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Iglesia

Vie 24 Ene 2020

El Año de la Palabra

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - La Carta a los Hebreos nos dice que “de muchos modos habló Dios a nuestros padres... ahora, en estos últimos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo” (Hebreos 1, 1-2). El Papa FRANCISCO, con una Carta Apostólica “Aperuit Illud”, (hace referencia a un versículo de San Lucas, cuando Cristo en el camino de Emmaus, «Les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras» Lc 24, 45) del 30 de septiembre de 2019, estableció la JORNADA DE LA PALABRA DE DIOS, así nos lo indica en este documento Pontificio: “Establezco que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. Este Domingo de la Palabra de Dios se colocará en un momento oportuno de ese periodo del año, en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos. No se trata de una mera coincidencia temporal: celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha, el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad”. Es intención del Papa FRANCISCO llevarnos a una profunda reflexión y acogida de la Palabra de Dios, que es fuente de vida, de alegría y de esperanza en nuestras vidas. Así, este domingo, celebraremos el Domingo de la Palabra de Dios y pondremos toda la fuerza en la escucha del Dios que nos habla, hoy, en nuestras circunstancias concretas de vida. Volver cada día a la Palabra de vida, es fuente de crecimiento para nuestra vida espiritual, para nuestra relación con Dios, llevando a hechos concretos nuestra opción por Él. Por una inmensa bondad de Dios hemos recibido la revelación del amor de Dios en las distintas etapas de la Historia de la Salvación. Dios de una forma clara y precisa, con nuestro lenguaje, nos ha hablado y manifestado su voluntad, nos ha revelado su plan de salvación que se cumple en su Hijo Primogénito, Jesucristo nuestro Señor. Dios se ha manifestado de modo paternal y pedagógico, en la historia del pueblo santo, de modo que, poco a poco, como convenía a la condición limitada del corazón humano, se entendiera como acción divina cada momento de la historia de Israel, la creación, la liberación de Egipto, la conquista de la Tierra Prometida, la comunicación del amor de Dios por medio de los profetas. Tenemos a disposición la Palabra, un libro con gran difusión, pero desconocido para muchos en su sentido profundo. La Biblia no es una suma de libros agregados como si se armara una biblioteca; es la bondadosa manifestación de la voluntad divina recogida por los autores que, inspirados por el Espíritu Santo, recogen la vida de la comunidad, la voz de los profetas que hablan en nombre de Dios y hacen la interpretación de cada momento como una intervención decidida y gloriosa del Dios verdadero, el que nos ama, el que nos acompaña. En el camino espiritual y en respuesta a Dios tenemos que ir con seguridad y constancia a la Palabra para encontrar el fundamento de la fe. Esta Jornada será la ocasión para explicar, presentar y propiciar que la Palabra llegue a todos los fieles y que entremos con más cuidado en las enseñanzas de Jesús. Toda la vida y enseñanza que tiene la Palabra de Dios, es la revelación del plan de Dios. El final de esta revelación es la Encarnación del Verbo, Jesucristo, que llega “nacido de mujer, nacido bajo la ley” (Gálatas 4,4) en el momento preciso de la historia. La Palabra es esencial, la Iglesia no es una religión de un libro sino una comunidad que mira cada palabra contenida en la Escritura como el fundamento de su fe, la luz de su esperanza, la fuerza de su caridad. La Palabra proclamada y anunciada configura la Iglesia y la llama a ser en el mundo constante testimonio del amor de Dios revelado en su Hijo. El Espíritu Santo no solo inspira la Escritura entera sino que da luces para poderla comprender, para poderla explicar, para poderla vivir. La Iglesia Católica, madre y maestra, se construye cada día dejándose guiar por la Palabra de Dios, bajo la acción del Espíritu Santo. En efecto, «todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza» (Romanos 15, 4). Este año en nuestro plan pastoral, buscaremos propiciar una experiencia personal y dinámica, en la cual “ME ENCUENTRO CON EL EVANGELIO”, repasaremos la enseñanza de Jesús en el Evangelio de San Mateo, que leeremos en este año litúrgico. Un versículo nos acompañara cada mes, pero abriendo el espacio para que leamos, meditemos, contemplemos y, especialmente, vivamos la palabra de Cristo que nos quiere llevar al Padre. En la fe la Iglesia ha considerado siempre como suprema norma de su vida la Escritura unida a la tradición y que luego se concreta en el Magisterio y también se hace Liturgia que alaba y celebra, justamente con la Palabra, la gracia santificante. Esta experiencia de contemplación y de lectura de la Palabra de Dios, tiene que animar a nuestras comunidades, a cada uno de nosotros para seguir con amor y generosidad a Cristo en nuestras vidas y comunidades. De la Iglesia el cristiano recibe la Biblia, mas no como un libro hermoso que contiene historias y enseñanzas, ni como un texto literario, sino como el camino seguro por el que Dios nos habla y nosotros llegamos hasta Dios. Creo que todos tenemos en nuestros hogares la Palabra de Dios, la Biblia, aprovechémosla. Que la Biblia no sea más un adorno que reposa en un atril, sino que, leyéndola y orándola, sea camino de esperanza y nos lleve a contemplar a quien en esas miles de letras nos comunica su amor, su voluntad, su vida, su esperanza. Que se realice en nosotros como se realizó en Santa María, la Virgen Santa, la voluntad de Dios escuchada por ella en su corazón. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 24 Ene 2020

La voz del Pastor | Enero 26 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 4,12-23

Vie 24 Ene 2020

54° Mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

En el marco de la fiesta litúrgica de san Francisco de Sales, Obispo y Doctor de la Iglesia, fundador de la Orden de la Visitación y patrono de la prensa católica, el Papa hizo público el tradicional Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que en esta ocasión lleva por título: “Toda historia humana es, de alguna manera, historia divina”. El mensaje recuerda que en medio de tanta confusión de voces y mensajes que rodean a la sociedad, es importante contar historias que construyan "una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros". Papa Francisco invita a contar historias que construyan El escrito señala que el hombre por esencia siempre ha sido un narrador de historias que influye inconscientemente en la vida de las personas. "Los relatos nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos"; sin embargo, advierte que puede haber historias donde ‘serpentea el mal’. “Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices. Casi no nosdamos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos. A menudo, en los telares de la comunicación, en lugar de relatos constructivos, que son un aglutinante de los lazos sociales y del tejido cultural, se fabrican historias destructivas y provocadoras, que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia”. En su mensaje el Santo Padre, también, señala cómo la Sagrada Escritura es un continuo contar historia tras historia: “la Biblia es la gran historia de amor entre Dios y la humanidad (…) El mismo Jesús hablaba de Dios no con discursos abstractos, sino con parábolas, narraciones breves, tomadas de la vida cotidiana. Aquí la vida se hace historia y luego, para el que la escucha, la historia se hace vida: esa narración entra en la vida de quien la escucha y la transforma”. Finalmente, se indica en el mensaje la manera en que la historia de Cristo no pertenece al pasado, sino que a través de los signos de los tiempos se transforma, por lo que se invita a través de la palabra contar historias y relatos de altura como Jesús los narró en su momento. Nos muestra que en la historia no hay actores extras sino cada uno es protagonista de su propia escena, con la posibilidad de cambiar, reconociendo en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio a este. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar Mensaje Jornada[/icon]

Jue 23 Ene 2020

Centro de acopio del Banco de Alimentos celebra su cuarto aniversario

Ya son 4 años en los que el Banco Arquidiocesano de Alimentos de Bogotá, a través de su Centro de Acopio de Corabastos, rescata a diario 8.5 toneladas de productos para salvar vidas. Según registros suministrados por las directivas de esta Institución, durante el año 2019 fueron recibidos en esta oficina 2.292.000 kilos de alimentos, beneficiando a 300.000 personas en estado de vulnerabilidad. Desde sus inicios, hace 18 años, el Banco de Alimentos se ha dado a la tarea de rescatar productos, teniendo entre sus grandes fundadores la Central de Corabastos, quien se vinculó a esta misión contra el hambre en enero de 2016, facilitando un centro de acopio dentro de esta sede de abastecimiento. "Diariamente los colaboradores del Banco rescatan de 8 a 8.5 toneladas de alimentos, gracias a los 948 comerciantes que se han sumado a la lucha contra el hambre, respondiendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible N°12 y 13, sobre la producción, consumo responsable, la disminución de la contaminación y el desperdicio", señala un boletín de prensa. Con los lemas “Alimenta más, desperdicia menos” y “Más comida en los comedores, menos en los contenedores”, esta entidad ha ido llegando a los comerciantes quienes se han convertido en ‘héroes’, sensibilizándose frente a la necesidad de aportar a las personas que más lo necesitan. En el mundo 821 millones de personas sufren de hambre al año y en Colombia 3.2 millones de personas no tienen seguridad alimentaria (FAO); según el Departamento Nacional de Planeación (DNP) en el 2016, al año se pierde y se desperdician en el país 9,76 millones de toneladas de comida. Ante este panorama, el Banco de Alimentos de Bogotá, anima a los bogotanos para que hagan parte de la solución, uniéndose a la campaña #JUNTOSCONTRAELHAMBRE, donando desde 5 mil pesos, a través del sitio web www.bancodealimentos.org.co

Jue 23 Ene 2020

El ser humano llega a creer en Jesús, no nace creyendo

Primera Lectura: Is 8,23b - 9,3 Salmo: Sal 27(26),1.4.13-14 (R. 1a) Segunda Lectura: 1Co 1,10-13.17 Evangelio: Mt 4,12-23 (forma larga) o Mt 4,12-17 (forma breve) Introducción En la Liturgia de la Palabra de este Domingo podemos encontrar tres temas propuestos para la reflexión: • En la Galilea de los gentiles el pueblo de Israel vio una gran Luz; • La unidad de los creyentes; • Jesús predica el Evangelio en Galilea y nacen las primeras vocaciones. Aunque abordaremos el primero, vale decir que necesariamente tiene relación con las otras dos temáticas. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la Galilea de los gentiles el pueblo de Israel vio una gran Luz. Para la comprensión de este versículo (9,1), es necesario ir a 8,23b porque es el versículo que une y esclarece el anuncio dado en esta Palabra. Tal versículo alude a las campañas realizadas por Tiglat-Pilezer III, prominente rey de Asiria, en el siglo VIII antes de Cristo, quien gobernó entre el 745 y 727 a.C. Fue el fundador del imperio Neo-asirio y evoca principalmente la primera deportación israelita en el año 732, de Samaría a Asiria. Tal deportación viene narrada en 2 Re 15,29: “En tiempo de Pecaj, rey de Israel llegó Teglatfalasar, rey de Asiria, que tomó lyón, Abel Bet Maacá, Yanoaj, Cades, Jasor, Galaad, Galilea y todo el País de Neftalí”, ciudades conquistadas por este rey en su campaña contra Filistea el 734. La mención de Galaad y Galilea engloba con estas conquistas las de la campaña del 733-732, principalmente dirigida contra Damasco. La experiencia de esta deportación fue extremadamente dolorosa: “Ultrajó a los países de Zabulón y Nefatlí”; “país abatido y hambriento, y la gente enfurecida por el hambre, maldecirá a su rey y a su Dios. Volverá su rostro hacia lo alto, luego mirará a la tierra y sólo habrá aflicción y tinieblas, angustiosa oscuridad” (Is 8,21-22). En el versículo 23, el tono cambia intempestivamente y de una desolación terrible comienza un anuncio de esperanza: vendrá un “Día del Señor” que traerá la liberación a los deportados, porque llegará el reinado pacífico de un hijo de linaje real, el Emmanuel anunciado ya en el capítulo 7: “El Señor mismo les va a dar una señal: Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo y lo llamará con el nombre de Emmanuel, es decir: “Dios con nosotros” (14). Este versículo 23 hace cambiar el rostro de la tristeza a la alegría: “Ya no habrá oscuridad allí donde reinaba la angustia”. La aparición del Mesías en Galilea, dará a esta profecía su plena realización; Galilea designa el distrito de los gentiles: “Jesús dejó Nazaret y fue a residir a Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: Tierra de Zabulón y tierra de Nefatlí, camino del mar, allende al Jordán, Galilea de los paganos” (Mt 4,13-15). Así se comprende entonces Isaías 9,1: “El pueblo que andaba en tinieblas percibió una luz cegadora”. La imagen es como la de un reflector que encandila la vista y así como la luz de la estrella que sólo resplandece en la noche, “a los que vivían en tierra de sombras una luz brillante los cubrió”. Adquiere sentido las palabras de Zacarías que oramos diariamente en el Benedictus: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte” (Luc 1,78-79). Jesucristo es esta gran Luz que nace de lo alto y que ha comenzado su ministerio en la tierra de Zabulón y Neftalí, la Galilea de los gentiles, la región semipagana odiada por los judíos desde la devastación del año 734. Cuando veremos a los sacerdotes despreciar a los discípulos de Jesús por el hecho que eran galileos, nuestro pensamiento vuelve necesariamente a este momento de lucidez profética. Jesucristo ha venido para disipar las tinieblas en el ser humano y dar claridad a su existencia, porque “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El evangelista Mateo está de acuerdo con Marcos cuando afirma que Jesús comenzó su actividad en Galilea, después que el Bautista había sido puesto en prisión. Es el Mesías de la Palabra, el predicador que recorre toda la Galilea, enseñando en las Sinagogas y predicando: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir conviértanse porque el Reino de los Cielos ha llegado”. Aparece como Luz esplendorosa: “Yo soy la Luz del mundo, la persona que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la Luz de la vida” (Jn 8,12). Como en aquel momento histórico del año 734 a. C. Israel vivió la devastación por la guerra con Asiria, podemos ver nosotros también la tremenda desolación, tristeza y muerte que ha producido en nuestro País el narcoterrorismo, la corrupción, la violencia intrafamiliar, el aborto, la eutanasia, la ideología de género, la manipulación genética, el robo, los desplazamientos forzados, el crimen organizado, el feminicidio, la venganza, el odio, el trabajo explotado de los niños, la pésima atención en muchos de los establecimientos de salud, la esclavitud con las Eps, el aumento de personas marginadas, la migración venezolana, la interrupción de los diálogos de paz, la mentira, la infidelidad, los negocios torcidos, los préstamos gota a gota, el aumento de divorcio, el miedo a tener hijos, la creciente idolatría a las mascotas; el miedo al sufrimiento, la inseguridad, la depresión, la pérdida del sentido de la vida, el aumento de suicidios, la deplorable situación donde los hijos son tiranos y los padres obedientes, la pérdida de la autoridad en la guía de la familia y de la educación general, el matoneo o bullying a todo nivel, el abandono de los ancianos y tantas otras realidades que descuidan al ser humano atacando su dignidad y causando la pérdida de la paz. En esta situación desértica, podemos decir que también nosotros vivimos en tinieblas y sombras de muerte, en una soledad poblada de aullidos, en una oscuridad densa que impide ver el camino el cual aparece ante nuestros ojos incierto, hostil y amenazante. Pero la Palabra de Dios hoy nos hace cambiar el rostro: “Ya no habrá oscuridad allí donde reinaba la angustia” (Is 8,23) porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, viene de una virgen en cinta, es el Emmanuel, es decir, Dios con nosotros. Llega con poder y sabiduría, es el príncipe de la paz. Él es el Mesías de la Palabra y la Luz que ilumina a todo hombre; Él ha destruido la muerte y ha despedazado el muro que nos separaba: el odio. Como cordero manso llevado al matadero no abrió la boca, maltratado, varón de dolores, ha padecido la cruz para devolvernos la imagen perdida a causa del pecado, ha resucitado para que todo el que crea en Él tenga la vida en abundancia. Y en este pueblo que habitaba en tinieblas una luz enceguecedora ha brillado: Jesucristo el Señor. Él es el cordero degollado, digno de abrir los sellos; siendo de condición divina no alardeó el ser Hijo de Dios, sino que se anonadó y se hizo como el más esclavo padeciendo la muerte y una muerte de cruz. Es ´por esto por lo que ante Él toda rodilla se dobla en el cielo y en la tierra y toda lengua proclama que Jesús es el Señor para la Gloria de Dios Padre (Cfr. Filp 2,6-11). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Señor que fortalezca en todos los bautizados el ardor evangelizador. En esta nueva Galilea en medio de un neo paganismo, la Iglesia, cuerpo de Cristo, anuncia con gozo el Evangelio recorriendo todos los lugares para transformarlos desde dentro: “La tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia”; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar con el ejemplo, los actos y la predicación, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa” (San Pablo VI, Evangelii Nuntiandi 14) El ser humano llega a creer en Jesús, no nace creyendo. Es necesario realizar procesos evangelizadores que, empeñando esfuerzos en itinerarios serios de iniciación cristiana, hagan madurar la fe de los bautizados, haciendo que cada uno de ellos llegue a experimentar en su existencia la victoria sobre el miedo y la muerte. Por la fe, lo que antes causaba desesperación, ahora se convierte en una oportunidad para transformar la vida; el dolor adquiere sentido porque encuentra una clara finalidad; los acontecimientos adversos llegan a ser camino de vida y esperanza. Es necesaria la escucha de la Palabra porque de ella viene la fe (Rom 10,17), y “cerca de ti está la Palabra en tus labios y en tu corazón” (Dt 30,14); en efecto, “cuando se cree con el corazón actúa la fuerza salvadora de Dios y cuando se proclama con la boca se obtiene la salvación” (Rom 10,10). Bien vale aplicar este texto de romanos en nuestra época actual: “¿cómo van a invocar a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo van a creer si no han escuchado hablar de Él? ¿Y cómo van a escuchar hablar de Él si nadie les predica? ¿Y quién va a predicar si ninguno es enviado?” (Rom 10,14-15). Es por esto por lo que la Escritura proclama: “Qué hermosos son los pies de quien trae la buena noticia a los hermanos” (Is 52,7). RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. En este 3er Domingo del Tiempo Ordinario, del Ciclo A, inicia la lectura continua del Evangelio, según el evangelista Mateo. Al respecto nos dice el Directorio Homilético: …Existe un esquema común que siguen los tres ciclos: las primeras semanas afrontan el inicio de la misión pública de Cristo, las últimas poseen un tema escatológico y las semanas que se encuentran entre ellas presentan, de manera continua, diversos acontecimientos y enseñanzas de la vida de nuestro Señor, 141 “Cada año está bien definido, ya que revela las enseñanzas propias de cada Evangelio sinóptico. El homileta, tendría que resistir la tentación de 74 considerar los pasajes evangélicos dominicales como una entidad independiente; el conocimiento de la estructura global y de los elementos característicos de cada Evangelio puede ayudarle a profundizar su comprensión del texto, 142. Mateo presenta, de manera muy bien organizada, el ministerio público de Jesús. Los discursos son cinco, cada uno los cuales está precedido de un material narrativo. El leccionario es fiel a tal estructura: 1. El discurso de la montaña (del IV al IX domingo) precedido por la llamada de los primeros discípulos (III domingo). 2. El discurso misionero (del XI al XIII domingo) precedido por la llamada de Mateo. 3. El discurso en parábolas (del XV al XVII domingo) precedido por el anuncio de la Buena Noticia revelada a los sencillos. 4. El discurso sobre la vida en la Iglesia (del XXIII al XXIV domingo) precedido por la narración de los milagros, de la confesión de Pedro y del anuncio de la Pasión. 5. El discurso escatológico (del XXXII al XXXIV domingo) precedido por las narraciones de las parábolas y de los acontecimientos que implican la aceptación o el rechazo del Reino. El conocimiento de esta estructura hace que el homileta sea capaz de relacionar cuanto dice a lo largo de las diversas semanas y, además, de ayudar a los fieles a apreciar la relación absoluta entre la vida y las enseñanzas de Jesús, tal como explica el primer Evangelio a través de su esquema de narraciones y discursos, 143. 2. Domingo de la Palabra del Señor: • Se sugiere exaltar el anuncio de la Palabra de Dios con el Evangeliario, inicialmente, llevado con solemnidad en la procesión de entrada y, luego, al momento de la proclamación del Evangelio, tomándolo del altar y llevándolo, precedido por el incensario y los ciriales, al ambón: La finalidad de esta solemnidad es que durante la celebración eucarística los fieles perciban la necesidad insustituible de la escucha y vivencia de la Palabra de Dios para el fortalecimiento de sus vidas (Cfr. OGMR 120,172 y 175). • También se podría “entregar la Biblia, o uno de sus libros, a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la lectio divina” (cfr. Aperuit Illis 3) 3. Se puede resaltar y colocar en cartelera la frase: “En la Galilea de los gentiles el pueblo de Israel vio una gran Luz” o “El Señor es mi luz y mi salvación” u otra apropiada para este domingo de la Palabra del Señor. 4. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 5. Se sugiere el Prefacio Dominical I, Misterio Pascual y pueblo de Dios, Misal, p. 383, por hacer mención a Cristo que llama a salir de las tinieblas para entrar en su luz admirable. 6. Conviene favorecer un momento de sagrado silencio después de la comunión para alabar a Dios en el corazón y darle gracias (Cfr. OGMR 45). 7. Tener presente que el próximo domingo, 2 de febrero, se celebra la fiesta de la Presentación del Señor y por tanto la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Preparar todo lo necesario para la bendición de los cirios, la procesión hacia el templo y la celebración de este evento de la vida de Jesús en la Eucaristía, así como los demás aspectos celebrativos de esta fiesta, de modo que sea ocasión para que el pueblo se acerque más a Dios y se comprometa a ser luz de Cristo en el ambiente en que desarrolla su acontecer.

Mié 22 Ene 2020

Cartagena se prepara para la fiesta de su patrona: la Virgen de la Candelaria

Como cada año, la Iglesia Católica en Cartagena celebrará una de las fiestas patronales más representativas de esta ciudad, la Virgen de la Candelaria. Dentro del desarrollo histórico y cultural del departamento de Bolívar y toda la región de la Costa Atlántica, la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria representa un momento importante de fe católica. En esta ocasión se celebrará del 24 de enero al 02 de febrero del 2020. Sobre la celebración, fray José Niño Gómez, Prior del Convento Santa Cruz de la Popa, ha dicho que “es deseo de la comunidad religiosa (Agustinos Recoletos), que las celebraciones de la Virgen de la Candelaria, de este año, se vivan en paz y sirvan para la unidad del pueblo cartagenero”. El 2 de febrero, la comunidad de los Agustinos Recoletos, guardianes de la Virgen de la Candelaria y su cofradía, harán el descenso de la Virgen, que será llevada en procesión desde el Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria, en el Cerro de la Popa, hasta la iglesia La Ermita del Pie de la Popa, dónde permanecerá por ocho días. El Santuario de la Virgen de la Candelaria, patrona de Cartagena, y su imagen, que se encuentra en un retablo dorado de la capilla, es muy venerada por el pueblo católico de esta ciudad y sus alrededores. El Papa Juan Pablo II coronó canónicamente la Virgen el domingo 6 de julio de 1986 durante su visita Apostólica a Cartagena. Cuenta la historia que desde cuando fray Alonso de La Cruz Paredes entronizó la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria en el templo del Cerro de la Popa, las familias han venido honrándola con un profundo fervor, subiendo a la colina y participando de la novena y las misas como una forma de manifestar su infinito amor a la Virgen. Como todos los años, diariamente, se espera una romería de devotos de la Santísima Virgen bajo esta advocación, que acudirán al Santuario y Convento Santa Cruz de la Popa, para participar de la novena y las 8 celebraciones litúrgicas. Las diferentes zonas pastorales de la Arquidiócesis de Cartagena, también participarán en los distintos actos. El arzobispo de Cartagena, monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal será el encargado de presidir la eucaristía central de esta fiesta, que se realizará el día 02 de febrero, a las 2:00 p.m. en la plazoleta del Convento. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar AGENDA[/icon] Con información: Of. comunicaciones misioneros Agustinos Recoletos Fotos:Of. comunicaciones misioneros Agustinos Recoletos

Sáb 18 Ene 2020

Artista colombiano que transformó los cilindros de guerra en semillas de paz

La vida Freddy Javier Rojas Castañeda tuvo un vuelco inimaginable, luego que un ataque guerrillero destruyera su casa en el año 2001, en Saravena, en el departamento de Arauca, región de la Orinoquia colombiana, con un artefacto del cual hoy saca máximo provecho para promover la paz y la reconciliación, un cilindro de gas. Lo que en un primer momento significaba una desgracia, el joven artista –en ese entonces cursaba su carrera en artes en la Universidad Nacional– se convirtió en una oportunidad para curar las heridas de la guerra. De la mano de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) de la Iglesia colombiana, Rojas relata que le ha tocado vivir un proceso de resignificación, porque “obviamente es un hecho que narra una situación particular en un municipio de Colombia, pero también es el reflejo de otros municipios del país que han sido afectados por la guerra”. Con estos cilindros, el artista, quien también es hijo de los fundadores de Saravena, quiere convertir estos instrumentos de guerra en semillas de paz para que “sean objetos que inviten a la contemplación y a la reflexión en el sentido de la no repetición de estos sucesos, sino que sean artefactos mensajeros de esperanza”. Reconstrucción de la memoria “Saravena es un municipio joven, tan sólo con 45 años de fundado”, cuenta Joaquín Ramírez, párroco en esta zona, quien fue testigo de primera mano en el proceso artístico de Freddy. Tiene 12 años de ordenado y desde entonces ha acompañado a sus propios vecinos en la construcción de espacios para la paz. Le toco vivir en carne propia el fragor de la violencia, cuando tan sólo cursaba 10° año de la escuela secundaria presenció la primera explosión con los cilindros usados por los guerrilleros. “Mis compañeros y yo, estábamos ahí cerca del parque cuando la guerrilla tiró el primer cilindro y esto fue un acontecimiento extraordinario porque ya la guerra pasó del campo al pueblo”, rememora al punto que desde entonces hasta el sol de hoy sigue latente el temor. Con tan pocos años de poblado, en Saravena los cilindros de la guerra han destruido también el Concejo Municipal, la Alcaldía, “Solo se ha salvado la estación de policía”, dice el párroco. “Al detonar cualquier objeto, toda la gente corre, porque precisamente los cilindros son armas no convencionales que caen en cualquier lugar”, dice el sacerdote a guisa de anécdota, una anécdota poco agradable, pero que con ayuda del Diplomado en Memoria, impartido por la CCN, han logrado institucionalizar el arte de los cilindros en elementos de reconstrucción de una historia que apunta a la paz. De allí que el joven artista se perfiló como en el catalizador de muchos dolores. Una exhaustiva investigación En el momento del ataque, por suerte (y la ayuda divina) ningún familiar de Rojas se encontraba en la casa. En ese entonces él se encontraba cursando estudios de artes, lo cual le llevó a resignificar este objeto de la guerra –y toda su carrera–a un arte minimalista, donde con un carácter arquitectónico da una connotación de protección en lo que anteriormente fue un destructor, dentro del mismo reconstruye las casas destruidas de muchos de sus vecinos. Esto fue un proceso paulatino, marcado por una exhaustiva investigación, por lo que descubrió que estos artefactos fueron usados por las guerras de guerrillas de Vietnam. Las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en la zona exportaron esta táctica para combatir a las autoridades. En otras regiones los cilindros son llamados bombonas, ramplas o pipetas. El mecanismo usado por los grupos guerrilleros consiste en llenar con grandes cargas de dinamita estos elementos, que al caer no tienen una estabilidad, ruedan al garete hasta explotar en el lugar menos esperado. Del mismo modo que los guerrilleros abren para introducir la pólvora, así Rojas aprendió a meter su arte minimalista, que reconstruye precisamente los sueños perdidos de muchas familias. Hoy en día, Freddy es un referente nacional e internacional, sus bombonas han llegado al museo de Arte moderno y al Museo Nacional de Bogotá como también a Santa Cruz de Bolivia como participado en intercambios en Francia y Estados Unidos. “La reconciliación empieza por nosotros” Si bien hace casi 20 años su familia lo perdió todo, nunca pudieron quebrantar su espíritu, ni robarle la esperanza ni sueños. Su arte le ayuda a vivir de lo que ama y a llevar un mensaje hermoso por toda Colombia y el mundo. Él vivió en carne propia el dolor, el miedo, la pesadilla, aún así le apuesta a la paz y a la reconciliación, porque como bien afirma: “Yo creo que la reconciliación empieza es de nosotros mismos desde las víctimas” al punto que se pregunta: “¿Cómo puede uno perdonar algo a alguien que le ha hecho mucho daño?”. La respuesta salta a la vista: “Nosotros debemos abonar el terreno, debemos descargar todo eso que llevamos dentro y darle espacios a las nuevas generaciones donde sólo quede la memoria para a partir de allí reconstruir sobre la base de lo bueno que venimos construyendo hoy”, acota. Arte para la sanación personal Freddy en su camino de creación, desde aquellos infaustos sucesos, no ha parado de ser portavoz de esperanza. Ha alternado su trabajo artístico con sus clases de arteterapia a niños, niñas y adolescentes a través con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y Unicef para generar espacios para la proyección y aprovechamiento del tiempo libre de quienes han sufrido los impactos traumáticos de estos hechos y con menores víctimas de minas antipersona. “La verdad uno cree en el arte como proceso de sanación personal y familiar, porque de alguna manera en cada uno va brotando y va alcanzando como esa satisfacción, porque el arte es la mejor herramienta terapéutica que hay para curarse de este tipo de situaciones”, asegura. Tomado: Portal web Vida Nueva Foto: Portal Vida Nueva

Jue 16 Ene 2020

Jesucristo, por su muerte y resurrección, ha despedazado las ataduras de la muerte

Primera Lectura: Is 49,3.5-6 Salmo: Sal 40(39),2+4ab.7.8-9.10 (R. cf. 8-9) Segunda Lectura: 1Co 1,1-3 Evangelio: Jn 1,29-34. Introducción Las lecturas de este Domingo encierran tres temas que confluyen en una única finalidad: anunciar a Jesucristo y dar testimonio de Él. Son como un puente que une el tiempo de la Navidad con el tiempo ordinario de este ciclo. • La figura del Siervo que recibe el aval de Dios como Luz de las naciones y portador de su salvación universal. • Pablo se proclama “Apóstol de Jesucristo”. • Juan el Bautista que es presentado como el testigo fiel de la mesianidad y divinidad de Jesús al señalarlo como: “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Aunque nos centraremos para esta reflexión en la tercera temática, debemos considerar la unidad que constituye con las otras dos, consideradas, la primera, como fuente y la segunda, como concreción de la misión: el bautizado debe llegar a ser apóstol-testigo de Jesucristo, tanto de palabra como de obra. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El evangelista presenta a Juan el Bautista como testigo cualificado de Jesús y pone en su boca un título que sólo es pensable después de la Pascua y ya definido el acontecimiento “Cristo”: “He ahí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Cristo es el Cordero de Dios. Es la evocación y el recuerdo vivo del cordero pascual, por cuya sangre el pueblo judío fue liberado de la muerte y de la esclavitud en Egipto. Se trata, entonces, de un nuevo éxodo y de una nueva liberación. Jesús es el Siervo de Yahvé sobre quien se posó con plenitud el Espíritu de Dios para abrir nuevos caminos de esperanza y libertad. Jesús es el cumplimiento de la promesa hecha por Dios en Isaías 49,6: “Te voy a hacer luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra” (Cfr. Jn 8,12). La muerte de Cristo acontece en la misma tarde del viernes cuando venían sacrificados los corderos para la celebración en la noche de pascua (Cfr. Jn 19,14) y la crucifixión sobre el monte calvario nos evoca el sacrificio de Isaac: “Atado sobre el monte como un cordero sobre el altar” (Gen 22, 2. 6-9) el cual interpreta el apóstol Pablo cuando dice: “Si Él no perdonó ni a su propio Hijo (antes bien lo entregó por todos nosotros) ¿Cómo no va a darnos con él gratuitamente todas las cosas? Y el mismo Juan, para quien Isaac es figura de Cristo, afirma: “Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en Él, no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Jesús es el verdadero Cordero pascual: “Eliminad la levadura vieja, para ser masa nueva, pues todavía sois ázimos; porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado” (1 Co 5,7) y “No se le quebrará hueso alguno” (Jn 19,36; Ex 12,46). Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Notemos que la referencia al pecado aparece en singular, este particular refiere al pecado por excelencia que es negarse a reconocer a Cristo como el enviado de Dios que ha venido a revelarnos la verdad: “Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa que encubra su pecado”; es más, “Si yo no hubiera realizado ante ellos unas obras que ningún otro ha hecho, no serían culpables; pero ahora, a pesar de haber visto estas obras, siguen odiándonos a mi Padre y a mí” (Juan 15,22.24). Este pecado es igualmente “La ceguera”, hasta el punto de no saber cuál es la voluntad de Dios sobre el hombre. Es por esto por lo que el pecado, sería no hacer la voluntad de Dios: “Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, es decir, los presuntuosos que se fían de sus propias luces, se vuelvan ciegos, esto es, reconociendo su ceguera se vuelvan humildes” (Cfr. Juan 9,39). El caso difícil es el de los fariseos, quienes al escuchar esta palabra se preocupan y le preguntan a Jesús: “¿Es que también nosotros somos ciegos?” Jesús les responde: “Si fueran ciegos, no tendrían pecado; pero como dicen que ven, su pecado sigue en ustedes” (Juan 9,40-41). Por su muerte, Cristo recibe dominio sobre los hombres y por tanto quita el pecado del mundo: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será derribado y cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,31), por eso “Digno es el cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza” (Ap 5,12). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesucristo, por su muerte y resurrección, ha despedazado las ataduras de la muerte; ha destruido el muro que nos separaba: el odio. Como Cordero pascual nos ha entregado la vida eterna amándonos hasta el extremo, derramando la sangre por cada uno de nosotros. Para que seamos salvos y plenamente felices, es necesario incorporarnos a Él y de este modo experimentar la verdadera libertad de los hijos de Dios. Nos incorporamos a Él por medio de los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Por el bautismo nos hemos sumergido en la vida de Dios y por el don del Espíritu Santo hemos recibido una misión para el testimonio como personas y como grupo de creyentes en Cristo Jesús. La Iglesia, la comunidad cristiana, ha de continuar la obra de la salvación y liberación universal de Cristo y ser, como Él, luz de los pueblos, signo y sacramento del amor redentor en el mundo de hoy. El pecado es una realidad presente en el mundo y dentro de cada uno de nosotros. Basta mirar en rededor para descubrir que en la sociedad tanto nacional como internacional serpentea la explotación, la pobreza, la violencia, el sufrimiento de tantos inocentes, la marginación, el desplazamiento forzado causado por grupos alzados en armas, no obstante, todos los esfuerzos realizados por la paz. La corrupción se acentúa en la búsqueda del tener, del poder y del placer. Los derechos humanos vienen conculcados diariamente, crece la competencia desleal, protestas continuas. En el ámbito de la familia se advierte esclavitud en las redes sociales, dependencia de la tecnología, ausencia de diálogo, soledad creciente, aumento de divorcio, ataques contra la vida naciente y terminal. Se va acentuando cada día una mentalidad de anticoncepción y cada vez nacen menos niños. La soberbia a nivel personal se impone en las actitudes habituales de la persona y por ella la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza. Se despierta cada vez más el ansia de dominio y el odio; la práctica de la ley del talión y la venganza. Este cerco de muerte impide realmente el amor. Podríamos decir hoy como San Pablo: ¿Quién nos podrá liberar de esta situación de pecado que nos conduce a la muerte? ¿Quién nos reconciliará con Dios y con los hermanos? La respuesta nos da una sólida esperanza: “Cristo Jesús el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Señor el poder conocerlo. Juan el Bautista decía: “Yo no lo conocía” (Jn 1,38); Pedro, apóstol, en su momento de angustia exclama: “Yo no conozco a ese hombre” (Mt 26,72-74) y el profeta Oseas nos anuncia que: “El pueblo no muere por la ausencia de pan, sino por la falta de conocimiento” (4,6). Este conocimiento del Señor se da por pasos, por etapas. Es necesario que nuestra Iglesia asuma cada día más la tarea evangelizadora con parresía. Urge pensar en procesos de iniciación cristiana, en los cuales desde la infancia y niñez podamos madurar la fe de quienes reciben el sacramento del bautismo. Cada día es perentoria una nueva mentalidad que progrese de una pastoral de mantenimiento y conservación a una pastoral evangelizadora. Aplicar la eclesiología del Concilio vaticano II que presenta una Iglesia en salida como nos lo ha insistido el papa Francisco: “Prefiero una Iglesia accidentada por salir a anunciar el evangelio, que enferma por encerrarse” (Palabras del papa dirigidas a los movimientos eclesiales y nuevas comunidades en la vigilia de pentecostés mayo 18 de 2013). RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se sugiere exaltar el anuncio de la Palabra de Dios con el Evangeliario, inicialmente, llevado con solemnidad en la procesión de entrada y, luego, al momento de la proclamación del Evangelio, tomándolo del altar y llevándolo, precedido por el incensario y los ciriales, al ambón: La finalidad de esta solemnidad es que durante la celebración eucarística los fieles perciban la necesidad insustituible de la escucha y vivencia de la Palabra de Dios para el fortalecimiento de sus vidas (Cfr. OGMR 120,172 y 175). 2. Resaltar las expresiones, aún en cartelera: Jesús, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y “Aquí estoy para hacer tu voluntad”. 3. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario I, del Misal, p. 1053. 4. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, conviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 5. Se sugiere el Prefacio Dominical VII, Misal, p.389, ya que presenta la salvación como fruto de la obediencia de Cristo.