Lun 7 Dic 2015
Para volver a amarnos
Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Estamos en la hora del retorno, del regreso del exilio, de la corrección colectiva y universal, de la reconciliación como gracia de Dios y disposición nuestra.
Es hora de regresar del calentamiento global al clima sostenible. De la depredación voraz, al cuidado de la casa común. Del cruce de los umbrales de la violencia entre Occidente y “Estado Islámico”, a una casi imposible salida política. Del bienestar individualista de Europa y USA, a compartirlo con oleadas de refugiados y emigrantes. De destruir la familia para imponer la anti-natalidad a toda costa, a rehacer la vía afectiva y la estabilidad unitiva y procreadora entre hombres y mujeres. Del “todo vale” y “des-limítate”, generadores de corrupción, degradación y graves injusticias, al “todos contamos”, a la inclusión y la trasparencia. En fin, de sostener, como piedras imperturbables, guerras tan eternas y desastrosas como la que aflige a Colombia, a abrir los espacios a la palabra, el acuerdo y los cambios.
Es la hora de la humanidad que ajusta cuentas en todas las áreas de la vida humana, social, planetaria, integrando sus grandes avances a una lógica del sentido, del bien común, de garantizar futuro, de responsabilidad globalizada. Y en esta hora, marcada con esa sensación de celeridad vertiginosa, tan propia de estos tiempos y calendarios, llega la voz universal del Sucesor de Pedro, el Papa Francisco, convocándonos al AÑO DE LA MISERICORDIA, desde el 8 de diciembre de 2015, hasta el 20 de noviembre 2016.
Es el llamado a “experimentar el perdón” como amor de Dios al alcance de nuestras manos, de las manos de todos. De levantarnos de nuestro lugar, unirnos a los demás y peregrinar juntos para “cruzar la puerta”, pasar por la Puerta de la Misericordia” como gesto regenerador de conciencias, sanador de sicologías heridas, esperanzador de horizontes nuevos. Y recibir y dar la INDULGENCIA, y abrirle de nuevo la propia vida al prójimo, al que es víctima, quizás mía, al que clama misericordia, solidaridad, alivio, consuelo, luz, descanso. Es un año para que todos renazcamos a la esperanza y volvamos a amar, porque nos sabemos amados y perdonados, porque nos sentimos acogidos e indultados, porque podemos decir nuestra verdad y escuchar la del otro, porque todo puede ser nuevo, empezando por el amor…
Todos invitados: hombres y mujeres, esposos, parejas, amigos, amantes, libres y prisioneros, sanos y enfermos, víctimas y victimarios, cercanos y lejanos, sin edades, sexos, razas, con una sola identidad, la de ser humanos y humanados en una dignidad común, la de ser adoptados y hermanados en La Misericordia de Dios, esa que para nosotros tiene el rostro de Jesucristo, sin excluir cómo la vivan otros.
Convoco a todos a unirnos al Santo Padre el Papa Francisco este 8 de diciembre en la apertura del La Puerta Santa desde Roma, y a congregarnos todos en las Iglesias Parroquiales y Santuarios de la Arquidiócesis el 13 de diciembre, Tercer Domingo del Adviento, para la inauguración local del AÑO DE LA MISERICORDIA.
+Darío de Jesús Monsalve Mejía
Arzobispo de Cali.