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Liturgia

Vie 7 Jun 2019

“Como el Padre me envío, también YO los envío”

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,1-11 Salmo: 104(103),1ab+24ac.29bc-30.31+34 (R. cf. 30) Segunda lectura: 1Corintios 12,3b-7.12-13 Evangelio: Juan 20,19-23 Introducción Hay una riqueza temática, no se puede abordar toda; el tema elegido depende de las lecturas y la realidad más sentida de la comunidad, un tema bien abordado propiciará el crecimiento de la comunidad, se avanza paso a paso, no es necesario abordar todo. Algunos posibles enfoques pueden ser: El Espíritu Santo en la revelación; la acción del Espíritu Santo en la Iglesia; el primer Pentecostés cristiano; El permanente Pentecostés en la Iglesia; El don del Espíritu y el Sacramento de la Reconciliación; la fiesta de Pentecostés. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos narran la experiencia del Espíritu santo en la comunidad de los creyentes de Jesús de Nazaret, en ellos se cumple la Promesa del Padre, promesa que es destinada a todos. Hch 2, 1-11 narra lo acontecido en la fiesta de Pentecostés de aquel año de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Los discípulos permanecen reunidos, “Todos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de María la Madre de Jesús” (Hch 1, 14), y en este ambiente de oración, acontece el cumplimiento de la Promesa, la venida del Espíritu Santo. Su llegada se describe con unos signos sensibles: “ruido de ráfaga de viento, lenguas de fuego, hablar lenguas”, signos que anuncian y hacen visible que algo novedoso y extraordinario está aconteciendo. Los vv. 5-13 narran el principal efecto del Espíritu sobre aquellos a quienes les fue concedido: La evangelización en la propia lengua. El Espíritu, Promesa del Padre, “Fuerza de lo alto” produce unos efectos extraordinarios que la comunidad experimentó y fue necesario profundizar en su comprensión. Muchos textos dan testimonio de ello. El apóstol Pablo, en la Primera carta a los corintios, aborda el tema de los dones del Espíritu Santo, especialmente en los capítulos 12 al 14. Precisa: “con relación a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que vivan en la ignorancia” (1 Cor 12,1), abre un llamado a la reflexión y comprensión. Sobre los efectos extraordinarios, el apóstol establece unos criterios claros: 1. Hay diferentes dones, servicios o actividades; 2. Todos tienen el mismo origen, proceden del mismo Espíritu; 3. Su objetivo práctico es la edificación de la Iglesia, “el Espíritu se manifiesta para provecho común”; 4. La conformación de la Iglesia no solo es “carismática”, ella se origina por el bautismo y los dones del espíritu ayudan a mantener la unidad, “un solo cuerpo”; 5. No existe una confrontación entre don y ministerio, pues los “ministerios” provienen del mismo Señor. Para hacer comprensible su enseñanza, el Apóstol, echa mano de la imagen del cuerpo, formado por distintos miembros pero todos en unión y orientados al provecho común del mismo y de todo el cuerpo. El Evangelio muestra como el Espíritu es fruto del misterio Pascual de Jesús. Jn 20, 19-23 nos habla del encuentro del Resucitado con sus discípulos al atardecer del día de la Resurrección. El punto de partida narra la situación de los discípulos sin la presencia del Resucitado: encerrados, llenos de miedo. El Resucitado se hace presente y cambia esta realidad, saluda varias veces con el “don de la paz”, se identifica mostrando los rastros de la cruz y pasión, ante lo cual los discípulos se llenaron de alegría. Este encuentro está lleno de regalos y motivos de gozo y alegría: Ven al Resucitado, reciben la fuerza del Espíritu Santo, reciben un mandato nuevo con autoridad, “como el Padre me envío, también YO los envío”, y les encomienda la misión del perdón de los pecados, “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”. El salmo 104 (103) invita a cantar la obra divina de la creación; en este contexto es una sugestiva indicación a ver la acción del Espíritu en toda la creación, por eso la creación es motivo de alabanza y bendición. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Escritura me invita a interiorizar el cumplimiento de la Promesa, es decir la presencia del Espíritu Santo, fuerza dinamizadora de la Iglesia. Así como al inicio de la creación, el Espíritu Santo actuaba en ella y/o sobre ella, ahora debo ver que la comunidad de creyentes en Jesús de Nazaret es la nueva creación en la que actúa el Espíritu Santo con sus manifestaciones extraordinarias. Entre las manifestaciones más evidentes me invita a experimentar la alegría, la paz, la reconciliación con el perdón de los pecados, la unidad de la Iglesia, la presencia del Resucitado de manera misteriosa en medio de la comunidad. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? Un primer elemento a compartir con la comunidad es la importancia y el papel dinamizador del Espíritu Santo en medio de la nueva comunidad. El Espíritu Santo, Promesa del Padre, es fruto del misterio Pascual de Jesús, Él actualiza o hace presente este misterio en la vida de cada creyente a través de los Sacramentos, en ellos actúa el poder del Espíritu y se renueva el misterio Pascual de Jesús. Con los sacramentos se vivifica la Iglesia; la segunda lectura habla del Bautismo, el Evangelio narra el origen pascual de la Penitencia, es decir del perdón de los pecados de forma sacramental y no solo en la dimensión cotidiana y espiritual. Hay que evidenciar a la comunidad este estrecho vínculo existente entre Misterio Pascual, que ya incluye el don del Espíritu Santo, y la vivencia de los sacramentos. Ellos son una manifestación súper – extraordinaria del poder del Espíritu Santo. Un segundo elemento a compartir son los diferentes dones del Espíritu Santo; no solo los siete dones conocidos, sino las diferentes manifestaciones del espíritu en manera concreta en cada creyente, no hay que acentuar lo misterioso, incomprensible y hasta llamativo de algunos de ellos, sino subrayar la importancia de algunos dones o frutos del Espíritu que evidencian la correcta recepción espiritual y ayudan al objetivo de edificar la Iglesia, como son la alegría, el gozo cristiano, la paz, el perdón sacramental, la unidad misma de la Iglesia, el “hambre” por vivir los sacramentos; manifestaciones del Espíritu que debe caracterizar al discípulo del resucitado. Bajo esta premisa se comprende la insistencia del Papa Francisco sobre la alegría que marca el evangelio, la vivencia de un gozo altamente cristiano que busque siempre la unidad de los creyentes en Jesús, que se esté al servicio de la evangelización. Un tercer elemento que se puede colorear es la profunda vinculación del Espíritu con la Iglesia. Sus dones y carismas son para la edificación de la Iglesia, para el provecho común, para dar solidez y UNIDAD al cuerpo de Cristo que es su Iglesia. El Espíritu suscita diversos dones, carismas… movimientos pero nunca suscita división o separación del Cuerpo de Cristo. Una norma clara para mantener la unidad es “nada sin el párroco”, “nunca y nada sin el obispo”, y desde luego en respeto y unidad efectiva con el Vicario de Cristo, el Papa, ellos por el ministerio recibido, don del Espíritu Santo, son garantía y fuente de la unidad y de la Comunión con toda la Iglesia, cuerpo de Jesús. Tener el Espíritu Santo o uno de sus dones no puede ser fuente para dividir la Iglesia. Un breve apunte, la Promesa del Padre es una realidad que garantiza la evangelización, el Espíritu Santo es la fuerza dinamizadora de la Iglesia. Todo discípulo, en su propia lengua y bajo el influjo del Espíritu Santo debe “hablar de las maravillas de Dios”, siempre en unidad con toda la Iglesia, nunca por encima o en contraposición con los ministros de la Iglesia, pues ya no sería un don del Espíritu Santo. La Evangelización en unidad eclesial es tarea de todos los bautizados. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Mi encuentro con Jesús se realiza gracias a la acción del Espíritu Santo en mi vida, presencia eficaz sobre todo en los sacramentos, los cuales no debo realizar de manera mecánica o robótica, como repitiendo gestos o expresiones de exigencia social o de costumbre. Los Sacramentos, aquellos que yo vivo, son celebraciones íntimas y eclesiales en las cuales me encuentro de forma personal y comunitaria con Jesús Resucitado. El sacramento es una experiencia personal, pero no privada, yo vivo mi encuentro con Jesús, recibo la acción del Espíritu Santo, pero todo ello, aunque para provecho personal tiene también un objetivo común o eclesial, mi experiencia es para el bien de toda la Iglesia, la gracia que recibo y los dones que se me conceden son en beneficio de todo el cuerpo de Cristo: su Iglesia. Nada me autoriza apropiarme mezquinamente de una dimensión tan universal. Los Sacramentos son una creación de Jesús Resucitado, quienes se oponen a ellos se oponen y contradicen a Jesús de Nazaret. Un Sacramento que ha sido devaluado en los últimos tiempos es el de la confesión, la reconciliación, por eso el encuentro con Jesús me anima a la misión e compartir la riqueza de este sacramento fruto y acción del Espíritu Santo. Este Sacramento del Perdón de los pecados, sin ambigüedad hay que decir: El Señor lo creó, Él nos lo entregó. El católico no puede dejarse llenar de la “basura” que los enemigos de la fe proponen y difunden diciendo “no es necesario confesarse con otro hombre, quizás más pecador que quien se confiesa”. Si fuera así el responsable sería el Señor que fue quien lo inventó. Al respecto se debe precisar: 1. El sacramento es creación del Resucitado. ¿A quién vas a creer y obedecer? ¿a Jesús que lo creó y lo entregó a la Iglesia o a un “iluminado” que se opone a este mandato de Jesús? 2. La condición del sacerdote no es la que garantiza el perdón del pecado. Jesús dice que es fruto del ministerio recibido, del poder que el resucitado da, el efecto depende del Espíritu Santo y la autoridad dada “Como el Padre me envió, así Yo los envío a ustedes”, es decir con autoridad. Recuerde que a Jesús mismo se le criticó y se le condenó diciendo que Él no tenía poder para perdonar pecados, “Los escribas y fariseos empezaron a pensar. ¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?” (Lc 5, 21). Hoy todavía hay muchos fariseos que siguen criticando a Jesús porque sigue perdonando a través del sacerdote. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Podría tenerse como signo o ambientación para la celebración un mensaje en torno a los dones o a los frutos del Espíritu Santo. 2. Como sugerencia: se podría dar relieve a la Secuencia, que en la mayoría de las partes se hace como un rito mecánico y a veces sin sentido: Se podría preparar fotocopias con la secuencia y a su momento, se proclame por toda la Asamblea, dando un espacio entre estrofa y estrofa, para la meditación o interiorización. 3. Tener presente que esta Solemnidad tiene formulario propio para la Misa de la Vigilia y la Misa del día, pp. 279-287 del Misal. Es conveniente seguir el Canon Romano o Plegaria Eucarística I, con el “Reunidos en comunión” propio. 4. Darle el verdadero valor a la Vigilia de Pentecostés, con su identidad litúrgica propia, sin prolongarla innecesariamente o recargarla con demasiados signos o fraccionar la asamblea. 5. Para la Misa Vespertina de la Vigilia: “En esta Misa la Liturgia de la Palabra se puede celebrar o de forma breve o bien de forma extensa: • Forma breve de la Liturgia de la Palabra: se escoge como primera lectura una de las cuatro lecturas de aparecen en el leccionario, y como salmo de respuesta el último (salmo 104 (103), pág. 190. • Forma extensa de la Liturgia de la Palabra: se pueden leer las cuatro lecturas o algunas de ellas, seguida cada una de su respectivo Salmo”, (Leccionario Dominical C, páginas 199 ss.) 6. Hoy inicia la Semana de Oración por la Unidad de los Cristiano. 7. Para tener en cuenta: hoy termina el Tiempo Pascual. Después de la última Misa, en la noche, se apaga el cirio pascual y se retira del presbiterio; conviene colocarlo decorosamente en el bautisterio para que arda durante la celebración del Bautismo y poder encender en él los cirios de los bautizados; igualmente, en las exequias se prefiere el cirio pascual cerca al féretro (cf. Ritual de Exequias, edición 2001, pág. 27, al referirse a la ubicación del féretro en el templo). El lunes y el martes siguientes, en las Misas con participación del pueblo, se puede celebrar la Misa del día de Pentecostés o una de las votivas del Espíritu Santo.

Mar 4 Jun 2019

Acerquemos la Palabra de Dios, adquiere la Predicación Orante

La Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Departamento de Liturgia, pone a disposición de ministros ordenados, religiosos y laicos laPredicación Orante de la Palabra y las Moniciones y Oración Universal de los Fieles. [tabs class="horizontal"][tab title="PRESENTACIÓN" icon="Icon name 1"] Estas orientaciones para La Predicación Orante de la Palabra y las Moniciones y Oración Universal, que presenta el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), coordinado por el Departamento de Liturgai, están elaboradas siguiendo la forma comcreta de escuchar lo que el Señor quiere decir en su Palabra y permitir que el Espíritu Santo transforme a todo aquel que sea tocado por esta Palabra. Igualmente, motiva para que todo el que se acerque a este subsidio también ofrende un tiempo prudente de oración, a la lectura de la Palabra de Dios para que ella hiera al predicador y, a través de él, al pueblo de Dios que participa en la celebración litúrgica. Como tema de profunidazación sobre esta importancia y necesidad del encuentro privilegiado del ministro de la homilía con la Palabra que será proclamada y predicada, se ofrece la reflexión "Primero Comunicarnos con Dios, para luego Comunicarnos con la Asamblea". El II Tomo comprende desde el inicio de la Solemnidad de la Santísima Trinidad hasta la Solemnidad de Cristo Rey, con el que se cierra el Año Litúrgico del Ciclo C Departamento de Liturgia Conferencia Episcopal de Colombia [/tab][tab title="DETALLE" icon="icon name 2"] Autor(a): Departamento de Liturgia Catálogo: Liturgia Idioma: Español Número de Páginas:151 Editora: . Año de publicación:Mayo 2019 Dimensiones: 17cm x 24cm [/tab][tab title="COMENTARIOS" icon="Icon name 1"] [/tab][/tabs] Mayores informes: PBX: 437 55 40 Ext. 264 Correo electrónico: libreria@cec.org.co

Sáb 20 Abr 2019

Sábado Santo: Vigilia Pascual

La vigilia de esta noche es el punto culminante del Triduo Pascual. Es la gran celebración del año litúrgico, porque en ella se celebra con júbilo la resurrección de Jesucristo. Es una celebración para vivirla con toda la intensidad necesaria, pues ella inaugura la cincuentena festiva de Pascua que, a la manera de un gran domingo, se prolonga desde esta noche hasta la solemnidad de Pentecostés. Unos momentos muy bellos se desarrollan en la celebración, iniciando con la bendición del fuego para encender el cirio pascual que representa a Cristo luz del mundo y del que todos los fieles congregados en el templo toman luz para sus cirios. Seguidamente, la liturgia de la Palabra que, entretejida por cantos y oraciones, va proclamando la historia de la salvación. Estas lecturas unidas al Gloria y al Aleluya, son la mejor narración del acontecimiento que celebramos este día: la resurrección de nuestro Salvador. Se continúa con la liturgia bautismal, momento para renovar nuestro bautismo. Y, finalmente, la liturgia de la Eucaristía, donde culmina la celebración pascual; allí se concentra la conmemoración más significante por el pan y el vino, que es un banquete pascual, signo de entrega y permanencia de muerte, de vida y de resurrección. Este es el núcleo, este es el corazón de nuestra vida de fe. Vivámosla con toda la alegría. ¡Aleluya, aleluya, el Señor resucitó!

Mar 5 Mar 2019

Guía para la Celebración del Miércoles de Ceniza

Este miércoles 06 de febrero, con la imposición de la ceniza, se da inicio al tiempo de la Cuaresma. La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del departamento de Liturgia, pone a disposición un subsidio para animar la celebración de este día. La celebración de la ceniza es el inicio de una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. La celebración litúrgica del Miércoles de Ceniza, que se caracteriza por el mensaje bíblico: "Convertíos y creed en el Evangelio", y por la expresión: "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca de la necesidad que tenemos de abrirnos a la conversión, recordando la fragilidad de la vida humana sujeta a la muerte. Así, pues, la Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón del hombre. [icon class='fa fa-download fa-2x'] ​DECARGAR: Celebración de la liturgia - Miércoels de Ceniza – Miércoles de Ceniza[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']​DECARGAR: Predicación Orante – Miércoles de Ceniza[/icon]

Jue 24 Ene 2019

La Palabra de Dios es viva y eficaz

La liturgia e la Palabra de este domingo nos ofrece las siguientes líneas de reflexión: En primer lugar,en este domingo damos inicio a la lectura continuada del Evangelio de Lucas, que nos acompañará durante todo el año litúrgico. Puede ser oportuno hacer una breve referencia a la intencionalidad de este evangelio. “después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido…” Lc. 1,1-4 Hoy la Palabra nos invita a contemplar la acción amorosa de Dios, que reconstruye, salva y libera al hombre que cree y confía en Él. También, los textos presentan la centralidad que tiene la Palabra de Dios para el pueblo creyente “Tus palabra, Señor, son espíritu y vida” (Aclamación del salmo 18) Este domingo podemos resaltar el valor que tiene la Palabra de Dios para los creyentes, puesto que “En los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la Palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual. Muy a propósito se aplican a la Sagrada Escritura estas palabras: “Pues la palabra de Dios es viva y eficaz”, “Que puede edificar y dar la herencia a todos los que han sido santificados”. DV 21 Primera lectura: Nehemías 8,2-4a.5-6.8-10 Salmo: 19(18),8.9.10.15 (R. Jn 6,63c) Segunda lectura: 1Corintios 12,12-30 Evangelio: Lucas 1,1-4; 4,14-21 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro de Nehemías narra un acontecimiento lleno de júbilo. Luego del destierro y el retorno del pueblo de Israel a la tierra prometida, la reconstrucción del templo y la restauración de Israel, no fue una tarea fácil. En este contexto Nehemías regresa y junto con Esdras, emprenden la restauración social y religiosa del pueblo de la alianza. Hoy leemos un breve resumen, una jornada memorable para el pueblo de Israel; se desarrolla en Jerusalén, es la lectura pública y solemne de la Palabra de Dios, que estaba casi olvidada por el hecho del destierro en Babilonia. La solemnidad de esta celebración, los gestos del pueblo, son expresión del gozo que se siente al ser proclamada públicamente la ley. El salmo 18 exalta la importancia de la Ley y de la Palabra, “los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón” estas palabras son la exclamación de un pueblo que al ser repatriado, encuentra en la ley, la norma de vida “tus palabras, Señor son espíritu y vida”. Pablo al dirigirse a los Corintios, después de haber anunciado que en la comunidad cristiana hay diversidad de dones y carismas (segunda lectura del domingo pasado), hoy el apóstol nos recuerda que por el bautismo fuimos injertados a un cuerpo, la Iglesia. Como miembros de ese cuerpo tenemos una misión concreta: la unidad, el trabajo a favor de todo el cuerpo, la comunión entre todos los miembros, en especial con la cabeza, que es Cristo. Hoy empezamos la lectura del Evangelio según San Lucas, estas primeras líneas son un prólogo construido a partir de los testigos y la tradición viva “de los hechos que se han verificado entre nosotros”, esta es la introducción a todo el libro. El ministerio de Jesús empieza en Galilea, en la sinagoga de Nazaret, donde Jesús, después de haber leído solemnemente el libro del profeta Isaías, afirma “hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” y expresa la primera reacción de su oyentes “toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él”. Jesús hace suyas las palabras anunciadas por el profeta, Jesús es el salvador, especialmente de los más débiles, de los que sufren. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Liturgia de la Palabra de este domingo posee una solemnidad muy particular, no solo por el contenido del mensaje, sino por el modo como se hace la proclamación del texto sagrado. En efecto, tanto Esdras en el libro de Nehemías, como Jesús en el Evangelio de Lucas, proclaman la Palabra desde un estrado, un lugar visible, que reviste solemnidad. El tomar el libro de la Ley o del Profeta, proclamar la palabra y explicarla, son gestos que manifiestan que no es cualquier palabra o discurso la que se proclama, es Palabra de Dios. La reacción de los oyentes también es muy elocuente; en el libro de Nehemías, Esdras proclama el libro de la Ley, la gente se pone de pie y sigue con atención la lectura, todos se llenan de alegría, lloran y celebran porque oyen nuevamente la voz de Dios, el día consagrado a Él. En el Evangelio la actitud de los oyentes es sugestiva “todos tenían los ojos fijos en él”. El Evangelio de este domingo presenta a Jesús como enviado de Dios y ungido por el Espíritu Santo, es el que anuncia la salvación a los pobres, los cautivos, los ciegos y oprimidos; y en Jesús se cumple lo dicho por el profeta “me ha ungido y me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres”. Jesús al empezar su ministerio pone de manifiesto cual va a ser su misión entre los hombres, es clarísima su predilección por los más débiles y oprimidos por la sociedad. En este contexto de la comunidad reunida para escuchar la Palabra, me parece oportuno hacer eco al mensaje de Pablo en la primera carta a los Corintios; estamos unidos a Cristo, Él es la cabeza del cuerpo de la Iglesia, nosotros sus miembros, y la Palabra misma reaviva, cada domingo, cuál es la misión que como bautizados tenemos en la Iglesia. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? Dios quiere colocar hoy en nuestro corazón la grandeza e importancia de su Palabra, como fuerza iluminadora y transformadora de la vida, como lo describe el salmista. Hemos escuchado que el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la ley, pero también hemos escuchado la exhortación “No haganduelo ni lloren. Coman alimentos exquisitos, beban vino dulce y envíen porciones a quien no tiene. Pues este es el día consagrado a nuestro Dios”. Desde 1965 toda la Iglesia oye la Palabra en su propia lengua, se puede tener en los hogares para su meditación, se forman los lectores, ministros proclamadores, para anunciar y explicar la Palabra de Dios, con el fin de que sea anunciada solemnemente, como luz y alimento espiritual para nuestro camino. Haremos bien en alegrarnos nosotros mismos, porque para nosotros, Cristo, es la Palabra hecha carne, Él es nuestra salvación y el liberador de nuestros males, como se proclama en el Evangelio. En la plegaria eucarística IV del Misal,, se da gracias a Dios, por su Hijo Jesucristo, quien “anuncio la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo”, estas expresiones del texto litúrgico son una buena síntesis de la misión del Señor, que ha optado por los pobres y afligidos de nuestra sociedad. Si Jesús es el cumplimiento de lo anunciado en el Antiguo Testamento, también Él, es para nosotros motivo de plenitud, en el servicio a los más necesitados, Cristo sigue salvando y liberando a los pobres y oprimidos a través de nosotros. Así como sus primeros oyentes, hoy estamos invitados a poner la mirada en Él, a aprender de Él y asumir su opción preferencial, puesto que en Él esta nuestra alegría y salvación. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La Iglesia debe seguir creciendo en el conocimiento de la Palabra, en la atenta escucha y explicación de la misma, de ahí la importancia de la preparación de nuestros catequistas, de los proclamadores de la Palabra, de los agentes de pastoral y en especial de las familias, quienes tienen la responsabilidad de hacer el primer anuncio del Evangelio en sus hogares. La veneración digna del libro sagrado en nuestra casa, será signo elocuente del aprecio, respeto y obediencia que le debemos a Dios, que se comunica con nosotros mediante palabras que es luz y guía para nuestros pasos. Todos estamos llamados a colocar nuestra mirada en Jesús, a escucharlo y a poner por obra su mensaje de salvación. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Conviene que la Palabra Divina que se va a proclamar, recupere su significación y por ello sería deseable destacar especialmente en el día de hoy el ambón, como espacio sagrado e incluso venerar con el incienso el Evangeliario, signo de Cristo, palabra hecha carne. 2. Insistir en que no es correcto litúrgicamente pasar en la Misa a proclamar la Palabra de Dios valiéndose simplemente de unas «hojitas», pues esto no respeta ni la dignidad que se le debe a la Palabra, ni el sentido del momento litúrgico; para ello se han elaborado libros litúrgicos propios. 3. Sería oportuno hacer hoy el Rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario I. del Misal, pág. 1053. 4. Se sugiere la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias IV: Jesús, pasó haciendo el bien, con su prefacio propio. 5. Tener en cuenta que el sábado 2 de febrero, se celebra la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, nos recuerda que Jesús vino a cumplir lo anunciado y a señalar el camino de la vida y de la paz. Se debe hacer bendición de los cirios y la procesión. 6. El 2 de febrero: Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

Jue 17 Ene 2019

El Espíritu nos lleva a la unidad

Se pueden establecer tres ideas a partir de los textos bíblicos que hoy nos propone la liturgia: El profeta Isaías anuncia la llegada de un tiempo nuevo manifestado en la Justicia de Dios que brillará más que la luz de las antorchas. En el tiempo nuevo de la Iglesia, el Espíritu, que es uno, enriquece a cada bautizado con la multiplicidad de dones y carismas que nos llevan a la unidad. Ha llegado el tiempo de la nueva alianza manifestada en el signo de la conversión del agua en vino. Primera lectura: Isaías 62,1-5 Salmo: 96(95),1-2a.2b-3.7-8a.9-10ac (R. cf. 97[96],6) Segunda lectura: 1Corintios 12,4-11 Evangelio: Juan 2,1-11

Jue 10 Ene 2019

Con el bautismo entramos en relación con Dios

El bautismo del Señor Jesús es el centro de la liturgia de la Palabra de este domingo. Las tres lecturas de hoy, especialmente, el evangelio según san Lucas, hacen referencia a este acontecimiento que, cabe anotar, es descrito no solo por Lucas sino también por los otros tres evangelistas. Se resalta en esta narración que el bautismo de Jesús se hace en las aguas del río Jordán, viendo la tradición en este hecho la institución del bautismo cristiano, aunque éste sólo fue administrado después de la muerte y resurrección de Jesús. Asimismo, “en el bautismo del Señor puede verse el prototipo del sacramento, en cuanto por el bautismo se hace al creyente hijo de Dios y entra así en relación con Dios, semejante a la de Jesús en su bautismo en el Jordán.” (Diccionario de la Biblia. H. Haag / A. van den Born / S. de Ausejo. Ed. Herder) Es importante, también, destacar en el relato la declaración expresa de Dios de que Jesús de Nazaret es Hijo suyo, declaración que queda confirmada por el hecho de que el Espíritu Santo desciende sobre Jesús. Primera lectura: Isaías 42,1-4.6-7 Salmo: 29(28),1a+2.3ac-4.3b+9b-10 Segunda lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34-38 Evangelio: Lucas 3,15-16.21-22

Jue 3 Ene 2019

Caminemos hacia Jesús

En esta solemnidad la Palabra de Dios nos presenta a Jesús como luz que ilumina a todos los pueblos: Algunos buscan y siguen esa luz y brota un encuentro que se convierte en adoración, junto a la transformación de la vida de quien adora. Otros, por su parte, prefieren las tinieblas y, preocupados por sus intereses, realizan planes homicidas contra quien es la Luz. En definitiva, el anhelo de la Iglesia es que todos los pueblos caminen hacia la luz y se dejen atraer por ella, y, al mismo tiempo, abran su corazón a los sentimientos que esa luz irradia, tales como la alegría y la esperanza. Primera lectura: Isaías 60,1-6 Salmo: 72(71), 1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11) Segunda lectura: Efesios 3,2-3a.5-6 Evangelio: Mateo 2,1-12