Pasar al contenido principal

Iglesia

Dom 11 Jul 2021

Bodas de oro episcopales del cardenal Rubiano

En un mensaje, la Conferencia Episcopal saludó al arzobispo emérito de Bogotá y cardenal de Colombia, monseñor Pedro Rubiano Sáenz, con motivo de celebrar los 50 años de su ordenación episcopal. Las directivas de la institución, al expresar la acción de gracias por la vida y ministerio del cardenal, recordaron que es un compromiso de cada creyente en esta nación "acordarnos de todo el servicio y bien que prestó y presta con su vida y testimonio (...) Toda una vida entregada al servicio de Dios y de su pueblo". Luego de hacer un recorrido de su servicio pastoral, que inició hace 65 años cuando se ordenó como sacerdote, indicaron que estos "son motivos suficientes para elevar nuestra acción de gracias a Dios por su vida y ministerio, seguir orando por su bienestar y salud". Finalmente, al hacer un reconocimiento al cardenal Rubiano, por su entrega generosa en el anuncio del Evangelio, extendieron también su saludo de gratitud y felicitación a la familia del prelado y a las iglesias particulares de Cali, Cúcuta y Bogotá, donde sirvió como su pastor. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Vie 9 Jul 2021

“Si hay algo que puede transformar a Colombia es el amor”

Ha insistido monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), durante la celebración eucarística en la conmemoración de los 102 años de la coronación canónica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, reina y patrona de los colombianos. Desde el Santuario Mariano Nacional, en Chiquinquirá (Boyacá), el prelado pidió tener presente que “el amor es más poderoso que la guerra, el amor es más poderoso que la violencia, el amor nos abre el camino de la resurrección y nos llena de esperanza (…) El amor saca el odio, el rencor, el irrespeto a la vida. El amor saca de nosotros las armas, las convierte en herramientas de trabajo para que busquemos el bien común de todos, el bien integral”, precisó. El amor es más poderoso que la guerra Refiriéndose a los lamentables hechos ocurrido en la madrugada del 9 de Julio en el Santuario, en los que el lienzo de la Virgen fue violentado y asaltado, monseñor Rueda señaló que al ver la imagen despojada “recordamos que Ella, la Santísima Virgen María, estuvo junto al dolor de su hijo en la cruz y hoy, viéndola así, tenemos que constatar que hay muchas familias también despojadas en Colombia, en ciudades, en el campo, en distintas regiones, sobre todo, despojados de la paz, de la dignidad, de la vida, de lo necesario para vivir”. Es como si María, agregó, “hoy nos estuviera diciendo: Me solidarizo totalmente con el sufrimiento de los colombianos despojados. Pero en el corazón de la virgen María no hay amargura, hay amor. Le han despojado de las alhajas, pero no podrán despojarla de su corazón de madre de Cristo, de madre de la Iglesia, de madre y reina de todas las familias de Colombia”. La Verdadera maternidad que corresponde a los seguidores de Cristo Retomando el Evangelio del día en el que “se narra la escena en la que una mujer, entre la multitud, alaba a Cristo y alabándolo a Él alaba a la Santísima Virgen María”, afirmó que también nosotros al alabar al Redentor de la humanidad, al príncipe de la paz, al que murió y resucitó, alabamos la maternidad dichosa de María de Nazaret, en el hogar de san José”. Sumando a lo anterior, la maternidad que “nos corresponde a todos los seguidores de Cristo Jesús”, está relacionada con la escucha de la Palabra de Dios y manera cómo la aplicamos en nuestra vida". Dirigiéndose a los niños, a los jóvenes y a las familias, les recordó que “es la Palabra la que viene en ayuda nuestra, la que nos da sabiduría, la que nos hace sentir que, a pesar de los problemas que tenemos, es más grande el amor de Dios y nunca nos abandona”. Por ello, “dichosos aquello que toman la Palabra de Dios en sus manos, en sus labios, en su consciencia y la convierten en manera de ser (…) logrando ser felices aún en medio del sufrimiento, pero amando al estilo de Jesús y de María”. El amor de Dios transforma nuestra historia Como tercer punto de reflexión en su homilía, el arzobispo afirmó que “Colombia tiene futuro en el amor. El camino que transforma a Colombia es el amor y se lo digo a los violentos, a los corruptos, a todos los que han manchado sus manos y la geografía del país con sangre y con atentados contra la vida, especialmente de los más pobres, de los campesinos, de los indígenas, de los afro, de los jóvenes (…) Hoy quiero decirles que el amor de Dios transforma nuestra historia. Quiero llamar a todo al que ha tomado el camino de la violencia para que dejándose amar se haga instrumento del amor y el amor se vuelve servicio”. Finalmente, precisó: “La ética y la cultura del servicio llenarán de esperanza y de caminos de progreso integral, de paz y de reconciliación toda la geografía de Colombia”. Participaron de manera presencial en la solemne eucaristía, respetando los protocolos de bioseguridad y el aforo: monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la CEC; monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC; monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, obispo de la diócesis de Chiquinquirá; monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio; Frailes Dominicos; comunidades religiosas; sacerdotes y obispos de distintas regiones; e invitados especiales. Fuente: Of. comunicaciones arquidiócesis de Bogotá Fotos: Basílica Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá

Vie 9 Jul 2021

Iglesia agradece gesto de entronización de la Virgen de Chiquinquirá en el Vaticano

Ante un hecho sin precedentes para Colombia, donde la imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en su aniversario 102 de coronación canónica, fue entronizada en los Jardines de Ciudad del Vaticano, la presidencia saliente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de un comunicado ha expresado en nombre de los obispos, su regocijo y viva unión al Santo Padre y a la Iglesia entera por este bello gesto que el Papa Francisco ha tenido con Colombia. “Este gesto sin precedentes en la historia de Colombia tiene un inmenso valor para la comunidad católica de nuestro país y es, al mismo tiempo, un testimonio de la profunda vocación del pueblo colombiano a la Virgen Madre, que en Chiquinquirá se manifestó, con la renovación milagrosa de su imagen en 1586”. En su mensaje, agradecen al Papa Francisco quien desde el inicio de la presentación del proyecto lo aceptó y animó para que fuera una realidad. Observan que por la intervención quirúrgica practicada en días pasados, el Pontífice no pudo asistir a la ceremonia, pero se hizo presente dejando expresar su cercanía para vivir con el pueblo colombiano este momento de espiritualidad. Agradecen la gestión diplomática realizada ante la Santa Sede por el doctor Jorge Mario Eastman Robledo, Embajador de Colombia, quien, “con decidida voluntad y generosa dedicación, se empeñó en llevar a término esta iniciativa, recogiendo el sentir del pueblo católico colombiano, su amor a la Virgen y al Santo Padre”. Igualmente, extienden su gratitud a los Padres Dominicos, por vincularse a esta fiesta de fe, “prolongando la misión evangelizadora que realizan desde hace tantos años desde el Santuario de Chiquinquirá. "También reconocemos su aporte material para la realización del Mosaico”. Los obispos aseguran que esta celebración la viven como un signo de esperanza: “Nuestra Señora del Rosario, que no ha desamparado al pueblo colombiano desde sus remotos orígenes, no dejará de interceder por él en esta hora compleja de su historia. Ella nos alcanzará de Dios la reconciliación y la paz que tanto necesitamos”. Por otra parte, evocan la visita que los últimos Pontífices han hecho a Colombia para postrarse a los pies de la Santísima Virgen de Chiquinquirá e implorar por la paz de la nación. “Ahora esta imagen permanecerá como continua inspiración, en la sede del sucesor de Pedro, para que la Iglesia Colombiana renueve su compromiso evangelizador y misionero”. Finalmente, advierten que este acto mariano fue un momento de devoción, pidiendo “para nuestro país ‘la renovación’ de toda su vida, de modo que avancemos juntos hacia el bienestar común y la paz”. La ceremonia de entronización fue transmitida desde el Vaticano; seguidamente, en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Chiquinquirá se celebró la Eucaristía, presidida por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y Presidente de la Conferencia Episcopal, quien acompañado del Nuncio Apostólico, monseñor Luis Mariano Montemayor; monseñor Omar Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la CEC; y monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC, pusieron en manos de la Virgen el camino evangelizador de la Iglesia para el trienio 2021-2024. El comunicado fue suscrito por monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente saliente de la CEC; monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, vicepresidente saliente de la CEC; y monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo de Santa Rosa de Osos y secretario general saliente de la CEC. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Vie 9 Jul 2021

Obispos repudian profanación de la imagen de la Virgen de Chiquinquirá

Una vez conocida la noticia de profanación de la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de un comunicado, repudió este hecho y ofreció sus oraciones de reparación. Igualmente, expresaron su cercanía al obispo de Chiquinquirá, monseñor Luis Felipe Sánchez, y a la orden de Santo Domingo, quienes custodian desde hace años la imagen de Nuestra Señora en este santuario mariano. Finalmente, invitaron a todos los fieles católicos, a unirse a las celebraciones que desde el Vaticano y desde el Santuario Mariano se adelantan en el aniversario 102 años de coronación de la virgen y en la instalación del mosaico de la imagen en los jardines del Vaticano.

Vie 9 Jul 2021

La voz del Pastor | 11 de julio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnMarcos 6,7-13

Vie 9 Jul 2021

Recuperadas joyas del lienzo de la Virgen de Chiquinquirá

Hoy, día en que está programada la entronización de un mosaico de la Virgen de Chiquinquirá en los Jardines del Vaticano, y se realizará una eucaristía en el Santuario Mariano de Colombia, los frailes dominicos de la Provincia de San Luis Beltrán de Colombia han informado a través de un comunicado, que en la madrugada fueron hurtadas parte de las joyas que se encontraban en el lienzo de la imagen original de la Virgen. En el mensaje, los frailes dominicos dan razón que de inmediato informaron a las autoridades, quienes dieron con la captura del presunto ladrón, logrando así recuperar los objetos que fueron retirados del cuadro. Los frailes informaron que el lienzo sagrado de la Virgen no sufrió daño alguno. Entre las joyas hurtadas se encontraban el Cetro y la Corona que acompañaba a la Virgen y la custodia que estaba ubicada en la capilla del Santísimo. Ceremonia de desagravio Por su parte el obispo de la diócesis de Chiquinquirá, monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, autorizó para que de inmediato, se realice una ceremonia de desagravio, con el fin de no alterar los actos conmemorativos de la celebración de los 102 años de la coronación y de la entronización de la imagen de la Virgen en los Jardines del Vaticano, que se vivirán hoy viernes 09 de julio desde las 11:00 a.m. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 8 Jul 2021

El perdón y la reconciliación que llevan a la paz

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - A nivel mundial, particularmente en Colombia y en nuestras fami­lias, el ser humano está pasando por una crisis de convivencia, manifes­tado esto en corazones llenos de odio y resentimiento que generan cada día más violencia y confusión al interno del grupo familiar y de la sociedad. Se escucha desde distintos enfoques que es necesario un proceso de perdón y recon­ciliación para llegar a la paz. Sin embar­go, no se llega a la tan anhelada paz, tan querida por todos, porque en la huma­nidad prevalece el uso de la fuerza y la violencia para resolver sus conflictos, al tiempo que se desea vivir en paz. Al hablar de perdón y reconciliación se está tocando un aspecto central de la fe cristiana. Muchas situaciones persona­les, familiares, sociales, etc., que se viven en conflicto, hacen necesario un proceso de perdón y reconciliación, pero no se concreta quitando a Dios del centro de la vida, de tal manera, que la virtud de la fe es definitiva cuando se quiere hablar de perdón y reconciliación y por eso es que a las comunidades cristianas en Colom­bia, hay que pedirles como primera obra en el trabajo de la reconciliación, que se encuentren para rezar. La oración es el clamor de quien no se resigna a vivir en el odio, el resentimiento, la violencia y la guerra. El perdón y la reconciliación son virtu­des cristianas que brotan de un corazón que está en gracia de Dios, nos permi­te ver la dimensión del don de Dios en nuestras vidas. Nacen estas virtudes de la reconciliación con Dios, mediante el perdón de los pecados que recibimos, cuando arrepentidos nos acercamos al sacramento de la penitencia a implo­rar la misericordia que viene del Padre y que mediante el perdón nos deja re­conciliados con Él. Estar en gracia de Dios, perdonados y reconciliados son características fundamentales de la fe cristiana. El perdón y la reconciliación son gra­cias de Dios y por eso no son fruto de un mero esfuerzo humano, sino que son dones gratuitos de Dios, a los que el cre­yente se abre, con la disposición de reci­birlos, haciéndose el cristiano testigo de la Misericordia del Padre y convirtién­dose en instrumento de la misma, frente a los hermanos. Un cora­zón en paz con Dios, que está en gracia de Dios, es capaz de transmitir este don a los demás, mediante el perdón y la reconciliación en la vi­vencia de las relaciones con los otros. No hay reconciliación y paz sin perdón, y todo tiene su origen en Dios Padre que envió a su Hijo Jesu­cristo, para que nos reconciliara con Él y efectivamente así lo hizo desde la Cruz, cuando nos otorgó su perdón y nos dejó el mandato de perdonar a los hermanos. El origen del perdón es la experiencia que Jesús tiene de lo que es la Misericor­dia infinita del Padre y por eso desde la Cruz lanza esa petición de perdón para toda la humanidad pecadora y necesita­da de reconciliación: “Padre, perdóna­les porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). Es por esto que ninguna ley civil y nin­gún poder humano podrá obligar a nadie a conceder y pedir el perdón. Solo la ley moral lo hace porque tiene su funda­mento en Dios mismo que siembra en nosotros la semilla del perdón y la re­conciliación, en el perdón que Él mismo nos ofrece, del cual somos testigos y por gracia de Dios y desde la fe, somos instrumentos de la misericordia del Padre. Para los creyentes la reconciliación con Dios es condición básica y necesaria para la reconciliación humana. Hemos de estar reconciliados con Dios si que­remos vivir reconciliados entre los seres humanos, así lo decimos en la oración del Padre Nuestro: “Perdónanos nues­tras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt 6, 12). Como cristianos creemos que el agente principal del perdón y la reconciliación es Dios. Orar por el per­dón y la reconciliación es mostrar que estamos convencidos que esto no es una lucha humana, sino un don de Dios. Esto, no declina nuestra dedicación activa por vivir perdona­dos y reconciliados, sino que nos dispone abrien­do el corazón a esta gracia de Dios. La oración estimula nuestra actividad y creatividad en trabajar por un mundo y una Colombia perdonada y reconcilia­da. Siempre en el mundo los grandes ar­tífices y trabajadores de la paz han sido personas de oración ferviente al Señor, pidiendo constantemente el perdón y la reconciliación que nos lleva a la verda­dera paz. Con Dios al centro de la vida y vivien­do en su gracia y en oración fervien­te, un instrumento fundamental en el proceso del perdón y la reconciliación es el diálogo, tan añorado en estos tiempos de violencia y dificultad en nuestra patria, válido para resolver conflictos familiares, vecinales, socia­les, políticos, etc. El diálogo ha evitado muchos enfrentamientos violentos a lo largo de la historia, en todos los sectores sociales. Dialogar implica escuchar de verdad las razones del adversario y estar dispuestos a modificar nuestra posición. Con la gracia de Dios en el corazón, el diálogo que lleva al perdón y la recon­ciliación se busca como un beneficio para el otro, sin Dios al centro se bus­ca el perdón y la reconciliación como un beneficio egoísta para sí mismo. La paz que nos trae el Señor, no como la que da el mundo sino Dios, implica una búsqueda continua del bien del otro, que lleva finalmente a trabajar de manera incansable por el bien común. Esto es un aprendizaje que se hace desde la fe, dejándonos educar por Dios mismo, que quiere que seamos sus hijos y entre no­sotros verdaderos hermanos. Aparecida expresó esta verdad diciendo: “Es necesario educar y favorecer en nuestros pueblos todos los gestos, obras y caminos de reconciliación y amistad social, de cooperación e integración. La comunión alcanzada en la sangre recon­ciliadora de Cristo nos da fuerza para ser constructores de puentes, anunciadores de verdad, bálsamo para las heridas. La reconciliación está en el corazón de la vida cristiana. Es iniciativa propia de Dios en busca de nuestra amistad, que comporta consigo la necesaria reconci­liación con el hermano. Se trata de una reconciliación que necesitamos en los diversos ámbitos, en todos y entre todos los países. Esta reconciliación fraterna presupone la reconciliación con Dios, fuente única de gracia y de perdón, que alcanza su expresión y realización en el sacramento de la penitencia que Dios nos regala a través de la Iglesia” (DA 535). Que Nuestro Señor Jesucristo, por in­tercesión de la Santísima Virgen María y del glorioso Patriarca san José, nos concedan la gracia de vivir en Colombia perdonados, reconciliados y en paz. En unión de oraciones, reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis Málaga Soatá y Administrador Apostólico de la Diócesis de Cúcuta

Jue 8 Jul 2021

“Caminar juntos”: Invitación de la nueva directiva de la CEC

Al concluir la CXI Asamblea Plenaria del Episcopado, donde se analizó entre otros temas, la realidad del país, los obispos emitieron un mensaje final en el que expresan sus sentimientos de esperanza e invitan a todos los actores a buscar caminos que lleven a dar respuestas asertivas frente a tantas realidades difíciles que viven los colombianos. “Hacemos nuestras todas las voces que claman por un país solidario y justo. Nuestra mirada es esperanzadora aun conociendo los graves problemas que nos aquejan y todos los esfuerzos que debemos realizar para encontrar respuestas eficaces para el futuro de nuestra nación que urge acciones realistas donde todos los actores sociales nos comprometamos”, señala la misiva. Avanzar en un camino de sinodalidad Así mismo, al agradecer al Dios de la Vida el haberles permitido la gracia de reunirse de manera presencial para celebrar esta Asamblea, manifiestan que es un momento para la Iglesia “de caminar juntos, para escucharnos, para participar, para servirnos con amor de hermanos, pues ‘el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio’ (Papa Francisco)” Momentos para la oración Observan que, en cada momento litúrgico vivido a través de la oración y las eucaristías, estaban presentes los rostros de tantas personas que en las diferentes regiones del país padecen los dolores, pero también las esperanzas en un mañana mejor. Su oración, indican, también se dirigió de manera particular por los cientos de miles de fallecidos por la pandemia y sus familias que los lloran. Nuevas directivas de la CEC Al respecto, señalan que, iluminados por el Espíritu Santo, se eligió la nueva junta directiva que animará la acción evangelizadora de la Iglesia para el período del trienio 2021 – 2024. Finalmente, encomiendan este caminar pastoral en las manos de la Santísima Virgen, patrona de los colombianos y al pueblo suplican sus oraciones. El comunicado está firmado por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, presidente de la Conferencia Episcopal; monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, OP., arzobispo de Popayán y vicepresidente de la CEC; y monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]