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Lectio Dominical

Jue 11 Abr 2019

Encuentro con el Resucitado | Abril 14 de 2019

"El centurión al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo: «Verdaderamente este hombre era el hijo de Dios»" TAREAS 1. Asista a todos los actos de la Semana Mayor 2. Mantenga una buena disposición - confesión y oración 3. Privarse del mundo para encontrarse con Dios [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 11 Abr 2019

La muerte de Jesús se convierte en un verdadero sacrificio que trae la redención al género humano

En la Pasión del Señor: Lucas 19,28-40 Primera Lectura: Isaías 50,4-7 Salmo: 22(21),8-9.17-18a.19-20.23-24 (R. 2a) Segunda Lectura: Filipenses: 2,6-11 Evangelio: Lucas 22,14 - 23,56 Introducción De Palabra de Dios para este Domingo de Ramos podemos presentar tres ideas de reflexión: • Isaías nos presenta la imagen del siervo doliente que sufre el destierro, las burlas y humillaciones y a pesar de esto, supo responder siendo fiel a Yahveh. • San Pablo nos habla de la kenosis del Hijo de Dios que sabe abajarse despojándose hasta llegar al extremo de la muerte en la cruz. • El evangelista Lucas nos presenta la entrega de Jesús, verdadero sacrificio para la salvación de la humanidad. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? San Lucas nos presenta la pasión de Cristo como el sacrificio de la Nueva Alianza. Anterior a este acontecimiento, el evangelista nos presentó la entrada de Jesús en la ciudad de Jerusalén donde es recibido por la multitud de los discípulos. Esos mismos discípulos son que ven la muerte de Jesús como sacrificio de expiación y de una alianza nueva y definitiva, no porque rechacen la antigua alianza (cf. Jr. 31,31.33.34) sino porque se renueva de modo definitivo; ahora los discípulos no son simples espectadores, sino que participan de esa nueva alianza, pues es un memorial único de la salvación que Dios obra en medio de su pueblo. San Lucas nos presenta el ritual de la cena durante el cual se servían varias copas, según el evangelista, después de cenar se sirvió la copa de la alianza que Jesús presenta como la de su sangre derramada por muchos. La Pascua de Jesús es sacrificio que salva y memorial de un acontecimiento liberador, conmemora el paso desde Egipto hasta la liberación definitiva de Israel. Esta cena de Jesús y el acto de su entrega en la cruz son la memoria de la verdadera redención en un banquete mesiánico y escatológico que anticipa su pasión y muerte. San Lucas nos presenta las palabras de Jesús en la última cena como parte de la instrucción que el maestro da a sus discípulos donde les deja varias enseñanzas: 1) la infidelidad de Judas es un llamado para la fidelidad del discípulo; 2) la ocupación de un cargo debe ser para el servicio a los demás; 3) el verdadero discípulo es el que persevera en medio de las pruebas; 4) la tentación y la infidelidad de Pedro es ocasión para que los discípulos aprendan la necesidad de buscar fortaleza en medio de la debilidad; 5) el discípulo debe vivir su misión en el despojo de lo terreno; 6) la venganza no debe ser el distintivo del discípulo. A continuación, se presenta la oración en el Getsemaní, que debe servir de ayuda para que el discípulo aprenda a hacer la voluntad del Padre. La traición de Judas hace ver la necesidad del perdón y el amor a los enemigos. La negación de Pedro muestra la debilidad a que está sometido el discípulo. El proceso de condena contra Jesús muestra su mesianismo y deja claro que su reinado no es meramente temporal. El evangelista nos presenta el momento dramático de la cruz y es aquí donde Jesús es modelo para todo aquel que quiera seguirlo haciendo lo mismo que Él hizo. La muerte de Jesús se convierte en un verdadero sacrificio que trae la redención al género humano, por eso Jesús desde la cruz anuncia el hoy definitivo de la salvación. San Lucas nos invita a ver y contemplar al crucificado que triunfa como vencedor de la muerte. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? El evangelista Lucas nos invita a involucrarnos en la pasión de Cristo no como meros espectadores sino como testigos que viven el momento definitivo de la Redención. Participar de la Pascua de Jesús implica sentarnos con él a la mesa para renovar el sacramento de la nueva alianza para comer su cuerpo y beber su sangre. Este es el auténtico sacrificio que redime la humanidad. El maestro nos enseña que la verdadera fidelidad se da cuando desde la oración cumplimos la voluntad del Padre mediante la entrega y la aceptación de lo que Dios nos pide, al igual que lo hizo Cristo en Getsemaní. Seguir a Jesús como la multitud de discípulos nos exige cargar con la cruz camino hacia el calvario. Al contemplar el drama de la pasión debemos ver las paradojas que allí se presentan: El aclamado por la multitud que lo sigue, es condenado por la turba que grita que sea crucificado; él que ha venido a enseñarnos la justicia, es ajusticiado por las autoridades; el hombre que ha enseñado la verdadera libertad, es llevado como reo; el que ha hablado abiertamente en público, es silenciado con la muerte; pero paradójicamente con su victoria nos enseña que la muerte es la causa del auténtico triunfo. En Jesucristo se cumple a plenitud lo que el profeta Isaías anunció del Siervo de Yahvé́. Es el hombre que sufre, pero sin culpabilidad de su parte; muere, pero no por un castigo propio sino que lo asume como suyo. Con su muerte se hace solidario con toda la humanidad. Su muerte no es una situación definitiva ni de derrota y, de hecho, su morir es un vivir para siempre. Por eso no se puede desligar la muerte de la resurrección, de ahí que San Lucas nos invita a ver y contemplar este espectáculo para mirar en Jesús al Hijo de Dios que muere y resurge para dar la vida al pueblo; de ahí que su sacrificio es para dar la vida nueva. La Pasión de Cristo no puede verse como una simple la historia o un recuerdo de un relato pasado donde un hombre fue condenado a muerte; todo lo contrario, releer la pasión debe ser una actualización del acontecimiento central de la salvación y la manifestación plena de la gloria de Dios. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Al iniciar la semana santa, la liturgia de estos días nos invita a entrar en la pasión de Cristo, no como meros espectadores sino, como participes de su cruz y resurrección. La oración colecta de este día muy bien lo señala cuando pide que al guardar las enseñanzas de su pasión podamos participar de su gloriosa resurrección, es decir, que no nos quedamos simplemente con un recuerdo del pasado, sino que contemplamos un hecho salvífico y lo actualizamos en el memorial de la eucaristía para recibir sus frutos en nuestra vida. Recorrer el camino de Jesús implica entrar con él para seguirlo camino hacia Jerusalén; el recorrido que se hace en la procesión de este día llevando las palmas en las manos nos recuerda que también la creación aclama a Cristo como Rey que entra victorioso para asumir el martirio de la cruz. El maestro se sienta a la mesa para participarnos de su pasión y en la eucaristía memorial de su entrega nos deja el alimento necesario para que podamos continuar nuestra marcha como peregrinos, de modo que como sus discípulos nos invita a asumir la cruz no como instrumento de tortura y derrota sino como el instrumento de purificación en el que se nos dió la vida nueva. El Papa Francisco nos recuerda que “en el centro de esta celebración, que se presenta tan festiva, está la palabra que hemos escuchado en el himno de la Carta a los Filipenses: “Se humilló a sí mismo” (2, 8). La humillación de Jesús. Esta palabra nos desvela el estilo de Dios y, en consecuencia, el que debe ser del cristiano: la humildad. Un estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis: nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde. Humillarse es ante todo el estilo de Dios: Dios se humilla para caminar con su pueblo, para soportar sus infidelidades. Esto se aprecia bien leyendo la historia del Éxodo: ¡Qué humillación para el Señor oír todas aquellas murmuraciones, aquellas quejas! Estaban dirigidas contra Moisés, pero, en el fondo, iban contra él, contra su Padre, que los había sacado de la esclavitud y los guiaba en el camino por el desierto hasta la tierra de la libertad” (Homilía, 29 de marzo de 2015). Durante estos días debemos tener una actitud humilde para despojarnos de aquello que nos impide seguir a Cristo con un corazón libre y poder participar de su pasión, muerte y resurrección. “Al hacerse como nosotros y cargar con nuestras culpas por nosotros, Cristo restauró la naturaleza humana tal y como estaba en el origen. Al principio, el primer hombre estaba en el delicioso paraíso; le adornaban la falta de sufrimiento y de corrupción. Cuando despreció el mandato comiendo del árbol prohibido, cayó bajo la maldición, la condena y los lazos de la muerte. Pero como he dicho, Cristo le restauró del mismo modo que al inicio: se convirtió en el fruto del árbol, soportando la gloriosa cruz por nosotros, para destruir la muerte que había invadido los cuerpos humanos por medio de un árbol. Y ahora de nuevo en el árbol glorioso de la cruz fuimos salvados” (San Cirilo de Alejandría, Comentario al evangelio de Lucas 153). 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Hemos recorrido el itinerario cuaresmal donde el profeta Joel, el miércoles de ceniza nos invitaba a la conversión interior, es el momento para manifestar los frutos de este tiempo y durante esta semana participar en la pasión de Cristo para no quedarnos al margen del acontecimiento central de nuestra salvación. La oración, la penitencia, el ayuno, las obras de caridad de este tiempo nos deben servir para entrar en este momento cumbre del misterio pascual, al cargar la cruz de Cristo debemos morir definitivamente al hombre viejo para resucitar a la vida nueva de la gracia y manifestar ante el mundo que Cristo vive en medio de nosotros. Nuestro testimonio durante estos días debe servir de ejemplo para que muchos hombres y mujeres se animen al seguimiento de Cristo. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. La liturgia de este día trae tres momentos significativos: La bendición de los Ramos y la procesión, la lectura de la pasión y la celebración eucarística. Cada momento debe servir para recordar nuestra condición de peregrinos que llevan la cruz para salir victoriosos a la resurrección. 2. Motivar con tiempo la participación de la comunidad en la procesión con los ramos. Tener en cuenta que el verdadero signo de acogida y aclamación de Jesús como Hijo de Dios es con los elementos de la naturaleza (ramos, ramas). Tener presente que hay tres formas de conmemorar la entrada del Señor a Jerusalén, ver Misal, pág. 129 ss. Al concluir la procesión, al llegar al altar, se omiten los ritos iniciales y se hace la Oración Colecta. Un aspecto que conviene tener encuentra, es el papel de los jóvenes y de los niños. Así como a Jesús ellos le aclamaron en Jerusalén, es muy antigua la tradición en la Iglesia de que el canto y el protagonismo de los niños sean evidentes en esta celebración. 3. Para la lectura de la Pasión no se llevan cirios ni incienso, se omite el saludo y la signación del libro. Estos signos manifiestan la austeridad de estos días. Al proclamar la muerte de Cristo se debe hacer una pausa para guardar silencio y ponerse de rodillas durante unos instantes. Se sugiere que la proclamación de la Pasión se realice entre tres lectores, teniendo en cuenta la recomendación de la liturgia de reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. 4. Para evangelizar la piedad popular, conviene instruir a las fieles en que lo más importante en este día es la celebración de la Misa y, en ella, la lectura de la Pasión del Señor. Es importante realizar la bendición y procesión con su carácter litúrgico y darle el aspecto de una “Puerta de la Semana Mayor”, la cual incluye los actos litúrgicos y los de piedad popular 5. El canto es uno de los elementos que tiene un papel importante en la celebración del Domingo de Ramos. Así pues que el escoger los cantos más adecuados es ayudar a la asamblea para que capte la fuerza significativa del misterio celebrado. Para la entrada: Hacia ti, morada santa; Que alegría cuando me dijeron; Hosanna al Hijo de David; Anunciaremos tu Reino, Señor; Pueblo de Reyes; Tu Reino es vida. En este momento es sumamente oportuno cantar el ya famoso y muy bello Hosanna oh¡, en el que se habla incluso de los ramos de olivo. Aquí sí se debería cantar con fuerza y con gozo. También puede intercalarse entre las estrofas del salmo la segunda parte del Santo de la Misa, en sus varias versiones, desde donde dice: Bendito el que viene... 6. Con las oraciones propias para la Misa, también tiene propio el Prefacio: La Pasión del Señor, Misal pág. 138; y se podría seguir la Plegaria Eucarística II. 7. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 139.

Jue 4 Abr 2019

"Todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo"

"Todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo" (Fil 3,8) TAREAS 1. Confesión sacramental 2. Ora agradeciendo la historia de su vida 3. Vive alegremente [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 4 Abr 2019

El Señor nos invita a mirar nuestra propia vida, a interiorizar cómo estamos viviendo la vida de unión con Dios

Primera lectura: Isaías 43,16-21 Salmo: 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Filipenses 3,8-14 Evangelio: Juan 8,1-11 Introducción El tema de las lecturas de este domingo se centra en: • La transformación del hombre tocado por el perdón amoroso de Dios. La misericordia y el poder de Dios se manifiestan ayer, hoy y siempre. • El Señor ha hecho maravillas desde tiempos antiguos, hoy la Palabra nos invita a no quedarnos en el pasado, sino a reconocer lo que hizo, hace y hará por nosotros Dios (primera lectura). • La vida que hemos recorrido, aún llena de pecados, dolores y sufrimientos, por la gracia del Señor, puede convertirse en camino de crecimiento espiritual o en “semillas” llamadas a dar fruto abundante, frutos de vida eterna (como la mujer adúltera del Evangelio y la misma experiencia de conversión de San Pablo en la segunda lectura). Todo ello es razón para exclamar, llenos de gratitud, con el salmista: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura nos hace una invitación apremiante a vivir el momento presente, el ahora en que Dios se manifiesta. El Señor, a través del profeta Isaías, exhorta a los desanimados en el destierro, diciéndoles: “No recuerden lo de antaño, no piensen en lo antiguo”; le pide al pueblo Israelita dejar atrás su pasado y prestar atención al presente. Los exiliados empiezan a recordar el gran éxodo de Egipto, y sus culpas delante de Dios que acarrearon su desastre, y se olvidan de que el Señor actúa en favor de su pueblo y no permitirá que se pierdan. Es demasiado fácil perderse en el pasado y no fijarse en el presente, centrando la atención en lo que fue, en lugar de aprovechar el ahora. El nuevo éxodo que Dios realizará en favor de su pueblo será aún más maravilloso que aquel éxodo de Egipto. El creyente está llamado a dejarse sorprender por la acción salvadora de Dios: “… mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?” El salmo inicia con una exclamación del pueblo que ve la mano de Dios y, en acción de gracias, dice a una voz: “Cuando el Señor cambió la suerte Sión nos parecía soñar…”. El salmo del regreso del destierro, explica “el cambio de suerte”; no vale aquí aquella frase “los sueños, sueños son”, este sueño es una realidad que causa una doble reacción: la primera, el comentario de los paganos que otrora se burlaban del pueblo de Israel porque pensaban que Dios los había abandonado, y ahora se ven obligados a reconocer admirados que “El Señor ha estado grande con ellos”. La segunda reacción es el canto jubiloso de los que regresan “La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares… Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares”. En esto vemos una imagen que muestra el desierto en que se encontraba el pueblo de Israel y cómo Dios lo fue inundando con su favor, “Como los torrentes del Negueb”, haciendo del destierro babilónico una gracia para el Pueblo de Israel, que regresa del destierro. Pablo en la carta a los Filipenses expresa de forma radical su adhesión incondicional a la persona de Cristo y a su salvación: “Todo lo estimo pérdida, comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en Él”. Pablo, transformado por el encuentro con Cristo, desde el inicio de su vida cristiana, dedica todas sus fuerzas, como excelente atleta, para alcanzar la meta y obtener la recompensa, olvidándose de lo que queda atrás y lanzándose hacia lo que está por delante, configurarse con Cristo, con su muerte y sus padecimiento con la esperanza de la resurrección. El evangelio nos muestra cómo los escribas y fariseos ponen a Jesús en una dura prueba: la misericordia o la justicia según la Ley. Le traen a una mujer sorprendida en adulterio a quien la Ley manda lapidarla, y le preguntan sobre que qué hacer. Si Jesús responde que la lapiden, el pueblo se escandalizará por su falta de misericordia; y si la absuelve lo acusarán como contrario a la Ley. Su objetivo es acusar a Jesús como enemigo de la Ley de Moisés y, por tanto enemigo de Dios. Jesús no responde por algún tiempo –inclinándose, escribía en el suelo- pero al final, para hacerles caer en la cuenta de la dureza de su corazón y de sus muchos pecados les dice: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”. Los fariseos y escribas quedan desconcertados, no esperaban una respuesta como esta, queda en evidencia la injusticia de ellos –traen a la mujer adúltera pero no al varón con quien ella ha cometido el adulterio- y sus propiospecados: “Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último”. Jesús sabe lo que hay en el corazón del hombre, a ellos no les interesaba que se cumpliese la Ley, tampoco la situación de aquella pobre mujer que iba a ser lapidada, solo querían tentar a Jesús. Jesús invita a sus oyentes, a pasar de la ley que debe ser ejecutada, a una ley que debe ser interiorizada desde la vida propia. Con inmensa misericordia le dice a la mujer: “Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más”. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Para poder dejar actuar a Dios en nuestras vidas, es necesario dejar atrás ciertos momentos, pensamientos y actitudes que entorpecieron la acción de Dios en nuestra historia personal, familiar, comunitaria. Pero este dejar atrás no implica que olvidemos de dónde nos sacó el Señor, pues la experiencia de haber sido salvados por Jesús es la fuente de donde brota el amor agradecido a nuestro Salvador. Al respecto, el Papa Francisco nos invita a ser memoriosos. En efecto, en el discurso que dio a los sacerdotes y personas consagradas en Trujillo, durante su visita apostólica a Perú, afirmó: “la memoria mira al pasado para encontrar la savia que ha irrigado durante siglos el corazón de los discípulos, y así reconoce el paso de Dios por la vida de su pueblo.” (Discurso, Colegio Seminario San Carlos y San Marcelo, Trujillo, 20 de enero de 2018). Cuando somos conscientes de nuestra vocación bautismal, sabemos como cristianos que el camino no puede ser sin cruz, porque eso significa ser cristiano, portador de la cruz. Pero el Señor va más allá, nos invita a estar en sintonía con él, a configurarnos con sus sufrimientos, con sus alegrías, con su vida, y esto no lo quiere con cara de tristeza, así estemos pasando por momentos difíciles, él lo quiere con cantos de júbilo y alabanzas, porque “el Señor ha estado grande con nosotros”. Cuanto más miserables somos, Dios se muestra más misericordioso con nosotros; pero cuántas veces nosotros no somos misericordiosos con nuestro prójimo sino que tenemos las piedras en las manos para arrojarlas contra el hermano que yerra. El Señor nos invita a mirar nuestra propia vida, a interiorizar cómo estamos viviendo la vida de unión con Dios y cómo esta se ve reflejada en actos de perdón y conmiseración con los otros. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Nos encontramos en una sociedad que busca a Dios en circunstancias difíciles, pero apenas ven una mejoría, se alejan de Él y pronto olvidan las gracias que el Señor les hace. Se tiende a justificar el bienestar alcanzado como obra de las propias manos: “yo lo logré con mi propio esfuerzo”, “yo lo hice”, etc. No dicen “Dios lo ha hecho”. El Señor siempre nos acompaña en nuestro camino y nos anima a recordar ese momento en que Él nos sacó de nuestra esclavitud y, así nosotros no lo reconozcamos, él hace llover sobre nuestra sequedad corrientes de gracias. En este momento la Iglesia está atravesando momentos difíciles y debemos ser imitadores de Cristo, porque “Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él.” 1Jn, 2,6 y por eso no nos sorprendamos de los sufrimientos a causa de las pequeñas o grandes persecuciones; la iglesia puede ser apedreada, pero a pesar de todo, debemos permanecer en Él y así llegar a esa configuración con Cristo, como escribía san Pablo. El Señor no quiere las críticas sino la misericordia, a semejanza de Cristo con la mujer adúltera. El mayor servicio que podemos dar a la Iglesia y a sus miembros es una vida de oración intensa y silenciosa a ejemplo de Jesús: “al anochecer se retiraba a un lugar solitario para orar”. El Señor, encontraba en la unión con su Padre la fuente del perdón y la misericordia. No olvidemos unirnos en oración junto al Papa Francisco por la iglesia que padece y sufre. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El encuentro con Dios en su Palabra, en este quinto Domingo de Cuaresma, nos invita y anima a: • Reconocer a Dios como principio y fin de nuestra vida .• Tener confianza a pesar de las distintas circunstancias favorables o desfavorables, sabiendo que están son semillas que serán regadas con torrentes de gracias donde crecerán y darán frutos. • Imitar a Jesús en los pequeños detalles de la vida, en especial el saber guardar silencio para no dar respuestas apresuradas. • Interiorizar la palabra de Dios, para que la semilla de la palabra caiga en nuestras vidas y de frutos de santidad. • Concientizarnos de nuestra propia debilidad y ser como Jesús que se muestra misericordioso con aquellos que le salen a su encuentro. • Comprometernos a una coherencia de vida, en donde esta se vea reflejada en los actos más sencillos hacia los demás. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar la idea de Jesús que manifiesta la misericordia del Padre: CEC 1846-1847. 2. El pasaje de la adúltera perdonada, invita a todos los bautizados a abrirsen al perdón incondicional de Dios que, en Cristo, renueva todas las cosas. 3. Para el acto penitencial se podría seguir la tercera fórmula: El Señor ha dicho: “El que esté sin pecado…”, Misal, pág. 342. 4. Se puede seguir el Prefacio de Cuaresma II, “Penitencia espiritual”. Misal, pág. 369. 5. Puede hacerse la Plegaria Eucarística “De la Reconciliación” II, que aunque tiene prefacio propio, puede realizarse con uno de Cuaresma, Misal pág. 508. 6. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 116. 7. En este domingo se celebra el tercer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 804-805 del Misal, Romano. 8. En este último domingo de cuaresma, es el momento más oportuno para motivar a la participación en el Sacramento de la Penitencia, para prepararnos para entrar en lo más santo y emocionante del año litúrgico, volviendo nuestro corazón a Dios y disponiéndonos para vivir el misterio Pascual. 9. El próximo domingo 14 de abril, es Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Insistir en la campaña para preservar la naturaleza, por eso advertir el no adquirir ramas de palma de cera, y más bien utilizar en este día plantas o ramas de árboles fácilmente renovables. Sin embargo, no podemos caer en desvirtuar los signos litúrgicos, por eso no está bien invitar a llevar globos, banderas, pañuelos, etc.

Jue 28 Mar 2019

"Bendigo al Señor en todo momento" (Sal 34,2)

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA Marzo 31 de 2019 "Bendigo al Señor en todo momento" (Sal 34,2) TAREAS: 1. Hagamos una oración pidiendo perdón por las veces que hemos maldecido o renegado 2. Aprendamos algunas frases cortas de la Biblia [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 28 Mar 2019

Dios Padre realiza su historia de la salvación con el pueblo de Israel

Primera lectura: Josué 5,9a.10-12 Salmo: 34(33),2-3.4-5.6-7 (R. cf. 9a) Segunda lectura: 2Corintios 5,17-21 Evangelio: Lucas 15,1-3.11-32 Introducción La cuaresma es el tiempo que prepara las mentes y los corazones del pueblo cristiano a la digna conmemoración de la Pascua del Señor. Por eso las lecturas bíblicas de este tiempo encuentran su pleno sentido al ponerlas en relación con el Misterio Pascual, en el que entramos, de modo más profundo, mediante la celebración de los Sacramentos pascuales (cf. Directorio Homilético, 57). Es por esto que de la eucología de este domingo y de las lecturas que se nos ofrecen podemos presentar los siguientes temas de reflexión: • Dios Padre realiza su historia de la salvación con el pueblo de Israel, la centra en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo y la continúa hoy con nosotros, para acompañarnos y fortalecernos, hasta que tenga su plena realización en la glorificación eterna; es el contenido que nos ofrece las lecturas del Antiguo Testamento, y que se presenta como un tema característico y propio de la catequesis de este tiempo cuaresmal. • También, siguiendo en este Ciclo C, el texto del evangelio de Lucas aparece el tema relacionado con la conversión. • Este IV domingo está irradiado del tema de la luz que es evidenciada, en este domingo llamado de “Laetere”, por las vestiduras litúrgicas de color rosado, por las flores que adornan el templo y, sobre todo, cuando se siguen las lecturas del Ciclo A, por la relación entre el Misterio Pascual, el Bautismo y la luz, que viene acogida por el versículo de la segunda lectura: “Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz” (Ef 5,149. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pueblo de Israel, liberado de la opresión de Egipto y guiado por Josué, llega a la tierra que Dios ha prometido a Moisés. La primera parte del libro de Josué (Jos 1-12) narra la conquista de Canaán, que no es otra cosa que la progresiva integración de Israel en la tierra prometida. De este modo el narrador invita a reconocer el poder liberador y salvador del Señor y a fiarse de él totalmente. Escuchamos hoy la celebración de la primera Pascua en Canaán, en el día señalado por Éx 12,6. El hecho que ya no tengan maná, indica el fin del largo camino por el desierto y la llegada a la tierra prometida, en donde el pueblo de Israel, al instalarse en Canaán, mezcla una fiesta de pastores (el pasado nómada) que sacrificaban un cordero o un cabrito, con una fiesta de campesinos (el presente y futuro sedentario)en donde quemaban todo lo que había fermentado, para obtener un pan con levadura nueva y no fermentado en la masa antigua (cf. Dt 16,1-8 y Éx 12, 1- 20). La memoria de la liberación de Egipto une las dos celebraciones, y se convierte en el signo visible de la relación de Dios con Israel, vínculo que actualiza la salvación de Dios y proyecta al pueblo reunido hacia su futuro en Dios. El Salmo, por su parte, es una invitación a los presentes a participar de la oración y, en donde, el orante, de su parte, consulta a Dios sobre cuál puede ser su querer para él en las circunstancias concretas que vive; y la respuesta de Dios es una palabra eficaz y liberadora, que lo salvó de sus preocupaciones, de sus angustias. De este modo el orante capta la bondad del Señor, por lo que se acoge a él y descubre su presencia cercana que le da seguridad. Pablo en su carta a los Corintios afirma que él es embajador de Cristo y, como tal, los exhorta de parte de Dios a reconciliarse con él, por medio de su Hijo Jesucristo. Y porque la realización de la reconciliación con Dios es definitiva en Cristo, ahora es el momento de acogerla por medio de aquellos, quienes, por su ministerio, la hacen presente y actual, de modo que puedan vivir reconciliados. En el Evangelio, en la parábola llamada de la misericordia, Jesús anuncia la misericordia gratuita y anticipada de Dios, la cual es fuerza capaz de convertir y transformar la condición débil del hombre que, experimentando el pecado, lo expone a un obrar contrario al plan salvador de Dios y, por tanto, a hundirse en su propia miseria. El amor y la misericordia de Dios es oportunidad de experimentar la alegría de reencontrar lo que se había perdido y retornar a una nueva vida. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Dios nos encamina hacia la tierra prometida que no es propiamente terrenal, sino que nos encamina hacia la patria eterna del cielo, pero mientras pasa nuestra peregrinación por esta tierra, el Padre nos invita a celebrar, como en la primera pascua y llenos de alegría y gozo el encuentro permanente con él; allí él con su Palabra eficaz y liberadora, que es Jesucristo, nos perdona nuestros pecados e infidelidades y nos alcanza la reconciliación con él, con los demás, con nuestra casa común y con nosotros mismos. En la parábola del hijo prodigo, Jesús nos anuncia la misericordia gratuita y anticipada de Dios, que es capaz de convertir nuestros egoísmos y transformar nuestra condición flaca y débil, tocada por el pecado que se deja llevar por las propias inclinaciones abandonando los caminos del Señor. El amor y la misericordia de Dios son la oportunidad de volver a experimentar ese gozo y esa alegría de sentirnos perdonados y reencontrar lo que hemos perdido a causa de nuestro pecado y retornar una vida nueva junto al Señor y convertirnos en autores de paz y luz, entre los hombres llevando el mensaje y dando testimonio de la experiencia de reconciliación que nos ofrece a través de su Hijo Jesucristo. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Hoy todos queremos ocupar el puesto de los demás, somos envidiosos y egoístas. “Porque él tiene esto y yo no”, vivimos queriendo hacerle zancadilla. Tomamos, en muchas ocasiones, la actitud del hermano mayor diciéndole a Dios: “a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos” Lc 15,29. y empezamos a condicionar a Dios, le reclamamos con frecuencia, “Señor yo siempre te soy fiel, oro, doy limosna y no hago mal a nadie”, pero olvidamos que el amor es gratuito y así lo ofrece Dios. Perdona todo, siempre, con total olvido, sin volver nunca a echar en cara los pecados cometidos; perdona de manera que devuelve al pecador su dignidad de hijo suyo, heredero de la gloria, y le colma de toda clase de gracias y bendiciones. El arrepentimiento del hijo menor simboliza, también, el frecuente arrepentimiento de muchos hombres. El pecador no reflexiona, no empieza a arrepentirse, sino cuando siente las consecuencias trágicas de sus pecados, cuando tropieza con el dolor y el sufrimiento, con alguna desgracia y aquí Dios se vale de todo para salvar al pecador, pero aun sabiendo esto, con frecuencia rompemos la relación amorosa con Él, pero Él que es misericordioso y dadivoso nos llama a un arrepentimiento y a una búsqueda de perdón que, acogiéndonos con ternura, celebra con nosotros la fiesta del perdón. El Papa Francisco nos invita a elegir el camino del amor “en perdida”, porque amar significa dejar de lado el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás. Que la parábola del hijo prodigo nos enseñe a darnos sin condición, nos fortalezca en la relación amorosa con Dios, con los hermanos y con la creación, para que así tengamos experiencia amorosa de la presencia permanente de Dios Padre que nos bendice y acompaña. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La palabra de Dios en este Domingo Laetare, nos invita y anima a: • Reconocer que lo que hemos recibido es don y regalo del Padre. • Reflexionar acerca de la misericordia que Dios nos tiene y a examinar que tan verídico es el arrepentimiento que tenemos con el Padre, con los hermanos, con la creación y con nosotros mismos. • Saber agradecer a Dios en todas las circunstancias de la vida. • Luchar con los defectos propios del egoísmo para reconocer al otro como hermano. • Dejar de lado los sentimientos mezquinos y ser misericordiosos con nuestro prójimo. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. La parábola del padre misericordioso permite reconocer a Dios como Padre bueno y grande en el perdón que, en el abrazo de su amor, acoge a todos los hijos que regresan a Él con corazón contrito. 2. Idea Fuerza para la predicación: Si el hombre es capaz de Dios, el hombre es capaz de amor; y si es capaz de amor, es capaz de misericordia. 3. Para el acto penitencial se podría seguir la tercera fórmula con las invocaciones del Tiempo de Cuaresma II, Misal, pág. 348. 4. Se sugiere el Prefacio de Cuaresma I, “Significado espiritual de la Cuaresma”. Misal, pág. 368. 5. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 105. 6. Hoy se sugiere usar ornamento de color rosado, signo del ir dando pasos hacia la fiesta pascual. También, se permite el sonido de los instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. 7. En este domingo se celebra el segundo escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 803-804 del Misal, Romano. 8. Se permite de instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. En lugar de los ornamentos morados pueden usarse los rosados, siendo este color el característico de la liturgia del día, dado que es intermedio entre el morado de la penitencia y el blanco de la gloria.

Vie 22 Mar 2019

"He visto la opresión de mi pueblo, he oido sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos" (Ex 3,7)

"He visto la opresión de mi pueblo, he oido sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos" (Ex 3,7) TAREAS 1. Seamos voz del que sufre 2. Hagamos oración Dios actúa siempre 3. Acompañemos y ayudemos a los necesitados [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 21 Mar 2019

La Iglesia, nuevo pueblo de Dios, está llamada a dar fruto

Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15 Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8+11 (R. cf. 6) Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12 Evangelio: Lucas 13,1-9 Introducción De la reflexión y oración con la Palabra en consideración emergen los siguietes temas meditación: • La liturgia de la Palabra, en el Evangelio de Lucas, continúa con la invitación a la conversión, a saber aprovechar el tiempo de gracia de la cuaresma. Si no hay conversión verdadera el destino será la muerte. • La Iglesia, nuevo pueblo de Dios, está llamada a dar fruto, aun en medio de su esterilidad humana, necesitada del abono de la Gracia para ser tierra fértil. • La paciencia de Dios permite, con serenidad, avanzar en la capacidad de respuesta humana a su plan de salvación. El Kairos, tiempo de salvación, es como el árbol de la parábola, que le viene concedida una tregua de un año y un cuidado específico, una última oportunidad para no ser cortado. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el camino de la cuaresma, este tercer domingo, no sigue el esquema clásico, que lo encuadra en el evangelio de las tentaciones y la transfiguración, como aparece en los ciclos litúrgicos A y B, sino que sigue su propio itinerario. El evangelio de hoy, es el inicio del capítulo trece, en el cual Lucas habla de la predicación de Jesus a la gente, mientras está de viaje hacia Jerusalén. En este texto se hace referencia a la Ciudad Santa, a Pilatos y al tema de la muerte. Estos temas aparecen como un anticipo de la pasión que se cumplirá en Jerusalén. El texto está formado de dos partes, que aunque tiene características diferentes, convergen en un mismo argumento: la conversión. En la primera parte Jesús se pronuncia frente a acontecimiento reciente y continúa luego con una parábola. Narra el Evangelio de Lucas, que se presentaron unas personas, a contarle a Jesús de un acontecimiento de los judíos, en el que Pilatos había mezclado la sangre de unos hombres de galilea con la sangre de los animales que ellos habían ofrecido en sacrificio. Jesus, aprovecha para hablarle a la gente de la necesidad de evaluar bien las cosas y juzgar qué es lo más justo hacer. Esto lo decía para exhortarlos a reconocer que el tiempo ha llegado. El tiempo (Kairos), es el momento decisivo de Jesús para la salvación. En ese mismo momento, se presentan a Él algunos a llevarle la noticia de un hecho, para ellos, muy grave. Pilato había hecho matar a los peregrinos provenientes de galilea. Este hecho, se puede situar durante el tiempo pascual, único periodo en el cual, también los laicos podían tener parte en los sacrificios del templo. Ellos podían haber sido asaltados mientras salían a la colina del templo o, si la mención de la sangre se toma al pie de la letra, ellos podrían haber sido asesinados durante el sacrificio. En este caso, al acontecimiento habría que añadirle también un agravante, el sacrilegio. Las fuentes de la época de Pilatos no nos hablan de un hecho de este género, pero el hecho es verosímil, porque se conoce la crueldad con la cual actuaban los romanos en las tierras conquistadas por ellos. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Algunas preguntas nos permitirían entrar en la enseñanza de Jesús en el evangelio de Lucas. ¿Por qué algunos de estos personajes, de los cuales no es precisada la identidad, han dado esta noticia a Jesús? Podía ser una información interesada, partiendo del hecho que Jesus era galileo: para suscitar en él una reacción hostil ante Pilatos, de modo de denunciarlo a la autoridad. O, si algunos de estos eran de los fariseos, esto podía implicar una pregunta teológica sobre la justicia Divina, visto que las desgracias, en la mentalidad del tiempo, venían leídas como un castigo; ¿Cómo entender la muerte de estos peregrinos, justo en el momento que estaban demostrando su devoción a Dios? Jesus como lo solía hacer, huye de la casuística y aprovecha la noticia para ponerla al servicio de su anuncio. Tomando la palabra les dice: “¿creen que estos galileos eran más pecadores de todos los galileos, por haber sufrido tal suerte?” No, y yo les digo, si ustedes no se convierten, morirán todos del mismo modo. Jesus, excluye que la muerte de aquellos Galileos sea un castigo. Pero esta muerte debe servir de signo, de advertencia para los presentes, para que comprendan la importancia del tiempo que están viviendo. Ellos deben acoger la ocasión que les viene dada por la predicación de Jesus y deben tomar una posición, o sea se deben convertir. Que es también la invitación para nosotros hoy. Es la insistencia de Jesús con su cuestionamiento, “¿Aquellas 18 personas, sobre las cuales cayó la Torre de Siloé y los mató, creen que eran más culpables de todos los habitantes de Jerusalén? No, yo les digo, pero si no se convierten, perecerán todos de la misma manera”. La respuesta de Jesus es idéntica a la precedente. Todos son pecadores y tienen necesidad de conversión. No en un sentido genérico de mejorar el propio comportamiento, sino en el sentido radical expresado en el anuncio de Jesus: el Reino de Dios está cerca. Jesus ratifica su insistencia a la conversión en esta parábola: “un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, y fue a ver si daba higos, pero no encontró ninguno”. La enseñanza de este versículo, viene ahora ilustrado con la parábola de la higuera estéril. La imagen de la higuera, o en general del árbol, es usual en la biblia, siempre indica a Israel. Se encuentra también en el episodio de la higuera maldita, (Mc. 11,12). El árbol que no da fruto se encuentra también en la predicación de Juan el Bautista (Lc. 3,9). Esto muestra que la alusión a Israel es clara: el pueblo es como la higuera que no da frutos. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? El nuevo pueblo de Dios, que es la Iglesia, está llamado a dar fruto en el tiempo de Dios. “Así que le dijo al hombre que cuidaba el viñedo: “mira, por tres años seguidos, he venido a esta higuera en busca de frutos, pero nunca lo encuentro, córtala, pues; ¿para qué ocupar terreno inútilmente?” El patrón, afirma explícitamente lo mismo del versículo anterior, no hay frutos en la higuera. Los tres años, no van entendidos en sentido simbólico, sino más bien en sentido práctico. Un árbol puede también no dar frutos en un año, pero si no los da por tres años, es porque se ha convertido en estéril, y por lo tanto vuelve el terreno improductivo, por lo tanto es mejor cortarlo. Una gran enseñanza para este domingo es la misericordia Divina. Dios es ante todo misericordioso y sabe esperar; es la insistencia que viene haciendo el Papa Francisco desde la proclamación del Año de la Misericordia, esperar el tiempo de Dios. Dice San Lucas que aquel que cuidaba el terreno respondió: “Señor déjala todavía este año, voy a aflojarle la tierra y a echarle abono. Con esto tal vez dará fruto; y si no la cortaras”. Al árbol le viene concedida una tregua de un año y un cuidado específico, una última oportunidad. Si da fruto, bien, de lo contrario será cortado. La parábola no tiene necesidad de explicación. Refleja la visión mesiánica de Jesus. Israel, en general está alejada de Dios; Dios le ofrece a través del ministerio de Jesus una posibilidad de reconciliación. Este es el tiempo decisivo antes de la venida del Reino, el año de gracia, del cual Lucas hablaba ya en el capítulo 4. Para nosotros, Iglesia que peregrina en este mundo, es tiempo también de dar fruto convirtiéndonos a la misericordia, y volviendo el corazón hacia los pobres, hacia todos los que esperan un apalabra de salvación. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El encuentro con Jesús exige dar frutos. Él espera, aun en mi aridez espiritual y moral, Él me cuestiona ¿Me sucede también a mí de pensar que si a alguno le llega una desgracia o una enfermedad, éstas son un castigo por culpa de mis pecados? También preguntarme ¿De qué cosa debo convertirme?, ¿qué cosa debo hacer para dar verdadero fruto? Las respuestas solo se lograran en un ambiente de oración y compenetración con la voluntad de Dios. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Tratándose del tema de la conversión se podría tener un signo de la luz encendido, acompañado por una frase en cartelera que invite al cambio de vida que Dios espera de nosotros. 2. A través de la parábola de la higuera estéril cada fiel es invitado a superar la dureza de la mente y del corazón, para que, acogiendo la Palabra de Dios y dando espacio al Espíritu, sea capaz de dar frutos de verdadera y continua conversión. 3. Se sugiere el Prefacio de Cuaresma I, “Significado espiritual de la Cuaresma”. Misal, pág. 368. 4. Puede hacerse la Plegaria Eucarística “De la Reconciliación” I, que aunque tiene prefacio propio, puede realizarse con uno de Cuaresma, Misal pág. 501. 5. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 96 6. Recordar que en este domingo se celebra el primer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de la Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 801-803 del Misal, Romano. 7. Motivar la participación en el Sacramento de la Penitencia. Si los sacerdotes de varias parroquias vecinas coordinan y se hacen presentes en grupo, en cada una de las parroquias y se realiza una celebración penitencial, se facilita a los fieles la confesión y se da un signo muy valioso de comunión ministerial. 8. Tener presente que mañana lunes, 25 de marzo, se celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor.