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Cuaresma

Jue 20 Feb 2020

Insumos litúrgicos para el Miércoles de Ceniza y la Cuaresma

El próximo miércoles, 26 de febrero, con la celebración litúrgica en la que se impone el signo penitencial de la ceniza, la Iglesia católica da inicio al tiempo de la Cuaresma. Cristianos de todo el mundo se preparan para vivir 40 días de conversión que terminarán dando el inicio al tiempo litúrgico de la Semana Mayor. Para vivir y animar este tiempo, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Departamento de Liturgia y con la colaboración del P. Diego Uribe Castrillón, doctor en Teología de la Arquidiócesis de Medellín, pone a disposición una serie de insumos que ayudarán a celebrar el tiempo de Cuaresma. Este subsidio ofrece: I. Celebración de la Palabra de Dios con imposición de la Santa Ceniza, II. Predicación orante de la Palabra, con moniciones y oración de fieles y III. Orientaciones y Esquema para la Celebración de una Liturgia Penitencial. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar insumos[/icon]

Jue 20 Feb 2020

Miércoles de Ceniza

Primera Lectura: Jl 2,12-18 Salmo: Sal 51(50),3-4.5-6a.12-13.14+17 (R. cf. 3a) Segunda Lectura: 2Co 5,20 - 6,2 Evangelio: Mt 6,1-6.16-18 Introducción La palabra de Dios presenta una viva exhortación a la conversión, a reconocer la realidad pecadora del ser humano, pero al mismo tiempo a una absoluta confianza en Dios que es generoso en misericordia. Desde estos textos se pueden abordar las prácticas y actitudes que el creyente debe vivir de manera personal y eclesial en la vivencia de la conversión. Así tenemos: conversión, misericordia de Dios y prácticas para la conversión. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro de Joel es corto, tan solo 4 capítulos, en dos secciones: una invasión de langostas con sus consecuencias (1-2) y la respuesta de Dios como una vuelta a la abundancia (3-4), entre las que se destaca la abundante efusión del Espíritu. Las langostas son percibidas como el ejército de Dios que viene a ejecutar su juicio, del cual uno se puede librar por la penitencia y la oración. Esta sección como respuesta a este desastre motiva una liturgia penitencial de duelo, de súplica, que concluye con la promesa profética del perdón divino. La conversión es un “volver a Dios de todo corazón”, con ayuno, con lágrimas, con dolor, convocando a la comunidad a una asamblea purificadora. Todo el pueblo, desde niños hasta los sacerdotes, está convocado a esta liturgia, “y digan: ¡Perdona, Yahvé, a tu pueblo!”. En la liturgia se reconoce la condición pecadora del hombre y la grandeza de Dios, a quien se descubre como el clemente, compasivo, lento a la cólera, rico en amor, el Dios de la bendición. Sal 51(50). Es uno de los 7 salmos penitenciales (Cf. 6, 32, 38, 51, 102, 130, 143), conocido como el Miserere. La experiencia del orante es su cruel realidad de pecado, pero de otra vertiente el poder de Dios que perdona, limpia, purifica, crea, infunde su Espíritu, devuelve la alegría, lleva a la salvación. No es un canto de simple reconocer el pecado sino ante todo el reconocimiento de Dios creador que vuelve a crear al hombre en la condición de “salvación”. Pablo presentando el ministerio apostólico destaca la responsabilidad de trasmitir la convicción de la reconciliación, y esta consiste fundamentalmente en “déjense reconciliar con Dios”. El cristiano es una nueva creatura, a quienes exhorta a no “recibir en vanagloria la gracia de Dios”, insiste que este es el momento favorable, el día de la salvación. Esto aparece articulado a partir de la convicción que Jesucristo es el centro de la nueva creación, él es el salvador; Dios ha hecho a Cristo solidario con la humanidad pecadora, gracias a su acción es posible la reconciliación. Entre la venida de Cristo al mundo y su segunda venida transcurre un tiempo intermedio que tiene las connotaciones de ser un tiempo apto para la conversión, la reconciliación, en una palabra, es tiempo de salvación. Evangelio: Mt 6,1-6.16-18. Este texto, pertenece al llamado “sermón de la montaña” o discurso inaugural del ministerio de Jesús, en el evangelio de Mateo (Mt 5 – 7); propiamente a la sección de interiorización de los deberes de piedad en el nuevo estatus del cristiano como una expresión del gran mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Aborda la vivencia de la justicia, es decir la práctica de las buenas obras que permiten que el hombre sea justo ante Dios. Para un judío los grandes temas de la piedad son los aquí abordados en este pasaje: la limosna (6, 2-4), la oración (6, 5-6) y el ayuno (6, 16-18). Los elementos que se subrayan son una llamada a la verdadera intención, o rectitud de interioridad, a la correspondencia entre lo interior y lo externo; esto evita a proceder de manera hipócrita o por una falsa piedad que simplemente se justifica por ser ostentosa y farandulera; una vanagloria que no lleva a la salvación. Es una invitación a proceder de manera justa en todo para poder recibir la recompensa de Dios que es tu Padre y ve lo secreto del corazón y de las intenciones del proceder humano. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La homilía podría tener unas dimensiones de una excelente presentación kerygmática, no como explicación sino como anuncio que motive a la respuesta personal y eclesial de adhesión amorosa a Dios. El Dios que describen las lecturas lo muestran como el ser más misericordioso, el Dios del amor, que no se queda en las definiciones abstractas, sino que entra en contacto directo con la realidad del ser humano, en su condición absurda de pecado en las más crueles realidades, pero que no debe desesperar de esta situación, sino que debe mirar con amor y esperanza el cambio, la nueva creación, Dios ya ha actuado y lo sigue haciendo para garantizar la Salvación. El hombre todo lo que tiene que hacer es aprovechar este tiempo de gracia, este momento oportuno, para “volver de todo corazón a Dios”. Este proceso de conversión es un camino para ir hacia el Señor, se necesita actitud interior y compromiso exterior. Es un camino que se recorre de manera personal, pero en el cual no voy solo, me acompaña la Asamblea de creyentes que sigue el mismo itinerario de conversión, de salvación. Caminamos juntos, somos la Iglesia del Señor. Iniciar la Cuaresma, marcados con el signo de la Ceniza, recuerda que somos muchos los marcados con el signo del Señor y que juntos marchamos por esta historia de salvación. El camino se construye paso a paso en la confianza absoluta en Dios, entablando un encuentro personal e íntimo con Jesucristo, el centro de la nueva creación. Hacer de la Cuaresma un camino de encuentro y conversión, de salvación. Estamos convocados, por la Iglesia, como lo hizo Joel, a vivir la liturgia penitencial, a confiar en la respuesta de Dios que nos sorprenderá con la abundancia de su generosidad. Ciertamente tenemos que reconocer que personalmente y como pueblo no somos más que pecador, pero es tiempo de gracia, tiempo de aprovechar el anuncio profético del perdón, de la reconciliación. Este camino tiene un punto de partida, volverse de corazón al Señor; se recorre con la actitud de interioridad sincera y deseo de salvación; se sostiene con las practicas del amor a Dios y al prójimo, con la vivencia de las obras de piedad. La Palabra de Dios y la Iglesia nos lo recuerdan es tiempo de oración, ayuno y “limosna” – caridad. Es tiempo de inversión para recibir la recompensa de Dios Padre que ve el corazón. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Invitemos a un momento de oración reconociendo que somos pecadores, necesitados del perdón, de la misericordia, con sed de sentir la salvación. Hagamos de este momento una oración y contemplación de la acción de Jesús en nuestra vida. Gracias Señor porque has creado este tiempo de gracia para mi salvación, concédenos aprovechar la abundancia de tu amor para consolidar nuestro encuentro con Jesús y desde esos lazos de amor alcanzar la conversión, camino seguro para disfrutar de la salvación RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. La Cuaresma es el principal tiempo de penitencia, tanto para los individuos como para toda la Iglesia. Conviene, por consiguiente, que la comunidad cristina sea preparada en este tiempo, por medio de las celebraciones penitenciales, para que participe más plenamente del misterio pascual.6 Dos ejemplos de celebraciones penitenciales adaptadas al tiempo de Cuaresma.7 Otros esquemas de celebraciones penitenciales Ordinarias, con Niños, con Jóvenes y con Enfermos8. 2. Sería oportuno crear un itinerario de Asambleas penitenciales, no solo de carácter sacramental de confesión, las cuales no podrán faltar, sino también de reflexión y oración por el perdón que puedan acompañar todo el camino cuaresmal. 3. Desde el inicio de la Cuaresma se puede programar, cuando mejor convenga, una celebración penitencial, con confesión individual. Igualmente podría preparase, para un día este tiempo de cuaresma, la celebración de la Eucaristía con la administración de la Unción de los enfermos de la parroquia para quienes están en peligro de muerte por enfermedad o por vejez. Esta es la mejor preparación para la celebración de la Pascua. No recomendable pastoralmente el jueves santo en la mañana, como suele realizarse y muchos lugares. 4. Tener en cuenta para este tiempo el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2020. 5. Se recomienda, para los viernes de cuaresma, el ejercicio piadoso popular del santo Viacrucis. 6. Recordar que este día y el viernes santo es de ayuno, abstinencia y obras de caridad. 7. La ceniza se impone dentro de la Misa o en una Liturgia de la Palabra. En la Misa de hoy se omite el acto penitencial, porque luego se tendrá la imposición de la ceniza. La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar después de la homilía y antes de la Oración Universal o de los Fieles (cf. Misal, p. 71-74; Ceremonial de los Obispos, nn 253-259). 8. Para la Eucaristía se podría tomar el Prefacio de Cuaresma III, “Frutos de la abstinencia”, Misal, p. 370. Igualmente, puede seguirse la Plegaria Eucarística II. 9. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para el miércoles de ceniza, Misal, p. 75. Igualmente, se ofrecen para todos los días de este tiempo cuaresmal. 10. Invitar a momentos de oración, ayuno en comunidad. Un día, medio día, en el que se reflexione un salmo penitencial, se haga silencio, se ayune y al terminar un momento oración con la entrega de una ofrenda como expresión de amor. 11. Un cartel con el salmo 51, quizás la versión litúrgica, para que la gente lo vea y lo ore, o se puede prever unas copias para entregar a quienes participan. 12. En un lugar adecuado, disponer adecuadamente una cruz, desprovista de la imagen del señor, adornada con unas cadenas, espinas que inviten al arrepentimiento, dolor y confesión, para lo cual junto a ella se colocará un letrero que diga: ¿Ya, preparó su confesión? 13. Tener presente que: • El Tiempo de Cuaresma abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo, exclusive. • Cada día de Cuaresma tiene Misa propia completa. • Se inicia el uso del Tomo II de la Liturgia de las Horas. • Durante la Cuaresma y hasta la Vigilia Pascual, exclusive, no se dice ni Gloria ni Aleluya (se exceptúan solemnidades y fiestas). • En el Tiempo de Cuaresma no se debe adornar el altar con flores, y se permiten los instrumentos musicales sólo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este Tiempo (se exceptúan de esta norma el domingo IV de Cuaresma –Laetare– y las solemnidades y fiestas). 6 Ritual de la Reconciliación y Penitencia, Conferencia Episcopal de Colombia, Departamento de Liturgia, Bogotá, D.C., 1999, pág. 114ss. 7 Ídem. 8 Ídem. Pág. 144 ss.

Mié 3 Abr 2019

Papa Francisco propone estos dos consejos para vivir mejor la Cuaresma

Al finalizar su audiencia general del miércoles 3 de abril realizada en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco ofreció dos consejos concretos para vivir mejor esta Cuaresma. Ellos son: Acudir al sacramento de la reconciliación y practicar las obras de misericordia” “Dejémonos transformar por la misericordia del Padre, recibiendo en esta Cuaresma su perdón en el Sacramento de la Confesión. Así seremos servidores de la esperanza que es Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros los hombres. Que el Espíritu Santo los llene con su fuerza y su alegría”, exclamó el Papa. Además, el Pontífice en su saludo animó a practicar las obras de misericordia y dijo que espera que “la Cuaresma que estamos viviendo favorezca el acercamiento a Dios”. La Cuaresma “es un tiempo valioso para redescubrir la importancia de la fe en la vida cotidiana, la cual, vivida a través del ejercicio de las obras de misericordia, reanima en nosotros el Amor del Padre y nos hace más conscientes de las necesidades de quien está necesitado”, afirmó el Papa. El pasado viernes 29 de marzo, el Santo Padre participó en la iniciativa “24 horas para el Señor” en la Basílica de San Pedro en donde, como ya es tradición, se confesó y después administró el Sacramento de la Reconciliación. Durante su predicación, el Pontífice destacó que en la Confesión vivimos un encuentro de salvación “nosotros, con nuestras miserias y nuestro pecado; el Señor, que nos conoce, nos ama y nos libera del mal”, por lo que animó a entrar en este encuentro, pidiendo la gracia de redescubrirlo. Además, el Papa señaló que es importante “recordar el perdón de Dios, recordar la ternura, volver a gustar la paz y la libertad que hemos experimentado. Porque este es el corazón de la confesión: no los pecados que decimos, sino el amor divino que recibimos y que siempre necesitamos”. Fuente: Agencia católica ACIPRENSA

Jue 21 Mar 2019

La Iglesia, nuevo pueblo de Dios, está llamada a dar fruto

Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15 Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8+11 (R. cf. 6) Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12 Evangelio: Lucas 13,1-9 Introducción De la reflexión y oración con la Palabra en consideración emergen los siguietes temas meditación: • La liturgia de la Palabra, en el Evangelio de Lucas, continúa con la invitación a la conversión, a saber aprovechar el tiempo de gracia de la cuaresma. Si no hay conversión verdadera el destino será la muerte. • La Iglesia, nuevo pueblo de Dios, está llamada a dar fruto, aun en medio de su esterilidad humana, necesitada del abono de la Gracia para ser tierra fértil. • La paciencia de Dios permite, con serenidad, avanzar en la capacidad de respuesta humana a su plan de salvación. El Kairos, tiempo de salvación, es como el árbol de la parábola, que le viene concedida una tregua de un año y un cuidado específico, una última oportunidad para no ser cortado. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el camino de la cuaresma, este tercer domingo, no sigue el esquema clásico, que lo encuadra en el evangelio de las tentaciones y la transfiguración, como aparece en los ciclos litúrgicos A y B, sino que sigue su propio itinerario. El evangelio de hoy, es el inicio del capítulo trece, en el cual Lucas habla de la predicación de Jesus a la gente, mientras está de viaje hacia Jerusalén. En este texto se hace referencia a la Ciudad Santa, a Pilatos y al tema de la muerte. Estos temas aparecen como un anticipo de la pasión que se cumplirá en Jerusalén. El texto está formado de dos partes, que aunque tiene características diferentes, convergen en un mismo argumento: la conversión. En la primera parte Jesús se pronuncia frente a acontecimiento reciente y continúa luego con una parábola. Narra el Evangelio de Lucas, que se presentaron unas personas, a contarle a Jesús de un acontecimiento de los judíos, en el que Pilatos había mezclado la sangre de unos hombres de galilea con la sangre de los animales que ellos habían ofrecido en sacrificio. Jesus, aprovecha para hablarle a la gente de la necesidad de evaluar bien las cosas y juzgar qué es lo más justo hacer. Esto lo decía para exhortarlos a reconocer que el tiempo ha llegado. El tiempo (Kairos), es el momento decisivo de Jesús para la salvación. En ese mismo momento, se presentan a Él algunos a llevarle la noticia de un hecho, para ellos, muy grave. Pilato había hecho matar a los peregrinos provenientes de galilea. Este hecho, se puede situar durante el tiempo pascual, único periodo en el cual, también los laicos podían tener parte en los sacrificios del templo. Ellos podían haber sido asaltados mientras salían a la colina del templo o, si la mención de la sangre se toma al pie de la letra, ellos podrían haber sido asesinados durante el sacrificio. En este caso, al acontecimiento habría que añadirle también un agravante, el sacrilegio. Las fuentes de la época de Pilatos no nos hablan de un hecho de este género, pero el hecho es verosímil, porque se conoce la crueldad con la cual actuaban los romanos en las tierras conquistadas por ellos. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Algunas preguntas nos permitirían entrar en la enseñanza de Jesús en el evangelio de Lucas. ¿Por qué algunos de estos personajes, de los cuales no es precisada la identidad, han dado esta noticia a Jesús? Podía ser una información interesada, partiendo del hecho que Jesus era galileo: para suscitar en él una reacción hostil ante Pilatos, de modo de denunciarlo a la autoridad. O, si algunos de estos eran de los fariseos, esto podía implicar una pregunta teológica sobre la justicia Divina, visto que las desgracias, en la mentalidad del tiempo, venían leídas como un castigo; ¿Cómo entender la muerte de estos peregrinos, justo en el momento que estaban demostrando su devoción a Dios? Jesus como lo solía hacer, huye de la casuística y aprovecha la noticia para ponerla al servicio de su anuncio. Tomando la palabra les dice: “¿creen que estos galileos eran más pecadores de todos los galileos, por haber sufrido tal suerte?” No, y yo les digo, si ustedes no se convierten, morirán todos del mismo modo. Jesus, excluye que la muerte de aquellos Galileos sea un castigo. Pero esta muerte debe servir de signo, de advertencia para los presentes, para que comprendan la importancia del tiempo que están viviendo. Ellos deben acoger la ocasión que les viene dada por la predicación de Jesus y deben tomar una posición, o sea se deben convertir. Que es también la invitación para nosotros hoy. Es la insistencia de Jesús con su cuestionamiento, “¿Aquellas 18 personas, sobre las cuales cayó la Torre de Siloé y los mató, creen que eran más culpables de todos los habitantes de Jerusalén? No, yo les digo, pero si no se convierten, perecerán todos de la misma manera”. La respuesta de Jesus es idéntica a la precedente. Todos son pecadores y tienen necesidad de conversión. No en un sentido genérico de mejorar el propio comportamiento, sino en el sentido radical expresado en el anuncio de Jesus: el Reino de Dios está cerca. Jesus ratifica su insistencia a la conversión en esta parábola: “un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, y fue a ver si daba higos, pero no encontró ninguno”. La enseñanza de este versículo, viene ahora ilustrado con la parábola de la higuera estéril. La imagen de la higuera, o en general del árbol, es usual en la biblia, siempre indica a Israel. Se encuentra también en el episodio de la higuera maldita, (Mc. 11,12). El árbol que no da fruto se encuentra también en la predicación de Juan el Bautista (Lc. 3,9). Esto muestra que la alusión a Israel es clara: el pueblo es como la higuera que no da frutos. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? El nuevo pueblo de Dios, que es la Iglesia, está llamado a dar fruto en el tiempo de Dios. “Así que le dijo al hombre que cuidaba el viñedo: “mira, por tres años seguidos, he venido a esta higuera en busca de frutos, pero nunca lo encuentro, córtala, pues; ¿para qué ocupar terreno inútilmente?” El patrón, afirma explícitamente lo mismo del versículo anterior, no hay frutos en la higuera. Los tres años, no van entendidos en sentido simbólico, sino más bien en sentido práctico. Un árbol puede también no dar frutos en un año, pero si no los da por tres años, es porque se ha convertido en estéril, y por lo tanto vuelve el terreno improductivo, por lo tanto es mejor cortarlo. Una gran enseñanza para este domingo es la misericordia Divina. Dios es ante todo misericordioso y sabe esperar; es la insistencia que viene haciendo el Papa Francisco desde la proclamación del Año de la Misericordia, esperar el tiempo de Dios. Dice San Lucas que aquel que cuidaba el terreno respondió: “Señor déjala todavía este año, voy a aflojarle la tierra y a echarle abono. Con esto tal vez dará fruto; y si no la cortaras”. Al árbol le viene concedida una tregua de un año y un cuidado específico, una última oportunidad. Si da fruto, bien, de lo contrario será cortado. La parábola no tiene necesidad de explicación. Refleja la visión mesiánica de Jesus. Israel, en general está alejada de Dios; Dios le ofrece a través del ministerio de Jesus una posibilidad de reconciliación. Este es el tiempo decisivo antes de la venida del Reino, el año de gracia, del cual Lucas hablaba ya en el capítulo 4. Para nosotros, Iglesia que peregrina en este mundo, es tiempo también de dar fruto convirtiéndonos a la misericordia, y volviendo el corazón hacia los pobres, hacia todos los que esperan un apalabra de salvación. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El encuentro con Jesús exige dar frutos. Él espera, aun en mi aridez espiritual y moral, Él me cuestiona ¿Me sucede también a mí de pensar que si a alguno le llega una desgracia o una enfermedad, éstas son un castigo por culpa de mis pecados? También preguntarme ¿De qué cosa debo convertirme?, ¿qué cosa debo hacer para dar verdadero fruto? Las respuestas solo se lograran en un ambiente de oración y compenetración con la voluntad de Dios. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Tratándose del tema de la conversión se podría tener un signo de la luz encendido, acompañado por una frase en cartelera que invite al cambio de vida que Dios espera de nosotros. 2. A través de la parábola de la higuera estéril cada fiel es invitado a superar la dureza de la mente y del corazón, para que, acogiendo la Palabra de Dios y dando espacio al Espíritu, sea capaz de dar frutos de verdadera y continua conversión. 3. Se sugiere el Prefacio de Cuaresma I, “Significado espiritual de la Cuaresma”. Misal, pág. 368. 4. Puede hacerse la Plegaria Eucarística “De la Reconciliación” I, que aunque tiene prefacio propio, puede realizarse con uno de Cuaresma, Misal pág. 501. 5. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 96 6. Recordar que en este domingo se celebra el primer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de la Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 801-803 del Misal, Romano. 7. Motivar la participación en el Sacramento de la Penitencia. Si los sacerdotes de varias parroquias vecinas coordinan y se hacen presentes en grupo, en cada una de las parroquias y se realiza una celebración penitencial, se facilita a los fieles la confesión y se da un signo muy valioso de comunión ministerial. 8. Tener presente que mañana lunes, 25 de marzo, se celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor.

Jue 21 Mar 2019

Conversión ecológica

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - Estamos en el corazón de la cuaresma 2019 y así nos preparamos para la gran celebración pascual de este año. El mensaje anual del Papa en la ocasión, es siempre referente esencial para vivirla. A partir de un texto de la Carta a los Romanos desarrolla su reflexión: “La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios” (Rm 8,19). La obra salvadora del Señor es dinámica e integral e incluye la historia y a toda la creación. Espíritu, alma y cuerpo en la unidad esencial del ser humano, son sujeto inseparable de esta acción misericordiosa de Dios con la humanidad. La cuaresma nos lleva a reflexionar nuevamente sobre el efecto destructivo del pecado, con el desequilibrio resultante y que en consecuencia, también genera la pérdida de la armonía con las demás criaturas y en concreto, con el medio ambiente. Reconocemos la bondad de la creación que Dios confió bajo su responsabilidad inmediata al hombre, a quien se la entregó por amor. Más aún al reconocer que es el hombre la “única creatura terrestre a quien Dios ha amado por sí mismo” (LG 24) como afirma el concilio Vaticano II. El ejercicio recomendado de la oración, el ayuno y la limosna para este tiempo, vivido con discreción y en profundidad de sentido, son sin duda una oportunidad para vincularlos con la responsabilidad ecológica en lo personal y comunitario y qué bueno si pudiera dejar como fruto, opciones políticas, legislativas y culturales en el manejo responsable del medio ambiente. Concretamente el ayuno que implica privarnos, poner límites y ubicar donde corresponde, entre otros aspectos, los bienes o recursos materiales en relación con el bien integral de las personas, debería llevar también a la convicción sobre el papel de esta práctica ascética para detener la depredación irresponsable de la naturaleza y reafirmar con convicción, lejos de utilitarismos y conveniencias económico- políticas, una ética sobre el uso adecuado de los recursos naturales, con previsión de futuro y con amplia conciencia solidaria. Por otra parte, hay una relación profunda entre la exigencia cuaresmal de mirar con espíritu de conversión la ayuda a los pobres y a quienes se encuentran en las periferias existenciales y lo que se constata cada vez más en el mundo global, como consecuencia del desorden ecológico, que termina afectando de manera directa y gravemente a los pueblos y personas menos favorecidas. La encíclica “Laudato Si” reflexiona ampliamente sobre ello al hablar, por ejemplo, de la degradación social y deterioro de la calidad de la vida humana o del cambio climático cuando dice: “Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la pesca y los recursos forestales” (LS. 25). Todo ello genera inequidades e injusticia, como ya lo denunciaban también los profetas desde el Antiguo Testamento, refiriéndose justamente al ayuno que quiere el Señor. Y otro escenario no será posible sin una conversión ecológica, hacia un nuevo estilo de vida distinto al consumismo compulsivo, como por ejemplo, con humildad y pobreza evangélica, lo testimoniara San Francisco de Asís. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Vie 15 Mar 2019

Si no hay conversión verdadera el destino será la muerte

Primera lectura: Génesis 15,5-12.17-18 Salmo: 27(26),1.7-8.9abc.13-14 (R. 1a) Segunda lectura: Filipenses 3,17 - 4,1 Evangelio: Lucas 9,28b-36 Introducción El encuentro con la Palabra, especialmente el Evangelio, que la Iglesia nos propone para este Segundo Domingo de Cuasresma, nos sugiere algunas ideas de reflexión: • El evangelista San Lucas presenta el Tabor como el sitio privilegiado del encuentro con el Señor; por ello podemos tomarlo como la meta de la cuaresma. • El hecho más importante no es solamente la transfiguración de Jesús en sí misma, sino la situación a la que lleva: a la oración y a la acción. • La fuerza de la Transfiguración es evidente, los tres discípulos pasan de un estado de “somnolencia” a un estado de “estupor trasfigurado”; de éxtasis ante la presencia del Señor glorificado. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Uno de los objetivos de la cuaresma es subir sobre el monte Tabor, es decir avanzar hacia un estado de espiritualidad más alto. Hemos entrado en el desierto de la cuaresma para subir allí, sobre esta pequeña colina de Galilea. El Tabor evoca el momento de Jesús, grande Rabí, carismático profeta, que revela su verdadera identidad, que supera el límite humano y se muestra glorioso ante la vista desconcertada y sorprendida de los apóstoles. En el Tabor se revela la diversidad de Dios, la imagen de su inmensa Gloria, su indescriptible belleza. El evangelista San Lucas presenta el Tabor como el sitio privilegiado del encuentro con el Señor; por ello podemos tomarlo como la meta de la cuaresma, lugar del encuentro. Esto es pertinente decirlo, porque muchas veces nos quedamos solo en la auto flagelación, y equiparamos la fe cristiana, solo con la cruz y el dolor, olvidándonos del resucitado, y pensamos en la cuaresma, sólo como el tiempo de la renuncia y no como el tiempo de la oportunidad de conversión, de la lucha interior por vencer en la carrera cristiana que lleva a la meta que es Jesús resucitado, y así contemplar su gloria. Vendrá el tiempo del dolor, sobre otro monte, un pequeño monte llamado Gólgota, donde veremos el crucificado, dirigiremos la mirada a aquel que han atravesado. Pero, ciertamente se debe recordar la belleza de Dios, su embriagante presencia. La liturgia bellamente une la transfiguración al inicio del camino cuaresmal, para indicarnos el lugar de encuentro. Si adoptamos los gestos de conversión y solidaridad, de renuncia y de ayuno, de oración y de penitencia, es sólo para poder ser libres y ver la gloria del Maestro. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Santa madre Teresa de Calcuta decía: “Fruto del silencio es la oración; fruto de la oración es la fe; fruto de la fe es el amor; fruto del amor es el servicio y fruto del servicio es la paz”. Se puede partir de esta espléndida afirmación, para reflexionar sobre la frase de apertura del versículo de Lucas: “cerca de ocho días después, Jesús toma consigo a Pedro, Juan y Santiago y sube sobre el monte a orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se vivieron resplandecientes”. El hecho más importante no es solamente su transfiguración en sí misma, sino la situación a la que lleva, la oración y a la acción, en medio del silencio de la montaña. El evangelio de hoy inicia diciéndonos que Jesús subió a una montaña a orar. Si queremos hacer un discernimiento, de los acontecimientos espirituales más importantes de la vida de Cristo, vemos que estos están acompañados de la oración y la acción en concreto. Todas las vivencias de Jesús, transfiguración, pasión en el huerto de los Olivos, profesión de fe de Pedro, traición de pedro, etc., van acompañados de la oración, aunque todos terminan sobre una cruz, cuando al final de su vida humana, Cristo tiene aún una actitud de oración y suplica por sus verdugos. Podríamos decir que, orar es nuestra capacidad de transfigurarnos, cada vez que somos capaces de crear la experiencia de contacto con Dios. Esta es una buena oportunidad para preguntarnos qué es la oración, cómo entenderla ¿sólo como una técnica de relajación? o ¿una actitud mental para el bien físico o psíquico? o ¿para la concentración y autoconciencia? Desde la experiencia cristiana podemos ver algunos aspectos. El primero, la búsqueda de la soledad. Jesus busca estar sólo para el encuentro con el Padre. La soledad no para alejarse de los demás, sino para encontrar a los demás. La soledad es el espacio donde cada uno de nosotros puede encontrarse con Jesus. En todos los textos del Evangelio, Cristo pone una condición a la oración: el recogimiento y la humildad, no la obstinación ritual de la cual, muchas veces, se puede exagerar. Pensemos a la espléndida oración comunitaria del Padre Nuestro que Cristo invita a hacerla vida en cada cristiano. Y el segundo aspecto de la oración, que ilumina la liturgia de la palabra este domingo, es el deseo de escuchar. Es siempre Jesus el que se pone en actitud de escucha del que lo invoca. Cada vez implica un dialogo que lleva la persona a descubrirse. El Papa Francisco frecuentemente nos interpela, con tres verbos, que son esenciales para una actitud de oración: discernir, acompañar e integrar. Esto solo se puede hacer en una actitud de escucha a Dios y al mundo. Por esto, podríamos decir, que orar no es sólo para ver, ni tocar, sino más que todo para escuchar. No en vano el primer modelo de oración en el AT, en la proclamación de la Palabra es: “escucha Israel”. Podríamos decir con los ojos nos adentramos en el mundo y con los oídos incorporamos el mundo dentro de nosotros. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? El Papa Francisco nos viene invitando a una cultura del encuentro, que pasa por el encuentro con el otro, en una relación interpersonal, encuentro con lo otro, con la naturaleza, con el cuidado de la casa común y lo más importante, el encuentro con el Otro en mayúscula, con el trascendente que le da sentido a la vida humana. En el Tabor se da un encuentro personal y místico que cambia totalmente la actitud de los discípulos. Hay una fuerza especial en la Transfiguración. Los tres discípulos pasan de un estado de “somnolencia” a un estado de “estupor trasfigurativo”, y un estado de súplica, de querer vivir por siempre aquel momento; “Qué bien se está aquí…”, qué bueno seguir en este estado. En efecto, orar bien nos hace, efectivamente, más lúcidos, más fuertes y más independientes. Orar bien es la capacidad de estar lúcidos para poder distinguir lo que es necesario de lo superfluo o aparentemente necesario, y crea los presupuestos para saber acoger la esencia, la sustancia de las cosas. Es la capacidad de ser más fuertes y consientes para afrontar las adversidades que la vida nos pone en cada momento, sobre todo cuando nuestras opciones de vida van contracorriente, ser capaces de avanzar abrazados a la cruz de Cristo, en su pasión, muerte y resurrección. Orar bien es la capacidad de ser independientes, consientes, originales para no decaer ante el “se dice, se cree, se piensa”, es decir, ser de este mundo, pero no conformarse con este mundo, como lo pide Jesús. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El mejor encuentro con Jesús es en la oración… una oración que lleve a preguntarnos: ¿Cómo persona, sé acoger la importancia de Cristo en la Transfiguración que me indica un cambio radical en mi fe humana? ¿Cómo pareja, sabemos acoger la experiencia de la transfiguración, modificando nuestras actitudes individualistas en actitudes de atención reciproca hacia los demás? ¿Como Iglesia se educar al pueblo en la oración entendida como dialogo con Dios y no como un simple ritual externo y más o menos coreográfico? RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Para este segundo domingo de cuaresma, sería interesante una cartelera alusiva a la oración y la conversión. 2. Este domingo nos recuerda que la gloria resplandeciente del cuerpo de Jesús es la misma que él quiere compartir con todos los bautizados en su Muerte y Resurrección. 3. Para el acto penitencial se podría seguir la tercera fórmula, con las invocaciones del Tiempo de Cuaresma I, Misal, pág. 348. 4. Con las oraciones propias para la Misa, también tiene propio, el Prefacio: La Transfiguración del Señor, Misal pág. 89. 5. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 88; igualmente, se ofrecen para cada día de la semana. 6. Proponer a los fieles la práctica de las obras de misericordia en este Tiempo de Cuaresma, muy recomendadas por el Papa Francisco. 7. Tener presente que, el martes 19 de marzo, se celebra la solemnidad de San José, esposo de la Santísima Virgen María.

Mar 12 Mar 2019

Descarga indicaciones litúrgicas para la Pascua del Señor Ciclo C

Este miércoles, con la celebración litúrgica en la que se impone el signo penitencial de la ceniza, inicia la Cuaresma. Cristianos de todo el mundo se preparan para vivir 40 días de conversión que terminarán dando inicio a la Semana Mayor más importante del tiempo litúrgico católico. Para vivir y animar este tiempo, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Departamento de Catequesis y Animación Bíblica, pone a disposición una serie de insumos que ayudarán al creyente a celebrar los tiempos de Cuaresma y Pascua. Este subsidio ofrece: información conceptual sobre este tiempo litúrgico; Miércoles de Ceniza, información de este día en el que se inicia la Cuaresma; Lecturas bíblicas de los domingos; y, finalmente, un taller de Cuaresma que explica todo acerca de la tradicional Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes, que para este año tiene como lema: “Cuando la tierra grita, los pobres también gritan” [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar subsidio CUARESMA[/icon]

Mar 5 Mar 2019

Guía para la Celebración del Miércoles de Ceniza

Este miércoles 06 de febrero, con la imposición de la ceniza, se da inicio al tiempo de la Cuaresma. La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del departamento de Liturgia, pone a disposición un subsidio para animar la celebración de este día. La celebración de la ceniza es el inicio de una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. La celebración litúrgica del Miércoles de Ceniza, que se caracteriza por el mensaje bíblico: "Convertíos y creed en el Evangelio", y por la expresión: "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca de la necesidad que tenemos de abrirnos a la conversión, recordando la fragilidad de la vida humana sujeta a la muerte. Así, pues, la Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón del hombre. [icon class='fa fa-download fa-2x'] ​DECARGAR: Celebración de la liturgia - Miércoels de Ceniza – Miércoles de Ceniza[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']​DECARGAR: Predicación Orante – Miércoles de Ceniza[/icon]