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Iglesia

Jue 16 Abr 2020

A los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - Todos los años en el Domingo de Ramos, la Iglesia celebra el día mundial de la juventud, mediante una jornada especial de oración por los jóvenes, que ayuda a preparar a todos para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se realiza cada tres años con la presencia del Papa y miles de jóvenes de todos los lugares del mundo. Ante esto, el Papa Francisco los anima en el recorrido a la próxima JMJ que se llevará a cabo en Lisboa, capital de Portugal en el año 2022 y que tiene como tema: “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1,39). Para este año 2020 el Papa les envía un mensaje especial titulado “¡Joven, a ti te digo, levántate! (Cf. Lc 7, 14)”, basado en el pasaje bíblico donde Jesús en la ciudad de Naín, en Galilea, se encuentra con una marcha fúnebre, pues una madre viuda iba a enterrar a su único hijo, y ante esto, Nuestro Señor conmovido, le devuelve la vida al muchacho, quien incorporándose, se puso a hablar. El Santo Padre hace énfasis en el verbo “levántate”, e invita a los jóvenes a levantarse de los ámbitos de muerte en donde a veces se encuentran algunos, como la apatía, la superficialidad, la depresión, el crimen, las dependencias, entre otros. Pero también motiva al joven a ser como Jesús, que ve la desesperanza y la muerte y no se queda quieto, sino que sale al encuentro del que sufre. En estos momentos, en el mundo vivimos una realidad de dolor debido a la pandemia del Covid-19 que ha afectado a todos, no solo a los que resultan contagiados, sino también a la sociedad entera y nos ha hecho quedarnos en nuestras casas con el temor de ser contaminados por este virus. Pero no es el momento de tener miedo sino de ser valientes, de mirar dónde pueden sembrar fe, esperanza y de usar los recursos que tenemos a disposición para devolverle la alegría a nuestro mundo. A esto se refiere el Papa Francisco cuando les pide a los jóvenes que se levanten para que actúen, como lo hizo aquel joven de Naín “empezó a hablar”. Estamos en el tiempo de lo virtual, donde todas nuestras relaciones se llevan a cabo a través de las redes, pero, como dice el Papa: “hoy a menudo hay conexión, pero no comunicación”. Hagan que las redes sean un lugar de esperanza, de solidaridad, de consuelo, donde ustedes puedan ser lo que verdaderamente son, no ocultos tras una máscara, sino impulsados por el deseo de dar vida a través de cada publicación, en el campo espiritual, artístico, social. Seguramente, muchos de ustedes pertenecen a la Pastoral Juvenil o a un grupo Pastoral de sus comunidades Parroquiales y han tenido que parar sus reuniones por el aislamiento preventivo, pero no dejen que eso detenga la actividad de Evangelización y anímense a demostrar que la Iglesia está más viva que nunca, a través de las redes, por la comunión que ellas manifiestan. Desde la Delegación de Pastoral Juvenil de nuestra Arquidiócesis, se han ideado estrategias para seguir en contacto con ustedes y que no se sientan solos, sino que aprovechen al máximo este tiempo en el hogar. Se les ha enviado la Pascua Juvenil y un material especial para que ustedes sean misioneros en sus hogares y vivan la Semana Santa en Casa, así como los invitamos a que sigan conectados a las redes de la delegación donde encontrarán el Kerigma en Casa, transmitiéndoles de lunes a viernes la formación que los ayude a ser jóvenes líderes conscientes de su fe en Jesucristo vivo. Recuerden que no se pueden desanimar, pues ustedes están invitados a ser Jóvenes testigos del amor de Dios, con la tarea de comunicar a otros la vida que han recibido, no se pierdan las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa, que serán transmitidas por televisión o por medios virtuales. No paren de soñar y recuerden que la Iglesia, los necesita y los ama. Oren mucho por los enfermos y por aquellos que, en medio de la cuarentena, deben salir a servirles a todos. Oren por el Santo Padre Francisco y no olviden también orar por mí. Que María la muchacha de Nazaret, interceda por todos nosotros. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Mié 15 Abr 2020

Colombia entre la pobreza y la pandemia: la Iglesia en primera línea

Son varias las acciones humanitarias que la Iglesia sigue adelantando en todo el territorio nacional, para atender esta emergencia sanitaria por cuenta del coronavirus y que afecta a la población más vulnerable, así lo ha expresado monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, en una entrevista concedida al Vatican News. Lea completa la entrevista La fraternidad y la solidaridad son la única forma de superar las adversidades ligadas a esta emergencia. Así, Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social de Colombia no deja de instar a un país todavía herido por la violencia y doblegado por la pobreza. Las acciones pastorales de la Iglesia Católica en Colombia en el contexto de la crisis sanitaria actual, han sido recogidas en estos días en un nuevo espacio web diseñado por la Secretaría Permanente del Episcopado colombiano. Se trata de https://iglesiaantecoronavirus.cec.org.co, un sitio que alberga las declaraciones, acciones y comunicados de las instituciones de la Iglesia Católica a nivel latinoamericano y mundial. Son muchas las iniciativas que han marcado esta Pascua y que siguen sirviendo a los más necesitados: desde la atención pastoral a las familias hasta la solidaridad con los ancianos, las personas solas, sin trabajo ni vivienda. La campaña lanzada por la Iglesia del país sudamericano este año, en su trigésimo novena edición está dedicada a la emergencia del coronavirus. Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, habló de ello y pidió a todo el país que no se deje vencer por la indiferencia en momentos difíciles como el que estamos viviendo: R. - La Iglesia colombiana ha hecho una exhortación para llamar a la solidaridad a todo el País y a la sociedad, hacia aquellos que están en situación de pobreza y que sufren más a causa de la pandemia. Hemos decidido dividir las diócesis en cuatro grupos de acuerdo con las acciones más relevantes a tomar. La primera acción tiene que ver con la situación alimentaria. Sabemos que hay mucha gente que tiene hambre y que no puede ir a trabajar. Así, un importante grupo de diócesis tomó la decisión de llevar comida a las familias que más la necesitan. Se trata, como Iglesia, de estar presente y cerca de la gente que está en situación de pobreza. Una segunda acción adoptada es para todas aquellas personas que viven en la calle: en muchas ciudades, especialmente en las pequeñas y medianas de Colombia, no tienen a dónde ir y por lo tanto se encuentran en una situación de muy alto riesgo de infectarse. Y así las diócesis han abierto varios centros para acoger a estas personas e intentan hacerlo garantizando situaciones de seguridad, de bioseguridad. Luego también hacemos una gran campaña para dar a conocer el impacto de la violencia familiar, es decir, hacemos un trabajo de atención y cercanía psicosocial y de presencia pastoral en aquellas familias que sabemos que tienen un sufrimiento particular en su interior. ¿Cuáles son las preocupaciones más fuertes que tiene en su corazón? R. - La mayor preocupación que tengo se refiere a las personas que no tienen una red social a su alrededor y que se sienten verdaderamente abandonadas, que a menudo son personas mayores con problemas económicos. Monseñor Henao, ¿es cierto que, a pesar de la crisis, la violencia especialmente contra los líderes sociales, nunca ha cesado? R. - Sí, hay enfrentamientos entre guerrilleros y narcotraficantes y un grupo importante de líderes sociales está bajo amenaza de muerte y otros han sido asesinados. La situación humanitaria vinculada al conflicto y la violencia sigue siendo motivo de preocupación para nosotros. Se mezclan las dos situaciones: violencia por un lado y la pandemia por el otro. Este año es una Pascua en la que mucha gente está sufriendo, muchos están caminando bajo la cruz, pero luego tienen que encontrar la resurrección, tienen que encontrar al Cristo Resucitado. Tomado: Vatican News

Dom 12 Abr 2020

Obispos del Valle animan a despertar una conciencia ciudadana y planetaria

Obispos del Valle animan a despertar una conciencia ciudadana y planetaria En un mensaje de Pascua los obispos del Valle expresan la esperanza de salir pronto de esta crisis que aqueja el mundo, por cuenta del coronavirus y animan para que esta experiencia dolorosa sirva para el despertar de una nueva conciencia ciudadana y planetaria. “La espiritualidad y la convivencia, el servicio y la disciplina, el esfuerzo y los sacrificios de todos, la generosidad de muchos, arriesgando, incluso, su propia salud y tranquilidad, nos hacen sentir que hay arraigo en Dios, en su Palabra y Presencia, en su Amor y Providencia, en los vínculos de comunidad y de cuerpo místico, que nos inspiran fraternidad, paz, paciencia, perdón, comprensión y entrega de unos por otros”. El mensaje recuerda como la humanidad está viviendo un Viacrucis que deja en los rostros de muchas personas la tristeza por la pérdida de vidas, pero también irradia un camino abierto a la esperanza de la Resurrección “con nuevos modos de vida y valores mejor afincados en la consciencia individual y colectiva”. Así mismo, afirman que esta pandemia permitirá descubrir el “rostro de Dios” en quienes la están padeciendo de cerca, sirviendo a ellos con generosidad. “Cristo resucitado es nuestra esperanza y así como venció la muerte, vencerá toda nuestra angustia y dolor”. Ante esta zozobra, los obispos nos recuerdan como los discípulos también por miedo a los judíos estuvieron encerrados “también nosotros podremos salir del encierro por miedo al contagio, e ir ahora como CUIDADORES unos de otros y de la “casa común” que es el planeta en cada territorio, rural y urbano, que habitamos”. Por último, animan a continuar con la disciplina de las medidas de prevención vigentes que procuren el cuidado de la vida humana, en este difícil momento. Se comprometen a mantener una conexión virtual de oración y acompañamiento a las comunidades cercanas y con la sociedad en general. Suscriben el comunicado: Darío de Jesús Monsalve Mejía, Arzobispo de Cali; José Alejandro Castaño Arbeláez, Obispo de Cartago; Edgar de Jesús García Gil, Obispo de Palmira; José Roberto Ospina Leongómez, Obispo de Buga; Rubén Darío Jaramillo, Obispo de Buenaventura; Luis Fernando Rodríguez Velásquez, Obispo auxiliar de Cali; Juan Carlos Cárdenas Toro, Obispo Auxiliar de Cali. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Dom 12 Abr 2020

Papa Francisco: Que el resucitado sane las heridas de la humanidad desolada

Este domingo 12 de abril, el Papa Francisco ha celebrado en la Basílica de San Pedro la misa del Domingo de Resurrección. Acto seguido oró por el mundo entero e impartió la bendición Urbi et Orbi a la humanidad y a toda la creación. Contagiar la esperanza que viene de la resurrección “Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!». No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no “pasa por encima” del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios”, afirmó el Papa Francisco profundizando sobre el sentido de la esperanza. Mirar al resucitado El Papa invita a mirar al resucitado, “que no es otro que el crucificado”, para “que sane las heridas de la humanidad desolada”. En este contexto, el Papa tiene presente a los enfermos, a los que han fallecido y a las familias que lloran la muerte de sus seres queridos: “Hoy pienso sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus” y pide para ellos “que el Señor de la vida acoja consigo en su reino a los difuntos, y dé consuelo y esperanza a quienes aún están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que están solas. Que conceda su consolación”. De igual manera recordó al personal sanitario, a las autoridades y a todos los que trabajan en los servicios esenciales. Dificultades generadas por la pandemia Francisco hizo un recuento de las dificultades que los seres humanos pasan en estos momentos de pandemia: lutos, sufrimientos físicos y problemas económicos. Seguidamente subrayó: “Esta enfermedad no sólo nos está privando de los afectos, sino también de la posibilidad de recurrir en persona al consuelo que brota de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación”. En este ambiente, nos invita a recordar la antífona de ingreso de la Misa del día de Pascua del Misal Romano: No temas, «he resucitado y aún estoy contigo». Un período de cambios repentinos El Papa se presenta cercano a aquellos que están enfrentando un futuro incierto, pues temen perder el trabajo y las consecuencias que este hecho comporta; también está cercano a quienes toman decisiones políticas y les invita a que encarnen la búsqueda del bien común de todos los ciudadanos “para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas”. Este no es tiempo para la indiferencia ni para el egoísmo Francisco hace un llamado a los fieles para que actúen en favor de los más débiles: “Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar. Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos”. Llamamientos a la humanidad El Obispo de Roma procedió a hacer una serie de peticiones a la humanidad y en particular a los cristianos católicos para que actuemos y así construyamos una nueva humanidad, fruto de la resurrección de Jesús entre nosotros: Pidió no dejar solos a los pobres, a los presos y a los que no tienen hogar. “Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos”. En el caso de los países con sanciones internacionales pidió que “se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada”. A los países que cargan enormes deudas externas, pidió reducir o incluso condonar, “la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres”. Para Europa, el Papa pidió que enfrente los desafíos actuales con unidad, rechazando los egoísmos: “Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras. Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares”. El Papa renovó su llamado a finalizar de inmediato todas las guerras y a poner por encima de los conflictos la vida de todos los seres humanos, así como a poner fin al comercio de armas: “No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas. A continuación, el Papa hizo memoria de algunos lugares castigados por conflictos bélicos y en los que la población sufre la fuerza de la violencia desde hace muchos años: “Que sea en cambio el tiempo para poner fin a la larga guerra que ha ensangrentado a Siria, al conflicto en Yemen y a las tensiones en Irak, como también en el Líbano. Que este sea el tiempo en el que los israelíes y los palestinos reanuden el diálogo, y que encuentren una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz. Que acaben los sufrimientos de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania. Que se terminen los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en varios países de África”. Seguidamente el Papa recordó a las poblaciones donde se producen crisis humanitarias, en Asia y África, como en la Región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. También pidió que Jesús “reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías. Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados —muchos de ellos son niños—, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía. Que permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria”. Finalizó su mensaje diciendo: “Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso”. Tomado: Vatican News

Sáb 11 Abr 2020

La voz del Pastor | 12 de abril de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 28,1-10

Sáb 11 Abr 2020

El sepulcro vacío es el escenario del “ver y creer” de los apóstoles y de la comunidad eclesial

Primera Lectura: Hch 10, 34a.37-43 Salmo: Sal 118(117),1-2. 15c+16a+17.22-23 (R. 24) Segunda Lectura: Col 3,1-4 o 1Co 5,6b-8 Evangelio: Jn 20,1-9 o Mt 28,1-10 Introducción El tema central de la liturgia de este solemnísimo domingo de Pascua es la Resurrección del Señor. Esta realidad toca lo íntimo de la creación entera y se constituye en el elemento fundamental de la fe. A la luz de la liturgia de este domingo podemos meditar tres ideas: • El sepulcro vacío es el escenario del “ver y creer” de los apóstoles y de la comunidad eclesial. • La Resurrección del Señor se constituye en el contenido que dinamiza la predicación y suscita una vida de testimonio en la comunidad. • En la experiencia de Pablo, el acontecimiento de la Resurrección transforma la vida y el apóstol de los gentiles lo expresa en la imagen de la “masa nueva” y todo en virtud que, Cristo “nuestra Pascua ha sido inmolado”. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Es evidente que el sepulcro vacío no es por sí mismo prueba de la resurrección del Señor. La presencia de la Magdalena y de Pedro en el sepulcro les permitió inferir a ella, que “se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto”, y a Pedro constatar que las “vendas que le habían colocado al sepultarlo estaban allí”; pero la presencia de Juan va más allá y el evangelista destaca dos acciones “vio y creyó”. Las enseñanzas de Jesús se hacían realidad, la fuerza de su Palabra proclamada le permitió al apóstol “ver” pero con profundidad, fijar su mirada en los signos y ser capaz de desvelar lo que en profundidad se desvelaba ante él: Ha resucitado y esa verdad se hace objeto de la fe personal y comunitaria. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que, el sepulcro vacío no es en sí una prueba directa de la resurrección, sin embargo, es un signo que permitió a los discípulos reconocer el hecho de la resurrección y constatar que el estado del sepulcro vacío, que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro (Jn 11,44; CIC 640). El amor del apóstol por el Señor le permitió entender que la Palabra de Dios es verdadera. Enseña el Papa Francisco “En Él también nosotros estamos resucitados, pasando de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad del amor. Por lo tanto, dejémonos alcanzar por el mensaje consolador de la Pascua, y envolvernos por su gloriosa luz que disipa las tinieblas del miedo y de la tristeza, porque Jesús resucitado camina junto a nosotros. Él se manifiesta a todos los que lo invocan y lo aman. Antes de nada, en la oración, pero también en las alegrías sencillas vividas con fe y agradecimiento. Podemos sentirlo presente también compartiendo momentos de cordialidad, de acogida, de amistad, de contemplación de la naturaleza” (Ángelus, 22.04.2019). En síntesis, Jesús Resucitado aviva la alegría de la fe y nos invita al anuncio. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La vivencia de la resurrección del Señor nos permite entender que la alegría y el gozo que produce el encuentro con Cristo resucitado (EG 1), suscita en la vida de las personas la fuerza del anuncio, y el contenido de esa proclamación es Cristo resucitado. Una de las principales tareas para quienes creemos y esperamos en Cristo, es orar y pedir la gracia de llenarnos de la Palabra del resucitado que nos permite “ver y creer” para proclamar la verdad de la fe y ser testigos creíbles de su amor. En el reciente documento sobre la Palabra, el Papa Francisco afirma que, “La relación entre el Resucitado, la comunidad de creyentes y la Sagrada Escritura es intensamente vital para nuestra identidad. Si el Señor no nos introduce es imposible comprender en profundidad la Sagrada Escritura, pero lo contrario también es cierto: Sin la Sagrada Escritura, los acontecimientos de la misión de Jesús y de su Iglesia en el mundo permanecen indescifrables. San Jerónimo escribió con verdad: «La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo» (Aperuit Illis 1, del 30.09.2019). Otra tarea que va unida a la oración y a la Palabra, es estar dispuesto a la transformación que ofrece el resucitado. El mundo, en la multiplicidad de los escenarios necesita una transformación ética que exige la experiencia y la cercanía con el espíritu del Señor Resucitado, es descubrirse en su identidad de bautizado y enviado a ser luz en medio de los hermanos. Este proceso de transformación toca las raíces mismas del hombre: la sinceridad y la verdad. En síntesis, una persona que vive en la dinámica del Resucitado siente la alegría de anunciar, de salir al encuentro de los hermanos y contarles con su testimonio la nueva vida que, impregnada de luz, se arriesga a disipar las tinieblas de la división, el pecado, la injusticia social. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Encarnar la misión de anunciar la alegría de la Resurrección lleva consigo sacrificio, momentos difíciles, porque el anuncio de la Palabra interpela, cuestiona y exhorta. Afirma el Papa Francisco “La Sagrada Escritura realiza su acción profética sobre todo en quien la escucha. Causa dulzura y amargura. Vienen a la mente las palabras del profeta Ezequiel cuando, invitado por el Señor a comerse el libro, manifiesta: «Me supo en la boca dulce como la miel» (3,3). También el evangelista Juan en la isla de Patmos evoca la misma experiencia de Ezequiel de comer el libro, pero agrega algo más específico: «En mi boca sabía dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor» (Ap 10,10; Aperuit Illis 12). RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Al llegar a este día, el cansancio de la semana se hace sentir y se corre el riesgo de restar importancia a la celebración del domingo de resurrección. 2. Preparar con delicadeza de detalles: el altar, la dignidad y centralidad del cirio pascual, colocar en un lugar sobresaliente la imagen del resucitado. 3. En la celebración de la misa de hoy se pueden usar algunos elemen- tos pastorales de incalculable valor, contenidos en la Vigilia Pascual, especialmente en las asambleas que no han participado en la Noche Santa. (cf. Misal Romano tercera y cuarte edición, p. 197. Domingo de Pascua, segunda forma). En efecto, dice que se pude realizar procesión de entrada con el Cirio Pascual, usando las expresiones propias de “Luz de Cristo”; renovación de los compromisos bautismales con cirios encendidos; terminado el credo se puede hacer la aspersión con el agua que se bendijo en la Vigilia Pascual. 4. Motivar de manera especial a la comunidad para que cante o recite con entusiasmo el Gloria, así como el responsorio del Sal 118(117): «Este es el día…». 5. Recordar que el Prefacio es el de Pascua I: «El Misterio Pascual», Misal, p. 375, con la parte propia: «en este día». Es recomendable seguir el Canon Romano o Plegaria Eucarística I, con las partes propias que contiene. 6. La Bendición final de la Misa es solemne, como en la Vigilia Pascual, agregando en la despedida el doble Aleluya, que se mantiene durante toda la Octava de Pascua. 7. Con las Vísperas de este día termina el Sagrado Triduo Pascual. 8. Los ocho primeros días del Tiempo Pascual, incluyendo el domingo segundo de Pascua, constituyen la Octava de Pascua; estos días tienen la celebración como las solemnidades del Señor (cf. Normas Universales sobre el Año Litúrgico y sobre el Calendario, n. 24). 9. Evangelizar la piedad popular: • “Vía Lucis”: Sería muy conveniente que en estos días de la octava de pascua se realice este ejercicio de piedad, para poner de relieve la presencia del resucitado en medio de la comunidad. • El “encuentro de la Madre del Señor con el Resucitado”: En la mayoría de las comunidades se realiza esta procesión y convendría darle su importancia, para significar que la Virgen fue la primera que participó plenamente de la Resurrección del Hijo (Cfr. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia 142): 10. Organizar un ágape para los movimientos apostólicos, un detalle para los miembros de la comunidad, hacer sentir la alegría del sentido espiritual de la Pascua.

Vie 10 Abr 2020

Sábado Santo: Esta noche celebramos la solemne Vigilia de Pascua en Cristo

El Sábado Santo es un día de oración junto a la tumba esperando la resurrección. Es un día de reflexión y silencio. Es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual. Este día concluye con la celebración de la Vigilia Pascual, que es un momento litúrgico que se realiza en la víspera del Domingo de Resurrección, día que finaliza la Semana Santa. El padre Jorge Bustamante Mora, director del Departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Colombia, recuerda que esta celebración tiene que ser vivida a plenitud “con alegría, gozo y felicidad porque el Señor Jesús vence la muerte, el mal, el pecado y ha resucitado”. Explica que la celebración de la Vigilia Pascual se vive a través de unos signos que van mostrando el paso de la presencia de Cristo Resucitado. El fuego Al iniciar la celebración, el sacerdote apaga todas las luces de la Iglesia, enciende un fuego nuevo que representa a Jesús. “Es la columna de Jesús vivo que irrumpe las tinieblas y nos muestra el poder de la presencia de Dios”. Liturgia de la Palabra Después de la Celebración del fuego nuevo, se sigue con la lectura de la Palabra de Dios. Se acostumbra a leer siete lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la Resurrección. “Todo esto lo viviremos con la abundancia de la palabra del Señor, que nos recordará la historia de la salvación, hasta llegar a la victoria de Jesús, que venció. Hoy no tenemos nada que temer sino al contrario confiarnos gozosamente y alegremente al Señor que ha resucitado”, señala el sacerdote. El agua El agua bendita es el símbolo que nos evoca nuestro Bautismo, nos recuerda además que con el agua del bautismo pasamos a formar parte de la familia de Dios. “Este momento nos muestra el rito de la liturgia bautismal, porque el agua es signo de vida, de crecimiento y nacimiento en el bautismo”. Por último, el sacerdote anima a participar de este gran momento de júbilo para los creyentes, “para que de esta forma podamos gritar juntos, Aleluya el Señor Resucito, felices fiestas de Pascua”. Para tener en cuenta: Encuentre orientaciones pastorales y material audiovisual para vivir la Semana Santa 2020 enhttps://iglesiaantecoronavirus.cec.org.co/semana-santa-2020/

Jue 9 Abr 2020

Obispo de Quibdó pide a grupos armados un cese multilateral al fuego

En medio de la cuarentena decretada por el Gobierno Nacional, a causa de la pandemia por coronavirus, el obispo de Quibdó, monseñor Juan Carlos Barreto, a través de un video mensaje, pidió a los grupos armados que hagan un cese multilateral al fuego. Lo anterior, atendiendo al llamado que hizo recientemente el Papa Francisco “para que se detengan todas las guerras del mundo, y en nombre de los indígenas, afrodescendientes y campesinos pobres de Colombia”. “Los armados deben parar la guerra. Ya no sabemos cómo decirlo, pero no nos cansaremos de decirlo. Los invitamos a cuidarse, a reflexionar y a convertirse”, señaló. Al resaltar algunas de las regiones que se están viendo mayormente afectadas por la violencia, como son: Chocó, Cauca, Nariño, Putumayo y Catatumbo, hizo un llamado al Estado colombiano para que actúe de manera adecuada y eficaz ante esta realidad que afecta a gran parte de las comunidades. Por último, pidió orar al Dios de la paz “para que ilumine la mente y ablande el corazón de piedra de los violentos”.