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Iglesia

Mié 17 Mar 2021

Angustioso llamado de obispos por situación de habitantes de Murindó

Durante una rueda de prensa, convocada este 17 de marzo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia, en la que estuvieron presentes monseñor Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia; monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, y monseñor Hugo Alberto Torres, obispo de Apartadó, junto con Germán Valencia, representante de la Organización Nacional Indígena (ONIC) y Amelicia Santacruz, de la Organización Indígena de Antioquia (OIA), se denunció la grave situación humanitaria que viven las comunidades indígenas asentadas en el municipio de Murindó, Antioquia. Según lo expresaron, lo expuesto refleja las conclusiones de la misión humanitaria que realizaron al municipio de Murindó, del 7 al 11 de marzo, donde asistieron las delegaciones de las diócesis de Quibdó y Apartadó, el Consejo Comunitario Mayor de la Organización Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), el Cabildo Mayor de Murindó y la Coordinación Regional del Pacífico. Informaron que durante su visita a los cabildos de La Isla y Turriquitadó Llano, constataron que tanto el grupo guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN) como los paramilitares autodenominados “Autodefensas Gaitanistas de Colombia” (AGC), se disputan territorialmente la región, haciendo esto que cometan graves violaciones al derecho internacional humanitario y afectando también los derechos humanos de las comunidades. Frente a esta realidad hacen un llamado al Estado para que dé respuesta a estas afectaciones en contra de la población indígena que habita en estos territorios. "Se requiere la intervención estatal garantizando derechos sociales, la ayuda humanitaria urgente, el desminado territorial y la protección colectiva que les permita gozar de tranquilidad en sus entornos culturales", anotan en el comunicado que se leyó en la rueda de prensa convocada para la mañana de hoy. "A todos los organismos del Estado, incluyendo el Gobierno Nacional, la Gobernación de Antioquia, la Alcaldía de Murindó y los órganos de control y judicialización, se les exige el cumplimiento de sus compromisos constitucionales y la intervención adecuada y oportuna en esta coyuntura y en las situaciones estructurales que se viven en la región". Igualmente, dirigieron un mensaje a los grupos armados "con el objetivo de que reconozcan que su accionar es absolutamente nocivo para la población civil. Mientras avanzamos en procesos sólidos de paz, deben observar el derecho internacional humanitario y no deben afectar el discreto goce de derechos humanos que tienen las comunidades". Finalmente, se comprometieron a continuar acompañando a las comunidades afectadas por la violencia, animándolas a no abandonar sus territorios y "a perseverar en la exigencia de los derechos que les otorga la constitución nacional". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mié 17 Mar 2021

Con la Eucaristía, Colombia dará inicio al año dedicado a la familia

Este viernes 19 de marzo, a las 10:00 a.m., con una eucaristía virtual presidida por monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), se dará inicio a las celebraciones del “Año de la Familia” proclamado por el Papa Francisco. La Iglesia católica en Colombia hace extensiva esta invitación para que desde los hogares se unan a esta celebración eucarística en la que se agradecerá a Dios por las familias y se vivirá, además, un momento de bendición y gracia. Este será solo el inicio de las actividades programadas para este año, que busca promover en las familias su natural vocación misionera creando momentos de formación para la evangelización. Año de la Familia El 19 de marzo la Iglesia celebra cinco años de la publicación de la exhortación apostólica 'Amoris laetitia' sobre la belleza y la alegría del amor familiar. Este mismo día, en la solemnidad de San José, el Papa Francisco inaugurará el “Año 'Amoris laetitia'”, un periodo especial que se dedicará a la familia y que terminará el 26 de junio de 2022, con ocasión del X Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Roma. Para vivir este año de la familia, el Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, en el Vaticano, ha elaborado un folleto informativo que brinda algunas sugerencias a seguir. Entre ellas: La realización de foros, conversatorios, elaboración de videos testimoniales, momentos litúrgicos, propuestas pastorales, catequesis, celebración de una jornada para los abuelos y las personas mayores, doce itinerarios con las familias para poner en práctica 'Amoris laetitia', entre otros. Folleto informativodel dicasterio para los Laicos, Familia y Vida[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar folleto[/icon]

Mié 17 Mar 2021

Testimonio de una lideresa defensora de los derechos humanos: Magaly Belalcázar

Magaly Belalcázar hace parte de las Plataformsa de Mujeres del Caquetá y de Incidencia Política de Mujeres Rurales Colombianas, es consejera de paz y una lideresa activa en Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Es una mujer campesina, defensora de derechos humanos territoriales y ambientales, constructora de paz y educadora popular. La lideresa participó el pasado miércoles 10 de marzo en el conversatorio virtual, organizado por el Secretariado Nacional de Pastoral Social, sobre el rol de las mujeres en la construcción de paz, un espacio donde compartió sus principales motivaciones como mujer defensora de DDHH, la importancia del enfoque territorial para la paz y su perspectiva frente a las organizaciones de mujeres. En primera instancia, manifestó que su principal motivación como mujer constructora de paz es que las mujeres, especialmente, campesinas, indígenas y afro, tengan espacios de participación reales y efectivos. Planteó que las mujeres rurales son constructoras de paz desde la cotidianidad, cuando en el día a día se unen entre más mujeres y logran tener vocería política. “Hemos estado en varios escenarios y la motivación es tener también nuestra propia voz, reconocernos a nosotras mismas, reconocer a otras mujeres, caminar, poner una huella importante en la construcción de la paz, desde nuestras miradas, desde nuestra diversidad como mujeres”, afirmó Magaly Belalcázar. A su vez, durante el conversatorio compartió que dos de los principales retos para la construcción de la paz es la dimensión e integración de la mujer y del enfoque territorial. Consideró que la dimensión de la paz para las mujeres consiste en la garantía de los DDHH y en la no intermediación de los recursos económicos para la paz. “Para construir la paz tiene que existir un desarrollo, un ecosistema diverso y real que permita conectarnos a las mujeres en los territorios”. La paz no puede seguir siendo un discurso, la paz tiene que tener una base sobre un territorio, tiene que ser real”, señaló la lideresa social. Adicionalmente, compartió su preocupación por los casos de violencia sexual, feminicidios y violencia de género en el departamento del Caquetá, manifestó que no hay presencia de una gobernanza local ni regional para la paz y no hay políticas públicas implementadas para la garantía de los derechos de las mujeres. “Resulta que nosotras somos quienes históricamente reconstruimos el tejido social, nosotras somos las que hemos abanderado la construcción de paz, somos quienes votamos ‘sí’ en el plebiscito, defendemos soberanía alimentaria y la naturaleza. Lo que buscamos no es pedir nuestros derechos sino exigirlos”, reflexionó la defensora de derechos humanos. También, durante el espacio de diálogo compartió que a las mujeres las han reducido a líneas de productividad que no contribuyen a un tejido real para la construcción de la paz, como, por ejemplo, la modistería y la peluquería. Oficios que son respetables, pero no implican una participación política sustancial al interior de los territorios. “Por eso es que cuando se habla de las mujeres en la construcción de la paz piensan que el único espacio que tenemos es en la parte trasera de la casa. Por eso es que no tenemos las tierras, ahí no se hace economía, no se hace soberanía, ahí no se hace paz”, opinó Magaly Belalcázar. Al mismo tiempo, manifestó que lamentablemente continuamos con un modelo institucional que no garantiza los derechos a las mujeres y es la misma institucionalidad quien las persigue y señala. Incluso manifestó que, para el caso del Caquetá, el mismo asesor de la paz es quien estigmatiza a las organizaciones de mujeres en el departamento. La lideresa consideró que es importante organizarse como mujeres, reconocerse y construir las agendas propias en términos de paz y reconocimiento de derechos humanos. Planteó que “las organizaciones de mujeres nos permiten capacitarnos, cualificarnos, entenderos y entrar en procesos de formación política. Eso nos permite ver la realidad en los territorios, nos permite también incidir en la transformación real". A su vez, compartió que las mujeres organizadas logran transcender en colectivo y logran llegar con mayor impacto a la institucionalidad para exigir sus derechos. “Si se pueden silenciar las armas de este país se pueden fundir los odios. Pero no solamente nosotras tenemos que hacer el proceso de perdón, no es un perdón impune, es un perdón con verdad, con reparación, que reconozca a las víctimas en el territorio. Es un perdón que hable de la verdad”, concluyó la lideresa. Desde esta perspectiva la lideresa hace énfasis en la importancia de la perspectiva territorial y de género para la paz, valorando el trabajo de las organizaciones de mujeres y reconociéndolas como agentes de cambio social y reconstructoras de tejido social. Fuente: Oficina de comunicaciones del SNPS

Lun 15 Mar 2021

Diócesis de Montería se prepara para el Año de la Familia

En comunión con la invitación hecha por el Papa Francisco de celebrar un año dedicado a orar de manera especial por la familia, la Diócesis de Montería realizará este viernes 19 de marzo, a partir de las 8:00 p.m., una jornada de reflexión que se une a la celebración del 150° aniversario de san José como patrono de la Iglesia Universal. Dentro del programa, que se desarrollará de manera virtual y que marcará el inicio a las actividades del año de la familia, se encuentra: Espacio de animación bíblica, presentación de la carta apostólica 'Patris Corde' (Corazón de Padre), oración de consagración a las familias y, por último, el obispo de esta jurisdicción, monseñor Ramón Alberto Rolón Güepsa, hará el cierre de la jornada con una bendición a todas las familias monterianas. Cabe anotar que el obispo ha invitado a todas las parroquias de la diócesis a sumarse el día anterior, jueves eucarístico, 18 de marzo, a una hora santa, teniendo como intención la preparación para esta celebración de la Iglesia Católica a nivel mundial. La celebración del “Año de la Familia” en esta Iglesia particular de Montería marca una relevante significación, pues la Sagrada Familia es la patrona de esta jurisdicción eclesiástica. Por qué celebrar el año de la familia El Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, ha informado que este año especial de la familia busca ofrecer a la Iglesia oportunidades de reflexión y profundización para vivir concretamente la riqueza de la exhortación apostólica 'Amoris laetitia' (La alegría del amor). Además, "hacer experimentar que el Evangelio para la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera".

Lun 15 Mar 2021

Papa Francisco nombra a arzobispo de Bogotá miembro de la CAL

El pasado miércoles 10 de marzo, el Papa Francisco nombró a monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, nuevo miembro de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), órgano de la Iglesia Romana. Estoy dispuesto a servir a Dios y, a través de Él, al pueblo Al ser interrogado sobre su designación a este cargo, el arzobispo de Bogotá recordó el capítulo de San Juan cuando Jesús le pregunta tres veces a Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Él le respondió: “Sí, Señor, Tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Al respecto dijo que este pasaje bíblico “lo que le está diciendo el Señor a la Iglesia y lo que me está diciendo a mí particularmente es que, si lo amo, debo estar dispuesto a servirle a él y al pueblo de Dios, porque servirle al pueblo de Dios es servirle al mismo Cristo que camina en la historia”. Es necesario ver la Iglesia de manera universal El prelado asintió que una forma de aportar a este dicasterio es ver la Iglesia de manera universal, una sola. Dijo además que todos, pero de manera particular los llamados al episcopado, deben cumplir la tarea de ver la Iglesia “no solo desde su porción de Iglesia particular, sino la Iglesia del país, la Iglesia del continente, la Iglesia católica en todos los cinco continentes para amarla, reconocer sus virtudes y poder acompañarla”. Aporte de la Iglesia colombiana a este dicasterio Resaltó que cada Iglesia particular del continente ha vivido su propia experiencia y ha dejado marcado un camino con unas condiciones especiales. Para el caso de Colombia el prelado expuso que la Iglesia colombiana tiene algo que ofrecer, porque lo ha aprendido en medio del sufrimiento y es el camino del diálogo y la reconciliación para encontrar la paz. Monseñor Rueda Aparicio se refirió a la violencia que durante décadas ha golpeado al país, y recalcó que la Iglesia ha estado presente con los párrocos, religiosas, religiosos y laicos, “siempre presentes sirviendo, acompañando y sanando heridas, tratando de pronunciar una palabra de reconciliación para unir a víctimas y victimarios”, comunicó. Favorecer la ‘sinodalidad’ para la Asamblea Eclesial Finalmente, al ser consultado sobre cómo se podría favorecer la sinodalidad desde la Pontificia Comisión para América Latina, en vísperas de celebrarse el aniversario de la V Conferencia General del Episcopado en Aparecida, el prelado observó que la “propuesta que nos ha hecho el Papa de celebrar una Asamblea Eclesial, del 21 al 28 de noviembre en Roma, nos va a dar la oportunidad de celebrar en sinodalidad como pueblo de Dios, para agradecer todo lo que hemos caminado y para asumir los desafíos en un futuro cercano y a largo plazo”. Nuevos miembros para la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) El Santo Padre designó para este dicasterio a los siguientes prelados: Cardenal Orani João Tempesta, arzobispo de São Sebastião do Rio de Janeiro (Brasil); Cardenal Carlos Osoro Sierra, arzobispo de Madrid (España); Mons. Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia; Mons. Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey (México); y, Mons. Nelson Jesús Pérez, arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos). Funciones de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) Este dicasterio de la Curia Romana nació en 1958 bajo el pontificado del Papa Pío XII. Su función es la de “aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina” y “estudiar las cuestiones que se refieren a la vida y el progreso de dichas Iglesias, especialmente estando a disposición, tanto de los dicasterios de la Curia interesados por razón de su competencia, como de las mismas Iglesias para resolver dichas cuestiones”, como lo señala la constitución apostólica Pastor Bonus del Papa San Juan Pablo II. Es tarea de la CAL colaborar en coordinación con las instituciones que, de una u otra forma sirven en América Latina, como el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y su secretariado general, con las conferencias episcopales nacionales y otras instituciones de ayuda en América Latina y con la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), y con las instituciones católicas internacionales y otras asociaciones y movimientos que sirven en el continente.

Lun 15 Mar 2021

A la Pascua con San José

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - “Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua”. “Cuando tuvo doce años...el niño se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres” (Lucas 2, 41 -43). Al escribir este mensaje editorial, en el año de San José y para el mes de marzo, dedicado a él y centrado en su fiesta del día 19, me viene espontánea esta imagen de la familia de Nazaret, que recorre y corre presurosa este camino de fieles peregrinantes a su “fiesta nacional”, fiesta de las fiestas. Es la imagen que recogen los misterios gozosos del Santo Rosario: “la pérdida y el dichoso reencuentro de María y José, con su hijo adolescente, Jesús” (quinto misterio). Una imagen que nos convoca como Pueblo de Dios a “caminar juntos”, Iglesia y humanidad, en esta hora de la historia. A caminar con Jesús y con María, fijando esta vez los ojos y el alma en la figura de José, el varón justo, descendiente de David, esposo de María, padre legal de Jesús, protector y custodio de la Iglesia que nace con ellos, carpintero de Nazaret. Acostumbrados a esta jornada anual, los padres de Jesús se integraban a la caravana de los hombres y a la de las mujeres, turnándose, al parecer, el llevar consigo al niño Jesús. Pero esta Pascua sería inolvidable para ellos: marcó todo un “crecimiento en la fe” para la Sagrada Familia. Descubrir los alcances de la filiación divina de Jesús; acoger, en diálogo y escucha cuidadosa, la autonomía y la “vocación” de Rabino, de Maestro, sin mengua de la sujeción y obediencia filial de Jesús a ellos; rehacer el camino de la ida y regreso pascual, por el de “angustiados te buscábamos”; superar la costumbre de suponer que Jesús estaba con ellos y ellos con Jesús; tener qué enmarcar ahora su misión de padres en la misión de Jesús, la de “ocuparse de las cosas” de su Padre: toda una “Nueva Evangelización”, diríamos hoy, para unos buenos e inmejorables cristianos convencionales, llamados a un discipulado del Padre a través del Hijo, de su hijo, su adolescente Jesús. Creyentes, esposos, padres e hijos, pastores y religiosos, todos podemos compartir esta Pascua 2021 como una prueba de Dios a nuestra fe quieta, a nuestra religiosidad de mera costumbre rutinaria, a nuestro vacío de diálogo y escucha con Dios, entre pastores y fieles, entre esposos y padres, con los hijos, especialmente los adolescentes y los jóvenes. La Pascua 2021, después del encierro por el coronavirus, que nos privó de la Semana Santa 2020, sea un “comenzar de nuevo”, después del frenazo histórico por la pandemia, nuestra relación más personalizada y cierta con Jesús y entre nosotros. Sea ésta la Pascua que recoge las angustias de una humanidad que busca superar la pandemia con la vacuna y la reactivación económica. La Pascua 2021 nos haga más espirituales, más humildes y fraternos, más unidos en cada casa, en cada parroquia, y en esta Nación y Casa Común, en el planeta Tierra de todos. A San José le encomendamos la gracia de “una buena muerte”, ahora que el virus deja tantos duelos por doquiera. Sobre todo en nuestra Colombia amada, donde “la mala muerte”, la que llega por vía del asesinato, rompiendo la ley de Dios y las leyes de la naturaleza humana, del cuidado que obliga a cada persona, sociedad e institución, con toda vida humana. Morir en los brazos de Jesús y de María; morir en el hogar de la Iglesia y por muerte natural; morir en la voluntad y la gloria de Dios, como obediencia del corazón, sean gracias que imploramos a San José, Custodio, protector e intercesor nuestro, Patrono de la Iglesia Universal. De San José aprendamos la espiritualidad del silencio, de la noche y de los sueños. Es la espiritualidad del discernimiento entre las tinieblas del alma y el amanecer de Dios y de sus planes. Es la “escucha del Ángel” que visita al corazón, cuando se debate en dudas y temores, y le susurra lo que hay qué hacer. Es responder con hechos de obediencia, ahorrándonos las palabras, haciendo de la profesión de fe una proclama de total certeza en Dios. Nos ayude, a servir a Cristo y a salvar unidos la humanidad, este varón silente y justo; este hombre que antepone a sus derechos la dignidad de la mujer y la grandeza inviolable de la vida humana; este esposo que honra a Maria y da ascendencia y ciudadanía a Jesús; este padre solícito y trabajador creativo de la carpintería; este destechado en Belén y migrante en Egipto. Difundamos el rico mensaje Josefino que nos dio el Papa Francisco con su Carta Apostólica “Patris Corde” (“Con corazón de Padre”) y veneremos con devoción y compromiso cristiano al gran San José, vinculado por Dios de manera esplendorosa al misterio de su Encarnación, del Verbo hecho carne, que “habitó entre nosotros”. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Vie 12 Mar 2021

Agencia italiana SIR entrevista a obispo de San José del Guaviare

Ante la noticia del bombardeo del Ejército Nacional de Colombia al séptimo frente de la disidencia de las FARC, donde fallecieron 14 personas en zona selvática de San José del Guaviare, el obispo de esta jurisdicción eclesiástica, monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, en diálogo con la Agencia de Información SIR de la Conferencia Episcopal Italiana, lamentó lo sucedido e hizo un llamado a la guerrilla, al Estado y al Ejército colombiano. “A la guerrilla que sigue reclutando menores, le digo que no interrumpa los sueños de los jóvenes, que los dejen cultivar sus ideales. Pido al Estado que cree las condiciones para un desarrollo social y económico más equitativo de esta zona, para no dejar sin perspectivas a las generaciones más jóvenes. Pido prudencia al Ejército y que considere a los menores involucrados en la guerra de guerrillas ante todo como víctimas, porque sobre todo lo son”, dijo el obispo. Durante su entrevista, el prelado expuso que la realidad de estos territorios no ha sido nada fácil, por cuenta de la presencia del grupo de las Farc, aún después de la firma de los acuerdos de paz en 2016. “Se sabía incluso antes de la firma, que el séptimo frente que está activo aquí no habría aceptado el acuerdo. Así, la guerrilla continuó controlando el territorio, especialmente las zonas rurales, para realizar apuestas a tráficos ilícitos y reclutamiento de menores”. Monseñor Cardona afirmó que la situación es muy compleja y devela dos corrientes de pensamiento: quienes dicen ser víctimas y quienes se presentan como victimarios. “Hay situaciones de extrema pobreza, falta de trabajo, algunos quieren salir de situaciones familiares difíciles. Por supuesto, son muy pocos los que se unen por motivos ideológicos (…) También es cierto que aprenden a empuñar las armas y entran en el engaño de la guerra”. Por último, el obispo advirtió que frente a esta difícil realidad se hace necesario, una mayor presencia del Estado. "Sé que son zonas inaccesibles y periféricas, pero el Estado debe contrarrestar estas tentaciones, la represión no es suficiente, el Estado debe dar respuestas".

Vie 12 Mar 2021

La voz del Pastor | 14 de marzo de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Juan 3,14,21