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Iglesia

Mié 2 Dic 2020

Campaña diócesis de Quibdó: “Tiende tu mano al pobre" (Si 7,32)

Ante las fuertes lluvias que siguen azotado el territorio chocoano, dejando a su paso un gran número de familias damnificadas y más de 10 municipios en estado de emergencia, la diócesis de Quibdó presidida por su obispo, Juan Carlos Barreto Barreto, ha prendido las alarmas para solicitar el apoyo de las personas de buen corazón. Para ello se está emprendiendo la campaña: “Tiende tu mano al pobre" (Si 7,32), que busca recolectar ayudas en especie y económicas en favor de las personas que lo han perdido todo y que viven en condición de vulnerabilidad. Según lo han manifestado, se requiere en donación: Alimentos no perecederos (arroz, granos, pastas, azúcar, panela, aceite, harina, atún, entre otros); ropa en buen estado, colchones, productos de aseo personal, elementos de bioseguridad (tapabocas, alcohol y gel antibacterial). Las personas podrán hacer llegar estas ayudas al Centro de acopio dispuesto para ello en el edificio El Convento (Cra. 1 No. 26-91, Barrio Roma, en la ciudad de Quibdó. Igualmente se podrán realizar aportes económicos a través de Bancolombia Cuenta de ahorros No. 53600002300 a nombre de Pastoral Social - Diócesis de Quibdó Nit: 900242658 Las donaciones serán destinadas a personas y familias damnificadas en el área de influencia de la diócesis de Quibdó. Para mayor información pueden comunicarse al número de celular 323 2292452

Mar 1 Dic 2020

Un gran amigo, sacerdote y comunicador llegó al cielo

Con esta sonrisa marcada en su rostro, durante el encuentro de delegados de comunicación que se celebró en el mes de septiembre de 2019 en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), donde participó como conferencista el padre Camilo Castellanos Cárdenas, es como deseamos recordar a este gran amigo, sacerdote y comunicador, quien hoy intempestivamente fue llamado a la casa del Padre Eterno. Con la conferencia: ¿Cómo hacer presencia de Iglesia en el mundo de la opinión pública?, el padre Castellanos mantuvo en vilo en esta ocasión a quienes le escucharon, mostrando una vez más su sabiduría y sencillez frente a estos temas que le apasionaban abordar y compartir sin reserva alguna. “El Departamento de Comunicaciones y Tecnología de la CEC despide con profundo dolor a este gran amigo, gran servidor de Dios y de la Iglesia desde su sacerdocio y profesión de comunicador social. Sin duda alguna, el padre Camilo hizo un significativo aporte a la pastoral de las comunicaciones en la arquidiócesis de Tuja, del que también alcanzamos a beneficiarnos a nivel nacional. Nos consuela saber que contamos en el cielo con ese gran amigo sacerdote y comunicador”, así lo expresó el padre Jaime Marenco Martínez, director del departamento. La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y, de manera especial, la Comisión Episcopal de Comunicaciones, presidida por monseñor Francisco Nieto Súa, obispo de Engativá, se unen en oración de acción de gracias por la vida y ministerio del padre Camilo Castellanos durante su paso en la tierra. Asimismo, expresan su cercanía al arzobispo de Tunja, monseñor Gabriel Villa Vahos, al clero arquidiocesano, y a sus familiares y amigos, a quienes extienden un saludo de condolencia pidiendo de Dios el consuelo y la fortaleza por la partida de este ser tan querido por todos. El cuerpo del padre Castellanos estará siendo velado en la funeraria San Francisco, de la ciudad de Tunja y sus exequias se realizarán este jueves 03 de diciembre a las 10:00 a.m. en laCatedral Basílica Santiago Apóstol en una ceremonia eucarística presidida por monseñor Gabriel Villa Vahos, que podrá verse a través del canal católico TeleSantiago de Tunja o por el canal de facebook de la arquidiócesis: https://www.facebook.com/telesantiago.tunja Padre CAMILO CASTELLANOS CÁRDENAS Nació en Samacá (Boyacá), en 1973. Realizó estudios en el Colegio Nacionalizado de Samacá. Estudios de Filosofía y teología en el Seminario Conciliar de Tunja, donde se ordenó como Sacerdote. Fue profesional en comunicación social de la Universidad de Boyacá, especialista en producción de televisión de la Universidad Javeriana, especialista en ética y pedagogía de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos, doctor en ciencias de la comunicación de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Igualmente, realizó un posdoctorado en comunicación y conflicto en la Université de Paris. Trabajó en el área de comunicaciones en la arquidiócesis de Tunja, desempeñándose como director de la pastoral de la comunicación, jefe de prensa y relaciones públicas, y como director de la Escuela de Humanidades. A lo largo de su trabajo en el campo de la comunicación, tuvo la oportunidad de realizar los proyectos de: creación del canal de televisión local sin ánimo de lucro, Telesantiago de Tunja, del Semanario Puente Boyacense, la emisora comunitaria Radio Milagro, del estudio de producción radiofónica Creator, de la página web de la Arquidiócesis de Tunja y de la emisora de interés público Juan de Castellanos FM Estéreo. En canal católico Telesantiago de Tunja, fue productor general y director; en el periódico Puente Boyacense, fue director editorial. En los últimos años se desempeñó como decano de educación en la Fundación Universitaria Juan de Castellanos, director de la unidad editorial, jefe de la unidad asesora de comunicaciones y mercadeo, y director de la emisora Juan de Castellanos FM estéreo. Se desempeñaba como párroco de la comunidad parroquial de San Juan María Vianney de Tunja. Así mismo, fue el autor del libro: "La opinión pública en los medios de comunicación digital".

Mar 1 Dic 2020

Preparad los caminos del Señor, el ADVIENTO

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Vivimos tiempos difíciles, y en medio de la crisis de salud que ha provocado la COVID-19, la terrible situación invernal que ha hecho sufrir a mu­chos, nos disponemos a iniciar un nuevo Año Litúrgico, ya que el ca­lendario de las celebraciones de la Iglesia se rige, no por la sucesión de días y meses que se registran en el almanaque, sino por una forma muy especial de contar el tiempo, el cual se basa en la fecha de la Pascua y que ordena todas las cele­braciones en un ciclo colmado de signos y celebraciones que cons­tituyen el Año Litúrgico, en este caso ya el 2021. Hemos concluido el Año Litúrgico con la Solemni­dad de Cristo Rey del Universo y comenzaremos este domingo, el santo Tiempo del Adviento. La Iglesia del Señor está llamada a dar gloria a su Dios. Su misión es anunciar con la Palabra, la vida y el culto, la presencia de Dios en la historia, manifestar a Cristo glo­rioso en medio de las realidades del mundo, celebrando visible­mente su triunfo sobre la muerte. Ya lo decimos en nuestras celebra­ciones: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección, ven Señor Jesús. Este es el centro de nuestra fe y, hacia este anuncio gozoso corre y trabaja todo nues­tro plan pastoral, queremos poner a Jesús en el corazón y en la vida de todos los hijos de la Iglesia. Iniciamos el Año Litúrgico con el tiempo del ADVIENTO, esta vi­vencia de la liturgia, nos pone de frente a las celebraciones con cua­tro semanas que preceden la santa Navidad, que siempre tiene fecha fija: el 25 de diciembre. La pre­paramos con un Tiempo de gracia que va permitiéndonos escuchar en la Palabra y celebrar en la li­turgia diaria, un camino recorrido por los profetas, animado por los consejos sabios de los Apóstoles, e ilustrado con la narración his­tórica de dos acontecimientos: el primero, el nacimiento de Jesús en la historia; el segundo, la segunda venida del Señor, la que espera­mos como consumación de la his­toria humana y victoria definitiva de Dios. El tiempo preparatorio se lla­ma Adviento, se usan vestiduras moradas, se leen los profetas que anuncian a Cristo, se prepara su venida con oraciones que le di­cen al Señor que ven­ga nuevamente: “Ven, Señor Jesús”. Se des­taca en este Tiempo, la Virgen María, que nos enseña a esperar con fe la segunda venida del Señor. Son cuatro domingos de Adviento. En ellos se celebra la esperan­za y la alegría de saber que el Señor llega con su poder y con su paz a inundar los corazones de los que ama con la luz de la vida, con la fuerza renovadora de su amor. El Adviento se celebra en las cua­tro semanas anteriores al 25 de diciembre, comenzando, precisa­mente en esta última semana de noviembre. Nuestro ADVIENTO hemos de vivirlo en la realidad concreta de una sociedad que ne­cesita reavivar la esperanza, pro­mover una experiencia de caridad con tantos signos de dolor como los que vive el mundo, vivir estos días en la promoción de la frater­nidad que, a la luz del Evangelio se llama: caridad. Hay signos muy especiales para este Tiempo: En primer lugar, el mismo tiempo ya es un signo. Cuatro domingos y cuatro semanas que nos recuerdan la preparación del pueblo de Is­rael para la llegada del Mesías, la voz de los profetas que anuncian la presencia del Señor y Salvador, la figura protagónica de San Juan Bautista que va disponiendo el resto de Israel, es decir, los pocos que aún esperaban la salvación, y que quiere advertir sobre la inmi­nencia del inicio de la misión de Jesús. Es central en el adviento la figura de María, la Virgen fiel, la Madre de la esperanza, que se convierte en sigo de fidelidad y en mo­delo de fe para todos nosotros. Nuestro Adviento debe ser una escuela de caridad, iluminada por la fe y la esperan­za, nos debe renovar en el deseo de ser pre­sencia del Señor en el corazón de tantos que sufren, ser signo del amor de Dios en la vida de quienes nos muestran en su ros­tro doliente la llamada del Señor, a vivir más fraternalmente, a es­tar cerca de los enfermos, de los niños, de los ancianos, de tantas realidades en las que este tiempo de celebración y de alegría se ve ensombrecido por el flagelo de la enfermedad y la pandemia. Es tiempo de anuncio de la Palabra en una predicación esperanzadora, en una promoción de muchos y muy significativos momentos de evangelización: la Fiesta de la In­maculada, fiesta de luz y de espe­ranza; la Novena de Navidad, que entre nosotros es “madrugarle a la esperanza” para abrir con el cla­rear del día unas jornadas de anun­cio del Evangelio y de gozosa pro­clamación de una fe que reconoce en Jesús el que nos libra “de la cárcel triste que labró el pecado” y el que quiere ser “consuelo del triste y luz del desterrado”. Desde ahora, los invito a usar con gran alegría, todos, la Novena de Navi­dad que ha preparado el Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta y que pueden encontrar en sus parroquias. Adviento es entonces una escuela de esperanza, una escuela de con­fianza, unas jornadas en las que adornamos el corazón con la luz de la fe y llenamos nuestras vidas con la certeza del amor de Dios que nunca abandona a sus hijos amados. En este tiempo nos llenamos de luces, de signos externos, que nos tienen que llevar a Jesucristo, que es la “luz de las gentes”, que alum­bra la tiniebla del pecado y del mal en el mundo. Él pone su luz dónde hay tristeza, muerte, desesperan­za. Que vivamos con respeto y si­lencio, con esperanza este tiempo que nos prepara a un encuentro con el Evangelio viviente del Pa­dre, Jesucristo mismo. Miremos al pesebre con espe­ranza, con los ojos puestos en la Santa Virgen y en San José, que se dedican a servir a Dios, esperan­do al Salvador y Redentor. Buen ADVIENTO para todos, para sus familias. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mar 1 Dic 2020

Mons. Jairo Jaramillo Monsalve: 80 años de vida al servicio del Evangelio

Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, Arzobispo emérito de Barranquilla, celebrará este miércoles, 2 de diciembre, 80 años de vida en lo que él mismo ha denominado: “un camino lleno de gozo y entrega al servicio de la Iglesia cumpliendo la voluntad d Dios”. La Diócesis de Santa Rosa de Osos, la Católica del Norte y los medios de comunicación locales, han preparado un homenaje de reconocimiento a monseñor Jaramillo, siendo esta Fundación Universitaria (100% virtual) una de sus grandes obras en pro de la educación para Colombia y el Mundo desde 1997. También fundó la Universidad Católica de Oriente y dejó muy avanzada la creación de la Universidad Católica del Caribe. Justamente en esta Jurisdicción y, por causa de la pandemia, se reunirá un reducido grupo de familiares y amigos cercanos para dar gracias a Dios por el ministerio sacerdotal y episcopal de Monseñor Jaramillo, que ha sido tan fructífero allí donde el Señor lo puso a servir durante su vida activa. Los actos celebrativos comenzarán con un conversatorio a las 8:30 a.m., el cual será transmitido por diversos canales locales y a las 11:00 a.m., está prevista la celebración Eucarística, luego de la cual se llevará a cabo un acto protocolario para terminar compartiendo el almuerzo de congratulación. Monseñor JAIRO JARAMILLO MONSALVE Nació en Rionegro – Antioquia, el 2 de diciembre de 1940. Realizó sus estudios de filosofía en el Seminario Mayor de Medellín y los de teología en la UPB de Bogotá. Recibió la ordenación sacerdotal el 26 de junio de 1966 y después de desempeñar varios cargos y de ser párroco de la Catedral de Rionegro y Vicario General de la Diócesis, fue preconizado Obispo en 1988, siendo nombrado primer Obispo de la recién creada Diócesis de Riohacha. Allí permaneció hasta julio de 1995 cuando fue trasladado a la Diócesis de Santa Rosa de Osos, Jurisdicción que pastoreó hasta diciembre de 2010, momento en el cual el Papa Benedicto XVI lo nombra Arzobispo de Barranquilla. El 2 de diciembre de 2015 presenta su renuncia canónica por límite de edad, la cual es aceptada y, en 2017, es nombrado Monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz para sucederle en el cargo. “Me voy feliz, como feliz vine hace 7 años a Barranquilla, porque obedecer a la Iglesia es obedecer a Dios, es cumplir la voluntad de Dios. Por eso vine y por eso me voy feliz”, expresó Monseñor Jaramillo en su despedida de la Arquidiócesis. Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, basó su vida ministerial en 4 pilares fundamentales: la familia como don de vida; la ayuda a los pobres; el impulso y valoración de la juventud y el fomento de la educación. Puede seguir la transmisión en vivo en cualquiera de los siguientes enlaces: * YouTube Católica del Norte: https://www.youtube.com/channel/UCz5B1CzjUA1hxJ9RD_VJTBQ?view_as=subscriber * Facebook Católica del Norte: https://www.facebook.com/SoyCatolicaDelNorte * UCN en vivo: https://www.ucn.edu.co/institucion/sala-prensa/Paginas/UCN-en-vivo.aspx * Facebook Capsos TV: https://www.facebook.com/capsostv * Facebook Diócesis de Santa Rosa de Osos: https://www.facebook.com/diocesisstarosa * Emisora Universitaria Católica del Norte: Emisora Universitaria UCN: https://ucc.fucn.cloud/emisora/ Escribe un mensaje de felicitación en el siguiente muro virtual, haciendo[icon class='fa fa-download fa-2x'] clic AQUÍ[/icon]: https://padlet.com/farendono1/Mons_Jairo_80 También puede escribir un correo electrónico a: arzobispo80@ucn.edu.co

Lun 30 Nov 2020

“La civilización del amor: una llamada urgente en tiempo de crisis”

El Observatorio Arquidiocesano de Evangelización (OAE), en Bogotá, se prepara para este jueves 03 de diciembre, al último ciclo de conversatorios que tendrá como tema “La civilización del amor: una llamada urgente en tiempo de crisis”, en el que los invitados compartirán su experiencia a partir de sus vivencias y desde la encíclica Fratelli Tutti, en la que el Papa Francisco nos habla sobre la fraternidad y la amistad social. El evento que se transmitirá a las 5:00 p.m. por el canal de YouTube de la arquidiócesis de Bogotá, tendrá como invitados a: doctora Gina Reyes, socióloga docente e investigadora de la Universidad de la Salle; doctora Consuelo Vélez, teóloga docente e investigadora de la Fundación Universitaria San Alfonso; y el padre Germán Barbosa Mora, Vicario Episcopal Territorial en la Diócesis de Engativá. La iluminación Teológica pastoral estará a cargo de Monseñor Germán Medina, Vicario Episcopal Territorial de Padre Misericordioso. Igualmente se podrá inscribir a través de la plataforma de zoom ingresando al siguiente [icon class='fa fa-download fa-2x'] ENLACE[/icon]. A la fecha se han desarrollado tres conversatorios: renovar la vida desde la esperanza, la civilización de la solidaridad y la civilización de la justicia. En el siguiente enlace podrá ver la versión completa de los conversatorios que se han realizado. https://www.youtube.com/playlist?list=PLVdsN_1oNj3dU3D1rvLeNLi0fz-J_zZdn

Dom 29 Nov 2020

ADVIENTO - Tiempo de espera y de esperanza, de nuevas actitudes y nuevos horizontes

Por: Mons. Ovidio Giraldo Velásquez - Este domingo 29 de noviembre de 2020 la Iglesia inicia un nuevo año litúrgico con el tiempo llamado del Adviento, adventus Redemtoris, el tiempo de la inminente venida del Redentor; realidad que los fieles abordamos desde la liturgia, la oración, la palabra y la moral. Lo más notorio y mencionado en este tiempo es la actividad litúrgica con su riqueza simbólica y celebrativa como el color morado, las variaciones en el canto, la corona de Adviento, el pesebre, el rezo de la Novena de Navidad y los decorados. Pero, para este tiempo la Iglesia hace también una clara convocatoria desde la Palabra, la vida espiritual y el comportamiento. En la Palabra que se proclama y enseña se percibe todo un contenido dirigido a avivar la esperanza en las promesas de Dios y especialmente la expectativa en la llegada del Mesías prometido en el Antiguo Testamento y en el impacto de los bienes que él trae consigo. Indudablemente, las lecturas bíblicas y las enseñanzas del Magisterio que se proponen en estos días están cargadas de buenas noticias y encantadoras premoniciones, muy significativas para el que tenga cierta familiaridad con la historia bíblica y con el acontecer eclesial. Dios los mantendrá firmes hasta el final para que no tengan de qué acusarlos en el momento decisivo, y Dios que es fiel los ha destinado a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, recuerda el apóstol San Pablo hablando a los corintios en un saludo epistolar. El recogimiento espiritual es el camino más adecuado propuesto para el Adviento. El color morado es en sí una indicación de la actitud interior y exterior del pueblo creyente para este tiempo. Ha de ser un tiempo para el retiro, la austeridad, la intensificación de la oración, la penitencia y la caridad; incluso, lo más recomendable es que para estos días se promuevan retiros espirituales, jornadas y vigilias de oración. Indudablemente se ha de hacer un corte, un cambio de ritmo, un distanciamiento del agetreo del mundo, una alteración en nuestra cotidianidad; así como cuando nos hablan de la llegada a casa de una visita importante o de la realización de un evento de gran magnitud en nuestra comunidad, y mucho más. También en la actitud y las actitudes se ha de marcar este especial momento en el caminar de la Iglesia. La actitud es la de la activa expectación, es decir, de atención, de concentrada disposición para esto que viene, y que ya está por llegar. Es un tiempo para la no dispersión, la disciplina de la fe y la preparación para nuevos aconteceres. Las actitudes han de ser acordes con esta experiencia expectante: vigilancia, estudio, escucha, afinamiento del oído y del corazón, meditación. Finalmente, es un tiempo de un hondo contenido ético y de marcados compromisos morales. Que lo torcido se enderece, que se allanen los senderos escabrosos, esteremos escuchando en una de las lecturas de este tiempo, porque va a revelarse la gloria del Señor y todos los mortales han de verla. Por lo mismo, la Iglesia en este tiempo insiste en la revisión de vida, en el acercamiento al Sacramento de la Reconciliación, a los ajustes en los proyectos de vida personales y comunitarios y en los Planes de Pastoral. Adviento es un tiempo propicio para que germine algo nuevo, para que se ensanchen los espacios para el cielo nuevo y la tierra nueva anunciados en el Apocalipsis. Es un tiempo de revisión, de ajustes, de enderezamientos, de nuevos comienzos bajos los aires frescos y las frescas y abundantes aguas que porta el Mesías que está por llegar. En este sentido, nos podemos acoger a las palabras de Jesús a sus discípulos en el relato del Evangelio del primer domingo: que todo esto no les llegue de repente y los encuentre dormido; lo que les digo a ustedes, lo digo a todos: permanezcan en vela. Será cada creyente quien ponga los canales de recepción del cúmulo de bienes y de gratas y nuevas cosas que nos llegan con la venida de Jesucristo. Por lo mismo, es importante que cada uno y cada familia y cada comunidad hagan lectura desde su vida de las expectativas que serán colmadas con la Navidad del Hijo de Dios. Pero, para ello, hay que afinar el oído, agudizar la vista, disponer el corazón, fijar la atención, serenar la afectividad. Distanciamiento, retiro, desierto, son elementos propios y propicios. Tal vez, la forzada disciplina del confinamiento vivida este año nos favorezca la fructuosa vivencia de este momento. De cierta manera, la pandemia ha sido también un tiempo de adviento que se prolonga. La mirada de la fe nos da para mucho; aprovechemos este tiempo litúrgico de la Iglesia para sacar muchas enseñanzas y frutos de lo que ha sido este año marcado por los devastadores (pero también purificadores y restauradores) efectos de una impensada pandemia. + Ovidio Giraldo Velásquez Obispo de Barrancabermeja

Sáb 28 Nov 2020

Inicia el tiempo de Adviento - Estén atentos, vigilen

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - Hoy celebramos el primer domingo del tiempo de Adviento, con esta celebración iniciamos un nuevo año litúrgico. El Adviento es un tiempo santo en el que como Iglesia durante cuatro domingos nos preparamos con intensidad para la celebración de la Navidad. El Adviento es un tiempo de alegría, caracterizado por la preparación espiritual del nacimiento de Jesús. El Adviento comienza en el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Es un tiempo dedicado a la reflexión, penitencia y oración como preparación para recibir a Nuestro Señor Jesucristo. Es un tiempo de espera gozosa. Etimológicamente, la palabra Adviento es de origen latín “adventum”que significa“llegada”. El color que utilizamos durante este tiempo es el morado. El santo evangelio que hoy se proclama en la Santa Misa está en Marcos 13, 33-37. La palabra clave para entender el mensaje es: Vigilar. Así empieza el Santo evangelio: Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Dice San Columbano (559 – 615 d. C): “La grandeza del hombre consiste en su semejanza con Dios, con tal de que la conserve”. Nuestra primera tarea es vigilar nuestra semejanza con Dios, para conservarla. Preguntémonos: ¿Yo_____, soy consciente de mi grandeza y dignidad, como imagen y semejanza de Dios? Si fuéramos más conscientes de nuestra dignidad, evitaríamos más el pecado. Si queremos vivir en estado de gracia, si queremos prepararnos dignamente para recibir a Jesús Nuestro Dios y Señor en la Navidad, estemos atentos, vigilemos nuestros sentidos externos. En el secreto de nuestra conciencia y con sinceridad de corazón respondamos las siguientes preguntas: ¿Qué ven mis ojos, como ven mis ojos, que auscultan mis ojos? ¿Qué huele mi olfato? ¿Qué toca mi cuerpo (tacto)? ¿Qué escuchan mis oídos? ¿Qué es aquello más agradable a mi gusto? Si no vigilamos nuestros sentidos externos, nos veremos confundidos al interior de nuestros sentidos internos. La segunda parte del evangelio es una sencillísima parábola narrada al estilo de San Marcos, escuchemos: Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. El evangelista nos está diciendo que el dueño del mundo es Dios. Dios es semejante aun dueño que se marcha a tierras lejanas y a cada uno de nosotros nos ha dejado una herencia, para que la cuidemos y estemos atentos y vigilantes acrecentando los talentos que Él nos ha concedido. El gran talento que Dios nos ha dejado es la libertad. Este es un don que nos permite obrar sin ningún prejuicio. Nuestro gran afán en el obrar debería ser solo: “ser lo que se es”, es decir, obrar de acuerdo con lo que Dios a cada uno nos ha dado. El día de su regreso Dios nos pedirá cuenta de nuestra administración. Lo primero que debemos aprender a administrar es nuestro propio ser, un ser que como ya lo hemos dicho, ha sido creado a imagen y semejanza del mismo Dios. Si nosotros queremos permanecer en la gracia de Dios, si queremos conservar en nosotros la imagen y semejanza con Dios, debemos estar vigilantes frente al pecado. ¿Cómo estar atentos para no pecar? A la luz de la Palabra de Dios del presente domingo, podemos meditar tres aspectos, virtudes, valores o actitudes fundamentales para permanecer en Dios, evitar el pecado y así mantenernos firmes en nuestra dignidad de ser imagen y semejanza de Dios: 1. El amor a Dios San Columbano nuevamente nos dice: “Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen”. Volvamos a la invitación de siempre, recordemos un principio básico y fundamental de nuestra fe: “Amar a Dios sobre todas las cosas”. El amor es la esencia de nuestra fe cristiana. “Sólo el amor es digno de fe”. Dice el Papa Francisco: “El verdadero amor "debe llevar a hacer el bien (...), a ensuciarte las manos en las obras de amor”. Hermanos, estamos comenzando el Adviento, ya, a la puerta está la Navidad y en este tiempo brota nuestra sensibilidad por los demás. Por favor, si vamos a hacer una obra de amor, hagámosla bien. No les demos a los demás sólo lo que nos sobra, ofrezcámosle, a nuestros hermanos, cosas que realmente las necesiten y les sirva para su bienestar. Regalar basura es pecado. Dar lo que nos sobra es una injusticia. La verdadera caridad cristiana es, como dice Santa Teresa de Calcuta: “Dar aquello que nos duele darlo”. La Navidad es tiempo para compartir y dar fraternidad, afecto, cercanía tiempo. La Navidad es tiempo para amar a Dios y desde Dios amar a los hermanos. 2. La piedad La Piedad es un término que tiene su origen en el vocablo latino piĕtas, es una virtud que provoca devoción frente a todo lo que guarda relación con cuestiones santas y se guía por el amor que se tiene hacia Dios. La piedad es una virtud que se traduce en acciones impulsadas por el amor que se siente por los demás y la compasión hacía el prójimo. La piedad es también una virtud propia del tiempo litúrgico que celebramos. Como un acto de piedad pedimos a Dios que venga y no tarde, que venga y transforme nuestras vidas. La piedad es una virtud que se ejerce en la libertad de los hijos de Dios. La piedad nos permite madurar en la fe, ya que la piedad se ejerce en sí misma y no por intereses mezquinos. Escuchemos lo que nos decía un autor espiritual anónimo del siglo II: “Ningún justo consigue en seguida la paga de sus esfuerzos, sino que tiene que esperarla pacientemente. Si Dios premiase en seguida a los justos, la piedad se convertiría en un negocio; daríamos la impresión de que queremos ser justos por amor al lucro y no por amor a la piedad”. Cuidado, no podemos dar la impresión de que la piedad es un negocio. La piedad es una virtud de la religión y tiene su sentido en sí misma. La piedad como virtud también se aprende. Por favor, aprovechemos este tiempo de Adviento y Navidad para enseñar a nuestros niños (as) la virtud de la piedad. 3..El silencio Hermanos el Adviento y la Navidad nos invitan a la contemplación del misterio de la encarnación del Verbo. Es un tiempo oportuno para crecer en el silencio contemplativo del misterio encarnado. No confundamos diciembre con Navidad, celebremos la Navidad, no simplemente diciembre. Hagamos silencio. Adviento y navidad es tiempo para el silencio. Hagamos silencio si queremos crecer en el amor. Hagamos silencio si queremos entender el momento presente que estamos viviendo. El ruido nos aturde y ensordece, nos confunde, nos desbarata y nos puede volver agresivos. El ruido no nos permite escuchar la voz de Dios y el sufrimiento de nuestros hermanos. Uno de los protocolos más urgentes y necesarios ante la crisis que vivimos en la actualidad es el silencio. Pero no se trata de un silencio agresivo y resentido, es decir, un silencio masticando el dolor, el resentimiento y la rabia, este silencio hace muchísimo mal, destruye nuestras relaciones e incluso nuestro sistema inmunológico. La propuesta es la de un silencio reflexivo, un silencio diálogo, un silencio activo, propositivo y creativo, un silencio palabra. Este silencio es fuente de vida nueva. El silencio no es un fin, el silencio es un camino pedagógico, no se trata de permanecer en silencio, el silencio nos debe impulsar a la acción. No basta el silencio externo, a veces, es el menos importante. El silencio necesario y urgente hoy y siempre es el silencio interior. Es fundamental, esencial e imprescindible el silencio de nuestra memoria, nuestro entendimiento, nuestra voluntad y nuestra imaginación. Escuchemos nuevamente otra parte del Santo Evangelio: Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. La invitación de la Palabra de Dios es a que estemos atentos y vigilantes en todo momento, es decir, veinticuatro siete. No podemos espabilar, nos dice el apóstol Pedro: “Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar.Resístanle firmes en la fe, sabiendo que nuestros hermanos en este mundo se enfrentan con sufrimientos semejantes” (1 Pe 5,8-9). Nuestra tarea es vigilar. Estar siempre vigilantes, esta es nuestra lucha. Escuchemos lo que nos dice la Palabra de Dios: “estén atentos, vigilen…, al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer”. Lo normal es que en el día estemos despiertos y por lo tanto estemos vigilantes, generalmente, nos cuesta más estar vigilantes en la noche. La noche es para dormir y descansar. La analogía del evangelio con respecto a la noche, la podemos interpretar a la luz de San Juan de la Cruz, cuando nos habla de la “noche oscura”. En clave de espiritualidad, es en la noche, precisamente cuando más despiertos debemos estar. La cuestión es: vigilar. La noche oscura según San Juan de la Cruz es la gran oportunidad que Dios nos da para purificar nuestra piedad. Pensemos en el momento histórico que vivimos como un tiempo oportuno para estar vigilantes. La pandemia nos hizo relativizar las estructuras, nos puso en otro contexto, nos invita a estar vigilantes y en actitud de reinventarnos. El mundo nos distrae demasiado, hoy vivimos en medio del entretenimiento y la farándula; pensemos, por ejemplo: ¿cuánto tiempo perdemos en nuestras redes sociales viendo majaderías? La crisis actual nos dijo: “paren y vigilen con atención para donde van”. Aprovechemos este tiempo de crisis, de noche oscura, para estar vigilantes y revisar nuestra vida y, sobre todo, aprovechemos este “instante vital” de crisis para dejarnos sorprender por Dios. Los momentos de las grandes crisis son los momentos de las grandes luces. Las grandes crisis son las mejores maestras de sabiduría. Para terminar, les propongo dos cosas: (1) Respondamos esta pregunta, ojalá en un ambiente familiar: ¿Cómo celebrar la navidad en este tiempo de incertidumbre? (2) Celebremos la Navidad teniendo en cuenta el siguiente lema: Navidad en casa, navidad por la vida. + Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo Arquidiócesis de Florencia Evangelio - Marcos 13, 33-37 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Velen!

Vie 27 Nov 2020

Sábado 28 de noviembre, continúa jornada mariana de oración.

En estos tiempos difíciles que vive la humanidad, la Iglesia católica sigue pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen. Por eso, a través de una iniciática propuesta por monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), se ha invitado insistentemente a los fieles católicos a rezar el santo rosario unidos en familia o en grupos pastorales, pidiendo el fin de tantas pandemias que aquejan a Colombia y al mundo. Esta iniciativa de monseñor Urbina fue acogida por el canal Cristovisión que, desde hace cinco meses, abrió un espacio para que un sábado de cada mes se emita el santo rosario con la participación de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de todas las edades y de diferentes lugares del país, motivando así a muchos para que se unan a esta oración mariana a través de Cristovisión, de la página web cec.org.co y la página en Facebook /episcopadocol. Cada mes ha tenido una intención especial. Así, este sábado, a las 5:00 pm, la intención general del rosario será por los migrantes, especialmente por lo que llegan a Colombia, por las ‘casas de paso’ que los acogen, por los niños y jóvenes que también hacen parte de estas olas migratorias, en fin, será una oportunidad más para seguir orando por un mejor mañana para nuestros hermanos migrantes. Cabe anotar que en cada santo rosario se hace referencia a un santuario o parroquia que se destaca en alguna región del país por su fervor mariano. Además, quienes se unan al rezo por Cristovisión o por los espacios digitales de la CEC antes mencionados, conocerán la Basílica Menor del Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en Cúcuta. Estarán presentes los obispos de la provincia eclesiástica de Nueva Pamplona, quienes ofrecerán el Padre Nuestro de cada decenario. Son ellos: Monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona; mons. Jaime Abril González, obispo de Arauca; mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta; mons. Luis Gabriel Ramírez Díaz, administrador apostólico de Ocaña, y mons. Omar Alberto Sánchez Cubillos, administrador apostólico de Tibú.