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Episcopado resalta ejemplo de resiliencia de comunidad Rrom presente en Colombia
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Al celebrarse este 2 de agosto a nivel mundial el 78º aniversario del Día del Holocausto del Pueblo Gitano, que se vivió durante la Segunda Guerra Mundial, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Departamento de Animación Misionera y el área de Etnias, ha querido recordar y saludar de manera especial a la minoría étnica conocida como comunidad de Rrom, que significa “pueblo” o “persona” en el idioma Rromaní.
A través de un mensaje el padre Omer Giraldo, director del área de Etnias del episcopado agradeció al Pueblo Gitano de Colombia por sus ejemplos de resiliencia a lo largo de su historia como parte de la nacionalidad colombiana.
“La Iglesia colombiana desde la Conferencia Episcopal se une al Pueblo Rrom en Colombia, reconociendo su colombianidad por su presencia ya centenaria en nuestro país, sus deseos y luchas por fortalecer y defender su identidad étnica y cultural, sus derechos como etnia minoritaria, sus manifestaciones artísticas, sus formas de vida, usos y costumbres y su dignidad como pueblo (…) Gracias querido Pueblo Gitano de Colombia por sus profundas lecciones de resiliencia a lo largo de su historia como parte de la nacionalidad colombiana”.
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HOMENAJE AL PUEBLO GITANO DE COLOMBIA
Día de la Memoria del Holocausto de los Gitanos
El 2 de agosto de 1944 es la fecha reconocida por una resolución del Parlamento Europeo del año 2015 como la fecha final de la liquidación de los “campos de gitanos” de Auschwitz. Conocida en el idioma alemán como la “Zigeunernatch”, “La Noche de los Gitanos”, el 1 de agosto de 1944, se realizó la matanza de cerca de 4.300 miembros de las minorías étnicas de los Sinti y los Rromaníes, variantes culturales de las etnias gitanas, durante la II Guerra Mundial; quienes fueron incinerados en las cámaras de gases, como parte de la campaña Nazi, en su intento por exterminar el Pueblo Gitano de Alemania. Se estima, según cálculos recientes, que entre 250.000 y 500.000 gitanos fueron asesinados durante el Holocausto Nazi.
La Iglesia Católica en Colombia, a través del Centro de Animación Misionera de la Conferencia Episcopal y el área de ETNIAS, rinde un especial homenaje al Pueblo Gitano de Colombia con ocasión de esta importante conmemoración, unida de corazón al dolor del pueblo gitano esparcido en muchas naciones del mundo. Junto a esta reconocida fecha del 2 de agosto, es importante recordar que el Día internacional de Pueblo Gitano se celebra el 8 de abril. El pasado mes de abril se celebraron los 32 años de la declaración oficial de dicha fecha en el Cuarto Congreso Mundial Romaní, realizado en 1990 en Serock, Polonia.
Ana Dalila Gómez Bahoz, gitana colombiana y considerada una de las 100 mujeres más influyentes del mundo, es coordinadora general de la organización PROROM y consejera distrital del pueblo gitano en Bogotá. En diálogo con ella nos dijo que la matanza del 1 de agosto de 1944 es reconocida en su cultura como “Mudardimos” que significa “genocidio” en la lengua Rromaní de los gitanos del mundo entero. Expresó que la limpieza étnica en el Holocausto Nazi superó el millón de gitanos asesinados. A su vez agradeció el gesto de la Iglesia colombiana de solidaridad con el pueblo gitano de Colombia. Hablando sobre la presencia de los gitanos en Colombia dijo que “existen comunidades de gitanos, llamadas Kompañy, o Kumpanias, repartidas en diversas regiones como Bogotá, Sahagún y San Pelayo, en Córdoba; Sampués, en Sucre, Sabanalarga, Envigado, Girón, Cúcuta, Tolima y Pasto”, este último, el único lugar del país donde aún viven en carpas.
Según el último censo del Dane, son 4.858 los gitanos que viven en Colombia, aunque para el Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Prorom) la cifra ya superó los ocho mil. Ana Dalila expresó que la organización PROROM tiene como objetivo “cambiar nuestra imagen social, mostrándonos como personas reales, no estereotipadas”. La palabra “gitano” proviene del término “egiptano”, pues en la Edad Media se generó la creencia errónea de que provenían de Egipto. Los gitanos llegaron a España en el siglo XV en tiempos de Isabel y Fernando, los reyes católicos. Su política que quería la homogeneidad de la sociedad española generó el odio y la indiscriminación hacia el pueblo gitano. La verdadera historia de los gitanos o también conocidos como “romaníes”, “zíngalos” o “Pueblo Rrom”, es que provienen de un pueblo indo ario nómade, al norte del subcontinente indio, del siglo IX de nuestra era. Aunque no hay una cifra precisa del censo gitano a nivel mundial se estima que oscila entre 12 y 20 millones de personas esparcidos en muchos países del mundo, aunque nunca se han identificado con un territorio o país. Es por esto que no anhelan una patria lejana, ni tienen el concepto de soberanía nacional o territorial y se caracterizan por la transmisión oral de su cultura, pues carecen de textos sagrados o referenciales. Las principales características del pueblo Rrom, afirma Ana Dalila, son: Gastronomía propia, danza, música, justicia propia, lengua y saberes ancestrales.
Es importante resaltar que, según la tradición gitana, no tienen una creencia religiosa común, sino que adaptan la religión dominante del lugar donde llegan. En Colombia la mayoría de los miembros del pueblo Rrom son católicos. Los católicos gitanos del mundo entero tienen como patrón al beato Ceferino Giménez Malla. Conviene resaltar que el 2 de agosto la Iglesia celebra la memoria del Beato CEFERINO, gitano fusilado en Barbastro, España, en 1936 por intentar salvar a un sacerdote. Fue el sacerdote milanés, Mario Riboldi, fallecido en junio de 2021, apóstol de los gitanos en Italia y Europa, quien descubrió la figura de Ceferino Giménez e impulsó con vitalidad su postulación para la beatificación, hasta que San Juan Pablo II le beatificó en Roma el 4 de mayo de 1997.
Vatican News escribió: “Al inicio de la guerra civil española, en los últimos días de julio de 1936, (Ceferino) fue detenido por salir en defensa de un sacerdote que arrastraban por las calles de Barbastro para llevarlo a la cárcel, y por llevar un rosario en el bolsillo. Le ofrecieron la libertad si dejaba de rezar el rosario. Prefirió permanecer en la prisión y afrontar el martirio. En la madrugada del 8 de agosto de 1936, lo fusilaron junto a las tapias del cementerio de Barbastro. Murió con el rosario en la mano, mientras gritaba su fe: «Viva Cristo Rey»” . Nos recuerda el Cardenal Peter Turkson, exprefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, en su mensaje para la memoria del Beato Ceferino del 2 de agosto de 2021: “En la vida del “Pelé”, como es conocido popularmente por los gitanos, se encuentran reflejados los valores centrales de la vida cristiana. Era conocido por su vida de oración, por su caridad constante; tenía también un don natural para el consejo”.
La Iglesia colombiana desde la Conferencia Episcopal se une al Pueblo Rrom en Colombia, reconociendo su colombianidad por su presencia ya centenaria en nuestro país, sus deseos y luchas por fortalecer y defender su identidad étnica y cultural, sus derechos como etnia minoritaria, sus manifestaciones artísticas, sus formas de vida, usos y costumbres y su dignidad como pueblo.
Gracias querido Pueblo Gitano de Colombia por sus profundas lecciones de resiliencia a lo largo de su historia como parte de la nacionalidad colombiana.
Padre Omer Giraldo R. MXY
Director área de ETNIAS y del IMA,
Instituto Misionero de Antropología
Del Centro de Animación Misionera de la CEC
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Cartagena será sede del XXI Encuentro de Pastoral Afro Nacional
Del 18 al 21 de septiembre se vivirá en Cartagena de Indias el XXI Encuentro de Pastoral Afrocolombiana (EPA) Nacional. El evento, que reunirá a representantes de las pastorales afro de las distintas jurisdicciones eclesiásticas y territorios de Colombia, será un espacio de celebración, reflexión, evaluación e intercambio de experiencias sobre la realidad que afrontan hoy las comunidades y el trabajo que ha venido realizando la Iglesia colombiana en esta dirección. La Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Área de Etnias del Centro Nacional Misionero, lo acompañará.El XXI Encuentro de Pastoral Afro también servirá para proyectar nuevos pasos para responder, con contundencia y perspectiva sinodal, al clamor de las comunidades negras, bajo la inspiración de rutas ya trazadas a nivel continental, como las planteadas por el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía”.En el encuentro, que se desarrollará bajo el lema “Espiritualidad Afro en perspectiva de una Iglesia profética”, estará presente monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. De manera particular, el prelado presidirá la Eucaristía Afro que se celebrará el jueves 19 de septiembre en el Claustro de San Pedro Claver.“Los encuentros de Pastoral Afrocolombiana, conocidos como EPA nacionales, son acontecimientos eclesiales que se enmarcan en la sinodalidad, la esperanza y la misión; lo son desde Alonso de Sandoval y su discípulo, san Pedro Claver, el "esclavo de los esclavos". El primero dejó como legado el texto más importante de la colonia sobre la evangelización de los pueblos africanos esclavizados. El segundo lo hizo con un ejemplo de vida que todavía nos cuestiona e impulsa como Iglesia para responder con contundencia al clamor del pueblo negro, cuyo peregrinaje nos recuerda al pueblo de Israel que salió de Egipto (…) El "caminar juntos" afro se reconoce en el continente desde 1980, en Buenaventura, con el primer EPA continental, que contó con la participación de varios obispos de América Latina, y ya empieza a dar sus frutos, como ha sido la gran noticia de la ordenación de monseñor Wiston Mosquera Moreno, obispo electo de Quibdó, quien se convierte en el primer obispo afrocolombiano”, así lo expresa el padre Carlos Alberto Zuluaga Benjumea, director del Área de Etnias del Centro Nacional Misionero de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), quien también estará presente en el evento."UBUNTU”, como expresión de sinodalidad desde la cosmovisión afro, pone sobre la mesa el llamado a valorar las prácticas religiosas afrocatólicas y las espiritualidades de matriz africana como una riqueza histórica que, con el paso del tiempo, se han transformado en un modo específico de vivir el proyecto del Reino desde la dimensión afro. Por eso, durante el encuentro, también se buscará reconocer, desde la identidad católica, la riqueza y la semilla del Reino en la diversidad étnica y cultural de Colombia.“Que sea la ocasión para denunciar todo signo que pueda opacar este llamado a vivir el Reino de Dios. Denunciamos las nuevas formas de esclavización, empobrecimiento, violencia y destrucción de la Casa Común, que tanto nos afecta como humanidad y, de modo particular, a estos hermanos nuestros”, agrega el director del Área de Etnias del Centro Nacional Misionero.Para conocer la agenda del evento, haga clic aquí.
Jue 5 Sep 2024
Obispos colombianos dieron el primer paso hacia la consolidación de la pastoral indígena
Por primera vez, los obispos de las arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos de Colombia donde hay mayor presencia de comunidades indígenas, se reunieron para analizar juntos el contexto de sus territorios en esta dimensión, el estado de la pastoral indígena en el país; así como las oportunidades y desafíos para su fortalecimiento. Aunque desde hace muchos años, diversas jurisdicciones han tenido múltiples espacios de trabajo con los pueblos originarios, los obispos colombianos identificaron la necesidad de dar un paso adelante.En la reunión, que se llevó a cabo entre el 2 y el 3 de septiembre en la sede de la Universidad Santo Tomás en Bogotá, participaron 14 obispos. Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán, lideró la convocatoria y animó el desarrollo del encuentro. También estuvo presente el padre Carlos Alberto Zuluaga Benjumea, director del Área de Etnias del Centro Nacional Misionero de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). Además, para enriquecer la reflexión con sus protagonistas, dos miembros de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), fueron invitados a compartir con los prelados detalles de la situación actual de sus comunidades.Monseñor Sánchez destacó la importancia del encuentro para conocer específicamente las iniciativas que se adelantan en cada Iglesia particular, de acuerdo a las visiones y realidades de las etnias y pueblos indígenas allí presentes:“Teníamos una deuda como obispos de una conversación seria, profunda, ampliada sobre el tema de la pastoral indígena. Cada uno de nosotros, en nuestros territorios, en los que los pueblos indígenas que estamos, salimos adelante con iniciativas muy, muy particulares, con las tradiciones que tiene una Iglesia sobre esa pastoral específica…Hacernos conscientes de la responsabilidad enorme que tenemos frente a nuestros pueblos indígenas, sus luchas, sus dolores, sus reivindicaciones, sus procesos y el papel que nosotros desde el Evangelio tenemos que poner en ese camino”.El padre Carlos Zuluaga del Área de Etnias de la CEC, dimensionó la importancia de que la Iglesia inicie este camino. Afirmó que Colombia tiene, por lo menos, 64 etnias, “que son 64 pensamientos diferentes y que son 64 maneras en su cosmovisión y en su cosmogonía de ver la vida”, remarcó.“Adentrándonos en este caminar, entonces vamos a un encuentro de espiritualidades. Sí, donde la Iglesia particularmente tiene una propuesta que es la que el Señor nos ha dado. Adentrarnos como en esta diferenciación, para que en ese encuentro se vaya inculturizando el Evangelio, pero desde la interculturalidad que es aprender, aprender, tener de alguna manera el reconocimiento de que ellos son diferentes, que piensan diferente, que tienen una espiritualidad y que esa espiritualidad no pelea con la nuestra o con todo lo que es la evangelización, sino que el Evangelio llega a encarnarse porque allí ya está lo que llaman las Semillas del Verbo”, agregó el padre Carlos.Los siguientes pasosDesde esa mirada, sobre los resultados y propósitos trazados al cierre de este encuentro, monseñor Omar Sánchez señaló que lograron plantear una ruta común que contempla la realización de un próximo encuentro de escucha ampliado, esta vez, contando con la participación de delegados de pastoral indígena y sacerdotes indígenas. De tal forma que se pueda llegar a un conceso más adaptado a la realidad, que facilite la definición de líneas de trabajo de la pastoral indígena a nivel nacional.Posteriormente, adelantarían una fase de discernimiento, a partir de la cual puedan construir unas líneas generales que orienten la pastoral indígena en Colombia; finalmente se daría la etapa de implementación y aplicación.“Minga dentro, minga fuera”En cuanto a los temas concretos que considerarían inicialmente en este proceso, los obispos han distinguido situaciones propias de la misión de la Iglesia y otras, de la realidad social, ambiental y política de estas comunidades en las cuales también la Iglesia puede aportar. El Arzobispo de Popayán los categorizó como temas “minga fuera” y temas “minga dentro”.“Minga dentro: lo nuestro es el nombre de Jesús como Salvador, dar la buena noticia de Jesús en nuestros pueblos indígenas: acompañar a los que ya son cristianos católicos aferrados a nuestra fe con unas expresiones hermosas de nuestra fe católica, recuperar a tantos cristianos católicos de nuestros pueblos que tienen esta fe pero la tienen fría (…) Minga fuera, grandes temas como el ambiental, la protección de la casa común, el gran tema de la paz en la que ellos y nosotros estamos; otros como su cultura, identidad y espiritualidades”, expresó el arzobispo de Popayán.Durante el encuentro también se destacó la necesidad de buscar estrategias para fortalecer la pastoral vocacional en medio de las comunidades indígenas, lograr que la Iglesia se acerque más a su cultura. Esto implica superar retos como la dispersión territorial, la escasez de sacerdotes en algunas Iglesias particulares y la superación de barreras dialécticas.También se definió la importancia de aportar desde la Iglesia en la educación en valores y elementos que les permitan a los miembros de estos pueblos originarios construir o fortalecer sus proyectos de vida. Así mismo, buscar estrategias para fortalecer la pastoral vocacional en medio de ellos.Por su parte, el padre Arnulfo Moreno Quiñones, pro-vicario del Vicariato Apostólico de Guapi, donde tienen comunidades indígenas en los cuatro municipios que conforman su jurisdicción, destacó que allí el trabajo con los pueblos originarios lo han venido adelantando, especialmente, a través de comunidades religiosas y de la pastoral social.“Hace muchos años atrás teníamos religiosos y religiosas trabajando directamente en las comunidades indígenas. Ahora no tenemos ningún religioso ni ninguna religiosa, pero hemos estado allí (…) Salió la cuestión de la escasez de vocaciones. De hecho, los indígenas en general se identifican, dicen o son católicos y ellos en su vivencia de la espiritualidad, se acercan a nosotros como Iglesia Católica a pedir, sobre todo, el sacramento del Bautismo".El padre Quiñones también destacó la cercanía y aceptación que tiene la Iglesia entre muchas de estas comunidades indígenas, evidenciada, por ejemplo, en la devoción a los Santos Católicos:“En nuestra jurisdicción eclesiástica, ellos son muy devotos del Señor, de la Buena Esperanza. Entonces ellos acuden frecuentemente en sus necesidades a esta, a este santo, a esta imagen, el Señor de la Buena Esperanza es una gran oportunidad que yo pienso que podemos aprovechar para acercarnos más. Además de otras festividades que también celebran San Juan Bautista, Santa Rosa, la Niña María”.Sin embargo, el sacerdote también indicó que, para poder fortalecer la labor evangelizadora, se deben fortalecer aún más los lazos con las autoridades espirituales e institucionales de estas comunidades.Higinio Obispo González, Asesor de la Secretaría General de la Organización Nacional Indígena de Colombia, fue uno de los líderes indígenas invitados al espacio. Higinio destacó la relevancia de este espacio; valoró el interés y la apertura de los obispos frente al tema. En el espacio, expuso los principales procesos que se están llevando a cabo a nivel organizativo, así como realidades de los diversos pueblos y territorios:“También es importante en el sentido que hacía mucho rato no teníamos este tipo de diálogo, sobre todo con los obispos. Yo creo que hay una necesidad de cómo conjugamos una visión y otra. Y la Iglesia siempre ha estado en disposición de acompañar a nuestros pueblos indígenas y de eso estamos muy agradecidos, pero también porque en este momento es importante que la Iglesia renueve las posibilidades realmente de cómo trabajar en el proceso organizativo, acompañando en sus acciones a estos pueblos”, así lo describió Higinio.Vea a continuación el informe audiovisual:
Jue 8 Ago 2024
Iglesia colombiana destaca el Día de los Pueblos Indígenas 2024 como una oportunidad para reflexionar sobre sinodalidad, esperanza y misión
La Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Área de Etnias del Centro Nacional Misionero, se une a la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas que se celebrará este 9 de agosto, con un mensaje en clave de sinodalidad, esperanza y misión, que destaca, de manera especial, la experiencia cotidiana, forma de relacionamiento y cultura de los pueblos originarios.A través de un video, es el padre Carlos Alberto Zuluaga Benjumea, director de esta sección en el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), quien transmite dichas palabras.El misionero consolato inicia el mensaje destacando la importancia de esta celebración propuesta desde 1994 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, para que también la Iglesia reflexione sobre la presencia de los Pueblos Indígenas en la comunidad humana y planetaria: “Nos brinda una oportunidad extraordinaria para mirarnos como humanidad, interconectada con la “comunidad de la vida””. Seguidamente, el padre Carlos Alberto afirma:“Cuando en la Iglesia hablamos hoy de sinodalidad nos estamos refiriendo a esa experiencia que Ustedes, pueblos indígenas, han vivido desde siempre en las chagras y los tambos, en las mingas y los rituales, en las fiestas y festivales. Ese sentir juntos, conversar entre todos, decidir en comunidad, caminar juntos, trabajar y celebrar comunitariamente, defender juntos, como pueblo, el territorio, la lengua y la cultura. Así la viven ustedes, así la entendemos nosotros, así la queremos vivir con ustedes y todos los pueblos de la tierra. Como familia universal que se respeta, respeta, es respetada y se hace respetar. Todos participando en y de la mesa común. La mesa de la comunidad planetaria.Esta es la esperanza que nos impulsa y atrae. Poder vivir en este territorio común, llamado planeta. Vivir en armonía y en paz, en respeto y colaboración, en perdón y reconciliación, en justicia y equidad, en participación sin corrupción ¡Qué lindo sería! Un paraíso que vale la pena soñar y construir. Una fiesta mundial de la fraternidad, en el Jubileo de la Esperanza, a la cual nadie debe faltar.Que eso es una utopía, gritarán ¡Y es verdad! Pero nos atrae, nos gusta, nos provoca y nos convoca, se vuelve misión. Sí, misión aquí, misión allí, misión allá. Vamos todos en salida misionera, a trabajar por la paz mundial y la ecología integral. El Dios de la vida nos aplaudirá”.Vea el mensaje a continuación:En contexto:De acuerdo con Naciones Unidas, el 23 de diciembre de 1994, la Asamblea General decidió que cada 9 de agosto se conmemorará el Día Internacional de las Pueblos Indígenas, como una oportunidad para evidenciar, de manera especial, "las barreras a las que se enfrentan las comunidades indígenas de todo el mundo: discriminación, difícil acceso a educación y salud, daño del medio ambiente, violaciones de derechos humanos y su lucha por conservar sus costumbres, lengua y tradiciones".Esta organización internacional también informa que en Colombia, según el último censo, realizado en 2018, "1.905.617 personas informaron pertenecer a 115 pueblos indígenas nativos, lo que representa un 4,4% de la población total del país. Los cuatro pueblos indígenas más numerosos son los Wayuu, Zenú, Nasa y Pastos; estos "concentran el 58,1% de la población indígena del país".
Mar 9 Jul 2024
La Iglesia colombiana renovó su compromiso con el anuncio de Jesucristo “aquí, allí, allá y más allá”
Entre el 5 y el 8 de julio, la Iglesia colombiana estuvo de fiesta centenaria. El XIII Congreso Nacional Misionero, desarrollado en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, fue el escenario central de dicha celebración que reunió a más de 1.800 personas de diversas edades y de todas las regiones del país, entre obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos. En representación del Vaticano, participaron, de manera especial, el cardenal Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, y el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli.Con esta edición, se conmemoraron cien años de haberse celebrado el primero de estos congresos, no solo en Colombia, sino en el mundo. De allí que el lema central con el que se impulsó fue: “¡En la Iglesia misionera, Colombia de primera”.Durante el evento se llevaron a cabo diversos espacios de espiritualidad, ponencias, conversatorios y testimonios misioneros, que buscaron recoger la cosecha de todos los misioneros colombianos que han plantado y celebrado el Evangelio dentro y fuera del país, para valorarla y convertirla en un nuevo impulso de la misión, en todos los niveles y realidades.“Recojamos la cosecha y comprometámonos a llevar semillas para sembrarlas en el corazón de nuestras familias, de nuestras parroquias, de nuestras diócesis, para que renazca con fuerza el ardor misionero, para anunciar a Jesucristo, el regalo de Dios para la humanidad en todos los espacios. Esa realidad misionera está aquí, allí, al frente y más allá”, expresó durante la instalación del evento monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).Por su parte, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, pidió a los misioneros tener en cuenta tres consideraciones para ser verdaderos “Testigos de la fe y pregoneros de la gracia”, tema bajo el cual se desarrolló la agenda del congreso: 1. “La misión es un camino de hijos que se sienten amados. 2. La misión es un camino de hermanos sencillos, al estilo de Jesús. 3. La misión es un camino de familia; de Iglesia acogedora, guiada por el Espíritu Santo”.Durante su ponencia titulada “La mission ad gentes en la Iglesia local”, el cardenal Luis Antonio Tagle, recordó la necesidad de hacer misión en cinco ambientes concretos, partiendo de la realidad cultural de cada una y peregrinando juntos: entre los pueblos indígenas, entre los jóvenes, en el mundo digital, entre las personas discapacidad o con capacidades diferentes y entre las personas migrantes. Además, enfatizó que “el discipulado misionero implica ir con Jesús, permanecer con Jesús e ir a otras y otros para compartir a Jesús”.La celebración concluyó con una visita histórica del Cardenal Tagle al Vicariato Apostólico de IníridaPara experimentar aún más la misión, tras el cierre del congreso, este lunes 8 de julio, el pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, se desplazó hacia el Vicariato Apostólico de Inírida, ubicado en el departamento del Guainía, en compañía del Nuncio Apostólico y de varios obispos colombianos: monseñor Mario de Jesús Álvarez, obispo de Istmina-Tadó; monseñor Medardo de Jesús Henao, obispo del Vicariato de Mitú; monseñor Joaquín Pinzón, obispo del Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano. Allí fueron recibidos por monseñor Joselito Carreño, obispo de Inírida, por los presbíteros y consagrados del vicariato, así como por miembros de la comunidad.La comitiva, de la que también hacía parte el Padre Samir de Jesús García, Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de Colombia y del Centro Nacional Misionero de la CEC; visitó la catedral Nuestra Señora del Carmen, la Pastoral Social de Inírida, el Hogar Infantil Casita de Semillitas y el colegio parroquial Monseñor Antonio Bayter Abud, allí pudieron conocer parte de la labor importante evangelizadora que adelanta esta Iglesia particular en territorio de misión.La jornada culminó con una solemne Eucaristía presidida por el Cardenal Tagle y concelebrada por monseñor Paolo Rudelli, monseñor Joselito Carreño, los prelados visitantes y los presbíteros del Vicariato Apostólico de Inírida.Durante su homilía, el cardenal Luis Antonio Tagle transmitió su saludo fraterno y la bendición del Papa Francisco, expresando la cercanía del Dicasterio para la Evangelización de las Jóvenes Iglesias. "El Vicario Apostólico nos ha informado de los muchos signos de vitalidad y esperanza presentes en su Iglesia. Al mismo tiempo, estoy consciente de los muchos desafíos a los que se enfrentan como pueblo y como Iglesia. Las lecturas de hoy nos dan esperanza", expresó el purpurado.Por su parte, monseñor Joselito Carreño expresó su agradecimiento al cardenal Tagle, resaltando la bendición que representa su visita para esa Iglesia particular. Agradeció a Dios por permitir que el pro-Prefecto de la Evangelización de los Pueblos haya elegido visitar este vicariato entre los diez que existen en Colombia y conocer de primera mano los programas y proyectos que se realizan en la obra de la evangelización integral.Al cierre, el Nuncio Apostólico expresó su alegría por la visita pastoral del Cardenal Tagle, uno de los colaboradores más cercanos del Papa Francisco: "Nos ha honrado con su presencia al final del Congreso Nacional Misionero. Es una ocasión para sentirnos todos unidos al Santo Padre, rezar por él, y también escuchar su llamado para que todos vayamos siendo discípulos misioneros de Jesús, compartiendo la alegría del Evangelio".Esta visita representa un hito en la historia del Vicariato Apostólico de Inírida, una oportunidad para fortalecer la fe y el compromiso de la comunidad con la misión evangelizadora de la Iglesia, así lo informó la delegación de comunicaciones de esa jurisdicción eclesiástica.Así registró el XIII Congreso Nacional Misionero la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá, sede del evento: