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Iglesia

Mié 22 Abr 2020

Encuentro virtual de delegados y colaboradores de comunicación de la Iglesia

Comprometida con la acción pastoral y evangelizadora en este tiempo de pandemia por el coronavirus (Covid- 19), la Iglesia católica en Colombia continúa poniendo en marcha distintas acciones y proyectando estrategias que permitan acompañar a las familias, desde la fe, en medio del complejo momento que afronta el mundo. En esta línea, el 22 de abril, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) realizó la primera reunión nacional con delegados y colaboradores de las oficinas de comunicación de las jurisdicciones eclesiásticas del país. Durante la jornada, desarrollada a través de la plataforma unificada de comunicación y colaboración ‘Microsoft Teams’ de Office 365, se reflexionó sobre los desafíos de comunicación y evangelización en el contexto actual y la importancia de fortalecer la articulación pastoral en la tarea comunicativa de la Iglesia. En este sentido, el padre Jaime Marenco, director de comunicaciones y tecnología del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), señaló que “las comunicaciones en la Iglesia necesitan reinventarse, tenemos que activarnos, animarnos, abrirnos a la ‘creatividad’ que inspira el Espíritu Santo”. "Esta nueva realidad, agregó el sacerdote, nos impulsa al trabajo en equipo (entre nosotros y con los otros), a la gestión colaborativa (unión de esfuerzos y búsqueda de recursos) y a la comunicación constructiva (fomentar la cultura del encuentro)". “La realidad sanitaria exige puertas cerradas pero seguimos estando con nuestras comunidades” Así lo ratificaron obispos, sacerdotes y laicos servidores en el área de comunicaciones, quienes manifestaron su compromiso de continuar acompañando a las comunidades pastoral, social y espiritualmente. Siguiendo el llamado del Papa Francisco, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, secretario general de la CEC, animó a fortalecer los procesos comunicativos en el plano digital, de acuerdo a los planes pastorales, fomentando un real encuentro, que evite quedarse en presencias aisladas, virtuales o impersonales. Por su parte, monseñor Francisco Antonio Nieto Súa, obispo de Engativá y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicaciones, tras agradecer el servicio de los equipos de comunicación, recordó que en el mundo actual es fundamental la formación en el área de comunicaciones y tecnología de sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos, a fin de apoyar la misión evangelizadora de la Iglesia. El próximo encuentro virtual se llevará a cabo el 6 de mayo del 2020.

Mié 22 Abr 2020

¿Más de coronavirus?

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - No se puede negar que hay una especie de sobresaturación en cuanto a la información relacionada con la pandemia que nos acosa. No se trata de quitarle valor a este esfuerzo que se hace para informar a los ciudadanos sobre el desarrollo y expansión de este virus, que a veces se hace más urgente por el hecho de que todavía hay muchas personas que por distintas razones, justificadas o no, están haciendo caso omiso a las advertencias gubernamentales. Ahora no quisiera hablar más del coronavirus, quisiera que volviéramos a la escuela de Jesús. No deja de ser interesante, cómo los discípulos disfrutaban de estar junto a su maestro. De hecho, dice San Marcos, que Jesús “llamó a los que quiso, para que estuvieran con él” (Mc. 3,14). En Betania, Marta y María se esmeraban atendiendo a su amigo Jesús cuando las visitaba en su casa, la una atendiéndolo, la otra escuchándolo sentada a sus pies. (Lc. 10, 38 - 42). En estos días de Pascua, hemos podido también escuchar los pasajes en los cuales Jesús entra a la casa donde están los discípulos, estando las puertas cerradas, no una sino varias veces. Y allí, come con ellos y los instruye. Todo esto hace pensar en lo que estamos viviendo en la cuarentena, durante la cual, estamos siendo convocados, por no decir obligados, a estar recluidos en nuestras casas. La pregunta que debemos hacernos es: en nuestra condición de obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, ciudadanos en general, ¿cómo estamos asumiendo viviendo esta experiencia? ¿En nuestras casas hemos dejado entrar a Jesús, el Cristo, para contar con su compañía? Sin duda que por lo sorpresivo e inesperado de la cuarentena, para la mayoría estos días de confinamiento son muy difíciles, y más cuando esta misma situación implica realidades como la ausencia de trabajo y por tanto la falta de alimento, o lo que es tan común para un inmenso número de personas, estar en un espacio inadecuado para una larga convivencia familiar, pues no se puede negar, que especialmente las llamadas viviendas de interés social, fueron pensadas más como lugares dormitorios, donde sus residentes trabajan o estudian todo el día y vienen solo a dormir, que lugares para la convivencia. Es entonces necesario aquí apelar a las grandes capacidades humanas y espirituales para superar la adversidad, en lo que hoy se denomina la “resiliencia”. Como creyentes, que ponemos nuestra confianza en Dios, considero que aparte de las muchas técnicas de convivencia, de ocupación de tiempo, de los juegos y actividades didácticas en familia, del trabajo en casa, vale la pena aprovechar esta ocasión para hacer lo mismo que los discípulos de Jesús: aprovechar para estar con él, para escucharlo, para aprender de quien “es manso y humilde de corazón (Mt. 11, 29), para hacer resonar de nuevo sus palabras “vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados…y hallarán descanso para sus almas” (Mt. 11,28). Estoy seguro que la experiencia de una sana espiritualidad, de aquietamiento del alma, nos permitirá sanar los ímpetus, los cansancios, las frustraciones e incluso los signos de depresión y de tristeza que nos puedan querer dominar. Es vital recuperar el valor del silencio, de los ritmos pausados, de paz interior y de la oración, para sacarle provecho a los días de encierro. El Resucitado que nos ha dicho que estará siempre con nosotros, nos aliente con su palabra de vida: “no tengan miedo, yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). El fin del mundo no ha llegado, pero estamos siendo probados. Dirá el Apóstol San Pedro que aún viviendo en la alegría pascual, “es preciso que todavía por algún tiempo sean afligidos con diversas pruebas, a fin de que la calidad probada de su fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la revelación de Jesucristo” (1Pe. 1, 6-7). Por esto mismo, es necesario que dediquemos un espacio de nuestro tiempo, para no hablar más del coronavirus, sino de aquel que nutre nuestra fe y fortalece en la debilidad. Estemos con Jesús. Escuchemos a Jesús, él es nuestro aliado en estos tiempos de pandemia. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Mié 22 Abr 2020

Papa Francisco nombra nuevo obispo de Riohacha

El Papa Francisco nombró como nuevo Obispo de la Diócesis de Riohacha a Monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, C.SS.R., hasta el momento Obispo titular de Zarna y Vicario Apostólico de Puerto Carreño. El Obispo electo nació en el Municipio de Génova (Diócesis de Armenia), el 4 de marzo de 1958. Realizó los estudios primarios en su pueblo natal, luego ingresó al Seminario Menor de los Padres Redentoristas San Clemente María Hofbauer, en Manizales, donde cursó la secundaria. Después del Noviciado en Piedecuesta (Santander), emitió la profesión religiosa el 14 de enero de 1979. Realizó los estudios de filosofia en el Centro Pastoral de Filosofía en Bogotá y los de teología en el Teologado interprovincial Redentorista en Tlalpizáhuac en México y en la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá. Fue ordenado Sacerdote en Buga el 29 de junio de 1985. Después de su ordenación sacerdotal, prosiguió con sus estudios en la Universidad Santo Tomás en Bogotá, donde obtuvo la Licenciatura en Ciencias de la Educación y en la Academia Alfonsiana en Roma, donde consiguió la Licenciatura en Teología Moral. De 1993 a 1995 fue Consejero Provincial Extraordinario y de 1999 al 2001 se desempeñó como Consejero Provincial Ordinario y Presidente del Secretariado para la Formación. Por dos ocasiones desempeñó el encargo de Provincial de los Redentoristas en Colombia (2002-2008). El 3 de septiembre de 2008 fue nombrado Pro-Vicario de Puerto Carreño. El 10 de junio de 2010 Su Santidad Benedicto XVI lo nombró Vicario Apostólico de Puerto Carreño, asignándole la sede titular de Zarna.

Lun 20 Abr 2020

La caridad de la Iglesia Católica en tiempos de pandemia

La Iglesia Católica en Cúcuta, durante este tiempo de prueba, ocasionado por la pandemia del virus COVID-19 (SARCS-CO-2), ha querido permanecer en oración y cuidado de los pobres y necesitados con sus estructuras de caridad. Gracias a la Divina Providencia y a muchos benefactores, entre ellos el Santo Padre Francisco, hemos podido permanecer cerca de los fieles, en este confinamiento, para alentar al pueblo de Dios en la fe y la esperanza. Siempre hemos querido estar cerca de los más pobres y necesitados para asistirlos en la caridad de Cristo. La Diócesis de Cúcuta, con la ayuda de benefactores y de sus propios recursos, ha entregado más de 20.800 mercados completos (14.000 del BDA, 6.500 COSPAS, 300 Fundación Asilo Andresen) y 5.000 provisiones con elementos de aseo. Así mismo, con la tarea del Banco Diocesano de Alimentos y con la ayuda de la Orden de Malta, se ha logrado entregar 30 toneladas de arroz vitaminizado en zonas muy pobres de la ciudad; y con la ayuda de empresas de Norte de Santander, otras 30 toneladas de arroz y alimentos perecederos como papa, verduras y pollo. Los alimentos entregados superan las 250 toneladas. Esto ha comportado un ingente trabajo de laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Estos alimentos han sido entregados en las parroquias de Cúcuta y su Área Metropolitana y en la zona rural de la misma. Se ha buscado atender también a los colombianos retornados, como a los emigrantes de Venezuela presentes en la zona. Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de Cúcuta, expresa su gratitud con quienes han hecho posible mitigar las necesidades de cientos de familias: “Gracias a quienes desde la Corporación de Pastoral Social, el Banco Diocesano de Alimentos, la Fundación Asilo Andresen, las capellanías de los hospitales y clínicas, y desde las distintas parroquias e iniciativas, viven la caridad con los necesitados. Dios les pague a todas las instituciones, comerciantes, personas que nos han donado elementos y bienes para atender esta emergencia”. Es importante dar a conocer que la entrega de alimentos cuenta con las medidas preventivas establecidas por el Instituto Nacional de Salud. Por tal motivo, en todas las estructuras de caridad de la Diócesis de Cúcuta se han tomado las medidas de seguridad sanitaria para el personal y voluntarios. Se ha recibido una valiosa ayuda de la Policía Nacional y del Ejército de Colombia y de otras instituciones. En esta línea de acciones de caridad, La Fundación Pía Autónoma Asilo Andresen, institución bajo la responsabilidad del obispo de la Diócesis, que debió suspender la asistencia de los niños a sus instalaciones desde el 16 de marzo, continúa contribuyendo con su alimentación, otorgando cada 15 días a las familias de 300 menores, mercados y confecciones con elementos de aseo, para que permanezcan seguros en el aislamiento preventivo y de igual forma, nos les falte la comida. Por su parte, la Corporación de Servicio Pastoral Social (COSPAS), como institución con una larga historia de caridad, ha continuado liderando los programas Multipropósito y de Integración Local, dentro de ellos se activaron planes de contingencia en alianza con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), ACNUR y GIZ de Alemania, para beneficiar a población necesitada en Cúcuta, El Zulia, Sardinata y Bucarasica. Entre marzo y abril se han otorgado 6.500 provisiones de alimentos, beneficiando aproximadamente a 15.000 personas. Las entregas se realizaron después de una identificación de la población más necesitada, con el apoyo de los presbíteros y de los agentes pastorales de las distintas parroquias de la Diócesis. Además de los beneficios alimenticios, también se han entregado elementos de aseo y de bioseguridad en los sectores de mayor necesidad. Durante este tiempo ha continuado con su tarea el Centro de Migraciones de la Diócesis de Cúcuta bajo el cuidado de los padres Scalabrinianos, atendiendo unas 140 personas entre niños y enfermos. Con ingenio y creatividad los sacerdotes de la Diócesis de Cúcuta, la Emisora VOX DEI (1.120 AM), el Periódico LA VERDAD y la presencia en las distintas redes sociales, gracias a las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación se ha mantenido el contacto con los fieles de un modo virtual y constante, celebrando con ellos la Semana Santa; ofreciendo diariamente la Santa Misa, el rezo del Santo Rosario fortaleciendo la oración y entregando profundas reflexiones espirituales. La Iglesia de Cúcuta fiel al mandamiento del amor, busca acompañar esta difícil situación, sembrando esperanza y tratando de no abandonar a sus hermanos y fortaleciendo en la fe, anunciando siempre que “Cristo es nuestra esperanza” (Col 1, 27).

Lun 20 Abr 2020

“Mi familia y yo, serviremos al Señor”

Por: Mons. Luis José Rueda Aparicio- Carta a las familias en la Pascua. Querida familia: La vida nos está poniendo a prueba a todos, con esta cuarentena. Vemos con más claridad que, tener familia es tener un verdadero regalo de Dios. Redescubrimos que el hogar es un lugar de encuentro, de oración, de sonrisa, de diálogo, de sanación, de trabajo. En el hogar nace, crece y da frutos la familia. La cuarentena nos ha llevado a estar más tiempo juntos en casa, a vivir las cosas cotidianas con calma, sin carreras, a valorar los trabajos del hogar, a recordar los años de infancia. Nos preguntamos sobre el sentido de la vida. Valoramos más la salud. Nos miramos hacia dentro, y así, poco a poco vamos caminando hacia una conciencia renovada. Recordemos la enseñanza de la Iglesia, en el Concilio Vaticano II, cuando nos dice que: “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios.” (G.S 16). En la conciencia el ser humano dialoga con Dios. De esta manera, cuando la persona ora en silencio, está allí en el sagrario de su conciencia, en comunicación amorosa con el Dios altísimo y omnipotente. Miremos el ejemplo de Jesús nuestro Señor: “Muy de madrugada se levantó, salió y se dirigió a un lugar despoblado, donde estuvo orando” (Mc 1,35). El creador dialoga con la creatura, esto sólo sucede con el ser humano, porque fue creado a imagen y semejanza de Dios. Dialogar con Él nos permite escuchar su voz en los acontecimientos grandes o pequeños de la vida, esta actitud de escucha nos renueva desde dentro. Escuchar la voz de Dios nos enseña a detenernos y escuchar a las demás personas. A todos nos conviene ejercitarnos en el silencio y la oración: “Oh, si escuchan hoy su voz. No endurezcan su corazón” (Salmo 94, 7 – 8). Cuando dialogamos con Dios en nuestra conciencia, sentimos su cercanía y superamos la soledad. El diálogo con Dios nos permite experimentar su amor, quita los miedos, aunque no quita los problemas, y nos lanza a buscar a las demás personas como hermanos nuestros, a esforzarnos por servirles con vitalidad renovada, así superamos el egoísmo y la indiferencia para construir fraternidad, ayuda mutua y una cercanía sanadora, capaz de darle vida al que está tirado en el camino. El diálogo con Dios nos hace misioneros de la vida. (Lc 10, 25 – 37). El éxodo humano que estamos viviendo, debido a la emergencia sanitaria, nos está cambiando la forma de trabajar, de pensar, de relacionarnos. Por favor no tengan miedo. Ciertamente debemos adaptarnos a las situaciones nuevas, redescubrir los valores que los abuelos nos enseñaron. Vendrán nuevos desafíos, vendrán pruebas más duras, pero recordemos que cada familia es lugar de la presencia del Señor. Este es tiempo para confirmar nuestra alianza con el único Dios vivo, fiel y misericordioso, es tiempo para proclamar: “Mi familia y yo, serviremos al Señor”. (Jos 24,15). Querida familia: En este camino de Pascua mantengamos viva nuestra esperanza, cuidemos la salud de todos, aprendamos y apliquemos todas las medidas preventivas, estemos muy atentos a las necesidades de los familiares, especialmente de los ancianos, de los que no tienen empleo o vivienda, de los que están enfermos. Seamos muy agradecidos con los médicos, enfermeras y personal sanitario. Les ruego que estén muy unidos con su párroco, con las religiosas, con quienes hacen parte de la Iglesia parroquial en barrios y veredas. Que podamos poner en práctica las obras de misericordia. Cuando la prudencia y las normas civiles lo indiquen, volveremos a encontrarnos para celebrar la Eucaristía y los demás sacramentos en el templo, porque sentimos la necesidad del encuentro entre nosotros como parroquia y de nosotros con Cristo: “Que alegría cuando me dijeron: ¡vamos a la casa del Señor!”. (Salmo 121). Oremos sin desanimarnos, pidamos permanentemente la presencia del Espíritu Santo: Ven espíritu Santo, ayúdanos en nuestra fragilidad, porque la creación toda, gime con dolores de parto. Ven Espíritu Santo, a la vida de nuestra familia y de la humanidad entera. Ven Espíritu Santo, Señor y dador de vida, renueva nuestra conciencia, la política y la economía, que todo lo orientemos al Reino de Dios. Ven Espíritu Santo, renueva en la Iglesia la santidad y el fervor misionero. Ven Espíritu Santo, quita el pánico y la tristeza, condúcenos a la verdad plena y renueva nuestra alegría. Ven Espíritu Santo, libéranos del pecado y de la muerte. Ven Espíritu Santo, guía al mundo entero, para que seamos servidores del bien común, de la vida y de la paz, no esclavos de los bajos instintos. Ven Espíritu Santo, haz que sintamos el amor de Dios nuestro Padre, para que seamos hermanos en Cristo el redentor de la humanidad. Ven Espíritu Santo, danos sabiduría, humildad y creatividad. Ven Espíritu Santo, llena de gracia la vida de las familias como llenaste la vida de María, para cantar con ella, proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador. Amén. + Luis José Rueda Aparicio Arzobispo de Popayán Octava de Pascua de 2.020

Sáb 18 Abr 2020

'Coronilla de la Misericordia' en casa

Este segundo domingo de Pascua la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) invita al rezo de la "Coronilla de la Divina Misericordia'. Para ello, el padre Ramiro Antonio López Montoya, director del departamento de animación misionera de la CEC, nos da los pasos a seguir para hacer esta oración. Compartamos este video-mensaje con familiares y amigos. Recordemos que esta es una invitación que hace el Papa Francisco para encomendarnos a Jesús Misericordioso en este tiempo de pandemia. Por ello, los obispos de Colombia reiteran el llamado para que este domingo 19 de abril, a las 3:00 p.m., los fieles católicos se unan en oración con el rezo de la coronilla. En este contexto, la Conferencia Episcopal de Colombia ha elaborado un insumo pastoral que ayudará a vivir en familia esta celebración del segundo domingo de Pascua, también llamado ‘Domingo de la Misericordia’. El documento se puede descargar de la página www.iglesiantecoronavirus.cec.org.co [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar insumo pastoral[/icon]

Sáb 18 Abr 2020

Pandemia

Por: Mons. César Alcides Balbín Tamayo - Al momento de escribir este editorial, la situación de la pandemia de coronavirus en nuestro medio apenas comienza a presentarse. Los casos todavía se enmarcan con tendencia al alza, y si las cosas siguen como van, pronto estaremos hablando de cuatro y hasta de cinco dígitos, o sea contados por miles. ¡Y quién dijo miedo! La primera y normal reacción es el pánico. Digamos como un miedo súbito y extraordinario, que es hasta paralizante. Sin embargo, y es contradictorio: lo primero que se nos puede ocurrir es huir. Y son varias las formas de hacerlo: ignorando las recomendaciones, haciendo lo que a mí me parece, desafiando las autoridades y minimizando los riesgos. Las pandemias, que a lo largo de la historia siempre han aparecido, confrontan los avances científicos y médicos. Afortunadamente a medida que avanzan las pandemias o epidemias, avanzan también los descubrimientos de la cura. Cuando las pandemias iban de manera lenta, como en la antigüedad, la cura era lenta. Hoy cuando los virus viajan, no por caminos de herradura, sino cómodos, en primera clase, también la cura, y esa es la esperanza, llega en poco tiempo; pero después de que se ha cobrado un número significativo de vidas. Si antes las epidemias, virus y demás, tardaban años y hasta decenios para llegar, hoy llegan en horas, en lo que se demora un vuelo de Asia a Europa y de Europa a América. Otro es el tema de la expansión: de ello nos podrían hablar hoy muy bien nuestros hermanos italianos y españoles. Pero como nadie experimenta por cabeza ajena, en nuestro medio todavía pensamos que eso no nos puede pasar a nosotros, que somos inmunes, que eso pasa es «por allá». Tal vez eso pensaban «por allá» (los europeos) cuando apenas comenzaba en la China. Con todo, esto que está sucediendo nos dejará muchas lecciones de vida, porque a muchos desinstalará, nos sacudirá de nuestra comodidad y nos enseñará a diferenciar lo importante y lo necesario de lo superfluo; nos enseñará a valorar lo sencillo, los momentos en familia, la vida de los demás, especialmente de nuestros mayores, a quienes debemos cuidar y proteger, siempre, pero de manera especial en esta pandemia. Nos enseñará que todos somos frágiles y que las seguridades que nos hemos construido, a la hora de la verdad, para poco sirven. Todos: políticos, empresarios, industriales, señores el mundo, dueños de los aparatos productivos, y de ahí para abajo, todos, tendremos que pensar en común, en categorías de comunidad. Y no creamos que los que menos tienen serán los mas vulnerables, pues el virus ha atacado primero a los que viajan en avión, que a los van en jumentos. A estos les puede llegar, pero con la seguridad de que será más tarde. Esperamos recoger abundantes lecciones de vida, duras tal vez, pero lecciones al fin y al cabo. Todos nos sentimos vulnerables, y en realidad que lo somos. Es en estos momentos en donde debe aflorar la generosidad, la grandeza y la nobleza. No la mezquindad, que es lo que parece cuando vemos a no pocas personas cargando gran cantidad de insumos, como si eso diera la seguridad. Al contrario, eso lo que muestra es una profunda inseguridad. Parodiando al Señor en una de sus enseñanzas, tendremos que decir: necio, esta noche te pedirán el alma, y ¿todo lo que has comprado para quién será? Que este tiempo, como un tiempo de pasión prolongado, nos una más al Señor y a nuestros hermanos, y que las enseñanzas que nos deje perduren en nosotros, en nuestras familias y en nuestra sociedad, para que logremos con ello el cambio de paradigmas, para beneficio de muchos. + César Alcides Balbín Tamayo Obispo de Caldas - Antioquia

Sáb 18 Abr 2020

Participa del Congreso de la Divina Misericordia

En el marco de la fiesta de la Divina Misericordia, la parroquia de Santa Laura Montoya en la ciudad de Bogotá, invita este próximo domingo 19 de abril a participar del Congreso Virtual de la Misericordia, que se realizará de 8:00 a.m. a 6:00 p.m. Según lo ha indicado su párroco el padre Arnoby Álvarez este será un espacio para “Cultivar la fe, la esperanza en Dios, pues tenemos la certeza, como lo indica Sor Faustina que «La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia» (Diario, 300). “Invitamos a todos los feligreses de la Parroquia y los amigos de las diversas Redes Sociales a vivir esta fiesta con el fin de cultivar la esperanza en Dios Misericordioso, en estos tiempos que deseamos que su presencia cubra con poder la tierra entera”, expuso el sacerdote. El evento podrá ser seguido de manera gratuita a través de las redes sociales: Facebook: parroquiasantalauramontoya.org o por Youtube: Padre Arnoby. Para tener el ID de ingreso a la Sala de ZOOM del evento, los interesados podrán acceder en el formulario de registro que encontrarán en el siguiente enlace. https://forms.gle/M2vLQ5MzaD4txucu9