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Cuaresma

Mar 13 Feb 2024

2024 de la mano de Dios

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Sin duda que el refrán de que cada día tiene sus afanes, es cierto. Así como cada año que comenzamos viene cargado de expectativas y sueños. Estamos dando inicio formal a las actividades administrativas en la Arquidiócesis y en general en todas nuestras comunidades. De nuevo quiero expresarles mis mejores deseos para que este año represente un tiempo de paz y reconciliación, así como de crecimiento en la fe y en el compromiso de vivir una vida según el querer del Señor. Vivámoslo de la mano de Dios.Para la Iglesia universal, por querer del Papa Francisco, el 2024 será el año de la oración. Él ha querido que, en la proximidad del año santo jubilar, que se celebrará en el 2025, los que hacemos parte de la Iglesia católica nos unamos en un mismo sentir y un solo corazón, por la gracia y acción del Espíritu Santo que debemos dejar actuar en cada uno. Y un medio para discernir lo que el Señor quiere para todos es la oración.El Catecismo de la Iglesia Católica dedica toda la cuarta parte a la oración cristiana, en los números 2558 – 2865. Los invito para que los retomen y los lean; es una joya catequética que nos ayuda a comprender la importancia de la oración cristiana y los beneficios que de ella surgen. En estos números nos enseña a orar y hacer de la vida una oración.En estos tiempos, que no son los últimos, pero que nos ayudan a prepararnos para cuando el momento final llegue, el Catecismo dice, entre otras cosas, lo siguiente: “Orar en los acontecimientos de cada día y de cada instante es uno de los secretos del Reino revelados a los “pequeños”, a los servidores de Cristo, a los pobres de las bienaventuranzas. Es justo y bueno orar para que la venida del Reino de justicia y de paz influya en la marcha de la historia, pero también es importante impregnar de oración las humildes situaciones cotidianas. Todas las formas de oración pueden ser la levadura con la que el Señor compara el Reino (cf. Lc. 13, 20-21)” (n. 2660).Y estas formas de oración son: vocal, meditación y contemplación, y en estas expresiones están la oración de bendición, de adoración, de petición, de intercesión, de acción de gracias y de alabanza.En este primer editorial del año, solo los quiero motivar para que acojamos la invitación del Papa para que se intensifique la oración, en estos tiempos de prueba. La Arquidiócesis irá ofreciendo subsidios, con base en el Catecismo, para que se sumerjan en el misterio del amor de Dios que es también la oración. Si Cristo oró, lo hizo porque para Él la oración era vital, y para enseñarnos a orar.El 2 de febrero celebramos la solemnidad de la Presentación del Señor en el templo, conocida también esta fiesta litúrgica como de Nuestra Señora de la Candelaria. Pedimos al Señor, que vino a nosotros como la luz de las gentes, que también nosotros seamos luz llena de esperanza para los demás.Igualmente se celebra el 11 de febrero, la Jornada Mundial del Enfermo, en concordancia con la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes. Oramos por los enfermos, por los que están en clínicas y hospitales, y oramos también por el personal de salud, médicos, personal de enfermería, administrativos y directivos de estas instituciones. También pedimos para que las políticas de salud que se están implementando, no vulneren los derechos de nadie, ni de los enfermos, ni de los prestadores de salud. En el centro de todo esfuerzo está la persona, y es a ella a la que se debe servir con amor y eficacia.El miércoles 14 de febrero damos inicio al tiempo de Cuaresma, con la imposición de la ceniza. Que sea un día de auténtico compromiso de cambio y de conversión personal y comunitaria.Y el 22 de febrero, celebramos la fiesta de la Cátedra de San Pedro. Es el día en el que oramos por el Papa Francisco, sucesor de Pedro, y al orar por él, oramos por toda la Iglesia. El ser católico conlleva la comunión con el Papa. Él nos pide siempre que oremos por sus intenciones. Hagámoslo. Y oremos también por nuestro seminario Arquidiocesano San Pedro Apóstol, pidiéndole a San Pedro que interceda por esta importante y querida obra arquidiocesana, la casa donde se forman los futuros presbíteros.

Mié 22 Mar 2023

Las piedras y las tentaciones

Por: Mons. Fernando Chica Arellano -Durante el tiempo de Cuaresma, se nos invita a considerar el pasaje de las pruebas de Jesús en el desierto. Tanto en la versión de Mateo como en la de Lucas, la primera tentación es la de convertir las piedras en pan (Mt 4,3; Lc 4,3). Viene a ser el engaño de querer usar una varita mágica para resolver nuestros asuntos: en el peor de los casos, en beneficio propio; en otras ocasiones, con el señuelo de ayudar a los demás (la tradición cristiana señala que el Tentador “se disfraza de ángel de luz”: 2Cor 11,14). A partir de esta imagen, sugiero dedicar los siguientes párrafos a reflexionar acerca de algunos de los engaños que nos podemos encontrar ante los retos del hambre en el mundo. Una primera actualización la encontramos en la tentación que supone el paradigma tecnocrático, criticado con firmeza en la encíclica del papa Francisco Laudato Si’. El optimismo tecnológico piensa que, para resolver el hambre o la malnutrición, es suficiente aumentar la producción de alimentos, olvidando la importancia de la distribución de los bienes. Siempre busca algún atajo o una quimera, alguna innovación tecnológica que pretende convertir piedras en panes. “De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a «estrujarlo» hasta el límite y más allá del límite” (LS 106). En los evangelios encontramos otra conocida escena en la que las piedras juegan un papel relevante. En el episodio de la mujer adúltera (Jn 8, 1-11), los acusadores están dispuestos a apedrearla. Jesús les remite a la verdad de sus propias vidas, tal como reconocen sus conciencias: “Quien esté libre de pecado, que le arroje la primera piedra” (Jn 8,7). En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el Santo Padre denuncia que la inequidad genera violencia, y recuerda: “Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones” (EG 60). Si somos honestos con nosotros mismos, personalmente y como sociedad, hemos de reconocer que, con frecuencia, culpabilizamos a los pobres de su miseria. Esta es otra tentación que debemos desenmascarar y combatir. En otro momento del evangelio, Jesús invita a la conversión de sus oyentes, pidiéndoles que den frutos acordes con los deseos que formulan. “No creáis que basta decir ‘Tenemos por padre a Abrahán’, porque os digo que puede Dios de estas piedras suscitar hijos de Abrahán” (Mt 3,9). De nuevo, las piedras. Y, con ellas, encontramos una nueva tentación a propósito de las piedras: la de encerrarse en uno mismo, en sus propios intereses o en su grupo cerrado. Toda la encíclica Fratelli Tutti es una invitación a romper esa parálisis y a entrar en la dinámica expansiva del amor, que va construyendo amistad social y fraternidad universal, un ‘nosotros’ cada vez más amplio e inclusivo. “El amor que se extiende más allá de las fronteras tiene en su base lo que llamamos ‘amistad social’ en cada ciudad o en cada país. Cuando es genuina, esta amistad social dentro de una sociedad es una condición de posibilidad de una verdadera apertura universal” (FT 99). No somos piedras, somos hijos de Abrahán. Con esta imagen llegamos a otra tentación clásica, ya criticada por los profetas del antiguo Israel: la tentación del corazón de piedra. Dice el Señor Dios al pueblo extraviado: “Yo les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios” (Ez 11,19-20). La ya mencionada encíclica Fratelli Tutti dedica todo su segundo capítulo a glosar la parábola del Buen Samaritano, que “nos revela una característica esencial del ser humano, tantas veces olvidada: hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor. No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede ‘a un costado de la vida’. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano” (FT 68). No podemos mirar el reto del hambre en el mundo con un corazón de piedra: eso es, sin duda, una tentación. El episodio de la entrada del Señor en Jerusalén, de acuerdo con la versión de Lucas, nos brinda la última de las imágenes que empleamos para nuestra reflexión. La multitud aclama a Jesús, pero algunos fariseos se irritan y piden que se calle el griterío. Él, en cambio, responde: “Os digo que si éstos callan, gritarán las piedras” (Lc 19,40). El grito de las piedras se une al grito de los pobres. La encíclica Laudato Si’ enumera diversas situaciones que “provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo” (LS 53), lo cual nos lleva a “integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (LS 49). Por ello, como indicaba el Sucesor de Pedro en Evangelii Gaudium: “Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo. Basta recorrer las Escrituras para descubrir cómo el Padre bueno quiere escuchar el clamor de los pobres” (EG 187). No hacerlo así sería caer en una tremenda y nociva tentación, que volvería nuestro corazón duro como el pedernal. En estos días que faltan para la celebración solemne de la Pascua, supliquemos a Dios que renueve nuestro espíritu y oriente nuestros pasos hacia el cumplimiento de su santa voluntad, rechazando el orgullo y el egoísmo que petrifica nuestra alma y nos impide vivir en el amor. La Cuaresma es un tiempo favorable para redescubrir la fe en Dios como criterio de nuestra vida. Esto implica siempre una lucha, un combate espiritual, porque el espíritu del mal, naturalmente, se opone a nuestra santificación y busca que nos desviemos de la senda que nos conduce a Dios. Para ello, fijemos nuestros ojos en Cristo, Redentor del mundo, que sigue mirando con misericordia a cuantos sufren injusticias y necesidades, compadeciéndose de todos (cfr. Mt 9,36). Que nuestro corazón se deje purificar por su amor para no endurecerse. Avivemos nuestra fe en Dios, demos un espacio mayor en nuestras jornadas a la escucha de su Palabra, acerquémonos con humildad al sacramento de la Reconciliación y participemos con dignidad en el banquete eucarístico. Vayamos con Jesús al desierto, aprendiendo las lecciones que derivan de un encuentro personal con Él, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios. Encomendemos a la Virgen Santísima, Consuelo de los afligidos y Salud de los enfermos, nuestro camino cuaresmal, para que nos lleve a su divino Hijo. Pongamos en sus maternas manos, con especial fervor, a las muchedumbres de quienes viven golpeados por la miseria, el hambre, el analfabetismo, el dolor y la soledad e imploran con piedad su ayuda, apoyo y comprensión. Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA

Jue 9 Mar 2023

Voz del Pastor | 12 de marzo de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia: Lectura del Santo Evangelio según San Juan 4,5-15.19b-26.39a.40-42

Jue 9 Mar 2023

Cambios urgentes y necesarios

Por: P. Rafael Castillo Torres - Una vez más, como cada año, hemos dado inicio al tiempo fuerte de la Cuaresma en el que la Palabra del Señor y el llamado de la Iglesia nos están gritando, a la manera de Juan Bautista en el desierto, la necesidad de una profunda conversión que nos permita volver a Dios con más verdad y amor. Por lo general no nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Sin embargo, cuando conocemos en el Evangelio la invitación de Jesús, nos damos cuenta de que su invitación a convertirnos es una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana. Cuando Dios se acerca a nosotros es porque quiere sanar nuestra vida. Para Jesús la conversión no es forzada. Es un cambio que crece en nosotros a medida que caemos en la cuenta de que Dios quiere hacer nuestra vida más humana y feliz, como sucedió con Zaqueo, quien después de su encuentro con Él, en su casa, pudo resarcir a sus víctimas cumpliendo con deberes de justicia que eran de estricto cumplimiento y los exigía la ley; pero también se va volcar en favor de los pobres de Jericó, cumpliendo con deberes de solidaridad, que los exige la conciencia y son de amplia obligación. Jesús, restaurador de vidas, en las victimas y en Zaqueo es también el restaurador de las relaciones comunitarias que hacen posible la reconciliación. Qué bueno que en el itinerario cuaresmal y a la luz del momento que vivimos como nación nos hiciéramos unas preguntas que puedan orientarnos en el cambio que todos necesitamos, pero del cual, particularmente está urgida nuestra nación: ¿Cuándo tiene futuro un pueblo? Cuando es capaz de reconocer sus errores; cuando sabe confesar su pecado y cuando abre caminos nuevos a una convivencia más humana como lo han propuesto recientemente nuestros pastores en el documento Líneas Orientadoras para una Pastoral para la Reconciliación y la Paz. ¿Cuál es nuestra mayor equivocación como Nación? Haber impedido que Dios reine aquí y ahora, entre nosotros, como verdadero Padre de todos. Cerrarnos con plena conciencia y plena advertencia al llamado que hay en el fondo de todo ser humano al respeto a la vida como nos lo recordó recientemente monseñor FadI Bou Chebl Abi Nassif, Exarca católico oriental del rito Maronita en Colombia perteneciente al Patriarcado Antioqueno: “¿Antes de hacer un aborto, por qué no le preguntamos a ese niño en gestación si quiere vivir o no? Dios es el dueño de la vida y nadie la puede tocar sino Dios. Respetamos la vida humana desde el inicio hasta el último momento. Jesús vino al mundo para humanizar nuestra humanidad. Un ser humano…si es verdaderamente humano… es incapaz de parar una vida humana”. Otra de nuestras grandes equivocaciones es cerrarnos al dialogo civilizado; a no acoger el llamado del Papa Francisco en Fratelli Tutti a dar los signos creíbles de la solidaridad y la fraternidad que hacen posible una amistad social; a seguir manteniendo la violencia, con obstinación, a pesar de los esfuerzos por hablar con todos y la búsqueda de caminos nuevos. Nos cuesta entender que la violencia ha traído siempre males mayores que aquellos que intenta resolver y nos impide avanzar hacia una convivencia más libre y justa. Será un gran día cuando reconozcamos como nación que este enfrentamiento sólo originará vencedores y vencidos, pero no hombres y mujeres libres que sepan dialogar. ¿Cuál es la tarea que sigue y en la cual, la Iglesia quiere ayudar? La Iglesia colombiana, desde sus tres instancias, la Relación Iglesia / Estado; la Comisión de Conciliación Nacional y el Secretariado Nacional de Pastoral Social/ Cáritas colombiana, es consciente de que debemos contribuir a que se abran nuevos caminos. No podemos seguir por el camino viejo de siempre porque esa ha sido nuestra mayor tragedia. En Colombia es notoria la fatiga de la guerra que sólo ha traído violencia, sangre y luto en tantas familias. Es una violencia que ha sido el resultado de viejas violencias e injusticias, cometidas durante largos años. Ello nos lleva a preguntarnos: ¿no es una grave equivocación responder con los mismos métodos? En toda su larga experiencia de acompañar comunidades y procesos, tanto en la conflictividad de las ciudades como en los confinamientos y atropellos que históricamente se han dado y se siguen dando en la Colombia olvidada, la Iglesia ha aprendido que la violencia sólo busca una solución rápida y eficaz a los graves problemas de nuestro pueblo. Pero lo hace sembrando nuevas violencias y enfrentamientos. No transforma las conciencias. No nos educa para construir una sociedad diferente, más respetuosa con los derechos de las personas y de los grupos. Ella siempre coje el atajo, y ya sabemos que coger atajos, es correr el riesgo de no llegar nunca a la verdadera meta. ¿Qué alternativas justas y humanas nos puede ofrecer la violencia? ¿Puede prepararnos para ser una sociedad donde la última palabra nazca del pueblo en ejercicio y rescate de una democracia deliberativa y profunda, antes que nacer de quienes ostentan el poder y el monopolio de las armas? No es posible una alternativa de paz y justicia para nuestro pueblo, si no reaccionamos todos frente a acciones, represiones y manipulaciones de diverso signo, que, sin respetar el valor absoluto de cada persona, la convierten en instrumento al servicio de unos intereses políticos cuestionables. No hay planteamientos políticos intocables. Ni la unidad actual del Estado Colombiano, ni la independencia que hoy puedan pensar y sentir que tienen los grupos alzados en armas y las estructuras criminales que hoy confinan y someten comunidades enteras. Nada justifica la destrucción de la vida que se está dando entre nosotros. Nuestra postura cristiana evangélica debe ser firme, aunque se tenga que enfrentar a organizaciones, partidos o grupos cuyas siglas o pensamientos sintamos que son muy cercanas al Evangelio y a la doctrina social de la Iglesia. Colombia necesita reconocer un camino cuaresmal lleno de gozo y esperanza. Avanzar es limpiar nuestra mente de egoísmos e intereses que empequeñecen nuestro vivir cotidiano. Es la hora de liberar el corazón de esas angustias y complicaciones creadas por nuestro afán de poder y posesión. Tengamos presente que nunca es tarde para convertirnos, porque nunca es tarde para amar. Nunca es tarde para ser más feliz y nunca es tarde para dejarnos perdonar y renovar por Dios. P. Rafael Castillo Torres Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social

Lun 6 Mar 2023

La Cuaresma del encuentro

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Este año, la Cuaresma comprende este mes marzo y la primera semana de abril. En medio encontramos dos importantes solemnidades: la de San José, el 19 y la Anunciación del Señor, el 25. ¿Cómo vivir este tiempo de gracia? Desde tiempo muy antiguo, la cuaresma ha ocupado un lugar preponderante en la vida de la Iglesia. En estos momentos en que se exalta la libertad, resulta que nos vemos atrapados por formas sutiles de esclavitud: estilos de vida, tradiciones, costumbres, dependencias, vicios… cuarentenas, toques de queda, confinamientos… Por eso es necesario volver a mirar e imitar a quien quien pudo afirmar que “la verdad los hará libres” (Jn. 8,31). En estos momentos en que nos quieren dominar el miedo, la incertidumbre, la enfermedad, las amenazas de guerra…Anhelamos recuperar la paz interior y la fortaleza de ánimo. La cuaresma es “es un tiempo de verdadero cambio y renovación, tiempo para volver a respirar a pleno pulmón, tiempo para poner en orden tantas confusiones, para entablar relaciones auténticas, para establecer diálogos rotos… todo para llegar a la salvación” (Lectio Divina, Ed. Verbo Divino. Vol. 3, pg. 6). Por eso durante la cuaresma y su liturgia, Dios se hace el encontradizo. Cada uno de los ciclos cuaresmales nos proponen un tema central y didáctico. Veamos el ciclo A que corresponde a este año 2023, que tiene como eje central, el anuncio del itinerario bautismal. Este es un tiempo especial para poner la mirada en las profundidades de nuestro bautismo. El 1er domingo es el del encuentro de Jesús con Satanás en el desierto. Nos tenemos que preparar para la lucha que debemos tener ante las tentaciones, presentadas hoy de manera hábil como lo bueno y hace plenamente feliz. Cristo vence las tentaciones. Él nos enseña a vencerlas. El 2º domingo es el encuentro de Jesús con el Padre en la transfiguración, donde el Padre proclama a Jesús como Hijo amado; donde se revela el misterio de la cruz; El Padre cumple su pacto de amor enviando a su Hijo amado. Con esta revelación en el monte Tabor, Jesús pretende arrebatar a los discípulos el escándalo de la cruz y darles fuerza para los momentos de prueba y dolor. El 3er domingo es el del encuentro de Jesús con la mujer Samaritana. Aquí Jesús se presenta como la figura del nuevo templo; a él se le debe adorar en espíritu y en verdad. Se introduce directamente en el misterio del agua que calma la sed definitiva: el agua que da vida. El agua bautismal. El 4º domingo es el del encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento. En este sacramento admirable, puerta a la vida sacramental de la Iglesia, el bautizado es liberado de las tinieblas y es llamado a vivir como hijo de la luz. El 5º domingo es el del encuentro con Marta y María y la resurrección de su hermano Lázaro. Es el preludio de la resurrección de Jesucristo, que en relación con el bautismo, es la muestra de cómo este sacramento nos hace pasar de la muerte a la vida. La cuaresma 2023 sea, pues, un momento especial para tener la experiencia del encuentro con Jesús, y dejando que su palabra, sus signos, su llamado a la conversión, logren permear realmente la vida de cada de uno de quienes deseamos prepararnos de la mejor manera para la gran fiesta de la Pascua. Hemos de ser solidarios, a través del encuentro con el pobre y necesitado. La Campaña de Comunicación Cristiana de bienes, así como los actos de penitencia, ayuno, oración y limosna, broten de un corazón que sabe que a través de ello se purifican los corazones y hacemos extensivo el encuentro de Jesús con los más pobres y desvalidos de la tierra. Si salimos al encuentro de Jesús, y la vez nos dejamos encontrar por Él, nuestra vida de bautizados resplandecerá. Tenemos que dejar de ser ser bautizados de título, para serlo de vida, en Cristo. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo de Cali

Vie 3 Mar 2023

Voz del Pastor | 05 de marzo de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia: Lectura del santo Evangelio según San Mateo 17, 1-9

Jue 2 Mar 2023

Itinerario espiritual de Cuaresma y Semana Santa

Por: P. Jairo de Jesús Ramírez Ramírez - La Oración Colecta del primer Domingo de Cuaresma subraya el objetivo del Ciclo Pascual: “Avanzar en la inteligencia del Misterio de Cristo, para vivirlo en su plenitud” . Para lograrlo, la Iglesia nos da en abundancia la Palabra de Dios, las celebraciones litúrgicas y los ejercicios de piedad, sugeridos para la Cuaresma, el Sacro Triduo y la Pascual. En este escrito quiero esbozar la riqueza celebrativa de la Cuaresma y la Semana Santa, a partir de los textos litúrgicos y algunos documentos del Magisterio. Puede ser una guía útil para la catequesis y para la vivencia espiritual de aquellos fieles que deseen profundizar en este itinerario hacia la Pascua. I. LA CUARESMA En primer lugar, la Cuaresma que, “con su doble carácter, prepara a los catecúmenos como a los fieles en orden a la celebración del Misterio Pascual” . En este sentido, el leccionario ha sido confeccionado. El ciclo A, subraya “el camino bautismal de la iglesia”; el ciclo B, “la glorificación de Cristo”; y el ciclo C, “llamada a la conversión y al perdón”. Enseguida les propongo las Etapas de la Iniciación Cristiana de Adultos, según el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA): 1. Precatecumenado, es el periodo del primer anuncio, en el que la persona se siente atraída por la persona de Cristo, gracias al testimonio del discípulo misionero. • Entrada en el catecumenado (RICA 73-97), es el rito celebrativo que marca el inicio de la etapa catequética de quien ha optado por ser cristiano. La celebración se estructura en los siguientes ritos: dialogo entre el ministro y el candidato, signación en la frente, introducción en el templo, celebración de la Palabra, entrega de los evangelios, súplicas por los catecúmenos, despedida. 2. El catecumenado. Es el periodo de la catequesis. Dura el tiempo que sea necesario. En este periodo los catecúmenos son acompañados por la Iglesia mediante celebraciones de la Palabra de Dios (n, 100), exorcismos (n. 101), bendiciones (n. 102), unción con el óleo de los catecúmenos (n.130). • Elección o inscripción del nombre (RICA 133), se celebra el Primer Domingo de cuaresma, con los siguientes ritos: presentación de los candidatos (n. 143), admisión o elección (n. 147), súplicas por los elegidos (n. 148), despedida. 3. Purificación o iluminación, es un periodo de formación inmediata para la celebración de los Sacramentos de Iniciación cristiana que tiene ligar entre III y V Domingo de Cuaresma. En este periodo tiene lugar los siguientes ritos: los escrutinios, que son tres: tercer domingo, cuarto domingo y quinto domingo de Cuaresma; las entregas (símbolo y oración dominical); rito del Effetá. El leccionario del Ciclo A ha sido pensado para este proceso de formación. Este periodo es, prácticamente, el retiro espiritual para recibir estos sacramentos. • Celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristina, se reciben en la Vigilia Pascual. Son tres sacramentos que el elegido recibe esta solemnísima noche: Bautismo, confirmación, Eucaristía. 4. El Tiempo de la Mistagogía, recibidos los sacramentos de la Iniciación cristina, prosigue la etapa de la mistagogía, en la octava de pascual y en el Tiempo pascual. Es la introducción a los misterios de la salvación. Se trata de un tiempo en el que los recién bautizados reciben la catequesis sobre el sentido de los signos que han estado presentes en la celebración los sacramentos. Miércoles de Ceniza Es un día penitencial obligatorio para toda la Iglesia y que comporta la abstinencia y el ayuno . La imposición de la ceniza (sacramental) significa la condición del hombre que confiesa externamente su culpa ante el Señor y expresa su voluntad interior de conversión, confiando en que el Señor se muestre compasivo con él, el signo debe culminar con la celebración del sacramento de la reconciliación. Domingos de Cuaresma Leccionario Ciclo A: el camino bautismal de la iglesia Primer domingo: Ayuno y tentación del Señor (Mt 4, 1-11) Segundo Domingo: La glorificación del señor (Mt 17, 1-9) Tercer Domingo: La Samaritana (Jn 4, 5-42). Cuarto Domingo: El ciego de Nacimiento (9, 1-41). Quinto Domingo: La Resurrección de Lázaro (Jn 11, 1-45). Ciclo B: la glorificación de Cristo Primer domingo: Ayuno y tentación del Señor (1, 12-25). Segundo Domingo: La glorificación del señor (Mc 9, 1-9). Tercer Domingo: Purificación del templo (Jn 2, 13-25). Cuarto Domingo: Dios mando a su hijo para salvar al mundo (Jn 3, 14.21). Quinto Domingo: El grano de trigo… (Jn 12, 20-33). Ciclo C: llamada a la conversión y al perdón Primer domingo: Ayuno y tentación del Señor (Lc 4, 1-13). Segundo Domingo: La glorificación del señor (Lc 9, 28b-36). Tercer Domingo: Llamad a la conversión (Mc 13, 1-9). Cuarto Domingo: El Hijo pródigo (Lc 15, 1-3.11-32). Quinto Domingo: La adúltera perdonada (Jn 8, 1-11). Celebraciones litúrgicas para este tiempo: Las ferias privilegiadas, desplazan cualquier memoria o fiesta, excepto, San José (19 de marzo); la Anunciación (25 de marzo). • La Eucaristía y la Liturgia de las Horas. • Lectura de la Pasión del Señor • Lectio Divina. • Celebraciones penitenciales. • Viacrucis : palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa. • Veneración al Cristo Crucificado. Espiritualidad cuaresmal: acercarse a las fuentes que poseemos a mano: los leccionarios (los títulos de las lecturas y del evangelio, los salmos y sus respuestas; el Misal (oraciones, anáfora, las antífonas), la liturgia de la Horas (antífonas, salmos, cántico evangélico, preces, títulos, sentencias, colectas sálmicas , etc.,), las prácticas penitenciales sugeridas por la Iglesia (ayuno, oración y limosna); la Lectio Divina. II. LA SEMANA SANTA “La cuaresma continúa hasta el jueves. A partir de la misa vespertina, “en la Cena del Señor”, comienza el Triduo pascual, que continúa durante el Viernes de la Pasión y el Sábado Santo, y tiene su centro en la Vigilia pascual y acaba con las Vísperas del Domingo de Resurrección”. EL DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (ABC) Comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. Se hace procesión con ramos desde un lugar adecuado; esta procesión goza de una especial solemnidad; se proclama el Relato de la Pasión del Señor completa (no se saluda al pueblo como de costumbre, no se signa el evangelio, no se llevan cirios, ni con incienso); se hace homilía. EL TRIDUO PASCUAL Es sagrado el ayuno de los dos primeros días del Triduo, en los cuales, según una antigua tradición, la Iglesia ayuna “porque su esposo ha sido arrebatado” (Tertuliano). El viernes santo de la Pasión del Señor hay que observar en todas partes el ayuno y la abstinencia, y se recomienda que observe también durante el Sábado Santo, a fin de que la Iglesia pueda llegar con espíritu ligero y abierto a la alegría del Domingo. Se encarece vivamente la celebración en común del Oficio y Laudes de la Mañana del Viernes de la Pasión del Señor y también del Sábado. Jueves Santo En la mañana está la Misa Crismal. Pero toda la atención se debe centrarse en los misterios que se recuerdan en la misa: es decir, la Institución de la Eucaristía, la Institución del Orden Sagrado, y el mandamiento del amor sobre la caridad fraterna. Son estos los puntos que conviene recordar en esta celebración. En esta misa debe participar toda la comunidad, no se permite la celebración sin pueblo, el sagrario debe estar vacío al iniciarse la celebración; se prepara con anticipación una capilla convenientemente adornada, que invite a la oración y a la meditación; las campanas se tocan durante el Himno del Gloria y no volverán a sonar hasta la Vigilia pascual; el lavatorio de los pies. Terminada la oración después de la comunión, comienza la procesión, precedida por la Cruz en medio de cirios e incienso, en la que se lleva el santísimo Sacramento por la Iglesia hasta el lugar de la reserva, mientras tanto se cantan cantos adecuados. El Santísimo Sacramento debe ser reservado en un sagrario o en una urna. No ha de hacerse nunca una exposición con la custodia u ostensorio. El sagrario o la urna no han de tener la forma de un sepulcro: la capilla no se prepara para representar la sepultura del Señor sino para conservar el pan eucarístico destinado a la comunión del viernes de la Pasión del Señor. Invítese a los fieles a una adoración prolongada durante la noche del Santísimo Sacramento en la reserva solemne después de la misa. Pasada la media noche, la adoración debe hacerse sin solemnidad, dado que ha comenzado ya el día de la Pasión del Señor. 1. Vienes Santo de la Pasión del Señor En este día, en que ha sido inmolada nuestra víctima pascual, la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. No se celebra la Eucaristía, se distribuye la Eucaristía únicamente durante la acción litúrgica de la Pasión del Señor. La acción litúrgica consta de liturgia de la palabra, oración universal, adoración de la Cruz y sagrada comunión). El sacerdote y los ministros se dirigen en silencio al altar, sin canto alguno. Hecha la debida reverencia al altar, se postran rostro en tierra; esta postración, que es un rito propio de este día, se ha de conservar diligentemente por cuanto significa . Los fieles, durante el ingreso de los ministros, están de pie, y después se arrodillan y oran en silencio. Estructura: 1. Pasión proclamada: Liturgia de la Palabra. 2. Pasión invocada: Oración universal 3. Pasión venerada: adoración de la Cruz. 4. Pasión comunicada: comunión eucarística. 2. Sábado Santo El del sábado es la kénosis mayor del año; ni siquiera el cuerpo encuentra cómo expresarlo, permanece en silencio y ayuno. Es el día más neonatológico de todo el año. En este día los fieles viven de la oración con la Liturgia de las Horas (cf. Lectura patrística del Oficio). Se recomienda vivamente, la Veneración de la Cruz y de la imagen de la virgen de los dolores, más que las agrandes aglomeraciones, prefiérase la oración silenciosa. Vigilia Pascual Esta es una noche de vela en honor de Señor; ha de considerarse como la madre de todas las vigilias. Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche. Por ello, no debe escogerse ni una hora tan temprana que la vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo . Estructura: 1. Lucernario: Pascua cósmica. El Cirio es bendecido y adornado porque es símbolo de Cristo luz. La procesión de las tinieblas a la luz, la peregrinación de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, guiada por la columna de fuego, iluminación bautismal que cada uno recibe de Cristo para ser siempre hijo de la luz. El pregón. La proclamación del anuncio pascual es momento solemne y antiguo, lírico y cargado de teología que debe realizarse en una atmósfera de fe y de gozosa escucha, con plena participación. Momentos sobresalientes del Pregón : 1. Invitación al gozo Pascual a la asamblea del cielo, a la tierra, a la Iglesia entera, a la asamblea reunida; 2. la gran oración de bendición y de exaltación de la Pascua del Señor, la noche dichosa, síntesis de las noches salvíficas de Dios en la Historia de la salvación; 3. el canto de la teología de la redención pascual: ¡Oh feliz culpa que mereció tal redentor! Es la noche verdaderamente dichosa que reconcilia la tierra, al cielo y al hombre a su Creador. Se canta la victoria de Cristo, victoria de los cristianos; 4. el ofrecimiento de la alabanza de la Iglesia y del signo luminoso del Cirio pascual 2. Liturgia de la palabra: Pascua de la Historia: 7 del A.T; epístola, Evangelio. 3. Ritos bautismales: Pascua de los neófitos: liturgia bautismal, invocación de los santos, bendición de la pila bautismal y los demás ritos del bautismo y de la confirmación (si hay adultos); si no hay bautismos se bendice el agua y se hace la renovación de las promesas bautismales; termina con la oración de los fieles. 4. Liturgia eucarística: Pascua de los fieles. (Continuación de la litúrgica eucarística). 3. Domingo de Resurrección Teniendo a la Celebración solemnísima de la Sagrada Eucaristía como su centro, en la celebración litúrgica de este día, merecen un relieve especial las Vísperas bautismales, como celebración vespertina de la presencia del Cristo en la Iglesia y de la gloria del Resucitado, Luz gozosa de la santa gloria del Padre, ojalá precedidas por el lucernario, con la presencia de los neófitos. ________________________________________ DESCARGUE EL TEXTO EN PDFAQUÍ ________________________________________

Mar 28 Feb 2023

Arquidiócesis de Bogotá destinará fondos de Cuaresma para ayudar a la Diócesis de Tibú

Este año la Arquidiócesis de Bogotá, ha informado a través de una nota de prensa, que durante el año 2023, el dinero recaudado a través de la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes, será destinado como muestra de solidaridad y apoyo a las obras pastorales de la Diócesis de Tibú. “Este año, a la luz de las enseñanzas de Jesús, Buen Samaritano, y por iniciativa del arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, el recaudo en esta Iglesia particular se destinará al apoyo de la acción pastoral y evangelizadora en la Diócesis de Tibú, ubicada en El Catatumbo colombiano, territorio que ha sufrido las inclemencias del conflicto armado; del narcotráfico; y el desarrollo de proyectos de minería e hidrocarburos que atentan con la riqueza natural del territorio”. Esta colecta solidaria, a nivel nacional, se realiza en tiempo de Cuaresma, desde hace 42 años, con el propósito de brindar ayuda a comunidades vulnerables, afectadas por realidades sociales y emergencias ambientales. El acompañamiento a comunidades; la atención invernal; la formación de laicos; y la construcción del templo de San Marcos, en el corregimiento de Filo Gringo, son algunas de las acciones concretas que se apoyarán a través de esta iniciativa en la Diócesis de Tibú. Es por ello que la Arquidiócesis de Bogotá anima a todos los bautizados para que se vinculen a esta Campaña como signo de expresión de una de las prácticas cuaresmales: la caridad, que junto a la oración, la penitencia y el ayuno, preparan a los fieles para la vivencia del misterio central de fe: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. La Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes o Campaña de Cuaresma inició el pasado 22 de febrero, Miércoles de Ceniza, y finaliza el Lunes de Pascua. Los aportes se estarán recibiendo en las parroquias y capillas de la Arquidiócesis de Bogotá. Fuente: Of. de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá Video promocional de la Campaña, adelantado por la Diócesis de Tibú.