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Iglesia

Jue 15 Oct 2015

Sereno reclamo ante un fallo

Escrito por: Mons. Libardo Ramírez Gómez Hemos tenido fallo de la Corte Suprema (07-10-15), para algunos "histórico" porque se ha condenado a una Diócesis de la Iglesia Católica a dar considerable cantidad de dinero a los padres de unos menores, que lamentablemente fueron abusados sexualmente por un Sacerdote perteneciente a este Iglesia. Diversas reacciones se han tenido ante algo que pone en la mira a una entidad de milenaria tradición, bien llamada "madre y maestra" de pueblos y generaciones, que ha cultivado entre todos sus integrantes rectitud y limpieza de costumbres, pero en la cual, compuesta por elemento humano, aparecen fallas que ella lamenta, y sobre las cuales aplica duras sanciones. Mi primera reacción es compartir el dolor de nuestra madre Iglesia, y condenar los dolorosos desvíos de hijos suyos, a quienes ha procurado formar con gran solicitud, pero con algunos que la deshonran y entristecen con comportamientos como los del aludido Sacerdote, cuyo castigo a varios años de prisión acepta, como sanción ejemplar a quienes traspasan sus enseñanzas. Pero el fallo va más allá de ese plano, al imponer sanciones a esa madre diligente, que ha procurado por todos los medios formar bien a sus hijos, como sí fuera ella responsable de delitos de uno de ellos, en condiciones incontrolables, y sin estar en ello representándola.Muchos, por falta de objetiva visión, están de acuerdo con jueces que obstinadamente desoyen razonamientos serios y de hondo calado como los expuestos en bien ponderado recurso ante la Corte Suprema por eminente jurista, ante anterior fallo del Tribunal Superior de Ibagué, que condenó, en forma similar, a la comunidad diocesana de Líbano-Honda. Que llegue a unos dolidos padres alivio material, es signo de condolencia humanitaria compartible, pero es inaceptable que sea como aplicación de la justicia, cuando ha habido solícito comportamiento del Obispo de la entidad sancionada, y que toda una feligresía haga esa erogación, pues no es para sus directivos sino para toda ella la sanción. Insisten los condenadores a esa comunidad diocesana en que el Sacerdote estaba "actuando dentro de sus funciones, aprovechándose de su actividad pastoral y sacerdotal", cuando lo ocurrido fue en vía totalmente contraria de ello. No fue con ocasión de un Sacramento, ni en convocatoria a una actividad parroquial, sino como ayuda personal a una familia necesitada, a quien se daba la mano hospedando a unos niños, pero que, por proclives instintos, viene a realizarse algo totalmente personal, nada en relación con su misión de pastor. Mil vueltas da el texto del fallo para tratar de convencer de su tesis condenatoria contra la Iglesia, con manifiesta desatención a ponderados razonamientos jurídicos en contra, que les fueron expuestos. Importante tarea tienen connotados juristas para exponer las inconsistencias de este proceso, en busca de ponderada justicia, para que sea revisado. En el fondo lo grave no es tanto la cuantiosa suma de dinero que deban aportar la feligresía de una Diócesis, sino en lo que bien se ha señalado como "ultrajante a la madre Iglesia", al colocarla, desenfocadamente, unos jueces, como delincuente, que ha de "pedir perdón", de algo en nada culpable, pues con solicitud hizo cuanto le correspondía. Con repetidas citas del Derecho Canónico se han querido reforzar los fallos condenatorios a la Diócesis, tapando los oídos a los evidentes llamados a no acudir a esa respetable legislación, que no es la que ha de dirimir en el caso lo de "responsabilidad civil", y cuya interpretación y aplicación, no corresponden a Jueces no versados en esa materia, sino a la misma Iglesia. Con serena imparcialidad se hace este reclamo de verdadera justicia, dejando de lado cierto gozo que manifiestan algunos porque se castigue a nuestra querida madre Iglesia, siempre responsable y honesta. + Libardo Ramírez Gómez Expresidente del Tribunal Eclesiástico Nacional Email: monlibardoramirez@hotmail.com

Mié 14 Oct 2015

¿De qué nos quejamos?

Escrito por: Mons. Froilán Casas Ortiz Muchos colombianos parecen plañideras, lloran por todo y no dan solución a nada. Vamos a cumplir doscientos años de vida republicana y el progreso ha sido exiguo en muchos aspectos. Tenemos uno de los países más ricos del mundo: variedad de recursos naturales, rica biodiversidad, dos océanos, excelente orografía, grandes recursos hídricos, riqueza mineral, hidrocarburos explotados sin suficiente racionalidad; en cultura, tenemos muchas fortalezas. Sin embargo, seguimos en la pobreza. El problema es un buen número de colombianos. Acabamos de dar el grito de independencia y ya nos dividimos: federalistas y centralistas; la "patria boba" es una muestra de nuestra incapacidad para ser libres. Cuando los buitres ven que los leones pelean por la presa cazada, llegan a disfrutar del banquete. Por las peleas internas, perdimos el istmo de Panamá y, por la misma razón, perdimos una buena parte de la Amazonía. Somos tan cerrados de mente y tan llenos de terquedad, que no aprendemos de los errores. ¡Qué pueblo tan indómito! ¿Estamos llamados a vivir así? Pues, no. El cambio es cuestión de voluntad. Si queremos cambiar, cambiamos. Excúsenme decirles, el problema es que no se nos da la gana cambiar. Con frecuencia el orgullo, obnubila la inteligencia. Mire usted otras realidades del planeta, vayámonos para Finlandia: el himno nacional dice ... "somos un país pobre, no tiene oro. El recurso que tenemos es nuestro pueblo". ¿No será que en Colombia la ecuación es el revés? Veamos las siguientes cifras: es un país que busca responder a dos grandes retos: educación y corrupción. La presidente finlandesa Tarja Halonen dice: "Fuerte inversión en educación y transparencia en el gobierno". Pregunto: en Colombia, ¿los educadores están dando la talla a una nueva Colombia? ¿La trasparencia es la carta de presentación de los gobiernos? Del dicho al hecho hay mucho trecho. Un pueblo educado sabrá elegir a dirigentes honestos y competentes. Éstos elegirán a los mejores asesores. Un pueblo inteligente no permite corruptos ni incompetentes. Un pueblo ignorante desperdicia sus recursos y se empobrece. Un pueblo ignorante vive de ilusiones y no toma la decisión de construir la historia. A veces pareciera que una parte de la clase dirigente quiere mantener la pobreza, para tener los votos cautivos en las elecciones. Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio de una retórica barata. Un pueblo educado prospera también en condiciones adversas. Nosotros vivimos exportando compasión; así nunca seremos gestores de nuestro propio desarrollo. Finlandia es un pueblo que no hace ruido y es eficiente. Aquí vivimos cacareando grandezas, viendo en la estrechez de nuestra mente miope y atrofiada. Vivimos la cultura del pan y circo. Los éxitos en algunos deportes en lugar de generarnos autoestima, los tomamos como consuelo a nuestras miserias. Somos un pueblo anárquico, la cultura ciudadana está por los pies. Un ejemplo, ¿se respetan las cebras? Qué dice usted de la contaminación visual, auditiva, etc. ¡Ah! Somos un país libre. Sí, pero mi libertad va hasta donde empieza el derecho del otro. La historia del: "¿usted no saben quién soy yo?", es una muestra de nuestro arribismo y nuestra falta del sentido de las proporciones. La pésima educación campea en instituciones educativas y gubernamentales. Definitivamente el subdesarrollo es mental. + Froilán Casas Ortiz Obispo de Neiva

Mar 13 Oct 2015

¿Divorcio católico?

Escrito por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo La ligereza y el sensacionalismo con los que algunos medios de comunicación acostumbran manejar la información ha causado, a partir del Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus del Papa Francisco, no pocas fantasías y suposiciones sobre la doctrina y la práctica de la Iglesia Católica con relación al matrimonio. Muchas personas han quedado con preguntas como éstas: ¿Han variado las disposiciones de la Iglesia sobre el matrimonio? ¿Ahora se pueden anular los matrimonios contraídos? ¿La necesidad de responder a la realidad de hoy ha llevado a la Iglesia a establecer una especie de "divorcio express"? Es bueno, entonces, aclarar que la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, que viene desde Cristo, se mantiene. La nulidad de los matrimonios no se concede sino que se declara cuando se comprueba que existe desde el momento de la celebración. Por tanto, lo que el Papa ha establecido ahora es una reforma en el proceso para estudiar y declarar la nulidad de aquellos matrimonios que, por falta de consentimiento, por defecto de forma canónica o por algún impedimento, no fueron realmente válidos. Esta reforma, de otra parte, se esperaba porque la habían propuesto varios canonistas y la había pedido el Sínodo del año pasado. Desde el comienzo de su documento, el Papa subraya que este nuevo procedimiento deja a salvo "el principio de la indisolubilidad del matrimonio". El matrimonio católico sigue siendo una realidad que se configura, como dijo Jesús, con lo que Dios ha establecido desde "el principio"; no deja de ser el sacramento en el que los esposos reciben la vocación de entregarse para siempre el uno al otro, como Cristo, que amó y se entregó por la Iglesia. De ninguna manera se puede pensar que la Iglesia reconoce ahora un matrimonio temporal o menos estable. El Papa quiere hacer más ágiles los procesos para declarar la nulidad a fin de ayudar a las necesidades de las parejas cuya convivencia se hace difícil ya que no ha habido un matrimonio válido y verdadero, pues se han casado sin clara consciencia de lo que hacían, o sin la debida libertad, o con una idea falsa o incompleta del sacramento. En estos casos es normal que las parejas se pregunten si hay alguna salida para rehacer su vida o si deben cargar para siempre y con grave daño su error, su pecado, su ligereza, o las situaciones que viciaron la validez de su matrimonio. Esta reforma no es, entonces, para multiplicar los motivos que favorecen la nulidad de los matrimonios, sino para favorecer la agilidad de los procesos. El Papa no ha tomado la vía administrativa, sino que ha mantenido la vía judicial, como lo explicó en el regreso de su reciente viaje apostólico a Estados Unidos, para tutelar con el orden judicial la verdad y seriedad del vínculo matrimonial, ya que el hombre no puede separar lo que Dios ha unido. El que sea suficiente una sola instancia, manteniendo siempre el derecho de apelación, que puede llegar hasta la Santa Sede, no afecta la formalidad y prudencia de los juicios. Ahora puede ser necesario recibir algunas precisiones de tipo jurídico de parte de los Dicasterios Romanos y ciertas orientaciones de la Conferencia Episcopal para adecuar los tribunales y sus servicios a fin de que, actuando con plazos más cortos, los jueces puedan, después de serios análisis de las pruebas y los testimonios, llegar a la certeza moral que, en último término, exige dictar una sentencia. Junto a esto, es necesario, dada la confusión que se ha creado, que los sacerdotes ofrezcan una paciente y adecuada atención a los esposos que tienen dificultades para no mandarlos directamente al tribunal sino para ayudarles en un primer discernimiento que les dé los criterios precisos con que deben proceder. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Sáb 10 Oct 2015

Familia, esperanza de la humanidad

Escrito por: Mons. Edgar de Jesús García Gil Ver Cuando el abuelo materno Pedro, siendo muy niño, me llevaba sobre su cabalgadura a la finca del "otro lado" del Rio Cauca o a las tierras buenas de "Guacará", tomábamos de su mano la leche recién ordeñada, me enseñaba a jugar trompo en la mano, y, los domingos, iba con él a la Misa parroquial, de una manera o de otra yo iba grabando en mi alma que la familia era la mejor cuna para vivir en seguridad, para aprender las cosas importantes de la vida y para saber compartir la vida con generosidad. En la otra orilla de mi familia, la abuela paterna Ana Joaquina, envuelta en su pañolón negro, y con su sonrisa maternal, al terminar de rezar a la hora del ángelus, el santo rosario, me decía: Que Dios lo bendiga y lo haga un santo Jesuita. ¡Cómo amaba la abuela a los Jesuitas! Fue ella la que exigió que mi nombre Edgar, pagano para su época, tuviera el "de Jesús" para que realmente fuera cristiano. Y así quede en la partida de bautismo. Estos detalles muestran como la familia es la mejor transmisora de la fe de nuestros pueblos. Juzgar Es cierto que ahora tenemos otros tiempos, otras culturas, otras ideologías. Pero lo perenne de los principios cristianos sobre la familia no pasa, sino que se va contextualizando en lo que ahora llamamos cambio de época. La vocación y la misión de la familia hoy es el tema que ha tratado el Sínodo Ordinario de los obispos en Roma. El papa Francisco al inicio del Sínodo afirmó: "se podría decir que el 'espíritu familiar' es la carta magna de la Iglesia". Además, el mundo necesita una "robusta inyección" de este espíritu puesto que en la sociedad no se le da el debido "peso, reconocimiento y apoyo". Y esta ha sido la diligente tarea que los padres sinodales, los matrimonios y familias, han construido durante tres semanas para poder seguir fortaleciendo la comunidad familiar, como el mejor patrimonio de la humanidad y como la mejor garantía para construir una verdadera civilización del amor. "El sacramento del matrimonio, como unión fiel e indisoluble entre un hombre una mujer llamados a acogerse mutuamente y a acoger la vida, es una gracia grande para la familia humana" I.L. 99 Es importante, lo dijeron los padres sinodales, reconocer las semillas del Verbo, es decir, las bondades de la vida matrimonial en cada continente, en cada cultura, en cada grupo humano y saber descubrir cuatro constantes que garantizan la base para un sacramento. "Cuando la unión alcanza una estabilidad notable mediante un vínculo público, está connotada de afecto profundo, de responsabilidad por la prole, de capacidad de superar las pruebas, puede ser vista como una ocasión de acompañamiento en la evolución hacia el sacramento del matrimonio". Actuar La vocación y la misión de la familia es ser la primera comunión de amor entre los hombres donde se tejen y se aprenden los principales valores de la vida humana como el amor misericordioso que siempre es sacrificado, el perdonar y ser perdonado, el amar y ser amado, el compartir en solidaridad para apagar el egoísmo de la sociedad consumista, el crecer juntos en familia valorando todas las edades (niños, adolescentes, jóvenes, adultos y abuelos) donde cada uno es una riqueza de vida para todos. Estos valores y muchos más consolidan a lo largo de la historia de cada familia una auténtica calidad de vida, de realización personal, que hace de cada persona una verdadera imagen y semejanza de Dios. Es cierto que son muchas las situaciones nuevas que hoy viven las familias del mundo y que la Iglesia, maestra en humanidad, pide atender con solicitud de caridad pastoral, aportando sobre todo un testimonio de inagotable misericordia para que las heridas se sanen y se pueda mostrar con paciencia y prontitud la belleza del matrimonio y de la familia en el designio eterno de Dios. El sínodo de la Familia en Roma ha sido una señal indiscutible de comunión, pero también de sabiduría que ilumina siempre el caminar diario de los hombres, de sus compromisos fundamentales basados en el amor, de su vida de pareja, de matrimonio y de familia que el mundo necesita para seguir adelante con esperanza y con un optimismo no ilusorio sino basado en la realidad propia de cada uno, de cada nación, de cada raza y de cada cultura. + Édgar de Jesús García Gil Obispo de Palmira

Jue 8 Oct 2015

"condena por pederastia es una ofensa contra la Iglesia": Mons. Castro

Con estas palabras el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, rechazó la sentencia de la Corte Suprema de Justicia sobre un caso de pederastia. "No tengo en este momento presente si haya casos de pederastia, creo que ha habido en el pasado algunos pero son casos muy excepcionales como para decir que la Iglesia Católica es responsable, esto sencillamente es una ofensa a la Iglesia", apuntó. En diálogo con RCN la radio el jerarca indicó que hasta la fecha la Iglesia no ha sido notificada oficialmente sobre la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, que condena a esta institución por un caso de pederastia. Monseñor Castro Quiroga afirmó que el sacerdote cuyo caso motivó la sentencia de la Corte debe responder de forma individual y no hacerse extensiva la condena a toda la institución. "Qué sentido tiene una condena a la Iglesia católica, es decir, a los católicos de Colombia, qué culpabilidad puede haber por parte de la Iglesia como tal frente a una cosa privada de un individuo y que no está de ninguna manera dentro de lo que la Iglesia pide a sus sacerdotes", añadió. "Uno no entiende cómo, por un acto individual, personal, totalmente contrario a lo que pide y enseña la Iglesia, después se condene, no sé si haya casos parecidos con otras instituciones, por ejemplo, en el campo de la educación, cuántos profesores no pudieron estar implicados en esto, y jamás se ha dicho que queda castigado el Ministerio de Educación o el Gobierno por estas cosas, porque son actos individuales". Finalmente, el presidente de la Conferencia Episcopal rechazó ese tipo de actos que están claramente prohibidos por los estatutos y dijo que no se puede decir que la Iglesia ha tenido algún tipo de participación en los mismos.

Mié 7 Oct 2015

Curas harán una 'confesatón' en Bogotá

Las confesiones se harán entre las 12 y 2 de la tarde, y de 5 a 7 de la noche, en el centro de Gran Estación. Esta actividad pastoral se da en el marco de la Copa de la Fe. Durante el martes y el miércoles próximos, unos 420 sacerdotes, de 20 jurisdicciones del país, se reunirán en Bogotá para participar en la tercera Copa de la Fe, torneo de fútbol, y en una gran jornada de confesión. El coordinador, el padre Élver Rojas, dice que los sacerdotes vienen a practicar deporte, pero no olvidan que son ministros de la reconciliación y el perdón, por lo que ofrecerán el sacramento de la confesión. De las canchas, pasarán al centro comercial Gran Estación. "En los pasillos ayudarán a que el penitente reconozca su situación y levante la mirada para que vea que hay un Dios que lo ama y lo perdona". La Confesatón es antesala del Año de la Misericordia, declarado por el papa Francisco, que comenzará el 8 de diciembre. "Escogimos un sitio insospechado (un centro comercial), obedeciendo a lo que el Santo Padre nos ha dicho de salir, de llegar a donde la gente menos espera un signo de la presencia de Dios", explica el padre Élver. Las confesiones se harán entre las 12 y 2 de la tarde, y de 5 a 7 de la noche. La Copa de la Fe del año pasado reunió a 300 padres en Cali. "La gente debe ir tranquila, la confesión ha cambiado mucho. Nadie es quién para regañar al otro. Como dice el Santo Padre: "Quién soy yo para juzgar", subraya. Publicado en: Diario El Tiempo

Mar 4 Ago 2015

Noticia 1975

"¿Es Cristo el centro de mi vida? ¿Pongo verdaderamente a Cristo en el centro de mi vida? Porque existe siempre la tentación de pensar que estamos nosotros en el centro. Y cuando un jesuita se pone él mismo en el centro, y no a Cristo, se equivoca. En la primera lectura Moisés repite con insistencia al pueblo que ame al Señor, que camine por sus sendas, ‘pues Él es tu vida' (cf. Dt. 30, 16.20)", expresó el Pontífice. A esta centralidad de Jesús, corresponde la centralidad de la Iglesia: "Son dos fuegos que no se pueden separar: yo no puedo seguir a Cristo más que en la Iglesia y con la Iglesia. (...) Servir a Cristo es amar a esta Iglesia concreta, y servirla con generosidad y espíritu de obediencia". Para vivir esta doble centralidad, el Papa propone el ejemplo del Apóstol Pablo, que vivió una experiencia similar a la de San Ignacio de Loyola. "El Apóstol, en la segunda lectura que hemos escuchado, escribe: me esfuerzo por correr hacia la perfección de Cristo porque también «yo he sido alcanzado por Cristo» (Flp. 3, 12). Para Pablo sucedió en el camino de Damasco; para Ignacio en su casa de Loyola; pero el punto fundamental es común: dejarse conquistar por Cristo. Yo busco a Jesús, yo sirvo a Jesús porque Él me ha buscado antes, porque he sido conquistado por Él: y éste es el núcleo de nuestra experiencia", dijo el Papa. Es un encontrar a Jesús que nos mueve a entregarnos a Jesús y a preguntarnos "con verdad y sinceridad: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo? (cf. EE, 53)".

Vie 1 Mayo 2015

Encuentro de Prácticas Administrativas

Del 28 al 30 de abril en instalaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia se realizó el Encuentro Nacional de Prácticas Administrativas.Este evento permitió al participante profundizar sobre la normatividad vigente en seguridad social en Colombia y liquidación de nómina; implementación NIIF; mercado de capitales y el Mutuo Auxilio Sacerdotal Colombiano. Todo esto con el fin de cualificar los procesos administrativos en las jurisdicciones eclesiásticas del país. [icon class='fa fa-play' link='']Ingresar[/icon]