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José de Jesús Pimiento, el cardenal de los 100 años y los 7 papas
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A menos de 8 días de cumplir sus 100 años de edad, el cardenal colombiano José de Jesús Pimiento Rodríguez concedió una entrevista al diario El Tiempo, donde con toda su lucidez comparte momentos de su vida, su familia y habla sobre la realidad de la Iglesia y el país. Lea la entrevista:
Monseñor Pimiento: ¿100 años son muchos o poquitos?
Dicen que Matusalén cumplió 900, pero sin saber cómo eran las cuentas en ese tiempo, puede que hayan sido 90 no más. No sabe uno. En todo caso, larga o corta, la vida es un don de Dios, y a cualquier edad hay que mirarla como un regalo del Señor.
Para llegar a los 100 años, ¿cuál es la clave: la suerte, la salud o la longevidad?
No. Mi salud no ha sido feliz. Desde mi nacimiento fui raquítico. Una hermana de unos sacerdotes muy importantes en mi diócesis, y a donde me llevaron mis hermanos, dijo, “ese muchachito no se cría”. Era el último de la familia.
¿Pero por qué nació raquítico?
Por pobreza fue más que todo. Mi papá era de Barichara, como mi mamá, y los desterraron por persecución política, y entonces fueron a parar a Zapatoca, pero como pobres. El cura los patrocinó dándoles un trabajo de albañilería, y así construyeron un barrio para San Vicente de Paul como servicio a los pobres.
Pero se crio muy bien, finalmente…
Después de una crisis de salud cambió mi ‘ecología’ cuando me dio una tifoidea. Pasé al otro lado, sin ser tampoco una fortaleza, pero siempre con una salud más o menos pasable.
¿Cuándo toma la decisión de ingresar a la causa del sacerdocio?
Eso no fue improvisado; mi mamá me llevaba todos los días a misa a las 5 de la mañana, yo me lo pasaba dormido allá. Pero eso me aficionó a la eucaristía, sin saberlo. A los 8 años tal vez, fui acólito y eso me acercó más al Santísimo.
Ahí fue como creciendo la vocación. Eso prueba que Dios lo va llevando, sin darse uno cuenta, a comprender que ahí está Él.
Fue ungido como obispo muy joven…
Obispo de 36 años. Fue impactante en el sentido de que mi timidez se resistía…
¿Cuál timidez, monseñor?
La que tengo. La que no se me ha acabado. Por obediencia al papa Pío XII acepté. Primero como auxiliar de Pasto. Y me fueron cambiando. A Montería, después a Garzón y, por último, a Manizales.
Finalmente fue ungido cardenal a los 95 años. La pregunta es: ¿Muy tarde? Ya no podía elegir al próximo Papa… ¿Eso le produjo alguna frustración?
No. Yo estuve casi nombrado en tiempos de Pablo VI. Con él fui muy cercano porque trabajé en la reforma del Concordato. El Papa me recibía con mucho cariño, me daba muchos consejos y nos hicimos amigos, yo lo frecuentaba mucho. En un sínodo en el que participé, encontré en la sede de la sala una tarjetica que decía: “Su Eminencia Reverentísima Cardenal José de Jesús Pimiento” –la tengo todavía– y me dije, ‘¿esto qué significa?’ Yo era arzobispo de Manizales. Esto no tiene sentido. La guardé, no pregunté nada, no sucedió nada. Entonces me dije, ‘el Papa quiso nombrarme, algo hubo por ahí y no sé qué pecado habré cometido que no resultó’.
El nombre del cardenal no lo consultan con el gobierno ni con nadie, sino que el Papa analiza a las personas y las nombra. En todo caso, en esa oportunidad no fui cardenal, y no me afectó en nada.
Años después, el papa Francisco sí lo ungió como cardenal. Pero, ya por razones de salud, usted no pudo acudir al Vaticano a esa ceremonia…
No pude... Tengo un problema circulatorio, y me dijo el médico, “si quiere ir, vaya, pero usted llega a la clínica o al cementerio”.
Haciendo cuentas, monseñor Pimiento, a usted le han tocado siete papas. Contémoslos: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Ratzinger- Benedicto XVI y Francisco… ¿Con cuál de ellos tuvo más cercanía?
Con Pablo VI. Me trataba con mucha familiaridad.
¿Eran del parche, como se dice?
Sí, era una empatía; es que ese hombre era muy grande, tímido también, y enfermo desde niño. Sin embargo, tenía un carisma. Cuando era cardenal solamente, su mirada era penetrante, como rayos X; cuando lo eligieron, el Papa tenía ya una mirada dulce, amable, pero igualmente penetrante.
Y con él le tocó el Concilio Vaticano II…
Todo el concilio. Comencé con Juan XXIII y las tres sesiones siguientes con Pablo VI. Ahí nos conocimos, pero después se volvió una amistad.
¿Y qué piensa del Concilio Vaticano II? ¿Pasó de moda?
Que si se estuviera aplicando, habría menos problemas en la Iglesia y en el mundo. Con la doctrina del concilio, que es el evangelio aplicado, la vida sería muy distinta. Pero no habrá más concilios.
¿No habrá más concilios?
No se puede ya reunir al episcopado, que serían como unos 6.000 obispos; no hay dónde concentrarlos, no hay garantía del secreto de los debates ni se sabe cómo debatir. Ponga a 6.000 obispos a discutir. Sigue el sínodo ideado por Pablo VI; lo creó y lo puso a funcionar. Hoy es simplemente consultivo.
Puede que Francisco reemplace al concilio. Será con representaciones de la Iglesia en todo el mundo, más numerosas desde luego, espero que para hacer un debate humano, saludable y decisivo.
¿Qué opinó de la histórica visita de Francisco a los Emiratos Árabes? ¿Usted imaginó alguna vez que iba a ver al Papa saludándose de beso en la cara con un jerarca del islamismo?
Jesús hoy, Jesús presente. Él hace la presencia de Cristo, y el Cristo de hoy es distinto en la forma de presentación de cuando Él estuvo en la tierra. No es un gesto simplemente humano, como quien dice de afectividad terrena, sino de afectividad espiritual.
¿Qué papel está jugando y debe jugar la Iglesia hoy en el conflicto colombiano?
No hemos acertado siempre. Viene desde la Colonia, pero desde la República comenzó el problema de la Iglesia al no hacerse entender debidamente. Ahí debimos comenzar a hacer una predicación del evangelio de la libertad para que Colombia no empezara a ser un país peleador por la política. No se evangelizó la política en ese momento.
Entonces la política comenzó humanamente, pero entre peleadores. Habíamos peleado con los españoles y quedamos peleando entre nosotros. Los partidos han sido un desastre, y la Iglesia no ha sabido manejarlos tampoco. Ha bregado, pero no ha acertado en hacer de los partidos lo que trata de hacer ahora este Presidente: que el poder no sea para pelear, sino para servir.
Recientemente, en Panamá, el papa Francisco condenó y calificó de terrorismo el atentado del Eln en la Escuela General Santander. ¿Debe la Iglesia católica colombiana seguir ofreciendo sus buenos oficios para un diálogo con este grupo armado?
Cuando cumplan lo que está pidiendo el Presidente. Cuando dejen de ser terroristas y entiendan que esto se tiene que hacer con diálogo. Es que ellos dialogan con bala. Eso no es política, eso es maldad y terrorismo.
¿El Papa ha cambiado su posición frente a Venezuela?
Cuando el papa Francisco respondió al diálogo lo interpretaron mal y él quedó, como quien dice, con la amargura de que su consejo no fue afortunado, fue un fracaso prácticamente. Ahora ya se dio cuenta de que no se puede hablar de diálogo allá porque no hay con quien dialogar. Ya no recomienda eso. Seguramente estará por este muchacho Juan Guaidó, que es una revelación rarísima, un personaje de la nada que aparece con una inteligencia rara y no se atreven a matarlo…
Y no incitando a la violencia sino al entendimiento…
Esa es la sabiduría. Eso es ser un cristiano total. Muy difícil tener esa actitud en ese ambiente. Ahí está Dios cumpliendo la tarea de salvar a Venezuela, porque necesitaba probarla mucho, porque el paternalismo tenía a ese pueblo estupidizado.
Era un pueblo perezoso, inútil, y entonces el castigo o la prueba ha sido muy dura, muy horrible. Este monstruo de hombre, en la historia no ha habido gente así, ni Herodes, ni ninguno. Este es un fenómeno, y el peor ahí es el Cabello porque si a este lo peluquearan, yo creo que las cosas cambiarían. (Risas). Pero no se deja peluquear.
Ahora, si fueran inteligentes se habrían ido ya para Rusia, para China, para Cuba, a gozar de la plata. Son tan brutos que se van a dejar juzgar. ¿Cómo? No sabemos, pero la justicia internacional va a acabar con esos hombres. Por brutos. Yo oro por ellos. No los descarto por enemigos. Hay que orar por esa gente para que se convierta, no para que siga adelante.
Usted tiene estos récords: es el obispo más veterano y el cardenal de mayor edad. ¿Con toda la sabiduría que ha recopilado, cuáles cree que son las mayores debilidades hoy de la Iglesia, además de los escándalos de pederastia? Esta semana, el Papa reconoció que, incluso, curas y obispos han abusado sexualmente de monjas.
La Iglesia es divina por el fundador, pero es humana por nosotros. Tiene todas las flaquezas nuestras. Hay que saber entenderla, no es que sea una prostituta, es una pobre creatura humana que falla. Le falla a Dios. Eso no es que le agrade a Dios, sino que Él lo tolera por su misericordia, y porque quiere salvarnos. Ya Él sufrió todo lo que había que sufrir, para que nosotros no tuviéramos que pagar tanto, pero nos va cobrando con las calamidades. Como dice en la Carta a los Hebreos, Él reprende y castiga como padre, para que se corrijan los muchachos. Y nosotros somos creaturas suyas, y nos corrige, a veces golpeándonos, y golpeándonos muy fuerte.
¿Usted ve que el papa Francisco va por el camino que toca?
Sí, claro. Él está interpretando bien lo que debe hacer. Nos ha dicho un montón de verdades fundamentales, y regaños muy tiernos, que de pronto no hemos entendido.
Hablando de la polarización del país, ¿en la Iglesia, internamente, también hay polarización?
Claro.
¿Disputa de poderes, de ideologías, de tendencias?
Hay cosas, hay teólogos que son herejes, prácticamente. Eso hay de todo. Tenemos que mirarlo como problema humano, y no atribuírselo a la institución, a la sociedad o a la familia de Dios que Él dejó establecida. Ahí está la sabiduría cristiana, saber discernir. Nos falta discernimiento y juzgamos de una vez. ‘Ah no, es que eso está muy mal hecho, y es que ese cura, o ese obispo, o ese…’ Hombre, modérese que es que usted también tiene vigas en el propio ojo y está mirando pajas en los demás.
Monseñor, ¿por qué se retiró el papa Ratzinger?
Por sabio y por santo. Él le había aconsejado ya a Juan Pablo II que renunciara, porque vio que ya no estaba gobernando como debía ser. Juan Pablo tenía otra mente… la mente de que Jesús no se bajó de la cruz, y eso es bonito decirlo porque es místico, pero no es práctico para el gobierno de la Iglesia.
De hecho, en ese tiempo de la enfermedad del papa Juan Pablo II, que fue una gran lección para el mundo, el gobierno de la Iglesia estuvo paralizado. Hasta el punto de que Ratzinger tuvo que llegar a resolver problemas que se han debido resolver antes.
Monseñor, yo lo veo tan bien de salud, tan lúcido y tan placentero que me pongo feliz y le deseo muchos años más de vida. Pero tengo que preguntarle: ¿Qué piensa de la muerte?
Uno tiene que aceptar la limitación humana, aceptar la presencia de Dios y alegrarse y bendecirlo por eso.
¿A los 100 años, le tiene miedo a la muerte?
El miedo normal de todos. La muerte es el encuentro con el Señor y por tanto no debe uno temer. Eso predico. Pero, como la carne humana es tan frágil, pues a mí sí me da susto de cómo me va a pasar, porque no sé si voy a morir de repente, eso sería lo mejor, lo más grato porque no siente uno nada, pero puede ser que muera como un inválido, con alguna enfermedad bien chocante, y entonces a eso le tiene uno como miedo. Pero no al encuentro con Él, que es la maravilla.
Y entonces ya me he ido curando bastante de ese miedo; no me lo puedo quitar, pero ya se me ha vuelto como una confianza en que no va a ser una cosa atormentada, sino algo con luz.
¿Cómo celebrará los cien años, precisamente de hoy en ocho días?
Tocará obedecer a mi familia que me mandó a que hiciera una celebración en Floridablanca. Luego, en Zapatoca y San Gil. Cumpliré los cien años obedeciendo. (Risas).
Fuente: Diario El Tiempo
Vea también el especial que elaboró la arquidiócesis de Bucaramanga, donde el Cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez, confiesa detalles de su vida, su hogar y su vocación pastoral, a puertas de celebrar su aniversario de vida número 100
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“El Sínodo no va a hacer nada contra la Palabra de Dios”: Mons. José Miguel Gómez habla sobre el Documento Final
A un día de que la Iglesia Universal conozca el Documento Final que presentará las conclusiones de los espacios de discernimiento y trabajo que han tenido los padres y las madres sinodales durante las dos sesiones de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo en Roma, monseñor José Miguel Gómez Rodríguez, arzobispo de Manizales, ratificó que en él se conocerán orientaciones de un sínodo que ha tenido como base la Santa Biblia y que son coherentes, pero que también responden a los signos y cambios de la humanidad, “desde Dios, con la luz de Dios y para el bien de toda la Iglesia”.El Arzobispo de Manizales, quien, por elección del Episcopado también ha estado representando la voz de la Iglesia colombiana en este importante espacio, valoró la apertura al Espíritu Santo que ha tenido la Asamblea Sinodal durante el proceso. Además, al entregar detalles de cómo se han desarrollado estos últimos días de trabajo, indicó que, de manera individual y en todos los grupos de trabajo, o círculos menores, como se han conocido desde la metodología de este sínodo, se han hecho propuestas al último borrador de trabajo “para enmendar, corregir, agregar detalles que nos parecían importantes”.“Todo está muy bien sustentado y ahora estamos esperando para el próximo sábado la lectura de la propuesta final y la votación sobre cada uno de los párrafos que contendrá el documento que será posteriormente presentado al Santo Padre”, afirmó monseñor José Miguel.El prelado recordó también que el Sínodo de la Sinodalidad no concluye en este punto ni se cierra con el documento; “más bien, se ofrece a la Iglesia para que la Iglesia en todas partes vaya aplicando, ajustando, buscando formas de ser fiel a esto que el Señor nos ha regalado”, precisó.Vea a continuación el mensaje de monseñor José Miguel Gómez:
Jue 24 Oct 2024
Cardenal Luis José Rueda Aparicio, elegido como nuevo miembro del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo
Este miércoles, 23 de octubre, en el marco de marco de la XV Congregación General del Sínodo, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, fue elegido como nuevo miembro del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo.En este órgano, que desempeñará un rol protagónico tanto en el proceso sobre sinodalidad que se adelanta actualmente, como en la preparación del próximo Sínodo, el purpurado colombiano representará a la Iglesia de América Latina junto al Arzobispo de Maracaibo (Venezuela) y primer Vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), monseñor José Luis Azuaje Ayala.Según lo estipula la Constitución Apostólica «Episcopalis communio» del Papa Francisco sobre el Sínodo de los Obispos, este Consejo, que es presidido por el Santo Padre y que hace parte de la Secretaría General, es responsable de la preparación y realización de la Asamblea General Ordinaria. Sus miembros inician funciones al final de la Asamblea General Ordinaria que los elige y cesan su mandato cuando ésta se disuelve.Este Consejo tiene ahora una nueva composición. Por indicación del papa Francisco se elevó a 17 el número de sus miembros, de los cuales eligieron ya a 12 obispos de los diferentes continentes e Iglesias, entre los que está el cardenal Rueda. A ellos se unirán cuatro miembros de nombramiento pontificio y, en su momento, el responsable del Dicasterio de la Curia Romana encargado del tema del próximo Sínodo.XVI Asamblea General Ordinaria: en su fase finalEsta semana, la XVI Asamblea Sinodal se encuentra en su fase final. La lectura y aprobación del Documento Final, del cual también el cardenal Rueda ha sido elegido redactor, está prevista para el próximo sábado, 25 de octubre.
Vie 18 Oct 2024
¿Qué puede aprender Colombia de la sinodalidad para encontrar caminos de reconciliación y de paz? El Cardenal Rueda compartió detalles desde el Vaticano
El cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, afirmó que, en medio de las “polarizaciones tóxicas” que se viven hoy en Colombia y en varios países de América Latina, la sinodalidad es un estilo de evangelización que, aplicado a los contextos sociales y políticos, podría ayudar a encontrar los caminos de la reconciliación y la paz que tanto se necesitan. El purpurado se refirió a ello durante la rueda de prensa ofrecida este viernes 18 de octubre en el Vaticano, en el marco de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, en la que participó como vocero.El primado de Colombia y padre sinodal destacó las posibilidades de encuentro, diálogo, escucha y acogida que se propician en el contexto de la sinodalidad, como oportunidades para buscar objetivos sociales comunes.“Un problema que está afectado a Colombia, a América Latina y a distintos países del mundo es el de las polarizaciones tóxicas, enfermizas, que llevan a que dentro de los países, se vuelvan enemigos, incluso, miembros de la misma familia. Creo que la propuesta de la sinodalidad con capacidad de escucha, diálogo y esa metodología sencilla pero poderosa que es la conversación en el espíritu, en donde se le da valor al que habla y a lo que expresa apara luego encontrar, guiados por el Espíritu Santo, una ruta común, tiene una aplicación social muy fuerte…Creo que en Colombia y en América Latina este estilo de evangelización que abre puertas, que entra en diálogo, que está en una actitud de salida al encuentro con los demás, nos va ayudar mucho a encontrar los caminos de la paz y de la reconciliación”.En este mismo contexto, el Arzobispo de Bogotá se refirió al rol activo que ha venido asumiendo la Conferencia Episcopal de Colombia en la mediación y ambientación de la reconciliación y la paz, especialmente desde diversos espacios políticos. Reconoció que, pese a no ser una misión sencilla, la Iglesia vive y transmite esperanza:“En Colombia, concretamente hay un trabajo de la Conferencia Episcopal muy en comunión, desde hace varios años, con los distintos gobiernos, también con este gobierno, en la búsqueda de la reconciliación y de la paz. Sabemos que no es fácil, sabemos que requiere tomar la cruz, pero vivimos en la esperanza de que el ambiente sinodal, nos da la capacidad el diálogo, de acogida, de escucha, de caminar juntos, de unificarnos para buscar objetivos comunes”.La unidad y las opciones de la Iglesia en LatinoaméricaEn lo corrido de esta tercera semana de la segunda sesión de la Asamblea Sinodal, a partir del módulo “Lugares” propuesto en el Instrumentum Laboris (documento que orienta el encuentro), los participantes analizaron e hicieron sus aportes en temas asociados a la relación entre las Iglesias Particulares y la Iglesia Universal, así como frente a la unidad de la Iglesia. En este sentido, durante su intervención, el cardenal Luis José también compartió y valoró la experiencia de evangelización que han venido viviendo las Iglesias del continente, especialmente desde la década de los 50, tras la creación de organismos como el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la Confederación Latinoamericana de Religiosos y Religiosas (CLAR) y la Pontificia Comisión para América Latina.El purpurado afirmó que ha sido una experiencia de fe y de unidad vivida en el contexto de las comunidades, con sus sufrimientos, pero también con sus esperanzas, en la que han tomado, especialmente, tres opciones: por los pobres, por acercarse a las realidades concretas y por el diálogo. La describió como una manera de evangelización integral.“La Iglesia latinoamericana ha logrado unirse, ha logrado tener incluso un método para acercarse a la realidad con ojos de esperanza, con ojos de fe; poder descubrir allí la presencia del Reino, del Verbo Encarnado, que está en todos los ambientes, incluso de aquellos de adversidad; por eso hacemos una opción por el diálogo, una opción por la reconciliación, por hablar con contrarios, por buscar la manera de hacer una evangelización integral donde todo está interconectado y todo nos desafía, pero todo nos llena de esperanza también”.El valor de la descentralización, la diversidad y el dinamismo en la IglesiaDe acuerdo con lo mencionado durante la rueda de prensa por Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, y Sheila Pires, Secretaria de la Comisión para la Información, este viernes 18 en la Asamblea Sinodal se abordaron temas asociados a los criterios para definir una descentralización sana, entre los que se destacó la cercanía y la sacramentalidad. Además, del papel las Iglesias particulares en el contexto más amplio de la Iglesia Católica. Se hizo hincapié en que las Iglesias particulares no amenazan la unidad, sino que contribuyen a ella y que la singularidad de cada Iglesia no debe considerarse un desafío, sino un don especial.De acuerdo con Sheila, en relación al contexto digital, se hizo hincapié en la importancia de la oración y el discernimiento, “para ser discípulos digitales que no caigan en tentación”.Además, se afirmó que la pluralidad no infravalora los ministerios ni la especificidad de los lugares; que la descentralización en la Iglesia puede ser sana, mientras esté en unidad y en fidelidad al magisterio, en la comunión eclesial con el Sucesor de Pedro, en la claridad de las competencias y en el respeto desde las Iglesias locales en la promoción de los laicos.También se habló sobre la relación entre fe y cultura; se hizo hincapié en que la Palabra de Dios se inserta en contextos culturales específicos y el Evangelio tiene que encarnarse en toda cultura y en todo lugar; habitarlo reforzando la dimensión comunitaria de todos los movimientos y las nuevas realidades eclesiales.De acuerdo con los voceros, se ha afirmado que la Iglesia está llamada a la unidad vital en medio de la diversidad. Por ello, la Iglesia debe ser dinámica, dispuesta a avanzar en el tiempo, pues se trata de un organismo vivo que tiene en su corazón a Jesucristo y que vive como cuerpo a través de las personas.Vea a continuación las intervenciones del Cardenal Luis José Rueda durante la rueda de prensa:
Jue 17 Oct 2024
“La COP16 no puede ser un evento aislado que termine el 1 de noviembre y ya”: Arzobispo de Cali
A pocos días de que inicie la COP16 en la capital del Valle del Cauca, a través de un comunicado, el arzobispo de Cali afirma que “la COP16 no puede ser un evento aislado que termine el 1 de noviembre”. Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, pide a todos los agentes de la Iglesia intensificar las iniciativas pastorales que promuevan, entre otras, el cuidado del medio ambiente y la protección de la biodiversidad, “recordando el mandato del Creador, de cuidar la naturaleza, que es su obra”.En el mensaje, el prelado también invita a todos a profundizar en la reflexión sobre lo que debe significar para la Iglesia y para el mundo entero el cuidado de la Casa Común, como lo ha referido el papa Francisco en su carta Encíclica Laudato si'. Asegura que dicha toma de conciencia debe transcender mucho más allá de este importante evento sobre biodiversidad, que acogerá a delegaciones de 170 países e instituciones.“Pido a Dios que nos deje como fruto maduro el compromiso de seguir trabajando por la toma de conciencia del daño que estamos haciendo a la creación, y que asumamos todos, desde la más temprana edad, la tarea de cuidar la naturaleza, empezando por el ser humano que hace parte de la creación. Juan Pablo II nos invitó a reflexionar en lo significa la expresión ecología humana, que busca, entre otras cosas, la defensa del bien común, cuyo centro es el ser humano”, enfatiza el Arzobispo de Cali.En el comunicado, monseñor Luis Fernando Rodríguez también anima a conocer y ser parte de los múltiples eventos oficiales y paralelos que liderará la Iglesia en Cali, en el marco de la Conferencia de las Partes y gracias a la contribución de diversas organizaciones sociales y líderes comunitarios de distintos territorios del país; así como de otros países de la región, que darán testimonio directo de sus preocupaciones e iniciativas en esta dimensión.Conversatorios, foros, congresos, exposiciones y proyecciones documentales harán parte de esta programación, organizada, especialmente, por la Arquidiócesis de Cali, la Conferencia Episcopal de Colombia, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) y laRed Eclesial PanAmazónica (REPAM). Además, varias instituciones católicas de educación básica y superior pondrán marcha importantes actividades.La Diócesis de Palmira también se unirá a la COP16; entre el 22 y el 30 de octubre realizarán diferentes actividades de sensibilización asociadas a la preservación de la biodiversidad y los clamores de la tierra.