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Lectio Dominical

Mié 6 Mar 2019

Cristo es Señor que ha vencido la tentación

Primera lectura: Deuteronomio 26,4-10 Salmo: 91(90),1-2.10-11.12-13.14-15 Segunda lectura: Romanos 10,8-13 Evangelio: Lucas 4,1-13 Introducción: Durante este primer domingo de cuaresma se nos recuerda que el hombre está sometido a la tentación a lo largo de su vida terrena. La Palabra de Dios nos presenta a Cristo como modelo de Hombre perfecto, que sometido a la tentación venció al tentador. Cristo, “al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado” (Prefacio del Primer Domingo de Cuaresma). En la oración y en la gracia de Dios, encontramos la fuerza para vencer la tentación (CEC 2846-2849). De las lecturas de este domingo señalamos tres ejes temáticos: • Dios interviene en la historia y salva al hombre sacándolo de la esclavitud a la libertad. • Si Jesús es el Señor, no hay otro nombre por el que seamos salvados. • Cristo es Señor que ha vencido la tentación y nos enseña a vencer al tentador. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La lectura del Deuteronomio nos recuerda la historia del pueblo desde que era un arameo errante, sin tierra y sin identidad, hasta que fue constituido en pueblo elegido. Este pueblo, pasa de la esclavitud a la libertad, de la servidumbre a la abundancia, de la opresión en el extranjero al señorío en la tierra propia. La lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos proclama el señorío de Jesucristo por el cual el hombre se salva, en Él no hay división entre judíos o griegos, ya que todos podemos obtener la salvación. El texto del Evangelio según San Lucas nos presenta las tentaciones de Jesús en el desierto al inicio de su ministerio público. La tentación es una prueba de la fidelidad por parte del diablo que es el tentador, -aquel que se opone al plan salvífico de Dios-. En el Evangelio, Jesús, el Hijo de Dios, es sometido a la tentación con la consiguiente victoria sobre el tentador. San Lucas resalta de modo especial la figura de Jesús lleno del Espíritu Santo que lo había ungido en el bautismo y empujado por él “fue llevado al desierto”, de modo que Jesús está movido por la acción del Espíritu que obra en Él y lo lleva al lugar de la prueba y allí el Hijo de Dios sale vencedor. El desierto evoca el lugar donde estuvo el pueblo de Israel durante cuarenta años; es también el lugar donde estuvieron Moisés y Elías y, antes del Mesías estuvo Juan el Bautista. El desierto en la Sagrada Escritura, representa el lugar de encuentro de la persona con Dios y consigo misma; es un sitio para la reflexión y la oración. El evangelista señala que Jesús estuvo en “el desierto durante cuarenta días”, tiempo que evoca los días que estuvo Moisés en el Sinaí; también evoca el tiempo que caminó Elías para llegar al Horeb. El desierto puede ser el lugar geográfico donde habitan las alimañas y los animales salvajes (cf. Lv 16,16; Is 13,21; 34,14; Tob 8,3) o el lugar de encuentro y contacto con Dios (cf. Os. 2, 14-15). Durante su estadía en el desierto Jesús “estuvo sin comer”, este detalle, nos habla de la importancia del ayuno como privación del alimento para el fortalecimiento de la voluntad que ayuda a combatir al tentador. El tentador se opone a Dios y quiere truncar su plan de salvación, de modo que se aprovecha del momento de más “debilidad” de Jesús, pues en el momento que “sintió hambre” se acerca para ponerle la primera tentación. Es en el momento de mayor fragilidad cuando el demonio presenta la tentación a Jesús, pues en el momento de mayor fortaleza sería más difícil que logre hacerlo caer. Sin embargo, no se debe perder de vista que Jesús estaba guiado por el poder del Espíritu que lo llevó a cumplir la misión que El Padre, le encomendó. Una vez terminado el periodo de los cuarenta días, “al cabo de ellos, sintió hambre” y llega el momento de la tentación. El diablo quiere confundir a Jesús, “Si eres Hijo de Dios”, pone a prueba su condición filial con un tono de sarcasmo e ironía; quiere poner a prueba la divinidad de Jesucristo y es en ese momento, cuando vienen las tres tentaciones: • “Di a esta piedra que se convierta en pan”: aquí se representan todas las necesidades básicas de la persona; ya que el alimento es lo necesario para subsistir. Jesús supera la tentación de Israel que anhelaba el alimento de Egipto (cf. Nm 11). • “Te daré el poder y la gloria de estos reinos”, representa la tentación del poder. El demonio se hace dueño político y dios del mundo, no reconoce que todo poder temporal viene de Dios. Jesús usando el recurso de la Escritura supera la tentación de la búsqueda del poder y la riqueza que contradicen su señorío. • “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo”, esta tentación representa la falsa idea de Dios, en el deseo de tergiversar la Palabra de Dios y dudar de su veracidad. El relato bíblico nos muestra que Jesús no utilizó su filiación como un privilegio para demostrar su poder, más bien, como Verdadero Hombre, nos enseñó a llenarnos del Espíritu de Dios y, mediante la oración y la penitencia, ser capaces de vencer al tentador con la ayuda de la gracia de Dios. Así, nuestra humanidad encuentra en Cristo al Hombre Perfecto, que superó la tentación de Adán y, como Nuevo Adán, nos lleva a revestirnos de su fuerza para vencer la tentación. El relato concluye afirmando que “acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno”. Esto significa que, aunque por el momento ha sido vencido el tentador, la acción del mal continúa, ya que como opositor a Dios, busca el momento para volver a presentarse y tentar a Jesús durante el ministerio público. Es importante caer en cuenta que el diablo se acerca a tentar a Cristo, después de que es Ungido por el poder del Espíritu y antes de iniciar su ministerio público en Nazaret, lo que significa que, cuando Jesús esta más cerca de cumplir la misión que el Padre le ha encomendado, es cuando el diablo quiere tentarlo, para impedir que el proyecto de salvación se lleve a cabo. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Jesús es llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado. De igual modo, nosotros a lo largo de nuestra vida estamos sometidos a la tentación. Debemos saber que la tentación, no es mala en sí misma ni procede de Dios, lo que nos hace caer en el pecado es consentir la tentación, por ello, en el Padre Nuestro, le pedimos al Padre que nos de la fuerza para no caer en la tentación. La tentación se puede constituir en el momento oportuno para mostrar nuestra fidelidad al Padre, al igual que Cristo fue fiel al proyecto salvífico de Dios. Para poder resistir a la tentación, -al igual que Cristo-, debemos estar llenos del Espíritu que nos ha ungido en el bautismo y mediante la ayuda de la oración y la gracia de Dios, podremos vencer al tentador. Al igual que Jesús se deja llevar por el Espíritu al desierto, también nosotros debemos dejarnos conducir por el Espíritu, para entrar en el tiempo de la cuaresma como en un tiempo de desierto, que más que como lugar geográfico, debe ser el lugar donde a solas nos encontramos con Dios, para la escucha de su Palabra que nos ayuda en el combate contra el tentador. El Evangelio nos muestra claramente que cuando más cerca queremos estar de Dios, más se presenta el diablo para oponerse y tentarnos para hacernos caer y, lograr que desistamos en nuestro seguimiento del Señor. Nos debe llevar a la reflexión, el hecho de que Jesús fue tentado por el mal cuando estaba en un momento de fragilidad o debilidad humana, es decir, que el demonio aprovecha nuestra debilidad para tentarnos. A quien ya está bajo la acción del mal, el demonio ya no tiene necesidad de tentarlo, pero quien se deja llevar por el Espíritu de Dios, sabe que en todo momento estará sometido a la tentación. Las tres tentaciones a las que estuvo sometido Cristo, son las mismas tentaciones a las que continuamente estamos sometidos nosotros. La cuaresma es el momento oportuno para que mediante la penitencia, la oración, la limosna y el ayuno, fortalezcamos el espíritu para vencer al tentador. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? El Prefacio V de cuaresma señala que en la Iglesia caminamos en “un nuevo éxodo a través del desierto cuaresmal”. Esto nos recuerda que la cuaresma debe ser un espacio de desierto donde entremos en la austeridad y el espíritu penitencial de estos días, para escuchar la Palabra de Dios que nos da la ayuda a vencer la tentación. El Papa Francisco nos recuerda que la “cuaresma, es tiempo para ajustar los sentidos, abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y el proyecto de Dios. Tiempo para desenmascarar esas tres grandes formas de tentaciones que rompen, dividen la imagen que Dios ha querido plasmar. Las Tres tentaciones que sufrió Cristo. Tres tentaciones del cristiano que intentan arruinar la verdad a la que hemos sido llamados. Tres tentaciones que buscan degradar y degradarnos” (Homilía del Papa Francisco el 14 de febrero de 2016 - Primer domingo de cuaresma). La cuaresma debe ser un tiempo de retiro espiritual en el que fortalezcamos nuestro espíritu para poder luchar contra las tentaciones del maligno. San Agustín nos dice: “Si fuimos tentados en El, vencimos también al diablo en El. ¿Te fijas en que Cristo es tentado y, sin embargo, no consideras su triunfo?... Hubiera podido Cristo impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de El a vencerla” (San Agustín, Coment. sobre el Salmo 60). El santo cura de Ars en sus sermones nos invita a no dejarnos vencer: “No hemos de forjarnos la ilusión de que vamos a quedar libres de tentaciones que, de una u otra manera, nos atormentan mientras vivamos; por consiguiente, es preciso combatir hasta la muerte. Apenas nos sintamos tentados, hemos de recurrir pronto a Dios, y no cesar de pedir su auxilio mientras dure la tentación, puesto que si el demonio persevera en tentarnos, es siempre con la esperanza de hacernos sucumbir” (Santo Cura de Ars, Sermón sobre las tentaciones). 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El cristiano que ha sido revestido de Cristo desde el momento del bautismo, tiene la misión de trabajar por anunciar el Evangelio y construir el Reino de Dios en medio del mundo. El diablo siempre se opondrá al cumplimiento de ese proyecto salvífico de Dios y por eso, nos presenta la tentación a la que continuamente estamos enfrentados, de modo que, en este domingo, hemos de mirar a Cristo, que al asumir nuestra humanidad, asumió también la tentación a la que somos sometidos, para enseñarnos a vencerla con la fuerza de su Espíritu. Es aquí donde nosotros, debemos saber que siempre que deseemos trabajar en la edificación del Reino de Dios, estaremos sometidos a la lucha contra el mal. Pero nos debe animar, el hecho de saber que no estamos solos y al igual que Cristo venció, también nosotros podemos resistir a la tentación. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Invitar al pueblo de Dios a vivir la cuaresma como camino de conversión eclesial a través de la escucha de la Palabra, la oración y ayuno. 2. Tener presente que este primer domingo de cuaresma es una llamada a la solidaridad que Jesús comparte con nosotros en la tentación. 3. Se sugiere como fórmula de saludo, la propia para el Tiempo de Cuaresma: La gracia y el amor de Jesucristo que nos llama a la conversión, estén con todos ustedes, Misal, pág. 333. 4. Con las oraciones propias para la Misa, también tiene propio el Prefacio: Las Tentaciones del Señor, Misal pág. 79. 5. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 80; igualmente, se ofrecen para cada día de la semana. 6. Este domingo se celebra el rito «de la elección» o «inscripción del nombre» para los catecúmenos que serán admitidos a los sacramentos de iniciación cristiana en la Vigilia Pascual, empleando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las páginas 799-800 del Misal, Romano. 7. Recordar a los fieles que durante la Cuaresma se desarrolla la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes. También que, los viernes de Cuaresma son días de abstinencia de carne, que obliga a todos los mayores de catorce años. 8. Según una laudable tradición de la Iglesia, los que deseen celebrar de una manera más prolongada y festiva la vigilia de los domingos de Cuaresma, pueden hacerlo celebrando el Oficio de Lectura hasta concluir las dos lecturas se añaden los cánticos y el evangelio; igualmente, puede hacerse una homilía sobre el evangelio. Se dice la oración y se concluye con la Hora como en el Ordinario. Para el tiempo de Cuaresma, ver Liturgia de las Horas II, Apéndice I, Cánticos y evangelios para la celebración de las vigilias, pág. 2049 ss.

Mié 6 Mar 2019

Encuentro con el Resucitado - Marzo 10 de 2019

Domingo 10 de marzo de 2019 "Todo el que invoca el nombre del Señor se salva" (Rm 10,13) TAREAS 1. Reza la oración de El Credo todos los días 2. Lee los textos de la Biblia 3. Haz una obra de caridad [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a la lista de reproducción[/icon]

Lun 4 Mar 2019

Es tiempo para volver a Dios

Monición introductoria de la Misa Al iniciar nuestro camino cuaresmal, somos marcados con la ceniza que nos recuerda que somos seres humanos llenos de fragilidad. En esta celebración iniciamos un itinerario de purificación interior que, mediante la oración, el ayuno y la limosna, nos ayudan a la penitencia sincera que nos impulsa a buscar la conversión del corazón. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos llama a llama a la reconciliación aprovechando este tiempo de salvación, la penitencia de estos días cuaresmales expresada mediante el ayuno, la oración y la limosna debe servirnos como medio de purificación interior para buscar la conversión de corazón. Primera lectura: Joel 2,12-18 Salmo: 51(50),3-4.5-6a.12-13.14+17 (R. cf. 3a) Segunda lectura: 2Corintios 5,20 - 6,2 Evangelio: Mateo 6,1-6.16-18 Reflexión Hoy iniciamos nuestro itinerario cuaresmal como camino hacia la Pascua y la Palabra de Dios nos hace caer en la cuenta de la realidad del pecado que nos hace volver la mirada a Dios para purificar nuestra vida mediante una reconciliación sincera con el Señor. El Evangelio nos habla de algunas prácticas religiosas que la Iglesia nos recomienda para el tiempo de la cuaresma: La limosna, la oración y el ayuno (CEC 1438). De aquí se desprenden tres ideas temáticas: • Es tiempo para volver a Dios, así lo recuerda la primera Lectura del profeta Joel. • Es el tiempo favorable, es el día de la salvación, tal como nos exhorta San Pablo en su segunda carta a los Corintios. • Es tiempo para la purificación interior mediante la limosna, el ayuno y la oración, así nos lo pide el Evangelio. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? - La primera lectura del profeta Joel nos hace una fuerte llamado de atención para volver la mirada a Dios. Ante la descripción de la plaga, el profeta impresionado por esta situación, es insistente en llamar a la penitencia interior mediante una conversión sincera como retorno hacia Dios. El profeta invita a “rasgar los corazones no las vestiduras”, este es un signo claro de la conversión interior. La expresión “volver” invita al regreso, ya que el pecado es considerado como un destierro y ahora es el momento para volver de “corazón” mediante un firme propósito de cambio que ayude al hombre a permanecer en Dios. Joel ofrece tres motivos para la conversión: El primero de parte de Dios que es compasivo y misericordioso, siempre dispuesto al perdón para el pecador arrepentido; el segundo de parte de la plaga que aún no lo ha destruido todo y el pueblo tiene posibilidad de presentar una libación; y el tercer motivo es que Israel será admirado por todos los pueblos a causa de la respuesta salvífica de Dios. Para lograr todo esto se hace necesaria la conversión de todo el pueblo desde los niños hasta los más ancianos mediante un tiempo de penitencia y purificación interior. El texto concluye con la misericordia de Dios que tiene compasión de su pueblo. - La segunda lectura de San Pablo a los Corintios nos exhorta a la reconciliación, aquí reconciliarse es el reconocimiento del mal cometido para ser una nueva creatura en Cristo, ya que con la muerte de Cristo y su resurrección todos somos constituidos en nuevas creaturas: esta reconciliación con Dios conlleva tres realidades: Reconocer la actualidad del misterio de la Cruz de Cristo, no recibir en vano la gracia de Dios, aprovechar el momento oportuno en el hoy de la salvación. - El pasaje evangélico está ubicado dentro del contexto del Sermón de la montaña en lo que se conoce como “la justicia de la ley”, o su práctica perfecta. Jesús no ha venido a abolir la ley sino a darle cumplimiento (Mt. 5, 17). El texto del Evangelio se ocupa de tres expresiones propias de la religiosidad judía inscritas dentro del ámbito de la retribución: si hace para ser visto por los hombres obtendrá una recompensa humana pero quien las hace para ser visto por Dios debe esperar la recompensa del Padre celestial. En la Sagrada Escritura “la justicia” implica la rectitud de vida, caminar delante de Dios como hijos suyos sin buscar formalismos externos sino con el deseo de cumplir su voluntad. En el tiempo de Jesús no había una organización eclesial para la distribución de las limosnas, por eso era costumbre “tocar la trompeta” o anunciar públicamente que se hacía una limosna. Jesús no está atacando tal práctica sino la forma en que se hace, pues lo importante no es la actitud exterior sino la disposición interior y la generosidad con la que se hace. Es aquí donde Jesús manda que al hacer la limosna se mantenga en secreto “que tu mano izquierda, no sepa lo que hace tu derecha”. El que haga limosna de modo externo para ser calificado por los hombres es designado como “hipócrita”; es decir, aquel que es doble o que actúa de comediante y obra por el espectáculo buscando su recompensa personal. En este sentido la verdadera limosna es aquella que da con una actitud de desprendimiento y desinterés, la que brota de la generosidad de aquellos que se reconocen como hijos y saben que hay hermanos más necesitados con quienes se debe compartir los bienes que se han recibido con don de Dios. En segundo lugar, se habla de otra práctica muy común entre los piadosos judíos; la oración, esta se hacía en varios momentos del día: en la mañana, al mediodía y a la noche, tanto en la sinagoga como en cualquier lugar. Para los judíos la oración era un medio de auto-prestigio para exhibirse como personas piadosas. La instrucción correcta para la oración no es tanto del lugar sino de la actitud para la oración… “entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto”. El texto no está en contra de la oración judía sino del modo como el orante se dirige a Dios. La auténtica oración debe ser la que se dirige a Dios y busca la comunicación con Él, no con el deseo de aparecer como piadoso sino con el deseo de salir de sí mismo, para entrar en diálogo con el Padre desde lo profundo del corazón. En tercer lugar, se habla de la práctica del ayuno público que en momentos de situaciones extremas, como la sequía, se practicaba con rigor vistiéndose de saco y sayal cubriendo la cabeza con ceniza para mostrar una actitud externa de tristeza y arrepentimiento. En el A.T. se distinguía el ayuno verdadero del falso (Is 58, 5-6). Jesús invita al ayuno sincero mediante una actitud interior que no se note en lo externo, para que el verdadero ayuno tenga su efecto ante el Padre Celestial: “cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro”. El ayuno auténtico debe ser fruto de la penitencia interior; esto implica la verdadera conversión que es motivo de alegría y se manifiesta de modo externo. Es en este sentido donde el perfumarse es signo de la alegría exterior por una actitud de conversión interior que se da desde el corazón. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Continuamente somos llamados a la conversión no como algo accidental o externo sino como un verdadero cambio de mentalidad que implica todo el ser y el obrar de la persona y para lograr la conversión auténtica se debe dar un paso importante mediante la reconciliación con Dios y con los hermanos. La Iglesia ha establecido el tiempo de la cuaresma como un tiempo propicio para que nosotros mediante las penitencia, busquemos la purificación de nuestra vida, lo que nos ayudará en un auténtico camino de conversión. Pero no podemos quedarnos viviendo una purificación externa, la verdadera penitencia debe nacer del corazón que desea unirse de nuevo a Dios para un sincero cambio de vida. La Palabra de Dios en el Evangelio, nos recomienda algunas prácticas que pueden ayudarnos en ese camino de purificación: la limosna, la oración y el ayuno. Prácticas que la Iglesia nos recomienda vivamente para el tiempo cuaresmal, pero no podemos caer en el peligro de los fariseos, de quedarnos en lo externo de ellas mismas y que no comprometan seriamente nuestra vida. Estas prácticas deben vivirse con una verdadera actitud de conversión. La limosna (CEC 2443-2449, 2462), nos ayuda a la caridad sincera, mediante el desprendimiento de aquello que poseemos y que nos hace falta, para compartirlo con aquellos que están más necesitados que nosotros. La auténtica limosna dada desde la generosidad del corazón, nos puede ayudar a ser más solidarios con los demás y ver la precariedad de los otros, como una oportunidad para manifestarles nuestra hermandad y el deseo de compartir los bienes que hemos recibido de Dios. La oración (CEC 2558 - 2565), nos ayuda a unirnos más a Dios saliendo de nosotros mismos y volviendo la mirada a aquel que nos ha creado, para entablar un sincero diálogo con Él y conocer el designio de su voluntad. Así, la oración se convierte en alimento del alma, pues nos ayuda a llenarnos de la presencia de Dios, ya que el hombre que ora con humildad se siente pequeño y sabe que su condición creatural le lleva al reconocimiento de la soberanía de Dios para unirse a Él, como la creatura a su Creador. El ayuno (CIC 1250-1253 y CEC 1430), como una disciplina espiritual que nos ayuda a la mortificación y la penitencia, para el fortalecimiento de la voluntad que nos ayuda a dominar nuestras pasiones. El mismo Cristo, estuvo ayunando antes de iniciar su ministerio público y así, con la fuerza del Espíritu, pudo vencer al tentador. El ayuno no es un fin en sí mismo sino un medio que nos ayuda a la purificación interior para lograr la conversión. El ayuno verdadero nos ayuda a desprendernos de lo material para reconocer la debilidad y la dependencia de Dios. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Iniciamos el itinerario cuaresmal, un tiempo especial en que la Iglesia nos invita a prepararnos para la Pascua, es un momento oportuno para renovar la gracia de Dios a través de la confesión de nuestros pecados. Para ayudarnos en nuestro camino de conversión la Palabra de Dios nos invita a la reconciliación aprovechando este tiempo especial de salvación. El Papa Francisco nos invita a a vivir la cuaresma como un tiempo rico para desenmascarar las tentaciones y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar del Corazón de Jesús. Toda esta liturgia está impregnada con ese sentir y podríamos decir que se hace eco en tres palabras que se nos ofrecen para volver a «recalentar el corazón creyente»: Detente, mira y vuelve (Homilía miércoles de ceniza 2018). El pecado, es como un virus que ataca nuestra vida y destruye nuestra relación con Dios, nos aleja de Él, de la comunión con nuestros hermanos y con la creación y nos divide interiormente; por eso, las prácticas cuaresmales nos ayudan a prepararnos para una sincera purificación interior: - la oración nos ayuda a relacionarnos con Dios; - la limosna que nos ayuda a practicar la caridad con los hermanos más necesitados, especialmente durante este tiempo cuaresmal en la campaña de la comunicación cristiana de bienes, que nos ayuda a compartir los bienes que hemos recibido de Dios, sabiendo que todos somos hijos del Padre Bueno; - el ayuno nos ayuda la mortificación del cuerpo para dominar la voluntad y luchar contra las tentaciones que nos hacen caer en el pecado. Entrar en este tiempo de gracia es una oportunidad para volver la mirada a Dios que nos reconcilia de nuevo. San Agustín nos exhorta: “Sean vigilantes en orden a su salvación, sean vigilantes para que estén a tiempo. Ninguno llegue tarde al tiempo de Dios, ninguno sea perezoso en el servicio divino. Sean todos perseverantes en la oración, fieles en la constante devoción. Sean vigilantes mientras es de día; el día resplandece. Cristo es el día. Él está listo para perdonar a quienes reconocen su culpa pero también para punir a quienes defienden considerándose justos, aquellos que creen ser algo mientras no son nada” (San Agustín, InIo. evang. 12, 13 s). 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? • Durante este tiempo de cuaresma se nos hace la invitación especial para practicar las obras de misericordia que nos ayudan a pensar en el hermano que sufre y necesita de nosotros. • Dedicar un buen espacio para la oración nos ayuda a mantener nuestro contacto con el Señor. • Practicar el ayuno y la abstinencia, como medios que fortalecen nuestra voluntad, para poder vencer las tentaciones del mal. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dios Padre, rico en Misericordia nos ofrece este tiempo de cuaresma para volver nuestra mirada hacia Él. Por eso, suplicantes presentemos nuestras plegarias: R. Padre Misericordioso, escúchanos. 1. Por el Papa y los ministros consagrados, para que sean testimonio de la cercanía de Dios a su pueblo e instrumentos de gracia y reconciliación para el pecador arrepentido. 2. Por los gobernantes, para que con su trabajo busquen la justicia, la reconciliación y la paz entre los ciudadanos. 3. Por todos los que en este tiempo sufren, para que encuentren en nosotros la caridad fraterna que los ayude en sus dificultades. 4. Por los catecúmenos que durante este tiempo se preparan para el bautismo, para que la vivencia de la cuaresma los ayude a prepararse para revestirse de la gracia de Cristo en la Pascua. 5. Por quienes hoy iniciamos este tiempo de cuaresma, para que mediante la penitencia interior vivamos este tiempo de gracia y salvación con un decidido deseo de conversión. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales. Oración conclusiva Escucha Padre las plegarias de tu pueblo que se dirige a ti al iniciar estos días de penitencia cuaresmal y concede a tus hijos la verdadera conversión del corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. La celebración de los tiempos de Cuaresma y Pascua, conforman el centro del Años Litúrgico, porque en ellos tiene lugar la celebración central de nuestra fe: el misterio de la muerte y la resurrección de Jesucristo; Tal como nos dice el número 22 de las Normas sobre el calendario: “Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como ‘un gran domingo’”. Por tanto Cuaresma forma parte del ciclo pascual ya que la finalidad es la celebración del Triduo Pascual y la Pascua5 La Cuaresma es un tiempo de renovación espiritual, tiempo de conversión, de revisar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios. No es un tiempo de mortificación sino de desierto, de vaciarnos totalmente para que podamos dejar llenarnos de la gracia de Dios, para que caminemos cada día más hacia la conversión, para poder vivir como Jesucristo vivía6 • El tiempo de Cuaresma abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo, exclusive. • Cada día de Cuaresma tiene Misa propia completa, además, se propone una oración diaria de bendición sobre el pueblo. • Durante la Cuaresma y hasta la Vigilia Pascual, exclusive, no se dice ni el gloria ni el Aleluya (se exceptúan solemnidades y fiestas). • En el tiempo de Cuaresma no se debe adornar con flores el altar, y se permiten los instrumentos musicales sólo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este Tiempo (se exceptúan de esta norma el domingo IV de Cuaresma - Laetare – y las solemnidades y fiestas). 2. La Cuaresma es el principal tiempo de penitencia, tanto para los individuos como para toda la Iglesia. Conviene, por consiguiente, que la comunidad cristina sea preparada en este tiempo, por medio de las celebraciones penitenciales, para que participe más plenamente del misterio pascual.7 Dos ejemplos de celebraciones penitenciales adaptadas al tiempo de Pascua.8 Otros esquemas de celebraciones penitenciales Ordinarias, con Niños, con Jóvenes y con Enfermos9. 3. Desde el inicio de la Cuaresma se puede programar, cuando mejor convenga, una celebración penitencial, con confesión individual. Igualmente podría preparase para un día de este tiempo de cuaresma la celebración de la Eucaristía con la administración de la Unción de los enfermos de la parroquia que están en peligro de muerte por enfermedad o por vejez. Esta es la mejor preparación para la celebración de la Pascua. No recomendable pastoralmente el jueves santo en la mañana, como se explicará allí en su momento. 4. Tener en cuenta para este tiempo el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2019. 5. Recomendar para los viernes de cuaresma el ejercicio piadoso del santo Viacrucis del Encuentro, ofrecido por el Departamento de Liturgia de la CEC. 6. En este miércoles de ceniza, resaltar la frase: “Conviértanse a mí de todo corazón”. 7. Insistir en las palabras: conversión, penitencia, misericordia, ayuno, oración y limosna. 8. Recordar que este día y el viernes santo es de ayuno, abstinencia y obras de caridad. 9. Tener en cuenta que la ceniza se debe hacer de los ramos bendecidos el año anterior o de ramas de árboles, y que se impone sobre la frente o sobre la cabeza, directamente con los dedos (no con sellos de corcho o de otro material). Se debe corregir o evitar cualquier cosa que lleve a la práctica supersticiosa de la imposición de la ceniza. 10. La ceniza se impone dentro de la Misa o en una Liturgia de la Palabra. En la Misa de hoy se omite el acto penitencial, porque luego se tendrá la imposición de la ceniza. La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar después de la homilía y antes de la Oración Universal o de los Fieles, como lo indican las rúbricas de los libros litúrgicos (cf. Misal,, pp. 71-74; Ceremonial de los Obispos, nn 253-259). 11. Podría tomarse el Prefacio de Cuaresma III, “Frutos de la abstinencia”, Misal, pág. 370. Igualmente, puede seguirse la Plegaria Eucarística II. 12. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para el miércoles de ceniza, Misal, pág. 75 5 Cf. http://pastoralliturgica.cpl.es/tiempos-liturgicos/ Tiempos Litúrgicos. 6 Cf. Ídem 7 Ritual de la Reconciliación y Penitencia, Conferencia Episcopal de Colombia, Departamento de Liturgia, Bogotá, D.C., 1999, pág. 114ss. 8 Ídem. 9 Ídem. Pág. 144 ss.

Vie 1 Mar 2019

Encuentro con el Resucitado - Marzo 03 de 2019

Domingo 24 de febrero de 2019 «De lo que rebosa el corazón habla la boca» (Lc 6,39-45) TAREAS 1. Revisar de qué hablamos 2. Habla siempre de lo bueno 3. No te dejes arrastrar por las conversaciones inútiles y negativas [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 28 Feb 2019

Seguir a Cristo tiene que ver con un modo de vida

Primera lectura: Sir 27, 4-7 Salmo: Sal 92(91), 2-3.13-14.15-16 (R. 146,2a) Segunda lectura: 1Corintios 15, 54-58 Evangelio: Lucas 6, 39-45 La Palabra de Dios, que es lámpara que ilumina nuestro caminar y fuerza que transforma nuestro vivir, hoy nos presenta varias ideas que orientan nuestra vida: 1. Las personas buenas y correctas se conocen por sus actos y sus frutos 2. Confiar en Dios y trabajar por la justicia 3. No juzgar y criticar sin mirarse internamente 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos que nos propone la Iglesia para este domingo nos hablan de los actos y sus frutos. En el libro de Sirácida (Eclesiástico), en relación con la sabiduría, recuerda lo importante que es analizar a las personas por su palabra, pero también por las acciones que estas realizan. El salmo es un cantico utilizado por los judíos en su día de descanso, de alabanza y acción de gracias a Dios por su amor y fidelidad permanente. Se agradece también, por aquellas personas que confían en Dios y trabajan por la justicia. La segunda lectura, que está en relación con Isaías y Oseas, refiere a la victoria de la vida sobre la muerte “La muerte ha sido aniquilada por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria?”, así como ocurrió con Jesús. Confianza y fuerza puesta en Dios para que el trabajo perseverante tenga sus frutos, donde la muerte no tendrá fuerza sobre nosotros y surgirá la resurrección, tal como acaeció con Cristo Jesús. El evangelio de Lucas nos habla, principalmente, respecto al “ver” y el actuar. Así, un ciego no puede guiar a otro ciego. No podemos juzgar a los demás por sus defectos pequeños, si tenemos “una biga” en nuestro ojo que no nos permite ver. Por otro lado, se refiere a las personas buenas, en cuanto a sus acciones y sus palabras, si es buena hará acciones buenas y dirá cosas buenas. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Los textos nos guían por medio de tres ideas: el ver, el actuar y las palabras, las cuales se unen en relación al modo que se debe actuar en la vida cotidiana en nuestras relaciones personales y con Dios. Respecto al ver, Lucas se refiere a las personas ciegas, los fariseos de ayer y hoy. Aquellos sujetos que guían personas y que creen tener la verdad en sus actos y dichos, pero detrás de esto están sus intereses personales y no el mensaje de Jesús. Así también, se aplica a los ciegos que hacen caso a otros ciegos, con mucha ingenuidad e irresponsabilidad. En relación con el actuar y las palabras, éstas van unidas. En efecto, san Ignacio de Loyola decía que: “el amor se ha de poner más en los actos que en las palabras”. La palabra genera acciones y las acciones generan palabras. Las cosas que hacemos y decimos dicen mucho de cómo somos. Nuestros actos hablan de nuestro corazón y el cómo nos relacionamos con las personas. Las palabras que usamos, tiene que ver con nuestros auténticos deseos y del cómo vemos a los demás. Más allá de títulos, cargos o posiciones sociales, debemos tratarnos todos de la misma manera. El respeto y la dignidad hacia los demás se debe mostrar en todo momento, donde siempre la otra persona tiene una dignidad y una verdad que debemos admirar y atender. Es fundamental ser respetuosos ante la otra persona, ir al encuentro de ella sin prejuicios, sin juzgarlo, acogiéndole tal como es, ya que Dios también habita en él. Así nuestros actos serán fortalecidos por nuestras palabras y nuestras palabras serán creíbles por nuestros actos. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Ser católico, no consiste sólo en ir misa, repetir oraciones, frases o, bien, realizar ritos por costumbre. Seguir a Cristo tiene que ver con un modo de vida, unamanera de comportarse y relacionarse con los demás en el día a día. Nuestros actos y nuestra manera de hablar y relacionar, debiera decir en quién creemos. Vivimos en una sociedad en la que constantemente se nos bombardea con ideas acerca de “auténticos mensajes de salvación”, “modelos de conducta correctos” o “felicidad verdadera garantizada”. A esto se suma, el que solo se valora aquello que está dentro de estándares o medidas, dejando de lado lo auténtico, lo original o lo diferente. Por otro lado, se incentiva que la satisfacción de deseos, fines o metas, se cumplan bajo cualquier medio, no importando si eso implica pasar por sobre otras personas, aceptando sobornos, incentivando la corrupción, la injusticia y, con ello, promoviendo la división y la violencia. El prejuicio daña y produce división, sobre todo a los migrantes. En una sociedad cada vez más multicultural y diversa, donde nos toca compartir con personas de diferentes lugares, modos, ideas y culturas, debemos dejar de lado los prejuicios y las ideas preconcebidas acerca de aquellas personas que vienen de otros países o zonas del país, ya que cada persona tiene una riqueza y una verdad que vale la pena no tan solo respetar, sino, ante todo, proteger. El Papa Francisco nos recuerda que Jesús se identifica con el extranjero y el migrante, porque sufren discriminación y abandono. Ellos, al igual que cualquier persona marginada y que sufre, son el rostro de Cristo que nos pide acogerles por amor, porque ellos también son mensaje de buena noticia y de aporte a nuestra sociedad. Cerrarles las puertas, tenerles miedo o darles la espalda, es hacerlo al mismo Jesucristo. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? San Alberto Hurtado proponía constantemente preguntarse “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”. Esta sencilla pero profunda pregunta, que nos referencia a Cristo, nos puede ayudar a encausar muchas veces, nuestras palabras, miradas y nuestro actuar. Constantemente debiéramos preguntarnos laicos, religiosos y sacerdotes, acerca de si mis actos y mis palabras dan testimonio de Jesús o, bien, son lo contrario. Examinar a qué personas hoy herí o bien alegré, a quién serví si a Dios o a mis deseos. No se trata de repetir citas del evangelio en cada momento, adjudicar todo a Dios, o bien echarse a morir. Cada sujeto es libre y, en esa libertad, decide cómo ser testimonio de Dios. Jesús me invita siempre a estar alerta para no dejarme embaucar por falsos maestros, profetas, ideologías que intentan confundirnos respecto a quien debemos seguir para ser felices y hacer felices a los demás. La corrupción, la injusticia, la explotación laboral, que son una tentación en el modo de obrar, sólo llevará a más dolor y violencia. Sólo por medio de relaciones dignas y justas, se construye el Reino, ya que la fe sin justicia no es posible de entender. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Ilustrar sobre los buenos y los malos actos, CEC 1755 y 1756; y sobre la formación de la conciencia y la decisión según la conciencia, CEC 1783 – 1794. 2. Mediante el signo de una vasija rota y otra entera, comentar sobre aquellas situaciones donde la comunidad se desarma y se divide, donde no son testimonios de Jesús y no acogen al Espíritu que habita en cada persona. Situaciones donde está presente el prejuicio en relación a los orígenes, pensamiento, características físicas, modos de hablar o vestir. Creando rumores o inventando historias sobre otras personas. Eso daña, a veces de manera irreparable, la imagen de las personas. 3. Se puede seguir el Prefacio Dominical III, “La salvacón del hombre por un hombre”, Misal, pág. 385; igualmete, la Plegaria Eucarística III. 4. Tener presente que el el martes 6 de marzo, es miércoles de ceniza, inicia el Tiempo de Cuaresma, día de ayuno, abstinencia y obras de misericordia; cominza la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes.

Vie 22 Feb 2019

Encuentro con el Resucitado - Febrero 24 de 2019

Domingo 24 de febrero de 2019 «Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre» (Lc 6,27-38) TAREAS 1. No hablemos mal de nadie 2. Oremos por los que piensan diferente 3. Haz el bien sin mirar a quien [icon class='fa fa-download fa-2x']Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 21 Feb 2019

Amar es difícil y complejo; pero también es algo extraordinariamente liberador

Primera lectura: 1S 26, 2.7-9.12-13.22-23 Salmo: Sal 103(102), 1-2.3-4.8+10.12-13 (R. 8a) Segunda lectura: 1Corintios 15,45-49 Evangelio: Lucas 6,27-38 De la Palabra de Dios que se nos ofrece en esta celebración dominical, encuentro con Dios Padre, como oración y vivencia, podemos reflexionar sobre estas ideas: 1º. El amor al prójimo, incluye al enemigo 2º. El respeto por la vida de las personas no importando su condición 3º. Misericordia y la compasión como criterios fundamentales en toda relación humana 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En las lecturas que la Iglesia propone este domingo es posible encontrar como punto central el acto y la experiencia de amar, pero no de cualquier manera. David decide no acabar con la vida del rey Saúl, no obstante que este lo persigue y lo quiere matar, pues reconoce que está ungido por el Señor, a pesar aunque de todos sus actos. Así muestra su deseo de justicia y confianza en Dios. El Salmo nos recuerda las características y modos que tiene Dios al amar. En efecto, es misericordioso y compasivo, perdona y enseña a perdonar; nos libera de nuestros pecados y de la enfermedad que esto puede provocar en nuestras vidas. La segunda lectura se refiere a nuestra condición humana y también divina, donde el Espíritu actúa asumiendo e incorporando todo aquello que implica la condición humana, no la deja de lado. Por último, en el evangelio de Lucas, Jesús hace una invitación a amar de la manera profunda como Dios lo hace, incluyendo a quienes nos hacen daño, nos persiguen y no tienen cómo devolver lo que damos. Aquí se sintetiza toda la ley de Dios que va contra la ley del talión, de “ojo por ojo y diente por diente”. Jesús invita a salir de nuestro circulo de confort y, por tanto, a experimentar el modo que Dios tiene para amar, haciendo el bien al otro no esperando más recompensa que poder experimentar la libertad y confianza en Dios que ofrece la compasión y la misericordia. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Los textos de este domingo nos plantean la pregunta ¿Cómo amo?, ¿cómo me relaciono con las personas que me rodean? ¿soy testimonio del mensaje de Jesús? ¿Me aprovecho de las personas más débiles?, ¿soy comprensivo con aquellas personas con quienes más me cuesta relacionarme?, ¿soy capaz de perdonar a quienes me han hecho daño?, ¿amo a mi enemigo? Amar a quienes nos han hecho daño es complejo, es difícil. Es más fácil, pareciera, juzgar y criticar a las demás personas, sus actitudes, ideas y acciones. Calificar a otras personas e incluso a nosotros mismos, comparando aquello que otros tienen y nosotros no. Qué fácil es no amarnos tal como somos y no amar a otras personas tal como ellas son. Amar es difícil y complejo; pero también es algo extraordinariamente liberador y bello de experimentar. Es uno de los regalos más asombrosos que nos entrega Dios, ya que al amar es posible sentirnos como Él, porque Dios es amor. Cuando Jesús habla de amar al enemigo o a quienes nos hacen mal, tiene que entenderse en relación a tratar a los demás como uno quiere que lo traten y eso puede verse reflejado en acciones concretas; no responder gritos con más gritos, golpes con más golpes, agresión con más agresión. Cada persona es capaz de romper con el círculo de la violencia. Ya con ese hecho se está incorporando el amor en los actos y modos de proceder. Amar o desear amar como Dios, nos da la posibilidad de ser misericordiosos y compasivos, incluso, con el enemigo; nos permite vivir de una manera novedosa que rompe con los esquemas y modos que nos indica la sociedad, dando paso, así, a la libertad, rompiendo cadenas que nos atrapan a un pasado que no nos permite ser aquello a lo cual todos estamos llamados: ser seres fecundos y felices de vivir. Tenemos que aspirar a amar con lo que somos y con aquello que tenemos, pero no debemos, por ningún motivo, ponerle límites al amor, eso sería limitar el actuar de Dios en nosotros y quitarle luz a nuestra vida. La oración del Padre Nuestro, nos ayuda día a día, a pedir esto, porque sabemos que el amor, es alimento. Y Jesús que se parte y comparte en la Eucaristía es el ejemplo más claro que el amor alimenta. Amándonos a nosotros mismos y sabiéndonos amados por Dios, aprenderemos a amar y ser alimento para otras personas. Sólo de esa manera podremos comenzar procesos de perdón verdaderos, que nos permitirán enseñar a perdonar. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad? Amar al enemigo no es una obligación para ser buenos católicos, dignos de ir a misa y recibir el cuerpo de Cristo, sino que es una invitación que hace Jesús para poder experimentar la libertad del corazón y sublimar el amor a su ejemplo. Cuando una persona ha sido dañada, violentada, herida, la idea de amar al enemigo no es un asunto fácil. Pareciera una petición casi imposible e inhumana, la cual pudiera generar incluso más dolor y violencia. Sin embargo, Jesús no quiere eso para nosotros. El amar es vida y libertad, el rencor es muerte y prisión. Está en nosotros elegir aquel camino que nos hace ser personas libres, humanas y divinas, no por obligación, sino como acto autentico de libertad. El papa Francisco nos recuerda que la Misericordia es una de las características que más representa a Dios, por tanto, la invitación es a experimentar el poder liberador que tiene el amor y que nos ofrece, no por medio de la abnegación y la anulación personal sin respetar procesos y tiempos, sino por el contrario, la misericordia, y “el misericordiar”, a lo cual nos invita el papa Francisco, nos permite ser pacientes en el proceso de aceptarnos más a nosotros y, por ende, a otras personas, aprendiendo a amar, en una sociedad en donde la publicidad, por medio del consumismo, nos enseña supuestamente, a cómo ser felices teniendo y viéndonos físicamente. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El amar no implica, necesariamente, estar abrazando a todo el mundo regalando cosas y diciendo “te amo”. Amar es escuchar, comprender, pedir perdón, hacerse cariño, escuchar una música, dar un abrazo o simplemente no herir. Jesús amó, porque dignificó siempre a quien se encontraba, por el sólo hecho de ser persona, no importando su credo, orientación, su origen, nacionalidad o pensamiento. El respeto hacia la otra persona, el ser misericordioso y compasivo implica dejar de lado los prejuicios y abrirse a lo que la otra persona me quiere decir. Salir de uno mismo y abrirse al misterio que es la otra persona implica creer en Dios y que su Espíritu actúa también en la otra persona, por muy diferente que esta sea. Toda persona es un misterio y está “ungida por Dios” y cuando logro salir de mi propio mundo y me abro a la novedad que es la otra persona, no solo aprendo de ella y su verdad, sino que también aprendo algo nuevo de mí, tal como nos dice Jesús “Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes”, si yo no respeto a los demás ¿cómo podré exigir ser respetado? Si aprendo a perdonar, también podré perdonarme, porque a pesar de amar, eso no me asegura que no dañaré. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Colombia es un país creyente y religioso, donde muchas personas han sufrido, producto del conflicto armado. Por tanto, aprovechar un espacio para poner ejemplos de situaciones de la comunidad que permiten liberarse por medio del amor, del perdón, pero como una invitación que hace Jesús y no una obligación para ser buenos católicos 2. Resaltar la llamada “regla de oro” del evangelio “Traten a los demás, como quieren que ellos los traten”. Nos invita a ubicarnos en la dimensión de que el amor no se limita a excluir el mal, sino que implica un compromiso operativo para hacer el bien al prójimo. 3. Se sugiere como fórmula de saludo inicial, en en consonancia con el evangelio del día: “El Señor, que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios, esté con todos ustedes”, Misal, pág. 337. 4. Podría seguirse el Prefación Dominical VI, “Prenda de nuestra pascua eterna”, Misal, pág. 388, por hacer mención de cómo experimentamos diariamente las pruebas cotidianas del amor de Dios; igualmente, la Plegaria Eucarística II. 5. Como invitación a la oración del Padre nuestro, en consonancia también con el evangelio del día, puede decirse la tercera fórmula: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con la gracia del Espíritu Santo que se nos ha dado, digamos con fe y esperanza”, Misal, pág. 463.

Vie 15 Feb 2019

"Bendito quien confía en Dios y pone en el Señor su confianza" (Jr 17,7)

Domingo 17 de febrero "Bendito quien confía en Dios y pone en el Señor su confianza" (Jr 17,7) TAREAS 1. Ora meditando el Salmo 1 2. Busca las bienaventuranzas (Lc 6) 3. Compra un Nuevo Testamento y regálalo [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]