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Liturgia

Vie 15 Ene 2021

El hombre responde al llamado de Dios a través de la obediencia a su Palabra

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 17 de 2021 Primera Lectura: 1S 3,3b-10.19 Salmo: 40(39),2+4ab.7. 8-9.10 (R. cf. 8a.9a) Segunda Lectura: 1Co 6,13c-15a. 17-20 Evangelio: Jn 1,35-42 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios de este domingo nos presenta: • A Dios quien, a lo largo de la historia, siempre ha llamado a personas concretas para que cooperen en su misión de salvar a la humanidad. • El hombre responde al llamado de Dios a través de la obediencia a su Palabra. • Cuando Dios llama, prepara a su elegido y lo envía en su nombre, a predicar el Evangelio 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios afirma que Dios, a largo de la historia, llama a personas concretas para que le colaboren en su proyecto de salvación universal. Es el caso del llamado de Dios a Samuel en la primera lectura, y del llamado de Jesús a Juan y Andrés, en el relato del Evangelio. Samuel es ayudado por el sacerdote Elí, que le enseñó cómo responder al Señor. Juan y Andrés eran discípulos de Juan el Bautista, él les muestra al Cordero de Dios. De lo anterior, podemos deducir que la experiencia de la vocación, viene mediada por personas, que el mismo Dios pone en el camino, para que indiquen el camino que lleva hacia Él. La Palabra de Dios también nos muestra que para que la vocación llegue a buen término es necesario estar atentos a la voz de Dios para corresponderle con prontitud. Sólo quien escucha a Dios puede responderle debidamente. Al final de la primera lectura la Palabra nos dice que Samuel crecía y que el Señor estaba con él. También al final del relato del Evangelio se nos muestra que los dos discípulos fueron con Jesús, vieron dónde vivía y se quedaron con Él. Todos estos detalles van estrechamente unidos en la experiencia vocacional de cada persona. Además, la Palabra confirma la alegría que sienten aquellos que son llamados por Dios. Es un gozo profundo que llega al corazón y que no se olvida, marca la vida y la divide en dos etapas: el antes del llamado de Dios y el a partir del llamado de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de Dios, propuesta para hoy, nos dice que Dios nos llama con nombre propio para algo grande. Cada persona es llamada continuamente por Dios. El primer y permanente llamado es siempre a estar con Jesús, a ser sus amigos, a disfrutar de su compañía, a conocerle y amarle cada vez más. La Palabra pide un corazón dócil y humilde como el de Samuel, para poder experimentar profundamente el llamado de Dios. Juan y Andrés también seguían con rectitud de corazón a Juan Bautista, estaban fascinados por el ejemplo de su santidad, austeridad y veracidad, ellos, como Samuel, experimentaron la llamada divina en sus vidas. Samuel dijo a Dios: Habla Señor que tu siervo escucha. Juan y Andrés dijeron al Señor: ¿Maestro dónde vives? Esto indica que a Dios se le responde con sinceridad. Es necesario escuchar a Dios y obedecerlo. Todos tenemos vocación, todos somos llamados por Dios a vivir con Él y para Él. Quien escucha el llamado de Dios y lo sigue goza de la compañía de Dios y crece en gracia y sabiduría. Es lo que dice la primera lectura cuando afirma que “Samuel crecía, y el Señor estaba con él”. La experiencia personal de ser llamado por Dios marca definitivamente el corazón, la persona es sellada profundamente por el amor de Dios, es algo que no se olvida y que se recuerda con detalles y con fascinación. Así lo vivieron Juan y Andrés. Al respecto el evangelista nos dice que “fueron con Él, vieron dónde vivía y pasaron aquel día con él. Eran como las cuatro de la tarde”. Cuando se recuerdan con fuerza los detalles, por ejemplo, la hora en que Juan y Andrés estuvieron con Jesús en su casa, cuando el corazón y la memoria retienen con fuerza natural estas cosas, es porque esa experiencia ha tocado el alma y la ha transformado, sucedió algo grande que cambió la vida, que le dio sentido, que la llenó de gozo, los ojos del alma son iluminados con el resplandor de la verdad y ya no se tiene miedo ni duda alguna. Se ve claro por dónde ir, a quién seguir. La Palabra nos recuerda que Dios ha llamado a muchas personas a colaborar en su misión. La vocación es el llamado de Dios a su servicio. El Concilio Vaticano II afirma que todos somos llamados a la santidad, esta es la vocación fundamental que brota del bautismo. San Juan Pablo II nos dijo que todos estamos llamados a la santidad y a la misión, que “el verdadero misionero es el santo” (RM 90). El Papa Francisco nos pide con insistencia ser “callejeros de la fe”, ser una Iglesia en salida misionera. Para lograrlo es necesario dejarse “captar” por Jesús, dejarse cautivar por Él, abrirle espacio en nuestra vida, dejarnos amar, perdonar y transformar por su misericordia infinita. Es indispensable seguirlo y estar con Él. Son maravillosas las palabras de EG 120 que nos animan a ser auténticos misioneros desde el encuentro sencillo y profundo con Jesús: «Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos “discípulos” y “misioneros”, sino que somos siempre “discípulos misioneros”. Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: “¡Hemos encontrado al Mesías!” (Jn 1,41)». Jesús nos pide abrir el corazón para escucharlo. Samuel estaba en el Templo. Es necesario ir al Templo al encuentro con Dios, visitarlo y adorarlo en el Sagrario, participar fructuosamente de la Eucaristía que es la fuente y la meta de toda la vida cristiana; es Cristo mismo quien nos alimenta con su propio Cuerpo y Sangre. No nos dejemos robar la alegría de encontrarnos con Cristo en la Eucaristía, no nos dejemos robar la alegría de escuchar a Cristo en la lectura orante de la Palabra, tanto de modo personal como comunitario. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Todo encuentro con Jesucristo transforma la vida, es un encuentro espiritual que orienta totalmente la vida hacia Dios y hacia el servicio a los demás. La misión es la consecuencia lógica que brota del encuentro con Cristo. La escucha atenta de la Palabra de Dios, siempre genera un compromiso misionero. El Papa Francisco nos dice que tenemos que ser cristianos que salimos a la calle, que abandonemos el confort y las propias seguridades para comunicar a los demás el amor de Cristo que hemos recibido. El corazón del espíritu misionero es el amor a Jesucristo. Para amar a Cristo es necesario habituarse a estar en su presencia para escucharlo, seguirlo y obedecerlo. En todas las circunstancias y etapas de la vida necesitamos escuchar a Dios, nunca dejemos de ser discípulos, de lo contrario no seremos misioneros del Señor. Cristo pide familias que sean escuelas de santidad, a ejemplo de la familia de santa Teresita del Niño Jesús. Siempre debemos promover una atención pastoral de calidad para los niños. De allí lo fundamental que es acompañar y animar a los padres de familia a ser los primeros y constantes catequistas de sus hijos. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos encontramos unidos para vivir el encuentro con el Señor Jesús, el Cordero de Dios, para reconocerlo, escucharlo y anunciarlo con voz de júbilo. Dispongámonos a celebrar con fe y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra En los pasajes de la Palabra que vamos a escuchar encontraremos cómo nuestra relación con Dios es profunda, él nos llama, nos recuerda que somos su templo y que nos invita a buscarlo y reconocerlo como el Cordero de Dios que nos motiva a ir y ver dónde mora. Escuchemos con atención y recogimiento. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Reunidos para celebrar el Día del Señor, plenitud de la revelación del amor de Dios Padre, presentamos nuestras oraciones, diciendo: R. Señor Jesús, escucha y ten piedad 1. Oremos por nuestra Iglesia colombiana y por la Iglesia universal, para que, unida al Papa Francisco en la caridad, siga comunicando con valentía la presencia de Jesús que nos llama a seguirlo y ser sembradores de esperanza, justicia y paz. Roguemos al Señor. 2. Oremos por nuestros pastores, obispos, sacerdotes, diáconos e integrantes de las comunidades de vida apostólica y vida religiosa para que, imitando la prudencia, la mansedumbre y la bondad de Jesús, hagan crecer en la fe, la caridad y la esperanza a cuantos les han sido encomendados. Roguemos al Señor. 3. Oremos por los gobernantes de las naciones y las autoridades civiles y militares, para que, movidos por el espíritu de servicio, construyan con sabiduría y honestidad caminos de unidad y de reconciliación. Roguemos al Señor 4. Oremos por las familias, para que, con caridad, modestia y castidad, permanezcan unidas en el gozo de la fe y alienten el entusiasmo por una vida de amor a Dios y amor entre esposos y hermanos. Roguemos al Señor. 5. Oremos por los enfermos, presos y secuestrados, para que Cristo los sane, les conceda la libertad, los colme de esperanza de vida, y premie y glorifique a quienes han muerto en su misericordia. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Señor, acoge las oraciones que confiados te presentamos por mediación de Jesucristo, quien vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén

Jue 14 Ene 2021

3 Preguntas sobre el motu proprio "Spiritus Domini"

El pasado lunes 11 de enero, el Papa Francisco firmó la carta apostólica en forma demotu proprio"Spiritus Domini" (“El Espíritu del Señor”), donde se informa la modificación del canon 230 sección 1 del Código de Derecho Canónico,acerca del acceso de las personas de sexo femenino al ministerio instituido del lectorado y del acolitado. Para comentar sobre estedocumento emanado directamente del papa, de su propia iniciativa y autoridad(esto significa «motu proprio»), hemos invitado al padre Manuel Hernando Vega León, director del Departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal colombiana. ¿En qué consiste esta disposición papal? El motu proprio “El Espíritu del Señor” del Papa Francisco hace una modificación del canon230 § 1, sobre el acceso de las mujeres a los ministerios instituidos del lectorado y del acolitado, que antes del Concilio Vaticano II eran conocidos como órdenes menores y que luego Su Santidad Pablo VI separó de las sagradas órdenes y quedaron como ministerios laicales, que en la práctica fueron otorgados para quienes se preparan para las órdenes sagradas del diaconado y el presbiterado. Sin embargo, con la puesta en marcha del Concilio Vaticano II y de la teología del laicado, se ha venido dando un amplio desarrollo al tema de la ministerialidad en la Iglesia y del compromiso de todos los bautizados en la edificación de la Iglesia querida por el Señor Jesús. En los últimos años, en las jurisdicciones eclesiásticas se ha promovido la formación y elección de laicos, hombres y mujeres, para realizar servicios tales como: proclamadores de la Palabra, catequistas, animadores o coordinadores de pequeñas comunidades; así mismo, en muchas diócesis se ha establecido el servicio de los ministros extraordinarios de la comunión, que tienen como tarea principal el cuidado y la oración ante el Santísimo Sacramento y la distribución de la Sagrada Eucaristía a los enfermos. Estos servicios han ido adquiriendo cierta formalidad, fruto del sacerdocio común de los fieles, pero que ahora, con la modificación que hace el Papa Francisco, los laicos, especialmente las mujeres, estos ministerios serán otorgados mediante un mandato institucional del obispo diocesano. En algunas parroquias de Colombia se observa que esto que sugiere el Papa se venía aplicando hace algún tiempo. ¿Por qué? Podemos decir que esto hace parte de la implementación del Concilio Vaticano II, que dio una especial relevancia al laico y su misión en el mundo y la Iglesia. Como ya lo describí, la reflexión sobre la misión de los bautizados en la Iglesia es más frecuente y necesaria, los ministros ordenados somos conscientes que la edificación de la Iglesia requiere de la participación activa de todos los que hacemos parte de ella, como también del reconocimiento de la evidente contribución de tantos laicos que se han vinculado a la tarea evangelizadora de la Iglesia, especialmente, por parte de la mujer. Muchos de los servicios en torno a la proclamación de la Palabra y del altar, se han constituido en una práctica autorizada, que, de ahora en adelante por el motu proprio, la Iglesia renueva el papel protagónico de los bautizados comprometidos con la misión evangelizadora de la Iglesia en los ministerios instituidos del lectorado y del acolitado. ¿Cómo se aplicaría en Colombia este motu proprio? ¿La CEC tendría que realizar algún procedimiento para que en las jurisdicciones se aplique de manera oficial? Según la modificación del canon 230 § 1, la Conferencia Episcopal debe ahora determinar la edad y las condiciones para la recepción del ministerio del lectorado y del acolitado en Colombia. Las jurisdicciones eclesiásticas establecerán los programas de formación y acompañamiento de los laicos que se consideren idóneos para estos ministerios. La modificación hecha al canon 230 nos compromete a construir programas más elaborados y completos, que contribuyan a la formación del laicado y al pleno desarrollo de la condición bautismal puesta al servicio y edificación de la Iglesia del Señor Jesús. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar Motu Proprio[/icon]

Jue 3 Dic 2020

Predicación Orante de la Palabra / Adviento – Navidad 2020 - 2011

Predicación Orante de la Palabra Tiempo de Adviento – Navidad 2020 - 2011 [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar predicación orante[/icon]

Jue 22 Oct 2020

¿Cuáles son nuestros deberes para con el prójimo?

TRIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 25 de octubre Primera lectura: Éx 22,20-26 Salmo: 18(17),2-3a.3bc-4.47+51ab (R. 2) Segunda lectura: 1Ts 1,5c-10 Evangelio: Mt 22,34-40 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • ¿Cuáles son nuestros deberes para con el prójimo? (1L) • ¿Por qué es importante abandonar los ídolos para servir a Dios? (2L) • ¿Cuál es el mandamiento principal de la ley? (Ev) 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este domingo trigésimo del Tiempo Ordinario ofrece una línea de reflexión presentada en tres escenarios que llaman la atención: San Mateo en su evangelio presenta la enseñanza de Jesús sobre el más importante de los mandamientos amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma con todo el ser. ("con todo el corazón": cita de Deuteronomio 6,5). Jesús añade que el segundo mandamiento es semejante: amar al prójimo como a uno mismo (Lv 19,18). A lo largo del año este pasaje (entre los tres sinópticos que lo reproducen) se lee hasta siete veces en las eucaristías dominicales y feriales. Al acércanos al texto del libro del Éxodo, en la primera lectura vemos como en realidad el Señor confirma lo que ya había expresado el Antiguo Testamento. Escuchamos las prescripciones que se debían observar en relación con los extranjeros, con las viudas, los huérfanos y aquellos que se veían en la necesidad de pedir prestado o dejar objetos en prenda para poder obtener lo necesario para la vida. Hoy escuchamos unas pocas normas, referentes a la justicia social, o sea, a nuestros deberes para con el prójimo: cómo tratar a los inmigrantes y forasteros, a los pobres y débiles. Prepara así el libro del Éxodo lo que Jesús va a contestar sobre cuál es el mandamiento principal. Y en la primera carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses la enseñanza es profunda y de inmensa actualidad: no se puede separar el amor a Dios, del amor al prójimo, porque el Señor es compasivo y se cuida de todas sus creaturas. El apóstol Pablo alaba la fe de aquella naciente Iglesia y comprueba que el crecimiento espiritual se debe, en primer lugar, a la potencia del Espíritu Santo. Los Tesalonicenses se han vuelto a Dios para servirlo, y viven aguardando la venida de Cristo a quien Dios resucitó de entre los muertos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En este segundo momento de la predicación orante, tengamos tres pensamientos: No podemos olvidar lo esencial. ¿Cuál es el mandamiento principal? Los judíos tenían centenares de preceptos: exactamente 365 "negativos" y 248 "positivos" (los primeros empiezan por "no…", y los otros por "debes..."). No es de extrañar. Toda sociedad organizada tiende a multiplicar con el tiempo sus leyes y normas. A muchos nuestra religión les puede parecer un poco complicada y difícil de entender. Hoy necesitamos en la Iglesia concentrarnos en lo esencial para desprendernos de añadidos secundarios y quedarnos con lo importante: amar a Dios con todas nuestras fuerzas y querer a los demás como me quiero a mí mismo. El amor lo es todo. Amar a Dios "con todo el corazón", o sea, ponerle a él por delante de todo lo demás, es el primer mandamiento: escuchar su Palabra, encontrarnos con él en la oración, amar lo que ama él, hacer nuestro proyecto de vida contando con él, lo que se nos pide en la vida es amar. Ahí está la clave. Lo esencial es vivir ante Dios y ante los demás en una actitud de amor... Pablo alaba a los de Tesalónica porque "abandonando los ídolos, se volvieron a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero". Es un aspecto que hemos de recordar todos, en medio de un mundo que tiende a privilegiar los horizontes meramente materialistas y hasta idolátricos. La única tarea. Hacemos en la vida muchas cosas. Nos movemos y agitamos buscando muchos objetivos. Pero, ¿qué es lo verdaderamente importante? ¿qué es lo que tenemos que hacer para poder acertar? Definitivamente Jesús lo resumió todo en el amor. Todo se reduce a vivir el amor de Dios y el amor a los hermanos. Según Jesús, de aquí se deriva todo lo demás. San Agustín tiene un texto admirable que comenta el evangelio de hoy: “El amor de Dios es el primero como mandamiento, pero el amor al prójimo es el primero como actuación práctica. Aquel que te da el mandamiento del amor en estos dos preceptos, no te enseña primero el amor al prójimo, y después el amor a Dios, sino viceversa. Pero como a Dios no lo vemos todavía, amando al prójimo tú adquieres el mérito para verlo; amando al prójimo tú purificas tu ojo para ver a Dios, como lo afirma san Juan: “Si no amas al hermano que ves, ¿cómo podrás amar a Dios a quien no ves? (Cf. 1 Jn 4, 20). Si sintiendo la exhortación para amar a Dios, tú me dijeses: “muéstrame a aquel que debo amar”, yo no podría responderte sino con las palabras de san Juan: “Ninguno jamás ha visto a Dios” (Cf. Jn 1,8). Pero para que tú no te creas excluido totalmente de la posibilidad de ver a Dios, el mismo Juan dice: “Dios es amor. Quien permanece en el amor permanece en Dios” (1 Jn 4, 16). Tú, por lo tanto, ama al prójimo y mirando dentro de ti donde nazca este amor, en cuanto te es posible, verás a Dios”. San Agustín. Tratado sobre san Juan Tratt. 17, 7-9. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al final del día la Iglesia hace el rezo de completas y en ella se realiza un breve examen de conciencia en el que nos debemos preguntar ¿he amado?, ¿o bien me he buscado a mí mismo, he pensado solo en mis intereses, y he tratado con indiferencia al prójimo? Esto vale para el ambiente de una familia o el de una comunidad religiosa o el de una comunidad parroquial o también el de la sociedad en la que vivimos. El mandamiento del amor es una de esas consignas de Jesús a sus seguidores que, si nos la creyéramos de veras y la pusiéramos en práctica, cambiaría el mundo como con un fermento activo. A propósito de este tema el Papa Francisco nos dice:“La señal visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar el amor de Dios al mundo y a los demás, a su familia, es el amor por los hermanos. El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es el primero no porque está encima del elenco de los mandamientos. Jesús no lo coloca en el vértice, sino al centro, porque es el corazón desde el cual debe partir todo y hacia donde todo debe regresar y servir de referencia. Ya en el Antiguo Testamento la exigencia de ser santos, a imagen de Dios que es santo, comprendía también el deber de ocuparse de las personas más débiles como el forastero, el huérfano, la viuda... A este punto, a la luz de esta palabra de Jesús, el amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor. No podemos separar más la vida religiosa, de piedad, del servicio a los hermanos, de aquellos hermanos concretos que encontramos. No podemos dividir más la oración, el encuentro con Dios en los Sacramentos, de la escucha del otro, de la cercanía a su vida, especialmente a sus heridas. Acuérdense de esto: el amor es la medida de la fe. Tú ¿cuánto amas?... Jesús abre un claro que permite ver dos rostros: el rostro del Padre y aquel del hermano... Y deberíamos preguntarnos, cuando encontramos a uno de estos hermanos, si somos capaces de reconocer el rostro de Cristo en él: ¿somos capaces de esto?”. (Ángelus, 26 de octubre de 2014). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, cada celebración de la eucaristía es un rayo de ese sol sin ocaso, que es Jesús resucitado. Dispongamos todo nuestro ser para participar en la misa dominical que significa entrar en la victoria del Resucitado. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios, expuesta continuamente en la liturgia, es siempre viva y eficaz por el poder del Espíritu Santo, y manifiesta el amor del Padre. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Como Iglesia, reunidos en torno a Jesucristo, supliquemos al Padre y entreguémosle las necesidades de nuestros hermanos, los hombres, diciendo: R. Padre bueno, escúchanos 1. Para que la Iglesia ejerza su misión pastoral con espíritu de servicio y entrega. Oremos al Señor. 2. Para que los gobernantes sean siempre fermento de amor y busquen vivir el mandamiento principal. Oremos al Señor. 3. Para que en el corazón de todos los hombres crezcan siempre sentimientos de paz, de justicia, solidaridad y amor a los hermanos. Oremos al Señor. 4. Para que los enfermos especialmente los agonizantes, encuentren consuelo en tu cruz que es signo de esperanza y de fe. Oremos al Señor. 5. Para que siempre fortalezcamos el deseo de crecer en el conocimiento y el amor a Jesucristo. Oremos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Escucha, Padre, nuestras humildes oraciones. Tú que eres la fuente de toda gracia y bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 15 Oct 2020

El cristiano está llamado a vivir en el mundo sin ser del mundo

VIGÉSIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 18 de octubre de 2020 Primera lectura: Is 45,1.4-6 Salmo: 96(95),1+3.4-5.7-8.9-10a+c (R. 7b) Segunda lectura: 1Ts 1,1-5b Evangelio: Mt 22,15-21 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Dios realiza su plan de salvación en el mundo valiéndose de los seres humanos. • El cristiano está llamado a vivir en el mundo sin ser del mundo. • La autoridad humana viene de la autoridad divina y Dios la permite para establecer el orden en el mundo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el texto de Isaías se describe la acción de Dios a través de Ciro, rey de Persia que gobernó del 550 al 530 a.C., bajo cuyo reinado terminó la cautividad babilónica. El profeta describe al rey como el ungido del cual se vale Dios para realizar su designio de salvación en medio de su pueblo. Algo importante en el texto, es el respeto que Dios manifiesta por la libertad y las decisiones humanas que la gobernante toma con relación al pueblo, a través de estas acciones y del obrar humano, Dios manifiesta su cercanía con el pueblo y va acompañando su destino. El rey es el instrumento humano escogido por Dios para conducir la historia de su pueblo. Un detalle importante del texto es la mención que se hace de Ciro como ungido no por la perfección humana de su persona sino en relación a la misión que Dios le permite ejercer en favor del pueblo; por esta razón, el gobernante es el ungido de Dios porque es preferido para liberar al pueblo del dominio Babilónico. Un detalle que no se puede dejar pasar en el texto es la afirmación “Soy yo, Yahveh”, con ella, se reafirma que Dios es único - el monoteísmo bíblico-, pero también se deja claro que el primer lugar es para Dios y el papel o la mediación del hombre en este caso del gobernante, es secundaria. En todo caso, con el profeta enfatiza que es Dios quien conduce la historia, pero se vale de la actuación del hombre. En el Evangelio se presenta la discusión en torno a la moneda con la figura del emperador que circulaba entre los habitantes del Imperio y que se consideraba una ofensa para el culto judío ya que tenía la figura de Tiberio Cesar emperador de la época y el cual era considerado una divinidad, a tal punto que en la moneda rezaba la siguiente frase: “Tiberio César, Augusto hijo del divino Augusto, supremo sacerdote”, esta inscripción era ofensiva para el culto monoteísta del pueblo judío ya que se consideraba una idolatría tener otra divinidad distinta de Yahveh. La pregunta que le hacen a Jesús va en un doble sentido, por un lado, la cuestión de la idolatría y por el otro, la obligación de cumplir la ley civil pagando el tributo al Cesar. Frente a esta cuestión, Jesús responde sabiamente: dar al Cesar lo que es del Cesar, es decir, cumplir la ley civil sin que esta nos aparte del culto dado a Dios, y a Dios lo que es de Dios, es decir, no olvidar que el primer lugar es para Yahveh, ya que solo a él se debe dar honor y gloria. En otras palabras, podemos expresar que el cristiano vive en el mundo sin ser del mundo mientras cumple con las normas y leyes civiles siempre y cuando estas no vayan en contra de su conciencia moral y no lo aparten de Dios ni lo mundanicen. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Podemos destacar tres énfasis de la Palabra de Dios este domingo: • Dios guía la historia y se vale de la actuación de los hombres. En el caso descrito por el profeta Isaías se relata la acción de Dios que respeta nuestra libertad; pero va conduciendo la historia a través de los hechos humanos, en el caso de un gobernante bueno, en cuanto este se deja conducir por Dios y obra con rectitud, pero también encontramos el caso del mal gobernante o de la persona que actúa mal, en ese caso, Dios respeta la libertad del hombre que obra mal, pero es de aclarar que ese pecado trae consecuencias para todo un pueblo y también ahí Dios permite esas consecuencias sin que eso signifique que busque nuestro mal, ya que Dios respeta las decisiones de los hombres aunque estas sean equivocadas y traigan consecuencias para todos. En todo caso es importante que el gobernante reconozca que su autoridad viene de Dios a quien corresponde el primer lugar, un ejemplo claro que nos encontramos, es el caso del Rey Salomón que para gobernar a su pueblo pido la sabiduría divina. • El cristiano puede dar testimonio de su permanencia en el mundo cumpliendo con los deberes civiles, pero sin dejar que su corazón se contamine con la maldad y la idolatría del mundo. El testimonio de una vida comprometida con el evangelio es una forma sencilla y eficaz para evangelizar; de modo especial en la familia y en los ambientes de trabajo o lugares donde nos encontremos. En este domingo se celebra la jornada mundial de las misiones y es importante recordar que todos somos misioneros por el bautismo y estamos llamados a evangelizar en medio del mundo donde nos encontramos. • Un escrito anónimo de los padres de la Iglesia comenta este evangelio y nos recuerda que: “La imagen de Dios no ha sido pintada en oro, sino moldeada en los hombres. La moneda del César es de oro; la moneda de Dios es el hombre. En las monedas se ve al César; en los hombres se reconoce a Dios. Por tanto, dad vuestras riquezas al César, pero reservad para Dios la inocencia exclusiva de vuestra conciencia, donde se ve a Dios. La imagen del artesano esculpió́ la imagen del César, grabándola con caracteres corruptibles. Sin embargo, la mano divina estampó con diez cinceles vivos la imagen de Dios en el hombre”. Por lo tanto, el hombre debe buscar las cosas de Dios que lo ha creado y ha dejado su imagen grabada en el corazón. La imagen del César pasa; mientras que la imagen de Dios grabada en el hombre, permanece para siempre. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, te pedimos que nos ayudes a actuar correctamente para que tu designio salvífico en la historia humana se cumpla a través de nuestras acciones libres y responsables. Concédenos la capacidad de estar en el mundo cumpliendo con los deberes que son necesarios para mantener temporal de las cosas, pero sin dejarnos contaminar por la maldad y la idolatría del mundo. Ayúdanos a ser cristianos comprometidos con la construcción de un mundo mejor donde demos testimonio del amor a Dios y al prójimo. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Dios nos llama a estar en el mundo y dar testimonio de nuestra vida cristiana anunciando el Evangelio sin dejar que nuestro corazón se mundanice, por eso venimos a esta celebración eucarística a tributar a Dios el honor y la gloria, reconociendo su grandeza y su amor en medio de su pueblo. Participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra Dios se vale de las acciones humanas para guiar y conducir la historia. Toda autoridad humana viene de la autoridad de Dios que gobierna el mundo, pero mientras estamos en el mundo, los seres humanos debemos cumplir con las obligaciones establecidas por los gobernantes, pero sin olvidarnos de Dios a quien corresponde el honor y la gloria. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dios Padre lleno de amor dirige nuestra historia y nos acompaña en nuestro camino respetando nuestra libertad. A él dirigimos nuestra mirada y elevamos nuestra súplica confiada diciendo: R. Padre santo, escúchanos 1. Concede fortaleza y sabiduría a la Iglesia para continuar anunciando el Evangelio a todas las naciones. 2. Otorga rectitud y discernimiento a los gobernantes para que trabajen por el bien común y establezcan el orden entre los pueblos. 3. Bendice y santifica a la familia para que se consolide en la unidad, el respeto y el diálogo en cada uno de sus miembros. 4. Acompaña y dirige los pasos de todos los bautizados, para que con nuestro testimonio de vida seamos discípulos y misioneros de Jesucristo. 5. Conforta y auxilia a los enfermos, especialmente a los que sufren a causa del COVID-19, para que sientan tu presencia en medio de las pruebas y sufrimientos que padecen. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales. Oración conclusiva Recibe, oh Dios, nuestras oraciones que te presentan tus hijos que se dirigen a ti con fe y esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén

Jue 8 Oct 2020

Rituales del Bautismo y del Matrimonio

La Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Departamento de Liturgia, pone a disposición los Rituales del Bautismo y del Matrimonio. [tabs class="horizontal"][tab title="PRESENTACIÓN" icon="Icon name 1"] Cuando hablamos de celebración litúrgica entendemos el acto de culto que realiza la asamblea reunida en nombre de toda la Iglesia. En esta acción se contempla y se actúa el poder salvador de Dios Padre que actúa por mediación de Cristo e ilustra sus contenidos en una amplia variedad de ritos que, realizados a través del lenguaje de los gestos y palabras, con una estructura preformada e institucionalizada de carácter racional, constituyen la acción simbólica que favorece la participación común y la repetición; de ahí que celebrar es actuar en forma ritual. Esta fuerza salvífica se actualiza y se ofrece a los creyentes, principalmente, a través de las acciones litúrgicas que la Iglesia ha definido y que están contenidas en los libros llamados rituales; así mismo, cada acción litúrgica, que en concreto celebra un evento del misterio de salvación, tiene su acción celebrativa como tal y está contenida y descrita en su respectivo ritual. Presentamos ahora los Rituales del Bautismo y del Matrimonio que, respectivamente, celebran la nueva vida divina concedida a través de Cristo y el amor misericordioso de Dios Padre que con su bendición fortalece el compromiso conyugal del amor de la pareja. [/tab][tab title="DETALLE" icon="icon name 2"] Autor(a): Departamento de Liturgia Catálogo: Idioma: Español Número de Páginas: 278 y 254 Editora: Año de publicación: Octubre de 2019 Dimensiones: 17cm x 22,5cm [/tab][tab title="COMENTARIOS" icon="Icon name 1"] [/tab][/tabs] Mayores informes: PBX: 437 55 40 Ext. 264 Cel: 313 8808447 Correo electrónico: libreria@cec.org.co

Mar 6 Oct 2020

“La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie"

VIGÉSIMOCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO[1] 11 de octubre Primera lectura: Is 25,6-10a Salmo: 23(22),1-3a.3b-4.5.6 (R. cf. 5a) Segunda lectura: Flp 4,12-14.19-20 Evangelio: Mt 22,1-14 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Todos estamos invitados a participar del gran banquete que Dios ha preparado para todas las naciones. • La salvación es para toda la humanidad. • Para participar de ese gran banquete es necesario tener el traje adecuado, es decir, estar en comunión con el Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías describe de modo simbólico un gran banquete que se realiza sobre la montaña de Sion, por lo que todo el universo es invitado a participar de este festín que se ofrece de modo gratuito. Los grandes banquetes se celebraban con un motivo muy especial, por lo que la gran ocasión que menciona Isaías es la salvación que Dios ofrece a todos los pueblos y naciones, por ello, se habla de exceso de comidas y manjares para que todos queden saciados, mostrando con ello que Dios nos otorga sus dones en abundancia. El banquete se realiza sobre la montaña para mostrar que es el lugar del encuentro con Dios y destacar la trascendencia, ya que Dios es quien ofrece el banquete e invita a todos a participar de la mesa de la salvación. El profeta anuncia que habrá abundancia de vinos, lo que significa dos cosas: por un lado, la alegría y, por otro, la llegada de los tiempos mesiánicos; por lo que todo se presenta en ambiente de fiesta, se elimina la tristeza y el dolor, y solamente quienes participen del festín podrán superar el duelo y las lágrimas. El llamado a la participación en el banquete, que presenta el Evangelio, es para todos, aunque inicialmente sea dirigido a un grupo particular, en un segundo momento, se extiende a todos los que se encuentran en los cruces de los caminos. Es decir, en primer lugar, la llamada se dirigió al pueblo judío y debido al rechazo de la invitación, se hace un segundo llamado para todos los pueblos y así se manifiesta la universalidad de la salvación. El texto del Evangelio está presentado en clave de alianza y por eso, se habla de las bodas del hijo del rey en la que Dios hace alianza con su pueblo, pero respeta la aceptación o el rechazo de parte de todos, ya que la salvación se ofrece, pero no se impone a nadie, pues Dios siempre respeta la libertad del hombre y una muestra de esto, es el rechazo que se hace del primer llamado y la buena voluntad de participar en el banquete de los segundos invitados. El vestido juega un papel importante en la parábola, ya que es condición indispensable que los invitados lo tengan puesto para participar en el banquete. Tiene muchos significados, entre ellos que se resalta la dignidad de la persona, la gracia y la fe. Pero aquí lo tomamos como símbolo de la comunión, ya que estar todos vestidos del modo adecuado representa la unidad en medio de la diversidad de los invitados y se asemeja a la comunión para poder participar dignamente del banquete. La comunión con Cristo es necesaria para poder recibir la salvación que nos ofrece, en este sentido se aplica la invitación de San Pablo a revestirse de Cristo (Gal. 3, 26-27). Así se deja el hombre viejo y nos revestimos del hombre nuevo por medio del sacramento del bautismo. Tener el traje adecuado indica la disponibilidad para la participación en el banquete que el Señor nos ofrece. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Dios prepara un banquete para sus hijos, pero para participar de él nos pide tener algunas disposiciones que son necesarias: • Entrar en contacto con él y aceptar su invitación genera un ambiente de familiaridad y cercanía, ya que Dios siempre se nos adelanta y dispone todo para que sintamos que es un Padre bueno que cuida de sus hijos y busca su salvación. • Una alegría desbordante, pues la salvación es motivo de gozo. La abundancia del vino en la Biblia indica la llegada de los tiempos mesiánicos que cambia la tristeza en alegría y el llanto lo transforma en gozo, ya que la intervención de Dios siempre se da en favor del hombre. • Vestir el traje adecuado para participar del banquete es la condición para estar en comunión con el anfitrión de la fiesta. Dios nos pide estar en armonía con él, pues la salvación es una oferta que se le hace al hombre y depende de su disponibilidad acogerla o rechazarla. El hombre manifiesta la comunión con Dios en la disposición interior para acoger los dones que se le ofrecen. La invitación del Señor es para todos, ya que no excluye a nadie. Así nos lo recuerda el mismo Papa Francisco: “La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por eso el banquete de los dones del Señor es universal, para todos. A todos se les da la posibilidad de responder a su invitación, a su llamada; nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o exigir una exclusiva. Todo esto nos induce a vencer la costumbre de situarnos cómodamente en el centro, como hacían los jefes de los sacerdotes y los fariseos. Esto no se debe hacer; debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está al margen, incluso ese que es rechazado y despreciado por la sociedad es objeto de la generosidad de Dios. Todos estamos llamados a no reducir el Reino de Dios a las fronteras de la «iglesita» —nuestra «pequeña iglesita»— sino a dilatar la Iglesia a las dimensiones del Reino de Dios. Solamente hay una condición: vestir el traje de bodas, es decir, testimoniar la caridad hacia Dios y el prójimo” (SS. Francisco - Angelus, octubre 12 de 2014). Vivamos con alegría esta celebración dominical y como familia congregados en torno al banquete de la Palabra y la eucaristía, participemos de la fiesta que el Señor ha preparado para todos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, danos disponibilidad para acoger la invitación que nos hace y ser partícipes de su banquete; alegría, para contagiar del gozo de sentirnos salvados por el Señor; fidelidad para mantenernos en comunión con el Señor y llevar con dignidad el vestido de la gracia bautismal. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Con gozo en el corazón nos acercamos al banquete que el Señor ha preparado para nosotros en este día de fiesta, por eso nos reunimos en torno al altar para presentar nuestra vida y el fruto de nuestro trabajo diario, con el deseo de permanecer unidos a Cristo que hoy se nos ofrece como alimento único y verdadero. Dispongámonos a participemos con fe en esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos recuerda que Dios nos prepara un banquete y espera a que le respondamos con generosidad mediante nuestra participación y el uso del traje adecuado para la fiesta. El apóstol Pablo nos recuerda que el cristiano no está solo frente a las dificultades, pues todo es posible en Cristo que nos fortalece. Escuchemos con fe y alegría la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: A Dios Padre de bondad, elevemos nuestras suplicas unidos a la oración de toda la Iglesia. Digamos con fe: R. Dios de amor, escúchanos 1. Para que la Iglesia se renueve constantemente a la luz del Evangelio y consolide nuevos vínculos de unidad entre los pueblos. Oremos 2. Para que los gobernantes encuentren caminos que busquen fomentar la fraternidad, la justicia y la reconciliación entre los miembros de sus comunidades. Oremos 3. Para que la familia como Iglesia doméstica crezca en el amor, el diálogo y el respeto. Oremos 4. Para que los enfermos y quienes padecen en el cuerpo o en el espíritu se fortalezcan en la fe y reciban paz y consuelo en sus dificultades. Oremos 5. Para que nuestra comunidad cristiana se revista de la fuerza del Espíritu y participe con dignidad del banquete de la mesa del Señor. Oremos En un momento de silencio presentemos nuestras intenciones personales. Oración conclusiva Padre bueno y misericordioso acoge favorable las súplicas que te dirigimos con fe y esperanza Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén. [1] Elaborado por el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) y Coordinado por el Dpto. de Liturgia. (2020). Predicación Orante de la Palabra, II. Santísima Trinidad a Cristo Rey, Ciclo A.[1] Elaborado por el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) y Coordinado por el Dpto. de Liturgia. (2020). Predicación Orante de la Palabra, II. Santísima Trinidad a Cristo Rey, Ciclo A.

Mar 29 Sep 2020

Él hará que la piedra desechada se convierta entonces en piedra angular

VIGÉSIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 4 de octubre Primera lectura: Is 5,1-7 Salmo: 80(79),9+12.13-14.15-16.19-20 (R. cf. 15c) Segunda lectura: Flp 4,6-9 Evangelio: Mt 21,33-43 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Este domingo nos ofrece unas lecturas que nos pueden hacer reflexionar sobre tres temáticas, las cuales pueden complementarse, la una con la otra: • Por una parte, el profeta Isaías, narra una parábola sobra la viña del Señor, la viña del Señor es el pueblo de Israel; en la misma línea temática, se articulan las estrofas del salmo 80(79). • La segunda lectura de la carta del apóstol a los filipenses, viene educando a la comunidad y les brinda unos consejos finales, que tienen que ver con la oración a Dios, una oración de súplica y acción de gracias que se hace agradable a Dios. • El Evangelio de Mateo, presenta la parábola de los viñadores homicidas, que no reconocen a los administradores de la viña, y asesinan al hijo del dueño de la viña, para apropiarse de ella. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Se evidencia una línea temática que traspasa la primera lectura del profeta Isaías, el salmo 80 (79) y el Evangelio del Señor. Así, de esta manera los tres temas propuestos inicialmente, pueden complementarse ampliamente, adoptando un único tema a desarrollar que es la Viña del Señor, tratando de señalar las complementariedades y ampliaciones de significado que da el Evangelio. El profeta Isaías muestra que Dios es el viñador, el dueño de la viña, que prepara de manera cuidadosa y hasta amorosa el terreno para quienes han de dar fruto en esa viña. Se presenta una comparación entre la viña que el dueño preparó para que diese uvas con la calidad de la cepa, y en cambio dio agraces, es decir, un fruto agrio, zarzas y espinos. La consecuencia es que este terreno se convierte en desierto, un lugar donde no se puede sembrar nada. El siguiente elemento importante para destacar, es la viña, símbolo del pueblo de Israel, a quién Dios, desde la salida de Egipto donde se encontraba esclavo, fue liberado (salmo 80), y le va preparando un terreno, una tierra prometida, para que alcanzase su liberación y diese frutos de justicia y honradez; sin embargo, lo que ha producido son asesinatos y desolación en el territorio. El evangelista San Mateo desde el capítulo 19, viene desarrollando la narrativa de cómo será la próxima venida del Reino de los cielos; por ello, pone en labios de Jesús, esta parábola de los viñadores homicidas, situando el énfasis, no tanto en el terreno que representa al pueblo de Israel que da frutos agrios como lo muestra Isaías, sino en la manera cómo el pueblo creyéndose dueño de la viña, asesina a los administradores de la viña, focalizándolo en la muerte del Hijo del dueño de la viña. La consecuencia es que Dios, dueño de la viña, arrancará ese pueblo, y arrendará su viña a un pueblo que le produzca frutos; y centra la atención en una figura arquitectónica de la piedra angular que es desechada, mostrando que es a Jesús, el Hijo de Dios, a quien desechan, e identificando los viñadores homicidas con los sacerdotes, fariseos y, en general, con el pueblo judío que rechaza al mismo Hijo de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Una primera aproximación que se puede hacer de estos textos, puede partir de identificar la viña del Señor, como la tierra entera e identificarla con el cuidado de la casa común, teniendo en cuenta que la humanidad, si no administra rectamente, cuida y protege la tierra que el Señor le dio, las consecuencias son irreversibles, evidenciando cómo la tierra se va arideciendo, a causa de la explotación minera, extracción de hidrocarburos, contaminación y explotación de los recursos naturales de manera indiscriminada, que no permite que haya cultivos; las consecuencias son desastrosas para la misma humanidad que no cuida y administra rectamente la viña del Señor que le ha dado a administrar. También, se puede aplicar esta parábola de la viña, al pueblo de Israel, pero a todos los pueblos, a quienes Dios se les ha manifestado, y que progresivamente se van secularizando, desconociendo al mismo Dios, Padre y Creador. El ser humano que se va ensoberbeciendo y creyéndose hasta dios sin Dios, se cree el dueño de toda la creación, y dispone irresponsablemente los recursos para su propio beneficio de manera egoísta, sin pensar en las consecuencias. El ser humano que desconoce la obra de Dios en su vida, se aleja progresivamente, y se vuelve un asesino, cometiendo injusticias, arideciendo su vida y no permitiendo que el fruto del Reino crezca ni madure en él. El Evangelio da un paso más en la interpretación de la parábola de los viñadores homicidas e identifica de manera significativa, los administradores que han ido preparando el camino para que reconozcan al Hijo del Dueño de la Viña. Son los innumerables profetas, sacerdotes, misioneros, religiosos, religiosas, consagrados, que administran los bienes del señor, sin creerse dueños, pero que, por su justicia y honradez, les viene como consecuencia la persecución, el rechazo y hasta los asesinatos de muchos de ellos. El texto muestra de manera magistral cómo el Hijo del Dueño de la viña, Jesucristo, es rechazado, expulsado y asesinado por el mismo pueblo; a Él Dios lo resucita, rescatando y haciendo un nuevo pueblo que lo sirva en justicia y santidad. La Parábola de los viñadores homicidas, muestra un tema que brinda significación amplia; y es la manifestación de Dios no solo al pueblo escogido Israel, sino que brinda la universalidad de la salvación para todos los seres humanos de buena voluntad, que, trascendiendo las razas, nacionalidades, culturas, e incluso religiones crean en el Hijo de Dios, Jesucristo. Él es la piedra angular desechada por los arquitectos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Palabra de Dios este domingo nos sitúa en una serie de interrogantes que nos empujan a identificar en qué lugar me ubico. ¿Qué clase de terreno soy? ¿soy de la viña que produce frutos, en abundancia para la mayor gloria de Dios o por el contrario soy terreno árido, baldío, en el cual la Palabra de Dios no ha renacido y no da futo, o da frutos agrios de maldad que no ayudan a la construcción del Reino de Dios? Por otra parte, la parábola de los viñadores homicidas, me interroga si soy de esos viñadores que asesinan la palabra, que critican a los profetas que preparan el camino del Señor; o soy de los profetas, que siembran la palabra, permanecen fieles y justos, a pesar de las contradicciones y persecuciones que se produzcan por el hecho de creer en Jesucristo, y tratar de llevar una vida coherente con el Evangelio. Finalmente, en relación con la misión y configuración, el Evangelio interroga: ¿cómo es mi relación con Jesucristo, lo acepto, lo glorifico en mi vida, o lo crucifico, lo rechazo, no es la piedra angular que rige mi vida y mis actos?; o ¿soy el administrador fiel y justo que busca anunciar su palabra y permanece fiel a pesar de las críticas y consecuencias que se deriven de su seguimiento? II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos y hermanas bienvenidos a la Eucaristía dominical, donde como pueblo creyente en Dios, nos comprometemos a construir su Reino, dando frutos de amor, paz, y justicia para toda la humanidad, y en donde la Palabra y el Cuerpo de Cristo nos nutren y nos fortalecen para ser un pueblo santo que tiene como meta el reino y como mandato la ley del amor. Participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra El banquete de la Palabra nos presenta a Jesucristo como la piedra angular sobre la cual debemos edificar toda nuestra vida. Seamos administradores fieles y solícitos que hacen la voluntad de Dios escuchando y poniendo en práctica su Palabra. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: El Dios, dueño de la viña, nos ha puesto como administradores, dirijamos humildemente nuestras plegarias aclamando: R. Dueño de la viña, escucha nuestra oración 1. Por el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos; para que como administradores de la heredad que el Señor ha puesto en nuestras manos produzcamos frutos de justicia y santidad. Roguemos al Señor. 2. Por los presidentes, gobernadores, alcaldes y administradores públicos; para que sepan orientar los recursos de manera honrada, hacia la protección del medio ambiente y el cuidado de la creación. Roguemos al Señor. 3. Por los niños y jóvenes, para que les enseñemos a administrar rectamente sus vidas y orientar sus decisiones hacia el bienestar común, y así puedan dar frutos abundantes de paz, amor y reconciliación para todos. Roguemos al señor. 4. Por las vocaciones a la vida religiosa, sacerdotal y matrimonial, para que en el ejercicio del discernimiento puedan dar frutos abundantes para la mayor gloria del Reino de Dios. Roguemos al Señor. 5. Por los cristianos perseguidos para que, siendo fieles en medio de las persecuciones, el Señor les de fuerza en la tribulación y perseverancia en el bien obrar. Roguemos al señor. 6. Por todos los que han muerto víctimas de las persecuciones: sacerdotes, religiosas, consagrados y fieles laicos, para que el Señor los premie con la palma de la vida eterna. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Atiende benigno Señor estas súplicas, que te presentamos con fe. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén