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Iglesia

Mié 26 Ago 2020

Iglesia anima campaña: “Por nuestros héroes necesitados de Beirut”

La Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre – ACN Colombia y el Exarcado Maronita en Colombia se unen a recaudar fondos para ayudar a las más de 300 mil familias que han quedado sin hogar y sustento básico en Beirut, tras la explosión de más de 27.000 toneladas de nitrato de amonio en el puerto, el pasado 4 de agosto, que dejó a esta ciudad sumergida en una grave crisis. Así lo dieron a conocer este miércoles 26 de agosto, durante una rueda de prensa donde presentaron el panorama de esta dura realidad que padecen las comunidades. “El Líbano te necesita. Después de cualquier catástrofe las personas se despiertan de su choque y hoy 300 mil libaneses se han despertado fuera de sus casas que están totalmente destruidas. Todos necesitamos ayudar, todos podemos manifestar nuestra generosidad. Sé generoso y alegra el corazón de muchas personas que te necesitan” aseguro el Monseñor Fadi Bou Chebl, Exarca Apostólico Maronita para Colombia. Con la campaña “Por nuestros héroes necesitados de Beirut” se espera recaudar 250 mil euros, es decir, $1.122 millones, que se utilizarán para apoyar las necesidades más urgentes del Líbano como paquetes de alimentos de emergencia. Este mismo miércoles, a las 6:00 p.m. a través del canal de YouTube el presidente de ACN Colombia, el Padre Astolfo Moreno y sus integrantes, rendirán un homenaje con música y testimonios a los hermanos de Beirut. En este espacio también participará Monseñor Fadi Bou Chebl, Exarca Apostólico Maronita para Colombia. https://www.youtube.com/watch?v=DqYiNmi3YF4&feature=youtu.be Hace varios años Beirut estaba sumido en una profunda crisis económica, social y financiera que se agravó por la pandemia y la explosión. Allí apenas hay electricidad y en algunas partes no cuentan con servicio de telefonía e internet; la atención médica pública es limitada, la falta del suministro de servicios básicos y la depreciación de la libra libanesa frente al dólar llevó a que se presentaran protestas. En medio de esta situación, los patriarcados católicos (maronita, greco-católico, sirio-católico, armenio) del Líbano, junto con parroquias e instituciones como Cáritas y las Sociedades Misioneras Pontificias, crearon un comité para ayudar a los cristianos ante el aumento de la inflación y el desempleo; y se elaboró un plan de distribución con suministros de ayuda. La Iglesia sigue al lado de los que más lo necesitan y es por eso que los sacerdotes y religiosas trabajan por mejorar la vida de sus comunidades. Las personas que estén interesadas en hacer sus aportes lo podrán hacer a través de la página de la Fundación Ayuda a la Iglesia que sufre www.acncolombia.org, de Vaki https://vaki.co/vaki/ayudaabeirut; en las cuentas bancarias de ACN Colombia, Davivienda: 004400171387, Bancolombia: 58232682084, Banco Caja Social: 24048190235, Banco Occidente: 53080087-9 y en la cuenta corriente deBancolombia No. 18042479614 a nombre de Nuestra Señora del Líbano Por: Paola Baquero, periodista

Mar 25 Ago 2020

Diócesis de Cúcuta, con la caridad del Papa Francisco ayuda a migrantes venezolanos

La Diócesis de Cúcuta, atenta al fenómeno migratorio que se presenta en la frontera colombo-venezolana, con la ayuda de la caridad del Papa Francisco, este lunes 24 de agosto, ha entregado dos toneladas y media de alimento (panela, arroz, pastas, jugos, harina de maíz, sal y granos), para que sea distribuido entre los migrantes, con la colaboración y ayuda de la Policía Nacional, en los refugios que acompaña esta institución. Las consecuencias de la pandemia de la COVID-19, han obligado a que miles de migrantes venezolanos deseen retornar a su país de origen y se vean ahora sometidos a esperar en improvisados refugios, donde atraviesan diversas dificultades, como la falta de alimentación y hospedaje. Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, ha manifestado que “a pesar de la difícil situación económica que se vive hoy en día, también en nuestra Diócesis, no dejaremos de seguir ejerciendo la caridad con nuestros hermanos migrantes, porque la caridad de Cristo nos urge”. De esta manera, el prelado hizo un llamado a todos los habitantes de esta zona de frontera a elevar una oración al Todopoderoso para que guarde y proteja a las familias nortesantandereanas de la peste y la enfermedad que acecha, e ilumine a los gobernantes para que puedan encontrar la respuesta apropiada a la necesidad que hoy tienen los hermanos migrantes venezolanos. Fuente: Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta

Mar 25 Ago 2020

Ante las masacres, ¡Sí a la vida!

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Deseo entrar en el tema complejo que nos afecta en estos días, en todo Colombia. Las masacres en las cuales han perdido la vida muchas personas, jóvenes y también adultos. Han sucedido hechos terribles y abominables contra la vida humana, primero entre nosotros en Banco de Arena y la zona rural de Cúcuta, en Campo Dos, Tibú (Norte de Santander), en Cali (Valle del Cauca) y en Samaniego (Nariño). Tristes imágenes aparecen ante nuestros ojos, de tantas vidas humanas sacrificadas inútilmente, unidas al dolor inmenso de sus familias y amigos. También tenemos ante nosotros el gran número de víctimas humanas en el Área metropolitana de Cúcuta, más de 200 desde el inicio del año y la muerte de personas que tienen una figuración o trabajo en el campo social, los llamados líderes sociales que han sido asesinados. Es necesario, desde nuestros espacios, levantar la voz en defensa de la vida humana, de los derechos humanos y fundamentales, el primero el derecho a la vida. No podemos permanecer en silencio ante tantas muertes, ante tantas circunstancias y hechos donde se roba el primer derecho de la persona humana, la vida. La Iglesia defiende y promueve la dignidad de la persona humana, pero sobre todo afirma el derecho a la vida -completa-, es decir desde su concepción hasta la muerte natural. Es la base y el fundamento de todos los demás derechos de la persona humana (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum Vitae, 22.02.1987). Los invito a repasar algunos conceptos, desde nuestra fe, que son importantes y que necesitamos fortalecer, en orden a comprender mejor lo que es la vida humana. El hombre es una creatura salida de las manos de Dios, con una bella figura el libro del Génesis nos enseña que el hombre salió de las manos del Creador, que con sus manos lo modeló a su imagen y semejanza (Gen 1, 26ss). Recibió el hombre de Dios su vida, su fuerza, el espíritu de vida que le anima y mueve (Cf. Gen 2, 7), pero al mismo tiempo este hombre es frágil, limitado en su ser y sus acciones, pues la muerte le ronda, como fruto del pecado y de su opción por no cumplir la voluntad de Dios (Cf. Gen 3, 19ss y Job 14, 7-10). El hombre, como creatura de Dios tiene un fin, una tarea que cumplir y entra en este designio amoroso del Creador (Cf. Gen 1, 11ss). La vida humana es breve, con una figura bíblica – es como un soplo -, como – una sombra- (Job 14, 1; Salmo 144, 1). El hombre hace parte de este plan de Dios, por ello cada vida humana es irreemplazable y, según el deseo creador del Altísimo tiene una tarea y una vocación fundamental, que completará su plenitud en Dios, en la eternidad. El hombre tiene una vocación de infinito y está llamado a vivir en Dios, dice Santo Tomás de Aquino (Ordo ad Deum, S.Th. I-II, q. 4, a. 4). Mirando su origen, su tarea, su dirección y misión en el plan de Dios, nos duelen las muertes de los hombres, es un daño irreparable y que nos afecta. La vida humana es sagrada, es una verdad que conocemos y que tenemos que continuar afirmando siempre, es necesario que respetemos siempre la condición de vida del ser humano. San Juan Pablo II, el gran profeta de la vida en nuestros tiempos nos enseñó: “La defensa de la vida humana es urgente” (San Juan Pablo II, Evangelium Vitae, n 3). En nuestros tiempos, especialmente en Colombia, contemplamos formas inauditas de ataque a la dignidad de la vida humana. En estas masacres que tratamos de rechazar y en otros muchos modos y circunstancias, la violencia, los asesinatos de líderes sociales, de personas de nuestro entorno, el aborto, la eutanasia. No podemos callar ante asesinatos selectivos y de la gran violencia que nos aflige. Por esto, cada noticia que nos llega de muertes, injustas y dolorosas, es motivo de gran preocupación para nuestra comunidad de fe. Tenemos que cambiar la mentalidad y no acostumbrarnos a la muerte, entender que estas vidas son irrepetibles, que cada vida, incluso una sola, tiene un valor absoluto. Uno de los obispos de Cúcuta, Mons. Jaime Prieto Amaya, nos decía una frase que ha quedado como epitafio de su tumba: “Cada vida es irrepetible, cada persona es irreemplazable, cada muerte es irreversible”. La violencia es degradación, este fenómeno que reaparece es un mal síntoma de nuestra realidad social, no es un fenómeno aislado, sino que es signo de la profunda crisis que nos afecta, nos tiene que interrogar profundamente a cada uno de nosotros, a nuestros gobernantes y a todas las instituciones, a cada uno de los miembros de esta comunidad. Vivimos en Colombia problemas sociales muy complejos, fruto de nuestra historia, de la falta de educación y oportunidades, de la falta de la justicia social y que tienen gran incidencia en nuestra comunidad: violencia familiar, narcotráfico, corrupción, grupos ilegales, contrabando, explotación de las personas. A estas duras realidades no podemos unir el desinterés por estas muertes indiscriminadas de personas, fruto de la acción de cualquiera que sea el actor violento. Es un momento dramático donde debemos levantar nuestra voz en defensa de los jóvenes y niños, de los niños no nacidos por causa del aborto, de los ancianos suprimidos con la eutanasia, con los asesinatos del crimen en las distintas ciudades y en nuestro San José de Cúcuta y municipios del área metropolitana. No podemos continuar contando muertos, como cifras estadísticas, en nuestro territorio y en el país entero. Esperamos también la precisa y puntual intervención de las autoridades en la defensa de la vida humana y en el esclarecimiento de estos tristes hechos. Tenemos que reaccionar, levantando nuestra voz y gritando ¡SÍ A LA VIDA! Es la defensa de un derecho fundamental de la persona humana, mucho más para aquellos que tenemos fe y reconocemos que cada hombre nace de la mano de Dios. No podemos agregar a muchas injusticias, a los abusos contra la persona humana por las condiciones sociales de pobreza, la violencia y la muerte. A los violentos, a los que asesinan, un llamado a la conversión y al respeto a la vida humana. Que no falte en este momento una palabra de aliento y de esperanza para las familias de quienes sufren por la muerte de sus hijos, familiares y amigos. San Juan Pablo II nos enseñaba que “Somos un pueblo de la vida y para la vida” (San Juan Pablo II, Evangelium Vitae, n. 6). Es necesario crear una cultura de la vida, donde brille con toda su fuerza el don de la creación de Dios, donde el hombre es el centro, pero también él tiene una gran responsabilidad con el creador, con la creación de Dios. Que todos, respetando nuestras vidas, tengamos la posibilidad de desarrollar ese proyecto que Dios nos ha entregado. ¡SÍ A LA VIDA! + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo Diócesis de Cúcuta

Vie 21 Ago 2020

Leguízamo: Tiempos de COVID en tierras del olvido

Por: Mons. Joaquín Humberto Pinzón Gûiza - Iniciando la propagación del COVID 19 en Colombia, recibí una llamada de una persona que me dijo: “creo que en esas lejanías donde tu vives ni el COVID llegara”. Una afirmación cruda, que golpea fuerte el oído, pero en parte con mucha razón. Digo en parte con mucha razón, pues desafortunadamente la Pandemia si llegó a estas lejanías, lo que no ha llegado es la asistencia que debía garantizar un estado de derecho como se autodenomina el nuestro. Durante los primeros meses de pandemia como en todo el país vivimos la cuarentena con relativa responsabilidad. Lo que talvez no supimos fue aprovechar ese tiempo para prepararnos con miras a una eventualidad como la que estamos viviendo en este momento. Sin duda las autoridades locales y todas las personas en general estábamos pensando que en estas lejanías sería difícil que llegara la pandemia tal como lo afirmaba la persona que me llamó. Leguizamo es un municipio región, en donde encuentran un punto de convergencia las comunidades el sur del Putumayo, del sur del Caquetá y del norte del Amazonas, de igual manera algunas de las comunidades que habitan la frontera del Perú y del Ecuador. Por esta razón, los servicios de salud se brindan en esta cabecera para muchas personas. No obstante, dicha realidad, contamos con un hospital de primer nivel con pocas posibilidades de ofrecer un servicio adecuado, aun sabiendo que los otros centros con mejores posibilidades se encuentran muy distantes. Cualquier situación que requiera de una atención con mayor complejidad necesariamente se debe remitir, casi siempre a Puerto Asís en una lancha ambulancia a donde se llega después de poco más de 6 horas de recorrido fluvial. En algunos casos, cuando la situación es de mayor gravedad y el sistema sanitario lo permite, se hace la evacuación a través de la avioneta ambulancia, hacia Neiva u otro lugar con mayores posibilidades. Este panorama asustaba y hacía pensar lo peor en caso de tener que afrontar una crisis sanitaria. Algunas personas manifestaban: “¿Qué será de nosotros cuando nos llegue este flagelo? Desde la administración municipal se afirma que se han hecho algunas solicitudes a las autoridades tanto departamentales como nacionales. El pasado 8 de mayo, los obispos de la frontera, de los vicariatos de San José del Amazonas (Perú) y de Puerto Leguizamo Solano (Colombia), escribimos una carta a través de las respectivas nunciaturas apostólicas a las dos cancillerías solicitando la adecuación de los hospitales de la frontera, con el fin de poder ofrecer la atención que requieran las personas que habitan en este territorio amazónico y fronterizo. Desafortunadamente no han tenido eco las diferentes solicitudes. Seguimos constatando la triste realidad de vivir en un territorio estratégico, pero sin ningún interés para las autoridades tanto departamentales como del orden nacional. Al iniciar el mes de julio, la situación cambio para este llamado “jardín exótico del universo”. La pandemia, paso de ser una realidad que veíamos por televisión, a una realidad muy cercana, con rostros propios y nombres concretos. El miedo nos hace temer lo peor. Hoy 27 de julio, según el Instituto Nacional de Salud tenemos en Leguizamo 79 contagios y tres fallecidos. Esto es lo que dicen los datos oficiales ya que en estas lejanías tampoco todos caben en los datos oficiales. En lo que va corrido del mes han muerto más de 30 personas, en su gran mayoría adultos mayores. Se nos están muriendo los ancianos, tal vez no todos por el COVID -19, pero que coincidencia, justo en estos tiempos de pandemia como nunca mueren muchas personas. Los datos serán más dramáticos cuando lleguemos a saber a ciencia cierta la magnitud de la tragedia, o tal vez nunca lo sabremos pues en esta tierra del olvido las cosas se viven así. Hace dos semanas vimos al Señor alcalde Rubén Velázquez, lanzando un S.O.S. a través de la televisión. Después lo oímos por la emisora y la situación no podía ser menos alentadora, el hospital María Angelines está colapsado, de los ocho médicos presentes, cuatro estaban en cuarentena y los otros cuatro extenuados por todo el trabajo, pero sobre todo por la precariedad con la que deben prestar su servicio. Ante tal panorama, la decisión de las personas es no acudir a los servicios sanitarios sino resistir desde sus casas con medicinas tradicionales y caseras. Ayer una persona que estuvo de paso por aquí, me decía: “cuídese y si se enferma no vaya al hospital, pues allí las condiciones son difíciles, es mejor que se ponga a tomar los remedios caseros, por lo menos si muere, está acompañado”. Son palabras desgarradoras, y no se trata solo de la expresión de una persona, es la mentalidad que está manejando nuestra gente ante tanta dificultad, pues en este momento a estas lejanías no solo llego el COVID-19, sino que tenemos una fuerte virosis, un brote de dengue sin precedentes y a esto sumado el hambre que genera la inactividad de la gran mayoría de familias que viven del rebusque. Ante esta dura realidad, es motivo de fortaleza, la confianza en Dios que manifiestan las personas y la resiliencia para afrontar con audacia y creatividad la enfermedad con medios precarios. Por otra parte, preocupa la filosofía con la que la gente toma la situación queriendo vivir como si nada estuviese sucediendo. No obstante, nos acogemos a la sabiduría de nuestra gente reconociendo que lo único que nos queda es ponernos en las manos de Dios y resistir haciéndole frente a esta problemática con lo poco que se cuenta en estas tierras del olvido. Una vez más hacemos un llamado a quienes tienen la responsabilidad de garantizar el derecho de la salud, no sean indiferentes, no nos dejen solos contemplando la muerte de nuestra gente. + Joaquín Humberto Pinzón Gûiza, imc Vicario Apostólico Puerto Leguizamo Solano

Vie 21 Ago 2020

Episcopado informa del fallecimiento de monseñor Antonio Bayter

La comunidad de los Misioneros de Yarumal, han informado que el día de hoy 21 de agosto, descansó en la paz del Señor, monseñor Antonio Bayter Abud, obispo emérito de Inírida. Con sentimientos de esperanza cristiana la Conferencia Episcopal de Colombia, expresa su de cercanía y plegarias a los Misioneros Javerianos de Yarumal, a los fieles de la Iglesia de Inírida y a los familiares del obispo difunto. Al encomendar el alma de monseñor Bayter a la misericordia infinita de Dios Todopoderoso. Biografía: Monseñor Antonio Bayter Abud nació en El Banco (Magdalena) el 8 de octubre de 1933. Realizó sus estudios de primaria en el Colegio Santa Teresa de su pueblo natal, los de secundaria los inició en el Colegio San Francisco Javier también de El Banco y los concluyó en el Seminario Menor del Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal. En el Seminario Mayor del mismo Instituto cursó todos sus estudios de Filosofía y Teología. Ya sacerdote adelantó los estudios de especialización en Pastoral de la Espiritualidad en el Centro de Espiritualidad de los Padres Carmelitas en México. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de octubre de 1956 en Yarumal, incardinándose al Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal en el que había profesado el 3 de diciembre de 1952. En el ejercicio del ministerio, se inició en el Vicariato Apostólico de Istmina, hoy Diócesis de Istmina-Tadó, donde desempeñó sucesivamente los siguientes cargos: Vicario Parroquia de San Pablo (1956-1957), Párroco de San Francisco (1957-1958), Párroco en Condoto (1959-1960). Más adelante prestó sus servicios en los centros de formación de los Misioneros de Yarumal, cumpliendo los siguientes oficios: Formador y Ecónomo en el Seminario Menor (1961-1962), Director Espiritual del Seminario Mayor (1963-1966), Rector del Seminario Menor (1967), Rector del Seminario Mayor (1968), Rector del Filosofado (1969-1972); simultáneamente de 1966 a 1972, fue Miembro del Consejo General del IMEY. Después por dos períodos consecutivos (1972-1984), fue elegido y ejercido el cargo de Superior General del Instituto. Como misionero en Ecuador, fue nombrado Párroco de Sayausa­, Arquidiócesis de Cuenca y, al mismo tiempo, Coordinador Regional de los Misioneros Javerianos de Yarumal en ese Periodo (1985-1989). Desde 1991 trabajó en el Vicariato Apostólico de Buenaventura como Tesorero General y a partir de enero de 1995, también como Párroco de la Catedral. El 16 de febrero de 1997 Su Santidad Juan Pablo II lo nombró Obispo titular de Sucarda y primer Vicario Apostólico del Vicariato de Inírida.

Jue 20 Ago 2020

Dios otorga el poder de atar y desatar

Predicación Orante de la Palabra VIGÉSIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Primera lectura: Is 22,19-23 Salmo: 138(137),1-2a. 2bc-3.6+8bc (R. 80[79],18) Segunda lectura: Rm 11,33-36 Evangelio: Mt 16,13-20 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La liturgia de la Palabra en este domingo nos presenta las siguientes ideas de reflexión: • Dios llama y la respuesta a su llamado implica un compromiso de vida. • Dios otorga el poder de atar y desatar. • El sentido de la misión y de la persona de Jesús: Mesías e Hijo de Dios 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el transcurrir de la historia de cada persona hay dos realidades que caminan juntas: la vocación y la misión, el llamado y la realización, y en ellas está presente la acción de Dios que es quien da la autoridad para vivir y servir al pueblo, además de la estabilidad y la permanencia en la misión. Desde el momento de la llamada de Dios al profeta Jeremías, vemos que lo compromete y, al entender y aceptar este llamado, él lo asume con valentía. La seducción a la que se refiere el profeta es precisamente el sentimiento de quien comprende cuál es el sentido de la misión a la que Dios lo llama. El profeta sabe que la tarea es difícil y complicada, dura y riesgosa, pero el amor por Dios es tan grande que lo compromete a aceptar a costa de todo, hasta de su propia vida; igualmente sabe que la fidelidad y el amor verdadero logran superar todas las dificultades que se le presenten. Así mismo, san Pablo, quien reconoce el llamado especial que Dios le ha hecho para anunciar la buena nueva a los gentiles, admira, alaba y agradece el plan salvador de Dios, quien dispone todo para el bien, tanto de los judíos, como de los paganos. Ante la soberanía y libertad de Dios, quien salva a todos los hombres, Pablo se siente envuelto en su relación de amor con Dios y desea que todos sus destinatarios se identifiquen con la misión y acojan así la voluntad de Dios, que asuman su misma actitud sin importar las consecuencias que se desprendan del compromiso asumido; de ahí que invite a los romanos a entregarse como ofrenda viva y agradable a Dios, hostias vivas, seguros que Él espera a cada uno de sus seguidores para darles el merecido premio al servidor fiel; esto va en consonancia con el Salmo 137, que canta el amor de Dios que perdura eternamente. El evangelio nos propone, en efecto, la escena de la confesión de fe de Pedro y del reconocimiento de la persona de Jesús y su misión, cuando exclama Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Jesús dirige a Pedro una bienaventuranza por esta revelación que ha recibido de Dios sobre su persona y su identidad, y lo confirma con la fuerza divina en la misión de ser Kefas: piedra o roca, sobre la que edificará la Iglesia, pueblo mesiánico reunido por Jesús, contra la que el poder del mal y de la muerte no podrán. Aunque Pedro es ensalzado por esta revelación y confesión, muy pronto Jesús lo reprenderá llamándolo “satanás,” por pensar según la lógica humana y no según los criterios de Dios. La misión de atar y desatar, como expresión de potestad, bajo el signo de las llaves, expresa la plena autoridad que recibe Pedro de Jesús para confirmar a los hermanos en la fe; y, a su vez, expresa la decisión de Jesús de otorgar el poder de atar y desatar a otras personas diferentes de las que, hasta entonces, teniéndolo y no habiéndolo ejercido en bien del pueblo de Dios, por el contrario, lo debilitaron en la fe y la misericordia de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El modo de actuar de Pedro, que presenta el evangelio, manifiesta la grandeza y la debilidad de la persona humana en quien se conjuga lo divino y lo humano; por eso se descubre la necesidad de contar siempre con la fuerza de Dios, porque para comprender y cumplir la tarea que el Señor propone, hay que tener fe, ser valientes y arriesgarse confiados a realizar aquello que el mismo Jesús asumió y cumplió con valentía hasta su muerte en cruz. Y, por encima de todo, Pedro, con su revelación y con su miedo, es presencia visible de Dios y signo de unidad en la Iglesia. El documento de Aparecida nos recuerda que: “La misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño” DA No. 380. De hecho, la violencia de las persecuciones, la muerte cruel, el abandono humano y la entrega total al sacrificio producen en las personas miedos y deseos de huir, por lo que encaminarse por esa senda “es travesía para valientes”; en efecto, las dificultades, el riesgo y el sacrificio que conlleva el seguimiento de Jesús, implica una entrega y un compromiso de vida. Eso es lo que Pedro ve y trata de evitar y por lo que Jesús lo reprenderá. Hoy el Señor nos invita a contemplar, en primer lugar, la forma como hemos asumido nuestra vocación y misión en respuesta al proyecto de vida; luego, a entrar cada uno en su interior y ver los detalles de fidelidad o cobardía en el compromiso de seguimiento del Señor Jesús. De otra parte, también el Señor nos motiva en concreto a que, especialmente en este tiempo de pandemia, analicemos, seamos sensibles y actuemos sin temores en favor de las personas que sufren a causa de los males que son consecuencia de las diversas formas de violencia ejercidas contra los más débiles, la violencia que se vive en los hogares, en el trabajo y en la sociedad. Estas realidades que vivimos deben movernos a solidarizarnos, de uno y otro modo, con los que están necesitados de nosotros para que podamos vivir nuestra vocación y demos respuesta al Señor de la misión que se nos ha confiado de ser constructores de su Reino. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor tu Palabra es vida y alegría en nuestro caminar, es fortaleza y exigencia en nuestra decisión de ofrecer lo mejor que nos has dado, con la seguridad que nos ayudas a ser fieles en la entrega, a obedecer y a administrar bien la autoridad, a reconciliarnos y dar y recibir el perdón que nos ofreces. Danos la fortaleza y la sabiduría para reconocerte, seguirte con fidelidad y entregarnos con amor a acoger, animar y servir a quienes comparten nuestro caminar. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos para compartir la presencia de Dios en nuestras vidas, para escuchar su Palabra que nos revela la presencia salvadora de Jesús que nos da vida, y para celebrar en comunidad la vida de la Iglesia, en unidad con la persona de Pedro y su representante el Papa Francisco, sobre cuya roca está construida la Iglesia. Dispongámonos para celebrar con fe y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que vamos a escuchar nos invita a tener una actitud de reconocimiento de la presencia divina y cómo todo procede de Él, también la autoridad y poder, que da a quienes elige para que comprometan su vida en el servicio en bien de la comunidad que cree y espera. Abramos nuestra vida a la luz y misericordia que Dios nos ofrece en su Palabra que ahora se nos proclama. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles. Presidente: Señor, tu palabra nos ilumina para reconocerte como nuestro Dios y Salvador, por eso con confianza presentamos nuestras peticiones al Padre, diciendo: R. Hijo de Dios vivo, escúchanos 1. Por la Iglesia, para que acompañada por tu Espíritu y en unidad con el Papa Francisco, viva en fidelidad a Jesucristo y se sienta siempre reconfortada en los momentos difíciles. Oremos. 2. Por los Gobernantes de las naciones, para que por tu gracia puedan trabajar unidos durante esta pandemia para promover la justicia y el cuidado especial de los pobres y vulnerables. Oremos. 3. Por las familias, Iglesia doméstica, especialmente las que tienen problemas y dificultades, para que encuentren en la Palabra de Dios luz, paz y fortaleza. Oremos. 4. Por los enfermos, de modo especial por los que se encuentran en estado terminal y los que se sienten solos en el final de su vida, para que experimenten tu presencia salvadora y la paz que les ofreces en la compañía de sus familiares y amigos. Oremos. 5. Por todos los cristianos, para que sepamos reconocer tu presencia en los acontecimientos y realidades de la vida cotidiana y demos testimonio de tu amor con nuestras actitudes de vida. Oremos 6. Por nosotros, nuestros familiares, amigos y personas con quienes compartimos nuestra vida y trabajo, para que sepamos seguir sin miedo el camino que nos conduce a reconócete y vivir la inmensa alegría de tu presencia salvadora entre nosotros. Oremos. Oración conclusiva Padre nuestro que nos has revelado a tu Hijo, acoge la oración que te dirigimos confiados en tu inmensa bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

Jue 20 Ago 2020

Obispo de Ipiales pide mayor acción del Gobierno sobre comunidades

Frente al recrudecimiento de la violencia en el territorio nariñense, el obispo de la diócesis de Ipiales, José Saúl Grisales Grisales, ha dicho que es su deber como pastor expresar el repudio por las continuas violaciones de los derechos humanos que se cometen sobre la población. “Es misión propia del Pastor Diocesano hacer suyas las expresiones de repudio por las continuas violaciones a los derechos humanos, recrudecidos en los últimos días con las muertes de varias personas en Samaniego y ahora en el municipio de Ricaurte, en la zona que habita la comunidad indígena Awá”. A través de un comunicado, dejó ver la preocupación por los permanentes atentados que se presentan contra la vida humana y el deterioro de la convivencia social en esta región del país, lo que impide “vivir con alegría, seguridad y dignidad”, precisa. Subrayó que han sido varios los espacios donde la Iglesia y otras organizaciones han puesto de manifiesto estos atropellos contra la población, solicitando de las autoridades municipales y departamentales accionesque “permitan vivir en paz, en esta tierra que la Divina Providencia nos ha regalado”. Mayor atención a los territorios de los Awá En el pronunciamiento, también, pidió a las autoridades revisar lo que está pasando en este territorio ancestral Awá, donde cada día esta comunidad indígena se ve limitada al pleno desarrollo de sus proyectos de vida. “Es urgente se activen medidas de protección por parte de las autoridades nacionales y de los organismos humanitarios, en coordinación con las autoridades indígenas, para salvaguardar la vida y favorecer el cumplimiento de todos los derechos que como personas humanas y como indígenas tienen en la sociedad”. Jornada de oración por la paz del territorio Frente a esta preocupante realidad el obispo ha convocado a toda la comunidad cristiana para que el próximo domingo, 23 de agosto, se unan a una jornada de oración, donde se pida por la paz de esta región y del país. “El Señor nos llama la atención cuando en su Palabra Divina nos pregunta, “¿Dónde está tu hermano?“, porque es responsabilidad de cada uno hacerse prójimo de quien está a su lado y velar por su bienestar, alertando a las autoridades cuando tenemos conocimiento de situaciones que atenten contra la vida y la paz”. Finalmente, expresó a las familias de los fallecidos en el municipio de Samaniego, como a las autoridades de la organización indígena Camawari, su saludo de cercanía y manifestación de seguir trabajando como Iglesia por el bienestar de las comunidades. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 20 Ago 2020

Iglesia en Bolívar vivirá vigilia de oración por el fin de la pandemia

Inspirados por la letra de la canción "En tus manos Señor", este sábado 22 de agosto la diócesis de Magangué, ubicada en el departamento de Bolívar, estará adelantando una jornada de oración para pedir el fin de la pandemia. El obispo de esta Jurisdicción, monseñor Ariel Lascarro Tapia, ha dicho que será una vigilia para pedir del Señor la salud de todos los enfermos de coronavirus y suplicar la fortaleza y templanza de médicos, enfermeras e internistas de los hospitales que atienden esta emergencia sanitaria. "Ese día nos uniremos en la gran vigilia de oración ofreciéndole al Señor nuestras vidas, todas las parroquias del sur de Bolívar estarán unidas para implorar de Dios su misericordia", afirmó. La jornada que será virtual iniciará a las 10:00 a.m. con una conferencia ofrecida por el padre José Mario Bacci, Superior de los Eudistas, con el tema "El discipulado en los Evangelios sinópticos" y luego a partir de las 6:00 p.m. se continuará con momentos de oración y alabanza, pidiendo a Dios el don de la vida y la salud de toda la comunidad. Este momento de alabanza estará también animado por el padre José Manuel Beltrán, paciente recuperado del covid-19, quien aprovechará este momento para reiterar su agradecimiento a Dios y a cuantos oraron por él durante su convalecencia. La jornada se transmitirá a través del portal web de la diócesis www.diocesismagangue.org también podrá ser seguido por las redes sociales de la Jurisdicción: Facebook, Instagram y el canal de YouTube.