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familia

Sáb 24 Dic 2016

“En Navidad pasemos de la guerra a la paz”: Mons. Castro

El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga en su mensaje de Navidad invita a los colombianos a pedir y desear la paz a todos. El prelado reconoce la disponibilidad manifestada por muchos colombianos, quienes han tomado la valiente decisión de pasar de la guerra a la paz. “Gracias a Dios encontramos muchos hombres de buena voluntad que están dispuestos a pasar de ser hombres de guerra a ser hombres de paz”, dijo el también arzobispo de Tunja. Por último monseñor Castro Quiroga, invita para que en esta Navidad todo colombiano se una en oración y pida de manera particular por el proceso de paz que se adelanta en el país. Audio: Mons. Luis Augusto Castro Quiroga [icon class='fa fa-download fa-2x'] Visitar especial de Navidad[/icon]

Mar 20 Dic 2016

“Navidad es un tiempo maravilloso para educar en la reconciliación”

Así lo expresó el arzobispo de Ibagué, monseñor Flavio Calle Zapata, quien resaltó además que la Navidad es un momento oportuno para dejarse reconciliar con Dios y con el hermano. El prelado resaltó que uno de los primeros escenarios donde se debe enseñar la cultura del perdón y la reconciliación es en el ámbito familiar. “El mejor servicio que puede prestar una familia viene de unos esposos, cuando antes de que llegue la noche se reconcilian y comienzan en paz un nuevo día”. “Cuando algo no estuvo bien, se estuvo descomponiendo, se dañó la relación, es necesario recomponerla, reconciliarnos. Y el mejor ambiente es sin duda la familia”, aseguró el arzobispo. También dijo que es importante reconciliarse con los pobres y olvidados “Navidad es el tiempo para que en familia acojamos a los pobres, compartamos con ellos y en familia con los niños vayamos a visitarlos”. Audio: Mons. Flavio Calle Zapata [icon class='fa fa-download fa-2x']Visitar: Especial de Navidad[/icon]

Mié 26 Oct 2016

La familia es indispensable

Por Mons. Ricardo Tobón Restrepo -Cada día tendríamos que admirarnos más de la grandeza y la belleza de la familia; sin embargo, amplios sectores del mundo de hoy, por un motivo o por otro, viven un momento de ceguera sobre esta institución fundamental. Tener claridad sobre este tema es definitivo para salvar las personas concretas y para salvar la civilización. De la identidad y estabilidad de la familia depende, en buena parte, que haya niños felices, mujeres felices, hombres felices; todos armoniosamente ubicados e integrados en la sociedad. Para percibir y aceptar la identidad y la misión de la familia es necesario, ante todo, ver el proyecto que, a través de ella, Dios ha inscrito en la estructura humana. Se entiende la familia en su realidad profunda cuando se ve como fruto de una vocación, de una llamada y una respuesta, de un diálogo salvífico entre Dios y el ser humano. Desde esta perspectiva se pueden combatir mejor los males que la asechan: el egoísmo, la inmadurez, la falta de formación, la persecución cultural y la escasez de una adecuada acción pastoral. Hoy, tal vez como nunca, la familia es irremplazable en ciertos campos esenciales para la persona y la sociedad. Ante todo, es el espacio primordial para ser amado y para aprender a amar. Uno no nace terminado. En el hogar, de un modo natural, se continúa una dinámica de creación en el amor. Es el único lugar donde el amor es gratuito; uno no tiene que ganarse el amor; lo recibe desde antes de nacer. Así surge la autoestima que nos asegura que cada uno es amado por sí mismo y no es un error de la vida. Por consiguiente, si soy amado también soy capaz de amar y de darme. En el hogar la persona se encuentra con su originalidad y sus posibilidades. Se conocen y se viven la dimensión masculina y la dimensión femenina de la persona; se entra en una relación integral de adultos, jóvenes y niños; se aprenden las actitudes difíciles que llevan a relaciones humanas de calidad: amar al otro como es, compartir lo que se es y se tiene, servir desinteresadamente, perdonar con nobleza, ser solidario con los demás. La familia es una escuela de comportamiento ético. En el hogar no se puede resolver el problema moral de la sociedad, pero se puede enseñar un comportamiento verdadero; el concepto de moralidad se forma en los tres primeros años de vida. Esta es una labor prioritaria de la familia, porque anuncia y testimonia los valores esenciales: ser honesto, ser veraz, ser responsable. Igualmente, desenmascara los valores falsos que deshumanizan. Enseña hacia dónde se debe orientar todo el ser y cómo se deben tomar decisiones en la vida. Por último, la familia es el ámbito para trascender, para entrar en una verdadera espiritualidad. La experiencia de Dios que es Padre misericordioso de quien soy un hijo amado se tiene de un modo primigenio en el hogar. Allí, viendo orar al padre y a la madre, se aprende a creer en alguien que da sentido y fuerza para vivir; se tiene la certeza de que existe un Amor que no traiciona; se aprende también a vivir la fe compartida y en unión con los otros, es la primera experiencia de Iglesia. En la familia se recibe el mejor regalo que es Dios. + Monseñor Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Lun 24 Oct 2016

ExpoCatólica 2016: Iglesia viva, activa y en salida

Durante cuatro días en el centro urbano de recreación CUR, más conocido como Compensar de la Avenida 68 en Bogotá, se llevó a cabo el evento de la Iglesia Católica Colombiana denominado ExpoCatólica. Más de veinte mil participantes se hicieron presentes para construir paz y desde la Misericordia ser testigos de una Iglesia viva, activa y en salida... Todas las expectativas se cumplieron. La programación se llevó a cabo como estaba debidamente agendada. El primer día se trabajó desde el tema del perdón. Los talleres, charlas, conferencias y actividades en general estuvieron encabezadas por esta virtud. Camino a la reconciliación El segundo día, se encaminó rumbo a la reconciliación. De esta forma conferencias que tocaron corazones como la de Janeth Martínez, directora de la Fundación CREO, Próvida, resaltó la importancia de perdonar y ser perdonados y por supuesto la reconciliación, al romper ataduras o heridas grabadas en el alma que marcan muchas veces de manera negativa el rumbo de la existencia. Ilustró a los participantes cómo a través de los Libros de Penitencia por amor, magistrales, se puede obtener una herramienta de sanación, guiada por Jesús y la Virgen María para nacer de nuevo. Así mismo, Francisco Avello, otro conferencista invitado procedente de Chile, presentó a los asistentes el libro HDIOSO, donde también describe el panorama de una vida guiada por los senderos del Señor y otra donde No se tiene a Dios, siendo esta última incapaz de encontrar la verdadera felicidad. Como estas, otras conferencias, presentaciones lúdicas y talleres, ilustraron durante el transcurso de la jornada, la importancia de la reconciliación, para poder empezar con una nueva historia de vida. Tercer y cuarto día vivido en ExpoCatólica La justicia social y la solidaridad, fueron las temáticas desarrolladas en el día tercero y cuarto de ExpoCatólica. Los diferentes momentos litúrgicos como las eucaristías celebradas, hablaron sobre la importancia de la justicia social para encontrar un mundo más equitativo, más justo y donde las diferencias no marquen brechas de abandono, de injusticias y por supuesto de desequilibrio entre seres humanos con las mismas condiciones. Desde la solidaridad, se invitó durante el día cuarto, el último, a reflexionar sobre la prioridad de ejercer la humildad, esta virtud que logra unir corazones y estrechar manos. Con la humildad se pueden construir puentes y no brechas. Balance positivo Fueron cuatro días de puertas abiertas. Espacio brindado para toda la familia, jóvenes, niños, personas adultas. Todos estuvieron viviendo esta gran experiencia de Iglesia. La música, las obras de teatro, las diferentes presentaciones, los expositores, también invitaron a compartir momentos de esparcimiento, de alegría de fraternidad. El sabor del deber cumplido al lograr con éxito la versión número cuatro de ExpoCatólica, motivó a seguir trabajando por lo que realmente vale la pena, conocer a Dios, al Padre al Creador y por supuesto su Santa Iglesia Católica. A continuación los invitamos a ver algunos testimonios de quienes vivieron la experiencia ExpoCatólica 2016:

Lun 12 Sep 2016

Nuestro hijo es drogadicto

Por: Mons. Gonzalo Restrepo - Hace unos días nos dimos cuenta de que nuestro hijo, el menor, es drogadicto. No queríamos creer, nos resistíamos a reconocerlo. Le habíamos notado algunas cosas un poco raras y fuera de lo normal; sobre todo, en los últimos días ha estado muy reconcentrado, no quiere hablar con nadie, se le notan los ojos irritados y cuando habla, tiene un cierto “deje” que no es natural. En estoy días, cuando regresé de mi trabajo, lo encontré llorando, sin consuelo, me preocupé muchísimo y me senté a dialogar con él. Me dijo que se sentía muy solo y que como había perdido el entusiasmo por el estudio, no quería hacer nada. No tengo amigos, me siento sin familia, tengo miedo y desconfianza de todos los que se me acercan, ustedes dos, papá y mamá, siempre ausentes y nunca tienen tiempo para conversar, a veces ni los veo. Como madre, me sentí sumida en una gran tristeza y me sentí culpable. Lloré con él y los dos nos abrazamos. Seguimos conversando y yo le pregunté muchas cosas: si tenía novia, cuáles eran sus amigos, cómo se encontraba en la universidad, que hacía cuando llegaba a tan altas horas a la casa o cuando no llegaba, por qué no quería hablar con nadie, y ahora qué lo aquejaba para estar tan triste, si debía dinero, si lo estaban amenazando, en fin, quise entrar en su interior, y él, en medio de sollozos, me dijo que nada de lo que le estaba preguntando era su problema. Mamá, me dijo, estoy perdido, me siento desprotegido y con muchos temores; creo que yo no sirvo para nada ni voy a salir con nada en la vida, nadie me quiere, estoy solo. Quiero decirte que “soy drogadicto”, me desespero cuando no tengo dinero para comprar el paquetico, y por eso les he robado a ustedes y hasta en la calle; no sé por qué no estoy en la cárcel. Lo único que no he hecho es matar, pero creo que en mi estado, estoy a un paso de ser asesino. Mentiras he dicho todas las que quieras, he engañado a muchas personas y también las he involucrado en esto. No sé por que te estoy diciendo todo esto, porque también a ustedes mis padres les he perdido la confianza y hasta el respeto. Yo sé que los quiero mucho, pero la fuerza de la droga supera en mí todos los sentimientos y los deseos. En este momento me siento en el abismo y quisiera ayuda, pero creo que yo no seré capaz de salir adelante. Hijo mío, le dije, tienes unos padres y unos hermanos que te hemos querido mucho. Cuenta con nosotros; y él me respondió, no mamá, no quiero que nadie sepa, papá me mataría y mis hermanos me despreciarían. Tengo miedo y desconfianza de todos. Trataremos el caso con prudencia, le dije, pero déjame ayudarte. Ahora duerme y descansa. ¿Qué haré? No lo sé. Por lo menos pude acercarme a mi hijo y me comunicó su problema. Señor dame las luces para ayudarle, muéstrame el camino para recorrerlo con él y sacarlo adelante. Toda la noche me la pasé llorando y pidiéndole al Señor que me acompañara en este momento de dolor. Al final me tranquilicé y comprendí que empezaría a dar pasos y tuve la confianza de que saldríamos adelante. Una convicción profunda llenó mi corazón de paz: si lo acompañamos, si lo comprendemos, si no lo dejamos solo como hasta ahora, si le manifestamos el amor que le tenemos pero que pocas veces se lo expresamos, si manejamos este problema desde él y desde sus sentimientos, desde su vida y sus necesidades, desde sus temores y sus expectativas, yo creo que saldremos adelante. Señor acompáñanos e ilumínanos en este momento de dolor para todos. Yo sé que saldremos adelante y todos aprenderemos muchísimo de esta nueva experiencia, con tal de que la vivamos unidos, en familia y con el calor de hogar y que tu presencia no nos abandone jamás. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales

Vie 2 Sep 2016

La comunicación de la incomunicación

Por Mons. Froilán Casas - Hoy las relaciones personales son un desastre. Las buenas maneras de otrora en ciertos ambientes sociales, son cosas del pasado. Nos hemos acostumbrado tanto a las groserías que nos da miedo pedir, cuando se debiera exigir, respeto por el otro. Hoy se atropella al vecino de la manera más olímpica. Lo más grave de todo es que ignoramos al otro. Vives comunicándote con los de afuera e ignoras a los cercanos. Aparecen nuevas drogas alucinógenas y adictivas. Vives en el “ciberespacio” y te apartas de la tierra por “conversar” con aquellos que no comparten tus sentimientos. Estás labrando tu más cruel soledad. ¿De qué te sirven tener tantos “amigos”, si al final te quedas con ninguno? Los espacios de diálogo en casa se han perdido, cada uno vive su mundo. El colmo de la mala educación se da a las horas de las comidas -si es que están reunidos-, en donde cada uno empieza a “dialogar” con el exterior. Tu cónyuge, tus padres, tus hermanos, tu familia, te importan un pepino. ¡Qué mal educado eres! Después te quejas que a ti nadie te comprende. Pero si tú eres un grosero al negarte a encontrarte con los tuyos. En mi oficina no tengo el teléfono móvil, lo tiene la secretaria; para mí, el más importante eres tú que vienes a hablar conmigo. Tú eres el centro de mi atención. Yo quisiera que hubiese una norma que prohíba el uso del teléfono en los ambientes de trabajo, sobre todo cuando se trata de atender al público. Quien llega debe ser el centro de mi atención no el equipo de comunicación. Hay un prurito de “tecnología” y de arribismo, por mostrar el celular de última generación. ¡Qué dependencia! ¡Qué adicción! La gente tiene el síndrome de la comunicación ignorando al que está al lado. Hay personas tan descaradas que se ponen audífonos estando junto al otro, para no estar con el otro. ¡Qué grosería! El nombre Carreño es ignorado totalmente y su famosa urbanidad, menos. El hombre de hoy vive aislado en medio de tantos artefactos. Cada quien llega a la casa a seguir hablando con el exterior. El abrazo, el beso, la expresividad afectuosa se ha cambiado por los impersonales: ¡Hola! ¡Qué hay! De esta manera vivimos en el peor aislamiento. En cierto sentido me encanta cuando no hay señal para el internet, por fin podemos hablar sin interrupción. ¿Por qué tenemos que llevar el trabajo del taller, del negocio, de la empresa, de la oficina a la casa? Acaso, ¿no es el hogar el nido para compartir con la familia? Sigue con los de afuera y estés seguro que ellos no estarán al lado tuyo cuando estés viejo, enfermo o sin trabajo. De qué te quejas de la vida si eres huraño y narciso, no has tenido tiempo para compartir con los tuyos. Por favor, apaga tu teléfono celular a las horas de las comidas y a la hora de tu descanso. Si no tienes tiempo para los tuyos, menos tendrás tiempo para hablar con Dios. Sigue construyendo tu propio búnker y al final estarás sólo y abandonado viviendo lleno de aparatos de comunicación. Monseñor Froilán Casas Obispo de Neiva

Mié 24 Ago 2016

Atrevida intervención del estado

Por Mons. Froilan Casas - La familia es un bien natural inalienable. La familia tiene unos principios rectores de comportamiento social que deben ser respetados. Ordinariamente los regímenes totalitarios de derecha o de izquierda han pretendido siempre introducirse en el fuero interno de las familias. El Estado, en una sociedad democrática, ofrece educación a los niños, pero a la par respeta las creencias de los ciudadanos, -obviamente creencias que permitan el desarrollo de la convivencia ciudadana-. La educación sexual es fundamental en toda sociedad civilizada. Pero el Estado tiene sus límites en ofrecerla. Los padres de familia son insustituibles en la formación de sus hijos. La educación sexual que se ofrece en los establecimientos educativos no puede suplantar el papel de los padres en la orientación y formación sexual de sus hijos. Los padres deben estar atentos ante cualquier pretensión del Estado en imponer, sutil o abiertamente un “modo” de educación con orientaciones que obedecen a un horizonte hermenéutico materialista. El hombre no es solo fisiología, es también sicología y valores religiosos. No cabe duda que los gobiernos de turno a través del Ministerio de Educación Nacional, deben ofrecer una respetuosa y científica educación sexual. Los padres de familia deben estar vigilantes para que en las instituciones educativas impartan una seria educación sexual. Los padres de familia deben asociarse y protestar enérgicamente cuando un Estado totalitario capitalista o comunista pretenda imponer un determinado enfoque, sesgado y tendencioso, de instrucción sexual. Y no nos traten de trogloditas porque pensamos distinto. Tenemos, como ciudadanos qué opinar y hacernos sentir. Que no castren nuestro pensamiento so pretexto que estamos en una sociedad libre. Claro que una sociedad libre, pero a la vez, esto nos da derecho, como a los otros de expresar nuestros enfoques de vida. Que no nos vengan a mutilar nuestro pensamiento por darles gusto a los autodenominados librepensadores. Permítanos disentir y proponer. Esa es la verdadera democracia. Invito a los parlamentarios cristianos católicos y a los cristianos de confesiones distintas, a defender en el parlamento, -laboratorio de las leyes- el derecho íntimo e interno de las familias a exigir respeto por la formación sexual de sus niños. Se entiende que tal formación, derecho de las familias, no vaya en contra del Bien Común y de los valores naturales que exige una convivencia pacífica en una sociedad pluralista. Los planes y programas de educación sexual tienen mayor libertad cuando se trata de la educación secundaria y universitaria. Ya el chico tiene unos fundamentos vividos en su familia que le permiten tener discernimiento para ser crítico frente a lo oído, leído o visto. Lo que sí es claro es el derecho que tienen los padres de formar a sus hijos. En un Estado totalitario y marxista se llegaba a la escuela a hacer un ejercicio monstruoso: se le decía a los niños que le pidiesen a Dios pan. Obviamente el pan no aparecía. Entonces, a renglón seguido le decían: ahora pidan a Stalin pan. Inmediatamente llegaban las bolsas llenas de pan. Conclusión: Dios no existe. ¡Qué adoctrinamiento tan asqueroso y nocivo! Nunca como ahora los cristianos debemos estar atentos para que los gobiernos no gobiernen en contra de nuestra cultura. Monseñor Froilan Casas Obispo de la diócesis de Neiva

Vie 19 Ago 2016

El derecho a disentir

Por Monseñor Froilán Casas - El disentir es una de las expresiones de la verdadera democracia. Obviamente este derecho se debe enmarcar dentro del respeto a las leyes. Una democracia que no tenga oposición no es democracia, es dictadura de partido. Un monopolio de partido es una dictadura disfrazada. Recientemente ante la política de gobierno presionada por organismos internacionales, que quiere imponer la ideología de género en la educación escolar, los cristianos católicos y otros cristianos de Iglesias separadas, salimos a protestar por la injuriosa intromisión del Estado al pretender suplantar a los padres de familia en el derecho inalienable de dar formación sexual a sus hijos. En un Estado democrático, los gobiernos ayudan a los padres en esta tarea, pero no los sustituyen. Se debe respetar la identidad cultural de un pueblo. Las creencias hacen parte vital de la cultura de un pueblo. Los cristianos católicos, siguiendo la ley natural, afirmamos que el sexo no es cuestión de elección, el Creador ha dotado a la naturaleza humana de esta dimensión esencial a la persona humana. Pretender afirmar que la escogencia de género es una cuestión cultural, es un pecado contra el Creador, es negar el plan de Dios en la creación humana. ¡Qué soberbio y atrevido que ha sido el hombre en toda su historia! Se quiere borrar a Dios de la ciudad humana. En todas las épocas, los regímenes totalitarios de derecha o de izquierda han buscado negarles a los padres el derecho de educar a sus hijos. Esto no es nada nuevo. La Iglesia católica siempre se ha opuesto a tal abuso del Estado, -por decir lo menos-. Defendemos el derecho inalienable de los padres de educar a sus hijos, sobre todo en materia sexual. Un Estado laico no es el que masacra las creencias de un pueblo, es el que las respeta. Los cristianos católicos somos ciudadanos y como tales tenemos el derecho a disentir ante políticas gubernamentales que atenten contra nuestros principios. Los gobernantes, que son elegidos por el pueblo, no deben olvidar que sus electores, en su gran mayoría son creyentes y, por lo tanto deben ser respetadas sus creencias. Traiciona y lacera un gobernante a un pueblo que lo ha elegido cuando pisotea sus valores religiosos. Quienes pretenden implantar la ideología de género, ¿por qué no se van a los países de cultura musulmana y la proponen a ver qué les pasa? Nuestros permanentes depredadores nos quieren reducir a las sacristías para que les hablemos a personas octogenarias o nonagenarias; salir a la plaza pública es “meterse en política”. Si lo hacen otros grupos religiosos, sociales o culturales, eso es algo normal. Nos quieren mutilar y reducir al ostracismo de las mazmorras. Los padres de familia deben estar atentos a vigilar con sumo cuidado las políticas educativas. Ellos son quienes determinan la orientación religiosa de sus hijos. Defenderemos siempre el respeto a toda persona independientemente de su sexualidad, etnia, partido o religión. Las situaciones sexuales de cada persona deben ser respetadas; censuramos todo matoneo o acoso escolar en esta materia; esto es infame y denigrante. Afirmamos sin ambages que todo ser humano es imagen y semejanza de Dios. Monseñor Froilán Casas Obispo de Neiva