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Iglesia

Jue 2 Abr 2020

La costa pacífica colombiana: Entre la precariedad y la esperanza

Con el fin de mitigar el impacto de la pandemia del Covid 19 en la región de la costa pacífica colombiana, los obispos de esta zona del país hacen un llamado urgente al Estado y a los diferentes organismos locales y departamentales para que se tomen las medidas preventivas y atención en la población para evitar así una catástrofe humanitaria. Solicitan al Gobierno Nacional, “priorice un enfoque diferencial étnico y territorial con esta región del país que ha sufrido históricamente el abandono estatal y que presenta las mayores carencias a nivel de satisfacción de necesidades básicas, infraestructura hospitalaria y personal de salud”. En un comunicado conjunto, los obispos piden también a las autoridades departamentales y municipales se continúen con los esfuerzos que se vienen haciendo para combatir este mal. “No es el momento de las divisiones sino de la unidad. No es la hora de los protagonismos sino de las alianzas”. Así mismo, piden a la comunidad tomar en serio las medidas que se están implementando, para contener y mitigar las afectaciones de la pandemia. "Constatamos que una gran parte de niños, jóvenes y adultos del territorio no han comprendido la gravedad de la situación y la importancia de las medidas proclamadas por las autoridades. De continuar así, el riesgo será mayor y dejará lamentables pérdidas". Frente a los niveles de pobreza que vive gran parte de la población y con el fin de dar cumplimiento a la cuarentena, los obispos piden la solidaridad de personas, instituciones y empresas en todo el país, para que apoyen a las comunidades y los centros de salud, solventando así, las principales necesidades que se requieran para enfrentar esta pandemia. “Se necesitan alimentos para cumplir la cuarentena de un amplio sector de la población, dotación pertinente para hospitales y centros de salud, elementos de bioseguridad, medios de transporte y combustible para trasladar víveres por mar, ríos, carreteras y vía aérea, al igual que al personal médico y a los eventuales pacientes de esta pandemia”, señala la misiva. Por otra parte, exigen a los distintos grupos armados presentes en esta región, que hagan un cese al fuego y terminen toda acción violenta contra la población. Al implorar la protección de María Santísima, los prelados reiteran su permanente oración y compromiso de acompañar como pastores a todas las comunidades en este difícil momento. El mensaje es firmado por: Monseñor Carlos Alberto Correa Martínez, Vicario Apostólico de Guapi; Monseñor Orlando Olave Villanova, obispo de Tumaco; Monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura; Monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina - Tadó; y Monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Quibdó. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 2 Abr 2020

“Hacer misión sin oración y sin sonreír de nada nos podrá servir”

Este es el legado que deja la hermana Johana Rivera Ramos, primera religiosa fallecida en el país el pasado viernes 27 de marzo en Cartagena, por cuenta del coronavirus. Así lo describe la hermana María José Alamar, superiora de la Comunidad Franciscana de la Inmaculada a la que pertenecía la religiosa. Con una sonrisa nerviosa, pero de gozo, la hermana María José recuerda como “el hacer oración permanente era una de las características de Johana, esto la hermana lo tenía muy clavado en ella, muchas veces nos lo recordaba a nosotras las más mayores, hay que orar más y así lo hacíamos”. En diálogo con el departamento de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, compartió como el 14 de marzo las hermanas Consuelo Vilaplana, Johana Rivera y ella acatando las indicaciones de cuarentena preventiva decretadas por cuenta del coronavirus, se aislaron en su casa ubicada en el barrio Santa Lucía de Cartagena, sin que pasara nunca por sus mentes el desenlace del fallecimiento de la hermana Johana. “Aún estamos intentando asimilar lo que pasó, nunca sospechamos que lo de su enfermedad fuera coronavirus. El 15 de marzo la hermana Johana dio muestras de una leve amigdalitis, esto lo vimos normal, pero su afectación se fue complicando con una neumonía, luego pasó a convertirse en un edema pulmonar. Realmente esto es muy complejo y difícil de entender”, aseveró la religiosa. Quién era la religiosa Johana Rivera Esta misionera nació en San Martín de Loba, un municipio al sur del departamento de Bolívar, el pasado 10 de enero acababa de cumplir 33 años de edad. Hacía parte de una familia humilde y muy católica que la integran su mamá y tres hermanas, después de que su padre y un hermano fallecieran. La hermana María José, cuenta como Johana antes de ingresar a la vida religiosa estudió Derecho en la Universidad Popular del Cesar y Teología en el Seminario Provincial San Carlos Borromeo; desde el 2010 se acerca a la Comunidad de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada; en el 2012 se vincula definitivamente; en el 2015 hizo sus primeros votos en la parroquia de San Nicolás de la Roca Siendo ya parte de la comunidad es enviada a Perú en donde estuvo por dos años. En Cusco trabajó con una comunidad de niños sordos, más tarde se fue a Lima y posteriormente en 2019 regresó a Cartagena para reencontrarse con sus dos compañeras y su familia. Desde entonces la hermana Johana se trasladó al municipio de Arjona, lugar donde se dedicó a trabajar en la catequesis con niños y ancianos, así lo relata la religiosa María José, quien dijo “que la misión pastoral que estaba por emprender próximamente era poner en funcionamiento un aula de apoyo y refuerzo pedagógico de los niños, ya teníamos todas las instalaciones para que ella iniciara el proyecto”. La religiosa estuvo también vinculada a la Arquidiócesis de Cartagena, donde colaboró con las Pastorales Juvenil y Familiar de esta Iglesia particular. La hermana María José cuenta con gran tristeza que la semana pasada, el 25 de marzo, la religiosa Johana debía realizar la profesión perpetua “esto desafortunadamente no se dio, pero estamos seguras que desde el cielo ella hizo sus votos definitivos ante el Señor”. “Siempre será recordada como una persona muy sonriente, luchadora, entregada con alma, vida y corazón. La extrañaremos nosotras, pero también los niños, los jóvenes y las familias que vieron en ella un gran testimonio de vida”, puntualizó la religiosa. Su partida nos enseña que debemos entregarlo todo por la misión Aunque la muerte de la religiosa sorprendió a sus compañeras, más cuando se enteraron que había sido por contagio del coronavirus, ellas creen que “independientemente de dónde haya cogido el virus, lo adquirió haciendo el bien y entregando su vida a la misión”. Para María José, el llamado a la Vida Religiosa, que hoy deja la partida de la hermana Johana, es no alejarse de la misión encomendada, ni de la oración. “Yo pienso que la misión, pero fundada en la oración, esto nos tiene que hacer ver esta realidad, aunque no la entendamos”. Gracias Johana: ¡te queremos, Johana, te queremos! Con estas sentidas palabras el arzobispo de Cartagena, monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, brindó un homenaje a la religiosa fallecida y dijo “hoy en día que sentimos tanta fragilidad en nuestras vidas y estamos asustados; el testimonio de la Hermana Johana, nos estimula. Ella siempre fue sí a todo lo que Dios nuestro Padre le pidió”.

Mar 31 Mar 2020

Banco de Alimentos de Bogotá anima a una #CuarentenaSinHambre

Promovidos con el hashtag #CuarentenaSinHambre, el Banco Arquidiocesano de Alimentos de Bogotá, viene animando a los colombianos de buen corazón para que, durante esta cuarentena decretada como medida preventiva por el coronavirus, ofrezcan su ayuda en favor de aquellas familias que no tienen por esos días un alimento sobre su mesa. El sacerdote Daniel Saldarriaga, director ejecutivo de esta institución dijo que es importante solidarizarse para llegar con alimentos a familias “de los sectores más pobres, a los que no pueden trabajar en estos días, a los adultos mayores y niños”. Explicó como a través de las diferentes plataformas tecnológicas, quienes así lo consideren, podrán unirse a esta campaña, atendiendo así al llamado que la Iglesia católica hace para ser solidarios con los más vulnerables. “Creemos que mucha gente puede unirse en este tiempo de la emergencia con el que cumplimos con el compromiso de quedarnos en casa, pensando en ayudar a los que no tienen alimentos en su hogar”, expresó. Así mismo puso en evidencia la fragilidad de los adultos mayores que no pueden salir de sus casas y no hay quién les brinde un plato de comida, por lo que dijo que “desde el Banco de Alimentos de Bogotá queremos ayudar a recuperar el valor de sentarse a la mesa”. Finalmente el sacerdote explicó que los aportes se pueden ofrecer comprando mercados, realizando donaciones por medio de su página web www.bancodealimentos.org.co o con cualquier banco de alimentos del país.

Lun 30 Mar 2020

"Una esperanza de alivio": Así ve la Iglesia cese de hostilidades del ELN

Tras el anuncio hecho por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de suspender ataques por un mes, del 1 hasta el 30 de abril, ante la emergencia sanitaria que enfrenta el país por el Coronavirus, los obispos de Colombia reciben esta noticia como "una esperanza de alivio para quienes sufren con mayor rigor las consecuencias del conflicto armado." En un comunicado el episcopado hace un llamado extensivo también a todas las organizaciones armadas ilegales, para que en este momento de prueba para el país cese todo acto violento contra la población. “Nos unimos al llamado urgente que hizo el Papa Francisco y al apelo del Secretario General de las Naciones Unidas, manifestando que la emergencia sanitaria y social actual exige detener la dinámica de la violencia, para favorecer la ayuda humanitaria y la atención a quienes se encuentran en más graves condiciones de vulnerabilidad. Extendemos este llamado para que cese la violencia en las familias, pues ellas son el primer espacio donde se cultiva la paz de la sociedad”. Animan a superar con responsabilidad, diálogo y unidad este momento que enfrenta el país, y que exige según lo señala la misiva “ver con sensatez y determinación los cambios y opciones radicales que debemos hacer para favorecer el bien común”. Concluyen los obispos expresando ánimo y respaldo al Gobierno Nacional para que continúe con el propósito de crear “espacios y escenario de diálogo que susciten confianza para continuar el proceso de reconciliación, de unidad y de paz en el país, con el apoyo y el compromiso de toda la ciudadanía”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Dom 29 Mar 2020

“De nosotros depende salir no sólo con vida, sino crear situaciones de vida”

Este fue uno de los mensajes que el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, expresó durante la eucaristía celebrada este domingo por televisión en la Capilla del Sagrario, debido a la cuarentena por la pandemia del coronavirus. “De nosotros depende, queridos hermanos, que de esta situación de muerte seamos capaces de salir no sólo con vida sino realmente para crear situaciones de vida”, exhortó Salazar Gómez, al comentar el evangelio de la liturgia del quinto domingo de Cuaresma. En este sentido, el arzobispo de Bogotá subrayó que “estas situaciones extremas nos tienen que llevar a un cambio fundamental en nuestro propio corazón, pero también en las políticas nacionales e internacionales”, refiriéndose expresamente a la necesidad de “avanzar en el camino de la solidaridad y de la fraternidad”. Luchar contra las desigualdades e iniquidades Ante la realidad que padecen miles de colombianos en situación de pobreza, también invitó a “luchar denodadamente contra las desigualdades y las iniquidades”, puesto que “tenemos que exterminar definitivamente de las relaciones humanas la injusticia y la violencia”. Y repitió: “esto depende de nosotros”. El cardenal colombiano no dejó de manifestar, además, su preocupación ante la tentación del egoísmo y de anteponer el lucro al amor al prójimo: “pasada esta tempestad que estamos viviendo, podemos volver a nuestros hábitos anteriores, podemos volver a estas situaciones absolutamente injustas y violentas que vive la inmensa mayoría de la población en el mundo”, advirtió. El prelado concluyó su homilía invitando a no desfallecer en la oración: “pidamos al Señor que venga hoy, él que es la resurrección y la vida, a darnos la vida. Que su espíritu inunde nuestro corazón (…) de tal manera que podamos vivir en medio de las dificultades, de las angustias, de las luchas, llenos de fuerza, de valentía, de alegría, y de esa manera seamos capaces de transformar el mundo, de hacer de este mundo de muerte, un mundo de vida. El Señor nos lo concede si abrimos nuestro corazón a él”. A la eucaristía que fue transmitida a través del Canal RCN, estuvieron presentes, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá, el padre Jorge Marín, párroco de la Catedral, el padre Carlos Andrés Castillo, Vicario de la Catedral y cuatro religiosas de las Hijas de la Iglesia, quienes colaboraron en la liturgia, manteniendo la distancia rigurosa –con una banca de por medio–, el cantante y el organista se ubicaron en el coro del templo. Fuente: Portal Digital Vida Nueva

Vie 27 Mar 2020

"La tempestad que vivimos nos llama a la solidaridad y a confiar en Dios"

Tras haber escuchado el mensaje del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro en Roma, monseñor Elkin Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal, expresó que el pasaje bíblico leído en la lectura del evangelio ha sido signo de la tormenta que vive actualmente la humanidad, por cuenta del coronavirus. “El Papa ha tomado muy bien este texto del evangelio de San Marcos para describir el panorama de desolación, miedos, falta de esperanza y de sensación de hacernos sentir que no podemos hacer nada, fuera de eso nos habla que Dios puede estar lejos, pero después Él mismo nos dice que sí le importamos”, aseveró Recordemos que se leyó el evangelio según San Marcos, el pasaje en el cual, según el texto bíblico, en medio de una tempestad que amenazó con hundir la barca en la que Jesús iba con sus discípulos él respondió "Por qué tienen miedo, ¿acaso todavía no tienen fe?", les preguntó, después de calmar la tempestad. El también obispo auxiliar de Medellín, expresó como este mensaje del evangelio de la tempestad calmada por Jesús, transporta a unos importantes llamados en la vida de toda persona como son la unión, la solidaridad, pero, sobre todo, la necesidad de la presencia de Dios. “Esto nos lleva a darnos cuenta en nuestra propia vida qué es lo verdaderamente importante. Esta situación a la que estamos expuestos en estos momentos nos muestra nuestra fragilidad y nos debe sugerir una reflexión sobre lo que verdaderamente cuenta en la vida”. Al referirse a los distintos momentos de silencio vivos durante la celebración, de manera especial en la exposición del Santísimo, dijo que significan “el poneros delante de Dios, inclusive sin capacidad de expresar muchas cosas, solo queriendo escuchar su voz que nos invita a tener fe y a desterrar el miedo, a confiar más en Él y a sentir su mano poderosa que nos protege”. Cómo hacer para no tener miedo El prelado observó como este espacio solemne de oración y súplica a Dios, llega en un momento en el que el mundo está pasando por esa tormenta de la pandemia, teniendo encerrado a millones de personas en sus casas. Al respecto evocó al Papa quien insistentemente invita a no tener miedo y a confiar más en Dios. “El Pontífice repite constantemente una frase que sale de los labios de Jesús, cuando hay dificultades, cuando parece que todo se cierra el Señor siempre nos dicen no tengan miedo. Y en este momento es la expresión de la cercanía de Dios, el miedo lo dejamos porque lo tenemos a Él, el Papa lo ha dicho claramente en varias ocasiones no tengamos miedo que ahí está el Señor”. Finalmente, destacó como el Papa Francisco a sus 83 años, durante la ceremonia reflejó en su rostro “señales de esta pandemia en su corazón, espiritualmente dejó traslucir su preocupación por toda la humanidad que está viviendo un momento tan doloroso” Por primera vez en la historia de la Iglesia católica, el Papa rezó este viernes ante la inmensa plaza vacía de San Pedro, impartió la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) y dio la indulgencia plenaria al mundo por la pandemia de coronavirus que lo azota. [icon class='fa fa-download fa-2x'] DESCARGAR HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO[/icon]

Vie 27 Mar 2020

«Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios»

Primera Lectura: Ez 37,12-14 Salmo: Sal 130(129),1-2.3-4.5-6ab.6c-8 Segunda Lectura: Rm 8,8-11 Evangelio: Jn 11,1-45 (forma larga) o Jn 11,3-7.17.20-27.34-45 (forma breve) Introducción Este quinto domingo de cuaresma, manifiesta de una manera inminente, la Pascua que se acerca: • Todas las lecturas forman una gran unidad en torno al tema de la Resurrección, fundamento de nuestra fe • En torno a la convicción de fe en la resurrección, se puede desplegar y meditar dos temas complementarios: la muerte y la vida. • Sin embargo, como se ha escrito, no se puede desligar del tema de la muerte y de la vida, el de la resurrección. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Ezequiel, profetiza, una esperanza en que el pueblo de Israel, posea la tierra, y el pueblo que está muerto en vida por la esclavitud, deportación, pecado tendrá vida en la esperanza de poseer la tierra prometida en la Israel celestial. Hay un elemento importante en esta profecía y es que esta esperanza la realiza el Dios de la vida, que infunde su Espíritu, su aliento de vida, y hace que todas las cosas cobren sentido en una vida más allá de la terrenal. El salmo 130 destaca la misericordia de Dios, que redime a Israel de todos sus delitos y derrama copiosamente su amor. El creyente fiel, aguarda el día de la redención, en que Israel será restaurada, y todos sus delitos sean purificados y sanados. Por su parte, en la carta del apóstol San Pablo a los Romanos, manifiesta el contraste entre los que, poseyendo a Cristo, se dejan llevar por las obras de la carne y su cuerpo está muerto por el pecado; y quienes se dejan llevar por el Espíritu, viven por la justificación obtenida en Jesucristo. El capítulo 11 del Evangelio según San Juan, es una joya literaria única de la hagiografía evangélica, que anticipa el acontecimiento de Nuestro Señor Jesucristo mediante la pieza fundamental de nuestra fe en la resurrección del Señor; anunciando y mostrando con la resurrección de Lázaro, el acontecimiento central de nuestra fe en el Misterio Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Dios que se hace hombre para nuestra salvación (redención: justificación). Uno de las metodologías características del Evangelista san Juan es su forma de transmitir la verdad, es el malentendido; es decir, los personajes, no entienden de buenas a primeras, las palabras de Jesucristo en relación con la comprensión de sus oyentes. En ocasiones el evangelista usa el malentendido, para ir llevando al lector sagrado a que progresivamente vaya comprendiendo el misterio de la resurrección que se le va develando; pero que no es visible a los ojos ni comprensible a la lógica humana, y por eso el evangelista usa este recurso, para ir llevando al creyente paulatinamente a que aquello que no comprende, se le vuelve a repetir, pero ampliando su significado, con el fin de ir explicando su sentido más profundo. La resurrección según el texto evangélico devela unas verdades que trascienden los hechos físicos; pues se habla de la resurrección en un contexto familiar y de amistad; se expresan sentimientos profundos que generan compasión en el lector, como la enfermedad, la distancia del amigo ausente, la tristeza, el tumulto de la gente que visita expresando su solidaridad con los familiares del fallecido, las lágrimas como forma de expresar la impotencia frente a la cruda realidad de la experiencia de la muerte. Las Palabras de Jesús traspasan al dolor y están llenas de sentido de compasión, solidaridad, confianza y fe: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» «¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz». «Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo.» «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa». «Tu hermano resucitará» «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» «¿Dónde lo habéis enterrado?» «Quitad la losa». «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que Tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que Tú me has enviado». «Lázaro, ven afuera». «Desatadlo y dejadlo andar». En el centro de todas las palabras del Señor, se manifiesta la verdad fundamental de nuestra fe, donde el mismo Jesucristo dice: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”. Con la pregunta abierta para el oyente de la Palabra: ¿Crees esto? Las lecturas bíblicas, no se detienen a explicar o detallar cómo acontece la resurrección, sino que tiene una finalidad, suscitar y provocar la fe. Así, al final, no se trata de demostrar científicamente el acontecimiento de la resurrección, cuanto de transmitir una confianza en el Dios vivo y verdadero, manifestado en Jesucristo, que se hace hombre para la salvación de la humanidad, y que sopla su aliento de vida con la gracia del Espíritu Santo; por tanto, se trata de una cuestión de fe, de creer y creerle a Dios que, en Jesucristo y con el Espíritu Santo, otorga vida y vida en abundancia. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Resurrección es el fundamento central de la vida de todo cristiano; en efecto, afirma san Pablo, si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe. Las lecturas develan una serie de enseñanzas que se pueden meditar con la comunidad en torno al hecho de la resurrección: Una primera aproximación al hecho de la resurrección tiene que ver con la serie de preguntas que nos planteamos en el transcurso de nuestra existencia terrenal: ¿qué sentido tiene mi vida, si voy a morir?, ¿cuál es la trascendencia que le estoy dando a mi existencia?, ¿qué sentido tienen los esfuerzos, el estudio, el trabajo, la vida misma y todas sus problemáticas, si al final de nuestros días envejecemos, enfermamos, terminamos en soledad y morimos? ¿Le estoy dando un sentido trascendental a mi vida? ¿Soy consciente de todos estos interrogantes existenciales? Es fundamental llenar de sentido la existencia terrenal, y mediante la fe, la esperanza y caridad, arropar los momentos tristes de la pérdida de un ser querido, luchar unos ideales altruistas que trasciendan nuestra vida terrenal, y poner los ojos, no simplemente en las cosas efímeras, sino la mirada en la vida eterna. Como persona, familia y comunidad hay que saber acompañar aquellas personas que se encuentran enfermas, abandonadas, solitarias en las clínicas, hospitales. Saber ser amigos no solo en los momentos de alegría, sino también en las tristezas. Como Jesús, saber visitar, acompañar, llorar con los que lloran, reír con los que ríen y saber brindar palabras de ánimo, aliento que mitiguen las tristezas y los dolores que causan el sufrimiento por la pérdida de un ser querido, y brindarles palabras de vida a quienes sufren. Dice el apóstol San Pablo: yo sé en quien he puesto mi esperanza, y sé que no me defraudará. Ayudar a implementar una pastoral de la tanatología, donde se puedan acompañar procesos de duelo y sufrimiento en los cementerios, en las parroquias en las familias y comunidades. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El encuentro con Jesucristo en este Evangelio, nos invita a confiar en la resurrección, a creer que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Nuestro compromiso misionero nos empuja a ser amigos del Señor, siendo amigos de las personas, familias y comunidades, donde estemos atentos a ayudarles en sus necesidades, como enfermedades, soledades y sufrimientos por la pérdida de sus seres queridos. Nos invita a darle un sentido trascendental a nuestro quehacer cotidiano, a confiar y aumentar nuestra fe. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar la frase: “Yo soy la resurrección y la vida” o “El Espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes” 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. El Prefacio de hoy es propio: “La Resurrección de Lázaro”, Misal, p. 115. 4. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, p. 116. 5. Se invita a la comunidad a presentar la memoria de los hermanos que “nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz” (Plegaria Eucarística I o Canon Romano). 6. Si dentro de la comunidad parroquial hay un cementerio cercano, invitar a quienes puedan visitar y hacer memoria de los difuntos, rogando el eterno descanso para aquellos por quienes se ora poco o nada. 7. Este último domingo de cuaresma es el momento más oportuno para motivar a la participación en el Sacramento de la Penitencia, para prepararnos para entrar en lo más santo y emocionante del año litúrgico, volviendo nuestro corazón a Dios y disponiéndonos para vivir el Misterio Pascual.

Vie 27 Mar 2020

La voz del Pastor | Marzo 29 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Juan 11,3-7.20-27.33B-45