Pasar al contenido principal

Iglesia

Lun 3 Ago 2020

“Estamos obrando con responsabilidad para prevenir propagación del virus”

Así lo han manifestado los obispos de la arquidiócesis de Bogotá, quienes en un comunicado reafirman su compromiso por seguir acatando las recomendaciones dadas por el Gobierno Nacional y Distrital, para evitar poner en riesgo la vida de las personas en este tiempo de pandemia. “Promovemos una sólida consciencia de autocuidado, convencidos de que si cada uno se cuida está contribuyendo al cuidado de todos, especialmente de los más vulnerables”. En cinco puntos los prelados exponen la renovación de sus compromisos que como Iglesia en Bogotá, seguirán asumiendo en medio de la grave situación sanitaria que la ciudad y el país viven por el Covid, poniendo dicen ellos “la vida humana por encima de cualquier otro valor”. Tenemos los Templos cerrados, pero somos Iglesia con corazón abierto Explican como a pesar de estar los templos cerrados, la creatividad de la Iglesia ha seguido su caminar pastoral, sin ser este un limitante para evangelizar de manera permanente en los diferentes campos de acción y llegando a través de los medios digitales a aquellos que necesitan una palabra de consuelo. Todos los católicos vivimos de la Eucaristía Al recordar la importancia de la Eucaristía para los católicos, aseguran que esta se seguirá transmitiendo a través de los diferentes canales de comunicación por donde la Iglesia tiene acceso. A la vez que piden a los sacerdotes tener en cuenta las normas litúrgicas y el decoro de la celebración y preparación adecuada de las homilías. La gracia sacramental es vital para nuestra vida cristiana Explican que se seguirán celebrando a puerta cerrada los sacramentos del Bautismo y Matrimonio, con la participación solamente de padres y padrinos; para las confesiones y la unción de los enfermos se realizarán con cita previa y en recintos que cumplan con los protocolos de bioseguridad. En el duelo somos Iglesia que acompaña con fe y esperanza Recuerdan como a través de la “línea de la esperanza”, creada por la Arquidiócesis de Bogotá, la Iglesia está dispuesta a dar un acompañamiento a todos los que sufren en este tiempo difícil de pandemia. “Desde las parroquias ofrecemos un acompañamiento pastoral a las familias que han sufrido la pérdida de seres queridos por el Covid – 19, o que tengan enfermos en sus hogares por causa de la pandemia”. Si bien las celebraciones eucarísticas están prohibidas en funerarias o salas de velación, las exequias se están haciendo a puerta cerrada y con la participación de un grupo no mayor a diez personas, siendo estas transmitidas en directo por redes sociales. Somos Iglesia solidaria Respecto a la acción social o caritativa, recuerdan que se cuenta con un Banco de Alimentos, que ha permitido llegar con atención alimentaria a los sectores más pobres de la ciudad. Además, a través de la campaña denominada “Por ti, por mí, por nuestra Iglesia” y con la ayuda generosa de la comunidad se han logrado recaudar fondos para apoyarr de manera particular a las parroquias que en esta época no cuentan con los recursos necesarios para subsistir. Finalizan su mensaje haciendo un llamado a tener “una actitud de corazón abierto a la fraternidad y a la esperanza, creemos que, en medio de los dolores del parto, está naciendo una forma de vivir, más consciente, más humana, más fraterna, más humilde”. La declaración ha sido suscrita por el Arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, y los obispos auxiliares, monseñor Luis Manuel Alí Herrera y monseñor Pedro Manuel Salamanca Mantilla. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Lun 3 Ago 2020

II conversatorio: "El suicidio hacia espacios de esperanza en época de pandemia"

Frente a los momentos de emergencia sanitaria que enfrenta hoy Colombia y el mundo a causa de la pandemia del Covid-19 y las afectaciones en materia de salud mental generadas en medio de esta realidad, el departamento de Promoción y Defensa de la Vida y el Centro Estratégico de Investigación, Discernimiento y Proyección Pastoral de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha programado para este martes 04 de agosto de 3;00 pm a 5:00 pm. el segundo conversatorio virtual sobre: “El suicidio…hacia espacios de esperanza, en época de pandemia”. Según lo señalan sus organizadores se busca “proponer un espacio de reflexión y discernimiento en estos momentos de emergencia sanitaria, frente al hecho del suicidio como acto contrario al amor de Dios y en libertad; espacio de esperanza y de salvación, que da sentido a la vida, porque el ser humano desconoce el valor de la vida que proviene de Dios… (Dt.30, 15) para participar con ella en el acto creador”. En esta ocasión estarán presentes los siguientes ponentes: Dra Valeria Ramirez, Psicóloga egresada de la Universidad Católica Luis Amigó; Dr. John Henry Bohorquez, Médico Psiquiatra; y los sacerdotes de la arquidiócesis de Bogotá, Abelardo Gómez y Carlos Jiménez. Esta iniciativa hace parte de tres conversatorios, el tercero y último se realizará el martes 11 de agosto en el horario de 3:00 pm a 5:00 pm y tratará de discernir sobre el siguiente interrogante ¿Por qué no detectamos a tiempo el hecho suicida en los diferentes espacios en los cuales convivimos? Los interesados en participar lo podrán hacer [icon class='fa fa-download fa-2x'] inscribiéndose AQUÍ[/icon]

Dom 2 Ago 2020

Colombia: Solidaria con Iglesia de Nicaragua

Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia rechazaron y condenaron el atentado perpetrado el pasado 31 de julio en la Capilla de la Sangre de Cristo de la Catedral de Managua, calificando este hecho como una acción vandálica. "Manifestamos nuestra cercanía, solidaridad y unión de oración a Su Eminencia el Señor Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, Arzobispo de Managua, y a los hermanos obispos; a los sacerdotes, religiosos y fieles laicos". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Vie 31 Jul 2020

El Catolicismo, diario capitalino de la Iglesia católica estrena portal Web

El diario El Catolicismo, decano de la prensa en Colombia estrena nuevo portal web, con un diseño más intuitivo, moderno y amigable, ofreciendo un acceso rápido a todos sus contenidos, desde allí se podrán gestionar comunidades en Internet y con adaptabilidad en dispositivos móviles. La nueva versión digital de este diario capitalino “elcatolicismo.com.co” fue construida con un sistema de gestión de contenidos bajo la plataforma Drupal, modular, multipropósito y configurable, que permite publicar artículos, imágenes, videos y audios de manera rápida y veloz. Variedad de secciones: opinión, arte y cultura, familia, formación espiritual y en valores humanos cristianos, historias de vida y toda la información local, nacional e internacional, será lo que se podrán encontrar los usuarios, en este medio de comunicación de la Arquidiócesis de Bogotá. El Catolicismo es el decano de la presa en Colombia, fue fundado por el arzobispo de Bogotá, Manuel José Mosquera, en 1849, época histórica en que nacieron muchos diarios en la ciudad de Bogotá. Inicia en formato digital en el año 2001, bajo la dirección del padre Enrique Castillo Corrales.

Vie 31 Jul 2020

La voz del Pastor | 02 de agosto de 2020

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 14,13-21

Mié 29 Jul 2020

Iglesia se une al Día Internacional contra la trata de personas

Por medio de un comunicado a la opinión pública, el Secretariado Nacional de Pastoral Social en representación de la Iglesia católica colombiana, se une a la conmemoración del Día Mundial Contra la Trata de Personas, en el que rechaza cualquier tipo de acto que atente contra la dignidad humana de todas las personas. Cada 30 de julio se conmemora el Día Mundial Contra la Trata, un delito que explota a mujeres, hombres, niñas, niños y adolescentes con diversos propósitos, como explotación sexual, trabajo forzado, mendicidad forzada, matrimonio forzado, venta de menores y extracción de órganos, entre otras. Según la Organización de las Naciones Unidas, “Las mujeres representan el 49% y las niñas el 23% de todas las víctimas de la trata. La explotación sexual es la forma más común de explotación (59%) seguida del trabajo forzado (34%)”. "Son muchos los desafíos que tenemos delante de nosotros, especialmente impulsar e implementar todas las “Pautas pastorales sobre la trata de personas” sobre la trata de personas que han sido hechas públicas por el Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral. Esas pautas de trabajo nos ayudarán tanto en los niveles de las Diócesis, parroquias, congregaciones religiosas, escuelas, universidades, organizaciones católicas y todo tipo de organización de sociedad civil, para participar activamente en la lucha contra la trata de personas", señala el documento. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] Fuente: Of. comunicaciones de Pastoral Social

Mié 29 Jul 2020

30 de julio, día mundial contra la trata de personas

Bajo el lema ‘Si te callas, #tusilencioescomplice si eres indiferente, #tusilencioescomplice’, la vida religiosa latinoamericana y caribeña, en un pronunciamiento conjunto con las redes integrantes de TALITHA KUM (Red Internacional contra la Trata de Personas), Red CLAMOR y Red CLAR contra la trata, hacen un llamado a la comunidad universal “para que, comprendiendo la gravedad del fenómeno y su dinámica perversa, entrelacemos toda nuestra energía y esfuerzo para lograr la total erradicación (…) de todas las formas de comercialización de la vida”. En este sentido, denuncian: - “El poder de la cultura patriarcal en todos los sectores: económico, social, familiar, político, cultural y religioso”, manifiesto en “la cosificación de las mujeres que contribuye a una cultura mundial de la explotación y violencia contra ellas; - “El modelo económico injusto, cruel, neoliberal y capitalista que beneficia a unos pocos: a los traficantes, los empresarios y los compradores, quienes por encima de los derechos humanos, fomentan una cultura de mercantilización deshumanizante”; - “Las leyes y políticas injustas y deshumanizantes de inmigración, arraigadas en una cultura de racismo, violencia y xenofobia, que niegan los derechos humanos básicos a migrantes y refugiados, exponiéndolas/os a numerosas formas de vulneración”. Sumado al rechazo de estos factores, las organizaciones en mención reiteran su compromiso con el diseño e implementación de estrategias y acciones orientadas a generar conciencia sobre este flagelo y a la transformación de la cultura de dominación, “construyendo relaciones de igualdad entre todas las personas, colaborando a erradicar la demanda, visibilizando todas las formas de explotación que han permanecido ocultas, empezando desde la casa”. “Usaremos nuestra voz para dar la bienvenida, defender, proteger, promover e integrar a las personas que son víctimas de la trata, del abuso sexual y de la explotación de niñas, niños y adolescentes, para garantizar una migración más segura, evitar el reclutamiento de traficantes durante su viaje y acompañar a las víctimas a su regreso”, agregan. Finalmente, reiteran que trabajando juntos, “en colaboración y solidaridad, tejiendo una red apasionada por la vida, podemos enfrentar los problemas estructurales que causan y perpetúan la trata de personas”. [icon class='fa fa-download fa-2x']Lea aquí comunicado [/icon]

Mar 28 Jul 2020

La Eucaristía es la fuente y el culmen de la vida cristiana

DECIMOCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 02 de 2020 Primera lectura: Is 55,1-3 Salmo: 145(144),8-9.15-16.17-18 (R. cf. 16) Segunda lectura: Rm 8,35.37-39 Evangelio: Mt 14,13-21 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Este domingo es una gran oportunidad para fortalecer en nuestros fieles los fundamentos de la vida cristiana. En primer lugar, el amor de Dios a los hombres es el fundamento indescriptible de la vida y de la esperanza en los creyentes; luego, la Eucaristía es la fuente y el culmen de la vida cristiana y, finalmente, la multiplicación de los panes y peces es signo del banquete mesiánico en tiempos de la nueva alianza. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Sagrada Escritura presenta el relato de la multiplicación de los panes y los peces como realización del banquete mesiánico de la nueva alianza. Orándolo y comprendiéndolo bien, ayuda a interiorizar el profundo significado de la Eucaristía para la vida de los bautizados en este momento histórico. El libro de Isaías describe el banquete mesiánico con estas palabras “¡Sedientos todos vayan por agua; los que no tienen dinero, vengan, compren y coman de balde, vino y leche sin pagar! El agua, símbolo de la vida, era en el Antiguo testamento característica de los tiempos mesiánicos; en el Nuevo Testamento se convierte en símbolo del Espíritu, como lo afirma el Apocalipsis: “Ya no tendrán hambre ni sed; ya no les molestará el sol ni bochorno alguno, porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida” (Ap 7,17). Estas imágenes simbolizan la felicidad escatológica de la que habla el profeta Oseas: “Alejaré de esta tierra el arco, la espada y la guerra y los haré reposar en seguro; el cielo dará oportunamente la lluvia y la tierra sus productos en abundancia”; la restauración mesiánica se realizará en justicia y santidad. (Cfr. Os 2,20-23). La Iglesia camina en la historia aferrada a una Palabra: “Voy a hacer nuevas todas las cosas; al que tenga sed, yo le daré a beber gratis, agua del manantial” (Ap 21,5-6). Se trata del “Agua viva”, que promete Jesús a la mujer Samaritana, si llega a creer en Él (Cfr. Jn 4,14). Es el agua que brota del manantial de la vida: del costado de Cristo en la cruz y que se nos da en el bautismo. Es el anuncio de la felicidad que el ser humano está buscando y que sólo puede encontrar en el amor de Dios. Este anhelo de felicidad viene purificado por el profeta cuando afirma ¿Por qué gastan dinero en lo que no alimenta? ¿Y el salario en lo que no da hartura? Cuestiona el derroche y la banalidad en la que el ser humano se mueve buscando satisfacer sus placeres y no sus necesidades básicas. Si se escuchara la voz del Señor los hombres podrían comer manjares sustanciosos, pues “el Señor es bueno con todos, cariñoso con todas sus creaturas”, él abre la mano y sacia de favores a todo ser viviente (Cfr. Sal 144). Esta abundancia ha sido real y se ha manifestado en la multiplicación de los panes y peces. El contexto de este pasaje nos presenta a Jesús quien, después de enterarse de la muerte de Juan el Bautista, siente que su hora se aproxima y decide formar más a sus discípulos por lo que los lleva a un lugar solitario. Pero la gente se da cuenta y lo busca hasta encontrarlo. Nótese en el texto de la multiplicación de los panes y los peces la palabra especifica de Jesús “sintió compasión” de todos. Desde las entrañas mismas de Jesús viene su misericordia, en efecto, sana los enfermos y da de comer a los miles que estaban pendientes de sus labios. La compasión de Jesús va más allá de lo que comúnmente conocemos como pesar o conmiseración. La compasión que Jesús nos enseña es profunda, entrañable y emocionalmente muy inteligente; se trata de una compasión que integra la Divina Misericordia concretizada en paciencia, perdón, amor y acción divina para sacarnos del sufrimiento a pesar de nuestro insistente pecado: identidad de sentimiento y acción sanadora. La Palabra nos llama a comprender y a poner en práctica esta compasión cristiana que se hace acogida en cuanto nos identificamos con el otro. ¡Denles ustedes de comer! Los discípulos no logran comprender que ellos pueden dar de comer a la multitud si, lo poco que tengan en sus manos, lo colocan en las manos de Jesús. Jesús manda a la gente a que se recueste en la hierba. Nos hace pensar inmediatamente en la salida del pueblo de Israel de Egipto: “Comerán con la cintura ceñida, los pies calzados y el bastón en la mano; comerán de prisa, Todos, de prisa” (Ex 12,11). Ahora Jesús, el nuevo Cordero, hace que todos se sienten en la hierba, como quien está a la mesa y es atendido. El significado es que Jesús es la liberación, ya no salimos de prisa, ya podemos comer el pan bajado del cielo, el que da la vida: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tendrá la vida eterna” (Jn 6,54). Luego de la bendición Jesús partió los panes y se los dio a los discípulos y ellos se los dieron a la gente. Jesús entrega a sus discípulos el Pan partido de la Palabra para que ellos, con la predicación y con la manera de vivir, lo entreguen a los demás. Un predicador de la palabra no puede entregarla si primero no la recibe de Jesús. Muchos sacerdotes, también laicos, sólo entregan el pan de la palabra después de haberla orado y meditado largo tiempo, es decir, primero han preguntado a Dios qué necesita esta asamblea que le va a escuchar. El Espíritu Santo hace su obra. Todos quedan satisfechos y sobran 12 cestos llenos de sobras. El anuncio de Jesucristo hace que los corazones sean misericordiosos; hay abundancia cuando compartimos lo poco o lo único que tenemos. Más aún, tiene más fecundidad cuando desde la precariedad compartimos con los demás. Se requiere que aquello que tengamos lo pongamos en las manos de Jesús. “Tomen y coman todos de Él, esto es mi cuerpo; tomen y beban todos de Él, esta es mi sangre” (Cfr. Mt 26, 26-30). La multiplicación de los panes y los peces nos habla de la Eucaristía y nos anuncia el banquete mesiánico, como lo dice el Apocalipsis: “Pondrá su morada entre ellos. Ellos serán su pueblo y Él, Dios-con-ellos, será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos, y no habrá ya muerte ni llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo habrá pasado” (Ap 21,3-4). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Eucaristía es prefigura del banquete mesiánico y la multiplicación de los panes es anticipación de la Eucaristía; en ella vemos ya cumplido el signo del Amor desbordado de Dios Padre por nosotros, pues, con su Emanuel, Dios-con-nosotros, el Pan bajado del cielo, cuida de cada uno de sus hijos y los abastece en abundancia, con la condición de que seamos capaces de escuchar su voz, como lo afirma el profeta Isaías: “Escúchenme y vivirán, estén atentos y comerán bien, saborearán platos sustanciosos” (Is 55, 2). El vino y la leche son el signo de la fertilidad de la tierra prometida, pues, según Isaías: “Preparará el Señor para todos los pueblos en este monte un convite de manjares enjundiosos, un convite de vinos generosos” (Is 25,6). El profeta se refiere a la vida nueva en la perfecta Jerusalén, cuando Dios y el hombre habrán conseguido el nivel más alto de la intimidad. Dios es el Padre tierno que da la provisión a sus hijos, como dice el salmista: “Abres tú la mano y sacias de favores a todo viviente” (Sal 144). La multiplicación de los panes sigue la narración de la cena pascual: en efecto, levanta los ojos, da gracias y reparte. En realidad, es el pan partido para la vida del mundo. Jesús siente compasión por todo el hombre: cuerpo y alma. A las almas les da la Palabra y al cuerpo la curación y el alimento. Podríamos preguntarnos: Según datos de la FAO al año 2019, 821 millones de personas en el mundo padecen hambre. ¿Si Dios es un Padre Providente, por qué entonces no hace hoy la multiplicación de los panes para satisfacer a todos los hombres? En la narración de la multiplicación de los panes se puede ver un detalle importante para dar respuesta a este interrogante; en el milagro Jesús no hizo aparecer “mágicamente” la cantidad de panes y peces. Preguntó qué tenían, invitó a compartir lo poco que tenían: cinco panes y dos peces. Lo poco que cada uno de nosotros pueda tener, al colocarlo en manos de Jesús, y compartirlo, ¡cuánto bien podría producir para los demás! Es un milagro verdadero, salir de nosotros mismos para sentir el sufrimiento de los demás hermanos. Nuestra sociedad es individualista; marcada por la soberbia y la búsqueda de sí. La idolatría del dinero hace que el 45% de las frutas y vegetales que se cosechan en el mundo se desperdicien, pues se denominan “excedentes” con el fin de que no bajen los precios. La cantidad equivale a algo así como 3.700 millones de manzanas. También se desperdicia el 30% de los cereales, equivalente a 763.000 millones de cajas de pasta. Y de los 263 millones de toneladas de carne que se producen mundialmente cada año, se pierde el 20%, equivalente a 75 millones de vacas. En total, según cifras del Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO)[1] se pierden 1.300 millones de toneladas de comida producida para el consumo humano, un tercio del total (Cfr. informe FAO 2019) …Semejante realidad estrictamente en procura de precios al alza, negocio y “prosperidad”. Estas cifras son alarmantes y producen mucho dolor. En realidad, el mundo produce alimentos para todos en abundancia, lo que hace manifiesto el amor de Dios por sus hijos, como dice el salmista: “Abres tú la mano y sacias de bienes a tus hijos” (Sal 144). Si lo propusiéramos sólo en el ámbito de la familia, si cada uno compartiera lo que ganase en su trabajo y de allí se realizaran todos los gastos de la familia, con seguridad quedaría dinero para hacer el bien a otros. Esta es la propuesta del Evangelio, donde el amor al otro es lo que distingue a un discípulo de Jesús. Sería un signo real que produciría la “Economía de comunión” y haría que los demás, al verlo concreto en la manera de vivir de los creyentes, exclamasen: “Miren cómo se aman”. Sólo que, por la ausencia del conocimiento de Jesús, cada uno batalla en su historia con sus propias fuerzas y “gasta su dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura” (Is 55,2). La Iglesia tiene la propuesta para el mundo de hoy; en efecto, habla y promueve la vida en comunidad, la cual tiene como principio fundamental poner todos los bienes en común para que ninguno pase necesidad (Cfr. Hch 2,42). La Eucaristía es la fuente y el culmen de la vida cristiana; ser idóneo para celebrarla, porque considero al otro como don de Dios para la propia existencia, es estar dispuesto a compartir lo que soy y lo que tengo para que el otro tenga la vida (Cfr. ChFL 26). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Es la oportunidad de pedir al Señor la conversión y el don de la e. La fe es dada por Dios como germen, en el bautismo, y está destinada a crecer. Debemos pedir que nuestra fe madure y eso se logra por medio de la escucha de la Palabra, la vida en comunidad y la celebración de la Eucaristía. • Recibimos la escucha de la Palabra en la ceremonia del Bautismo, cuando el sacerdote toca la los oídos y la boca del niño, diciendo: “El Señor que ha hecho oír a los sordos y hablar a los mudos, te conceda a su tiempo, escuchar su palabra y profesar su Fe para alabanza y gloria de Dios Padre” (Effetá). No es solamente oír e interpretar una información, es abrir nuestro ser a la internalización de la Palabra en el corazón, en el intelecto, en la voluntad y vivirla en nuestros actos, es alimentarse con ella (comer el Pan). • La vida en comunidad inicia en la familia, es nuestra primera experiencia de comunidad católica y nuestra primer “aula de Fe” que continua en la Parroquia (definida por San Juan Pablo II como Comunidad Eucarística), desde donde se irradian las experiencias comunitarias (laicado consagrado, misiones, comunidades de evangelización…). Toda una línea de pertenencia católica que se siembra desde el bautismo y crece con la persona en todas sus épocas: edad escolar, noviazgo, matrimonio, vida de hogar, vida laboral, vida social…escuchando y haciendo vida la Palabra y dándola a conocer (multiplicar el Pan). • La Eucaristía, caracterizada por el Papa San Pío X, en 1905, como “la fuente primaria e indispensable del espíritu cristiano”, impone para su celebración que cada uno debe llegar a sentir el dolor del hermano y el deseo sincero de compartir su existencia como un pan que se despedaza para que el otro tenga la vida. La Eucaristía puede comprenderse como la prefiguración del banquete mesiánico, en el cual se podrán enjugar las lágrimas de quien está sufriendo (Cfr. Ap 21,4). De ahí la importancia de que los católicos estemos invitados, desde la más tierna edad, al sagrado convite, con mucha frecuencia -incluso a diario-, para que podamos renovarnos con sus frutos (comer, multiplicar y compartir el Pan). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Como hermanos nos encontramos para comer juntos el Pan bajado del cielo: Jesucristo el Señor. Él nos ha dicho: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna”. El Evangelio de la multiplicación de los panes, nos presenta ya la prefiguración del banquete al cual hemos sido convocados hoy. Participemos con inmensa alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de hoy nos anuncian la celebración del banquete mesiánico, en el que Dios Padre realizará la plenitud y la máxima felicidad por la comunión de los hijos: “Enjugará las lágrimas de los ojos y no habrá ya muerte ni llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo habrá pasado. (Ap 21,4) Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos con absoluta confianza nuestras plegarias al Padre con la certeza de que seremos escuchados. Digamos juntos: R. Escucha Padre nuestra oración 1. Por el Papa Francisco, para que su testimonio de amor hacia los más pobres anime y fortalezca a la Iglesia en la vivencia plena de la Eucaristía. Oremos 2. Por nuestros gobernantes, para que, iluminados por la Palabra, consideren la propuesta de la Economía de comunión, como solución a los problemas suscitados por el individualismo de nuestra sociedad. 3. Por todos los que sufren hambre, discriminación, descarte y viven marginados y excluidos, para que, la Iglesia con la potencia del Evangelio, pueda dar nuevos criterios frente a los modelos económicos ineficaces y desgastados. 4. Por toda la comunidad parroquial, para que, por la escucha de esta Palabra, pueda llegar a ser una verdadera “comunidad eucarística”, donde el otro sea considerado un don de Dios para la propia existencia. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Acoge Padre misericordioso las plegarias que te presentamos con fe y esperanza. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén [1]https://news.un.org/es/story/2018/10/1443382