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Iglesia

Mié 12 Ago 2020

"La dignidad humana como fundamento de toda la vida social": Papa Francisco

En la Audiencia General de este miércoles 12 de agosto, Papa Francisco afirmó que “el coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir, sino que la pandemia ha sacado a la luz patologías sociales más amplias”, como “la visión distorsionada de la persona, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional”. “La pandemia ha puesto de relieve lo vulnerables e interconectados que estamos todos. Si no cuidamos el uno del otro, empezando por los últimos, por los que están más afectados, incluso de la creación, no podemos sanar el mundo”: aseguró el Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles 12 de agosto desde la Biblioteca del Palacio Apostólico. Después del receso del mes de julio, el pasado miércoles 5 de agosto retomó las catequesis semanales sobre algunas cuestiones apremiantes que la pandemia ha dejado en evidencia. Una visión distorsionada de la persona Al inicio, el Santo Padre reconoció el loable compromiso “de tantas personas que en estos meses están demostrando el amor humano y cristiano hacia el prójimo, dedicándose a los enfermos poniendo también en riesgo su propia salud: son héroes”. Sin embargo, afirmó el Pontífice, “el coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir, sino que la pandemia ha sacado a la luz patologías sociales más amplias”, como “la visión distorsionada de la persona, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional.” Una mirada de los otros como objetos, pasa usar y descartar, que “fomenta una cultura del descarte individualista y agresiva, que transforma el ser humano en un bien de consumo”. Creados a imagen y semejanza de Dios Pero Dios, mira al hombre y a la mujer de otra manera, afirma Papa Francisco. “Él nos ha creado no como objetos, sino como personas amadas y capaces de amar, nos ha creado a su imagen y semejanza”, donando al hombre una dignidad única, invitándolo a vivir en comunión con Dios, en comunión con los hermanos y hermanas, en el respeto de la creación. La creación es una armonía a la cual estamos llamados a vivir: una armonía que es comunión. Dar la vida por los demás El Papa reconoce que en los Evangelios hay un ejemplo de esta mirada individualista: la petición que la madre de Santiago y Juan hace a Jesús para que sus hijos puedan sentarse a la derecha y a la izquierda del nuevo rey (Mt. 20, 20-28). Frente a esta petición, el Señor propone otro tipo de visión: “la del servicio y del dar la vida por los otros”. Esta búsqueda de ser superior, es un individualismo que destruye la armonía. "La armonia es otra cosa: es el servicio", subraya el Pontífice. Tomado de: Vatican News

Lun 10 Ago 2020

Obispos preocupados por incremento de violencia en varias regiones del país

El Administrador Apostólico de Popayán y los Obispos de Quibdó, Tumaco, Istmina - Tadó y Cúcuta, expresaron hoy su preocupación ante el incremento de la violencia en varias regiones del país. En entrevista para la W Radio, los prelados señalaron que, a pesar del confinamiento, el accionar de los grupos armados ilegales continúa exponiéndose así la vida de las comunidades. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ingrese AQUÍ para escuchar la entrevista [/icon]

Lun 10 Ago 2020

Rogativa al Señor de Monserrate por fin de la pandemia

La arquidiócesis de Bogotá dispuso toda la logística para que el Señor Caído de Monserrate fuera descendido desde el santuario, ubicado en los cerros orientales, con el fin de realizar una rogativa por Colombia y el mundo entero, para la finalización de la pandemia por Covid-19. Su peregrinar inició este domingo 9 de agosto en la Catedral Primada, donde su arzobispo, Luis José Rueda Aparicio, en una eucaristía, ofreció delante del Señor de Monserrate la ciudad de Bogotá, Colombia entera y a la humanidad, para que cese tanto sufrimiento y llegue prontoel fin de la pandemia. "Animados por las palabras del salmista te decimos 'misericordia, Señor, misericordia, nuestra alma se refugia en ti', nos ponemos ante ti Señor de Monserrate a la sombra de tu cuerpo caído, mientras pasa la calamidad, te invocamos hijo de Dios a ti que haces tantopor nosotros, como peregrino y Señor de la historia". En una actitud de súplica, frente a la imagen, el prelado pidió ante el Altísimo la iluminación de los gobernantes, para que "depuestos de egoísmos e intereses personales busquen con sus decisiones el bien de todos, de esta ciudad y de la humanidad". Presentó al personal médico, para que, inspiradas sus mentes, sigan ofreciendo una digna atención a los enfermos y por último imploró por los científicos "dales sabiduría en la búsqueda de medios que garanticen la salud y el bien la humanidad". Imploró para que en la mente de cada ser humano crezca una actitud solidaria y permanente de apertura al cuidado y la protección de todos, especialmente de los más frágiles y vulnerables de la sociedad. "Señor de Monserrate recibe la oración y la súplica de tu pueblo, protégenos en este momento de calamidad, concede la salud a los enfermos, infunde en todos espíritu de sensatez y serenidad. Te lo pedimos unidos a nuestra madre la Santísima Virgen María, NuestraSeñora de Chiquinquirá, reina de Colombia, en medio de este dolor de la humanidad herida te buscamos con confianza y con fe". La imagen religiosa, icónica de la capital, estará peregrinando del 9 al 16 de agosto por las catedrales de las cinco jurisdicciones urbanas: Bogotá, Soacha, Fontibón, Engativá y Castrense de Colombia. Finalizará su recorrido el próximo domingo con una eucaristía a las 9:00 a.m. en la Catedral Primada, para regresar de nuevo al cerro de Monserrate. Monseñor Rueda Aparicio llamó la atención para que por ningún motivo salgan de los hogares hacia los sitios donde estará la imagen del Señor Caído, pues se mantendrá expuesto a puerta cerrada, más bien ha dicho “invitamos a seguir las ceremonias y actos litúrgicos dispuestos para esta ocasión, a través del canal católico Cristovisión o por redes sociales”. Descensos del Señor de Monserrate a la capital colombiana En 364 años de historia, esta es la sexta vez que bajan del cerro la imagen del Señor de Monserrate. La primera fue en el siglo XIX para implorar que se acabará una epidemia de viruela. La segunda fue en 1916, cuando la usaron para rogar por lluvia, ya que una sequía azotaba a la ciudad. La tercera ocasión fue el 10 de junio de 1952 para pedir por la paz del país. La cuarta fue el 21 de noviembre de 1998, también para pedir por el fin de la violencia en el país. La quinta peregrinación fue en la Semana Santa del 2009, cuando no fue posible que los feligreses subieran al Cerro por las condiciones del camino. La sexta en el 2014, se bajó para celebrar los 450 años de la arquidiócesis de Bogotá. En esta última ocasión se hace para pedir que cese la pandemia del coronavirus. La imagen, que pesa unos 150 kilos, está hecha de madera y metal fundido, es obra del escultor Pedro de Lugo y Albarracín, recordado por su dedicación a las imágenes de Cristo sufriente. Fecha y lugares del recorrido 9 de agosto: Catedral Primada de Colombia 10 – 11 de agosto: Diócesis de Soacha 12-13 de agosto: Diócesis de Fontibón 14 de agosto: Diócesis de Engativá 15 de agosto: Catedral Castrense 16 de agosto: Catedral primada de Colombia

Lun 10 Ago 2020

Pandemia y espiritualidad II

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - ¿Han entendido ustedes todas estas cosas? (Mt 13, 51-52). Jesús el Señor, después de enseñar la realidad sobre el Reino de los cielos, a través de siete parábolas (Mt 3,1-50), les pregunta a sus discípulos y a todas aquellas personas que le escuchaban: ¿Han entendido ustedes todas estas cosas? A renglón seguido dice la Palabra que ellos respondieron: “Sí”. Jesús, entonces hace un elogio al respecto con las siguientes palabras: “Está bien: cuando un maestro ha sido instruido sobre el Reino de los Cielos, se parece a un padre de familia que siempre saca de sus armarios cosas nuevas y viejas” (Mt 13, 52). Dice San Agustín: “Todos poseemos una docta ignorancia”. Es decir, somos doctos en algunas ciencias e ignorantes en otras. En el lenguaje popular decimos: “Zapatero a tus zapatos”. En el castellano la palabra entender se define así: “Percibir y tener una idea clara de lo que se dice, se hace o sucede o descubrir el sentido profundo de algo”. Las tres potencias o facultades del ser humano son: Memoria, entendimiento y voluntad. Nos dice la Palabra que, a la pregunta de Jesús: ¿Han entendido ustedes todas estas cosas? Alguna parte del grupo que lo escuchaba, entre ellos algunos maestros de la ley dijeron: Sí. La misión del maestro, del buen maestro, del excelente pedagogo es precisamente, lograr que sus discípulos entiendan lo que él quiere transmitir, hacer que sus alumnos entiendan la importancia del asunto que se les quiere enseñar. ¿Han entendido ustedes todas estas cosas? Sí. Desde luego, que, en el aprendizaje, el cien por ciento no lo hace el maestro, también es sumamente importante la competencia del discípulo y sobre todo el interés por lo que se le quiere transmitir. Un alumno sin motivación, sin deseos y sin la necesidad de aprender, no asume el conocimiento, por más buen pedagogo que sea su maestro. Cuando el discípulo le responde a su maestro que sí entendió, el maestro, puede darse por bien servido. ¡Cómo es de agradable el encuentro de un maestro con su alumno agradecido y valorando lo que aprendió a través de él! Cuando se da ese complemento: enseñanza – aprendizaje, ambos: maestro y alumno, deben sentir una bella satisfacción. El maestro puede exclamar: “Somos simples servidores, hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Cf Lc 17,10), y el alumno puede decir: Gracias buen maestro, gracias. Desde la espiritualidad cristiana mis queridos sacerdotes, religiosos (as), fieles laicos, padres de familia, hermanos todos, hombres y mujeres de buena voluntad…, nuestra gran tarea es entender la importancia del Reino de los cielos. Reino de justicia y paz, de amor y libertad, de unidad y fraternidad. Jesús nos dice en la Palabra: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Renuncien a su mal camino y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15). El Reino de Dios está cerca. El Reino es Jesús, nuestro Señor, el Dios encarnado. El Reino es el hermano que está a mi lado y que es imagen y semejanza de Dios. El Reino de Dios está cerca, lo podemos tocar y sentir. El Reino de Dios está dentro de nosotros, renunciemos al mal camino de la indiferencia, del pecado, de la corrupción, de la injusticia y convirtámonos. Hermanos, en este tiempo de pandemia y siempre, por favor, que no se nos olvide, todos los días, hacer nuestro “examen de conciencia”. Este bonito ejercicio lo enseñó con vehemencia San Ignacio de Loyola y seguramente, la mayoría de nosotros, lo aprendimos de nuestras madres, quienes, a su vez, fueron nuestras primeras maestras. Aprovechemos este aprendizaje que hace parte de nuestra espiritualidad cristiana, para que no seamos indiferentes frente a la situación que estamos viviendo: Crisis mundial, nacional y regional por el COVID 19. Permítanme que juntos, a manera de examen de conciencia, nos posibilitemos algunas preguntas: Desde que comenzó la noticia del COVID 19: ¿Cómo ha sido mi actitud, mi respuesta, mi responsabilidad? ¿Qué pienso de este “instante vital” que estamos viviendo? ¿Entiendo lo que está pasando? ¿Me doy cuenta de las transformaciones mundiales que se están generando a partir de la crisis que estamos viviendo? ¿He entendido lo que está pasando? ¿Estoy aprendiendo algo nuevo? ¿Estoy dispuesto a sacar del armario de mi memoria y mi entendimiento cosas nuevas y antiguas? ¿Con toda la conciencia de mi entendimiento, estoy siendo responsable, es decir, cuido mi vida y la vida de mis hermanos? ¿Soy respetuoso de los protocolos necesarios para preservar mi salud y la salud de mis amigos, compañeros y familiares? En estos días le he escuchado decir a muchas personas: “Es el momento para amar la vida”. Toda crisis bien asumida, con fe y esperanza es beneficiosa, es pedagógica, es retadora, es desafiante. Toda crisis nos hace salir de nuestras comodidades nos hace comprender que la realidad del mundo es mucho más de lo que nos acostumbramos a vivir. Toda crisis nos hace entender que el ser humano no solo es carne, materialidad, el ser humano es también espíritu, fraternidad, solidaridad. El ser humano no es solamente sentidos externos, es también sentidos internos. Toda crisis pone de manifiesto nuestra fragilidad, pero, a su vez nos hace pensar con sentido de eternidad y trascendencia. Toda crisis nos pone de cara a un ser superior, de cara a Dios. Escuchemos la Palabra: “Llegada la noche estaba allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: ¡Animo, soy yo, no tengan miedo!” (Cf Mt 14,22-33). “Es el momento para amar la vida”. Es el momento para valorar la vida, es el momento para ver la vida incluso de cara a la enfermedad, el sufrimiento y la misma muerte. Nadie quiere sufrir, todos por intuición natural le huimos a la enfermedad, a la cruz y a la muerte. Pero todos como los discípulos de Jesús, estamos invitados a ir en la barca de la fe y la esperanza. Este es un tiempo oportuno para contemplar a Jesús, aunque en un principio, lo veamos como un fantasma. Es el momento también de la confianza y con Pedro decir: “Señor, si eres Tú, mándanos ir a Ti”. Estemos seguros de que el Señor nos acoge y nos dice: En este tiempo de incertidumbre, si tienen fe, serán capaces de caminar sobre mil peligros y no les pasará nada, porque yo los llevo en mis brazos. Frente a la crisis actual, no podemos ser indiferentes. ¿Hemos entendido esto? ¿Queridas familias han vuelto a entender la importancia y la grandeza de la familia? Démonos cuenta, cuando uno sufre sólo quedan dos alternativas: “Dios y familia”. Dice la Palabra: “A quién vamos a ir sólo tu tienes palabras de vida eterna”; y, ¿Con quién hemos contado, después de Dios, realmente en estos días de pandemia? Sin duda que con la familia. Esa familia, que por tantos medios sigue amenazada. Aprendamos al menos, que es tiempo de volver a valorar la familia, como célula fundamental de la sociedad. Queridos padres de familia, formen a sus hijos, no sólo para responder a las necesidades del mundo. No sólo necesitamos profesionales, necesitamos profesionales éticos y con grandes valores humanos y de fe, valores que se aprenden fundamentalmente en la familia. Estimadas familias, fórmense no sólo en valores humanos, sino también, en valores trascendentes y trascendentales, valores que los prepare para saber dar respuestas sabias a interrogantes con sentido de eternidad; para responder no sólo a interrogantes en tiempos de felicidad y placer, sino también, en tiempos de crisis. Queridos maestros, instituciones educativas, la misión de ustedes es formar “buenos cristianos y honestos ciudadanos” (San Juan Bosco). Educadores, junto con la familia, son ustedes la gran alternativa de cambio. Sin educación no hay futuro. Sin un camino certero, perdemos el sendero. “Quien no sabe para donde va, llega a cualquier lugar”. No se nos olvide que nuestra meta es el cielo. Nuestra patria es el cielo y allí vamos de la mano del gran Maestro de Nazareth. Confiemos en el poder de la gracia, es esta la que nos debe conducir y la que nos da los criterios de fe para juzgar con esperanza el momento presente. Queridos dirigentes…, apuéstenle – apostémosle – a educar para formar el entendimiento. Superemos ya el camino del sólo sentimiento, de las emociones y las pasiones. Recordemos lo que con frecuencia nos dice el Papa Francisco: “Todo está interconectado”, también nuestro ser. Somos una integridad, somos unidad. Recordemos que somos seres racionales; crezcamos en potenciar nuestro entendimiento. El entendimiento y/o la razón es la bella facultad que Dios nos ha dado para que fuéramos los “señores” del mundo. Es decir, para que administráramos el mundo para el bien y no para la destrucción. Entender, hermanos, entender. Entendamos que el momento que vivimos es desafiante y retador. A problemas humanos y éticos, no estemos esperando sólo soluciones técnicas. Ejemplo: frente al COVID, no bastan sólo los ventiladores (gracias a quienes han gestionado estos aparatos para el Caquetá). Pero ¡y qué sentido tienen muchos ventiladores, si no entendemos la necesidad de cuidarnos, para cuidar a nuestros hermanos! Bienvenida toda la ayuda científica y tecnológica. Gracias, muchas gracias, personal de la salud y administradores, gracias por buscar el bien común, gracias por cuidar la salud de sus semejantes. Pero por favor, hermanos, amemos la vida, cuidemos la vida, responsabilidad frente a la vida. Unidos y de la mano de Dios venceremos. ¡Adelante, paso de vencedores! Cuidemos nuestra salud, es un gran tesoro al que lamentablemente, por lo general, valoramos, sólo cuando la perdemos. Por favor, hermanos, no hagamos de este momento tan crucial de la historia algo intrascendente… De cara a la realidad que vivimos es tiempo para agradecer a Dios el don de la vida, para valorar la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte. Es tiempo para estar en familia y amar nuestra relación familiar. Es tiempo para manifestar nuestro afecto y cercanía con los amigos. Es tiempo para escuchar la voz de Dios que nos invita a la conversión. Hagamos de este momento histórico un acto salvífico, un pasar de Dios por nuestra historia, un momento oportuno para la fraternidad y la caridad. Así como se ha globalizado el virus, globalicemos también el Reino de los cielos. Entendamos que sólo en Jesús nuestro Señor encontraremos consuelo. Escuchemos siempre a Jesús el Señor que nos dice: ¡Animo, soy yo, no tengan miedo!”. Ánimo, yo voy con ustedes, no tengan miedo. ¡Qué la Virgen Santísima, nos acompañe durante este tiempo de pandemia embravecida que nos quiere destruir! + Omar de Jesús Mejía Giraldo Arzobispo de Florencia [icon class='fa fa-download fa-2x'] Lea pandemia y espiritualidad I[/icon]

Sáb 8 Ago 2020

Provincia de Tunja a propósito de tutela a la devoción de la Virgen de Chiquinquirá

A propósito del fallo del Tribunal Superior de Cali sobre una tutela que ordenó borrar un trino escrito por el Presidente de la República, doctor Iván Duque Márquez, relacionado con su devoción a la Virgen de Chiquinquirá, los obispos de la provincia eclesiástica de Tunja han emitido un mensaje. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ (A PROPÓSITO DE UNA TUTELA) Hace algunos días, el tribunal Superior de Cali admitió una tutela en contra del señor Presidente de la República, interpuesta por un abogado que consideró vulnerados sus derechos, argumentando que al invocar la protección de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, el primer mandatario no solo estaría violando la libertad de cultos -garantizada por la Constitución política de Colombia- sino también atentando contra la separación entre la Iglesia y el Estado por ser funcionario público, pero todavía más, estaría favoreciendo un credo religioso específico sobre los demás. Lo más sorprendente del caso fue la celeridad con la que, dos de los tres magistrados fallaron la tutela, en un país en el que miles de procesos reposan por años sin ser atendidos, pero sobretodo, el sentido de la providencia: ordenar en un plazo perentorio de 48 horas para borrar el trino de su cuenta personal y en el futuro ¡abstenerse de hacer manifestación alguna de su devoción mariana! Al tenor del artículo 18 constitucional, “nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar en contra de su creencia”. Nadie. Significaría que en Colombia ni el presidente, los magistrados, gobernantes o alcaldes ¿no pueden ejercer sus propios derechos y libertades de conciencia y de cultos? ¿No es ésta una discriminación y exclusión de ciertas personas, sólo por razón de sus cargos, del ejercicio de sus derechos fundamentales? Lo que podría pasar como una anécdota más, en el pintoresco repertorio de acciones judiciales que de tarde en tarde, algún sediento de notoriedad y protagonismo propone a nuestro complejo sistema judicial, se ha convertido, sin embargo, en un asunto que como creyentes no podemos pasar de largo y prueba de ello, ha sido la reacción de miles de ciudadanos, especialmente católicos, que en su inmensa mayoría expresaron su indignación al pretender por una parte, coartar la libertad de expresión del primer ciudadano de la nación y por la otra, desconocer el sentimiento religioso de la inmensa mayoría del pueblo colombiano, por lo menos un 70% que se declara cristiano católico. ¿De dónde entonces, surge esta iniciativa tan inusual como inoportuna, por la grave crisis que estamos atravesando, producida por la Covid-19, que exige precisamente la unidad de todos para luchar contra sus efectos destructivos y no solo para la salud, sino también para el mismo tejido social, para la economía y para el empleo y que va a requerir el esfuerzo de todas las gentes de bien? Como pastores de esta Provincia Eclesiástica, presente en Boyacá y Casanare, por la misión que tenemos de cuidar el rebaño que nos ha sido encomendado y ante el clamor de muchos fieles, nos sentimos movidos a compartir con ustedes algunas reflexiones y de proponer algunas respuestas. Históricamente, el lienzo precioso de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, renovado prodigiosamente en diciembre de 1586, ha representado para el pueblo colombiano, un referente de primer orden en la construcción de identidad cultural y de consolidación de la fe cristiana, ya desde los albores de la evangelización. No en balde ha sido lugar de romería por más de cuatro siglos, la imagen ha sido reproducida infinidad de veces desde Guatemala hasta el Perú, jugó un papel protagónico durante la independencia, al punto de que el Libertador la visitó tres veces y en 1919, en el primer centenario de la Independencia, fue coronada como Reina y Patrona de Colombia. En nuestros días, el Papa san Juan Pablo II vino al país para celebrar los 400 años de su renovación milagrosa y bajo el lema, Con la paz de Cristo por los caminos de Colombia, recorrió el país trayendo un mensaje de paz y de reconciliación que todavía resuena y que el actual pontífice, Francisco, recogió en su periplo de hace tres años cuando se encontró con la Reina y Patrona en la catedral primada de Bogotá y puso bajo su protección y amparo la invitación a dar el primer paso en la consolidación de la paz, la justicia, la atención a los pobres y el cuidado del medio ambiente. Es cierto que la Constitución de 1991 habla de un Estado laico, pero eso no quiere decir que sea un Estado indiferente y mucho menos ateo. Más aún, en el preámbulo se invoca la protección de Dios y más adelante se garantiza -entre los derechos fundamentales- la libertad de conciencia y el derecho a no ser molestado por razón de sus convicciones o creencias, ni obligado a actuar en contra de su conciencia (numeral 18). Lo que deja ver que en Colombia todos podemos profesar libremente nuestra fe y que el Estado, lejos de ser hostil o contrario a la misma, está obligado a proteger su libre ejercicio. El número siguiente de nuestra Carta Magna (art. 19) dice así: “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley. Y en el Artículo 20: Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones… de modo pues que en nuestro territorio no existe el delito de opinión y que todos, incluido el Presidente de la República, somos libres de expresar nuestras convicciones religiosas, sin temor a ser sancionados. Nos preocupa, sin embargo, una tendencia que viene de dos siglos atrás, que se ha venido acentuando en nuestra cultura Occidental y es la pretensión de relegar el sentimiento religioso al ámbito de lo privado, de las convicciones íntimas y a considerar cualquier expresión de fe como algo incorrecto y molesto para los que no son creyentes. Antes se manifestaba en una feroz oposición a la Iglesia Católica y a la predicación del Evangelio, hoy de manera más sutil, como un ambiente de relativismo moral y de libre pensamiento, en el que desaparecen las fronteras entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira. Y si a esto añadimos el clima de polarización y antagonismo político que sigue afectando al país, atizado por viejos odios sectarios que se oponen a la búsqueda de la paz y de la reconciliación, pues cualquier gesto del gobernante de turno, va a ser motivo para que el dedo acusador de sus contradictores se levante de modo implacable, endilgándole conductas censurables, así sea la expresión espontánea y sincera de su devoción de siempre a la Madre de Dios, que entre otras cosas, no le hace mal a nadie y sí inspira nobles y elevados ideales y acciones. Consideramos que este hecho, siembra un pésimo precedente y corrobora la descomposición que se respira en muchos círculos del poder, pero sobre todo, debe invitarnos a nosotros, creyentes comprometidos, a vivir con mayor convicción nuestra fe, a expresarla con plena libertad y a seguir trabajando por una Colombia en la que impere la justicia y se consolide la paz. Que la Bienaventurada Virgen Madre de Dios y Madre nuestra, asociada como ninguna otra criatura a la obra de la redención y presente desde el primer momento en el anuncio de la Buena Noticia en nuestros pueblos, como lo manifiesta el rostro mestizo de la imagen de Chiquinquirá, continúe acompañando nuestro caminar hacia la casa de Dios Padre misericordioso y nos consuele en este tiempo de tribulación y de incertidumbre. Original firmado + Luis Felipe Sánchez Aponte + Misael Vacca Ramírez Obispo de Chiquinquirá Obispo de Duitama Sogamoso + Julio Hernando García Peláez + Edgar Aristizábal Quintero Obispo de Garagoa Obispo de Yopal + Héctor Javier Pizarro Acevedo + Gabriel Ángel Villa Vahos Vicario Apostólico de Trinidad Arzobispo de Tunja

Sáb 8 Ago 2020

“Desde mi designación como obispo de Barranca los llevó en mi corazón": Mons. Giraldo

Este sábado 08 de agosto, siguiendo los protocolos de bioseguridad establecidos ante la pandemia por coronavirus (Covid-19), en la Iglesia Catedral La Inmaculada, tomó posesión del cargo como nuevo obispo de Barrancabermeja, monseñor Ovidio Giraldo Velásquez, quien fuenombrado el pasado 29 de mayo para guiar esta Iglesia particular. Inició su homilía agradeciendo el esfuerzo de quienes hicieron posible poder vivir este momento de gracia y expresó su saludo a los fieles de la diócesis y a los habitantes de esta región barranqueña, implorando de ellos su cercanía y oración para desarrollar la tarea encomendada por la Iglesia. “A todos los fieles y habitantes del territorio diocesano, me queda decirles que desde el momento de mi designación como su nuevo obispo, los llevo en la mente y el corazón y he pedido a Dios la gracia de darle a cada uno un espacio en mis afectos y en mis afanes pastorales. Les pido el beneficio de su oración para que estos propósitos sigan marcando la ruta de este feliz encargo pastoral que en nombre del Señor y la Iglesia el Santo Padre me ha confiado”. Su homilía estuvo guiada por las lecturas bíblicas del día, que hablaban de la alegría de Jesús al interactuar con los pueblos y de la presencia de sus enviados para llevar la buena nueva y salvación. “La Palabra de Dios es creadora, es viva y eficaz. Ella misma hoy nos ayuda a interpretar este acontecimiento de mi posesión como obispo de la ya amada iglesia diocesana de Barrancabermeja”, afirmó. Destacó cómo la Eucaristía es una fiesta de“vida, de la fraternidad, del nuevo orden de cosas, del cielo nuevo y de la tierra nueva introducidos por Jesús y cuyo acontecimiento vamos labrando día a día con el trabajo honrado, con la oración, con las celebraciones de la fe y los sacramentos, con la lectura orante de la Palabra, con los gestos de fraternidad, las prácticas de misericordia, la buena vecindad y la caridad”, a lo que agregó que es importante que nunca falte esta celebración como expresión de fe y esperanza en Dios. “Así todos caminaremos por las sendas de Dios. Y la ciudad y toda la región se llenará de alegría”. “En este sentido, hermanos, permítanme recordarles que allí donde está la presencia de un evangelizador, de un profeta de Dios, de un mensajero de la misericordia, de un portador de la paz y la concordia, de un servidor de los misterios de Dios y la gracia de los sacramentos, hay gozo y plenitud”. En este contexto pidió a todos los habitantes de la región valorar el trabajo de los catequistas, misioneros, religiosos, religiosas y de manera especial el ministerio del sacerdote, apreciando en ellos la presencia de “los mensajeros y servidores del bien, la verdad, la paz y la justicia (…) Anhelo y pido a Dios que en nuestra diócesis se multipliquen los agentes del bien, la evangelización y el cuidado pastoral”. Evocó el aporte que cada uno de los obispos predecesores ha dejado impregnado en la vida de esta Iglesia particular. Al referirse a monseñor Camilo Fernando Castrellón Pizano, quien le entrega el legado de administrar esta Jurisdicción, le agradeció la fraterna acogida y oportunas atenciones desde su llegada a esta ciudad”. “A estos cuatro Excelentísimos padres, maestros y pastores en la fe, admiración y gratitud por su sí generoso al Señor, su ardor misionero, su pasión evangelizadora y su celo pastoral. Con el favor de Dios y el acompañamiento de la Iglesia, pondré todo mi empeño en continuar la obra por ellos cimentada y en seguir haciendo brillar el nombre de Nuestro Señor Jesucristo en este hermoso territorio y en el bonito corazón de sus gentes”. Finalmente encomendó su nueva labor pastoral, bajo la intercesión de la Santísima Virgen, San José y los santos, pidiendo ser fiel y generoso en este ministerio apostólico.

Sáb 8 Ago 2020

El Señor se nos sigue manifestando discretamente, en el silencio de nuestro interior

Predicación Orante de la Palabra XIX Dom TO, Asunción y XX Dom TO [1] DECIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 09 de 2020 Primera lectura: 1R 19,9a.11-13a Salmo: 85(84),9ab+10.11-12.13-14 (R. 8) Segunda lectura: Rm 9,1-5 Evangelio: Mt 14,22-33 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • “Los Israelitas han abandonado tu alianza, han derribado los altares y han pasado a espada a tus profetas; quedo yo sólo y buscan mi vida para quitármela”, dice Elías triste y acongojado. Está cansado de todas sus batallas, busca consuelo en Dios y parece no encontrarlo. • “Siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón. Pues desearía ser yo mismo maltratado, separado de Cristo por mis hermanos, los de mi raza…”. En el mismo sentido se manifiesta San Pablo para tratar de explicar cómo el Plan de salvación de Dios no se realiza plenamente, no porque Dios rechace la fragilidad humana, sino que en medio de esa fragilidad permite que experimentemos su misericordia. • “Viendo Pedro la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: ‘¡Señor, sálvame!’. La escena que sigue al conocido pasaje de Jesús que camina sobre las aguas también describe la fragilidad de la condición humana. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura nos ubica en la primera mitad del siglo IX aC, cuando un general del ejército toma el poder y funda Samaría como nueva capital de Israel, a la que hace una nación rica y poderosa y a la que consolida por medio de matrimonios con extranjeros. De hecho, su hijo Acab se casará con la pérfida Jezabel, hija del rey de Tiro, que impone divinidades paganas, persigue y asesina a los verdaderos profetas, Elías huye hacia el desierto, sube al monte Horeb en el que cuatrocientos años antes Moisés había hablado con el Señor. Pasa la noche en una cueva, de la que Dios lo invita a salir para esperar su manifestación. Pasa un violento huracán, luego un terremoto, después pasa fuego, pero el Señor no está presente en estas violentas realidades. Sólo al final Dios se hace presente en el silencio de una brisa suave. Elías lo reconoce, lo escucha y regresa a cumplir la misión que le encomienda. En la segunda lectura se nos transmite la tristeza de san Pablo porque parte de su pueblo ha rechazado el mensaje de salvación del Evangelio. A pesar de que han pasado casi treinta años de la muerte y resurrección de Jesús, Pablo no se cansa de testimoniar que la Alianza de Dios es irrevocable y que su misericordia es eterna. En el evangelio de san Mateo, el relato de Jesús que camina sobre las aguas sigue a la narración de la multiplicación de los panes. Es de noche y Jesús “obliga” a sus discípulos a subir a la barca mientras él despide a la gente y sube al monte para orar. Al finalizar la noche, los discípulos que están en la barca zarandeada por las olas pues el viento es contrario, no reconocen a Jesús que se acerca. Jesús se identifica con palabras de ánimo y de fortaleza y Pedro, tras pedirle que lo mande a ir hacia él, comienza a caminar sobre las aguas hasta que “le entra miedo” y comienza a hundirse. Jesús lo levanta, suben a la barca, el viento se calma. La escena dramática concluye con una profesión de fe: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La vida es una sucesión de problemas cada vez más complejos. Cuando somos niños experimentamos dificultades y creemos que es el fin del mundo, pero el camino sigue, y en él, las angustias y los conflictos. Muchas veces son consecuencia de nuestros errores pero también hay ocasiones en que los líos parecen generarse incluso cuando tratamos de hacer las cosas bien. El problema del mal, las enfermedades y tragedias, las pandemias y el coronavirus, la pobreza, el hambre, la pérdida del trabajo y otras circunstancias pueden generar cansancio, desesperanza, desilusión y angustia. Al igual que la persecución que experimentaba Elías, la tristeza profunda que manifiesta san Pablo, el miedo de Pedro que se hunde bajo las aguas, la Palabra del Señor en este Domingo quiere ser una voz de ánimo para todos. Como al Príncipe de los Apóstoles, hoy el Señor nos dice a cada uno “¡Ven a mí!”. Como lo proclama san Pablo, la misericordia del Señor es eterna y Él es siempre fiel. Como al profeta, el Señor se nos sigue manifestando discretamente, en el silencio de nuestro interior, en la voz de nuestra conciencia, en las indicaciones de su Palabra, en sus pequeñas y cotidianas indicaciones. En medio de la noche que puede estar atravesando nuestra Iglesia, nuestra familia, nuestra empresa, nuestra economía, sólo existe una realidad capaz de hacer amainar el viento: la fuerza de la fe que surge de la experiencia del amor misericordioso de Dios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Los Padres del desierto solían plantear a sus monjes una metáfora tomada de la práctica del cazador que cuando descubre la liebre que busca, suelta los perros para que la persigan y capturen porque es un animal sumamente ágil y rápido. Los canes salen veloces tras la liebre, pero poco a poco se van quedando por el camino porque los matorrales y obstáculos hacen que pierdan el rastro. Sólo el perro que nunca pierde de vista a su presa es capaz de alcanzarla y atraparla. Así es la vida cristiana: ninguna circunstancia puede hacernos perder de vista a Jesús que acompaña e ilumina nuestro caminar y nuestra vida. Pidamos al Señor la gracia de ser hombres y mujeres de fe inquebrantable, firmes en medio de las crisis y sólidos para ayudar a los que sufren un poco más que nosotros. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos todos a esta celebración de acción de gracias en la que experimentamos la presencia de Jesús resucitado, vencedor del pecado y de la muerte. Dispongámonos a celebrar nuestra fe y a experimentar la presencia constante y misericordiosa de Dios en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestra sociedad, en las alegrías, pero también en las dificultades que estamos experimentando. Monición a la Liturgia de la Palabra La angustia del profeta al que persiguen para matarlo, la tristeza del apóstol que sufre por amor a su pueblo y el miedo de Pedro que se hunde bajo las aguas por su falta de fe, ilustran las dificultades que podemos estar viviendo en los diversos contextos en los que nos movemos. Traigamos a nuestra mente los problemas que nos agobian o que hacen sufrir a nuestros seres queridos y escuchemos con atención las lecturas que nos traen un mensaje de fe y de fortaleza. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras súplicas y peticiones al Padre misericordioso con la confianza de los hijos, con la certeza de que él hace posible lo que para nosotros es imposible y nos concede siempre lo que más nos conviene. R. ¡Escucha, Padre, nuestra oración! 1. Te pedimos por la Iglesia, que como la barca de los apóstoles muchas veces tiene que enfrentar vientos contrarios y se ve zarandeada por las olas, para que experimente siempre la serena presencia de Cristo, el Hijo de Dios. 2. Te pedimos por los pastores de la Iglesia, para que siempre den testimonio de fe y de fortaleza, para que puedan caminar sobre las aguas del escepticismo y la incredulidad y puedan conducir a sus rebaños hacia Cristo, el único Salvador. 3. Te pedimos por los que sufren y son perseguidos, de modo especial por los que han perdido las fuerzas y la esperanza, para que encuentren en los que los rodean un testimonio eficaz de tu misericordia. 4. Te pedimos por todas las personas que trabajan en el campo de la salud y por todos los que arriesgan su vida por ayudar a los que más sufren, para que encuentren en la fe en Cristo la fuerza necesaria para ser incansables testigos de tu amor. Oración conclusiva Escucha, Padre bondadoso, las plegarias que te dirigimos con fe en esta celebración de la resurrección de tu Hijo, quien vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén. [1] Elaborado por el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) y Coordinado por el Dpto. de Liturgia. (2020). Predicación Orante de la Palabra, II. Santísima Trinidad a Cristo Rey, Ciclo A.

Sáb 8 Ago 2020

Cúpula del Voto Nacional se reviste de tricolor patrio como signo de paz

Este 06 de agosto, fecha en que Bogotá celebró el aniversario 482 de su fundación, la cúpula de la Basílica Menor del Voto Nacional, símbolo de paz para la Colombia, se revistió con el tricolor patrio, como signo de reconciliación. Frente a este acontecimiento, el padre Darío Echeverri González, párroco de la Basílica ha dicho que el encender estas luces es un signo de esperanza para los colombianos “a pesar de todas las pandemias y dificultades que envuelven al país, la reconciliación y la paz son posibles”. “Esta bella ciudad de Bogotá nos acoge a todos sin preguntarnos de dónde somos. La bandera de Colombia con sus tres colores y lo que simbolizan, nos llaman a que cada uno de nosotros pongamos un granito de arena, aportemos a la reconciliación, al perdón y así entre todos podamos construir una paz estable y duradera”, afirmó. El también secretario general de la Comisión de Conciliación Nacional, recordó como la Basílica del Voto Nacional, construida en 1902, se hizo pensando en el fin de la guerra de los Mil Días, conflicto que dejó en su momento devastada a Colombia y hoy en el presente 2020 hace de nuevo un llamado a los colombianos para que unidos se conviertan en artesanos de la paz y trabajen desde el perdón por una Nación reconciliada. Por su parte el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, al unirse al saludo de felicitación por este aniversario, dijo “Bogotá, la gran ciudad, la capital de todos los colombianos, la ciudad de puertas abiertas para todos, para que de los 32 departamentos del país podamos venir, vivir, trabajar y estudiar y para que de cualquier parte del mundo puedan llegar también a esta capital de todos los colombianos y de puertas abiertas para el mundo”. Fuente: Of. de comunicaciones Comisión de Conciliación Nacional (CCN)