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familia

Mié 9 Ago 2017

No politicemos al papa

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Estamos a un mes de la llegada de Francisco a Colombia. El papa no pasa desapercibido en ninguna parte; no solo porque es un personaje mediático que sabe utilizar gestos y palabras para transmitir un mensaje sino porque representa en sí, concretamente, la cercanía de una realidad trascendente. Por supuesto, no es Dios, ni pretende serlo creando un culto a su personalidad; es más, el papa no usa mucho el título de “Vicario de Cristo en la Tierra” sino que prefiere el de “obispo de Roma”, más concreto y localizado que indica su labor pastoral en una iglesia particular. Para el católico es sucesor de Pedro, para el incrédulo o indiferente es un líder nato. Ahora bien, lamento profundamente que estemos politizando al Papa, su visita apostólica y, peor aún, que hayamos politizado el tema de la paz matriculándola a partidos o procesos. La paz de Cristo se resume en aquella frase del evangelio de Juan dicha en el contexto de la Última Cena: “La paz les dejo, mi paz les doy; no la doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni se acobarde”. (Juan 14, 27). Aquello de que “No la doy como la da el mundo” es una buena advertencia porque la paz del mundo es frágil mientras que la paz de Dios es estable. La paz del mundo empieza por afuera (tanto para el pretencioso que piensa que la paz se consigue con la derrota del enemigo bajo las armas como para el ingenuo que cree que la paz solamente es firmar un documento) mientras que la paz de Cristo empieza por adentro. En la actualidad, nadie nos puede quitar la alegría de escuchar menos noticias de atentados guerrilleros o secuestros o desplazamientos, pero ¿por qué surgen nuevos grupos delincuenciales e insurgentes? ¿Por qué los índices de violencia intrafamiliar no caen? ¿Por qué las riñas de navaja en la calle y de trinos en las redes sociales no cesan? Porque la paz no es externa sino interna y se forma en la familia, la escuela, la iglesia, tres instituciones lamentablemente en crisis. Los niveles de odio que manejamos en Colombia son alarmantes. En las confesiones sacramentales un pecado recurrente es la enemistad, el deseo de acabar con el otro, el odio enceguecedor que hace desear el mal a los demás. Estamos enfermos de rencor y necesitamos sendos procesos de reconciliación que solo iniciarán con el reconocimiento de nuestras diferencias y el diálogo respetuoso sin imposiciones. El papa viene a Colombia a alentar un camino de reconciliación, por ello el lema de la visita es “Demos el primer paso… para que en Cristo podamos comenzar algo nuevo en bien de todos”. No viene el papa como jefe de un partido, ni vocero de un “proceso de paz” y aunque es jefe de estado no viene a imponer una ideología política. Viene como testigo de que es posible escucharnos, de que nos une el amor de Dios, de que hay que evitar que el pesimismo erradique la esperanza, que es la raíz cristiana en la que nos apoyamos quienes creemos en que sí es posible la reconciliación en Colombia. Por eso, esta visita es un gran desafío para la Iglesia: ¿Qué acciones concretas estamos haciendo para lograr la reconciliación? ¿Por qué en un país cristiano nos odiamos tanto? P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán rotoro30@gmail.com

Lun 31 Jul 2017

Preparémonos para la visita del Papa y oremos por la Familia, Don de Dios

El Comité Teológico Pastoral para la Visita del Papa Francisco a Colombia, cada semana publicará un material celebrativo para prepararnos espiritualmente a esta visita. En esta primera semana se invita a los grupos parroquiales, comunidades de vida, seminarios y familias a meditar, desde la Palabra de Dios, el tema: Familia, Don de Dios. Este material tiene como metodología la Lectio Divina (Lectura Santa). El padre Juan Álvaro Zapata, integrante del Comite Teológico, invita a todos los fieles para que con este material se vayan dando los pasos necesarios para el encuentro con el sucesor de San Pedro y así podamos alcanzar ese 'algo nuevo' para bien de todos los colombianos. El documento viene en dos formatos: uno para imprimir como hojas independientes y el otro es para imprimir como un folleto. DESCARGA: DOCUMENTO I FOLLETO Próxima edición: La Lectio Divina sobre la Reconciliación

Vie 2 Jun 2017

Todos por la familia

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - El mes de junio es una fecha especial, porque está dedicado a la familia, queremos poner en las manos de cada uno de ustedes un instrumento para hacer crecer y fortalecer la familia que es el centro de nuestra comunidad, un espacio creado por Dios para transmitir la vida, fortalecer y hacer crecer la vida humana, educar y hacer vigorosos a los hijos y, especialmente transmitir el don de la fe. En la realidad que vivimos, en nuestra sociedad, se siente la fuerza de una batalla sin cuartel contra una de las instituciones más bellas de la humanidad: La Familia. De muchas maneras y por muchas personas se ha querido disminuir y menospreciar el valor de la familia humana. Incluso, algunos, desean y pretenden desnaturalizar lo que la familia es, una comunidad formada por un hombre y una mujer, que en el sacramento del matrimonio, se convierte en el espacio de transmisión de la vida y espacio de comunión intima entre la pareja para amarse y vivir este espacio de “amor y responsabilidad” con la bella expresión de San Juan Pablo II. La familia es una institución querida y bendecida por Dios, ella es una síntesis de realidades admirables: Hogar, Escuela, Iglesia doméstica. En primer lugar, es en la familia donde se transmite la vida, ese don maravilloso de Dios, que entrega al hombre y a la mujer el don precioso de transmitir la vida. De procrear, con el amor, con la ternura y con la comunión de la sexualidad, “formando un solo cuerpo”, la vida humana. Es también en la familia donde se aprenden de modo definitivo los valores y las virtudes, es allí donde se graban de modo indeleble los principios y los fundamentos de toda cultura. Somos herederos de una profunda cultura de la familia, que por ideologías, pensamientos y doctrinas foráneas hemos derrumbado en nuestra sociedad. El Papa Emérito Benedicto XVI decía una vez a las familias en Valencia, España: “Junto con la transmisión de la fe y del amor del Señor, una de las tareas más grandes de la familia es la de formar personas libres y responsables. …Si estos ven que sus padres —y en general los adultos que les rodean— viven la vida con alegría y entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos más fácilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudará a superar con acierto los posibles obstáculos y contrariedades que conlleva la vida humana. Además, cuando la familia no se cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada, y que hay una fraternidad fundamental universal entre todos los seres humanos” Es la hora de hacer opciones definitivas y estables por lo que nos dará fuerza y aliento para la vida. La Familia es, definitivamente, el campo en el que hay mayor urgencia de acciones, pues desde allí se va construyendo el futuro de toda la sociedad. La Constitución de la República de Colombia, dice que ella es “el núcleo fundamental de la sociedad” y además dice que “El Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia” (Constitución, artículo 42). A veces parecería que quienes interpretan estos textos no respetan su profundo sentido y normatividad. Meditemos en lo que decíamos antes, tres elementos que nos ayudan a comprender y potenciar el valor de nuestras familias. Familia Hogar: En la antigua Roma, se conservaba en el ingreso de cada casa (Domus) el fuego sagrado, se llamaba “hogar” y representaba el lugar y las personas que allí vivían. El hogar es pues fuego, calor, comunión, espacio para compartir. Es en este espacio en el que la vida misma nace y se desarrolla de manera natural. En este espacio deben aparecer de modo visible, los sentimientos más puros, la humanidad más viva, la comunión de corazones y de experiencias que permita que cada hogar sea un núcleo indestructible en el que se sienten las verdaderas manifestaciones del afecto, las más sinceras relaciones entre las personas, los vínculos indestructibles que hacen posible un tejido social íntegro, firme y fiel. Por ello es urgente que nos formemos todos en la alegría de ser familia, de ser hijos agradecidos, hermanos fieles y. según el estado propio de cada uno saber ser padre y madre, hijo y hermano a la luz del mandato divino del amor. Familia Escuela: Si allí, humanamente, el hombre y la mujer, los hijos, aprenden a caminar, con mayor razón hemos de formar padres que sean maestros, así como es lícito esperar maestros que sean padres en cada hogar, en cada espacio familiar. Se enseña con el ejemplo, ya lo decía el Papa Emérito, haciendo que las lecciones de la vida sean testimonios de responsabilidad, de generosidad, de actitudes y aptitudes que se desarrollan en espacios libres de violencia y de confusión. Cuánto necesitamos que los hogares formen y eduquen a los niños y jóvenes, de ello depende nuestro futuro. Familia Iglesia Doméstica: Es una verdad innegable: a Dios le conocimos en la familia. La revelación de Dios ocurre en el espacio en el que se le aprende a amar y respetar, en donde surgen las primeras plegarias confiadas, donde se aprende a reconocer en la creación la obra maravillosa del Dios siempre fiel, donde unas manos maternales nos enseñaron a juntar las nuestras para confiar a Dios la vida entera. La familia es escuela de oración, es catequesis viva que sólo será posible, si hacemos del hogar, como decía bellamente la canción “un templo sagrado donde se comulga con hostias de amor” y donde el creyente se siente en pequeña comunidad que aprende a alabar, a agradecer, a suplicar y a ofrecer la vida. Centremos toda nuestra atención en la familia, como la joya más preciosa de nuestra comunidad y de nuestra realidad social, con la esperanza de fortalecerla y así fortalecer los valores materiales y espirituales de nuestra comunidad. Empeñémonos todos en construir la familia, en fortalecerla, en abrir espacios para su crecimiento y su desarrollo. El Estado, como lo hacen ya muchos países del primer mundo tiene que fortalecer la familia, ayudarla, potenciarla. ¡Alabado sea Jesucristo! + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 21 Abr 2017

Adquiere Cartilla para la Semana por la Familia en clave de reconciliación

El Departamento de Matrimonio y Familia del Centro Pastoral para la Comunión Eclesial pone a disposición de los fieles la cartilla "Familia reconciliada: Escuela de servicio, paz y perdón". [tabs class="horizontal"][tab title="PRESENTACIÓN" icon="Icon name 1"] La Conferencia Episcopal de Colombia, quiere promover el sentido de la reconciliación como un valor que debe estar presente en todas las acciones que desarrollen los centros y departamentos de pastoral. Este año, la cartilla de la semana por la familia, ha querido impregnar este sentido, en cada una de las catequesis propuestas, esperando hacer de la familia colombiana reconciliada, una escuela de servicio, paz y perdón. [/tab][tab title="DETALLE" icon="icon name 2"] Autor(a):Departamento de Promoción y Familia Catálogo: Cartilla Idioma: Español Número de Páginas:64 Editora: Cross Market Ltda. Año de publicación:2017 Dimensiones:16.5 x 23.5 [/tab][tab title="COMENTARIOS" icon="Icon name 1"] (function(d, s, id) { var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0]; if (d.getElementById(id)) return; js = d.createElement(s); js.id = id; js.src = "//connect.facebook.net/es_LA/sdk.js#xfbml=1&version=v2.5"; fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs); }(document, 'script', 'facebook-jssdk')); [/tab][/tabs] Mayores informes: PBX: 437 55 40 Ext. 264 Celular: 3138808447 Correo electrónico: libreria@cec.org.co

Jue 30 Mar 2017

Papa Francisco presenta la carta para la Jornada Mundial de las Familias 2018

Con motivo del encuentro Mundial de las Familias que se realizará en Dublín Irlanda en el 2018, el Papa Francisco presentó hoy algunas indicaciones sobre el tema elegido para este evento eclesial. La carta fue dirigida al Card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en ella el Pontífice escribe su prioridad "Sueño con una Iglesia en salida, no 'autorreferente', una Iglesia que no pase lejos de las heridas del hombre, una Iglesia misericordiosa que anuncie el corazón de la revelación de Dios Amor que es la Misericordia”. En su misiva el Papa Francisco plantea preguntas y respuestas de aliento y esperanza como: la familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy. «Nos podríamos preguntar: ¿El Evangelio sigue siendo alegría para el mundo? Y también: ¿La familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy?», escribe el Papa Francisco para luego responder: «¡Yo estoy seguro de que sí! Y este “sí” está firmemente fundado en el plan de Dios. El amor de Dios es su “sí” a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el “sí” de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el “sí” y el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y dominada por la falta de amor. La familia, por lo tanto, es el “sí” del Dios Amor. Sólo partiendo del amor la familia puede manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y hermanos». Tras «hacer hincapié en la importancia de que las familias se pregunten a menudo si viven a partir del amor, por el amor y en el amor», el Papa invita a «toda la Iglesia» a recordar sus indicaciones en el camino de preparación pastoral para el Encuentro Mundial de Dublín. Y, con un pensamiento especial para esa arquidiócesis y para toda la querida nación irlandesa desea que el Señor recompense desde ahora su generosa hospitalidad y compromiso. El encuentro Mundial de las Familias, Filadelfia 2015, tendrá lugar en la capital de la República de Irlanda del 21 al 26 de agosto de 2018, con el lema: «El Evangelio de la familia: alegría para el mundo». Clic en texto de la carta Fuente: Radio Vaticana

Mar 14 Feb 2017

Educar es enseñar el arte de vivir

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Estamos iniciando un nuevo año escolar. Es oportuno pensar que la educación no es cuestión insignificante, que no es responsabilidad de otros, que no es una actividad ya establecida que se reproduce mecánicamente. Por medio de la educación aportamos a la construcción de las personas y realizamos el modelo de nuestra sociedad a corto y largo plazo. De acuerdo con el tipo de educación que implementamos o que excluimos así será la sociedad que tendremos en el presente y en el futuro. Por eso, ciertas ideologías se proponen entrar abierta o sigilosamente en la educación, para moldear la sociedad desde la perspectiva que les interesa. Una cosa es educar y otra bien distinta domesticar. La primera es ofrecer principios, aportar valores, crear destrezas y hacer capaces de las virtudes en los que se fundamenta una civilización y la otra es la imposición de visiones y prácticas que alguien decide introducir en las nuevas generaciones y en la sociedad a partir de determinadas políticas. Toda la sociedad debe estar vigilante para cuidar los principios y valores a los que no se puede renunciar y que son garantes de la dignidad de la persona humana, de la estructura natural de la sociedad y de las exigencias del bien común. En este proceso tienen un papel protagónico e inalienable los padres y madres de familia, pues les asiste un derecho primigenio a orientar la educación de sus hijos, que ninguno puede conculcar. Así mismo, en este campo tienen una palabra esencial los maestros que, a partir de su vocación, de su experiencia y de su responsabilidad social, son una fuente objetiva de perspectivas para ayudar a elegir los mejores modelos educativos. Igualmente, la Iglesia por su misión y por su trayectoria de servicio a la humanidad no puede renunciar a ofrecer sus análisis y sus propuestas. Hay una educación que el Estado debe propiciar con todos sus recursos desde unos criterios, para no caer en un totalitarismo, acordados con la sociedad; pero hay una educación que respetando y aun promoviendo esos mismos criterios tiene su propia perspectiva desde la iniciativa particular. En ese contexto se sitúa la llamada Escuela Católica. No es desconocida la enorme labor que realizan tantos colegios y universidades dirigidos por diócesis, comunidades religiosas y asociaciones eclesiales, que aportan con respeto y competencia un específico modelo educativo. No se le puede negar a la sociedad que intervenga en la orientación de la educación ni a la Iglesia que ofrezca su manera de ver al hombre y a la mujer, su concepción de la sociedad y de la historia y su propuesta de realización de la persona humana aprendida desde su búsqueda espiritual, desde sus aciertos y sus errores. Se trata de un servicio honesto y creativo en una cosmovisión plural y democrática en la que también los cristianos tenemos un contenido para proponer y una pedagogía respetuosa para aportar dentro del único objetivo de lograr la realización integral de las nuevas generaciones y de toda la sociedad. Al iniciar este nuevo año lectivo debemos hacernos conscientes del valor y del derecho de la educación; debemos aprender a estar vigilantes frente al propósito de algunos, como se ha visto recientemente, de introducir conceptos y prácticas inaceptables en la educación; debemos defender el derecho de los padres de familia a escoger el modelo educativo que quieren para sus hijos; y debemos empeñarnos todos en mejorar y extender la calidad de la educación a fin de que sea más humana, ayude a encontrar el sentido trascendente de la vida y transmita valores y reglas de conducta para una armoniosa convivencia. Educar es algo muy grande, es enseñar el arte de vivir. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Jue 19 Ene 2017

Ratas y ratones

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Hasta el 2016 Colombia ocupaba el puesto 13 en nivel de corrupción, en una lista elaborada por el Foro Económico Mundial basada en el “Índice Global de Competitividad”. Infortunadamente, con las revelaciones de casos de corrupción de los últimos días, seguirá avanzando en ese deshonroso listado cuyo primer puesto recae en el vecino Venezuela. El tema de la corrupción es escandaloso porque Colombia es un país rico en recursos naturales, humanos y de capital; todos estamos de acuerdo en que no es un país pobre y sin embargo es un país que vive en la pobreza. ¿Dónde se aprende la corrupción? Lamentablemente, debemos reconocer que en la casa. En la familia se forja tanto el honesto como el hipócrita. Como hayamos sido educados así mismo luego nos desenvolvemos en la vida social; hay casos, por supuesto, de padres honestos que enseñaron el buen obrar en casa y dieron con hijos desvergonzados. Esto se debe a que el sistema educativo también tiene un buen porcentaje de responsabilidad cuando en las aulas se enseña la efectividad y la eficiencia por encima de una orientación ética fundamental. Como docente universitario sé que la materia “Ética profesional” es llamada por los estudiantes: “costura”. Pero no se trata de una materia, pues hay instituciones que tienen lecciones de ética en todos los semestres pero su visión institucional es la del negocio. Familia, Educación, Sociedad: También la superficialidad materialista del mundo moderno ha logrado calar en las generaciones que ven el éxito como derecho fundamental de bienestar hasta el punto de que la economía parece haber domesticado la ética a su antojo. Y reconozcamos que a la Iglesia también le toca su cuota de responsabilidad. Pues en su momento no fuimos lo suficientemente veedores y en ciertos casos nos ha faltado vehemencia en la denuncia; tal vez también hemos tenido poco empeño en la evangelización de la política y lo público; pusimos el acento de la moralidad social más en el ámbito sexual personal que en el de la justicia social, sin que por ello se piense que el primer ámbito es menos importante. Es muy fácil indignarse. Es muy fácil sentenciar por redes sociales o artículos como este, que encarcelen a los corruptos. Tendríamos, entonces, que hacer una gran cárcel para todos porque es un error común pensar que la corrupción solo existe en las altas esferas del gobierno, la economía y la política. También hay una corrupción lenta y silenciosa, que genera aquella otra visible, en pasarse un semáforo en rojo, en comprar el puesto de la fila, en el libro de contrabando, en beneficiarse del Sisbén o de “Familias en Acción” sin merecerlo, en prestar “gota a gota”, vender sin factura, pagar menos de lo justo al campesino, contratar servicios sin pagar lo debido, y un largo etcétera de deshonestidades que no nos sacan en limpio. De modo que esta catástrofe nos salpica a todos y entre todos debemos salir de ella. Los estamentos de control deben concentrarse en su deber, la justicia debe ser efectiva en sus condenas y cada uno de nosotros debe empeñarse por su obrar honesto en la cotidianidad. De nada servirá decir que es necesario exterminar las ratas si toleramos los ratones. ¿Qué tan honesto es usted en la vida diaria? P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán rotoro30@gmail.com

Mar 27 Dic 2016

La familia es instrumento de Dios para la reconciliación

En el marco de la fiesta de la Sagrada Familia que se celebra este 30 de diciembre, monseñor Rigoberto Correa recordó que la familia es el “instrumento de Dios” para lograr la reconciliación entre los colombianos. El prelado afirmó que la familia es semillero de reconciliación, por ello todos los integrantes deben ser portadores de paz, deben ser conscientes de que a través de la familia pasa toda la humanidad y que es la primera escuela para la paz y convivencia. Recordó que ninguna institución del Estado o privada podrá sustituir el papel de la familia. “En la familia descubrimos el mundo, aprendemos las palabras y los ejemplos”, sostuvo. Monseñor Rigoberto Corredor explicó que la familia que tiene en su corazón a Cristo es aquella que será fundamental para alcanzar el perdón y la reconciliación.