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familia

Mié 17 Ago 2016

"Queremos la original"

Por Monseñor Ricardo Tobón - La multitudinaria marcha en defensa de la familia, realizada el pasado 10 de agosto en varias ciudades del país, brotó de la entraña misma del pueblo. Algunos la descalificaron y varios medios de comunicación la ignoraron, pero en el fondo nos mostró a todos que el sentido común indica que hay realidades fundamentales de la vida, como la familia, que no se pueden maltratar sin que peligre toda la estructura humana y social. El mismo Gobierno Nacional vio la gravedad del reclamo popular y dio marcha atrás, probablemente hasta otra ocasión que vea más favorable para su propósito. La verdad es que, como ha denunciado el Papa Francisco, hay una colonización ideológica para imponer, entre otras, la ideología de género. La plataforma de lanzamiento ha sido la ONU, que trabaja desde 1990 para que las Conferencias Mundiales y los programas de Naciones Unidas incluyan los objetivos de género. En concreto, en el Fondo para la Población, UNICEF, UNESCO y OMS se han elaborado muchos documentos y propuestas con categorías propias de esta ideología. Desde las Naciones Unidas va pasando a todos los países, donde se difunde por los medios de comunicación y a través de diversas actividades en los centros educativos. Como hay fuertes presiones económicas y políticas sobre los Estados, casi todos van cediendo sin que importe ni la verdad y la libertad de las personas, ni la democracia. La ideología de género pretende, en primer lugar, liberar al ser humano de su biología; cada uno puede escoger su sexo. Ya no se admite que la “naturaleza” tenga algo que decir; cada uno puede modelarse a su gusto, para sentirse libre y liberado. Es una insurrección contra los presupuestos biológicos; el sexo se escoge o se cambia de acuerdo con el rol social y cultural que se asume. De otra parte, esta ideología ve el matrimonio y la familia como dos modos de violencia permanente contra la mujer y por tanto como instituciones que deben desaparecer. Igualmente, ve la organización familiar y social como una estructura de poder y un instrumento de discriminación para la minoría con sexualidad diversa. Por tanto, hay que imponer una liberación, que acabe con todas las inhibiciones o represiones de la sociedad contra el instinto sexual. Los criterios para actuar son el egoísmo, la satisfacción de las necesidades y lo que más conviene. En pocas palabras, se puede hacer con el cuerpo lo que se quiera, pues el fin de la sexualidad es el placer. Los riesgos de esta ideología son muy grandes, pues la persona entra en una ambigüedad frente a su identidad, puede perder el sentido de la vida, no sabe conducir su propio desarrollo humano, no logra realizar adecuadamente sus relaciones interpersonales y familiares y pone en grave peligro toda la vida social. Si cambiamos los fundamentos éticos por el relativismo, donde no existe un orden real y objetivo que todos debemos respetar, cada uno decide dónde está el bien y dónde está el mal, todo queda permitido y no nos espera sino el enfrentamiento mutuo a partir de las diversas posiciones particulares. Ante esta realidad pareciera que algunos legisladores y jueces hayan perdido la conexión con la realidad y el sentido común que tiene el pueblo cuando sale a las calles a pedir que no se trastorne el orden natural de la familia, diciendo: “Queremos la original”. Esta situación es un llamamiento para que los padres de familia hagan valer el derecho primario e inalienable que tienen sobre la educación de sus hijos, para que las familias valoren lo que son y luchen por realizar lo que significan en la sociedad, para que entendamos que la ideología de género no mejora la educación y para que comprendamos que no se defienden los derechos de una minoría ni se evitan la discriminación y la intolerancia atropellando el orden natural y social. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Lun 15 Ago 2016

El renovado compromiso de la familia en la educación.

Por Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez - La masiva participación de hombres, mujeres, papás, mamás, abuelos, hijos y hermanos en las plazas y calles de prácticamente todo el territorio colombiano, todos en torno de la defensa de la familia y de su derecho de participar activamente en la construcción de las políticas de educación, ciertamente es un signo de esperanza que muestra que en Colombia las conciencias siguen despiertas. Si bien es cierto que el Gobierno colombiano ha hecho pública su posición ante el debate propuesto, es útil continuar el análisis, pues, como sucede reiteradamente en nuestro país, no es raro que dentro de un tiempo no lejano, vuelva a debatirse el mismo tema. Por ejemplo, en Cali, se tuvo prácticamente la misma discusión en el año 2010, promovida por la Oficina de Inclusión Social de la Alcaldía, que promovía en las escuelas el programa intitulado “con la diversidad sexual y de género. ¡todo bien!”, el cual fue retirado por el Ministerio de Educación Nacional por las mismas razones de ahora. El Pontificio Consejo para la Familia, el 23 de octubre de 1983, publicó LA CARTA DE LOS DERECHOS DE LA FAMILIA. Es importante conocer el documento, que consta de una introducción, una descripción de la misión de la familia, para concluir con el elenco de los derechos de la familia descritos en 12 artículos. Por el momento actual de Colombia, en particular lo que se vive en torno de la discusión sobre la educación y el papel de las familias en ella, considero muy pertinente presentar el artículo 5° de esta Carta de los Derechos de la Familia, que vale la pena difundir ampliamente: “Por el hecho de haber dado la vida a sus hijos, los padres tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por esta razón ellos deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Los padres tienen el derecho de educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas, teniendo presentes las tradiciones culturales de la familia que favorecen el bien y la dignidad del hijo; ellos deben recibir también de la sociedad la ayuda y asistencia necesarias para realizar de modo adecuado su función educadora. Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Las autoridades públicas deben asegurar que las subvenciones estatales se repartan de tal manera que los padres sean verdaderamente libres para ejercer su derecho, sin tener que soportar cargas injustas. Los padres no deben soportar, directa o indirectamente, aquellas cargas suplementarias que impiden o limitan injustamente el ejercicio de esta libertad. Los padres tienen el derecho de obtener que sus hijos no sean obligados a seguir cursos que no están de acuerdo con sus convicciones morales y religiosas. En particular, la educación sexual —que es un derecho básico de los padres— debe ser impartida bajo su atenta guía, tanto en casa como en los centros educativos elegidos y controlados por ellos. Los derechos de los padres son violados cuando el Estado impone un sistema obligatorio de educación del que se excluye toda formación religiosa. El derecho primario de los padres a educar a sus hijos debe ser tenido en cuenta en todas las formas de colaboración entre padres, maestros y autoridades escolares, y particularmente en las formas de participación encaminadas a dar a los ciudadanos una voz en el funcionamiento de las escuelas, y en la formulación y aplicación de la política educativa. La familia tiene el derecho de esperar que los medios de comunicación social sean instrumentos positivos para la construcción de la sociedad y que fortalezcan los valores fundamentales de la familia. Al mismo tiempo ésta tiene derecho a ser protegida adecuadamente, en particular respecto a sus miembros más jóvenes, contra los efectos negativos y los abusos de los medios de comunicación. Las familias tienen unos derechos relacionados con su misión educativa que les son propios, y que deberían ser no sólo conocidos sino respetados y tutelados. Entre éstos, destaco el literal e) que presenta el derecho de los padres de familia de participar activamente con los maestros y autoridades escolares “en las formas de participación encaminadas a dar a los ciudadanos una voz en el funcionamiento de las escuelas, y en la formulación y aplicación de la política educativa”. Lo que queda El despertar de la familia en el papel que tienen ante la educación de los hijos. Ha sido históricamente una verdadera dificultad, el hecho de involucrar responsablemente a la mayoría de los padres de familia en la educación de los hijos. Muchos han olvidado que el papel de la escuela es subsidiario, y que ellos son los primeros responsables. ¿Cuántos padres de familia conocen los manuales de convivencia de la escuela de sus hijos? ¿Cuántos participaron activamente en su construcción y aprobación? Los números 274 a 286 de la Exhortación Postsinodal Amoris Laetitia del Papa Francisco, dan luces muy importantes para llevar a cabo la participación de las familias en la educación de sus hijos. Poner sobre la mesa el tema de la educación integral que debe ser ofrecida por el Estado y los maestros. Y cuando se habla de educación integral me refiero a aquella que propende por la formación de personas que no sólo adquieren conocimientos y destrezas, sino que aprenden a vivir y a convivir, personas que descubren que la mayor felicidad se encuentra en descubrir su vocación y trabajar por ella, que aprenden a ser ciudadanos de bien, con lo que implica de respeto de la diferencia, la semejanza y la igual dignidad de las personas, sea cual sea su condición social, física, religiosa, sexual. La formación integral conlleva también preservar la dimensión espiritual o trascendente en cada uno. Discernir abiertamente asuntos que tienen amplia trayectoria a nivel internacional y que ahora, por el fenómeno de la globalización y en algunos casos por una cierta imposición, comienzan a influir en Colombia, como las políticas de ideología de género, los planes de educación sexual, etc. Revisar los manuales de convivencia es algo que siempre han hecho y hacen las instituciones educativas de forma autónoma y responsable, ¿por qué pretender que participen en este ejercicio –que es propio de cada institución- el UNFPA, el fondo de Población de las Naciones Unidas, la Unicef, el PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Colombia, instituciones conocidas por su marcada tendencia impositiva a los países en desarrollo? El Papa Francisco, y la Iglesia en general, se han pronunciado sobre la inaceptable intromisión de organismos internacionales que muchas veces condicionan la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan, muchas de ellas ajenas al sentir natural y cultural de los pueblos, como es el caso, por ejemplo, “del matrimonio entre personas del mismo sexo” (Amoris Laetitia, 251). El compromiso público del gobierno colombiano, expresado a través del Ministerio de Educación Nacional en 7 puntos. Destaco aquí sólo el número 4: “El Ministerio de Educación Nacional no ha impuesto ni puede imponer manuales de convivencia a las instituciones educativas. Los colegios son autónomos en la elaboración de los mismos, con la participación de rectores, docentes, padres de familia, estudiantes y comunidad educativa en general”. Lo importante es que se cumpla. A manera de conclusión Como reflexión final, me pregunto. ¿Era necesaria la exigencia nuevamente de reformar los manuales de convivencia, cuando hace apenas poco tiempo, las instituciones educativas se vieron abocadas a revisar y reformar dichos manuales incluyendo la Conformación de los Comités Escolares de Convivencia? El Ministerio de Educación Nacional, mediante decreto 1695 del 11 de septiembre de 2013, reglamentó la Ley 1620 de 2013, creada para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar. Más específicamente en el artículo 22 dice que “todas las instituciones educativas y centros educativos oficiales y no oficiales del país deberán conformar el comité escolar de convivencia, encargado de apoyar la labor de promoción y seguimiento a la convivencia escolar, a la educación para el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos, así como del desarrollo y aplicación del manual de convivencia y de la prevención y mitigación de la violencia escolar”. ¿Por qué el afán de que explícitamente se tenga que hacer referencia en los manuales al género, a la distinción de sexos y demás? ¿Acaso cuando en la ley 1620 se pide que se eduque en los derechos humanos y la prevención de la violencia escolar, no se contemplaban ya el matoneo, el acoso escolar o bullying, el abuso sexual y otras situaciones que explícitamente piden incluir ahora? En una entrevista al diario El País de Cali (12-08-2016), afirmó el Arzobispo de Cali, Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía: “invito a que se revisen los manuales de convivencia, y no con criterios ideológicos, sino con respeto a la identidad que tiene el país y a la semejanzas que tenemos todos como seres humanos”. Esta es la posición general de la Iglesia católica. Mirando con esperanza lo vivido, considero que es una magnífica oportunidad para los colombianos, para las familias y para el sistema educativo. No se puede olvidar que “la familia es la primera escuela de los valores humanos en la que se aprende el buen uso de la libertad” (Amoris Laetitia, 274). Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Jue 11 Ago 2016

Todos los hombres son mortales, el gato es mortal, luego, los gatos son hombres

Por Monseñor Juan Carlos Ramírez - El título de este escrito es correctamente inferido pero su conclusión se distancia de la verdad porque una de sus premisas es falsa. En el mundo helenístico esta manera de razonar usaba las figuras del silogismo y era propio de los sofistas, que por medio de la exposición de premisas falsas o verdaderas, y conclusiones que no se adecuan a las mismas, buscaban defender algo y confundir al contrario. Hoy, en tiempos de híper modernidad, caracterizado por lo efímero y lo frívolo, con una cultura urbana consumista como estrado de la “Era del vacío”, -según la reflexión del filósofo francés, Gilles Lipovetsky-, los sofistas y sofismas florecen y reverdecen en la destrucción de sistemas referenciales, en la construcción de ambiguas antropologías que llevan a nuevas éticas y conviene identificar en la realidad, quién asume el rol de sofista y cuál es el sofisma en los llamados “lineamientos para la revisión y actualización de los manuales de convivencia” que deben ser revisados en las instituciones educativas, públicas y privadas del País. En una sociedad cambiante, con nuevos retos, es acertada y oportuna la Sentencia de la Corte Constitucional T-478 de 2015 que en la parte resolutiva le indica al Ministerio de Educación “ordenar y verificar que en todos los establecimientos de educación preescolar, básica y media estén constituidos los comités escolares de convivencia” y que sus contenidos “…sean respetuosos de la orientación sexual y la identidad de género de los estudiantes y para que incorporen nuevas formas y alternativas para incentivar y fortalecer la convivencia escolar…que permitan aprender del error, respetar la diversidad y dirimir los conflictos de manera pacífica…”. Lo anterior es lo que las instituciones educativas vienen realizando, es su visión y misión y tienen la disposición interna y el conocimiento científico y técnico para fortalecer sus manuales. El sofisma está en hacerle creer al país que para educar en la “no discriminación y respeto a las diferencias” debemos enseñarle a los dicentes que no se nace siendo hombre o mujer sino que eso depende de una construcción cultural, más aún, se quiere eliminar la idea de que los seres humanos se dividen en dos sexos. Porque no pensar que si clamamos por el respeto a las diferencias, el crecer, formarse y asumir esos valores es en el reconocimiento de mi identidad natural y que en la medida en que reconozco mi ser natural puedo valorar y entender al otro que me interpela y fortalece mi propia identidad y me habilita para respetar la opción de vida de los demás. El anterior sofisma busca arrasar la identidad de la persona humana, a tal extremo de afirmar que las diferencias entre el hombre y la mujer, “más allá de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son producto de la cultura de un país o de una determinada época…”. Otro sofisma, es decir que la construcción de los “manuales de convivencia” es del resorte de cada institución educativa y que los cuestionados “lineamientos” son orientativos y simplemente para directivos y docentes; se desconoce que la educación es un proceso, que si se convoca a capacitación a las directivas y educadores el fruto de esas capacitaciones tienen como destinatario final al educando, o “¿quién hace mercado y lo lleva a la casa del vecino?. En síntesis: Las instituciones no se oponen a implementar en sus manuales de convivencia los valores necesarios para formar en el respeto a las diferencias, a una convivencia pacífica, a la no discriminación, no se trata de perseguir personas; pero el Ministerio de Educación no puede “manosear” la autonomía escolar que gravita en la Constitución y la ley y desconocer el derecho natural y positivo que tienen las familias de acompañar la formación integral de los hijos. Adenda: 1.- ¿Qué hay detrás de esos lineamientos de revisión y actualización de los “manuales de convivencia?. ¿Intereses políticos, económicos, políticas internacionales que condicionan procesos internos del país, el deseo de implantar una ideología que promueve una desconstrucción antropológica e impone una ideología cerrada al diálogo? El momento actual exige oración, reflexión, respeto profundo por las personas, pero libertad para confrontar las ideas. A este vestido, le falta tela. Monseñor Juan Carlos Ramírez Director Financiero y ecónomo Conferencia Episcopal de Colombia

Jue 11 Ago 2016

Episcopado destaca masiva participación de colombianos en defensa de la familia

Obispos del país agradecieron al pueblo colombiano por su masiva participación en las marchas que expresaron la defensa de la familia y el rechazo a la imposición de la ideología de género en los colegios. Desde su cuenta en Twitter el cardenal Rubén Salazar Gómez felicitó la participación del pueblo colombiano. Felicito a todos los que con respeto y valentía, marcharon ayer en defensa de la #familia en #Colombia. Dios los bendiga — Rubén Salazar Gómez (@cardenalruben) 11 de agosto de 2016 El arzobispo de Bucaramanga, monseñor Ismael Rueda Sierra calificó de extraordinaria y apoteósica la marcha que se realizó en su ciudad. "Fue una respuesta espontánea, generosa y muy consciente de las familias", aseguró el prelado. [icon class='fa fa-microphone' link='']ENTREVISTA MONSEÑOR ISMAEL RUEDA SIERRA[/icon] Por su parte el obispo electo de Soacha, monseñor José Daniel Falla Robles, también a través de su cuenta en Twitter, calificó de valiente la actitud de la población. El Señor Bendiga a quienes valientemente salieron a defender a los niños de la Ideología de Género pic.twitter.com/MKJYvmIf7V — José Daniel Falla (@monsjosefalla) 11 de agosto de 2016 El obispo de Valledupar, monseñor Oscar José Vélez Isaza, aseguró que con las propuestas del Ministerio de Educación y el querer imponer la ideología de género en los colegios se ha tocado una fibra muy sensible de la población, por ello esto se expresó en estas manifestaciones multitudinarias. Por su parte el obispo auxiliar de Barranquilla, monseñor Víctor Tamayo Betancourt aseguró que la participación de la población fue espontánea. “El pueblo escucha la voz de Dios, y su voz hoy es que uniéramos mente y corazón para dar testimonio de unidad y una petición para que cambien de orientación quienes nos están dirigiendo”, dijo el prelado. [icon class='fa fa-newspaper-o' link='']El Obispo de Barranquilla dice que Mineducación debería renunciar[/icon]

Jue 11 Ago 2016

¿Pedir perdón a quiénes?

Por Raúl Ortiz Toro - Soy incrédulo con los medios de comunicación tendenciosos que, a veces, resultan ser la gran mayoría, pues de acuerdo a sus intereses particulares acomodan las noticias según su parecer y desdibujan la verdad al punto de presentar como banal un tema trascendente. El Papa Francisco, hace pocos días, en su viaje de regreso de Armenia - Cáucaso a Roma concedió, como es su costumbre, una entrevista a los medios de comunicación que lo acompañaron en el viaje. Una de las preguntas fue sobre qué pensaba el Papa de las declaraciones del cardenal alemán Reinhard Marx, quien acababa de dar unas declaraciones en una conferencia en Dublín en las que instaba a que la Iglesia pidiera perdón a la comunidad homosexual “por haberla marginado” según la pregunta de Cindy Wooden de CNS. El Papa, muy lúcido, afirmó lo siguiente para no dar aires de exclusividad a una sola comunidad, pero las noticias solo registraron lo sensacionalista: “La Iglesia no solo debe pedir perdón a las personas homosexuales que ha ofendido, sino que debe pedir perdón también a los pobres, a las mujeres explotadas, a los niños explotados en el trabajo, debe pedir perdón por haber bendecido muchas armas. La Iglesia debe pedir perdón por no haberse comportado muchas veces. Los cristianos, la Iglesia, es santa, los pecadores somos nosotros”. Y de allí, ya sabemos lo que titularon al otro día: que la Iglesia estaba ahora comprometida en el lobby gay. No. La Iglesia está comprometida con la persona humana y su dignidad y en ese sentido el Papa dice que debe pedir perdón a todos aquellos que han buscado en la Iglesia a una madre que acoge y han encontrado las puertas cerradas o las bocas silentes. No falta quien piense que pedir perdón es una muestra de debilidad que la Iglesia no debe ofrecer; pero estas también son resistencias históricas como los pecados de los bautizados; recordemos, por ejemplo, las reacciones a la hazaña de San Juan Pablo II en el Jubileo del año 2000 cuando el primer domingo de Cuaresma pidió perdón a la Humanidad “por los pecados de los hijos de la Iglesia” y concluía diciendo: “Nunca más contradicciones con la caridad en el servicio de la verdad; nunca más gestos contra la comunión de la Iglesia; nunca más ofensas contra cualquier pueblo; nunca más recursos a la lógica de la violencia; nunca más discriminaciones, exclusiones, opresiones, desprecio de los pobres y de los últimos”. Esta reflexión del Papa nos cae muy bien para el contexto en el que se encuentra Colombia: Perdón, Reconciliación, Justicia, Paz, Progreso… Los Señores Obispos en la Asamblea Plenaria del Episcopado, realizada la primera semana de julio, buscaron traducir estos sentimientos del Papa y con humildad pedirán perdón en nombre de la Iglesia por las veces en las que los bautizados esperaron una mano amiga, una defensa oportuna, y no la encontraron. Pero también es la ocasión de ofrecer el perdón a todos aquellos que han visto a la Iglesia como una enemiga cuando se ha comprometido en la igualdad y la justicia, cuando ha acompañado a los ciudadanos en los procesos de reivindicación de sus derechos y de defensa de la vida. Esas dos facetas: dar y pedir perdón son tan cristianas como plausibles en la actual realidad del país. Sería realmente histórico. P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán rotoro30@gmail.com

Mié 10 Ago 2016

Nuncio anima a defender a la familia en Colombia

El Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Ettore Balestrero invitó a todo el pueblo colombiano a unirse a las marchas que se realizan en todo el país para expresar el rechazo a la imposición de la ideología de género en la educación y manifestarse en favor de la familia. El prelado pidió que las marchas sean pacíficas, respetuosas y educadas y que manifiesten de forma clara y contundente la defensa de la familia. "Yo quiero unirme a los colombianos para defender a las familias. Todos los que marchan por la defensa de la identidad de la persona humana son nuestros hermanos con una vocación de rechazar la imposición ideológica", manifestó el diplomático. Monseñor Ettore Balestrero recordó que el Papa Emérito Benedicto XVI y el Papa Francisco han advertido que estamos viviendo una época de pecado contra Dios. "Negar que hay una estructura identitaria de la persona como hombre y como mujer e intentar imponer a niños ideas que todavía no tienen la posibilidad de entender es muy grave", afirmó. Finalmente pidió que los marchitas alcen su voz y manifiesten claramente sus convicciones sobre la familia.

Vie 5 Ago 2016

La bandera de la verdad, en defensa de la verdadera educación

Por Monseñor Víctor Ochoa Cavid - Hay valores y realidades que, por la grandeza de su significado y por la trascendencia que tienen en la vida concreta de las personas, no pueden quedar a la deriva, ni quedar a merced de las opiniones y posiciones tan variables que hoy se proponen. Muchos quieren implantar sus modelos de pensamiento, que de una parte son respetables, pero que como católicos no podemos compartir, pues tocan el ser mismo de la dignidad de la persona humana. Hace ya algunos años, el Papa Benedicto XVI, en una famosa intervención ante algunos políticos europeos, recogiendo la experiencia milenaria de la Iglesia, Maestra en humanidad, declaró que ni la vida humana, ni la familia, ni la educación son principios negociables (Benedicto XVI, 30 de marzo 2006). El Papa en su momento nos recordó cómo la vida humana es sagrada desde su inicio mismo, desde el instante de la concepción hasta su fin natural. Claramente no está en juego, no se puede exponer un don tan grande a las ideas de quienes, por culpable ignorancia, pretenden dejarla a disposición de aquellos que la quieran impedir, interrumpir o truncar, siguiendo los criterios de un humanismo disfrazado en el que la visión del hombre queda recortada a su utilidad. La familia, célula fundamental de la comunidad humana, tampoco es negociable. Obviamente que se habla de la forma natural y original de la familia, con todo lo que representa la grandeza de la unión de un hombre y una mujer, que abiertos a la vida, quieren encontrarse para conformar un espacio de amor y de comunión (espiritual, corporal, de convivencia), que se refleja en los hijos, en la descendencia que expresa la calidad del amor que la engendra y la fidelidad al mandato divino que, más que prolongar una especie, busca hacer del mundo el hogar de pequeñas comunidades humanas en las que no faltarán las limitaciones. Es una comunidad de vida, en la cual el hombre y la mujer, unidos por el amor y bendecidos por Dios, regalan el don de la vida. Por ello, todo lo que se refiera a la familia debe estar marcado por el respeto a su identidad, por la salvaguarda de sus derechos, por el afán de custodiar lo que con razón avalada, por la sabiduría de la experiencia iluminada por la voz misma de Dios, se ha querido llamar Santuario de la Vida en el que, si bien hay dolorosas y complicadas situaciones, no puede cambiarse lo que la misma creación hace evidente y lo que genere un desarrollo armónico de la persona y de la comunidad humana. Entre las cosas que no podemos negociar está la Educación, tanto la forma como los contenidos, pues es el lugar y el espacio donde formamos y modelamos al hombre, desde su infancia. Educar está mucho más allá de generar y ofrecer información, no es solo la metodología y la forma. Educar es formar la persona, mostrarle horizontes claros, poner en el corazón de todos verdades estables y claras, no informaciones confusas, valores auténticos, que sean capaces de vencer el relativismo de las cosas sin sentido y de las posiciones parciales que se quieren imponer como verdades definitivas. La educación es algo muy complejo y exigente. No es una organización que transmite datos es una experiencia que modela seres maduros y equilibrados, capaces de decidir, de vivir a plenitud, de acoger con respeto y colmar de esperanza el corazón de todos. La educación no es una caprichosa actividad que ensaya pedagogías dudosas y favorece ideas oscuras que deforman al ser humano o lo encasillan en modos y costumbres parcializadas. Es generar libertad en el precioso significado de la expresión que está muy lejos de ser caos y desorden, para indicarnos que es armonía y bondad, belleza y paz que nos permiten seres humanos, que más que informados, han sido modelados por la sabiduría de siglos de verdad y de bondad. Con presuntos criterios de modernidad, de aparente libertad, se van imponiendo modelos educativos y contenidos, incluso en el campo moral que son inaceptables para la Iglesia Católica. Tenemos que defender al hombre y los contenidos que generen una verdadera formación. No podemos dejar pasar ideas que no forman en la verdad y en los sanos principios del bien y de la trascendencia que Dios quiere para el hombre. La educación no es la academia del relativismo. No puede estar sujeta a principios fútiles y pasajeros y depender de la voluntad de un funcionario o de una simple moda o defensa de una propia condición. La educación tiene que estar fundada en el santuario de verdades tan claras y luminosas que, como las que ilumina la fe, le dan al ser humano su altura y su grandeza y lo distancian del caos, del desorden, de la violencia y de la inmoralidad. Principios y valores morales no pueden depender de la volatilidad de momentos y de actitudes que pretenden fortalecer posiciones que no corresponden al sentimiento de todos los miembros de la comunidad, especialmente en momentos que son fundamentales para la persona humana (niñez, adolescencia, juventud). Estas batallas tenemos que afrontarlas con claridad y verdad, con respeto por las personas humanas, por su condición natural y por su diversidad. Pero tenemos que afirmar la verdad y los principios que no son negociables. La Iglesia de frente a estas propuestas toma la bandera de la verdad y de la defensa de los altos principios que constituyen a la persona humana. ¡Alabado sea Jesucristo! Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta (Colombia)

Mar 2 Ago 2016

Homofobia. ¿Estamos siendo homofóbicos?

Cuando asociaciones homosexuales se topan con argumentaciones que no pueden discutir, el argumento de propaganda más utilizado es el de la homofobia, una palabra fetiches que impide cualquier reflexión y estigmatiza a quien piensa distinto sobre la homosexualidad. Por Pbro.Daniel Bustmante - Lan Wathey y Craig Faunch, una pareja gay, de las primeras en convertirse en “padres” adoptivos en Inglaterra, había logrado obtener en custodia 18 niños en sólo 15 meses, entre 2006 y 2007. La orientación sexual de los “educadores” jamás fue cuestionada como motivo significativo para pensar lo impensable. Pero sucedió algo, una vecina se dio cuenta que las cosas no marchaban bien en la casa de Wathey y Faunch. Lo equivalente al Instituto de Binestar Familiar visitó esta pareja, y no se mostraron contentos con las explicaciones de la pareja, incluso con el modo como trataron el síndrome de Asperger de uno de los “hijos” de catorce años, con dosis de pornografía gay. Pero no era lo único. Había abusos sexuales. En noviembre de 2007, ya en el proceso jurídico, salió a la luz que los asistentes sociales de la ciudad de Wakefield no movieron un dedo por miedo a ser tachados de homófobos. De hecho, los diarios británicos como Times, Telegraph, Daily Mail o la BBC, prefirieron ignorar el suceso y dejar pasar cualquier reporte sobre la nota. Desde los años sesenta la reivindicación homosexual se ha ido afianzado mediante movimientos y organizaciones que han tratado de hacer pasar como normal esta orientación y de darle un estatuto social. Hoy, con el pretexto del “derecho a la diferencia”, o la “igualdad de derechos” grupos de presión con frecuencia muy poderosos, reivindican la homosexualidad. ¿Cuál es su argumento? El de la homofobia, un término aparecido por vez primera en 1985 para estigmatizar a los que cuestionan o no están de acuerdo con la “normalización” de la homosexualidad, o los que no son simpatizantes de la Ideología de Género. De esta manera toda crítica o reflexión se convierte en blasfemia contra lo políticamente correcto sobre este tema. Buena parte de la comunidad gay pide respeto, pero ¿ellos lo dan? Se habla de homofobia pero tal parece que el término se ha convertido en escudo que justifica cualquier acción por parte de estas personas. En días pasados, tras conocer las declaraciones de la diputada por Santander, Ángela Hernández Álvarez, el senador Armando Benedetti, copresidente del Partido de la U al que pertenece Hernández, solicitó al Comité de Ética de su colectivo “abrir una investigación disciplinaria pues sus declaraciones reflejan una conducta contraria a los principios”. Estas declaraciones han desatado un fuerte debate en Colombia tras denunciar que la ministra de Educación, Gina Parody, que es lesbiana, propone una “colonización homosexual” en los colegios del país imponiendo la ideología LGTBI. Las marchas gais que se realizan alrededor del mundo se definen ya no sólo por su cariz vulgar sino por la agresión anti-católica. Numerosos participantes van vestidos de sacerdotes, obispos o monjas y portan anuncios que incitan al odio y agreden con ofensas. Es posible que un ciudadano levante la voz ante semejante atropello? La respuesta es no, porque inmediatamente es tachado de homofóbico. Los lobbys gay están presentes en las políticas internas de varios países y organizaciones, incluso el nuestro, y promueve la caza de brujas. Ejemplo de ello la agenda homosexual en las prioridades de Amnistía Internacional (AI). Después de anunciar que AI defendería el “derecho” al aborto, la organización se ha volcado en presiones hacia gobiernos que no “amparan” los “derechos” de los homosexuales. En septiembre de 2007 AI organizó manifestaciones fuera de las embajadas de Nicaragua en países como Canadá, Islandia, Chile, México, Suecia, Paraguay y Taiwán. Nicaragua mantiene penada la sodomía desde 1992 en el artículo 204 del Código Penal. En abril de este año, el Ministerio de Educación Nacional (“MEN”) junto con el Fondo de Población de Naciones Unidas y Colombia Diversa, solicitó a los colegios realizar un “Taller” de revisión de los manuales de convivencia respecto de la “Formación para el ejercicio de derechos humanos, sexuales y reproductivos”, con preguntas como: “¿Su manual de convivencia establece tratos diferenciales o roles distintos entre niños y niñas? (roles y estereotipos de género), ¿En el manual de convivencia considera como falta disciplinaria las identidades de género y orientaciones sexuales no hegemónicas (LGBTI)?, ¿Restringe las demostraciones de afecto entre parejas heterosexuales o entre parejas del mismo sexo?, ¿Permite que estudiantes usen el uniforme que les hace sentirse a gusto con su identidad de género?, ¿Establece restricciones para que estudiantes o docentes luzcan como deseen?”, Todo esto para que por medio de la educación en Colombia sea gay, y el adoctrinamiento en Ideología de Género se cumpla. Tal vez uno de los mayores daños y perjuicios para la sociedad, y especialmente para los niños y jóvenes de nuestra nación que sufren el influjo de esta nueva ideología sea el silencio. Pero posiblemente uno de los perjuicios que más se silencian sea el de los daños y riesgos en la salud. Según datos del The Journal of the American Medical Association (JAMA), los casos de contagio por VIH en los últimos 5 años, en varones homosexuales de menos de 30 años, se incrementaron un 32%, mientras que jóvenes de entre 13 y 19 años doblaron el porcentaje. El aumento del VIH en hombres jóvenes, especialmente negros e hispanos, es preocupante. Fue la promiscuidad entre gays jóvenes la que hizo saltar la alarma en enero de 2008 cuando investigadores de la Universidad de California advirtieron que una super-bacteria se estaba extendiendo en la comunidad gay estadounidense. Los medios de comunicación son un espacio que los gays han sabido tomar para proseguir en su proyecto de implementación del homosexualismo político. Pero obviamente todo viene orquestado con dinero del exterior ya que sin una fuente de recursos no hay posibilidad de llevar adelante el proyecto de reingeniería social. La American Family Association dio a conocer los resultados de una investigación sobre las empresas que brindan su apoyo al activismo homosexual. ¿Cuáles son? McDonalds, IBM, Procter&Gamble, Motorola, Intel, American Airlines, American Express, Microsft, L´Oreal, Xerox, Kodak, Toyota, etc. (datos obtenidos del estudio de AFA y la revista Fortune 30-11-06). Buena parte de ellas son incluso miembros de la Cámara de Comercio de Gays y Lesbianas de los Estados Unidos en calidad de fundadoras, socios corporativos o aliados y empresas “gay friendly”. Como reportó NoticiasGlobales.com, “no se trata de empresas que evitan cualquier discriminación injusta de los homosexuales, sino que activamente se dedican a impulsar un modo de vida contrario a la naturaleza”. Sin embargo, la homosexualidad se ha convertido en un envite político y sus designios una prioridad. Cuando asociaciones homosexuales se topan con argumentaciones que no pueden discutir, el argumento de propaganda más utilizado es el de la homofobia, una palabra fetiches que impide cualquier reflexión y estigmatiza a quien piensa distinto sobre la homosexualidad. No está de sobra reflexionar en cuántas injusticias se han cometido desde hace tantos años en nombre de la homofobia. Daniel Bustamante Goyeneche Pbro. Director Departamento de Matrimonio Y Familia Conferencia Episcopal de Colombia