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Lectio Dominical

Vie 28 Jun 2019

Cristo se muestra así mismo como el Maestro a quien debemos seguir en todo

Primera lectura: 1R 19,16b.19-21 Salmo: 16(15),1-2+5. 7-8.9-10.11 Segunda lectura: Ga 5,1.13-18 Evangelio: Lc 9,51-62. Cristo se muestra así mismo como el Maestro a quien debemos seguir en todo Introducción • La Palabra de Dios en este día tiene un tono marcadamente vocacional o discipular. Nos invita al seguimiento de Jesús, con total disposición para aprender de él y ser como él. • El Evangelio no oculta las exigencias de la vida cristiana, pero también ofrece la mayor esperanza a quienes se deciden a seguir de verdad al Señor. • El Señor nos pide decisión, coherencia, perseverancia para seguirlo. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra. II De la Santísima Trinidad a Cristo Rey | Ciclo C . 2019 [icon class='fa fa-download fa-2x'] MÁS INFORMACI{ON[/icon]

Vie 28 Jun 2019

Encuentro con el Resucitado | Junio 30 de 2019

"Para la libertad nos ha liberado Cristo" (Gal 5,1) TAREAS: 1. Reflexiona y piensa ¿Qué entiendes por libertad? 2. ¿Qué signos de libertinaje o esclavitud hay en tu vida? 3. ¿Qué hechos concretos existen sobre libertad al servicio de Jesús? [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Vie 21 Jun 2019

Encuentro con el Resucitado | Junio 23 de 2019

"Cada vez que coman de este pan y beban de este cáliz, anuncian la muerte del Señor, hasta que venga" (1 Cor 11,26) TAREAS: 1. Analiza cómo estás recibiendo la Sagrada Eucaristía 2. Haz una buena confesión y comulga este domingo en la fiesta del Corpus Christi 3. Dedícale una hora a Jesús Eucaristía, haz una visita al Santísimo [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Vie 21 Jun 2019

Que la Eucaristía despierte en mi la sensibilidad de Jesús por los demás

Primera lectura: Gn 14,18-20 Salmo: 110(109),1.2.3.4 (R. cf. 4b) Segunda lectura: 1Co 11,23-26 Evangelio: Lc 9, 11b-17 Introducción La palabra de Dios nos plantea tres líneas temáticas de reflexión: • En el libro del Génesis, Melquisedec ofrece a Abraham un poco de pan y vino, a través de este gesto de solidaridad, Abraham y sus hombres pueden reponer sus fuerzas. Vemos acá una invitación a ofrecer el alimento a quienes desfallecen humana y espiritualmente. • San Pablo en la primera carta a los Corintios ofrece una catequesis respeto a las asambleas cristianas, en las que se están dando comportamientos de humillación y de desprecio de los ricos hacia los pobres, insistiéndoles que esas actitudes destruyen el sentido profundo de la Cena del Señor. • El milagro de la multiplicación de los panes hace pensar en el sacramento de la Eucaristía y en el compartir fraterno. El Señor invita a los discípulos a que distribuyan el pan a la multitud como preparación a la futura misión apostólica: llevar a todos los alimentos espirituales, sin descuidar el material. Cuando hay una verdadera participación en la Eucaristía nos hacemos testigos de la compasión de Dios por el hermano y nace el servicio de la caridad. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra. II De la Santísima Trinidad a Cristo Rey | Ciclo C . 2019 [icon class='fa fa-download fa-2x'] Más información[/icon]

Vie 14 Jun 2019

Que la Eucaristía despierte en mí la sensibilidad de Jesús por los demás

Primera lectura: Pr 8,22-31 Salmo: 8,4-5.6-7.8-9 (R. 2a) Segunda lectura: Rm 5,1-5 Evangelio: Jn 16,12-15 Introducción La Palabra de Dios en esta gran solemnidad de la Santísima Trinidad nos ofrece estas ideas significativas para nuestro crecimiento espiritual: • La sabiduría es don de Dios que como realidad divina y trascen- dente está en Dios y es obra de Dios. Esa sabiduría el Señor se la regala al hombre en su inteligencia siempre y cuando la pida y la deje actuar. • San Pablo reafirma la acción trinitaria en la vida del creyente: habiendo recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por medio de Jesucristo y el Espíritu Santo que ha sido derramado en el corazón del creyente. • La salvación es trinitaria: la iniciativa parte del Padre, quien envía a su Hijo Jesús; la realización se da en la obediencia de Jesús al plan del Padre Dios; y la acción del Espíritu Santo actualiza esa salvación habitando en cada creyente para que dé testimonio en la Iglesia de ese camino hacia la Salvación. El Espíritu Santo nos enseñará la verdad del amor de Dios revelado en Jesucristo y esta verdad nos guiará a nuestra salvación donde será plenificada. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra. II De la Santísima Trinidad a Cristo Rey | Ciclo C . 2019 [icon class='fa fa-download fa-2x'] Más información[/icon]

Jue 13 Jun 2019

Encuentro con el Resucitado | Junio 16 de 2019

"Señor, dueño nuestro, ¡Que admirable es tu nombre en toda la tierra!" (Sal 8,2) TAREAS: 1. Reflexiona qué lugar ocupa: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo 2. Regálale algo a la Santísima Trinidad 3. Dedica un tiempo de oración [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Vie 7 Jun 2019

“Como el Padre me envío, también YO los envío”

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,1-11 Salmo: 104(103),1ab+24ac.29bc-30.31+34 (R. cf. 30) Segunda lectura: 1Corintios 12,3b-7.12-13 Evangelio: Juan 20,19-23 Introducción Hay una riqueza temática, no se puede abordar toda; el tema elegido depende de las lecturas y la realidad más sentida de la comunidad, un tema bien abordado propiciará el crecimiento de la comunidad, se avanza paso a paso, no es necesario abordar todo. Algunos posibles enfoques pueden ser: El Espíritu Santo en la revelación; la acción del Espíritu Santo en la Iglesia; el primer Pentecostés cristiano; El permanente Pentecostés en la Iglesia; El don del Espíritu y el Sacramento de la Reconciliación; la fiesta de Pentecostés. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos narran la experiencia del Espíritu santo en la comunidad de los creyentes de Jesús de Nazaret, en ellos se cumple la Promesa del Padre, promesa que es destinada a todos. Hch 2, 1-11 narra lo acontecido en la fiesta de Pentecostés de aquel año de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Los discípulos permanecen reunidos, “Todos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de María la Madre de Jesús” (Hch 1, 14), y en este ambiente de oración, acontece el cumplimiento de la Promesa, la venida del Espíritu Santo. Su llegada se describe con unos signos sensibles: “ruido de ráfaga de viento, lenguas de fuego, hablar lenguas”, signos que anuncian y hacen visible que algo novedoso y extraordinario está aconteciendo. Los vv. 5-13 narran el principal efecto del Espíritu sobre aquellos a quienes les fue concedido: La evangelización en la propia lengua. El Espíritu, Promesa del Padre, “Fuerza de lo alto” produce unos efectos extraordinarios que la comunidad experimentó y fue necesario profundizar en su comprensión. Muchos textos dan testimonio de ello. El apóstol Pablo, en la Primera carta a los corintios, aborda el tema de los dones del Espíritu Santo, especialmente en los capítulos 12 al 14. Precisa: “con relación a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que vivan en la ignorancia” (1 Cor 12,1), abre un llamado a la reflexión y comprensión. Sobre los efectos extraordinarios, el apóstol establece unos criterios claros: 1. Hay diferentes dones, servicios o actividades; 2. Todos tienen el mismo origen, proceden del mismo Espíritu; 3. Su objetivo práctico es la edificación de la Iglesia, “el Espíritu se manifiesta para provecho común”; 4. La conformación de la Iglesia no solo es “carismática”, ella se origina por el bautismo y los dones del espíritu ayudan a mantener la unidad, “un solo cuerpo”; 5. No existe una confrontación entre don y ministerio, pues los “ministerios” provienen del mismo Señor. Para hacer comprensible su enseñanza, el Apóstol, echa mano de la imagen del cuerpo, formado por distintos miembros pero todos en unión y orientados al provecho común del mismo y de todo el cuerpo. El Evangelio muestra como el Espíritu es fruto del misterio Pascual de Jesús. Jn 20, 19-23 nos habla del encuentro del Resucitado con sus discípulos al atardecer del día de la Resurrección. El punto de partida narra la situación de los discípulos sin la presencia del Resucitado: encerrados, llenos de miedo. El Resucitado se hace presente y cambia esta realidad, saluda varias veces con el “don de la paz”, se identifica mostrando los rastros de la cruz y pasión, ante lo cual los discípulos se llenaron de alegría. Este encuentro está lleno de regalos y motivos de gozo y alegría: Ven al Resucitado, reciben la fuerza del Espíritu Santo, reciben un mandato nuevo con autoridad, “como el Padre me envío, también YO los envío”, y les encomienda la misión del perdón de los pecados, “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”. El salmo 104 (103) invita a cantar la obra divina de la creación; en este contexto es una sugestiva indicación a ver la acción del Espíritu en toda la creación, por eso la creación es motivo de alabanza y bendición. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Escritura me invita a interiorizar el cumplimiento de la Promesa, es decir la presencia del Espíritu Santo, fuerza dinamizadora de la Iglesia. Así como al inicio de la creación, el Espíritu Santo actuaba en ella y/o sobre ella, ahora debo ver que la comunidad de creyentes en Jesús de Nazaret es la nueva creación en la que actúa el Espíritu Santo con sus manifestaciones extraordinarias. Entre las manifestaciones más evidentes me invita a experimentar la alegría, la paz, la reconciliación con el perdón de los pecados, la unidad de la Iglesia, la presencia del Resucitado de manera misteriosa en medio de la comunidad. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? Un primer elemento a compartir con la comunidad es la importancia y el papel dinamizador del Espíritu Santo en medio de la nueva comunidad. El Espíritu Santo, Promesa del Padre, es fruto del misterio Pascual de Jesús, Él actualiza o hace presente este misterio en la vida de cada creyente a través de los Sacramentos, en ellos actúa el poder del Espíritu y se renueva el misterio Pascual de Jesús. Con los sacramentos se vivifica la Iglesia; la segunda lectura habla del Bautismo, el Evangelio narra el origen pascual de la Penitencia, es decir del perdón de los pecados de forma sacramental y no solo en la dimensión cotidiana y espiritual. Hay que evidenciar a la comunidad este estrecho vínculo existente entre Misterio Pascual, que ya incluye el don del Espíritu Santo, y la vivencia de los sacramentos. Ellos son una manifestación súper – extraordinaria del poder del Espíritu Santo. Un segundo elemento a compartir son los diferentes dones del Espíritu Santo; no solo los siete dones conocidos, sino las diferentes manifestaciones del espíritu en manera concreta en cada creyente, no hay que acentuar lo misterioso, incomprensible y hasta llamativo de algunos de ellos, sino subrayar la importancia de algunos dones o frutos del Espíritu que evidencian la correcta recepción espiritual y ayudan al objetivo de edificar la Iglesia, como son la alegría, el gozo cristiano, la paz, el perdón sacramental, la unidad misma de la Iglesia, el “hambre” por vivir los sacramentos; manifestaciones del Espíritu que debe caracterizar al discípulo del resucitado. Bajo esta premisa se comprende la insistencia del Papa Francisco sobre la alegría que marca el evangelio, la vivencia de un gozo altamente cristiano que busque siempre la unidad de los creyentes en Jesús, que se esté al servicio de la evangelización. Un tercer elemento que se puede colorear es la profunda vinculación del Espíritu con la Iglesia. Sus dones y carismas son para la edificación de la Iglesia, para el provecho común, para dar solidez y UNIDAD al cuerpo de Cristo que es su Iglesia. El Espíritu suscita diversos dones, carismas… movimientos pero nunca suscita división o separación del Cuerpo de Cristo. Una norma clara para mantener la unidad es “nada sin el párroco”, “nunca y nada sin el obispo”, y desde luego en respeto y unidad efectiva con el Vicario de Cristo, el Papa, ellos por el ministerio recibido, don del Espíritu Santo, son garantía y fuente de la unidad y de la Comunión con toda la Iglesia, cuerpo de Jesús. Tener el Espíritu Santo o uno de sus dones no puede ser fuente para dividir la Iglesia. Un breve apunte, la Promesa del Padre es una realidad que garantiza la evangelización, el Espíritu Santo es la fuerza dinamizadora de la Iglesia. Todo discípulo, en su propia lengua y bajo el influjo del Espíritu Santo debe “hablar de las maravillas de Dios”, siempre en unidad con toda la Iglesia, nunca por encima o en contraposición con los ministros de la Iglesia, pues ya no sería un don del Espíritu Santo. La Evangelización en unidad eclesial es tarea de todos los bautizados. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Mi encuentro con Jesús se realiza gracias a la acción del Espíritu Santo en mi vida, presencia eficaz sobre todo en los sacramentos, los cuales no debo realizar de manera mecánica o robótica, como repitiendo gestos o expresiones de exigencia social o de costumbre. Los Sacramentos, aquellos que yo vivo, son celebraciones íntimas y eclesiales en las cuales me encuentro de forma personal y comunitaria con Jesús Resucitado. El sacramento es una experiencia personal, pero no privada, yo vivo mi encuentro con Jesús, recibo la acción del Espíritu Santo, pero todo ello, aunque para provecho personal tiene también un objetivo común o eclesial, mi experiencia es para el bien de toda la Iglesia, la gracia que recibo y los dones que se me conceden son en beneficio de todo el cuerpo de Cristo: su Iglesia. Nada me autoriza apropiarme mezquinamente de una dimensión tan universal. Los Sacramentos son una creación de Jesús Resucitado, quienes se oponen a ellos se oponen y contradicen a Jesús de Nazaret. Un Sacramento que ha sido devaluado en los últimos tiempos es el de la confesión, la reconciliación, por eso el encuentro con Jesús me anima a la misión e compartir la riqueza de este sacramento fruto y acción del Espíritu Santo. Este Sacramento del Perdón de los pecados, sin ambigüedad hay que decir: El Señor lo creó, Él nos lo entregó. El católico no puede dejarse llenar de la “basura” que los enemigos de la fe proponen y difunden diciendo “no es necesario confesarse con otro hombre, quizás más pecador que quien se confiesa”. Si fuera así el responsable sería el Señor que fue quien lo inventó. Al respecto se debe precisar: 1. El sacramento es creación del Resucitado. ¿A quién vas a creer y obedecer? ¿a Jesús que lo creó y lo entregó a la Iglesia o a un “iluminado” que se opone a este mandato de Jesús? 2. La condición del sacerdote no es la que garantiza el perdón del pecado. Jesús dice que es fruto del ministerio recibido, del poder que el resucitado da, el efecto depende del Espíritu Santo y la autoridad dada “Como el Padre me envió, así Yo los envío a ustedes”, es decir con autoridad. Recuerde que a Jesús mismo se le criticó y se le condenó diciendo que Él no tenía poder para perdonar pecados, “Los escribas y fariseos empezaron a pensar. ¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?” (Lc 5, 21). Hoy todavía hay muchos fariseos que siguen criticando a Jesús porque sigue perdonando a través del sacerdote. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Podría tenerse como signo o ambientación para la celebración un mensaje en torno a los dones o a los frutos del Espíritu Santo. 2. Como sugerencia: se podría dar relieve a la Secuencia, que en la mayoría de las partes se hace como un rito mecánico y a veces sin sentido: Se podría preparar fotocopias con la secuencia y a su momento, se proclame por toda la Asamblea, dando un espacio entre estrofa y estrofa, para la meditación o interiorización. 3. Tener presente que esta Solemnidad tiene formulario propio para la Misa de la Vigilia y la Misa del día, pp. 279-287 del Misal. Es conveniente seguir el Canon Romano o Plegaria Eucarística I, con el “Reunidos en comunión” propio. 4. Darle el verdadero valor a la Vigilia de Pentecostés, con su identidad litúrgica propia, sin prolongarla innecesariamente o recargarla con demasiados signos o fraccionar la asamblea. 5. Para la Misa Vespertina de la Vigilia: “En esta Misa la Liturgia de la Palabra se puede celebrar o de forma breve o bien de forma extensa: • Forma breve de la Liturgia de la Palabra: se escoge como primera lectura una de las cuatro lecturas de aparecen en el leccionario, y como salmo de respuesta el último (salmo 104 (103), pág. 190. • Forma extensa de la Liturgia de la Palabra: se pueden leer las cuatro lecturas o algunas de ellas, seguida cada una de su respectivo Salmo”, (Leccionario Dominical C, páginas 199 ss.) 6. Hoy inicia la Semana de Oración por la Unidad de los Cristiano. 7. Para tener en cuenta: hoy termina el Tiempo Pascual. Después de la última Misa, en la noche, se apaga el cirio pascual y se retira del presbiterio; conviene colocarlo decorosamente en el bautisterio para que arda durante la celebración del Bautismo y poder encender en él los cirios de los bautizados; igualmente, en las exequias se prefiere el cirio pascual cerca al féretro (cf. Ritual de Exequias, edición 2001, pág. 27, al referirse a la ubicación del féretro en el templo). El lunes y el martes siguientes, en las Misas con participación del pueblo, se puede celebrar la Misa del día de Pentecostés o una de las votivas del Espíritu Santo.

Jue 6 Jun 2019

Encuentro con el Resucitado | Junio 09 de 2019

"Cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua" (Hch 2,11) TAREAS: 1. Haz una oración agradeciendo el Don del Espíritu Santo en tu vida 2. Apréndete los Dones del Espíritu Santo 3. Cuéntale a tu familia algo que el Señor haya hecho en tu vida [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]