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Orar por la paz es cuidar la creación y confiar en Dios

Vie, 18/08/2017 - 10:33 Admin9834

Tags: Oro por la Paz cuidado medio ambiente

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Vie 23 Ago 2024

¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna

VIGÉSIMO PRIMER DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOAgosto 25 de 2024Primera lectura: Jos 24,1-2a.15-17.18bSalmo: 34(33), 2-3.16-17.18-19.20-21.22-23 (R. cf. 9a)Segunda lectura: Ef 5, 21-32Evangelio: Jn 6, 60-69I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducción-En la primera lectura y en el Evangelio de san Juan se plantea el dilema: ¿servir o no servir al Señor? ¿creer o no creer? Jesús ahora se ha manifestado plenamente; ya es claro para los discípulos lo que significa aceptarlo. Muchos no se sienten capaces y se marchan. Lo que Jesús ha pedido es demasiado. Algunos exclaman: "Estas palabras son duras, ¿quién las puede entender?". Es la incomodidad ante una elección que no permite posibilidades de excusas o evasiones. -La palabra de Jesús invita a salir de uno mismo para seguir a Dios; a superar "la carne" para vivir en el "Espíritu"; a no cerrarse en lo temporal, en lo contingente, sino a apostar por lo eterno. En cambio, los hombres instintivamente prefieren un Dios que los siga en su camino; una vida carnal concreta en lugar de una vida espiritual; una seguridad temporal inmediata en lugar de una perspectiva futura incierta. Cada intervención de Cristo en la historia del mundo, así como en los acontecimientos personales de cada hombre, exige una respuesta decidida y precisa, un sí o un no. -La Eucaristía sitúa a los fieles frente a Cristo y los interpela, impulsándolos a una elección decisiva. La palabra que resuena en la Misa es luz, y el pan que se ofrece a cada cristiano es fuerza y alimento para una respuesta positiva a los llamados de Cristo.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Hoy se nos presenta en el evangelio la última parte del discurso de Jesús en Cafarnaúm. Es el quinto domingo consecutivo en el que se nos propone el Evangelio de Juan, en el capítulo 6. A estas alturas, nos parece que no encontramos ya que predicar a los fieles, pero si permanecemos fieles al texto y se hacen interactuar las otras lecturas con el texto del Evangelio, el mensaje puede variar y ser muy útil como profundización teológica.El pasaje comienza con una afirmación impactante: “muchos de los discípulos de Jesús le dijeron que su lenguaje era duro e inaceptable”. “Jesús los enfrentó directamente: "¿Esto os escandaliza?" (v. 62). Luego afirmó que creer en Él era obra del Espíritu Santo y también un regalo del Padre que atraía a las personas hacia el Hijo. Jesús sabía quiénes eran los que no creían en Él y quiénes lo traicionarían, y no suavizó su discurso. Pedía creer y no consideraba necesario dar más señales: Enoc y Elías en el Antiguo Testamento habían sido llevados al Cielo, pero Jesús no consideró necesario dar milagros como esos. Les pedía a los discípulos que creyeran, que se dejaran guiar por el Espíritu y no por la "carne". A raíz de este discurso, muchos se fueron y dejaron de seguirlo.v. 67 “¿También ustedes quieren abandonarme?”: Jesús interpeló directamente a los Doce, aquellos a quienes Él mismo había elegido entre sus discípulos para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar. Él quería una posición clara por parte de ellos. v. 68: “Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y reconocemos que tú eres el consagrado de Dios”: Como en otras ocasiones, es Pedro quien toma la palabra y responde. Esta respuesta revela que incluso los Doce no entendían completamente el discurso de Jesús, pero lo conocían, lo habían escuchado, habían visto muchos signos y creían en Él. Pedro interpretó los sentimientos de ellos al expresar su fe y su vínculo con Jesús a pesar de la falta de comprensión del discurso.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Se concluye el discurso del pan de vida con consecuencias desastrosas. El largo discurso que Jesús ha propuesto sobre este tema no fue bien comprendido en ese momento y, nos parece, que tampoco en estos tiempos. Su discurso fue rechazado por muchos. Aquella propuesta extraña de comer la carne y beber la sangre ha sorprendido y alejado a bastantes seguidores. Decían: “Estas palabras son duras”. Y a partir de aquel momento muchos de sus discípulos retrocedieron y ya no iban con Él.Es el momento de la crisis. El momento en el cual Jesús se presenta exigente y como aquel que pide una total dedicación, una confianza plena, un abandonarse para seguirlo hasta el final. Y allí encontramos con lo que se conoce como la confesión de fe de Pedro, quien, a nombre de los otros discípulos, responde: “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. De esa manera manifiestan su decisión de seguir a Jesús y afirman que su propuesta realmente está bien fundamentada. Al menos un pequeño grupo ha aceptado el discurso y son conscientes de comer el pan de vida. Haciendo eco al evangelio, la primera lectura también nos propone un episodio de escogencia. El anciano Josué después de haber introducido a Israel en la tierra que Dios había prometido a sus padres, reúne a los representantes de todas las tribus en Siquén y, de alguna manera, los invita a hacer una opción: renovar la Alianza y adherir libre y conscientemente a ella. El pueblo que sufrió la esclavitud de Egipto y la liberación había muerto. Ahora estaban los hijos de los hijos de quienes habían vivido esa experiencia y Josué, contando de nuevo la historia de la salvación, los invita a escoger entre servir al Señor o apartarse de Él. Josué es quien primero se compromete con su familia en seguir sirviendo al Señor. Y después, el pueblo también renueva la Alianza con el Señor. Es la misma escena de Jesús con sus discípulos. Es la misma pregunta que el cristiano debe responder cada día: estar con Jesús o seguir a los ídolos.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida, respondamos a estas preguntas:●Jesús nos dice que es el 'pan bajado del cielo'; ¿qué representa para nosotros este pan?●¿La comunión que Dios Padre nos ha dado como regalo nos capacita para recorrer el camino, incluso si está lleno de dificultades, para llegar a la meta final?●El pueblo de Israel eligió 'servir' al Señor reconociendo todo lo que habían recibido de Él; ¿estamos agradecidos a Dios por la vida que nos da cada día?●¿Somos capaces de 'servir' como nos indica Cristo?●Jesús nos invita a comer su cuerpo para entrar en relación con el Padre a través de Él: ¿creemos realmente que este Jesús es aquel que el Padre envió para nuestra salvación? ¿Tenemos alguna duda todavía?●La Eucaristía significa agradecimiento: ¿sabemos dar gracias al Señor por haber querido compartir su vida con la nuestra?_______________________Recomendaciones prácticas:●DONA NOBIS. Campaña de apoyo al plan de sostenimiento de la obra evangelizadora de la Iglesia Colombiana.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy Jesús nos interpela sobre la elección fundamental de nuestra vida. A los discípulos consternados y desorientados después de su discurso eucarístico, les hace la pregunta: ¿también ustedes quieren irse? Sentimos que Jesús nos dirige esta pregunta a nosotros, para verificar nuestra secuela y pertenencia a Él, para revisitar los motivos y convicciones de nuestra fe recibida en el bautismo, para comprender la dimensión cotidiana de nuestro ser hijos del Padre. De esta manera, podremos dar una respuesta sincera al Señor, una respuesta que brote desde lo más profundo de nuestro corazón. Adhiramos con fe a la presencia real de Jesús, pan de vida, en la Eucaristía. Monición a la liturgia de la PalabraEl discurso de Jesucristo sobre el pan de vida es para muchos un escándalo. Incluso hoy en día, creer que la Eucaristía es el Memorial del Misterio Pascual, en el cual el Señor está presente en toda su realidad, es motivo de controversia. Nosotros somos invitados a hacer una opción por Cristo, realmente presente en la Eucaristía.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos y hermanas, nadie va a Jesús si el Padre que está en los cielos no lo atrae. Invoquemos el don de su presencia a Dios y dirijamos nuestras súplicas hacia Él.R/. Sostennos en la fe, Señor. 1.Por el pueblo de Dios, para que siempre sea sostenido por la certeza de que el Señor no abandona a aquellos que con humilde confianza creen en Él. Oremos.2.Por todos aquellos que luchan por creer pues encuentran la propuesta evangélica demasiado exigente: que la alegría de los cristianos y su compromiso activo los impulse a no abandonar la confianza en Dios. Oremos.3.Por los jóvenes, para que en su búsqueda de modelos no descuiden elegir a Jesús como Maestro de Verdad y Vida. Oremos.4.Por cada uno de nosotros, para que en nuestras ocupaciones diarias sepamos vivir no con un espíritu de esclavitud, sino con la libertad y la alegría de los hijos de Dios. Oremos.5. Por el plan de sostenimiento de la obra evangelizadora en la Iglesia Colombiana, DONA NOBIS, para que la providencia del Señor siga manifestándose por medio de sus fieles. Oremos.Oración conclusivaOh, Padre,estas plegarias son el signo de nuestra sed de tiy de tu presencia en la historia de la humanidad.Acógelas según tu voluntady concédenos siempre confianzay esperanza en tu Palabra de salvación.Por Cristo, nuestro Señor.R/. Amén.

Vie 16 Ago 2024

El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor

VIGÉSIMO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOAgosto 18 de 2024Primera lectura: Pr 9, 1-6Salmo: 34(33), 2-3.10-11.12-13.14-15(R. cf. 9a)Segunda lectura: Ef 5,15-20Evangelio: Jn 6, 51-58I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl encuentro de la santa Misa en el memorial del Señor Resucitado, en el domingo, es un verdadero don para la Iglesia, que escucha de la Palabra de Dios y comulga la Eucaristía. La riqueza celebrativa, esta vez, nos podría iluminar con algunas luces irradiadas por los textos de la Sagrada Escritura, como por ejemplo: la Eucaristía es “anticipación de la gloria futura” en la resurrección del último día; además, la Eucaristía es nuestro pan cotidiano, del cual hay necesidad para mantener la vida, pues nos ha sido anunciado que quien lo come vivirá; pero también el anuncio del Señor, que nos da a comer su carne y a beber su sangre, ha producido en algunos un escándalo pues les parece un lenguaje duro de asumir (cf. Directorio homilético. Apéndice I).1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?En la primera lectura, tomada del libro de los Proverbios (Pr 9,1-6), perteneciente en su contexto bíblico a un gran apartado textual que habla sobre la Sabiduría, aparece la preparación de un banquete, alimento y vino, ofrecidos por su parte y en su casa, un banquete también anunciado a “inexpertos” y “faltos de juicio”, invitados para que dejen tal condición y sigan “el camino de la prudencia”, en ese sentido un banquete del cual el comensal sale transformado. Luego, el salmista (Sal 33, 2-3.10-11.12-13.14-15) exulta por la bondad del Señor que se ha manifestado grande con “los humildes”, quienes “lo escuchan y se alegran” y se asegura que a estos (“los que le temen”) no les falte nada y así sean saciados, no así con los ricos que “empobrecen y pasan hambre”. Un don que nutre a quienes no se lo esperaban. Y en la segunda lectura, tomada de la Carta del apóstol san Pablo a los Efesios (Ef 5,15-20), hay un llamado a la sobriedad, evitando el “banquete” nefasto que aturde con vino, la propuesta es a fijarse bien en cómo anda uno, cambiando la necedad por la sensatez: “No se emborrachen con vino, que lleva al libertinaje, sino déjense llenar del Espíritu”.Todo lo anterior dispone el corazón para la escucha del Evangelio según san Juan (Jn 6, 51-58), cuyo pasaje es una selección del gran bloque sobre la multiplicación de los panes y el llamado discurso del pan de vida. Este texto es continuación del proclamado en el domingo inmediatamente anterior. Jesús sigue declarándose como el pan vivo o de vida, lo cual provoca un escándalo en sus oyentes judíos que se preguntan: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”. Jesús no quiere maravillar, en cambio declarar la verdad que Él mismo es, no le interesa que cifren la eficacia de sus palabras en la elocuencia humana.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?La Eucaristía, anunciada por el Señor Jesucristo no quedaba absolutamente desvelada a la comprensión de los oyentes judíos, que no comprendiéndolo le criticaban fuertemente, en efecto decían “‘Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?’ (Jn 6, 60). La Eucaristía y la cruz son piedras de escándalo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. ‘¿También ustedes quieren marcharse?’ (Jn 6, 67): esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que solo Él tiene ‘palabras de vida eterna’ (Jn 6, 68), y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a Él mismo” (CEC 1336). La inteligencia humana no basta para comprender este misterio de la fe, que rompe incluso nuestros limites, pues la vida como la conocemos no es eterna, por el contrario, finita. El Maestro habla de sí mismo como un alimento que da vida eterna y la resurrección, algo inaudito. Definitivamente Cristo otorga una esperanza que desborda nuestras esperanzas. Este elemento escandaloso y desbordante no cesa en la actualidad, porque “la Eucaristía sigue siendo ‘signo de contradicción’ y no puede menos de serlo, porque un Dios que se hace carne y se sacrifica por la vida del mundo pone en crisis la sabiduría de los hombres […] Sí, ‘es certeza para los cristianos: el pan se convierte en carne, y el vino en sangre’” (BENEDICTO XVI, homilía, 07 de junio de 2007). Dios nos conceda “abrir los ojos” a su designio de salvarnos para que lo aceptemos sin elaborar componendas o sucedáneos a su Revelación y, por el contrario, vivamos confiados a su voluntad. “La gracia, que tiende a manifestarse de modo sensible, logra una expresión asombrosa cuando Dios mismo, hecho hombre, llega a hacerse comer por su criatura. El Señor, en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia. No desde arriba, sino desde adentro, para que en nuestro propio mundo pudiéramos encontrarlo a él” (LS 236).3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Supliquemos al Señor el no arredrarnos, el no escandalizarnos con su propuesta verdadera y nueva, para que continuemos devotamente en su santo servicio y fortalecidos con la Eucaristía; él mismo que es verdadera comida y verdadera bebida, nos mantenga sorbio en las buenas obras y saciados de su presencia. El mundo promueve la vida disoluta, en medio de los excesos que el Apóstol desaconseja: la borrachera, el libertinaje. Todo ello provoca una vida en el aturdimiento que distancia del Señor y pierde de vista lo que él quiere, entonces surte efecto la cerrazón y el ego se repliega sobe si mismo asumiendo el egoísmo y la falta de gratitud. El compromiso para reflejar en mi vida el encuentro con Cristo en esta santa Misa, podría ser pedir el incremento de la propia fe, para que la inteligencia sea purificada de las cegueras del pecado y de la ignorancia que nos hacen vacilar.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaHermanos, confiados en la Palabra del Señor que nos ha manifestado su gran bondad en el sacramento de su cuerpo y de su sangre, tomemos parte en este banquete que nos ha sido preparado y que es vida en abundancia para la eternidad.Monición a la liturgia de la Palabra Que los humildes escuchen al Señor y se alegren, porque su Palabra es fuente de vida; como la Eucaristía, verdadero Pan de vida bajado del cielo.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, oremos a nuestro Padre del Cielo, que nos ha alimenta y libera con el cuerpo y la sangre de su Hijo Jesucristo, y, con el auxilio del Espíritu Santo, que viene en nuestra ayuda, dirijámosle nuestra plegaria para que podamos tomar parte en la vida eterna que brota del gran misterio de la Eucaristía.R/. Escúchanos, Señor.1. Por la santa Iglesia de Dios, por todos los ministros ordenados, por los consagrados y por los laicos, para que vivamos según tu voluntad con alegría y fidelidad. Oremos.2. Por los gobernantes de las naciones, para que sean promotores de la justicia, de la paz, y destierren cualquier forma de corrupción. Oremos.3. Por los sufrientes a causa de las guerras y las violencias, para que puedan encontrar en la Eucaristía la fuerza de luchar contra la desesperación y el miedo; y sean tus testigos auténticos, con las palabras y con la coherencia de vida. Oremos.4. Por nosotros mismos, que tomamos parte en esta celebración, para que pregustemos verdaderamente, en esta sagrada liturgia, la Pascua eterna de la Jerusalén celestial. Oremos.5. Por quienes avanzan en la catequesis previa a la celebración de los sacramentos, por los enfermos, por los encarcelados y por cuantos han pedido nuestra oración. Oremos.Oración conclusivaPadre Santo, en esta celebración de la Eucaristía,memorial de las maravillas de tu amor;escucha las oraciones que te dirigimos con fey aquellas que quedan en el secreto de nuestro corazón.Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.

Vie 9 Ago 2024

Yo soy el pan de vida

DÉCIMO NOVENO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOAgosto 11 de 2024Primera lectura: 1R 19, 4-8Salmo: 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9 (R. cf. 9a)Segunda lectura: Ef 4, 30–5, 2Evangelio: Jn 6, 41-51I.Orientaciones para la PredicaciónEl domingo es día santo en que la familia del Señor se reúne para la escucha de la Palabra y “en la comunión del pan único y partido”, que ha recibido como don de amor por medio de la extensión del sacerdocio del Señor Jesucristo hasta nuestros días, en la persona de sus ministros sacerdotes. En esta ocasión pueden ser varios los puntos que, brotando de la Palabra Divina, servirían de centro a la meditación orante que antecede a la liturgia eucarística, como por ejemplo: el atender a la declaración del Señor “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo” que nos advierte su mismísima presencia como sacramento; o el hecho que su mandato “Hagan esto en conmemoración mía”, que se pronuncia en cada Misa, ratifica el deseo vivo de permanecer como alimento para la vida del mundo todos los días; o el anhelo ardiente de comunión pues anuncia “Tomen y coman todos de él” (cf. Directorio homilético. Apéndice I).Introducción1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La primera lectura, tomada del Primer libro de los Reyes (1R 19, 4-8), que dentro de la estructura bíblica propia se ubica en la sección que nos habla del profeta Elías, nos narra un episodio en que el hombre de Dios, agotado en demasía pierde la fuerza y va a la tierra, se sienta, en este descenso implora la muerte, y extenuado se queda dormido. Su desánimo es algo más que puramente físico, algunos versículos más delante de lo que nos presenta el texto litúrgico, se puede leer su queja: “Dios Sebaot, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela” (v. 14). Pero la voluntad divina tenía un proyecto para él que no terminaba en ese momento y que lo haría ascender a la altura de Dios, al monte Horeb, así que le es enviado un ángel que le ofrece alimento, propiamente comida y bebida, y lo sirve en su proximidad (“a su cabecera”, “una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua”), por este ser es tocado y llamado para alimentarse (“Levántate y come”), pero tal era su estado cansino que se recuesta nuevamente, y con un segundo toque y llamado del ángel para comer, recibe el anuncio de que el camino que le queda “es muy largo”, es así que comiendo recobra las fuerzas y con ellas “caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios”.El Salmo 34 (33) presenta una alegre alabanza a Dios por su grandeza y porque ha concedido un beneficio al orante, quien justamente manifiesta la dicha de quienes se acogen a él: “Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias”; aparece también la figura del “ángel del Señor” que favorece con su protección “a quienes le temen”. Por otra parte, la segunda lectura, tomada de la Carta del apóstol san Pablo a los Efesios (Ef 4, 30-5, 2), propone una exhortación a ser imitadores de Dios, o dicho de otra forma, a vivir en el amor como el Señor Jesucristo y esto se concretiza en el destierro de “la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda maldad” (todo estas realidades constituyen un entristecimiento del Espíritu), de manera que se abra campo al ser “buenos, comprensivos, perdonándose unos a otros como Dios perdonó en Cristo”.Finalmente, y coronando la proclamación de la Palabra, el pasaje del Evangelio según san Juan (Jn 6, 41-51) nos propone la escena el Señor manifestándose como “el pan vivo que ha bajado del cielo” y por ello es fuertemente criticado por los judíos, alegando contra él que se manifiesta “bajado del cielo”, cuando claramente se sabe de sus orígenes humildes (“el hijo de José”; “conocemos a su padre y a su madre”). Ese pan es propiamente “su carne por la vida del mundo”, para que quien lo coma viva “para siempre”; y hay algo que se manifiesta semejante en su efecto en el texto: “el que cree tiene vida eterna”. Este “comer” tiene que ver con la fe.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?El deseo ardiente del Señor Jesucristo es la comunión, sabemos que la entrega de su vida contiene el anhelo de la unidad en Dios Padre y el Espíritu, pues de hecho Jesús no iba a morir para salvar solo a los judíos “sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos” (Jn 11, 52), a propósito, ya en la inminencia de su Pasión ora así: “que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros” (Jn 17, 21). La Eucaristía es pan de unidad único, pero partido para los que comparten la mesa y por muchos (“por ustedes y por muchos”, por el resto, por una multitud, por todos). Pensemos en las palabras de la Plegaria eucarística II, pronunciadas por el sacerdote: “Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo”.Además, considerando la presencia benévola del ángel, tanto en la primera lectura como en el salmo, consideremos el inmenso don que hemos recibido por parte de Dios que nos ha dado a su “enviado”, a su propio hijo, para darnos la fuerza, a quienes habíamos caído de nuestra dignidad agobiados por el pecado, para hacernos ascender hasta Él, en el cumplimiento de su misión, quien vino a traernos el alimento y la bebida para el camino (“Este es el pan de los ángeles, pan de los peregrinos, verdadero pan de los hijos”, Secuencia Lauda Sion, trad. esp.). Dice el Canon Romano: “Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición”. En honor del deseo de la comunión del Cristo la Iglesia ora fervientemente para que constantemente se realice en el tiempo lo que será plenamente efectuado en la bienaventuranza: “Reúne en torno a Ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo”.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La súplica por la unidad es inspirada por la comunión con la Palabra y con la Eucaristía, el pan partido por nosotros (“pan de hijos y herederos que a un extraño no se da”, Secuencia Lauda Sion, trad. esp.) es como un signo que anticipa el entonces en que Dios será todo para todos (1Co 15, 28). Sabemos que “la antigüedad cristiana designó con las mismas palabras Cuerpo de Cristo el Cuerpo nacido de la Virgen María, el Cuerpo eucarístico y el Cuerpo eclesial de Cristo. Este dato, muy presente en la tradición, ayuda a aumentar en nosotros la conciencia de que no se puede separar a Cristo de la Iglesia” (SaC 15). De ese modo, oremos por la unidad del cuerpo de Cristo que busca la unidad de todo y de todos en Dios.Un compromiso y reflejo en la vida del sincero encuentro con Cristo en la santa Misa de este domingo, es empeñarse en la verdadera promoción de la comunión y el desprecio de aquello que divide. Motivados por el papa preguntémonos: “¿Promuevo reconciliación y creo comunión, o estoy siempre buscando, husmeando dónde hay dificultades para criticar, para dividir, para destruir?, ¿perdono, promuevo reconciliación, creo comunión? Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu. Él es capaz de solucionar estas cosas” (FRANCISCO, homilía, 28 de mayo de 2023).II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, hemos sido reunidos por la unidad de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, para celebrar la santa Misa, precisamente en comunidad, y para que sea incrementada la comunión genuina de cuantos participamos de la escucha de la Palabra, y del cuerpo y la sangre de Cristo.Monición a la liturgia de la Palabra Escuchemos verdaderamente la Palabra que es vida para el mundo, porque no solo de pan vive el hombre: ¡el que cree tiene vida eterna! El pan que el Señor nos da es su cuerpo y sangre, vida para el mundo.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, invoquemos al Señor, nuestro Dios, que escucha a quien lo invoca para salvarlo; pidámosle por nosotros y por la humanidad entera para que todos recibamos abundantemente sus bendiciones.R/. Escúchanos, Señor.1. Concede a tu Iglesia, Señor, libertad y paz, para que la fuerza de la Palabra y de la Eucaristía redunden en vida para el mundo. Oremos.2. Ilumina a los líderes de las naciones, Señor, para que en la verdadera promoción de sus gentes amen la paz y desprecien la violencia. Oremos.3. Alivia a los sufrientes, Señor, para que ensalcen juntos tu nombre que salva de las angustias. Oremos.4. Robustece a quienes tomamos parte en esta celebración, Señor, con la vida que, desde la Palabra y la Eucaristía, brotan para la eternidad. Oremos.5. Fortalece a quienes trabajan en el campo, que su esfuerzo se vea recompensado en sus cosechas. Oremos.Oración conclusivaDios que amas la unidad,escucha la súplica unánimeque te dirige esta familia congregada por tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.

Vie 2 Ago 2024

El que viene a mí no tendrá hambre

DÉCIMO OCTAVO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOAgosto 4 de 2024Primera lectura: Ex 16, 2-4.12-15Salmo: 78 (77),3 y 4bc.23-24.25 y 54 (R. cf. Jn 6,32)Segunda lectura: Ef 4, 17.20-24Evangelio: Jn 6, 24-35I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSi el domingo pasado el evangelio consideraba la multiplicación de los panes y peces, en este domingo se deja ver el éxito y la popularidad, que este hecho ganó para Jesús. Los seguidores comieron, se saciaron y con ello, se sintieron satisfechos. Todo lo que buscaban era satisfacer el hambre; por eso su afán de proclamar rey a Jesús. Sin embargo, dejemos claro, no era esto lo que Jesús buscaba. Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:●La primera lectura, esta vez, es la que mejor va a interpretar el sentido del evangelio de este domingo. Allí se narra cómo el pan sin levadura que habían cargado los hijos de Israel desde Egipto parece haberse agotado. Al llegar al desierto de Sin sienten que en este lugar van a morir de hambre y se quejan ante Moisés y Aarón. La falta de pan conduce a una crisis de fe, aunque este no era el único motivo. La presentación de la queja es excesiva y tendenciosa. Es decir, afirmar que en Egipto disponían de alimento en abundancia hasta quedar saciado no responde a la realidad descrita en los capítulos 1 y 2, donde el Faraón organizó su progresivo genocidio. Sin embargo, la distancia geográfica y temporal y una nueva situación problemática no permite que las cosas se miren con objetividad, poniendo en peligro el mismo plan de salvación y liberación de Dios para ellos. Como podemos ver, la queja se manifiesta en el alimento, pero apunta a todo el plan de Dios. En este contexto se debe interpretar la aparición de Dios en la nube. Si lo que está en juego es el plan de salvación, no sirve con darles simplemente el pan y asegurarles, de esa manera, la subsistencia. Se hace necesario que Dios mismo ratifique con su presencia su voluntad de continuar en el proyecto ya anunciado, que luego en el Nuevo Testamento, llegará a su plenitud, con Jesús, verdadero pan. ●En la segunda lectura, Pablo contrapone la vida de pecado de aquellas sociedades paganas, a la vida virtuosa que deben llevar los cristianos. La vida cristiana viene exigida por el Evangelio. El Apóstol exhorta a no proceder como los paganos, sino más bien, a renunciar al hombre viejo renovándose en el espíritu y revestirse del hombre nuevo. El hombre viejo es el que vive en el pecado, bajo la acción de la concupiscencia de la carne, de la codicia, de la ira, de la maldad, conforme a la primera imagen del hombre pecador (cf. Col 3, 5-9). El hombre nuevo, por el contrario, es el hombre interior (cf. Ef 3,16), creado a imagen de Dios, regenerado en Cristo, que bajo la acción del Espíritu Santo adopta una nueva manera de pensar y de actuar, que se manifiesta en las obras de bondad y misericordia, de pureza y sobre todo de amor (cf. Col 3, 10-14).●En el Evangelio de Juan continuamos leyendo el capítulo 6. El domingo pasado, Jesús multiplicó los panes, ahora, este domingo, resalta la petición del pan verdadero y vivificante. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Ahora, en continuidad con el evangelio del domingo pasado, Jesús confirma la interpretación material que la gente hizo de la multiplicación de los panes, pero recalca lo que es más importante. Miremos algunos detalles del texto, donde se narra el diálogo entre Jesús y aquellas personas, reunidos de nuevo. A pesar de las apariencias, Jesús continúa manteniendo la iniciativa, y esto se nota, por su presencia sorprendente: “Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo has venido aquí?’” (v. 25). También Nicodemo había ido al encuentro de Jesús impulsado por una curiosidad basada en la autosuficiencia y se había dirigido a él llamándole Maestro (cf. Jn 3, 2). Sin embargo, Jesús no responde a las preguntas que le hacen en ninguno de los dos casos. Revela más bien a la gente las verdaderas intenciones que le han impulsado a buscarle y desenmascara el interés material y egoísta de aquella muchedumbre; es decir, Jesús alerta a aquellos galileos sobre la ambigüedad de su deseo, al haber fijado su mirada en los panes que comieron: “En verdad, en verdad les digo: me buscan no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse” (v. 26). Es el gusto por el pan terreno lo que los mueve.La multitud, encerrada en su sueño mesiánico, no ha comprendido el signo realizado por Jesús y su alcance espiritual. Ha dado más valor al pan que al que lo da. Ante este panorama, Jesús proclama la diferencia radical que existe entre el pan material y pasajero y el que permanece para la vida eterna, el que el Hijo del hombre dará: “Trabajen no por el alimento perecedero, sino por el alimento que perdura para la vida eterna” (v. 27). Los versículos que siguen continúan planteando el sentido del verdadero alimento, de la fe y el maná: pan que perece, pan que dura; obras – fe; el maná de Moisés y el maná de Jesús (Ex 16,15); con esto, se presenta a Cristo como verdadera fuente de la vida (v. 35).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Jesús, como Moisés, se encuentra también con la misma problemática: aquellos que solo buscan solucionar sus problemas y vivir sin dificultad. Es decir, buscar solución a sus necesidades cotidianas: en el caso de la Palabra de hoy, el pan; pero esto tiene una aplicación en todas las expectativas humanas: bienes, proyectos, éxitos, etc. Sin embargo, el Maestro recalca qué es lo más importante: “Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”. Con todo, trabajar por el alimento que no perece, no es desprecio del trabajo para conseguir el alimento material, sino abrirnos a la búsqueda constante de aquello que llena completamente el corazón del ser humano. El papa Francisco, en la carta encíclica Laudato Si’, ha señalado una dura crítica del consumismo, proponiendo un cambio en el estilo de vida para frenar la destrucción del planeta: “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios” (203). Las palabras del Santo Padre sobre el cuestionamiento del consumismo, no significa que no podamos buscar los bienes de este mundo, sino más bien el hecho de que los bienes no se distribuyen, sino que se acumulan en manos de pocos y les hace falta a muchos. No hay que olvidar, que una sociedad consumista es aquella en la que Dios solo puede estar si no afecta mis intereses. En efecto, en el mundo lo que predomina no es el ser sino el tener. Siguiendo la lógica del evangelio de este domingo para nuestras vidas, vale la pena preguntarnos: ¿qué es lo que le da sentido a mi vida?, ¿qué alimento busco para dar plenitud a mi vida? En este sentido, el evangelista Mateo Dirá: “busquen sobre todo el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Jesús no hizo el milagro de la multiplicación de los panes solo para saciar el hambre de aquella gente, sino como un signo para descubrir el verdadero alimento, que lleva hasta la vida eterna. Después de esta afirmación fundamental de Jesús, aquellos que lo buscaban le plantean una pregunta: “¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?” Jesús les muestra la única “obra de Dios”, la que hay que realizar para agradarle o la que Dios realiza en el creyente. Son posibles las dos lecturas, ya que la fe en el Enviado, en lo cual consiste la obra de Dios, es producida por Dios mismo y por el hombre que acoge (cf. Jn 3,16s.34). Pero aquellos, que se habían alimentado con panes abundantes, piden credenciales, solicitan un signo parecido a aquel del desierto: “¿Y qué signos haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto…” (v. 30). Hay que suponer, que la gente estaba convencida de que Jesús había hecho un milagro; por eso, es lógico que ahora pida una señal, incluso, más grande que la que dio el propio Moisés (cf. v. 31). Ahora bien, si Jesús se arroga unas pretensiones superiores a las de Moisés, tendrá que reivindicarlas con un signo, con un testimonio más evidente y más admirable que el del viejo legislador. De acuerdo con las esperanzas judías, el Mesías debía renovar los milagros realizados por Moisés, el maná sería el alimento permanente. Pero demostrar esto, equivaldría a negar la verdadera fe, ya que esta exige aceptar a Jesús como el nuevo maná: yo soy el pan de vida (v. 32). Se trata de la nueva pascua de Jesús, en donde el Padre ofrece un maná distinto. Si bien el maná en el desierto fue una bendición para sobrevivir, mató el hambre solo por un momento; el pan de Jesús, apunta a un alimento superior, que va más allá de la sola supervivencia: la vida misma de Dios que se convierte en verdadero alimento. Por último, todo el diálogo, termina con la pregunta fundamental de los interlocutores: “Señor, danos siempre de este pan”. La respuesta de Jesús es decisiva: “Yo soy el pan de vida…” (vv. 34-35). Esta última parte del diálogo, es paralela a la de la mujer samaritana (4,15). Este pan del cielo equivale a creer en Jesús, como revelación del Padre, y encontramos a Jesús, verdadero pan, en la oración, en la confianza en Dios, en la esperanza en la vida eterna, en la participación frecuente de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. El papa Benedicto XVI, comentando el discurso del pan de vida, habla de la Eucaristía con estas palabras: “La Eucaristía es el centro de la vida cristiana: aquí Dios nos regala verdaderamente el maná que la humanidad espera, el verdadero ‘pan del cielo’, aquello con lo que podemos vivir en lo más hondo como hombres. Pero al mismo tiempo se ve la Eucaristía como el gran encuentro permanente de Dios con los hombres, en el que el Señor se entrega como ‘carne’” (RATZINGER, J., [BENEDICTO XVI], Jesús de Nazaret. Desde el Bautismo a la Transfiguración, Primera parte, Madrid, Ed. La Esfera de los Libros, 2007, 1ª ed., p. 318). 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Dios Todopoderoso, te damos gracias por la vida y porque con el trabajo de nuestras manos nos permites colaborar en tu obra creadora. También te damos gracias porque mediante el trabajo nos permites crecer como seres humanos y conseguir el pan de cada día para sostener a nuestras familias. Te pedimos, el deseo de trabajar no solo por ese pan que se acaba, sino también, y, sobre todo, por el alimento que dura para la vida eterna y que nos da tu Hijo Jesucristo. Jesús, hoy nos has dicho que la obra de Dios consiste fundamentalmente en que creamos en aquel a quien él ha enviado, ayúdanos a crecer en la fe, de tal manera que se acreciente nuestra unión y amor a ti, y que luego esta fe se manifieste en el amor a nuestros hermanos.Al final del diálogo, los galileos le hacen una petición a Jesús “Señor, danos siempre de este pan”. Al final del proceso de fe, entendemos que no debemos ir hacia Jesús con nuestras respuestas sino solo con nuestras preguntas. Puede suceder que el Maestro mismo nos haga cambiar de preguntas, o que nos quedemos, como sucedió en el caso del Evangelio de hoy, con la respuesta que necesitamos. Es decir, no queremos ni buscamos otro pan, ni otro camino, ni otra verdad, ni otra vida, ni otra luz que no sea Jesús. _______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Nacional de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol para la Animación y Formación de los Sacerdotes Nativos (POSPA).II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, en la Eucaristía nos alimentamos de la Palabra que se ha hecho carne para la vida del mundo y del cuerpo y la sangre del Señor entregados para el perdón de nuestros pecados. En esta liturgia, anunciaremos que Jesús es el verdadero pan de la vida que sacia nuestra hambre y nuestra sed para siempre. Dispongámonos para esta celebración. Dejémonos encontrar por el Señor. Dejemos que el Señor, el Buen Pastor, nos tome en sus manos y nos abrace en su regazo. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical. Monición a la liturgia de la Palabra Hermanos, en las lecturas de este domingo meditamos el tema del pan, el que Dios concedió a Israel en el desierto y el que Cristo multiplicó también para la multitud, intentando luego conducirles del pan material al espiritual. El Evangelio de Juan cita explícitamente el episodio narrado en la primera lectura; también el salmo hace referencia al mismo acontecimiento. Que el Señor, en esta celebración, nos sacie con el pan de la palabra, escuchando atentamente. Oración Universal o de los FielesPresidente: Reunidos en el nombre de Jesús nuestro Señor, traemos ante Él las necesidades de su pueblo y todas las clases de hambre del mundo entero. Unámonos diciendo: R/. Señor, sé el alimento y la vida del mundo.1.Por la Iglesia, para que sus ministros alimenten al pueblo de Dios con el sólido y sustancioso alimento del Evangelio. Oremos.2.Por los hombres y mujeres que hoy, en el mundo, pasan necesidades, en especial por quienes sufren de hambre, para que el Señor, al igual que hizo con el pueblo de Israel, sacie el hambre material y espiritual de los más necesitados. Oremos.3.Por las comunidades cristianas, para que aprendamos a apreciar la Eucaristía y sacar de ella la fuerza espiritual para entregarnos a nuestros hermanos. Oremos.4.Por la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol, para que siga ayudando en la formación de los futuros sacerdotes que se encuentran en tierras de misión. Oremos.5.Por todos nosotros, reunidos en esta asamblea, para que busquemos a Dios siempre con el único interés de amarle y servirle, no tanto por lo que Él pueda hacer por nosotros, sino por amor. Oremos.Oración conclusivaSeñor Jesús,tú eres nuestro pan de vida,que se hace presente en la Eucaristía;sé la luz y la vida de todos los que te buscan,y el cumplimiento y alegría de todoslos que te han encontrado,ahora y por los siglos de los siglos.R/. Amén.