Cristo sí alcanzó a cada una de las víctimas desde el primer momento.Finalizó su homilía con un llamado a mirar al futuro con esperanza, invitando a construir “vidas entregadas a sus seres queridos, hogares en los que reine el amor (…) un país donde vivamos en paz”, y leyendo la conmovedora oración que San Juan Pablo II elevó en este mismo lugar en 1986.Mensaje de los obispos colombianos: Memoria agradecida y resilienciaAl final de la liturgia, el padre Martín Sepúlveda Mora, director de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), leyó un mensaje oficial dirigido a la comunidad diocesana y a todos los afectados. En nombre de la Presidencia de la CEC, el documento expresa un “solidario y fraterno saludo en esperanza cristiana”.El mensaje hace “memoria, con devoción y respeto”, de las víctimas, recordando también las palabras de Juan Pablo II, quien dijo que los fallecidos “cayeron como trigo en las entrañas de la tierra para germinar en la resurrección de los muertos”. Asimismo, reconoce “el vivo testimonio de las personas que lograron sobrevivir”, de quienes se ha aprendido que “el amor es más fuerte que la muerte”, destacándolas como un “ejemplo vivo de resiliencia y fortaleza”.El obispo local: Armero, un camposanto que irradia esperanzaEn declaraciones posteriores a la conmemoración, monseñor José Luis Henao Cadavid, obispo de la diócesis que acoge el territorio de Armero, enfatizó el papel de la Iglesia como acompañante. “Llegamos con un mensaje de esperanza, animarnos y fortalecernos en la fe y ayudarlos a sentir esa presencia viva de Dios”, afirmó.Un Parque para la Memoria: la reconstrucción de la parroquia San LorenzoPrevio a la ceremonia, los prelados, junto al Nuncio Apostólico, realizaron un recorrido por la primera fase del Parque Jardín de la Vida, un proyecto adelantado por la Gobernación del Tolima que cumple con la Ley de Honores 1632 de 2013. Acompañados por el arquitecto encargado y representantes de la Gobernación, constataron los avances centrados en la reconstrucción y restauración de las ruinas de la antigua parroquia de San Lorenzo, símbolo de fe y punto de encuentro de la comunidad antes de la tragedia.Las obras se concentraron en habilitar el espacio, respetando escrupulosamente su estructura original. “Lo que se hizo allí fue habilitar ese espacio, cuidar cada pedazo de baldosa, cuidar cada pedazo de la memoria, recuperar el púlpito y, desde el punto de vista arquitectónico, tratar de encontrar un elemento que entrelace la naturaleza con la memoria histórica”, explicó Alexander Castro, Secretario de Turismo del Tolima.El objetivo es convertir estas ruinas, ahora consolidadas e integradas en un paisaje de respeto y espiritualidad, en un destino de turismo religioso y de memoria histórica que permita un nuevo renacer para Armero.Sobre esta obra, monseñor Cadavid afirmó que busca “cuidar y organizar el espacio del presbiterio” donde actualmente se celebra la Eucaristía cada sábado. El objetivo, explicó, es que “siga siendo un lugar de encuentro, un lugar de paz, un lugar de recogimiento y de oración”. Reafirmando el mensaje de esperanza, citó la frase que la comunidad ha hecho suya: “Armero vive es un lugar camposanto desde el que cada año se irradia ese mensaje de esperanza”.Pétalos y esperanza para ArmeroLa jornada concluyó con un simbólico homenaje aéreo, donde un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana sobrevoló el área para lanzar una lluvia de pétalos de rosa, un acto que, año tras año, marca el cierre de la conmemoración y ofrece un momento esperanza y recuerdo en medio del dolor.Vea los momentos más destacados de la jornada a continuación:
Vie 14 Nov 2025
El Papa León XIV nombra nuevo obispo para la Diócesis de Vélez: Pbro. José Camilo Arbeláez Montoya
El Santo Padre León XIV ha designado al padre José Camilo Arbeláez Montoya, del clero de la Arquidiócesis de Medellín, como nuevo obispo de la Diócesis de Vélez, en el departamento de Santander. El nombramiento, anunciado este viernes por la Santa Sede, pone fin a un período de sede vacante que se extendía desde abril de 2023.El padre Arbeláez Montoya, nacido en Bogotá el 18 de junio de 1961, fue ordenado sacerdote el 25 de noviembre de 1995 e incardinado en la Arquidiócesis de Medellín. Su perfil académico es notablemente diverso: es Médico Veterinario por la Universidad de Antioquia, Teólogo por la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) de Medellín, y posee licenciaturas en Teología Moral por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y en Estudios Bíblicos por la Universidad de Antioquia.Trayectoria pastoral y académicaA lo largo de casi tres décadas de ministerio sacerdotal, el padre Arbeláez ha acumulado una amplia experiencia en labores pastorales, de formación y de administración. Entre los roles pastorales más destacados se encuentran:Formación:Se desempeñó como Vicerrector del Seminario Menor de Medellín (1996) y posteriormente como Rector del Seminario para Profesionales “Juan Pablo II” (2011-2014).Gobierno arquidiocesano:Ejerció como Vicecanciller de la Arquidiócesis de Medellín (2011-2014) y fue miembro del Consejo Presbiteral (2016-2019).Pastoral parroquial:Ha servido como párroco en varias comunidades, entre ellas, San Andrés Apóstol, Nuestra Señora de Lourdes, La Niña María y, más recientemente, La Visitación (2021-2025).Capellanías y asesorías:Fue capellán en instituciones de la UPB y asesor arquidiocesano y nacional de la Renovación Carismática Católica por un período de diez años.Servicio en Roma:Durante sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana (1998-2000), también fungió como Director de la Casa de Estudios de la Arquidiócesis de Medellín en la capital italiana.Adicionalmente, ha presidido la Fundación “Pan y Paraíso” desde el año 2001, institución que tiene como misión atender a las necesidades de los niños de comunidades vunelrables, desarrollando programas de alimentación y atención espiritual.Sucesión en la Diócesis de VélezEl padre José Camilo Arbeláez Montoya sucederá en la sede episcopal de Vélez a monseñor Marco Antonio Merchán Ladino, quien fue trasladado por el Papa Francisco a la Diócesis de Neiva el 14 de abril de 2023. Durante estos casi dos años de transición, la administración de esta diócesis santandereana estuvo a cargo del padre José Ricardo Santos Rodríguez, en calidad de Administrador Diocesano.