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Dios envió a su Hijo al mundo para que se salve

Sáb, 03/06/2023 - 11:31 Editorcec6

Tags: Predicación Orante de la Palabra lectio dominical predicación orante 4 de junio de 2023 Liturgia iglesia católica iglesia colombiana

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Predicación orante 4 de junio de 2023

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Vie 4 Abr 2025

Anda, y no peques más

QUINTO DOMINGO DE CUARESMAAbril 06 de 2025Primera lectura: Isaías 43,16-21Salmo: 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6Segunda lectura: Filipenses 3,8-14Evangelio: Juan 8,1-11I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEste domingo nos apartamos del evangelio de Lucas para entrar, dentro del evangelio de Juan, en un bellísimo pasaje que de todas formas tiene sabor lucano y no pierde de vista la experiencia de la misericordia. Se trata del episodio de la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8,1-11). Frente a ella y también frente a sus acusadores hoy vemos a Jesús como Señor de la misericordia y del perdón, que penetra en lo más íntimo del corazón del hombre. El contexto del pasaje es del conflicto. Como vimos el domingo pasado, la misericordia de Jesús escandalizó a los fariseos y escribas de su tiempo. Por eso desaprobaron la praxis de Jesús y buscaron la manera de demostrarle que solamente su comportamiento era el que correspondía a la voluntad de Dios. Para ellos el punto de referencia era estrictamente la Ley. Precisamente en este punto es que ahora ponen a prueba a Jesús y ésta será la ocasión para una magnífica enseñanza sobre el dinamismo del perdón: reconocer el pecado, ser perdonado y perdonar a los demás. Y viceversa, así como no está autorizado para juzgar quien tiene motivos para ser juzgado, igualmente sólo quien perdona puede ser perdonado por Dios .1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?A Jesús le presentan una mujer sorprendida en adulterio, con ello buscaban algún motivo para hacerle caer. Según la ley de Moisés, la mujer adúltera debía ser lapidada. Si Jesús aceptaba la lapidación, la misericordia que él predicaba quedaría desvirtuada; si la rechazaba, estaría contrariando la Ley. La respuesta de Cristo es una lección de justicia y misericordia: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Quienes pedían castigo por el pecado, estaban llenos también de culpa. A la mujer, quien ha quedado sola con Él, Jesús, le ofrece su misericordia diciéndole: “yo tampoco te condeno”, pero la invita a la conversión: “vete y no peques más”.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?1. Después de pasar la noche en el monte de los Olivos, Jesús madruga para ir al Templo y allí lo rodea una gran cantidad de gente que busca su enseñanza. El texto dice que el auditorio estaba compuesto por “todo el pueblo”. Pareciera exagerado, pero es la manera de ambientar la escena y preparar lo que viene: Jesús está ante la Ciudad Santa en calidad de “Maestro”, por eso dice “se sentó y se puso a enseñarles”. El reconocimiento de la autoridad de Jesús llega al máximo entre la gente. Puesto que “todo” el pueblo está allí, un fracaso ante los otros maestros podría desautorizarlo definitivamente. La situación es peligrosa. La situación será aprovechada por los enemigos de Jesús para emboscarlo en una trampa jurídica, desacreditarlo y llevarlo al patíbulo.2. En esa circunstancia, “los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio”. Parece ser que el hecho es indudable. Al respecto la Ley es muy clara: “Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera” (Levítico 20,10).Jesús es abordado como Maestro que debe dar el veredicto. Los acusadores le presentan a Jesús el hecho; le recuerdan la norma de la Ley: “Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres”; le piden el veredicto: “¿Tú que dices?”.Jesús es colocado entre la espada y la pared, en principio no le queda más alternativa que asociarse a la praxis de sus adversarios y responder pidiendo la pena de muerte de la mujer. De no hacerlo daría suficientes motivos para ser señalado de actuar contra la Ley de Dios.El evangelista nos dice que “esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle”. Oportuna precisión que saca a la luz la cuestión de fondo: Si Jesús aprueba el comportamiento de sus enemigos, también acepta su posición contra los pecadores; en consecuencia, tendría que ponerle fin a su praxis de misericordia y aparecer ante el pueblo como un falso maestro. Pero si Jesús no lo hace, resulta que termina desaprobando una Ley inequívoca ante un hecho inequívoco, e igualmente daría motivos para ser acusado de falso maestro que aparta a la gente de la Ley de Dios y, en consecuencia, debería ser quitado de en medio del Pueblo.Jesús responde con un gesto y con una frase. El gesto silencioso: “Inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra”. Jesús no se precipita para dar el veredicto, se toma un tiempo. Quizás esto sea lo más importante puesto que lo hace dos veces, enmarcando la única frase que pronuncia. Su primera respuesta es el silencio, un silencio que invita a todos a la reflexión. Jesús se comporta como si estuviera completamente solo, concentrado en su juego de hacer garabatos en la tierra.Este gesto podría ser interpretado como una indicación de la calma y la seguridad que Jesús tiene; como una manera de cansar e irritar a sus enemigos; como un gesto simbólico.Muchos han explorado la tercera posibilidad, una de las más interesantes es la que ve allí la referencia de Jeremías 17,13: “Los que se apartan de ti, en la tierra serán escritos, por haber abandonado el manantial de aguas vivas, Yahveh”. De ser así, ¿Jesús le estaría recordando a sus adversarios que son infieles a Dios y merecen ser escritos en el polvo y extinguidos? De cualquier forma, ellos pierden la paciencia y presionan a Jesús para que les dé una respuesta.Jesús se levanta y les dice la siguiente frase: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra”.Por fin Jesús los toma en cuenta y se dirige directamente a sus adversarios citando de forma adaptada la norma de Deuteronomio 17,7. Con sus palabras, les hace caer en cuenta de un tercer elemento que no han tenido en cuenta: ellos apuntaron el delito, lo confrontaron con la Ley; pero no han tenido en cuenta sus propios pecados. Ellos no pueden presentarse como si no tuvieran ninguna falta y por eso también necesitan de la paciencia, de la misericordia y del perdón de Dios. ¿Por qué tienen tanto afán en la condenación de la mujer adúltera?Los escribas y fariseos quieren tratar a la mujer como un caso más, fríamente, como si fuera un problema de aritmética. Jesús introduce una nueva consideración: la situación de los acusadores ante Dios. Los lleva a examinarse a sí mismos, ¿cómo quisieran ser tratados? Jesús deja un nuevo espacio de reflexión.Los adversarios son honestos y aceptan en su corazón la palabra de Jesús: “al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro”. Lo mismo hace todo el auditorio. ¡Qué increíble lección recibieron aquel día! Ninguno de los presentes afirmó que no tuviera ninguna culpa ni arrojó la primera piedra. Todos se fueron. Jesús y la mujer quedan solos.3. Jesús se levanta y se percata de que no quedan sino la mujer y él. Hasta el momento Jesús se ha dedicado a los acusadores, ahora se dirige a la mujer acusada. Este grandioso momento final gira en torno a un diálogo delicado y concreto entre los dos. Jesús hace dos preguntas y dos afirmaciones: Las dos preguntas aclaran la nueva situación: los acusadores ya no están y ninguno ha condenado a la mujer.En las dos afirmaciones Jesús plantea su propia posición: tampoco él la condena a la pena de muerte y la despide exhortándola a comenzar una nueva vida. En otras palabras: una absolución y el encargo de una nueva tarea. Interesante esta postura de Jesús: no le aprueba el pecado, pero tampoco se lo relativiza como si no hubiera pasado nada. Jesús le habla enérgicamente pidiéndole que se abstenga del comportamiento que la apartó de la voluntad de Dios y la expuso a la muerte.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?“Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle. Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos” (Sor Faustina Kowalska)_________________Recomendaciones prácticas:•Comienza la semana de dolor. Por tanto, una oportunidad privilegiada para convocar a una celebración comunitaria del Sacramento de la Penitencia.II.Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la MisaHermanos, en este domingo venimos como la mujer pecadora del Evangelio, a postrarnos ante Jesús, reconociendo en Él no un verdugo, sino un juez justo que dicta sentencia de amor, un médico que sana las heridas de nuestro corazón y un guía que nos indica el buen camino. Sintiéndonos acogidos por su amor fraternal, celebremos con alegría estos Sagrados Misterios.Monición a la Liturgia de la PalabraHermanos, Dios promete sanar la aridez de nuestra vida y transformar nuestro corazón. Como san Pablo estamos llamados a reconocer esas maravillas que Cristo realiza en nuestra vida, a darle a él el primer lugar. Aun cuando todos nos rechacen, el Señor estará a nuestro lado, perdonando, amando y cambiando lo malo que hay en nuestro interior.Oración Universal o de los FielesPresidente: Oremos al Padre del cielo por las necesidades e intenciones de todos los que se preparan para vivir la pascua de su Hijo, con un corazón contrito y humillado. Digamos con fe:R. Padre de amor y misericordia, escucha nuestra oración. 1.Pidamos al Señor por el Papa y todos los ministros de la Iglesia, para que, escuchado el mandato del Señor a seguirlo y negándose a sí mismos, permanezcan fieles al amor que profesaron en la respuesta que dieron a su vocación. 2.Supliquemos al Señor por la Iglesia y por todos los fieles que viven este tiempo de Cuaresma, para que caminen como compañeros, uno al lado del otro en el mismo camino.3.Imploremos al Señor por nuestros gobernantes, para que no dejen de atender las súplicas y necesidades del pueblo, promoviendo la justicia, la equidad y los valores del respeto a la dignidad humana y trabajen siempre por el bien común. 4.Roguemos al Señor por las necesidades particulares de nuestra comunidad, especialmente, por todos los hermanos que buscan ser cada vez más fieles a la misericordia de Dios y sufren en su cuerpo y alma, la persecución por causa de la predicación del evangelio. 5.Por todos aquellos, que por las contrariedades de la vida, llevan en sus corazones profundas heridas, para que desde la fe y la caridad fraterna, encuentren consuelo, esperanza y paz. Oremos.Oración conclusivaDios de infinita bondad,acoge nuestras súplicas y haz que también nosotros acojamos con un corazón dócil la gracia que este tiempo cuaresmal nos ofrece.Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 21 Mar 2025

Uno tenía una higuera plantada en su viña

TERCER DOMINGO DE CUARESMAMarzo 23 de 2025Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8 y 11 (R. cf. 6)Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12Evangelio: Lucas 13,1-9I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSiempre insistimos en que la conversión es “volverse a Dios” y esto es cierto, pero ¿sabemos a qué Dios nos estamos convirtiendo? Esta pregunta se hace fundamental en este tercer domingo de cuaresma, cuando la Sagrada Escritura nos da unos primeros apuntes sobre quién es Dios. Ciertamente toda la Escritura nos habla de quién es Dios, pero no en términos ontológicos, sino en formas históricas.No es una elucubración acerca de lo que es Dios, sino una narración de cómo se le ha experimentado. La historia de Israel, es la historia de Dios con su pueblo y el relato del que podemos llamar, el renacimiento del pueblo por medio de Moisés, no es otra cosa que aprender a descubrir quién es ese Dios de los antepasados que se ha hecho Dios contemporáneo. El bautismo es el nuevo éxodo, así lo cantaremos en la vigilia Pascual y Pablo en la primera carta a los Corintios nos recuerda que ese itinerario es figura para nosotros, para que deseemos lo bueno. La idolatría es una confianza en un dios que no puede actuar (está hecho de falsedad y está yerto).Y quien confía en un dios falso, queda como él, muerto e inerte. La confianza está puesta entonces en el Señor, Él es la esperanza verdadera de los creyentes. Contrario a Israel, el cristiano debe permanecer en la roca firme que es Cristo. Por su parte, Lucas nos habla de la paciencia de Dios. El pecador tiene una esperanza, y esa esperanza es la paciencia de Dios. Que Dios le aguarda, no gasta afán en destruir, sino que da tiempo. ¿Acaso la esperanza no implica una ganancia de tiempo? El afán se traduce en desespero, pero Dios es quien sabe dar largura para dar oportunidad. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Parece que Moisés tampoco conoce a Dios. Sus sentimientos iniciales lo han llevado a intentar hacer justicia con sus manos (Ex. 2,11-14). La salvación obrada en este caso, no viene de un conocimiento de Dios, sino de un sentimiento lastimero que ve sin los ojos de Dios. Es muy hermoso que Dios le manifieste a Moisés que él también ha visto el sufrimiento de su pueblo y es ahí donde Moisés debe entender que no es sólo lo que él ve, sino lo que Dios también puede observar. ¿Cómo te miras a ti mismo? ¿Cómo ve Dios tu vida? Es necesario que Dios te presente su visión de la realidad, que él también haga lectura; y en esto coinciden Dios y Moisés, pero en lo que tiene que ver con el actuar, Moisés debe contar con Dios, como Dios ha contado con él. El llamado de la zarza es la exposición de cómo Dios ve a su pueblo, Moisés ha sido avistado y aquel que “es” entra en diálogo. El pastor de Jetró no sabe quién es Dios, debe aprender a acercarse a él despojado de sandalias y permitirse conocerlo. No puede darse la liberación sin el conocimiento de Dios, mejor, el Señor se da a conocer liberando. Ha liberado a Moisés de sus sandalias, para que camine a pie limpio hacia aquel que se llama “yo soy el que seré”. Moisés encuentra un Dios desconocido y entra en relación con él preguntando su nombre.El nombre le revela una identidad increíble: es el Dios que siempre estaba, aunque no lo reconociera. Es interesante que Moisés, quien tendrá la misión de llevar a la fe a Israel por el desierto, tiene que ser el primero en reconocer que Dios está. El camino de la conversión tiene este maravilloso paso, reconocer que Dios siempre estaba y que ahora yo mismo tengo la oportunidad de saber quién es Él. La aceptación de esta realidad misteriosa y siempre presente lleva al corazón humano a darse cuenta de que hay una esperanza de liberación que no depende ya de sus propias fuerzas, sino de la compañía de la gracia divina. Ahora si puede comenzar el camino hacia la libertad, porque Dios ha dicho: “yo estoy contigo” (Ex 3,12) y los signos venideros lo demostrarán. La maldad de los hombres no son un signo de que no hay esperanza de salvación o de que las cosas no pueden cambiar; al contrario, son una muestra de que Dios aún espera en nosotros. Eso lo ratifica Jesús en el Evangelio. ¿Cómo miran los demás las desgracias del mundo? Seguramente como un castigo o tal vez como el destino ineludible de la vida. Pero la visión de Jesús frente a tales males, representados en la muerte de los galileos o en los aplastados por la torre de Siloé, son una manera de ver que Dios da oportunidad, no porque sean mejores los que no viven adversidades, sino porque a todos les tiene paciencia. La conversión es reconocer que Dios espera también algo de mí; que incluso en los problemas está presente para mostrar que ese mal es una señal de que Él no abandona. Dios se da a conocer también en medio del mal, observa con atención y verás que en el desierto hay una zarza ardiendo esperando que una persona se atreva a acercarse. La esperanza del cristiano es saber que su Dios siempre espera. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Meditar esta palabra dominical genera siempre miles de interrogantes frente a Dios y su presencia. ¿Cómo descubrimos a Dios en medio del pecado o de las adversidades? El primer obstáculo es pensar que Dios aparece o debe presentarse como la solución a dichos problemas y no como el Dios que está, aunque el mal siga presente. Dios debe ser reconocido en primer lugar como aquel que acompaña sin importar que haya dificultades. De lo contrario, será un ser de usos y desusos, de que aparece y desaparece como un ser mágico que tiene como misión liberar de los líos y no como el que debe ser compañía. El acto del amor de Dios es como el amor de los esposos. Se ama a aquel que está conmigo, aunque no me solucione los problemas. Porque se cuenta con alguien que te sostiene en los momentos más significativos como en los más cotidianos. Es necesario que un convertido entienda que Dios está con él, que observa su vida porque le importa, pero que no siempre está deteniendo las malas decisiones como si no respetara la libertad que le ha dado al hombre. Que quiere que confíen siempre en Él para que la libertad sea usada para la felicidad y no como un capricho para el desenfreno. Si Dios está, muchas cosas habrá que desatar, muchas personas no estarán. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Necesitamos valorar más el atributo de la omnipresencia de Dios, pues lo limitamos a lo locativo y no a lo vivencial. Dios esta presente en todos los momentos de mi vida, conscientes o inconscientes. Necesitamos purificar este atributo, para dejar de pensar que su omnipresencia es sólo para ver nuestros pecados. Por eso muchos no creen o no confían en Dios. Lo ven como una sombra perseguidora y tóxica que impide la realización de la vida. La presencia total de Dios es discreta, amorosa, paciente. El que lo ve todo, también lo conoce todo y respeta todo. Pidamos la capacidad de la confianza en esta presencia de Dios que quiere llenar la vida, pues reconocer su “estar conmigo” llena de paz y tranquilidad. No crea una falsa expectativa de que no habrá problemas, sino una auténtica seguridad de que no permitirá que caiga cuando el peso quiere aplastar la existencia. Creer en el Dios omnipresente nos pone en actitud orante y le regala santidad a mi vida para estar presente en la vida de otros como medio salvífico y no para condenar. _______________________Recomendaciones prácticas:•25 de marzo. Solemnidad de la Anunciación del Señor. Motivar a los fieles para que participen de la Celebración Eucarística este día, aunque en Colombia no sea de precepto.•28 de marzo. 24 horas para el Señor•28 – 30 de marzo. Jubileo de los Misioneros de la MisericordiaII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaEn este tercer domingo de nuestro desierto cuaresmal, el Señor nos llama, para que en nuestro camino de conversión prestemos atención a su presencia permanente. Celebramos que Dios nunca nos abandona y que espera con paciencia a que todas las realidades que vivimos sean una forma de ver que está con nosotros. La Eucaristía será siempre signo de que Jesucristo está presente todos los días hasta el fin del mundo. Monición a la Liturgia de la Palabra Escuchemos atentos la Palabra de hoy, como creyentes que buscamos renovar nuestra fe bautismal, que sea la apertura del oído la que haga que reconozcamos al Dios liberador y confiemos en su paciencia amorosa.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, Dios ve y escucha la opresión de su pueblo. Confiémosle entonces nuestras oraciones por los sufrimientos de la Iglesia y los de todos los hombres y digamos: R. Padre, atiende nuestras súplicas.1.Te suplicamos por nuestra Iglesia, extendida por el mundo entero, para que con su continua conversión manifieste al mundo la seguridad de tu presencia. Oremos.2.Te pedimos por los encargados de gobernar a los pueblos, para que estén atentos a las necesidades de los más vulnerables y construyan una sociedad más justa y equitativa. Oremos. 3.Te rogamos por aquellos que no creen en Dios, para que descubran tu presencia amorosa en el testimonio de los creyentes. Oremos.4.Te pedimos nosotros reunidos en Eucaristía, para que la escucha de tu palabra y la recepción del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nos asegure tu presencia permanente y nos aleje del pecado. Oremos.5.Te pedimos por todos los Misioneros de la Misericordia, para que sigan llevando el perdón a todos los rincones de la tierra. Oremos.Oración conclusivaPadre celestial, recibe con agrado estas súplicas de tus hijos en camino de conversión y concédenos tu gracia para comprender los dones que nos otorgas por medio de ellas. Por Jesucristo nuestro SeñorR. Amén.

Vie 14 Mar 2025

Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMAMarzo 16 de 2025Primera lectura: Génesis 15,5-12.17-18Salmo: 27(26),1.7-8.9abc.13-14 (R. 1a)Segunda lectura: Filipenses 3,17 - 4,1Evangelio: Lucas 9,28b-36I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el segundo domingo de Cuaresma celebramos la Transfiguración del Señor. Tengamos también en cuenta que la Cuaresma, a través de la primera lectura de cada domingo de este tiempo, nos propone una reflexión sobre las etapas principales de la historia de la salvación en el Antiguo Testamento, por eso:-Cada segundo domingo de Cuaresma el protagonista es Abrahán. En los años anteriores habíamos leído su vocación, la petición de la ofrenda de su hijo Isaac y este año se propone la narración de la Alianza. Y es un pacto donde, vaya sorpresa, es Dios quien se compromete a cumplir su palabra a Abraham.-En la segunda lectura San Pablo, haciendo eco de la promesa de Dios a Abrahán, afirma que Jesús es la plenitud de esta promesa. A Jesús lo esperamos como Salvador porque ahora “somos ciudadanos del cielo”. Ya no esperamos una tierra en este mundo, como Abraham, sino que se no ha prometido una patria celeste. Estamos seguros que Nuestro Señor Jesucristo “transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa”.- Desde su nacimiento hasta su regreso al Padre, el itinerario terrenal de Jesús es realmente un éxodo de la muerte a la vida, de la humillación a la exaltación en la luz divina. Y es en la oración que Jesús alimenta y renueva su fidelidad al Padre y su misión. Y ese debe ser el mismo camino que recorran sus discípulos hasta alcanzar la gloria de Dios.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? v. 28a: “Cerca de ocho días después de estos discursos...”. Si bien este versículo no se lee en el Evangelio de este domingo, es importante retomarlo, porque Lucas abre su relato conectándolo con los discursos inmediatamente anteriores, casi como si quisiera decir que es la respuesta a las preguntas que Herodes, los discípulos y la gente se hacían sobre la identidad de Jesús. Y aquí Lucas comienza de inmediato con una precisión temporal. ¿Qué sentido tiene en el relato esta precisión temporal? ¿Por qué precisamente ocho días y no seis, como en Marcos o en Mateo?La respuesta nos la da el mismo Lucas en 24, 1 donde habla de la resurrección de Jesús: "El primer día después del sábado, muy de mañana..."; siendo el sábado el séptimo día de la semana judía, el día siguiente, en la sucesión de tiempo y números, es el "octavo día", queriendo así decir que la verdadera identidad de Jesús solo se puede encontrar en el octavo día, que es el de la resurrección.v. 28b: “Tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan...”. Jesús "toma consigo" a estos discípulos suyos, queriendo con esto decir que los asocia a su proyecto de vida, ya que solo participando en él pueden calificarse como "discípulos" en cuanto comparten la opción hecha por el maestro.“Subió a un monte a orar”. El monte del que se habla, en realidad es un monte "teológico", que evoca realidades teológicas. En la antigüedad se entendía como el lugar de la morada de la divinidad. Subir al monte significa entrar en una dimensión divina. De hecho, Jesús sube "para orar", indicando así que la oración te eleva y te hace entrar en esta dimensión divina.Este subir al monte recuerda la historia de Israel en la vida de Jesús, revivida esta vez en fidelidad a Dios. Como Moisés, que subió al monte con tres personas en representación del pueblo (cf. Ex 24, 1-3), también Jesús aquí sube al monte de Dios con tres discípulos, representantes de la nueva comunidad mesiánica, constituida en fidelidad a Dios y en conformidad con sus exigencias.Y que este sea el contexto al que Lucas se refiere lo sugiere también la presencia de otras palabras que lo evocan: éxodo, Moisés, las tres tiendas, el monte al que suben. Lucas, por lo tanto, ve en Moisés una prefiguración de Jesús.v. 29: “Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y su vestidura se volvió blanca y resplandeciente”. La transfiguración es una anticipación de la Pascua y no solo por el aspecto resplandeciente de las vestiduras del Señor, sino también por la anticipación de todo el misterio pascual.El evangelista señala que Jesús no sube al monte para transfigurarse, sino para orar, y es precisamente durante la oración, en su íntima relación con el Padre, que Jesús es investido del resplandor de Dios hasta el punto de ser absorbido completamente por él. El símbolo de esta relación es el resplandor del rostro y de las vestiduras (las vestiduras reflejan la condición de la persona).El misterio del Tabor es un misterio de oración, en el que Jesús ora y enseña a orar, y en el que claramente nos dice que la oración permite un proceso de transfiguración en la persona.v. 30: “De repente dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías… hablaban de su partida de este mundo, que iba a consumar en Jerusalén”. Es importante detenernos en estos versículos. El Evangelio dice que Moisés y Elías se dirigen a Jesús y hablan con él. El "hablar con" implica comunión y comunicación; indica que entre el Antiguo (Moisés y Elías) y el Nuevo Testamento (Jesús) no hay ruptura, sino continuidad dialógica. En otras palabras, la historia de la salvación, representada aquí simbólicamente, es un único acto salvífico de Dios, dividido en dos tiempos: la Ley (Moisés) y los Profetas (Elías) que encuentran su confluencia natural en Jesús. Jesús recordará esto en Mateo 5, 17: "No piensen que he venido para abolir la Ley o los Profetas; no he venido para abolir, sino para darles cumplimiento". Jesús, por lo tanto, se presenta como la clave de interpretación del Antiguo Testamento y el punto de confluencia de toda la historia de la salvación, que en Él encuentra su cumplimiento.Un elemento que destaca Lucas aquí es el “éxodo de Jesús”. Lucas es el único que nos dice de qué hablaron: hablaron de su partida (otros traducen de su muerte). “Partida” es la traducción del término éxodo, de su éxodo, de su salida “que llevaría a cabo en Jerusalén”. El “éxodo” es claramente la muerte, pero no solo eso: la muerte también es la resurrección; muerte, resurrección y ascensión, todo esto es el éxodo de Jesús, es la salida de Jesús. Eso indica que la muerte y la resurrección de Jesús no son casuales, sino que están anunciadas y profetizadas por todo el Antiguo Testamento.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? En el primer domingo de Cuaresma habíamos reflexionado sobre Jesús que, ante las tentaciones del demonio, escoge el camino de Dios, es decir, opta por vivir de una manera correcta según su vocación. En este segundo domingo de Cuaresma contemplamos a Jesús que lleva a sus discípulos a la montaña porque son ellos los que ahora deben “hacer una opción” y Él quiere hacerlos parte de su proyecto de vida. La imagen de la Transfiguración es la que mejor nos ayuda a comprender el “camino cuaresmal”: Jesús sube a la montaña e invita a los discípulos a ir con Él, a elevar su nivel de vida, a subir a este lugar que nos recuerda las características ya mencionadas anteriormente. En la montaña Jesús invita a sus discípulos a “hacer una opción de vida” por Cristo Salvador, que cumple las promesas del Padre ya anunciadas desde el Antiguo Testamento. Este testimonio de Moisés y Elías dice que Jesús tiene razón, que la opción hecha por Él de cumplir la voluntad del Padre es el camino acertado. Incluso esto se confirma con la voz del Padre que llega desde lo alto, la misma voz que en el Jordán presentó a Jesús como Hijo amado, pero ahora se agrega algo: “escúchenlo”.¿Cuál es la mejor forma de escuchar hoy a Jesús?: la oración, que permite “elevar” nuestra mente hacia Dios y recibir una luz que nos transfigura. Es allí donde es posible hacer la misma opción que hace Jesús de cumplir la voluntad del Padre. También es en el encuentro personal con Dios en la oración donde se renueva la Alianza, de la que nos habla la primera lectura, y en donde hay un detalle que muy poco percibimos: es Dios quien se compromete pasando entre los miembros descuartizados de los animales que había preparado Abrahán. No es Abrahán el que pasa en medio de ellos. Ese gesto, según la antigua manera de hacer pactos en Israel, significaba honrar la palabra dada y, en práctica, pasando por en medio de los animales descuartizados se quería decir: “me suceda a mí como a estos animales sino cumplo el compromiso asumido”. De esa manera, es Dios quien toma la iniciativa de comprometerse con la Alianza que hizo con Abrahán, es decir, como dice el Papa Francisco: Dios nos “primerea” en el amor.El salmo responsorial puede hacer eco a lo que se viene meditando: “Oigo en mi corazón: “Busquen mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro… tú eres mi auxilio. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida”.La segunda lectura hace resonancia a la promesa de Dios a Abrahán y garantiza que Jesús es la plenitud de esta promesa y lo esperamos como Salvador porque ahora nuestra ciudadanía está en el cielo. Ya no es la patria terrenal la que anhelamos como herencia sino la patria celestial y estamos seguros que el Señor “transfigurará” plenamente nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La liturgia de este domingo es una gran motivación para descubrir, valorar o afianzar la oración como contemplación y camino de “transfiguración” en el Señor. Por eso considera seriamente la siguiente invitación:Estamos invitados a subir al monte de la Transfiguración para lograr vislumbrar algo de la gloria del Señor resucitado, para tener el valor y la fuerza de recorrer el camino cuaresmal con determinación, incluso en los momentos de tribulación y sufrimiento, cuando el camino conduce hacia el Calvario y la cruz. El camino de la Cuaresma que se nos propone es el camino del amor. Debemos aprender a transformar nuestra vida en obediencia a Dios o, lo que es lo mismo, debemos aprender a transformarla en amor. Por eso, entra en tu cuarto o en tu oratorio y, por lo menos en una hora, disponte para la oración. Imagínate en el monte de la Transfiguración y con la conciencia de que la oración es la posibilidad de vivir esta experiencia con Jesús. Luego pido lo que más deseo: escuchar a Jesús y que el Padre me regale la gracia de conocerlo, amarlo, seguirlo y optar como Él por hacer su voluntad.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaEl Evangelio de hoy nos habla de la Transfiguración de Jesucristo. Es un evento que ilumina este tiempo de Cuaresma y nos indica la finalidad de la práctica de la penitencia, el ayuno y la oración: la transfiguración de nuestro corazón para que, a ejemplo de Cristo, busquemos siempre la voluntad del Padre en nuestra vida. Que la Eucaristía nos permita transfigurarnos cada día a imagen de Cristo Jesús.Monición a la Liturgia de la Palabra Abrahán, padre en la fe, fue el primero en aprender a confiar en Dios tanto en las alegrías como en las tristezas de la vida. Dios le promete una descendencia numerosa como las estrellas del cielo, aludiendo al don de Isaac, pero también a la posesión de la tierra. La señal de las promesas divinas es la alianza que Dios hace con Abraham, expresada mediante el lenguaje del sacrificio (Primera Lectura). También para nosotros, como para Abraham, la salvación depende de la fe, que es adhesión al Hijo de Dios, Jesús, quien, en el Tabor, lugar de la revelación divina, frente a Pedro, Santiago y Juan, que serían sus compañeros en Getsemaní, se transfigura mientras ora, manifestando su identidad. Moisés y Elías, símbolo de la Ley y los profetas, hablan del éxodo del Mesías, es decir, de su bendita pasión. La subida al Tabor prepara la subida al Calvario, fortaleciendo la fe de los apóstoles ante la inminencia de la pasión de Jesús.En obediencia al Padre, escuchamos y seguimos a Jesús (Evangelio). Mientras esperamos como salvador a Jesucristo, quien transfigurará nuestro humilde cuerpo para conformarlo a su cuerpo glorioso, permanecemos firmes en él, haciéndonos sus imitadores (Segunda Lectura).Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos y hermanas: Iluminados por la Transfiguración de Jesús, supliquemos que suban hasta el Padre nuestras súplicas por la Iglesia, por el mundo y por nosotros, diciendo con humildad:R. Escúchanos, Señor1.Para que en la Iglesia se tenga confianza en el Señor, como Abrahán, y se comparta con las personas la fe que recibimos y así llevemos la esperanza al mundo. Oremos.2.Para que nuestro obispo N., los presbíteros y los diáconos, como los Apóstoles que vieron a Jesús Transfigurado, escuchen al Padre valorando cada día los momentos de oración y se renueven en la esperanza. Oremos.3.Para que los cristianos busquen el rostro de Dios en la vida activa, en la caridad y en la oración y no olviden que su patria es el cielo y sean peregrinos de la esperanza. Oremos.4.Para que las personas que sufren, están enfermas o tienen alguna otra dificultad descubran a Cristo, luz del mundo y Salvador, y se fortalezcan en su esperanza. Oremos.5.Para que quienes participamos de esta santa Eucaristía sepamos estar al lado de los más necesitados, para escucharlos y ayudarlos, y los animemos en la esperanza. Oremos.Oración conclusivaSeñor, Dios nuestro, que en el monte de la Transfiguración nos mandaste escuchar la voz de tu Hijo, dígnate escuchar nuestra súplica y concédenos los bienes que te pedimos, especialmente crecer cada día en la esperanza en Ti que no defrauda. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.  

Vie 7 Mar 2025

No tentarás al Señor, tu Dios

PRIMER DOMINGO DE CUARESMAMarzo 09 de 2025Primera lectura: Deuteronomio 26,4-10Salmo: 91(90),1-2.10-11.12-13.14-15Segunda lectura: Romanos 10,8-13Evangelio: Lucas 4,1-13I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl texto del libro del Deuteronomio está enmarcado en lo referente a la ley del santuario. Recoge las oraciones que con motivo de la ofrenda de las primicias debían recitarse en dicho santuario. El ofrecimiento de las primicias de la tierra era un modo adecuado de manifestar el agradecimiento de Israel por las hazañas de Dios, por los prodigios con los que había librado de la esclavitud a Egipto y establecido en la tierra prometida. La oración que se recita se constituye en un credo, histórico-teológico del israelita, de singular importancia, que encierra los rasgos fundamentales de la fe del Antiguo Testamento. Es un resumen de la historia de Israel, centrado en la liberación de Egipto y en su establecimiento en la tierra prometida.En la segunda lectura, el apóstol Pablo nos expresa cómo los judíos no tienen excusa para invocar a Cristo como Señor, ya que si no creen el Él no es porque la predicación evangélica no les haya llegado, sino por su falta de comprensión y de correspondencia a la llamada de Dios. Además, nos enseña San Pablo que, si la ley dada a Moisés manifestaba la voluntad divina y hacía más accesible su cumplimiento, la fe en Cristo ha abierto un camino más fácil para llegar a Dios. Jesucristo, al descender del cielo en la Encarnación y al resucitar de entre los muertos y subir al cielo, ha cumplido la profecía de Moisés que anunciaba cercanía de la Palabra de Dios (Cf. Dt 30,12-14): tras llevar su obra redentora, Cristo se encuentra cerca de los que creen en Él.Por su parte, San Lucas nos ofrece hoy el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. En efecto, en el inicio de su misión salvadora el Señor ayuna y sufre las tentaciones de satanás. Los tres evangelios sinópticos recuerdan que el episodio tiene lugar en el desierto. Con esa palabra se designa probablemente la depresión que hay junto al Jordán, al norte del mar muerto. Sin embargo, también tiene un sentido teológico: en el desierto fueron tentados, y vencidos, Moisés e Israel; en el desierto es tentado Jesús, que vence donde otros cayeron: el diablo quiere apartar a Jesús de su misión, pero Jesús le vence. Ya que en el tercer evangelio la genealogía del Señor llega hasta Adán, la tradición cristiana vio en este relato una victoria de Jesús como anticipo de Adán; donde Adán fue vencido, Jesús venció, inaugurando así la nueva humanidad. “Es conveniente recordar cómo el primer Adán fue expulsado del paraíso al desierto, para que adviertas cómo el segundo Adán viene del desierto al paraíso” (San Ambrosio, Expositio Evangelo secundum Lucam, ad loc.). 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Reflexionar sobre las tentaciones a las que es sometido Jesús en el desierto es una invitación a cada uno de nosotros para responder a una pregunta fundamental: ¿qué cuenta de verdad en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús que cambie una piedra en pan para satisfacer el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo de pan: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar. En la segunda tentación, el diablo propone a Jesús el camino del poder: le conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es éste el camino de Dios: Jesús tiene bien claro que no es el poder mundano lo que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor. En la tercera tentación, el diablo propone a Jesús que se arroje del alero del templo de Jerusalén y que haga que le salve Dios mediante sus ángeles, o sea, que realice algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo. ¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufre Jesús? Es la propuesta de instrumentalizar a Dios, de utilizarle para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y, por lo tanto, en sustancia, de ponerse uno mismo en el lugar de Dios, suprimiéndole de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?No tengamos miedo de afrontar, también nosotros, el combate contra el espíritu del mal: lo importante es que lo hagamos con Él, con Cristo, el Vencedor. Cada uno debería preguntarse: ¿qué puesto tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o lo soy yo?Al recordar que el pasado miércoles con el tradicional Rito de las Cenizas, hemos entrado en la Cuaresma, tiempo de conversión y de penitencia en preparación a la Pascua, la Iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse en el espíritu, orientándose decididamente hacia Dios, renegando el orgullo y el egoísmo para vivir en el amor.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?“En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque Cristo nuestro Señor, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal y, al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; de este modo, celebrando con sinceridad el misterio de Pascua, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba” (Del prefacio de este Domingo)._________________Recomendaciones prácticas:•Leer Instrucción General del Leccionario de la Misa, números 97-102, para comprender el sentido de la serie de lecturas propuestas durante el tiempo cuaresmal.•Motivar a los fieles a la recepción del Sacramento de la Reconciliación.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la MisaQueridos hermanos este caminar cuaresmal nos entrega las características marcadas por el encuentro personal y comunitario con Jesucristo. En un ambiente penitencial y en oración, recibamos la fuerza que viene de lo alto que Dios nos comunica en su Hijo Jesús.Monición a la Liturgia de la PalabraLa Palabra de Dios para este primer Domingo de Cuaresma nos muestra la misericordia de Dios para con el hombre y la fuerza del Espíritu que nos lleva al desierto para vencer toda tentación a ejemplo del Señor Jesús. Continuemos nuestra celebración como hermanos juntos en la fe.Oración Universal o de los Fieles.Presidente: Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y primicia de la humanidad resucitada, aclamémosle diciendo: R. Rey de la Gloria, escúchanos.1.Por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y laicos, para que dejándose llenar de la gracia del Espíritu Santo, asuman con decisión el compromiso de la conversión. 2.Por los gobernantes de las naciones, para que dispongan sus conocimientos y acciones al cuidado y atención a las comunidades más necesitadas, especialmente para que puedan satisfacer sus necesidades básicas.3.Por todas las familias del mundo, para que sean espacios de encuentro fraterno en los que se viva la fe, la esperanza y el amor.4.Por los enfermos, privados de la libertad y excluidos de la sociedad, para que descubran el rostro misericordioso de Cristo en sus momentos de angustia y soledad.5.Por nosotros para que al caminar juntos nos formemos como discípulos de Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra experiencia de este camino Sinodal.Oración conclusivaPadre, que nos ofreces este tiempo de gracia para reconciliarnos contigo y con los hermanos, haz que todos nosotros, caminemos hacia la pascua y no nos cansemos de buscar el Pan vivo bajado del cielo, tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.