SISTEMA INFORMATIVO
“Ciudadanos del Reino”
Tags: ciudadanos respeto Paz fraternidad sócrates convivencia jesús obispo florencia
Por: Mons. Omar Mejía Giraldo - Cuando hablamos de ciudad necesariamente tenemos que mencionar la necesidad de unos principios que regulen la convivencia ciudadana; es decir, que organice las relaciones mutuas para lograr que haya paz, fraternidad y respeto entre todos. Desde siempre el ser humano se concibe como un ser en relación, por lo tanto el entendimiento se logra con lo básico y fundamental: “ser racionales”. Para entender el planteamiento basta comprender un simple pensamiento de la antigüedad, Sócrates por ejemplo nos dice que es necesario el dominio de sí mismo como base de la moral, para conformar hombres de bien, a Sócrates como buen maestro, le interesaba los problemas éticos de la convivencia entre los ciudadanos.
Jesús, el Señor, es Maestro y como tal enseña y le interesa sobre manera la convivencia de la gente. Dice la Palabra que Jesús enseñaba a la gente, su actitud era la de siempre ir enseñando; El tenía la misión de dar a conocer el misterio del “Reino de los Cielos”. Para hacerse entender, Él se acerca a la gente y unas veces les habla a los oídos o en privado y muchas otras les habla desde las azoteas y desde las orillas del lago e incluso desde las barcas; en fin, Jesús es el Maestro y busca la mejor manera pedagógica de hacer comprensible su mensaje.
La liturgia de la Palabra del domingo anterior, la de hoy y la del próximo domingo, nos presenta en su conjunto el capítulo 13 de San Mateo, donde el escritor sagrado nos ofrece la enseñanza de Jesús en siete parábolas con las cuales Él compara el Reino de los Cielos. Específicamente hoy nos dice: “El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo…; El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza…; El Reino de los Cielos se parece a la levadura…”
Semilla, mostaza, levadura, tres ejemplos sumamente sencillos a través de los cuales el Reino de los Cielos se compara con la simplicidad, con lo original, con la vida cotidiana, con el desenvolverse del acontecer de todos los días. Aquí no hay filosofía, no hay argumentos, no hay disertaciones, no hay discusiones; lo que si existe es vida y vida en abundancia, que es precisamente lo que Jesús viene a traer.
Jesús es Maestro y Señor, es cercano y comparte la vida privada con sus apóstoles; ellos le piden que les explique la parábola de la semilla y Él dice: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.”
Para efecto de nuestra enseñanza y para comprender mejor el mensaje del presente domingo vamos a observar cinco actitudes fundamentales para regular la convivencia entre nosotros. No se nos olvide lo siguiente: Jesús, el Maestro y Señor, nos ha sembrado la semilla de la Palabra en el mundo y nosotros como buenos discípulos de Él debemos sabernos los “ciudadanos del Reino”; por lo tanto, los invito a observar las siguientes actitudes para nuestra convivencia fraterna y para la construcción de la paz entre nosotros:
1. Sembrar
Como personas de fe debemos sembrar las virtudes propias del evangelio: el amor, la fraternidad, la humildad, el perdón, la honestidad… Debemos sembrar buena semilla y para poder realizar el acto de sembrar hemos tenido que cosechar. Si observamos el pasado, no nos resta sino dar gracias a Dios por el testimonio de nuestros padres y familiares por el ejemplo de honradez y fidelidad a la palabra con la cual ellos han vivido y nos han formado. Nos corresponde a nosotros conservar las virtudes y valores que hemos recibido en herencia de nuestros mayores.
Preguntémonos por lo tanto: ¿Estamos sembrando virtudes y valores en las nuevas generaciones? ¿Qué cizaña debemos erradicar de nuestra vida para poder ser testimonio de honestidad, fraternidad y paz? Pregunta desafiante, para pensar: ¿Cuándo fue la última vez que fuimos honestos? Si no sembramos virtudes y valores en los niños y jóvenes, no soñemos con buenos ciudadanos, es decir, no soñemos con “ciudadanos del Reino”, por lo tanto, no soñemos con paz.
2. Paciencia
Dice la Palabra de Dios: “Dios es lento a la ira y rico en clemencia.” El texto de hoy nos cuenta que el sembrador al recibir la noticia que había cizaña en el campo junto con el trigo le pide a los segadores que tengan paciencia, que no se afanen a erradicar la cizaña todavía, porque corren el riesgo de arrancar también el trigo. “Todo tiene su tiempo” (Eclesiastés 3). Dios es misericordia y misericordioso, sabe que siempre hay una alternativa. Dice la Palabra: “De estas piedras Dios puede sacar hijos de Abraham”, es decir, “para Dios nada es imposible.” Con la fuerza de Dios la misma cizaña, podría ser transformada en trigo (milagro), pero se necesita entrar en el misterio de Dios. Con Dios lo humanamente imposible se hace posible por el poder de su gracia. Siempre hay una alternativa: La conversión, volver a la originalidad con la cual salimos del corazón de Dios.
La gran enseñanza para nosotros es la de poseer fe y esperanza en la misericordia de Dios. Tantas cosas que no logramos comprender hoy, pueden ser posible de asumir mañana, cuando nos abramos plenamente al poder de Dios. Un ejemplo sencillo: “El buen ladrón”, éste hombre al final de la jornada comprendió quien era Jesús y en el último instante de su vida se ganó la salvación. Siempre hay una última oportunidad. El secreto está en no asustarnos por la simplicidad del Reino de Dios, recordemos que es tan pequeño como un grano se mostaza y es como la levadura que se disuelve en la masa para poderla fermentar.
Como discípulos de Jesús nuestra tarea es ser pacientes y darnos siempre la oportunidad de estar en actitud de crecimiento; además, de dar la oportunidad de crecimiento también a los demás. Muchas veces somos ansiosos frente a las responsabilidades de los otros y poco exigentes con las responsabilidades nuestras. La Palabra nos invita a poseer la paciencia de Dios, en lo práctico, entendamos la paciencia del campesino, que sale a sembrar y sabe que su semilla se demora días, meses y hasta años para poder dar su fruto, lo importante es que finalmente dé un buen fruto en el tiempo justo y razonable.
3. Libertad
“Déjenlos crecer juntos hasta la siega.” Qué bueno entender la importancia de la libertad. Sin libertad no hay buenos frutos. No podemos imaginarnos un campesino yendo todos los días al huerto a observar cómo va la plantica o arrancándola para ver si en otro como reacciona fuera de la tierra. La planta se deja crecer con libertad y al final vendrán los resultados. Igual pasa con las personas…, padres de familia, maestros…, eduquen a sus hijos, fórmenlos, pero por favor, déjenlos crecer con libertad.
Sin libertad será imposible construir la paz entre nosotros, pero la libertad no es decir y hacer lo que se nos venga en gana. Lo primero que nos exige la libertad es nuestra capacidad racional y nuestra capacidad de escucha para luego discernir y obrar con ética, respeto y honestidad. Vale la pena hacer una mención aquí a la gran responsabilidad que tenemos hoy de usar bien las redes sociales. Qué tristeza ver hoy como nos destruimos a través de los medios de comunicación, creemos que libertad es decir y hacer lo que se nos venga a la mente o lo que se nos ocurra.
Si de verdad queremos vivir como ciudadanos civilizados, aún más si queremos de verdad comportarnos como “ciudadanos del Reino”, tenemos que empezar por respetar la libertad de los otros y por hacer respetar nuestra libertad. Libertad, según las sagradas escrituras es “ser lo que se es”; somos humanos, vivamos como humanos; somos racionales, antes de obrar pensemos; somos comunicativos, antes de hablar conectemos nuestro cerebro; somos hijos de Dios, obremos como hijos de Dios. Como “ciudadanos del Reino”, no nos podemos dar el lujo de ser corruptos, deshonestos, tramposos…; es decir, no podemos ser cizaña, tenemos que ser trigo y buen trigo, trigo dorado…
4. Discernimiento
La palabra discernir es definida así: “Distinguir por medio del intelecto una cosa de otra o varias cosas entre ellas.” El evangelio nos permite observar que en un principio el trigo y la cizaña poseen un cierto parecido, hasta tal punto que no es justo arrancar la cizaña inmediatamente porque se puede arrancar también el trigo. El discernimiento nos permite ir observando el momento justo para actuar de acuerdo a las necesidades del momento, teniendo en cuanta la mayor conveniencia y buscando siempre el bien común.
El discernimiento nos ayuda a ver si se es trigo o cizaña. Hoy es urgente recuperar en nuestra cultura el discernimiento espiritual. Desde el concilio vaticano II la iglesia nos viene insistiendo en la necesidad del discernimiento de los signos de los tiempos. “Hoy lo llamamos lectura de la realidad”, que consiste en estar continuamente atentos a los ritmos del mundo para desde el evangelio juzgar la realidad y poder dar respuestas acertadas y esperanzadoras.
El llamado es a los padres de familia, a los maestros, a los líderes sociales, políticos y religiosos, para que estemos atentos a saber discernir lo que acontece entre nosotros; pongo un ejemplo: Tenemos que preocuparnos más por la situación de desenfreno moral y ético de nuestra cultura; deberíamos preocuparnos más por nuestros niños y jóvenes, sus adiciones, sus situaciones, sus esclavitudes…
5. Juicio
Al final el texto del evangelio nos dice: “el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido.” La seguridad que hemos de tener es que el juicio final y definitivo lo hará el Señor. Dios nos ha creado para el bien y puede ser que en algún momento de nuestra vida le hayamos permitido al maligno que sembrara cizaña en nuestra vida, esto nos ha hecho perder el norte y nos ha desorientado. Pero tengamos en cuenta que de ninguna manera podemos sentirnos como causa perdida, ni tampoco podemos sentir a los otros como definitivamente perdidos. Es necesario entender que ninguno de nosotros podemos dar juicios definitivos, éstos son objeto única y exclusivamente de Dios. Él es quien realmente conoce el corazón del hombre, es Él quien en definitiva conoce las intenciones y los sentimientos. Por eso, el juzgar es propio únicamente de Dios. Cuidémonos de dar juicios, aportemos, pero siempre buscando el bien y nunca el mal. Seamos trigo dorado que aporta vida y no cizaña que trae muerte.
+ Omar Mejía Giraldo
Obispo de Florencia
"Nuestro pueblo gime de dolor": Pro-Vicario de Guapi
Mar 5 Nov 2024
Sobre “La Paz Total”
Jue 7 Nov 2024
Mar 22 Oct 2024
Dos Grandes Misioneros
Por Mons. Orlando Antonio Corrales García , Arzobispo Emérito de Santa Fe de Antioquia - El Domingo 20 de Octubre celebramos en toda la Iglesia la Jornada Mundial de las Misiones y por este motivo, todo el mes de Octubre se llama el Mes Misionero. Por esto les presento en esta reflexión a dos grandes misioneros, cuya Memoria litúrgica tenemos en estos próximos días: San Juan Pablo II y San Antonio María Claret.El martes 22 tenemos la Memoria litúrgica del Papa San Juan Pablo II. En el inicio solemne de su pontificado, el 22 de Octubre de 1978 en la Plaza de San Pedro, resonó la voz potente del nuevo Papa, venido de Polonia, que exhortó a toda la Iglesia, más aún, a toda la humanidad, a abrir las puertas a Cristo el Salvador de todos los hombres. Este es el anuncio Misionero que debe llevarse a todos los rincones de la tierra: proclamar que Cristo es el Salvador y que todos los hombres y mujeres, son invitados a abrir las puertas del corazón a Cristo, para que sea El quien dé sentido a la vida de cada persona.No cabe duda que este Papa fue un gran misionero y por ello viajó a tantos países del mundo, con el único objetivo de llevar el mensaje de la Salvación, la buena noticia del amor de Dios a todos: sus numerosos viajes, al igual que sus incontables documentos, tuvieron y tienen todavía hoy el propósito de acercar a hombres y mujeres de todas las culturas y lenguas, a Dios, para descubrir y experimentar su amor de PadreDestaco entre sus documentos, la Encíclica Redemptoris Missio: La Misión del Redentor, publicada el 7 de Diciembre de 1990, cuyo subtítulo es: Sobre la permanente validez del mandato misionero. Trata de la urgencia de la actividad misionera en estos tiempos. Tiene 8 capítulos, que me permito enunciar:1. Jesucristo, único Salvador.2. El Reino de Dios.3. El Espíritu Santo, protagonista de la misión.4. Los inmensos horizontes de la misión Ad gentes.5. Los caminos de la misión.6. Responsables y agentes de la pastoral misionera.7. La cooperación en la actividad misionera.8. Espiritualidad misionera: «El verdadero misionero es el santo».El jueves 24 celebramos la Memoria litúrgica de San Antonio María Claret. Nació en España y como sacerdote, predicó durante varios años en la región de Cataluña. Durante toda su vida desplegó un gran ardor misionero. Fue nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba, entregándose con gran generosidad a su tarea misionera en esa Isla del Caribe. Su gran espíritu misionero lo impulsó – por inspiración divina – a fundar la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, conocidos como los Misioneros Claretianos, que hacen presencia en 68 países, entre ellos Colombia. Están presentes en varias Diócesis de nuestro país, muy especialmente en Quibdó, Chocó. También están presentes en Medellín.San Antonio María Claret dio está definición del misionero: «Un hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa; que desea eficazmente y procura, por todos los medios, encender a todos el mundo en el fuego del divino amor. Nada me arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias y se alegra en los tormentos. No piensa sino cómo seguirá e imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas».Que el ejemplo y el dinamismo de estos dos grandes misioneros, nos impulse para vivir la Misión de manera permanente, como debe ser, no sólo en algunos momentos.
Mié 16 Oct 2024
Todos llamados al seguimiento de Jesús
Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta - Avanzamos en el mes de octubre dedicado en la Iglesia a la oración, reflexión y ayuda a las misiones, con el llamado a tomar conciencia de la tarea evangelizadora de la Iglesia, que en salida misionera, sigue llamando a todos al seguimiento de Jesús.En el pasado, en la familia se transmitían las verdades fundamentales de la fe, que permitían al niño y al joven optar por el Señor; hoy la parroquia en salida misionera, debe convocar mediante el proceso evangelizador, para que el seguimiento de Jesús sea una realidad en muchos hogares y ambientes. La tarea de la Iglesia sigue siendo la de cumplir con el mandato del Señor de ir a todos para anunciarles el mensaje de salvación, la Buena Nueva del Evangelio.San Pablo VI así lo enseña cuando afirma: “No obstante estas adversidades, la Iglesia reaviva su inspiración más profunda, la que le viene directamente del Maestro: ¡A todo el mundo! ¡A toda creatura! ¡Hasta los confines de la tierra! Como una llamada a no encadenar el anuncio evangélico limitándolo a un sector de la humanidad o a una clase de hombres o a un solo tipo de cultura” (Evangelii Nuntiandi, 50). Este llamado que nos hace el Papa nos tiene que mover a todos a desarrollar la creatividad para llegar a los distintos sectores de la parroquia.Hay que salir del ámbito del despacho parroquial. En palabras del Papa Francisco, hay que tener presente llegar con la evangelización a los tres ámbitos de la pastoral: “En primer lugar el ámbito de la pastoral ordinaria, animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad. En segundo lugar, el ámbito de las personas bautizadas que no viven las exigencias del bautismo, no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. Finalmente, está el ámbito de quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado” (Evangelii gaudium, 14). Revisando nuestra acción misionera en el proceso evangelizador, hemos cuidado con diligencia el primer ámbito de la pastoral, encendiendo el corazón de los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, buscando que los creyentes respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.Nos hace falta ir a buscar a los que están en el ámbito de los que no viven las exigencias del bautismo, que es un grupo amplio de fieles. Y mucho más descuidado, se encuentran los del tercer ámbito, aquellos que no conocen a Jesucristo o lo rechazan abiertamente. El mandato de la salida misionera debe abarcar el segundo y tercer ámbito, y para llegar a todos, debemos convocar a los que tenemos en el primer ámbito de la pastoral, para que se comprometan en el anuncio gozoso del mensaje de Jesucristo en todos los ambientes, recordando lo que nos dice el Papa Francisco que: “los cristianos tienen el deber de anunciar el Evangelio sin excluir a nadie, no como quien impone una obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable” (EG 14).En el credo proclamamos que la Iglesia es católica, esto quiere decir universal, y la universalidad tiene que estar en la mente del evangelizador, para llegar con la fuerza del Evangelio a todas partes. Recordemos que el Señor es quien conduce la misión; nosotros somos instrumentos que entregamos nuestra vida al servicio del Evangelio. Esta certeza nos ayuda a vencer los miedos de entrar a ciertos sectores de la sociedad y arriesgarnos a ir; aún si nos rechazan en un primer momento, no desistir en la tarea evangelizadora, ya que sabemos, vamos en el nombre del Señor y tenemos la certeza de que Él mismo nos ha dejado en el Evangelio: “sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20).Esto implica tener fervor por la evangelización, que en el misionero se percibe con fuerza cuando está en gracia de Dios. Un sacerdote, un misionero en gracia de Dios, es capaz de salir de su habitual situación de confort y dar la vida por Jesucristo. No es posible ser un misionero fervoroso estando en situación permanente de pecado. Todos somos pecadores, pero lo que se espera de un sacerdote, de un misionero es que no permanezca en situación de pecado por mucho tiempo, que, frente al pecado, busque de inmediato el sacramento de la confesión, reciba el perdón, y sienta la necesidad de ir a anunciar la misericordia de Dios por todas partes.Frente a esta realidad, necesitamos comunicar que todos están llamados al seguimiento de Jesús. Queda de parte del misionero hacer vida el llamado del Papa Francisco cuando dice: “la actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia y la causa misionera debe ser la primera” (EG 15), de tal manera que lo tenemos que hacer presente con la salida misionera a la que estamos convocados todos, con la conciencia de que: “cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).En nuestra Diócesis de Cúcuta estamos con la disponibilidad de cumplir el mandato del Señor, de convocarlos a todos para que sigan a Jesucristo que es Camino, Verdad y Vida, que nos lleva hasta el Padre Celestial. Que la Santísima Virgen María, estrella de la evangelización y el glorioso patriarca san José, fiel custodio de la fe, alcancen de Nuestro Señor Jesucristo el fervor pastoral, para estar siempre en salida misionera.En unión de oraciones, reciban mi bendición.
Vie 11 Oct 2024
‘La paz les dejo, mi paz les doy’
Por. Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - La sociedad se encuentra hoy sobre arenas movedizas entre el amor y el odio, la tristeza y la alegría, la felicidad y la infelicidad, la violencia y la indulgencia. Una sociedad polarizada que se debilita por las verdades a medias difundidas a través de las redes sociales, por la politiquería e incoherencia de cientos de servidores públicos, por el sensacionalismo de algunos medios de comunicación o el sectarismo de algunos periodistas y, por la indiferencia de numerosos ciudadanos.Una sociedad en la que nos estamos dividiendo entre buenos y malos, entre los que dicen trabajar por la paz y los mal llamados ‘enemigos de la paz’, entre un nutrido grupo de ciudadanos que creen que es posible la convivencia pacífica y aquellos que ven detractores en los que manifiestan desacuerdo, entre los que supuestamente creen en el cambio y los que piensan que ese cambio no se ha dado. Mientras todo esto va acrecentándose los grupos alzados en armas y las bandas criminales continúan su avanzada disputando territorios donde el poder de las armas y las drogas silencia conciencias y mata sueños de niños, adolescentes y jóvenes; donde hombres y mujeres ven cómo se tejen hilos de violencia, venganza, miedo, olor a muerte. Una disputa por territorios en diversas zonas a los que la fuerza pública pareciera, no puede llegar.No ignoramos cómo nuestra fuerza pública honrando su amor a la patria sigue batallando tratando de generar una mayor confianza institucional y credibilidad en los colombianos, intentando mantener los ánimos para defender los derechos humanos, la convivencia y la soberanía nacional, sujetos al irrespeto de los ciudadanos como consecuencia de una inversión de los valores sociales y el cuestionamiento de la autoridad. En este contexto podemos comprobar una dolorosa realidad, la ausencia de liderazgo y una juventud, entre los 19 y 37 años de edad que está diluyéndose en el entramado social.Siento dolor al constatar la cantidad de jóvenes privados de la libertad recluidos en los centros penitenciarios de Colombia; experimento dolor ante la constatación de jóvenes consumidores activos, inyectándose heroína y desertando de sus carreras profesionales para sumergirse en las nuevas tecnologías que haga más fácil la consecución del dinero o los logros de metas e ideales. Asimismo, el índice de suicidios en aumento en el departamento del Quindío (34 en lo que va corrido de este 2024) y el aumento de niños menores de nueve años consumidores cocaína, como denunció este mismo diario, tiene que preocuparnos.Yo creo en la paz y como padre y pastor siento que debemos seguir luchando superando las diferencias, la envidia, la desconfianza, la avaricia, que trae consigo turbulencia y ruido (St 3,16-4,3). Hago un llamado a las fuerzas vivas de la sociedad a que unamos nuestros esfuerzos en beneficio de una nación en paz para lo cual debe brillar la justicia, la equidad, la verdad y el amor.Hago un llamado al señor Presidente a que como líder de los colombianos entienda que su gobierno es para todos, le ruego buscar consensos, buscar un acuerdo nacional y evitar confrontaciones, rivalidades, conflictos y divisiones. Hago un llamado a los violentos para que depongan las armas de la guerra y se abran al diálogo con gestos y hechos concretos de paz y de justicia.Hago un llamado a todos los ciudadanos para que nos comprometamos como artesanos de la paz; es urgente abrir el corazón al Príncipe de la paz, a Jesús, que nos dice: ‘la paz les dejo, mi paz les doy’ (Jn 14, 27); esa paz que trae consigo serenidad y calma y que se construye desde la fuerza del perdón y la reconciliación.No perdamos más tiempo en discusiones vanas, tengamos la disposición interior para que, superando las diferencias, nos sintamos hermanos y juntos seamos signos de amor, unidad y paz.+Carlos Arturo Quintero GómezObispo de la Diócesis de Armenia
Vie 11 Oct 2024
El poder de lo ordinario para salir en misión
Por Mons. Hugo Alberto Torres Marín - En la misa de clausura del XIII Congreso Nacional Misionero 2024, el cardenal Tagle resaltaba el “poder que los encuentros y acontecimientos humanos ordinarios tienen para entregar la Buena Nueva de Jesús”. Este principio lo reforzó con una anécdota simple. Le saluda una chica y él le pregunta si era religiosa, y ante el no, le dijo “todavía no”. Estas palabras desencadenaron la inquietud vocacional de la chica y como consecuencia ingresa a una comunidad de Benedictinas. El gran misionero San Pablo sí que aprovecha los acontecimientos ordinarios de su confrontada vida para entregar a Cristo y mantenerse en salida misionera, pide a los Colosenses que oren por él para que en la cárcel pueda “aprovechar toda ocasión para entregar el anuncio como es debido” y les recomienda que “no desaprovechen las ocasiones y lo hagan con un lenguaje agradable, sazonado con sal” (Col 4,4.6).El Papa Francisco, con su estilo pastoral y en su magisterio, es reiterativo al pedir a los agentes de la evangelización, todos los bautizados y, de modo especial, a los consagrados, que aprovechen todas las oportunidades y maneras de relacionamiento para salir de sí mismos al encuentro solidario con los otros para entregar el Evangelio, superando los miedos, los círculos cerrados, las relaciones impersonales a veces favorecidas por las tecnologías (EG 87).Reconoce el Papa que salir a la entrega del Evangelio en la cotidianidad de la vida diaria es siempre un riesgo; la presencia del otro con sus realidades, vivencias y necesidades, siempre interpela, pero a la vez contagia permitiendo experimentar la fuerza renovadora del encuentro interpersonal, este encuentro cuando es “sazonado con sal”, genera como el mismo lo expresa “la revolución de la ternura” (EG 88).El Octubre Misionero 2024 es un llamado “a ir e invitar a todos al banquete” (Mt 22,9) y para logarlo sí que hace falta recuperar el “Espíritu” que llama, unge y envía a la salida misionera. Esta salida no precisa tanto elaborar grandes parafernalias misioneras, pero sí recuperar la disponibilidad, la alegría, la creatividad y sagacidad para aprovechar los momentos ordinarios para la misión, para el encuentro personal con el Evangelio y para ser puente que facilita a otros, el encuentro transformador.Lo decía esta semana una de las madres participantes en la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad: “El bautizado como el ministro ordenado, vive y confirma el bautismo para ser enviado a la misión, preocupa que muchos consagrados no viven el envío sino el contrato”. Qué peligro que las estructuras, las posiciones, las órdenes recibidas (obispo, presbítero, diácono, consagrado), los convenios para servicios misioneros, terminen obstaculizando la fuerza del envío recibido.Este mes misionero es una bella ocasión para hacer que las acciones misioneras ordinarias faciliten encuentros extraordinarios.+Hugo A. Torres MarínArzobispo de Santa Fe de Antioquia