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evangelio

Jue 23 Dic 2021

Nacimiento del Señor (Misa de día)

NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa del día) Diciembre 25 de 2021 Primera lectura: Isaías 52,7-10 Salmo: 98 (97),1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1,1-6 Evangelio: Juan 1,1-18 I. Orientaciones para la Predicación Introducción * Cristo es la Palabra Eterna del Padre y, por lo tanto, existe desde siempre. No ha habido un momento en el que el Hijo no haya existido, generado eternamente por el Padre: “En el principio existía la Palabra… Todo se hizo por ella y sin ella nada se hizo” (Jn 1,1.3). * La Palabra Eterna se hizo carne. La Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo es un acontecimiento histórico. La historicidad de la primera venida de Cristo manifiesta que la “economía de salvación” es un plan de amor en el que Dios Padre busca la salvación integral de su creatura. * “Y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14b) inaugurando una nueva etapa en la historia (cf. Hb 1,2); este acontecimiento nos llena de alegría y con gozo aclamamos a nuestro Rey y Señor (Sal 97) pues es el mensajero de la Paz que trae la “Buena nueva” (Is 52,7). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Leemos en la primera lectura de esta Solemnidad un texto que pertenece al llamado “Libro de la consolación” que puede llamarse propiamente un “Evangelio” puesto que anuncia una Buena Noticia al pueblo de Israel: la liberación de un cautiverio. El nuevo Pueblo lee este anuncio en prospectiva de Cristo: Él es el príncipe de la paz que viene al mundo a deponer la espiral de violencia, se encarna para dar el parte de victoria sobre el pecado y la muerte, se hace hombre para consolar y restaurar las ruinas de la humanidad caída. El salmo 97 tiene, por ello, el sabor de una alegría que se celebra personalmente y en comunidad; la vinculación de instrumentos musicales, voces y actitudes de júbilo demuestran un gozo inusitado y permiten que esa alegría sea contagiosa hasta los confines de la tierra pues nadie se puede sustraer a la celebración de la “Victoria de nuestro Dios”. La novedad de la primera venida de Cristo inaugura, por ello, una nueva etapa de la historia. La carta a los Hebreos deja en claro que en la antigüedad Dios buscó diversos métodos para comunicarse con su Pueblo; sin embargo, el Plan de Dios, buscando efectividad, encontró que la mejor manera para hablar con los hombres era a través de su Palabra. Cristo inaugura la etapa final de la historia, en la que nos encontramos desde su venida en la carne. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Como lo recuerda el evangelista Juan, la Palabra – “Dios Hijo Único” –, “acampando” entre nosotros, nos permite vivir la novedad de la cercanía a Dios a quien nadie ha visto jamás sino por medio suyo. Sin embargo, esta luz esplendorosa no siempre ha sido conocida y recibida; subsiste, entonces, el tema de la libertad humana para acoger la salvación. Dios Hijo Único ha venido al mundo para que todos recibamos “gracia tras gracia”; la oferta es libre de ser acogida: el corazón humano, desde la encarnación de Cristo, será el escenario de aquella “singular batalla” de muerte y vida, de tinieblas y luz, que canta el himno “Victimae Paschali Laudes” y que será finalmente saldada por la victoria pascual de Cristo destruyendo las tinieblas de manera definitiva. Aunque Cristo, con el misterio de su nacimiento, muerte en cruz y resurrección, ya ha vencido las tinieblas gracias a su luz admirable, sin embargo, el cristiano debe luchar incansablemente por actualizar cotidianamente este Misterio de salvación en la vida personal y comunitaria. El Nacimiento de Cristo debe redundar en los compromisos por la conversión espiritual y la transformación social; ya lo expresó de manera magistral San Atanasio: “Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios” (De Incarnatione, 54, 3); este proceso de “divinización”, como lo llamaron los Padres de la Iglesia, aunque encuentra su plenitud en la “segunda venida de Cristo”, sin embargo, inicia en la historia, tras su “primera venida” y corresponde al proceso de humanización. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Contemplemos la magnificencia del Dios Hijo Único en la sencillez del Niño de Belén, admiremos su luz que vence cualquier tiniebla, acojamos su presencia que llena de alegría todo ser. Sintámonos creados por amor y re-creados por misericordia: el Catecismo de la Iglesia Católica recuerda en el numeral 359 unas palabras contundentes de San Pedro Crisólogo que nos pueden ayudar a contemplar el Misterio que hoy celebramos: «San Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo [...] El primer hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, un espíritu que da vida […] aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último es, realmente, el primero, como él mismo afirma: "Yo soy el primero y yo soy el último"». Oremos para que reconozcamos en Cristo la clave de interpretación de nuestras vidas. Así lo recordó el Concilio Vaticano II: “El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (Gaudium et spes, 22) pues Cristo indica el camino de trascendencia que capacita para vivir la ley nueva del amor y restaurar desde allí al género humano. ___________________ Recomendaciones prácticas: • Los sacerdotes pueden presidir o concelebrar tres Misas, con tal que se celebren en las horas indicadas. En las Misas de Navidad puede elegirse, según se considere más oportuno, cualquiera de los tres formularios de lecturas. • Promover la reunión familiar y el compartir fraterno en torno al pesebre. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa “¡Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios!”. El mundo entero, lleno de luz y alegría, canta las maravillas de la salvación. Celebremos en concordancia de motivos y de espíritu el Nacimiento de Nuestro Salvador y que el gozo que hoy experimentamos en esta asamblea eucarística redunde en buenas obras en beneficio de nuestros hermanos. Monición a la Liturgia de la Palabra Cristo es Palabra del Padre y tiene un mensaje para comunicarnos: el del amor infinito de Dios buscando nuestra salvación. Él, que es la Palabra por medio de la cual fueron creadas todas las cosas, recrea nuestro interior para que podamos acoger la nueva vida que nos ofrece. Escuchemos atentamente. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Cristo, luz de las naciones, ha nacido para indicarnos el camino que conduce a la vida eterna. Elevemos a Dios Padre nuestras súplicas para que nos ayude a reconocer en su Hijo Unigénito el misterio de la salvación. R. Por tu Hijo Jesucristo, ¡escúchanos, Oh Padre! 1. Por la Iglesia, que ha emprendido el camino de la sinodalidad, para que, a ejemplo de Jesucristo, “imagen de Dios invisible”, sea también ella viva imagen del amor de Dios que camina a nuestro lado. Roguemos al Señor. 2. Por los gobiernos del mundo entero para que, siguiendo a Jesucristo, “Rey de las Naciones”, trabajen por consolidar proyectos de promoción humana y justicia social. Roguemos al Señor. 3. Por nuestra comunidad y nuestras familias para que, atendiendo a Jesucristo, “Sol de eternos rayos”, se disipen las tinieblas de nuestros errores y busquemos siempre la reconciliación y la paz. Roguemos al Señor. 4. Por cada uno de nosotros para que Jesucristo, que nos ha hecho salir de la “cárcel triste que labró el pecado”, nos conduzca hacia la conversión integral y permanente. Roguemos al Señor. 5. Por aquellos que padecen dolores morales o físicos para que sean animados y favorecidos por Jesucristo, que es “consuelo del triste y luz del desterrado”. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Te los pedimos por Jesucristo, tu Hijo, manifestado hoy al mundo en la humildad de nuestra carne, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Jue 23 Dic 2021

Nacimiento del Señor Jesús (Misa de media noche)

NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa de media noche) Diciembre 25 de 2021 Primera lectura: Isaías 9,1-6 Salmo: 96(95),1-2a.2b-3.11-12.13 (R. cf. Lc 2,11) Segunda lectura: Tito 2,11-14 Evangelio: Lucas 2,1-14 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En esta singular Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de Dios nos ofrece algunas ideas temáticas: - En Isaías el nacimiento del Mesías se profetiza en un contexto de luz que derrota las tinieblas, alegría y gozo que supera toda tristeza, alivio y fuerza que derriba cualquier yugo y opresión - El nacimiento de Cristo marca en el Evangelio una especial diferencia con los relatos de origen de los potentados: ha nacido en la humildad y sencillez de un pesebre, ha privilegiado a los laboriosos pastores como testigos, su poder está encaminado a dar “gloria a Dios” y “paz a los hombres”. - Reconocer a Jesucristo, el Señor, como Mesías (primera venida), es acoger asimismo la salvación que conlleva, necesariamente, una motivación parenética por la cual Tito invitará a llevar una “vida sobria, honrada y religiosa” con tensión escatológica (segunda venida), aguardando la aparición gloriosa de Jesucristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La profecía de Isaías está poblada de imágenes que remiten al contexto bélico; por ejemplo, el enemigo busca la oscuridad para atacar; si el Pueblo pierde la guerra le esperan días de tristeza y el yugo opresor que impone el vencedor infiel será insoportable. Por ello, el profeta remite a Madián (v. 3) como si se tratara de una huella mnémica: Madián (cf. Jueces 7) es el recuerdo del poder magnífico de Dios que derrota al enemigo no porque haya propiciado la fuerza de los ejércitos del rey ni la valentía del soldado (cf. Salmo 32) sino porque su existencia ya es victoria anticipada que se logra no con la fuerza de un ejército de miríadas sino con un resto humilde. Es la humildad de aquel “niño que nos ha nacido”, del “hijo que se nos ha dado” (v. 5), de quien, siendo Dios desde toda la eternidad, ha sido engendrado del Padre desde antes de todos los siglos, consubstancial a Él (cf. Conc. de Nicea), pero, también, engendrado de María Virgen, según la humanidad, por nosotros y por nuestra salvación (Cf. Conc. de Calcedonia) por lo cual decimos de Él: “es verdadero Dios y verdadero hombre”. Dios es eterno por su esencia, pero es histórico por su presencia real entre nosotros, por su cercanía al ser humano, su creación más excelsa. Por esta maravilla, con el salmo 95, exultamos de gozo junto a toda la creación para glorificar al “Señor que ya llega a regir la tierra” con justicia y fidelidad. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de esta celebración nos invita a tener presentes las actitudes de Cristo: obediencia al plan de salvación trazado por el Padre Dios, humildad para cumplir su Voluntad, servicio para demostrar que su obediencia y humildad son originales y no impuestas. Dirigiendo nuestra mirada a la Sagrada Familia de Nazaret encontraremos herramientas útiles para vivir estas actitudes en nuestras vidas y sociedad. Serviría mucho que meditáramos en aquellas palabras del Papa Francisco en su Carta Apostólica Patris Corde (8 de diciembre de 2020) cuando exalta la “valentía creativa” de San José: “Con la obediencia superó su drama y salvó a María” (P.C., 3), con humildad acogió el plan de salvación dejando de lado “sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia” (P.C., 4). Y, reconciliándose con su propia historia, con su realidad, se ofrece como servidor incondicional: “El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre, que cuando llegó a Belén y no encontró un lugar donde María pudiera dar a luz, se instaló en un establo y lo arregló hasta convertirlo en un lugar lo más acogedor posible para el Hijo de Dios que venía al mundo (cf. Lc 2,6-7)” (P.C., 5). Hoy más que nunca, en un contexto social tan fluctuante y líquido, el anuncio de la obediencia, humildad y servicio es un desafío pues se trata de proclamar la estabilidad de una misión que se consolida en la entrega a un plan definido, conciso, permanente. La comunidad en general y el cristiano en particular que reconoce su misión, a ejemplo de Jesús, necesariamente adquiere un proyecto estable de humanización personal y busca que ese plan llegue a sus hermanos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Padre Dios en esta Santa Noche que nos conceda la gracia de ser obedientes y dóciles a su voluntad; que sepamos reconocer la luz del plan universal de salvación que ilumina nuestro proyecto de salvación personal. En la humildad personal y el servicio a los demás hacemos presente la historicidad de la Encarnación y su poder transformador en cuanto que no seguimos una “fábula ingeniosa” (cf. 2 P 1, 16) que nos desentiende de la realidad terrena sino a una Persona, real y concreta, que encontramos en la Palabra, en los sacramentos, en los hermanos. __________________ Recomendaciones prácticas: • Promover la cena familiar, después de la Misa de la Vigilia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta Noche Santa, llena de luz y alegría por el Nacimiento del Salvador, reunámonos en torno al Altar para ofrecer a Dios la acción de gracias por el misterio de la Redención y nuestras súplicas para que, asumiendo las actitudes de Cristo, hecho hombre, podamos contemplarlo en el misterio eucarístico y en nuestro prójimo. Participemos activamente. Monición a la Liturgia de la Palabra En esta ocasión, la Palabra de Dios nos deja en claro que el Padre Eterno tiene un plan de salvación para la Humanidad. No somos fruto de la casualidad, sino que somos objeto del amor de Dios que nos ha creado y nos ha redimido. Seamos testigos de este amor, como los pastores, y glorifiquemos al Dios de la Paz como lo hicieron los ángeles en la noche de Navidad. La Calenda: el Pregón de Navidad Les anunciamos, hermanos, una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo; escúchenla con corazón gozoso. Habían pasado miles y miles de años desde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierra e hizo al hombre a su imagen y semejanza; y miles y miles de años desde que cesó el diluvio y el Altísimo hizo resplandecer el arco iris, signo de alianza y de paz; en el año 752 de la fundación de Roma; en el año 42 del imperio de Octavio Augusto, mientras sobre toda la tierra reinaba la paz, en la sexta edad del mundo, hace 2018 años, en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel, ocupado entonces por los romanos, en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada, de María virgen, esposa de José, de la casa y familia de David, nació Jesús, Dios eterno, Hijo del eterno Padre y hombre verdadero, llamado Mesías y Cristo, que es el Salvador que los hombres esperaban. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Acudamos al Padre de la Misericordia que por su gran amor envió a su Hijo al mundo y supliquémosle diciendo: R. Por la encarnación de tu Hijo, escúchanos, Señor. 1. Padre de bondad, que has constituido a tu Iglesia como prolongación de la obra redentora de tu Hijo Jesucristo, haz que, en comunión con el Papa N.N. y los demás pastores, sepamos “caminar juntos” en obediencia y servicio. Roguemos al Señor. 2. Dios de justicia y de paz, concede a los gobernantes de la tierra, especialmente a nuestros mandatarios nacionales y locales, el deseo de trabajar con transparencia por el desarrollo de nuestras comunidades. Roguemos al Señor. 3. Padre de la unidad, en este Año de la Familia, te encomendamos, de manera especial, nuestros hogares para que sean un vivo reflejo de acogida y servicio, de reconciliación y fraternidad. Roguemos al Señor. 4. Dios de amor, ayúdanos a defender siempre el don valioso de la vida desde el momento de su concepción hasta su desenlace natural de modo que con nuestros actos demos testimonio del inapreciable valor de la existencia. Roguemos al Señor. 5. Dios de todo consuelo, te rogamos en esta Noche Santa por todos aquellos que experimentan cualquier dificultad, especialmente los enfermos, los perseguidos, los maltratados, los desempleados, los que pasan hambre; anima nuestros corazones para que seamos generosos y solidarios con nuestro prójimo. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre Dios, que nos has iluminado con la claridad de tu Hijo, escucha las súplicas que por su intercesión te presentamos y concédenos el gozo de sabernos hijos tuyos. Por el mismo Cristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Mar 21 Dic 2021

Voz del Pastor | 26 de diciembre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Lucas 2,41-52

Dom 19 Dic 2021

Voz del Pastor | 19 de diciembre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Lucas 1,39-45

Mié 15 Dic 2021

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 19 de 2021 Primera lectura: Miqueas 5, 1-4a Salmo: 80(79), 2ac y 3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b) Segunda lectura: Hebreos 10, 5-10 Evangelio: Lucas 1, 39-45 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El cuarto domingo de adviento, destaca la figura de la Bienaventurada Virgen María que preparar la inminente llegada del Mesías, el Señor. La meditación de esta palabra, se puede orientar desde tres perspectivas complementarias: 1. El lugar del nacimiento del Mesías, anuncia un tiempo de retronó de los hijos de Israel, donde el Señor pastoreará su rebaño. 2. Un segundo tema que se puede escrutar: es que la Encarnación del Señor en medio de su pueblo relativiza las obras de la ley, pues su presencia instaura un reino de justicia de amor y de paz para todas las naciones. 3. El anuncio de la Encarnación del Señor, desencadena una serie de acontecimientos en María que sale a anunciar con su vida en su vientre la buena nueva de la salvación: Jesucristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Miqueas señala el nacimiento del Mesías en un lugar humilde: Belén de Éfrata, aldea de Judea, desde este sitio nacerá el jefe de Israel y la Madre dará a luz. Asimismo, el profeta vaticina un tiempo glorioso con la presencia del Señor, donde los hijos de Israel retornarán, usando la figura del Pastor y el preludio de un tiempo de paz. El salmo 79 continúa señalando la característica propia de este tiempo que prepara la Navidad, mediante le cántico, las alabanzas, la alegría y en consonancia con la primera lectura vuelve a destacar la figura del Pastor de Israel. La carta a los Hebreros muestra a Jesucristo, el siervo de Yahveh que ha venido a hacer la Voluntad de Dios Padre, y su presencia en medio de la humanidad, relativiza al pedagogo, es decir, a la ley; pues no habrá necesidad de sacrificios, ofrendas, holocaustos, ni víctimas expiatorias pues en Cristo ha venido la plenitud de la salvación al mundo en quien la humanidad ha sido santificada. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Preludio de la Encarnación, la liturgia destaca la figura de María en este cuarto domingo de adviento, la Virgen Madre, la esposa del Espíritu santo, la nueva Eva, la Mujer, por medio de su fiat, entra la salvación al mundo, mediante la Encarnación de Jesús, el Verbo encarnado. El texto evangélico de san Lucas narra la visitación de María Sanísima a su prima santa Isabel, y despliega una serie de actitudes para que los cristianos asuman su vida en servicio a los demás: Una vez que María recibe el anuncio del arcángel san Gabriel, sale de prisa a la montaña. Ella no piensa en sí misma, piensa en su prima mayo que está de seis meses de embarazo, y va a servirle, a ayudarla. Ella no piensa en que los demás la sirvan, porque es la Madre del salvador, al contrario, se mueve de prisa a servir. Esto señala un camino para los cristianos, cuando reciben un título importante de la sociedad, ¿se ponen al servicio de los demás o esperan que los demás vengan a servirlos? La actitud de Isabel, señala otro tanto de humildad en María; pues se pregunta: ¿quién soy yo, para que me visite la madre de mi Señor? En la pregunta de Isabel, se ve reflejada la humildad de María santísima mediante las advocaciones y las apariciones que de manera histórica actualizan el misterio salvífico de Jesucristo; y en María pregustan el camino de la salvación. María es la madre que sale a llevar a Cristo a la humanidad, es la mujer misionera, que sale al encuentro de sus hijos para ofrecer a la Luz de las naciones: ¡Jesucristo! La salutación destaca dos mujeres, dos hijos en el vientre de sus madres, que muestran la alegría de quien defiende la vida en las mujeres y en los niños, se realiza el plan salvífico de Dios en la historia de la humanidad. En la salutación también se destacan la fe de quien ha escuchado el mensaje de la salvación, cree y se realiza la esperanza del cumplimento de las promesas señaladas. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El final de este tiempo de adviento y el inicio de la Navidad actualiza el misterio salvífico en Jesucristo. Los cristianos en el mundo están llamados a imitar las virtudes de María Santísima en su servicio a los demás por amor, en no fijarse en sus títulos o importancia, sino en abajarse para ayudar a todos. El cristiano debe imitar a María santísima en su actitud misionera, llevar a Cristo a todos lo ambientes, concebirlo dentro de cada uno para brindarlo como luz de las naciones a todos los lugares donde se necesite. Los cristianos en el mundo deben aumentar su fe, y creer en las promesas que se realizan en Jesucristo, en la esperanza de un mejor mañana que, en la alegría del nacimiento de los hijos, ven brillar un mejor futuro para la humanidad pues nace un hijo que será hijo de Dios mediante el bautismo y que será portador de esperanza y alegría para toda la humanidad. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Este domingo cuarto de adviento, que presenta la figura de la Bienaventurada Virgen María, puede complementarse antes de la celebración eucarística, como ya es habitual en muchos templos parroquiales: rezar el santo rosario o al final de la Eucaristía el ángelus. • Se puede hacer el rito de luz, que las familias las enciendan por cada uno de los hijos miembros de su familia, significando que cada luz es un hijo que brilla en la esperanza de la humanidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas bienvenidos a la Eucaristía en el día del Señor, en este cuarto domingo de adviento, que prepara a vivir como comunidad el acontecimiento central de la salvación que en Jesucristo se encarna para nuestra salvación. La alegría de la salvación manifestada en esta celebración eucarística, señala el tiempo mesiánico en que Dios establece su morada en medio de su pueblo a través de su hijo Jesucristo. Vivamos esta celebración gozosa siendo luz de las naciones como hijos de Dios. Monición a la Liturgia de la Palabra En María santísima contemplamos la Palabra de Dios hecha carne para la salvación de la humanidad. Ella la humilde sierva del Señor concibe en su mente y en su cuerpo la Luz de las naciones, para iluminar las tinieblas del pecado y llevar la salvación. Encarnemos la Palabra de Dios en nuestro corazón. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, presentemos a Dios nuestras súplicas por intercesión de María santísima y digámosle confiados: R. Escúchanos Señor. 1. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor por la Iglesia; para que, en el ejercicio de su misión, conciba a Jesucristo en su seno, y lo anuncie con palabras y obras la buena nueva de la salvación, roguemos al Señor. 2. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor pro todas las naciones de la tierra, para que llenemos de la luz de la alegría y de esperanza al mundo disipemos las tinieblas del pecado y la muerte de nuestros pueblos. Roguemos al Señor. 3. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor, por las madres embarazadas, por los niños huérfanos para que encuentren siempre en la sociedad padres y personas que los protejan en la defensa de la vida y en la protección de su crecimiento integral. Roguemos al Señor. 4. Por intercesión de la madre de Tu Hijo, te pedimos Señor, por las mujeres, niños y ancianos solos y abandonados, para que encuentren en los servicios de la comunidad la mano protectora y amiga que proteja sus derechos y restaure sus valores. Roguemos al Señor. 5. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor, por quienes mueren víctimas de la violencia, por los niños abortados; para que les concedas el eterno descanso y la salvación de sus almas. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Escucha Padre bueno, estas intenciones, y las que quedan en nuestros corazones, Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 10 Dic 2021

Y nosotros, ¿Qué debemos hacer?

TERCER DOMINGODE ADVIENTO "Gaudete" Diciembre 12 de 2021 Primera lectura: Sofonías 3,14-18a Salmo: Isaías 12,2-3.4bcd.5-6 (R. cf. 6) Segunda lectura:Filipenses 4,4-7 Evangelio: Lucas 3,10-18 Orientaciones para la Predicación Introducción Este tercer domingo de adviento, que prepara al acontecimiento central del Verbo de Dios que se hace carne para nuestra salvación, se nos manifiesta en su Palabra a través de tres ideas centrales: La alegría del Evangelio que se encarna. Las diversas manifestaciones de la forma cómo Dios se va revelando al Pueblo en la historia. La distinción del bautismo de Juan con respecto al de Jesús genera en las personas unos compromisos misionales. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura del profeta Sofonías manifiesta el júbilo y el gozo que sucede en el pueblo de Israel, que canta con alegría todos los atributos del Dios que es el Rey de Israel, que reina en ti, expulsa los enemigos, está en medio de ti, que salva, que es feliz, hace sentir su amor y comparte la alegría. Sin duda, alguna es un lenguaje de fiesta que disipa todo temor, calamidad, miedo; porque Dios reina en su pueblo, es la expresión máxima de la alianza sellada entre Dios y su pueblo. Tanto el salmo tomado del profeta Isaías, como la segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses, continúan describiendo las manifestaciones de esta alegría, con los atributos propios de Dios: salvación, confianza, sin temor, fuerza, proezas, grandeza y hazañas. El motivo de la alegría es Dios que se hace presente en medio de su pueblo, Él es la fuente de la salvación, Él es el motivo de júbilo. La carta a los filipenses va a manifestar esta alegría en el Señor por su cercanía, amabilidad, acción de gracias, oraciones, súplicas que les concede el don de la paz. El Evangelio según San Lucas manifiesta este gozo con la figura central de este tercer domingo de adviento: Juan el Bautista, quien predica un bautismo de conversión, y enlaza en una misma pregunta proclamada de manera diversa, lo que se debe hacer, cómo se debe actuar una vez que se haya recibido el bautismo;, y esto lo hace, agrupando tres estilos de vida de personas que no son cercanos al culto judío: la gente del común, los soldados y los publicanos, en donde cada servicio corresponde la caridad, desechando todo aprovechamiento del hermano a quien se sirve. Estos consejos que Juan Bautista brinda a quien se bautizan se convierten en norma de vida de una conducta ejemplar que caracteriza el ser cristiano bautizado. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de Dios escuchada y meditada en este tercer domingo de adviento, interroga de manera personal para responder sobre los motivos de gozo y júbilo que alegran la vida de las personas; por otra parte, suscita en el corazón de cada creyente, de cada bautizado, el interrogante: ¿qué debo hacer? ¿Para vivir plenamente la alegría? ¿Qué debo hacer para alcanzar la plenitud de la vida?, qué debo hacer para alcanzar la salvación? La comunidad conformada por cada una de las personas, una vez que resuelva su interrogante personal, deben fijarse en las respuestas que brinda el bautista: compartir con el que no tiene con que vestirse, ser solidarios con los que tienen de más. Estos días que preparan a vivir el espíritu de la Navidad, donde se multiplican las luces, festejos y canciones; parecen llenar de alegría el ambiente. Sin embargo, se debe trascender un estilo de vida fiestero en el sentido comercial, y vivir una alegría en medio de la austeridad, buscando comprar invirtiendo en lo necesario, alegrarse con el sustento laboral, no engañar con trampas para sacar mejor provecho y no reducir la fiesta a los objetos materiales que se puedan comprar con dinero. Hay un gozo, una alegría y una fiesta que trasciende todos estos bienes materiales, y es la encarnación de Dios, que se hace presente en medio de su pueblo y reina con la paz. Los bautizados, soldados, publicanos, hombres y mujeres de buena voluntad deben procurar la alegría que no se compra con el dinero, pues, cuando se tiene a Dios en medio de su corazones, familia y comunidad allí no hace falta nada. La Palabra también manifiesta dos formas de vivir el compromiso bautismal, unos que se parecen al grano y otros que se aparecen a la paja. El bautismo que hemos recibido para la conversión, tiene el sello del Espíritu Santo que nos debe hacer actuar en coherencia con la caridad y la fraternidad universal. No se trata de juzgar quienes son de aquí o de allá, pero las obras de misericordia revelan los frutos del grano sembrado o lo que son paja para desechar al fuego. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La carta de San Pablo a los Filipenses revela que un fruto de la alegría es la amabilidad. El papa Francisco, en la encíclica Fratelli tutti invita a recuperar el don de la amabilidad, identificando a las personas que son amables como estrellas que iluminan la oscuridad. La amabilidad es fruto del Espíritu Santo (Ga 5,22) y manifiesta que la persona que tiene esta cualidad ayuda a los demás a que su existencia sea más soportable, sobre todo cuando cargan con el peso de sus problemas, urgencias y angustias. Es una manera de tratar a otros que se manifiesta de diversas formas: como amabilidad en el trato, con un cuidado para no herir con las palabras o gestos, como un intento de aliviar el peso de los demás. Implica «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» Continúa el Papa: “La amabilidad es una liberación de la crueldad que a veces penetra las relaciones humanas, de la ansiedad que no nos deja pensar en los demás, de la urgencia distraída que ignora que los otros también tienen derecho a ser felices. Hoy no suele haber ni tiempo ni energías disponibles para detenerse a tratar bien a los demás, a decir “permiso”, “perdón”, “gracias”. El cultivo de la amabilidad no es un detalle menor ni una actitud superficial o burguesa. Puesto que supone valoración y respeto, cuando se hace cultura en una sociedad transfigura profundamente el estilo de vida, las relaciones sociales, el modo de debatir y de confrontar ideas. Facilita la búsqueda de consensos y abre caminos donde la exasperación destruye todos los puentes”. _______________________ Recomendaciones prácticas: Motivar a las familias a instalar el Pesebre para rezar en familia la Novena de Navidad. Motivar el rezo de la Novena de Navidad por familias, sectores parroquiales, Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades, Comunidades Religiosas, etc. Este año por el componente sinodal hace que sea un momento fascinante y hermoso. Lo ideal sería tener el texto preparado por el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) que se ha inspirado, justamente, en el tema de la familia y el proceso sinodal. Motivar la instalación del Árbol de Navidad precedido de una catequesis sobre su sentido litúrgico. Hoy se permiten los instrumentos musicales y las flores para adornar el altar. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La Eucaristía es la Acción de Gracias por excelencia, donde como bautizados nos comprometemos a renovar los compromisos bautismales compartiendo con alegría el gozo de que Dios está vivo en medio de nosotros. Bienvenidos a esta celebración en que de manera personal y comunitaria nos comprometemos con nuestras acciones a que Dios en Jesucristo siga encarnándose en su pueblo para vivir el don la paz y la fraternidad. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra, en este tercer domingo de Adviento manifiesta el gozo que prepara el corazón de todos los bautizados al júbilo que el Dios con nosotros está cercano y su presencia transforma nuestro comportamiento en obras de caridad al servicio de los más necesitados. ¡Escuchemos con atención! Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos a Dios Padre, que en Jesucristo se encarna en la historia para nuestra salvación, y digámosle todos: R. Escucha Padre misericordioso nuestra oración. Por la Iglesia peregrina en la tierra para que, a través de sus ministros, el Papa Francisco, obispos, sacerdotes, diáconos y todos los bautizados; manifestemos con alegría el gozo de su Encarnación a través de las obras de caridad. Roguemos al señor. Por los gobernantes de las naciones, especialmente de nuestro país, y comunidades locales: presidentes, gobernadores, alcaldes y fuerza pública, para en el gozo de Cristo ya próximo, puedan servir a los hermanos más necesitados en fraternidad, amabilidad favoreciendo una convivencia en paz entre todos. Roguemos al Señor. Por todas las personas de buena voluntad: familias, profesionales, empresarios, para que en el ejercicio y desempeño laboral de sus funciones favorezcan a las personas más necesitadas de la sociedad. Roguemos al Señor. Por quienes tiene la misión de administrar los recursos económicos, comerciantes y miembros de las fuerzas militare y públicas, para que sirvan amablemente a todos, cuidando y protegiendo la dignidad de las personas a su cargo. Roguemos al Señor. Por quienes en este tiempo de adviento han perdido la alegría y sufren en su cuerpo o en su alma, enfermos, habitantes de la calle, los que han perdido la libertad, los que se han equivocado en el camino de sus vidas; para que la esperanza y la alegría de la salvación que tare la encarnación de Jesús, los ayude en su proceso de conversión. Roguemos al señor. Oración conclusiva Todas estas intenciones Padre, te las presentamos por intercesión de Tu Hijo Jesucristo, quien vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Vie 10 Dic 2021

La voz del Pastor | 12 de diciembre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Lucas 3,10-18

Vie 3 Dic 2021

Toda carne verá la salvación de Dios

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 05 de 2021 Primera lectura: Baruc 5, 1-9 Salmo: 26(125), 1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Filipenses 1, 4-6.8-11 Evangelio: Lucas 3, 1-6 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios de este domingo nos presenta: * El gozo, la alegría por la presencia de Dios; Él cuida en detalle y con respeto de su pueblo, de cada uno de nosotros, cobijándonos –como un árbol frondoso- para que nuestra vida sea un fruto admirable de santidad. * La alegría por la presencia del Señor se nutre y mantiene por medio de la oración hecha siempre con alegría y absoluta confianza en la providencia infalible de nuestro Señor. * La permanente necesidad de hacer anuncio kerigmático de nuestra fe, al estilo del Bautista; por boca de Juan se anuncia la presencia visible de Dios; por la predicación de la Iglesia se anuncia la alegría de su permanencia. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios, en el libro de Baruc, subraya el valor importantísimo de la alegría que se traduce en gozo. Este gozo es fruto de una relación profunda con el Espíritu de Dios y viene a ser fuerza determinante del actuar, pensar y hablar de una persona. El Salmo responsorial es un canto sublime a la alegría que se debe conservar aún en medio de las adversidades y luchas de la existencia humana. La alegría que viene de Dios no tiene límites, ni está supeditada a los vaivenes del mundo: es permanente por ser don de Dios. En la segunda lectura vuelve a aparecer con fuerza el tema de la alegría que se hace práctica en la confianza que viene a ser el modo de decidir, siempre, en relación con el Señor. Realmente quien confía en el Señor sabe con certeza que lo que Él quiera, eso es lo mejor y más claro para la santificación. La misión de san Juan Bautista fue única y especial: anunciar y mostrar la presencia del Señor entre los hombres. Un bautizado que se toma en serio su vida de relación con Cristo, asume la misma tarea: ser precursor del Señor para los demás, es decir, señalar, con su ejemplo de vida, el camino que conduce hacia Cristo y a la santidad. Juan Bautista fue un ejemplo insigne en todo y por ello se constituye en un excelente estímulo para seguir a Cristo, sabiendo que el modelo es el Señor, pero, los santos nos mueven con gusto a emprender la tarea siempre admirable de ser excelentes discípulos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Definitivamente el Señor siempre es fiel y acompaña con gran poder y misericordia a su pueblo, cuidándolo de manera especial a través de pastores, profetas y santos. Hoy tenemos la figura de San Juan Bautista; es del único santo, junto con la Virgen Santísima, de quien se celebra la fiesta de su nacimiento y de su tránsito al Cielo. Esto nos da la medida de la grandeza de Juan Bautista en la historia de la salvación, pues, se trata del “Precursor del Señor”, el último de los profetas del Antiguo Testamento y el primero del Nuevo; el único profeta que pudo ver al Mesías, el esperado de todos los siglos, cara a cara. De él tenemos tanto para aprender: Que Dios siempre tiene misericordia de todos; que hemos de crecer en santidad y afianzar nuestro carácter para no equivocar el camino; que hemos de ser fieles a Dios hasta las últimas consecuencias, sin vender nuestras conciencias ante la doblez de la vida y la injusticia de la inmoralidad. Este Evangelio nos hace proclamar con alegría que la mano de Dios siempre está para acompañar nuestros pasos y llevarnos al feliz término de la santidad y la vida eterna. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Es tiempo para vivir la alegría como antídoto para la tristeza. Contrastes que tocan la vida existencialmente y son experiencia de vida, pero, cuando vamos sintiendo que la alegría es, particularmente, un fruto del Espíritu Santo y, por lo tanto, perdura, ¿por qué dar espacio a la tristeza? La tristeza desdice de la esperanza y oculta la alegría que está por sí misma en la persona, gracias al Espíritu Santo. Si esto es así, entonces, recordamos aquel bello verso poético: “Y no estés triste nunca, que es pecado estar triste” (Amado Nervo, 1898). Ciertamente si el pecado nos separa de Dios y la tristeza es opuesta a la alegría que nos trae el buen Señor de Cielo y Tierra, albergar vestigios de tristeza es negar la acción misma de nuestro Señor que trae paz y serenidad, es como “expulsar” al Espíritu de Dios de la vida. Jesús nos enseña que la alegría del mundo no lo es en verdad; dicho de otro modo, no hay mayor tristeza que la alegría mundana porque es un placer que pasa, un gozo fugaz que nos oculta la verdad y nos extravía del buen camino, una dicha que se evapora ingratamente y no deja nada, absolutamente nada. Vale la pena revisar la vida y pensar seriamente: ¿soy feliz? ¿soy alegre? ¿soy triste? Porque, como escribía Santa Teresa de Jesús, “¡cuán triste es Dios mío, la vida sin ti!”. La vida en Dios es alegría notoria, la vida sin Dios es tristeza evidente. _____________________ Recomendaciones prácticas: • Motivar a las familias para que instalen en sus casas el Pesebre y hacerlo bendecir por el párroco o su vicario. La bendición del pesebre se puede encontrar en el Bendicional nn, 1243-1251. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al reunirnos hoy para celebrar nuestra fe, damos gracias a Dios por la alegría como don del Espíritu Santo. Lo hacemos en espíritu de gozo al recibir a Jesucristo, Señor nuestro, en su Palabra y Eucaristía. Celebremos esta liturgia con esperanza y amor. Monición a la Liturgia de la Palabra Al escuchar la Palabra de Dios, que siempre es viva y eficaz, atendamos con corazón limpio; la escuchamos en actitud de los discípulos que se nutren de la palabra que sale de la boca de Dios mismo para indicarnos siempre el camino de salvación. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, dirijamos con confianza al Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo Pastor de la Iglesia, nuestra oración y súplica, diciendo: R. Oh Señor, escucha y ten piedad 1. Pidamos al Señor por el Santo Padre Francisco, para que pueda proseguir su camino de confirmarnos a todos la fe y la alegría de nuestro discipulado. Oremos. 2. Por el don de la palabra, para que en este camino del Sínodo nos animemos a hablar con valentía y parresía, integrando la libertad, la verdad y el amor. Oremos. 3. Por los Gobernantes de las naciones; para que el Espíritu Santo los asista constantemente en su tarea, y puedan guiar a los pueblos por senderos de paz y prosperidad. Oremos. 4. Por los afligidos, para que encuentren alivio a sus dolores y sepan conservar la fe en medio de sus penas. Oremos. 5. Por esta Asamblea aquí reunida, para que viva plenamente su realidad bautismal con la alegría propia del Espíritu Santo. Oremos. Oración conclusiva Padre Eterno, reaviva en tu Pueblo Santo la alegría de tu presencia y haz que todos los bautizados sirvamos en la evangelización con gozo y generosidad. Por Jesucristo, quien vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.