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Viacrucis callejero desvela los rostros del Cristo sufriente en las periferias de Bogotá
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“A todos los cachivacheros, loteros, artistas callejeros, ciudadanos habitantes de calle, trabajadoras sexuales, los saludamos, no se olviden que estamos en Semana Santa también, bendiciones para todos”. Así vocifera en las frías calles de Bogotá el sacerdote franciscano Gabriel Gutiérrez, mejor conocido como fray Ñero (compañero), director de la fundación Callejeros de la misericordia, quien por segundo año consecutivo realiza el llamado ‘viacrucis callejero’.
En compañía de niños, jóvenes y adultos, pertenecientes al Banquete del Bronx y las fundaciones Callejeros de la misericordia y Callejeras, como también sus propios hermanos de la orden franciscana de Bogotá, el presbítero ha organizado al escalpelo este encuentro con un Cristo que sufre a diario los estragos de la indiferencia de una sociedad y Estado excluyentes, de espaldas a la realidad.
Una cruz de madera va al frente de la procesión, cantos, termos repletos de tinto (café), panes, huevos cocidos y salchichón, pero sobre todo un corazón dispuesto a abrazar y como el Cirineo a ayudarlos a llevar su cruz. Vida Nueva acompañó esta experiencia, única en la capital del séptimo país más católico del mundo, según datos suministrados por el Vaticano en 2017.
Encontrarnos con Dios
Bajo el lema de callejear la fe, el propio fray Gutiérrez ha dicho: “nosotros llegamos, les saludamos y abrazamos como a iguales, no nos vamos a encontrar ni con prostitutas, ni con drogadictos, ni malandros, ni habitantes de calles, vamos a encontrarnos con seres humanos que están en una situación muy especial y que tienen dignidad”.
El religioso también ha destacado que en estos hermanos “recordamos al Cristo sufriente que encontramos en los pobres, en los enfermos, en los necesitados, en todo aquel que necesite ayuda de alguien”, por tal razón “a ninguno los juzgamos, con ninguno discutimos, les llevamos el Evangelio a las calles”.
En este sentido, el franciscano ha explicado que precisamente el término ‘callejear la fe “es dar testimonio con la presencia, por eso saludamos con cariño, saludamos con amor, compartimos con las personas, oramos y allí encontramos la presencia de Dios, que está en cualquier esquina, en cualquier burdel, en cualquier bar, allí está también Dios, un Dios que sufre en una sociedad del descarte”.
Dios los bendiga padrecitos
Los típicos personajes del viacrucis son suplantados por una cuadrilla de niños, jóvenes y adultos, identificados con unas camisetas estampadas en vivos colores amarillo, marrón, azul y verde. La cruz la lleva un habitante de calle –en proceso de reinserción– quien encabeza la procesión. “No se separen”, aconseja fray Ñero, porque justamente a esa hora el grupo arriba a la denominada ‘zona de tolerancia’, donde la prostitución es permitida y, claro está, con esta se cuelan otras prácticas ilegales. Es un submundo encarnado en el centro de Bogotá, en el barrio Santa Fe, detrás de la avenida Caracas, paradójicamente repleta de venezolanos.
El reloj marca las 6.00 en punto de la tarde, la noche bogotana con su frío intenso y garúas intermitentes abraza a todos. Las miradas perplejas y de curiosidad de trabajadoras sexuales, recolectores y de migrantes venezolanos llegan al grupo que se instala en una esquina.
“Hermanos y hermanas, Dios les bendiga, los que quieran vengan a tomarse un cafecito y comerse un pan”. Es la invitación que hace el padre. Entre compartir el café y el pan, se hace el canto, la oración y una que otra jaculatoria. “Dios los bendiga, padrecitos”, suelta una mujer, que frisa los 40 años, se siente conmovida. “En mi país fui evangélica, pero lamentablemente tocó dejar todo y dedicarme a esto”. El acento caraqueño revela su origen. Se despide con su pan y su café. Sus tacones rocambolescos se pierden en la esquina.
Crucifixión que se extiende
En el viacrucis callejero escenas como esta se repiten, de mendigos políglotas, de artistas callejeros que pueden en un rap improvisar versos con una rima sin igual, de prostitutas con historias conmovedoras, por eso fray Gutiérrez recuerda: “fuimos a encontrarnos con muchas personas que normalmente por su situación de calle, por su trabajo, piensan que están por fuera de la iglesia, pero aun así siguen siendo muy espirituales y especiales”.
“Todo esto nos indica que no es un viacrucis histórico el que estamos conmemorando, sino que es la pasión que se extiende, es una crucifixión que se extiende, es una sentencia de muerte que se extiende, la sentencia de discriminación que se extiende, que encontramos y vemos en los empobrecidos de hoy, en los necesitados de hoy, no solo de aquellos que les falta lo material sino de aquellos que no encuentran el camino y que sus cruces a veces son tan pesadas y que no tienen a nadie que se las ayude a cargar”, agrega.
“El viacrucis callejero es una manera de ayudar a cargar esas pesadas cruces de la exclusión y el abandono, ver con ojos misericordiosos sus historias de vida, sus dramas y sufrimientos de esas personas que nos encontramos en las calles”, ha destacado el sacerdote franciscano.
Erradicar la habitabilidad de calle
Más allá de estas acciones, por cierto de un inmenso valor espiritual, el equipo de la fundación de Callejeros de la Misericordia está consciente que el problema de habitabilidad de calle debe ser erradicado, pero con perspectiva de derechos, con inclusión social.
Al respecto Diana Granados, tesorera de la fundación, ha comentado que en el viacrucis de este año están participando ex habitantes de calle, quienes recibieron el pan y el café anteriormente, pero que ahora están trabajando en sus carritos de frutas: “sin duda esto es una maravilla, no son uno ni dos, son muchos, ahora venden sus tintos, no esperan que alguien vayan a darles sino que han tomado conciencia y pueden ganarse la vida honradamente”.
Se necesitan manos solidarias
Desde la fundación de Callejeros de la misericordia recuerdan la imagen del cirineo que ayudó a Jesús a cargar la cruz, en este sentido con el viacrucis encuentran un lugar teológico de denuncia de la injusticia, pero también del anuncio de la buena nueva: “esa semilla que va naciendo para llevar el Evangelio de la manera más sencilla como lo hizo san Francisco”.
La invitación es para que desde la fe se pueda dar ese aporte para erradicar la habitabilidad de calle, garantizando la plena reinserción, porque “no basta con sacarlos de las drogas, tienen derecho al trabajo digno, a la salud, a la vivienda”, ha asegurado su director.
Entre los proyectos, el presbítero ha mencionado que están en la búsqueda de construir un centro de atención y escucha al ciudadano habitante de calle, pero para que esto suceda “necesitamos de manos solidarias que hagan de este sueño una realidad, especialmente en beneficio de esos rostros de Cristo que sufren la indiferencia”.
Fuente: Portal digital Vida Nueva
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Lun 2 Dic 2024
Una sociedad que odia a los niños
Jue 28 Nov 2024
Jue 24 Oct 2024
La Arquidiócesis de Cali: su rol como anfitriona de la COP16 y su apuesta por la Pastoral de la Tierra
Bajo el pastoreo de monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, la Arquidiócesis de Cali, Iglesia particular anfitriona de la COP16 que se adelanta en la capital del Valle del Cauca, le apuesta a la consolidación de la Pastoral de la Tierra. A través de ella, buscarán, cada vez más, articular, animar y visibilizar las iniciativas que se vienen desarrollando a nivel eclesial y de la mano de las comunidades, para contribuir en la mitigación del impacto negativo que el ser humano está causando al medio ambiente y, especialmente, a la biodiversidad.Es la Vicaría para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, a través de su Diaconía de la Tierra y Prevención, la encargada directa de liderar esta apuesta arquidiocesana por la Pastoral de la Tierra. Su propósito es "fortalecer las capacidades de liderazgo, autogestión, emprendimiento, prevención y mitigación de riesgos socio-ambientales de las comunidades y colaboradores de la Arquidiócesis de Cali, a través de espacios formativos y acompañamiento en los procesos orientados a la transformación de sus realidades", integrando los tres dimensiones fundamentales del ser humano: la espiritual, la personal y su relación con el medio ambiente.Según lo ha indicado la Arquidiócesis de Cali, esta Diaconía enfoca su misión en la promoción de una “Cultura de la Prevención”, "que busca motivar la globalización del amor, entendido como el valor fundamental que mueve a las personas a cuidarse a sí mismas, a relacionarse fraternalmente con su entorno y a velar por el bienestar de las personas que por diversas situaciones son los menos favorecidos y la Casa Común".En el campo del emprendimiento, se destaca también el apoyo brindado por la Iglesia a aquellas iniciativas comunitarias que parten del aprovechamiento respetuoso y sostenible de la naturaleza. Entre ellas, proyectos de emprendimiento agroecológico, de huertas verdes y manejo de plásticos.El padre Diego Fernando Guzmán Ruiz, director de la Vicaría para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, ha resaltado la importancia de que quienes participan por estos días en la Conferencia de las Partes, visiten las diferentes actividades y exposiciones que ha programado la Iglesia de Cali, para que se apropien, aún más, del cuidado de la casa común en el que tanto ha insistido el papa Francisco. La mayoría de ellas están ubicadas en el corazón de la zona verde de la COP16, específicamente en la sede de la Unicatólica.Vea a continuación el informe audiovisual:Sobre el rol de la Arquidiócesis de Cali, también le puede interesar otra nota elaborada por el Centro para las Comunicaciones del CELAM presente en la COP16. Para verla, haga clic AQUÍ.
Vie 18 Oct 2024
Asesinato de Sofía Delgado Zúñiga: repudio, dolor y llamado a la acción en la Diócesis de Palmira
A través de un comunicado, el obispo de la Diócesis de Palmira, monseñor Rodrigo Gallego Trujillo, rechazó el atroz asesinato de la niña Sofía Delgado Zúñiga de 12 años de edad, en el corregimiento de Villagorgona, Candelaria, Valle del Cauca. El prelado afirmó que “estos crímenes son una herida profunda en el corazón de nuestra sociedad” y, además, representan un llamado urgente a la acción.“No podemos permitir que los niños sigan siendo víctimas del asesinato, de la utilización, el reclutamiento y el abuso”, enfatiza.En el mensaje, monseñor Gallego se une al dolor y a las plegarias de su familia ante esta pérdida irreparable. “Nos duele como sociedad, como Iglesia, como comunidad. Acompañamos su dolor y exigimos que estos actos no queden impunes”, agrega el prelado.Además, el Obispo de Palmira también pide a todos los actores eclesiales, sociales y estatales, asumir compromisos para proteger y defender la dignidad de los niños y niñas:“Es nuestro deber sagrado garantizarles un presente y un futuro de paz, donde puedan crecer seguros, amados y respetados. Como Iglesia, reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando por la construcción de una sociedad más justa y humana, en la que la vida de cada infante sea protegida con todo el amor y la dignidad que merecen”, expresa monseñor Rodrigo Gallego.
Mié 16 Oct 2024
Manifiesto de la Pastoral Afrocolombiana: hacia el fortalecimiento del “rostro negro” de la Iglesia Católica
A través de un manifiesto, quienes lideran, animan y acompañan la Pastoral Afro en Colombia reafirman su compromiso con el fortalecimiento de los procesos de evangelización en sus territorios “desde el ser, el pensar y el soñar” del pueblo negro. Además, con su contribución a las diversas organizaciones sociales, de género y étnicas presentes en los territorios; de tal manera que se logre avanzar hacia la búsqueda de dignidad, igualdad, equidad, justicia, desarrollo y paz en las comunidades. En el mensaje, los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que se desempeñan como agentes de la Pastoral Afrocolombiana también asumen un compromiso directo con la promoción y formación de diversos liderazgos en medio de sus comunidades, ayudando a “que la diversidad y la juventud sean dinamizadores de nuestro ser como Iglesia”, enfatizan.Allí también confirman su participación en el Jubileo del 2025 convocado por el papa Francisco, especialmente, propiciando espacios de comunión eclesial en medio de la amplia diversidad étnica y geográfica de Colombia; todo esto, - expresan- “para continuar nuestra caminada como Iglesia con rostro propio, desde las directrices de nuestra Iglesia Católica”.La declaración es fruto del XXI Encuentro de Pastorales Afrocolombianas -EPA-, desarrollado el pasado mes de septiembre en la ciudad de Cartagena, en el que participaron cerca de 200 personas de diferentes territorios del país. En él, se desarrollaron diferentes actividades de formación, espiritualidad, trabajo colectivo e intercambio cultural.Este EPA que se desarrolló bajo el lema “UBUNTU: Espiritualidad afro para una Iglesia profética”, permitió reconocer la riqueza cultural y espiritual del pueblo afrocolombiano, así como las diversas realidades sociales, muchas veces complejas, que enfrentan actualmente sus comunidades.El encuentro fue acogido por monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, y acompañado por monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y por monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. También estuvo presente el padre Carlos Alberto Zuluaga Benjumea, IMC, Director del Área de Etnias del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano. Vea a continuación el informe del encuentro, elaborado por la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Cartagena:
Jue 10 Oct 2024
Salud mental en las comunidades rurales: 'EscuchArte' es la apuesta de la Iglesia y la Alcaldía de Cali
Desde 1992, cada 10 de octubre, el mundo conmemora el Día de la Salud Mental, una fecha establecida por la Federación Mundial de la Salud Mental y promovida por la Organización Mundial de la Salud, para crear conciencia acerca de los problemas de salud mental que afectan a tantas personas de distintas edades y condiciones. En Colombia, una encuesta aplicada por el Ministerio de Salud en 2023, permitió identificar que más del 66% de los colombianos ha enfrentado algún problema de salud mental y que, en la mayoría de los casos, son los hogares los entornos donde más se generan. Sin duda, esta es una realidad que preocupa a muchos actores e instituciones en el país, entre ellos, a la Iglesia.En este contexto, el pasado mes de septiembre, la Arquidiócesis de Cali y la Alcaldía de Cali iniciaron la implementación de “EscuchArte”, un programa a través del cual realizan jornadas de apoyo psicosocial en los comedores comunitarios a través de los cuales la Pastoral Social, la Secretaría de Bienestar Social de Cali y miembros de la comunidad, alimentan diariamente a cientos de personas de escasos recursos económicos que habitan las zonas rurales.“En Cali estamos acompañando estos procesos porque como Iglesia es muy importante caminar de la mano de cada una de estas personas, porque es importante la salud integral de toda la persona. Jesús nos enseña eso, a recuperar a la persona como tal en todas sus dimensiones”, explica el padre José Luis Jaimes Ortiz, director del programa Comedores Comunitarios.La apuesta de la Iglesia y la Alcaldía de Cali en los comedores comunitarios va mucho más allá de brindar alimento físico a quienes más lo necesitan. Se trata de acercar la oferta de atención en salud mental a quienes tienen menos posibilidades de acceso a este servicio. Allí, tanto niños como adultos, participan en actividades pedagógicas asociadas a temas como gestión de las emociones, amor propio, importancia de la escucha, prevención de violencias y del suicidio y herramientas de autocuidado.“La idea de ir a corregimientos y veredas es llevar la oferta de salud mental de comedores comunitarios a esos territorios que son apartados, donde ellos no tienen mucha posibilidad de acceder a un psicólogo. Hay gente que no baja de allá, entonces estamos acercando esa oferta porque nos parece supremamente importante la salud mental y, además, también estamos bajando un poco el estigma de esta profesión que la gente no asiste porque dicen que es para un enfermo de salud mental y no es eso. Estamos haciendo mucha prevención”, comenta Claudia Vargas Hincapié, la líder del componente de Psicología de los Comedores Comunitarios.De los 759 comedores comunitarios que tiene la Arquidiócesis de Cali, en los que entregan 74.455 raciones diarias de comida, 42 están ubicados en estas zonas rurales, hasta la fecha, han realizado estas jornadas en los corregimientos de Pance, Saladito, Navarro, Felidia y Los Andes. Además, con estudiantes de algunos colegios aledaños y con sus padres han adelantado actividades formativas sobre como comunicación asertiva y el uso correcto de dispositivos móviles. Esperan hacerlo próximamente también con docentes.Justamente Nubia Lucumí, beneficiaria del programa en el comedor comunitario de Navarro, cataloga esta iniciativa como una bendición y reconoce su importancia en ese contexto:“Es tan importante que vengan acá, porque la verdad hay muchas personas que tienen muchas necesidades donde han perdido un ser querido, donde pasan situaciones duras de violencia, de maltratos en las casas, por las parejas”.Al tratarse de una iniciativa de la Iglesia, también con un alto componente espiritual, los psicólogos que hacen parte de este programa tienen claro que su labor va mucho más allá de aplicar los conocimientos y herramientas psicosociales propias de su formación; se convierte en una misión muy especial: prestar sus oídos y su corazón para llevar consuelo y esperanza a quienes más lo necesitan, inspirados en la misión del mismo Jesucristo.“Escuchar a la gente nos recuerda la época donde Jesús asistía al pueblo, donde lo escuchaba, donde se sentaba en medio de mucha gente para atenderlos, para saber qué les pasaba, cuáles eran sus dolencias. Básicamente este ejercicio que hacemos como psicólogos nos permite dibujar un poco de lo que Jesús fue en ese entonces” narra Marco González, psicólogo que hace parte del programa.Vea el informe audiovisual a continuación: