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Iglesia

Lun 29 Feb 2016

En la escuela de la Misericordia en camino hacia la pascua

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez. Todos los años, los cristianos tenemos la gracia de vivir y celebrar la Cuaresma, como tiempo de gracia, tiempo de conversión, tiempo propicio para volver a Dios, tiempo que nos sirve para prepararnos adecuadamente para la Pascua anual. Pero este año 2016, reviste la Cuaresma un significado del todo particular. Estamos en el Jubileo de la Misericordia, y por esto mismo, hacemos caso del deseo del Santo Padre, el Papa Francisco, cuando en la Bula Misericordiae vultus nos dice que “la cuaresma de este Año Jubilar ha de ser vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios” (MV, 17). Es por esto que en la pedagogía del encuentro, el Santo Padre nos invita a llevar a cabo, en todas las iglesias particulares del mundo, la “iniciativa de las 24 horas para el Señor” (MV, 17), que se propone realizar entre el viernes y el sábado anteriores al IV domingo de Cuaresma, es decir, antes del domingo 6 de marzo de 2016. La Arquidiócesis de Cali se vincula con vivo ardor a esta iniciativa pastoral, y organizada por cada una de las cuatro zonas pastorales, se llevarán a cabo sendas celebraciones penitenciales donde los fieles podrán acercarse al sacramento del perdón, animados también por la presencia de los Obispos y sacerdotes, que como Jesús, y en su nombre, impartiremos el perdón e invitaremos a la reconciliación. Unas jornadas de adoración y de encuentro con el Amor, en la alabanza eucarística, la escucha de la Palabra y la meditación. Será la ocasión, también, de celebrar con profunda esperanza el misterio de la fe, que es la Santa misa, para que cada fiel se una al sacrificio redentor de Cristo. El Santo Padre nos dice algo que es suma importancia: “De nuevo ponemos convencidos en el centro el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia. Será para cada penitente fuente de verdadera paz interior” (MV, 17). En la escuela de la misericordia, el sacramento del perdón es una ayuda magnífica para aportar a la paz de nuestro mundo, porque no se puede negar que la paz comienza en el corazón de cada persona, cuando descubre que su vocación es a la fraternidad, y no a la venganza ni al odio fratricida. Por esto, “las 24 horas para el Señor”, se hará en todas las parroquias en los tiempos y modalidades que sean más oportunos. Ya hay parroquias en donde grupos de sacerdotes se están organizando para realizar celebraciones penitenciales y colaborarse mutuamente. Pero qué bueno que cada católico, de manera particular el fin de semana del 4 y 5 de marzo, que es viernes penitencial, si no puede asistir a las celebraciones programadas, se proponga dedicarle esas 24 horas al Señor desde su hogar, y haga una obra de misericordia especial. Ese día la Iglesia, en todos los rincones de la tierra, clamará y alabará al Señor “porque es eterna su misericordia” (Sal. 118), pues durante las 24 horas para el Señor, en todo el mundo se escucharán las palabras de los ministros del perdón, cuando a cada penitente haga saber que Dios los ama y que los perdona sin condiciones. Por otro lado, no sólo habrá fiesta en el cielo por un pecador que se convierta, sino por los tantos que movidos por el Espíritu Santo se acercarán en estos días al Amor, para tener la experiencia del abrazo del Padre celestial. Que todos, sacerdotes y fieles, nos dispongamos con humildad para participar en la fiesta del perdón, recordando las palabras de San Juan “Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia” (1Jn, 1,8-9).

Vie 26 Feb 2016

Al servicio de la historia y de la juventud

Escrito por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - Qué oportuno el impulso al espíritu misionero al dar a conocer la Historia de la Iglesia y al promover la Pastoral Juvenil. Apóstoles consagrados a esas tan trascendentales tareas fueron Mons. Guillermo Agudelo Giraldo, (1932-2015) y el Padre Luis María Fernández Pulido, “Pafer” (1916-1985). Qué buen servicio el prestado por ellos a la evangelización en esos ambientes. Dedicar tiempo y desvelos, con denodado cariño, a servir a la “Maestra de la vida”, como se ha definido a la historia, y hacer labor similar con la juventud, son labores de invaluable servicio a los humanos. Gran tarea al servicio de la historia de Bogotá y de Colombia cumplió Mons. Guillermo Agudelo, nacido el 10-06-32, quien pasó a recibir la recompensa celeste el 15-12-15. Fue ordenado Sacerdote en Bogotá (17-02-58), en donde adelantó amplia labor pastoral hasta su muerte (15-01-16). Varias Parroquias regentó el P. Guillermo, destacándose su labor en San Ignacio de Loyola (1961-79) y Cristo Rey (1979-98), en donde impulsó esas feligresías y dio la mano a centenares de niños y jóvenes para sus estudios. Por sus méritos le concedió, el Papa, ser Protonotario Apostólico. Hermanado con esas proyecciones pastorales estuvo su cultivo intelectual, con cátedras docentes y más de 20 publicaciones sobre diversos temas. Se destaca su amplia obra “Los Arzobispos de Bogotá”, con múltiples datos de interés para esta Ciudad, y para toda Colombia. Difundir la obra de la Iglesia para fiel recuerdo y estímulo a las presentes y futuras generaciones, y, también, como precisión necesaria ante las voces de crítica y condena, más que injusta, fue importante labor. Para perpetuar su labor al servicio de la historia fue feliz iniciativa de Mons. Agudelo fundar (25-02-00) la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá. Esta creación han sido y seguirán siendo faro de luz en la que se difundan verdades iluminadoras y testimonios que hablan de cómo servir positivamente a la humanidad. Merito grande Mons. Agudelo fue, también el impulso que dio desde 1988 a la Campaña del Óbolo de San Pedro. Supo el Prelado poner de manifiesto que esa colecta se destina a tantas ayudas que para diversos puntos del mundo envía, luego, el Santo Padre, para a tantas personas desprotegidas y víctimas de destructoras catástrofes, y a las Obras Misionales en todas las latitudes del mundo. A la par de lo realizado por Mons. Agudelo está la entusiasmadora y oportuna tarea de evangelización de los jóvenes, para que se conviertan en evangelizadores, con su alegra vivencia de la verdad cristiana, a la que consagró su vida el Padre Luis María Fernández (1916-1985), desde su Ordenación sacerdotal (03-09-39). Iniciativa feliz al servicio de esa causa, culminó con algo que le ha dado estabilidad, al fundar la “Central de Juventudes” (03-09-53). En el año 1972, como Obispo recién consagrado, entraba a formar parte de la Conferencia Episcopal de Colombia. En mi labor sacerdotal como Vicario de Pastoral en mi diócesis de Garzón, había realizado algunas labores en promoción de jóvenes, al lado de otros frentes, con formación cristiana de ellos y proyección, desde la fe, hacia obras sociales. Esa experiencia me llevó a poner de presente que en la Conferencia Episcopal no había un organismo que promoviera esa labor entre los jóvenes. Recibí, entonces, el encargo de dar pasos necesarios para que surgiera esa reclamada entidad. Ante esa responsabilidad, busqué contacto con personas y movimientos que tuvieran ese empeño. Había tenido relación con la Central de Juventudes, que ya estaba enviando jóvenes, debidamente capacitados, a impulsar esas tareas en las distintas Diócesis del País. Fue punto de apoyo, acertado primer paso para seguir dando vida a la Pastoral Juvenil en toda Colombia. Al lado del Padre Fernández encontré otros grandes apóstoles de la juventud, en Bogotá, como el Padre Miguel Triana, y los Jesuitas Alejandro Londoño y Jesús Vela. En Medellín la valiosa labor del Padre Luis Gaviria, con influencia en Antioquia y en otras regiones de Colombia. Con esos Sacerdotes, y muchos más que ya llevaban adelante meritorios esfuerzos fuimos realizando encuentros a escala nacional hasta formar una gran red con la cual se impulsó, coordinadamente, gran labor. Punto culminante fue la realizado en 1985 “Año de la Juventud”, con importantes jornadas, que fueron el fruto de esos trece (13) años de intensa labor. Artífices de ese impulso inicial de la Pastoral Juvenil organizada en Colombia fueron los Secretarios del Departamento que con ese fin se creó en la CEC, y la han seguido echando adelante los de los años subsiguientes. El gran servicio a la juventud, impulsado por Pafer, y promotores desde Comunidades Religiosas como Eudistas, Salesianos, Franciscanos y Jesuitas, ha sido semillero de bien. Evocando palabras de Tertuliano podemos decir que la sangre y el sudor apostólico de testigos en esta Pastoral han sido y siguen siendo “semilla de cristianos”. Mons. Libardo Ramírez Gómez Obispo emérito de Garzón monlibardoramirez@hotmail.com

Mié 24 Feb 2016

Religiosa nominada Mujer Cafam 2016

La hermana Luz Dary Cardona, directora de la Fundación Social Camino de María, fue postulada por el Departamento de Atlántico como la Mujer Cafam 2016. La hermana Cardona, quien pertenece a la Comunidad Misioneras Agustinas Recoletas, es una mujer pujante y convencida de que quien ha guiado su obra ha sido la mano de Dios. En una entrevista concedida al departamento de comunicación social de la Conferencia Episcopal, la religiosa relató con emoción los innumerables milagros que Dios ha hecho para sacar adelante esta obra por los más necesitados. “Es Dios quien a través de toda la historia de mi vida, me ha puesto en el camino las personitas que en Él en este momento, quiere que yo ayude”. “Yo misma me quedo asombrada como Dios actúa cuando uno le cree, Él mismo deja que toque el corazón de las personas para actuar en favor de sus hijos, esa es mi experiencia linda, bella porque yo se la agradezco inmensamente a Dios, quien me ha mostrado que siempre está al lado y no hay ningún problema por grande que parezca que no tenga solución cundo confiamos y ponemos en sus manos”, afirmó la hermana. La hermana Luz Dary recuerda que la Fundación Social Camino de María, ha sido fruto de un trabajo que Dios le regaló a través de las enseñanzas y ejemplos de su familia y sacerdotes muy cercanos, quienes desde pequeña le inculcaron el servicio por los más necesitados. Este hogar atiende actualmente a más de 300 niños en extrema pobreza. Su misión como religiosa siempre se ha visto reflejada por el servicio a los más necesitados, es así que cuando estuvo en Casanare, la religiosa apoyó un trabajo con los indígenas, impulsando la construcción de escuelas y colegios. La hermana señaló que fue postulada para el premio no por voluntad, sino por ayudar a dar a conocer la obra, “al principio me negué pero después acepté y eso es terrible, porque yo sé que lo que uno hace Dios lo recompensa y lo acepté por Dios”. Ya fueron escogidas las 20 representantes de diferentes departamentos de Colombia quienes harán parte de la ceremonia de proclamación de la ganadora del 28º Premio Cafam a la Mujer, que se cumplirá el lunes 7 de marzo de 2015, previo a la celebración del Día Internacional de la Mujer. El Premio Cafam a la Mujer es un justo y merecido reconocimiento a las mujeres colombianas, que con esfuerzo, amor y solidaridad ayudan a promover el mejoramiento de la calidad de vida de familias y comunidades que sufren las consecuencias de la enfermedad y abandono de la sociedad.

Mar 23 Feb 2016

Plegarias de los abuelos

Por: Mons. Gonzalo Restrepo - Señor, gracias por habernos permitido ser padres. Los hijos que nos regalaste son frutos de tus manos, de tu inteligencia y de tu voluntad. Esos hijos han sido la alegría de nuestras vidas, y a través de ellos tenemos nuestros nietos que se convierten en doble alegría para nosotros los abuelos al atardecer de nuestra existencia. Hemos llegado a una etapa maravillosa de nuestra existencia. En estos tiempos de crisis, de inquietud, de revoluciones y de violencia, nosotros tenemos el espíritu puesto en ti. Por eso experimentamos paz, sosiego, esperanza y mucho amor. Porque tú eres la fuente de toda paz. Sólo en ti encuentra el hombre el sosiego y la esperanza tan anhelada y buscada por todos los caminos a través de la existencia. Ahora podemos gozar de la frescura de la naturaleza. Pasamos largos ratos mirándonos y agradeciendo el poder estar juntos después de tantos años de matrimonio. Es ahora cuando nos necesitamos, cuando valoramos nuestra compañía, cuando agradecemos el don maravilloso del matrimonio. Ahora Señor, estamos dispuestos para ti y todos los días nuestras plegarias se elevan a ti. Tú eres la fuente de nuestra existencia. Te queremos repetir las palabras de san Agustín, y te las decimos desde el fondo de nuestros corazones: “Nuestros corazones no descansarán hasta que no contemplemos tu rostro, hasta que no descansemos en ti”. Reconocemos que tú eres nuestro origen y nuestra meta. Estamos felices de haber cumplido la labor que nos diste. Queremos llegar a ti con las manos llenas de frutos, recogidos en varias cosechas de nuestra existencia, surgidos de las hermosas semillas que tú plantaste en nuestras vidas. Nos diste varios talentos. Gracias Señor. Queremos presentarnos ante ti con esos talentos multiplicados; por eso, mientras nos sigues prestando la existencia, ayúdanos con tu fuerza, ilumínanos con tu inteligencia y mueve nuestra voluntad para que sigamos produciendo frutos y multiplicando los talentos que nos regalaste. Sentimos la soledad de un hogar que, en un momento estuvo lleno con el calor y la alegría de los hijos, y ahora nos sentimos solos porque todos ellos han tomado su camino y están cumpliendo su deber en otros surcos. Pero esta soledad física, la llena tu presencia, la certeza que tenemos de que siempre nos acompañas y que jamás nos abandonarás. Estarás contigo hasta el final de nuestros días, y tu presencia nos colmará por toda la eternidad. Cuida de nuestros hijos y nuestros nietos. Protégelos con tu gracia y tu poder, llévalos por el camino del bien, de la verdad, de la justicia y de la paz, aliméntalos con tu palabra y no permitas que ellos se separen de ti. Un día moriremos pero estamos seguros que tú seguirás con ellos y tu protección jamás les faltará. Mientras nos vemos para siempre, cuenta con nosotros, con nuestra plegaria, nuestra fidelidad y nuestra existencia. Queremos ser abuelos alegres y llenos de fe, de amor y de mucha esperanza. Sabemos que un día llegaremos a buen puerto y que tú estarás allí para acogernos y estar con nosotros para siempre. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales

Mar 16 Feb 2016

Situación del diaconado permanente en la iglesia colombiana

Con el fin de reflexionar sobre el papel que ejerce el diácono permanente en la iglesia católica, los obispos de Colombia escucharon la experiencia de cinco diáconos permanentes provenientes de diferentes lugares del país. Los diáconos procedentes de Florencia, Engativá, Bucaramanga, Medellín y Cali compartieron sus prácticas al servicio de las iglesias particulares de sus diócesis y arquidiócesis a las cuales sirven. Dichas experiencias develaron que la tarea de diácono permanente necesita del apoyo de obispo y del presbítero para que las comunidades, a las cuales sirven, puedan identificar plenamente cuál es la función que ejerce dentro de la iglesia. Sumado a esto, se señaló que es de suma importancia que el diácono permanente se empodere de su rol, ahora que la sociedad ha empezado a desafiar los valores que fundamentan la base de la vida cristiana. A modo de conclusión, es necesario fortalecer la comunión del diácono permanente con el obispo, los presbíteros y diáconos de la comunidad, con el fin de trabajar por el perdón, la reconciliación y la paz del pueblo de Dios.

Mar 16 Feb 2016

"Profeta y mártir de la paz"

Estamos iniciando la celebración del año centenario del nacimiento de Mons. Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, primer Obispo de Arauca. Mons. Jesús Emilio nació en Santo Domingo (Antioquia) el 14 de febrero 1916; fue ordenado presbítero para el Instituto de Misiones de Yarumal, donde se formó, el 1 de septiembre de 1940; luego, se doctoró en Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá; recibió la consagración episcopal el 10 de enero de 1971; fue secuestrado, torturado y asesinado, en nombre de la “justicia”, por un comando del ELN, el 2 de octubre de 1989. Prestó varios servicios dentro de su Instituto; primero, como formador de los futuros misioneros y después en el gobierno, llegando a ocupar el cargo de Superior General. Se desempeñó como celoso pastor de Arauca durante casi 19 años, hasta su muerte. Estuvo dotado de una clara inteligencia y de una rica sensibilidad, que le permitieron ser un gran intelectual, literato y teólogo. Llegó a adquirir fama como escritor y como orador sagrado, por la profundidad de sus conceptos y la belleza de su estilo, en la línea de los Padres de la Iglesia. Se caracterizó por la sencillez de su vida entregada toda al servicio de su vocación misionera y por su honda espiritualidad que le daba una luminosa visión de la realidad y una fuerza apasionante para hablar de Cristo y su Evangelio. En su diócesis, se esforzó en promover diversos programas de catequesis, de educación y de salud, buscando el bienestar de los indios Tunebos y de los campesinos. Se presentó siempre como un apóstol de la paz ante la violencia de los colonizadores, la violencia de las guerrillas y la violencia de la represión militar, que azotaban su diócesis. La figura de Jesús Emilio Jaramillo nos resulta actual y digna de especial relieve por diversos motivos. Fundamentalmente, porque ante la presencia del mal y la violencia, hizo las mismas opciones de Jesús, que infortunadamente no han hecho otros eclesiásticos. Supo que la única arma que podía usar para cambiar una sociedad violenta e injusta era el Evangelio. Cuando, ante las amenazas de que era objeto, se le ofreció la posibilidad de ejercer su ministerio en otra diócesis respondió resueltamente que prefería acompañar a la grey más bien que huir ante el peligro, como un mercenario. Quiso continuar la obra de Jesús, como él, dejándose matar más bien que matando a otros. Mons. Jesús Emilio nos esclarece hoy el camino, cuando meditando sobre la misión de la Iglesia ante la difícil situación de violencia de nuestro país escribe: “Ella tiene que ser imparcial como una madre cuyos hijos están peleando entre sí. Ella no puede ser testigo de un hijo contra el otro. Esta imparcialidad de la Iglesia no significa cobardía, no compromiso. Al contrario, es una posición heroica, es un sacrificio cruento en favor del hombre. Es posición difícil el no dejarse parcializar, cuando todos los bandos en conflicto halan de sus vestidos en sentido contrario. Esta imparcialidad es el mejor servicio de la Iglesia a la comunidad”. Su vida fue Cristo. Él mismo, desde su juventud, confesó: “Me siento forzosamente apóstol, mensajero. Llevo una Buena Nueva a mi pueblo sentado en sombras de muerte… Diré a los ciegos: llegó la luz; diré a los muertos: llegó la resurrección; a los equivocados: la verdad; a los cautivos: la libertad; a los combatientes: la paz. Porque todo eso es Cristo, y el mundo moderno, mi mundo, él también es todo eso: el ciego, el muerto, el extraviado, el cautivo y el sin paz. Pero quiero asimilar el mensaje, identificarme con él. El mensaje no irá en mi boca sino en mi vida. Yo mismo seré el mensaje, identificado con Jesús”. Por eso, puede leerse sobre su tumba: “Profeta y mártir de la paz”; y por eso también, San Juan Pablo II lo propuso como uno de los “testigos de la fe” en el siglo XX. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mar 16 Feb 2016

Manifiesta “FETOFOBIA”

Por Mons. Libardo Ramírez Gómez: No desperdician ocasión defensores de la matanza de niños en crecimiento en el vientre materno. Apenas hay asomo dé que se de alguna de las circunstancias en las que la poderosa Corte Constitucional despenalizó el aborto (no lo legalizó), están listos a promover campañas para invitar a madres gestantes a convertirse en asesinas de sus hijos. Se ha extendido, con razonada alarma el número de personas afectadas por el “zika”, con posibilidad de que en mujeres embarazadas haya repercusiones graves en niños en gestación que como “microcefalia”. Entonces, los adalides del aborto lo primero que recomiendan es practicarlo en esas indefensas creaturas. Esta bien la preocupación general por ese flagelo, está bien buscar, afanosamente, medios para contrarrestarlo. Es lo necesario, como en todos los casos en que están en peligro la madre y el niño en gestación, buscar cómo salvar a los dos, deber de la ciencia médica y de dignos discípulos de Hipócrates. Personas de gran sentido humano, defensores del don sagrado de la vida, no piensan con ligereza en que la solución frente a problemas sea la de matar una creatura humana, ni proponerlo como primera solución con más empeño aún que en fumigar los insectos trasmisores del contagio. Con gran satisfacción, encontramos científicos y médicos que cumplen con su deber de defender la vida buscando efectivos correctivos a las complicaciones que se produzcan en esos niños y no entrar a asesinarlos porque la Corte haya despenalizado esa rudimentaria e inhumana actuación. En el solo campo de la ciencia es de tener presente cuanto afirma, con asentimiento de muchos científicos, el médico con más de cuarenta años de experiencia de labor, Dr. John C. Wilke. Es su documentada conclusión que desde el momento en el cual se ha realizado plenamente la concepción pocas horas después de la fertilización, ya hay una vida humana completa, hay “un ser humano completo del que se irán luego desarrollando sus incipientes miembros. Complementa lo anterior cuando, al referirse al ovulo fertilizado, afirma que no es un ser humano en potencia, es un ser humano con basto potencial, que una vez que se completa la concepción, llega a ser un ser “humano actual” (Cf. “El aborto, Dr. Wilke y Señora, Ricardo Gaitán editores pags. 72-74). Ese ser humano completo e irrepetible es el que recomiendan algunos matar con máxima facilidad antes que buscar otros recursos ante una dificultad que se presente. Reconocen honestos médicos que no es fácil detectar si el niño en gestación haya alguien realmente microcefalia por el contagio de zika, por lo que es apenas una probabilidad y no certeza, por lo que no se puede considerar caso despenalizado. Además, es de destacar cómo padres y madres de hondo sentimiento humano aceptan con edificante amor a un niño limitado antes que sentenciarlo a muerte. Tantas veces se convierten, en hogares de nobles sentimientos, en centro cariñosa de unidad familiar el atenderlo. Desde la revelación divina, no opuesta a la ciencia ni a las correctas costumbres humanas sino sapiente inspiración y ayuda, hay repetidos llamados al respeto a toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. “No mataras” (Ex. 20,13), “la sangre de tu hermano clama a mi desde el suelo” (Gen. 4,10); “cuanto hicisteis a uno de estos hermanos más pequeños ami me lo hicisteis”. (25,40). Allí están esas enseñanzas científicas y bíblicas, defensoras de la vida de los niños y de la dignidad de las madres para de no ser asesinas de sus hijos. Principios y reflexiones que han de llevar a evitar el exterminio de esas débiles sino propiciar, buscar otras salidas a problemas vitales. Es urgente afrontar pandemias como la que ha traído el zika, pero buscando caminos distintos a recomendaciones fruto de delictuosa “fetofobia”. +Mons. Libardo Ramírez Gómez Obispo Emérito de Garzón Email: monlibardoramirez@hotmail.com

Mar 16 Feb 2016

La labor de iglesia debe ser reconocida, Mons. Castaño Arbeláez

Durante el discurso de recopilación de los temas de las 100 asambleas plenarias de la Conferencia Episcopal de Colombia, Monseñor José Alejandro Castaño Arbeláez, obispo de la diócesis de Cartago, resaltó los aspectos más significativos que han marcado la historia de la iglesia colombiana en el país. Por esta razón, monseñor Castaño Arbeláez hizo un llamado especial para que se reconozca la labor que los miembros de la iglesia han hecho a través del tiempo, “pues la iglesia en Colombia cuenta con hombres verdaderamente prominentes casi heroicos, donde presidentes de la Conferencia Episcopal han asumido momentos muy trágicos de la patria, y sin embargo, han sabido responder, han sido verdaderamente héroes, hombres de mostrar en cualquier carátula, de cualquier periódico del mundo, ellos son gestores de la paz y gestores de la armonía, son artesanos de este país”, aseveró el prelado. Así mismo, el obispo de Cartago destacó que estas 100 asambleas representan el caminar de la iglesia a través de los 108 años de historia con todas las vicisitudes propias que ha tenido la nación, con los cambios que ha tenido el mundo y con los acontecimientos históricos que se han padecido. Por último, invitó a las nuevas generaciones a reconocer que iglesia está al tanto del correr de los días y de las necesidades históricas del pueblo colombiano. “Los jóvenes deben saber que la iglesia siempre ha estado presente, trabajando al lado de la justicia social, promoviendo la dignidad del ser humano y haciendo que en todos los lugares haya paz y orden. Rompiendo la inequidad y la injustica, de tal manera que la iglesia, siempre ha trabajo por el bien del pueblo Colombiano y eso es innegable, afirma monseñor Castaño Arbeláez. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar discurso completo[/icon]