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Iglesia

Mié 16 Dic 2020

Diócesis de Cúcuta, más de dos décadas llevando fe y esperanza a través de la novena de Navidad

La diócesis de Cúcuta invita a toda la comunidad a acercarse a las parroquias y adquirir la novena de Navidad, para vivir este tiempo difícil en compañía de la familia, en torno al pesebre, acatando todas las recomendaciones de bioseguridad, para que, en el calor de hogar, crezca la fe en Dios y preparen el corazón para el nacimiento del Salvador. Esta Iglesia particular de Cúcuta, como guía espiritual de esta porción del pueblo de Dios, ha realizado por más de 25 años la novena de Navidad, asumiendo el reto de entrar en cada uno de los hogares para fortalecer la fe y llevar un mensaje de esperanza y paz, suscitado por la encarnación del Hijo de Dios. Esta iniciativa se ha materializado cada año, gracias al apoyo de empresas generosas de la región nortesantandereana, instituciones públicas y privadas, y personas de buena voluntad, se imprimen 110.000 novenas, las cuales son distribuidas a los fieles del área metropolitana de Cúcuta y municipios que pertenecen a este territorio eclesial. Este material es cuidadosamente elaborado por la diócesis de esta ciudad, tanto en su contenido, como en diseño y presentación, ya que hace parte importantísima de la tradición cristiana. En la novena de Navidad se plasman las oraciones tradicionales de esta celebración, pero además se incluyen cada año: lemas, signos, símbolos y consideraciones concretas para cada día, correspondientes a las realidades actuales, con el fin de promover valores cristianos, éticos y humanos, que fomenten la sana convivencia con el prójimo. En esta Iglesia diocesana se ha querido rescatar el sentido verdadero en la celebración del nacimiento del Niño Dios y animar a los creyentes a través de la oración y la reflexión a vivir el amor y la caridad de Jesús. Por medio de la novena de Navidad, se promueve la construcción de paz y reconciliación que esta zona de frontera necesita. Fuente: Centro de Comunicaciones de la diócesis de Cúcuta

Mar 15 Dic 2020

Mensaje pastoral de los Obispos de las Diócesis de Antioquia y Chocó

A pocos días del inicio de la Navidad y ante la compleja realidad que aqueja a los pueblos de los departamentos de Antioquia y Chocó, por causa no solo de la emergencia sanitaria, sino por diferentes factores sociales enraizados en estos territorios, los obispos presentes en estas zonas del país han emitido un comunicado para visibilizar una vez más estas problemáticas y solidarizarse con las comunidades que las habitan. “Como pastores del pueblo de Dios, nos siguen preocupando las problemáticas que afectan a esta región del país. Constatamos que crece la destrucción ambiental causada por la minería irresponsable, se multiplica la presencia de actores armados y se incrementa la nefasta cadena del narcotráfico. Nos duelen las vidas que se pierden por la violencia. Lamentamos que la extorsión y otras formas de criminalidad se sigan convirtiendo en graves amenazas para la vida y el desarrollo de las comunidades”, señala el escrito. Igualmente, en su mensaje destacan la valentía de las comunidades al estar enfrentando esta pandemia, resaltando de ellas la fortaleza y solidaridad para asumirla; así también, hacen notar la riqueza de estos territorios en materia de recursos naturales, permitiéndoles con ello enfrentar en su momento múltiples problemáticas. Al recordar y expresar su cercanía con las víctimas de los incendios y de los diferentes desastres naturales, hacen un llamado a la solidaridad del pueblo colombiano y a las instituciones estatales para que se sigan desplegando las ayudas a quienes han padecido con estos hechos. Así mismo, en cuatro puntos, los jerarcas marcan la pauta invitando a vivir esta Navidad con fe y esperanza, siguiendo la invitación que hizo el papa Francisco en su última encíclica, Fratelli Tutti, “seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras”: Como un momento propicio para reflexionar en el sentido de nuestra vida y en el rumbo que le queremos dar; para hacer compromisos de cambio para el bien propio y de los demás. Como una oportunidad sin igual para fortalecer la vida de familia, porque en ella experimentamos la fuerza del amor, de la unidad, del perdón, de la ayuda mutua, de la comprensión, del diálogo, del cuidado de unos hacia otros. Como una fiesta de encuentro y fraternidad; no de bullicio, excesos y despilfarro. Pensemos en los hermanos que carecen de lo necesario para vivir, y acudamos a ellos con obras concretas de solidaridad. Esta es la vía correcta si queremos lograr que Colombia deje de ser uno de los países más desiguales del mundo. Como un momento privilegiado para asegurar la construcción de la paz en la justicia social. Este tiempo nos pide hacer una opción valiente y decidida para acabar con toda forma de violencia, de corrupción, de deshonestidad y de crimen. Finalmente, evocaron la intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, para que en este tiempo de Navidad la oración de tantos colombianos sea escuchada “que la celebración del nacimiento de Cristo sea luz para los pueblos del Chocó y de Antioquia, y abra horizontes de esperanza para sus comunidades indígenas, afrodescendientes y mestizas”. El mensaje fue suscrito por: Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín; mons. José Mauricio Vélez García, obispo auxiliar de Medellín; mons. Orlando Corrales García, arzobispo de Santa Fe Antioquia; mons. Hugo Alberto Torres Marín, obispo de Apartadó; mons. César Alcides Balbín Tamayo, obispo de Caldas; mons. Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Quibdó; mons. Fidel León Cadavid Marín, obispo de Sonsón – Rionegro; mons. Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina – Tadó; mons. Guillermo Orozco Montoya, obispo de Girardota; mons. Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo electo de Santa Rosa de Osos, y mons. Noel Londoño Buitrago, obispo de Jericó. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar mensaje de los obispos[/icon]

Mar 15 Dic 2020

Profanación de la Eucaristía y atentado contra la libertad religiosa

Ante la profanación eucarística en el templo de Nuestra Señora de Valvanera, en Pitalito, departamento del Huila, el obispo de Garzón, monseñor Fabio Duque Jaramillo, emitió un comunicado en el que repudió el hecho y anunció la excomunión de quienes lo realizaron. Según explica el mensaje, desconocidos ingresaron al templo en la madrugada del 13 de diciembre, forzando la puerta del sagrario para sustraer el copón y el viril, pero antes arrojaron al suelo, en los tapetes de desinfección, las hostias que contenía el copón, para robarse luego estos objetos religiosos. “En nombre de la Iglesia Católica levanto esta voz de protesta y de condena al acto de profanación al templo y al sagrario, acto que hiere los sentimientos del pueblo católico de la Diócesis de Garzón y de la Iglesia universal, pues todos vemos atacado el misterio central de la fe cristiana: la Eucaristía, presencia de Dios entre nosotros y prolongación del misterio de la redención del hombre”, asintió el obispo. Monseñor Duque observó que estos hechos ya están en conocimiento de las autoridades competentes y les instó a investigar lo sucedido. Advirtió que esto es “una violación gravísima de los derechos religiosos de los ciudadanos (…) Cuando los derechos de Dios son pisoteados impunemente, los derechos del hombre corren peligro”. Excomunión a los autores Ante estos hechos, el canon 1367 del Código de Derecho Canónico, establece que “quien arroja por tierra las especies consagradas, o las lleva o retiene con una finalidad sacrílega, incurre en excomunión latae sententiae [automática] reservada a la Sede Apostólica”; por tanto el obispo impartió la excomunión a la persona o personas que realizaron este hecho. El prelado precisó que esta disposición de la Iglesia “es una ocasión para que el delincuente considere la gravedad de su falta. Es importante saber que, por la gravedad de la falta, esta excomunión sólo podrá ser levantada por el Santo Padre”. Ceremonia de desagravio Según se indicó en el comunicado la iglesia permanecerá cerrada durante 15 días, hasta el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, fecha en la que el obispo presidirá una misa de desagravio a las 3:00 p.m. y que podrá seguirse en las redes sociales de la Diócesis de Garzón. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Lun 14 Dic 2020

“Aquí estoy Señor en medio de tu pueblo”: Arzobispo de Popayán

Estas son las palabras que marcan el caminar del nuevo arzobispo de la Arquidiócesis de Popayán, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, pronunciadas el sábado doce de diciembre en la toma de posesión de su sede y en una fecha personalmente para él significativa, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, emperatriz de América. “El Señor ha querido conducirme a esta Iglesia particular y confiarme la misión que le es propia a los apóstoles, entregándome el cuidado pastoral de este pueblo en su integridad, en esta hermosa y bendecida tierra del Cauca. Aquí estoy como el que obedece y acata la voluntad del Señor a través de las mediaciones de las que él se vale, con la confianza puesta justo en él, porque al final somos solo simples instrumentos en las manos de Dios”, afirmó. Cómo definir un pastor: "Siervo de Cristo, Cristo total" Durante su homilía ofreció algunos elementos que muestran el camino de la tarea que ha de seguir un pastor, o como él mismo lo señaló, lo que el pueblo de Dios esperaría de un ministro sucesor de los apóstoles de Jesús. “Un ministro es un pastor que está llamado a tener un corazón ancho y profundo para con amor servir al pueblo que se le confía, por lo cual ora y suplica siempre por su pueblo, al tiempo que le duele su dolor y le alegra su alegría”. Al considerar que es imposible que la tarea evangelizadora se cumpla no solo desde la cabeza del pastor, advirtió que esta es una misión que ha de ser compartida. Por tanto, no se “debe emprender en singular” y evocando al Papa Francisco afirmó: "Nadie puede pelear la vida aisladamente, se necesita una comunidad que nos sostenga y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. Somos uno en la misión”. Por lo anterior, apuntó que el obispo ha de realizar su tarea con el presbiterio, con la vida consagrada, con cada comunidad, con los grupos apostólicos, con los cientos o miles de fieles laicos maduros en su fe y, por supuesto, también “con todo hombre y mujer de buena voluntad, con quien compartiremos en muchos y variados escenarios, el verdadero interés y servicio por el bien del hombre”. Elogio y reconocimiento a los obreros de la mies Al resaltar las raíces profundas de esta Iglesia del Cauca, también exaltó el trabajo de tantos “obreros de la mies” que han pasado por esta Iglesia particular donando su trabajo con generosidad, sacrificio, audacia, esfuerzo y lucha, dejando sembrados unos cimientos que han seguido dando sus frutos. Reconoció el servicio y la entrega desde sus inicios al primer obispo de esta jurisdicción, monseñor Juan del Valle; a su obispo saliente, monseñor Luis José Rueda Aparicio, destacando su acertado liderazgo y humildad, así como también la tarea generosa que por más de dos décadas prestó monseñor Iván Antonio Marín López. Igualmente, resaltó la valiosa generosidad del presbiterio que ha pasado por esta Iglesia y de manera particular los actuales sacerdotes, quienes enfrentan un memento complejo en estos territorios; el aporte hecho por la vida religiosa, la vida contemplativa desde sus distintos carismas y, por supuesto, la participación de los laicos que animan y acompañan esta obra y misión de la Iglesia, resaltando el importante papel de la mujer como referente transmisor y de vivencia del evangelio. En este contexto, el prelado asintió que “el arzobispo es una discreta pieza en un gran engranaje de la Iglesia de Popayán. Ciertamente ahora no se trata de hacer cábalas de proyección, se trata más de disposición y docilidad a quien sabe darle continuidad, unidad y perfeccionamiento a la única misión que Dios tiene para esta Iglesia”. La tarea pastoral y evangelizadora exige una promoción integral de todo ser humano Advirtió que no pasará un día sin ocuparse, como lo ha venido haciendo esta Iglesia, en sembrar esperanza, respetando siempre a legitimidad autónoma de las distintas instituciones. “La Iglesia no se cansa de ofrecer la contribución de su enseñanza y experiencia a aquellos que pretenden servir a causa del hombre, del trabajo, del progreso, de la justicia social y de la paz”. “Su atención a los problemas sociales ha crecido a lo largo de los últimos tiempos, en una tarea exigente que la compromete en la salvaguarda de la dignidad del hombre y de las exigencias reales de la sociedad. Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre la evangelización y la promoción humana, por tanto, como pastores tenemos el deber y el derecho de emitir opiniones sobre todo aquello que afecte la vida de las personas”, aseveró. Todos somos hojas de un mismo árbol “Por ahora lo importante, lo que interesa es continuar caminando juntos, déjenos acompañarlos a todos y, por su puesto, nos dejamos invitar de todos; nos haremos en adelante como el Señor en Emaús, los encontradizos, para poder devolvernos juntos la esperanza”. Sostuvo que es el momento de experimentarnos simplemente como hermanos y al mismo tiempo felizmente distintos, pero todos llamados a un único proyecto común, el servicio hacia los demás. “Todos somos hojas de un mismo árbol. Necesitamos soñar como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz”. Es una propositiva carta de navegación Frente a la presencia del nuncio apostólico, monseñor Luis Mariano Montemayor, agradeció sus palabras, que marcan, según lo expresó el prelado, la ruta propositiva de navegación que ha de seguir en su caminar pastoral. “Agradezco el análisis juicioso y profundo con la mirada aguda y exhaustiva del señor nuncio, con inteligencia y corazón de Iglesia universal y que, personalmente, esperaba con enorme interés, porque supuse pondría los puntos más relevantes de nuestra atención pastoral, dándole un claro orden que orienta la misión desde el inicio y nos determina en nuestras principales acciones de iglesia particular, ayudándonos a ser parte del propósito de sentirnos uno en la barca de Pedro”, puntualizó. El cambio de la sinodalidad, es el camino que Dios espera “Este camino de construir juntos en la Iglesia, hoy tiene un nombre y le decimos sinodalidad”. Resaltó que la renovación de la Iglesia será, sin lugar a dudas, la implementación de un camino sinodal donde la Iglesia enseña “el arte de la escucha con alta participación, generosamente abierta para llegar a un diálogo fecundo y continuo en todos los niveles”, advirtió. Por lo que llamó a “abrir las ventanas de la Iglesia para evitar el moho de la auto referenciación del clericalismo”, no solo con un cambio de mentalidad, sino de sinodalidad, aclarando que esto no puede quedase solo como una expresión de slogan sin contenido real. “Tenemos juntos que llenar de sentido vital esta esencial dimensión de la Iglesia para hacerla efectivamente sal y luz del mundo”. Aportes como provincia eclesiástica de Popayán Agradeció las manifestaciones de cercanía de los obispos que hacen parte de la provincia eclesiástica de Popayán y les expuso que todos como parte de este territorio de Iglesia caucana están llamados a actuar con convicción y pasión. “Como provincia eclesiástica tenemos un gran desafío que, estoy seguro por las grandes cualidades de sus pastores, podremos hacer un aporte significativo como región a la Iglesia colombiana y al país. Como obispos de esta región estamos llamados a ahondar en la sinodalidad con convicción y pasión para responder al audaz llamado del Papa Francisco a renovar la Iglesia”. Finalmente, pidió la intercesión de la Santísima Virgen y de San José para que este nuevo caminar esté guiado por ellos.

Lun 14 Dic 2020

Conferencia Episcopal regala Novena de Navidad – Descárguela aquí

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), obsequia el facsímil en PDF de la ‘Novena de Navidad 2020’ creada por su Departamento de Catequesis y Animación Bíblica. Con el título “Ven, Señor, danos tu luz”, la CEC entrega este regalo a los colombianos católicos y a quienes en este tiempo participan en la devoción de rezar la novena navideña en las familias, las oficinas, las veredas, las parroquias y a través de los medios de comunicación. “En esta Navidad 2020, Jesús quiere encontrarse con nosotros para disipar las tinieblas del miedo, de la soledad, la incertidumbre, y tantas pérdidas que caracterizan este año que ha vivido la humanidad y el país”, expresa monseñor Óscar Urbina Ortega, presidente del episcopado colombiano, en la presentación de la novena. Asimismo, el también arzobispo de Villavicencio insiste en el texto de presentación que el Señor Jesús acompaña a su pueblo para superar los desafíos sociales y culturales que hoy afrontan los cristianos, y hace alusión al pasaje bíblico del profeta Isaías (9,2) que dice: “Un pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz”, agregado que “Jesús quiere arrancarnos de nuestras tristezas oscuras, para iluminar nuestro camino con su luz que es vida, creatividad, impulso, serenidad, y, al darse de nuevo, comunicarnos la verdadera paz que el mundo no nos puede dar.” Monseñor Urbina Ortega, quien se recupera del paso del Covid-19 por su vida, anima a los colombianos a caminar juntos, “como hermanos en esta nación, cuya construcción es, sobre todo ahora, tarea y responsabilidad de todos. Les deseo una fructuosa Navidad para que todos podamos mirar nuestra historia con ojos serenos, con profunda esperanza del nacimiento de un país nuevo, donde todos como hermanos y hermanas seamos artesanos de paz.” Contenido de la Novena Esta novena conserva los elementos tradicionales de sus oraciones, sus gozos y su plegaria confiada al Niño que nos trae la paz y la vida. Puede tomarse como un ejercicio de confianza en el amor de Dios, en la fuerza de su misericordia y en la proclamación de una palabra profética que trae consuelo y alegría a quienes tanto han sufrido en este tiempo de pandemia. La novena tiene como texto base para la reflexión a Isaías 8,1-5: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre serán combustible, pasto del fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: «Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de la paz»”“ [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar NOVENA DE NAVIDAD[/icon]

Lun 14 Dic 2020

Navidad en tiempos de pandemia

Por: Mons. Gabriel Ángel Villa Vahos - La Navidad en nuestras legendarias tradiciones, ha sido siempre un tiempo diferente a los demás días del año. Tiempo de luces, de colores, de música y descanso, de alegría, de familia, bueno y también de vida espiritual, de celebración de la fe. Porque, en definitiva, la verdadera Navidad es la celebración cristiana de la encarnación del Hijo de Dios, el cumplimento de la promesa del Padre de venir al encuentro de la humanidad para rescatarnos del pecado y darnos la salvación. La Navidad de este 2020, en muchos aspectos, parece tener otra coloración. Estamos limitados para celebrar la parte cultual, para realizar reuniones, para encontrarnos. Es que la pandemia del Coronavirus nos ha despertado bruscamente del peligro mayor que siempre han corrido los individuos y la humanidad: el del delirio de omnipotencia. Así actúa a veces Dios con nosotros: trastorna nuestros proyectos y nuestra tranquilidad, para salvarnos del abismo que no vemos. Tenemos la ocasión de celebrar este año una inédita Navidad, de recuperar su verdadero sentido cristiano, de vivirla en familia, sin excesos. Es que, como la ha dicho el ahora cardenal Raniero Cantalamessa, “ha bastado el más pequeño y deforme elemento de la naturaleza, un virus, para recordarnos que somos mortales, que la potencia militar y la tecnología no bastan para salvarnos. «El hombre en la prosperidad no comprende —dice un salmo de la Biblia—, es como los animales que perecen» (Sal 49,21). ¡Qué verdad es!” Fruto positivo de la presente crisis sanitaria es el sentido de solidaridad que se ha despertado en muchas personas, actitud que debemos seguir potenciando. Son muchos los que, a raíz de esta crisis, han sacado lo mejor de sí para apoyar espiritual y materialmente a otros hermanos en situaciones de gran dificultad. La pandemia nos ha hecho recordar que todos necesitamos de todos. ¿Cuándo, en la memoria humana, los pueblos de todas las naciones nos hemos sentido tan iguales, tan poco litigiosos, como en este momento de dolor? Nos hemos olvidado de los muros a construir para abrir nuestra mente y nuestro corazón hacia los sentimientos más nobles. El virus no ha conocido fronteras. En un instante ha derribado todas las barreras y las distinciones: de raza, de religión, de poder. Necesitamos cuidarnos y cuidar la salud de los otros. Somos frágiles, somos débiles. Ojalá les lecciones que nos deja esta prolongada crisis, sean para vivir mejor. No debemos volver atrás cuando este momento haya pasado. Como nos ha exhortado el Papa Francisco, no debemos desaprovechar esta ocasión. No hagamos que tanto dolor, tantos muertos, tanto compromiso heroico por parte de los agentes sanitarios haya sido en vano. Esta es la «recesión» que más debemos temer. Junto al pesebre tenemos la oportunidad de contemplar, en palabras del Cardenal Eduardo Pironio, “un Niño débil que nos hace fuertes, un niño pobre que nos hace ricos”. Él es nuestra paz, Él ha destruido con su amor infinito el muro que nos separaba, el odio, el egoísmo, la rivalidad… Vivamos con responsabilidad, en familia y en paz, esta “diferente” Navidad. Para todos santa y feliz Navidad, bendiciones en el año por venir. + Gabriel Ángel Villa Vahos Arzobispo de Tunja

Dom 13 Dic 2020

Arquidiócesis de Barranquilla reconstruirá templo en Isla de Santa Catalina

“La Arquidiócesis de Barranquilla ha querido unirse a la reconstrucción del templo de Nuestra Señora de Fátima, ubicado en la isla de Santa Catalina, que fue prácticamente destruido al paso del huracán Iota”, así lo anunció el arzobispo de esta jurisdicción eclesiástica, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz. El prelado, en un video-mensaje, agradeció la generosidad de los atlanticenses e informó a los fieles católicos que desde el inició de la campaña que promovió esta Iglesia particular en el mes de noviembre, se han recaudado a través de la Pastoral Social la suma de 46 millones de pesos, dinero que está siendo invertido para apoyar a las familias afectadas por la ola invernal en el país y de manera particular en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Igualmente informó que parte del dinero recogido será destinado a la reconstrucción de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, ubicada en la isla de Santa Catalina que quedó prácticamente destruida. “Yo le he dicho al señor obispo de San Andrés, monseñor Jaime Uriel Sanabria Arias, que la Arquidiócesis de Barranquilla con sus católicos, con sus habitantes de buena voluntad, sacaremos adelante esta iglesia, para que los católicos de esta isla puedan volver a vivir el culto y puedan seguir viviendo su vida de fe”, aseveró el arzobispo. Recordemos que en el templo de Nuestra Señora de Fátima, fue donde se encontró intacta la imagen de la Virgen María, resistiendo a su paso el devastador paso del huracán Iota. Finalmente, animó a todos los atlanticenses que aún no han hecho sus donaciones para que lo hagan en las cuentas que la arquidiócesis ha destinado para este fin y, así, se pueda contribuir de manera total en la reconstrucción de este templo.

Vie 11 Dic 2020

#TiendeTuMano: CEC y SNPS agradecen generosidad de los colombianos

Con gran alegría y éxito se vivió la Jornada de Oración y Caridad: “Tiende la mano a quienes lo necesitan”, propuesta por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana (SNPS/CC), que buscó animar la generosidad de los colombianos para ayudar a los damnificados por la ola invernal y el paso del huracán Iota. La jornada de cinco horas se transmitió en directo por el canal católico Teleamiga de la Universidad La Gran Colombia, así como por las páginas en Facebook de la CEC y del SNPS/CC. Aunque al cierre de la transmisión se informó que se logró un recaudo de 30 millones de pesos, también se dijo que la campaña continuará durante los días que restan de diciembre y todo el mes de enero. En la jornada se hizo presente de manera virtual monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y obispo electo de la diócesis de Santa Rosa de Osos, quien compartió que esta fue una iniciativa que nació de la identidad caritativa propia de la Iglesia y que hoy se materializa en esta jornada de oración y caridad. “A este propósito de las directivas de la CEC, presidida por monseñor Óscar Urbina Ortega, se unieron también los obispos de la comisión de Pastoral Social y es una iniciativa que nace muy de la entraña de la identidad caritativa de la Iglesia. Hoy ha sido un día para vivir la enseñanza del buen samaritano, ayudar a nuestros hermanos que están al borde del camino sufriendo y sin posibilidades”, afirmó el prelado. Durante su intervención recordó que la Iglesia desde el inició de estas catástrofes se ha hecho presente en todas las zonas de los desastres, por lo que invitó a todos los fieles y a las personas de buena voluntad a continuar con las ayudas humanitarias en favor de estas comunidades. Un espacio para vivir la solidaridad y la fraternidad con los que sufren Un momento importante que se vivió durante la jornada fue la celebración de la eucaristía, presidida por monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, quien durante su homilía advirtió que este momento concreto que vive Colombia debe llevar a todos a la solidaridad, cercanía y fraternidad con el que sufre. “En este momento concreto que vivimos estamos llamados a reflejar el rostro misericordioso en las personas que sufren, los que han tenido que resistir el peso de la pérdida de sus viviendas, de su entorno, de sus ciudades; estos acontecimientos son los que nos invitan a jalonar y ser capaces de leer adecuadamente estos hechos. Justamente lo que ha querido esta jornada de solidaridad es decirnos que debemos seguir unidos y practicar la solidaridad con nuestros hermanos necesitados”. Monseñor Henao pidió orar por todos los que han sufrido por causa de la ola invernal, por el huracán Iota, por los afectados del incendio en Riosucio y por tantas situaciones de carácter natural que han pasado en el país; pero, además, agregó que “también debemos orar por todos aquellos que desde sus corazones se han sentido movidos a salir al encuentro y tender la mano al necesitado”. La jornada estuvo marcada por el testimonio de algunos representantes de las jurisdicciones eclesiásticas de Chocó, San Andrés, Santa Fe de Antioquia, Riohacha y Cartagena, quienes compartieron sus testimonios de las ayudas recibidas e invitaron a mantener la generosa solidaridad. La oración y la alabanza: dos momentos a destacar de la jornada Se compartieron momentos de oración y alabanza que ayudaron a animar la jornada. Oraron con mucho fervor los padres Enán Xavier Humánez, subdirector del SNPS, Juan Guillermo García y Néstor Torres, capellanes de la Universidad La Gran Colombia. Y en la parte artística se unieron: las Hermanas Comunicadoras del Padre Celestial, de Cali; Ministerio Luz del Mundo, de Barranquilla; grupo Paz y Bien, desde Venezuela; fray Alejandro Tobón, Carmelita Descalzo; el padre Álvaro Gutiérrez, en la Diócesis de Cúcuta, Adri Duque, de Medellín y los cantantes Andrés Reyes y Luisa.