Pasar al contenido principal

Iglesia

Jue 9 Abr 2020

El Papa a los sacerdotes: "déjense lavar los pies"

El día en que la Iglesia conmemora la Última Cena celebrada por Jesús con sus doce discípulos en «la noche en que iba a ser entregado» (1 Cor 11,23), durante la cual el Maestro instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio cristiano y que marca el inicio del Triduo Pascual, el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Basílica Vaticana. Una Misa inusual, debido a la pandemia en curso, que ve al Sumo Pontífice celebrarla en una basílica semivacía, tras haberla celebrado cinco años en el interior de una cárcel, tras haber lavado los pies de personas privadas de su libertad, de pobres y de refugiados. Este año, esos ritos no están presentes, debido al distanciamiento social pedido por las autoridades para prevenir los contagios. La comunión de la Iglesia es de todos modos latente: en los hogares convertidos en templos domésticos así como en las iglesias y en las comunidades religiosas, gracias también a los medios de comunicación social. Eucaristía, servicio, unción En la noche en el que el más grande se hace pequeño, (cfr. Jn 13, 3-5), el Pontífice improvisa la homilía, y da tres palabras claves al iniciar, a partir de las cuales desarrollará la primera parte de su reflexión: Eucaristía, servicio, unción. "El Señor que quiere permanecer con nosotros en la Eucaristía, y nosotros nos convertimos siempre en sagrarios del Señor: llevamos al Señor con nosotros hasta el punto de que él mismo nos dice que si no comemos su cuerpo y bebemos su sangre, no entraremos en el Reino de los Cielos. Misterio, esto del pan y el vino, del Señor con nosotros, en nosotros, dentro de nosotros". El servicio:"Ese gesto que es una condición para entrar en el Reino de los Cielos. Servir, sí, a todos. Pero el Señor, en ese intercambio de palabras que tuvo con Pedro, le hace entender que para entrar en el Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva, que sea el Siervo de Dios siervo de nosotros. Y esto es difícil de entender. Si no dejo que el Señor sea mi siervo, que el Señor me lave, me haga crecer, me perdone, no entraré en el Reino de los Cielos". Y el sacerdocio. "Hoy quisiera estar cerca de los sacerdotes, de todos los sacerdotes, desde el más reciente ordenado hasta el Papa: todos somos sacerdotes. Obispos, todos... Somos ungidos, ungidos por el Señor; ungidos para hacer la Eucaristía, ungidos para servir". Los santos de al lado El Papa no presidió esta mañana la Misa Crismal con los sacerdotes de Roma, pero espera poder celebrarla “antes de Pentecostés”, dice en la homilía, porque de lo contrario “debemos posponerla hasta el año que viene”. Sin embargo, añade, “no puedo dejar pasar esta Misa sin recordar a los sacerdotes”: "Sacerdotes que ofrecen sus vidas por el Señor, sacerdotes que son servidores"."En estos días – hace presente – más de 60 han muerto aquí, en Italia, en el cuidado de los enfermos en los hospitales. También con los médicos, las enfermeras: son los santos de al lado, sacerdotes que han dado su vida en el servicio". Sacerdotes anónimos y buenos Francisco piensa en particular en aquellos que están lejos, narra de haber recibido precisamente hoy la carta de un franciscano capellán de una prisión, que cuenta cómo vive esta Semana Santa con los presos. Y habla de los sacerdotes que van lejos para llevar el Evangelio, y mueren también a causa de la peste en ese lugar lejano, porque no estaban preparados, porque no tenían anticuerpos. Sacerdotes de los cuales “nadie conoce su nombre”. Y prosigue: "Los sacerdotes anónimos, los curas del campo que son párrocos en cuatro, cinco, siete pueblos, en las montañas, y van de uno a otro, que conocen a la gente... Una vez, uno de ellos me dijo que sabía el nombre de toda la gente de los pueblos". "¿En serio?" Le dije. Y dijo: "Incluso el nombre de los perros". Conocen toda la proximidad sacerdotal: bien. Buenos sacerdotes. Sacerdotes calumniados y pecadores En este día Francisco lleva a todos en su corazón, y los lleva “al altar”. Lleva a los sacerdotes calumniados que muchas veces no pueden ir a la calle porque les dicen cosas malas en referencia “al drama del descubrimiento de los sacerdotes que han hecho cosas malas”: “Algunos me dijeron que no pueden salir con el collar clerical porque los insultan, y ellos siguen”. Lleva también al altar a los sacerdotes pecadores, “que junto con los obispos y al Papa pecador” no olvidan de “pedir perdón” y “aprenden a perdonar”. No sean tercos como Pedro Lleva consigo a los sacerdotes que sufren algunas crisis, que no saben qué hacer, que “están en la oscuridad”: "Hoy todos ustedes hermanos sacerdotes, están conmigo en el altar, ustedes, consagrados. Sólo les digo una cosa: no sean tercos como Pedro. Déjense lavar los pies. El Señor es su siervo, Él está cerca de ustedes para darles fuerza, para lavarles los pies". Generosidad en el perdón Concluyendo la homilía, el Pontífice exhorta a los sacerdotes a ser “grandes perdonadores”: "Perdonen. Corazón grande de generosidad en el perdón. Es la medida con la que seremos medidos. Como has perdonado, serás perdonado: la misma medida. No tengan miedo de perdonar. A veces tenemos dudas: miren a Cristo. Allí está el perdón para todos. Sean valientes. Incluso arriesgando en el perdonar, para consolar. Y si no pueden dar un perdón sacramental en ese momento, al menos den el consuelo de un hermano que acompaña y deja la puerta abierta para que vuelva". Por último, la gratitud a Dios padre por la gracia del sacerdocio y el recordatorio a cada uno de ellos: "Jesús los ama. Sólo pide que ustedes se dejen lavar los pies". tomado de: Vatican News Foto: Internet

Mié 8 Abr 2020

Eucaristía, Ministerio Sacerdotal y mandamiento del Amor, regalos del Jueves Santo

El Jueves Santo es la fiesta cristiana que abre el llamado santo Triduo Pascual, esto es, el periodo de tiempo en el que la liturgia cristiana y católica conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. El padre Jorge Bustamante Mora, director del departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal, nos explica cómo este jueves Santo nos trae a la memoria tres regalos que Jesús nos ha hecho: La Institución de la Eucaristía, el Ministerio sacerdotal y el mandamiento del amor. Estos tres momentos no deben ser vistos como elementos independientes o diferentes, antes bien, se iluminan y complementan mutuamente. La Eucaristía Este momento de la última Cena, nos recuerda cuando Jesús convoca a sus discípulos y comparte con ellos un pan y un vino que convierten en alimento su Cuerpo y Sangre para todos los que quieran recordarle y esperar su venida al final de los tiempos, quedando Instituida la Eucaristía. Ministerio Sacerdotal Queriendo que la Eucaristía estuviera en toda la línea de historia de la Iglesia, entonces Jesús instituyó el Sacramento del Orden Sacerdotal. En este día, los sacerdotes del mundo entero son invitados a concelebrar la Eucaristía con sus obispos y renovar así las promesas y compromisos sacerdotales al servicio de Cristo y de la Iglesia. El padre Bustamante pidió orar por todos los sacerdotes del mundo y animó a aquellos jóvenes que sienten el llamado de Dios para que lo sigan con responsabilidad y generosidad. Mandamiento del amor Nuestro trato con el Señor se manifiesta inmediatamente en el trato con los demás. Jesús nos dio un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros; así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros, es decir “el mandato del amor, no un amor que se lo lleva el viento, es un amor que se hace obra, que es concreto, por eso Jesús lavó los pies a sus discípulos. Finalmente, el sacerdote invitó a preguntarnos en nuestras vidas cómo vivimos la Eucaristía, la relación con los sacerdotes y el amor en obras hacia los demás. Para tener en cuenta: Encuentre orientaciones pastorales y material audiovisual para vivir la Semana Santa 2020 enhttps://iglesiaantecoronavirus.cec.org.co/semana-santa-2020/

Mar 7 Abr 2020

Iglesia católica presenta campaña para atender emergencia por COVID-19

Un llamado a la solidaridad hizo hoy la Iglesia católica al presentar la Campaña “Comunicación Cristiana de Bienes”, que llega a su versión 39. Durante una rueda de prensa virtual, monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social pidió no dejarse llevar por la indiferencia frente a esos difíciles momentos que atraviesa el país por cuenta de la pandemia del coronavirus. “Es necesario aprender las lecciones de esta emergencia, entre ellas la fraternidad como camino indispensable para superar la adversidad. Por esta razón hacemos un llamado a la solidaridad con los enfermos, pobres, los necesitados”, afirmó. Según lo explicó, esta campaña permitirá llegar a aquellas personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica y social que incluye a trabajadores informales o independientes, con enfermedades o en situación de calle, entre otros. Igualmente, dijo que la Iglesia está incrementando su presencia en las diferentes regiones del país, a través de los Bancos de Alimentos, las parroquias: “allí se están canalizando las ayudas y distribución de productos como son alimentos, agua, saneamiento básico, auxilio de recursos para necesidades específicas de la población”. Informó, además, que se han ido creando hogares de paso para recibir aquellas personas que han quedado atrapadas en ciertos lugares y no se pueden movilizar. “Queremos unirnos y fortalecer todos estos movimientos solidarios que ya existen a nivel público y privado, deseamos canalizar también nosotros la posibilidad de estar presentes en medio de estas situaciones con unos criterios de equidad, solidaridad, pero sobre todo la preferencia de la Iglesia como lo ha tenido siempre presente, la de ayudar a los más pobres y necesitados”, puntualizó. ¿Cómo hacer los aportes? Aclaró que, con el fin de preservar la seguridad de las personas, no se están recibiendo productos en especies, sino que se ha destinado una cuenta donde las personas de buen corazón podrán hacer sus aportes. Al llamar la generosidad de los colombianos, monseñor Henao Gaviria informó que los aportes se podrán hacer consignando en la Cuenta Corriente del Banco de Bogotá No. 081-52478-7, a nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social. Finalmente, recordó que este momento que vive el país debe ser asumirlo por todos con mucha responsabilidad, por lo que invitó a asumir los mecanismos de autocuidado que las distintas instancias de salud han recomendado. “Esta emergencia nos debe llevar a agilizar los mecanismos para hacer presente la solidaridad de todo el pueblo colombiano con aquellos que sufren, pero que también nos lleva a actuar de manera responsable frente a nuestra vida y la de las comunidades”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ver Rueda de Prensa[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar piezas de la campaña[/icon]

Lun 6 Abr 2020

Iglesia preparada para Semana Santa

"La Iglesia católica está preparada para vivir en este tiempo de pandemia la Semana Santa, llegando a todos los hogares católicos sin salir de la casa", así lo ha expresado el secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Elkin Álvarez Botero, en una entrevista concedida al diario El Espectador. LEA LA ENTREVISTACOMPLETA El secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia habló sobre cómo la Iglesia colombiana se ha preparado para celebrar la Semana Mayor de los católicos de una forma distinta. Así como dicen que el mundo va a cambiar, él considera que ellos como institución también deben de hacerlo. Así como el brote del coronavirus en el país ha puesto en jaque a la economía, ha obligado al Gobierno a tomar decisiones contingentes, la Iglesia también se ha visto tocada, especialmente este tiempo en el que se vive la Semana Santa. El Espectador habló con monseñor Elkin Álvarez, secretario general de la Conferencia Episcopal, para indagar cómo los sacerdotes y obispos se preparon para llegar con el mensaje de pascua y resurrección de Jesús a todas las familias católicas del país. ¿Qué significa para ustedes como Iglesia celebrar Semana Santa de esta forma tan excepcional? Para nosotros celebrar la fiesta de la pascua, que es central en la vida cristiana, en estos tiempos de coronavirus es un acto de confianza, de reafirmar la fe en el señor y de sentirnos Iglesia que celebra el misterio de la salvación en el lugar donde estemos. Estos momentos nos llama, sobretodo, a que afiancemos, que volvamos a él y lo tenemos que hacer viviendo las circunstancias que tenemos. Igualmente, para nosotros significa un desafío pastoral, crear conciencia en los fieles que la Semana Santa no se suspende, la celebramos de un modo distinto, separados físicamente, pero unidos espiritualmente. Usted habla de desafíos para llevar a cabo la Semana Santa en tiempos del coronavirus, ¿cuáles son? A nosotros nos ha llegado unas instrucciones y directivas por parte de la Santa Sede que tienen que ver con los aspectos generales de la celebración de la Semana Santa, teniendo en cuenta que la mayoría de los países del mundo implementaron una cuarentena en estos días. En cada diócesis se deben de aplicar. Por ejemplo, de alguna manera, se nos ha pedido que hagamos ayudas para que los fieles en la casa puedan celebrar también en familia con unas lecturas de la palabra de Dios, unas oraciones y reflexiones. La mayoría de las diócesis en estos momentos tienen alguna forma para compartir con sus fieles a través de los correos electrónicos o de WhatsApp. También están los medios tradicionales o digitales, los que hemos usado para transmitir la celebración de la eucaristía sin presencia del pueblo. Y sobre la catequesis y la pastoral, algunos han activado una línea espiritual para atender a los fieles y la atención caritativa también ha continuado con obras propias de la Iglesia, bien como vehículo de otras entidades para ayudar a los más pobres y vulnerables. ¿Cómo llegarán a los lugares más remotos del país para que la gente que viva allí también celebre la Semana Santa? En Colombia la Iglesia católica está compuesta de 77 jurisdicciones, arquidiócesis, diócesis o vicariatos, entonces las comunidades más lejanas de alguna manera tienen una cobertura con los medios propios en el ámbito que les toca. Pienso en un vicariato como el de Leticia, el obispo de allá tendrá la manera o la buscará para hacer llegar la Semana Santa a sus fieles según los recursos propios, pero diríamos que generalmente los párrocos conocen bien a su comunidad y tienen en cuenta aquellos más pobres para que de alguna manera sientan la presencia de la Iglesia y puedan vivir la celebraciones litúrgicas, por lo menos a través de un celular o la radio que en muchos lugares todavía subsisten como el medio de comunicación más importante. Estas cosas se tienen en cuenta en cada diócesis. Usted hablaba de ayudas, ¿cómo lo está haciendo la Iglesia ante las necesidades que ha despertado esta situación? Hay un grupo de personas que venía siendo ayudado por la Iglesia a través de los programas de pastoral social. Estos se han intensificado y se ha continuado con la ayuda. Claro que han cambiado las formas, por ejemplo, algunos comedores que tenían la asistencia diaria, ahora envían los mercados a domicilio o inventando maneras para que no hayan concentraciones de gente. También están los bancos de alimentos que ha sido el canal para que empresas donen o hagan llegar recursos a las familias más pobres. Igualmente, cada parroquia tiene un programa, una ayuda, un grupo de personas, entonces esas obras de caridad han continuado. Hemos motivado para que la gente se fije en aquellos que tienen cerca, aunque no sea una obra institucional, pero todos estamos llamados a la caridad y solidaridad. ¿Es la primera vez que la Iglesia se ve abocada a celebrar la Semana Santa de una manera distinta por las circunstancias excepcionales que se presentan? En algunos momentos de la historia ha ocurrido, pero por otras razones en las que nos ha tocado vivir celebraciones de la Semana Santa con participación reducida de fieles o encerrados, por ejemplo, en los países donde ha habido alguna persecución contra la Iglesia católica. Así mismo, con estas características del coronavirus es del todo nuevo y más porque en la actualidad tenemos todas estas posibilidades de los medios de comunicación, entonces hay muchas novedades. ¿Desde la perspectiva nacional, cómo el coronavirus los ha afectado a ustedes como Iglesia? En Colombia ha ido evolucionando la situación, las primeras medidas que se tomaron reducían la participación de las personas en la eucaristía, que no se diera el saludo de la paz ni la comunión en la mano. Después aparece la cuarentena definitiva y el aislamiento total, entonces hemos venido tomando las decisiones de acuerdo con lo que se ha venido presentando y cada obispo se ha preparado con el ánimo de poder hacer esta Semana Santa distinta y que pueda contar con la participación de todos los fieles. ¿Cómo se están cuidando del coronavirus en la Conferencia Episcopal? En primer lugar, todo el personal está en sus casas trabajando y aquí en la Conferencia quedamos algunos sacerdotes y un grupo pequeño que seguimos atendiendo estas cosas. No ha habido momento para ocuparse de otros temas y seguimos atendiendo, especialmente, todo lo que tiene que ver con esta pandemia, con lo que nos va llegando del Vaticano, pero nos estamos cuidando bien entre nosotros. Hay quienes dicen que el mundo cambiará luego de superado el coronavirus, ¿qué cree que la Iglesia puede llegar a cambiar? Creo que ese pensamiento, de alguna manera, nos está rondando a todos: lo que el mundo va a cambiar. A medida que se produzcan cambios en la sociedad, también la Iglesia debe de responder desde la fe a las expectativas y a las necesidades de las personas. Desde ese punto de vista también, digamos, el anuncio del Evangelio, la manera de atender a la pastoral, de alguna manera, tendrá que cambiar. En estos momentos no me adelantaría a hablar de unos cambios de proceder. La verdad desde Cristo, el amor de Dios serán siempre nuestras bases que, de acuerdo con los tiempos, tienen que ser entregadas y ese es como el propósito de evangelización. Sin duda, todos tenemos que vivir cambios y que también la acción pastoral tendrá cambios. Se nos vienen momentos muy difíciles y lo primero es asegurarnos en la confianza en el señor. ¿Qué mensaje dejan como Iglesia en estos momentos? Escuchamos al papa Francisco diciendo que en este momento, en que vamos todos juntos en la misma barca, el señor nos está llamando a reavivar nuestra fe y nos dice no tengan miedo. La Semana Santa que vamos a vivir nos tiene separados físicamente, pero de ninguna manera estamos separados espiritualmente y al contrario tenemos una oportunidad de ahondar y de hacer una reflexión positiva sobre nuestra relación con Dios y nuestros hermanos, para poderla fundamentar en Cristo resucitado. Fuente: Diario El Espectador

Lun 6 Abr 2020

Iglesia colombiana construye esperanza en medio de la crisis sanitaria

Ante la crisis sanitaria que vive el mundo, la Iglesia Católica colombiana desde las diversas Arquidiócesis, Diócesis y Vicariatos, trabaja en conjunto con las administraciones locales, universidades, instituciones y organizaciones sociales, para brindar asistencia humanitaria a quienes más lo necesitan en medio de la crisis humanitaria causada por el Covid-19. Atravesamos por una situación de emergencia sanitaria que nos afecta a todas las personas, pero que es muy difícil de enfrentar para quienes no tienen trabajo, tienen un trabajo informal o independiente, tienen enfermedades previas, no tienen un techo, viven en la calle, han tenido que migrar, perdieron su trabajo por esta emergencia y para todas las personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica y social. Es por ello que la Iglesia ha desarrollado acciones que ayudan a enfrentar esta situación entregando ayudas alimentarias, económicas, de hospedaje y apoyo psicosocial en diferentes zonas del país, que se logran gracias al apoyo solidario de cientos de personas en las regiones que hacen donaciones económicas, en especie y en tiempo, sirviendo como voluntarios para servir a los más vulnerables. Alimentos para todos, que mitiguen el aislamiento La ayuda más recurrente e importante es la entrega de alimentos no perecederos que puedan aportar a la nutrición de las personas y familias que más lo necesitan. Diócesis como la de Málaga-Soata, Duitama-Sogamoso, Montería, Sonsón- Rionegro, Ipiales, Zipaquirá, San José del Guaviare, Girardot, Valledupar, Yopal, Guapi, Santa Rosa de Osos, Granada, Soacha, Girardota, Sincelejo, Cartago, Santa Marta y las Arquidiócesis de Ibagué, Barranquilla, Florencia y Cartagena brindan ayuda alimentaria a las familias más necesitadas dentro de su población, habitantes de calle, vendedores ambulantes o personas de la tercera edad. Dichos recursos son obtenidos por medio de las donaciones que realizan otras personas y familias a través de las parroquias, pero también con el apoyo de algunos empresarios y en articulación la administración local, regional y nacional, e incluso con apoyo internacional, como es el caso de la Diócesis de Ipiales. “Las parroquias están repartiendo mercados a las familias vulnerables que ya apoyaban y consiguiendo recursos para seguirlo haciendo. Con el Banco de Alimentos por ejemplo, se consiguen a mejor precio mercados para las parroquias, se entregan ayudas de familias donantes y además, se sirve de punto de articulación para que algunos de los recursos destinados por la Alcaldía, lleguen a las comunidades más vulnerables”, asegura Padre Jaime Alberto Mancera Casas de la Arquidiócesis de Bogotá. En la Diócesis de Sonsón-Rionegro se están entregando mercados a las familias más vulnerables, almuerzos a habitantes de calle y hospedaje a algunos adultos mayores. "Atendemos habitantes de calle, familias necesitadas, vendedores informales. Lo realizamos en las instalaciones de la Pastoral Social Diocesana y llevamos directamente a los hogares. Siempre lo hemos hecho, ahora por la contingencia se ha incrementado”, comentó el Padre Edgar Alfonso Gómez, director de Pastoral Social de la Diócesis. “Estamos haciendo una campaña de solidaridad entre las empresas para que donen alimentos y artículos de primera necesidad. También estamos haciendo distribución de alimentos con el programa Banco Diocesano de Alimentos de la Pastoral Social. Se están entregando bonos alimenticios para que los beneficiarios puedan hacer directamente sus mercados”, afirmó el Padre Harold Tejada Córdoba, de la Diócesis de Santa Marta. Hospedaje para quienes no tienen techo La Diócesis de Sonsón-Rionegro e Ipiales, además de las Arquidiócesis de Barranquilla e Ibagué, son las jurisdicciones eclesiásticas que hasta el momento están brindando hospedaje a personas en situación de calle. “Desde el Hogar de Paso para el habitante de calle en esta emergencia, se cambió la modalidad de hogar de paso a internado por esta cuarentena. De manera que se acogen 70 hermanos de la calle con hospedaje y alimentación, con el fin de prevenir en ellos el contagio y de ayudar a los adultos mayores de la calle. Ya llevan 15 días internos”, afirma el Padre José Alberto Arciniega, de la Arquidiócesis de Ibagué. Acompañar y construir esperanza Aunque la cuarenta es una medida necesaria para disminuir el riesgo de contagio del virus Covid-19, también trae efectos negativos como la depresión, la ansiedad y el aumento de violencia en los lugares de aislamiento, es por ello que desde varias jurisdicciones eclesiásticas se está brindando apoyo en este aspecto. Las Diócesis de Málaga- Soatá, Montería, Sonsón-Rionegro, Valledupar, Yopal, Guapi, Santa Rosa de Osos, Montelíbano y las Arquidiócesis de Barranquilla, Florencia y Cartagena brindan a la población acompañamiento y apoyo psicosocial en estos momentos de crisis. “Los Comités Parroquiales de Pastoral Social están visionando acompañamiento a las familias más vulnerables, de escasos recursos. Se realiza en las parroquias que pueden prestar este servicio y se realiza desde el inicio de la emergencia. El equipo ha estado acompañando sicosocialmente por medios virtuales a las comunidades que fueron atendidas desde este proyecto y desde los sacerdotes se buscan hacer acompañamiento a las comunidades” comentó el Pbro. Bernardo Gallego Noreña de la Diócesis de Santa Rosa de Osos. Auxilio económico para los más vulnerables Otra de las ayudas que está brindando las Diócesis de Santa Marta, Yopal, Valledupar, Girardot, Ipiales y las Arquidiócesis de Bogotá y Florencia son las ayudas económicas. “Hemos caracterizado a la población, construimos una base de datos y hemos hecho seguimiento de las situaciones más críticas. La ayuda va dirigida a personas adultas mayores de edad, niños y jóvenes de escasos recursos, también a familias pobres en situación vulnerable. La acción la está ejecutando el sacerdote de la región con el apoyo de presidentes de juntas y líderes sociales”, aseguró el Padre Luis Alberto Camacho, de la Diócesis de Yopal. Servir a todas las personas, según su necesidad Además de las ayudas mencionadas anteriormente, cada jurisdicción está llevando diversas actividades para responder a las necesidades puntuales de las jurisdicciones. La Diócesis de Valledupar ofrece acceso a agua y saneamiento, la Diócesis de Montelíbano acompañamiento jurídico y psicosocial a víctimas de violencia de género y fortalecimiento de capacidades jóvenes tanto de la zona rural como urbana, entre otras. Una campaña nacional, para construir esperanza. Por su parte, el Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana continúa con la campaña Comunicación Cristiana de Bienes, la cual está orientada a ayudar a las Jurisdicciones Eclesiásticas a enfrentar la emergencia sanitaria, consiguiendo recursos para ofrecer alimentos, auxilios económicos, de hospedaje, y apoyo psicosocial a las familias que más lo necesitan. Es tiempo de ayudar, Quienes deseen ser parte de la campaña y brindar una mano amiga en este tiempo de crisis, pueden realizar sus donaciones a la cuenta corriente del Banco de Bogotá N° 08133959-0 a nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social. Fuente: Oficina de comunicaciones SNPS

Dom 5 Abr 2020

Mensaje de la Iglesia para soldados y policías

El obispo castrense de Colombia, monseñor Fabio Suescún Mutis, agradeció a policías y soldados por su contribución y sacrificio en el cuidado del bienestar de los colombianos, ante la emergencia sanitaria que enfrenta el país por cuenta del coronavirus. “Gracias por su entrega, sacrificio y vigilancia, yo les pido que lo hagan en nombre de Dios. Su vigilancia al proteger a los demás obedece al mandato del Señor. Amén a los demás, así será mucho más rico su servicio y se convertirá en un verdadero apostolado”, expresó el prelado. A través de unos video mensajes, el monseñor Suescún expresó su admiración por la lucha que enfrentan para contrarestar este enemigo: “Sé que tienen que hacer muchos sacrificios, estar lejos de sus familias y correr grandes riesgos, pero sé que lo hacen por amor a la Patria (…) Cristo nos dijo que había que amar al prójimo y que se amaba cuando uno entregaba la vida por los demás, como Él lo hizo”. Recordó que la tarea de estos uniformados ha sido “como los serenos de la antigüedad”, estar vigilantes y evitar para que aquellos que aún no toman conciencia de los riesgos de salir a la calle lo hagan por el bien personal y de los demás. Finalmente, el obispo castrense de Colombia, impartió su bendición a estas mujeres y hombres que luchan a diario, no solo por el mal causado por las personas, sino ahora por el daño que pueda producir el covid-19 a la humanidad.

Dom 5 Abr 2020

Cardenal Salazar: “Todos somos hermanos en la fragilidad”

Con el templo cerrado y sin la asistencia de fieles, como ha dispuesto la arquidiócesis de Bogotá, inició a las 9:30 de la mañana la eucaristía televisada del Domingo de Ramos, presidida por el cardenal Rubén Salazar Gómez, con un austero rito de bendición de los ramos y sin procesión, aunque se entonó el tradicional canto ‘Tu reinarás’. Como en los últimos dos domingos, la celebración fue transmitida en directo por el canal RCN desde la Capilla del Sagrario –ubicada en el centro de Bogotá, junto a la Catedral Primada de Colombia–, con la participación del obispo auxiliar Luis Manuel Alí y de tres sacerdotes que concelebraron con el cardenal Salazar. En el templo también se encontraba un diácono, un laico ministro de la Palabra, algunas religiosas Hijas de la Iglesia, así como el organista y el cantante que vienen animando las celebraciones por televisión desde el 23 de marzo. La cercanía de Dios Tras la lectura del Evangelio, el cardenal colombiano centró su homilía en la necesidad que tenemos de “comprender el ejemplo de humildad que el Señor nos da en su pasión y que podamos hacerlo vida en nuestra existencia diaria”. ¿Qué nos quiere decir la pasión y muerte de Jesús? se preguntó Salazar, a lo que respondió que “Dios viene a nosotros, no es el Dios altivo, lejano, todopoderoso, impasible, al cual no le interesa su creatura; no, todo lo contrario, es el Dios que se abaja, que asume nuestra condición humana“. Frente a la actual situación a la que se enfrenta el mundo con la pandemia del Covid-19, el arzobispo de Bogotá dijo que “más que nunca hemos comprendido que la humanidad es suficiente, débil, absolutamente impotente frente a la agresión del virus“, pues, de hecho, “todos podemos ser infectados” y nos encontramos expuestos a la muerte. Dios sufre con la humanidad Ante la cruda realidad, “Dios sufre con la humanidad”, agregó Salazar, y siempre esta dispuesto a “asumir nuestra debilidad, nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad y nuestra muerte”. Así como Cristo grita desde la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?, “en el momento de la muerte es cuando se experimenta hasta las últimas consecuencias la realidad de nuestra soledad“, comentó el cardenal, recordando el dolor que viven muchas personas que se enfrentan por estos días a la realidad de la muerte “solas, llenas de angustia, en una soledad infinita, enfrentados a esa realidad terrible de la muerte”, en medio de la pandemia. Mirarnos con ojos nuevos Por eso, el llamado de Dios en el inicio de esta Semana Santa, para Salazar no es otro que “mirarnos con ojos nuevos”, pues “muchas veces queremos ocultar nuestra fragilidad, nuestra debilidad”. Pero la realidad es que “somos dependientes los unos de los otros”, y “cuando experimentamos el sufrimiento, la enfermedad, la muerte, se nos descubre nuestra verdadera naturaleza: somos unos pobres seres mortales“. En las actuales condiciones, la invitación del cardenal primado de Colombia es a “reconocer nuestra fragilidad” y, desde ahí, “mirar a los demás de otra manera, ya no de arriba hacia abajo, con orgullo y prepotencia”, sino “como seres humanos que comparten con nosotros esa condición de debilidad y fragilidad”. En este sentido, es imprescindible “amar a los demás con sus limitaciones, defectos, pecados… con toda su creaturalidad”, subrayó. El llamado vehemente del arzobispo de Bogotá es a reconocer que “todos somos hermanos en la fragilidad, en la limitación y en la muerte“, por cuanto necesitamos “empezar a ser, de verdad, hermanos de los demás”, con todas sus implicaciones. Constructores de una sociedad nueva “Seamos constructores de una sociedad nueva y diferente”, “de un mundo justo, fraterno y solidario“, por encima de la avaricia y el orgullo, pidió el purpurado colombiano. “Que de esta tragedia surja una humanidad nueva, llena de esperanza, verdaderamente solidaria, capaz de mecanismos para que caminemos juntos… una sociedad justa, fraterna y solidaria”, concluyó el cardenal Salazar. Fuente: Portal Vida Nueva

Dom 5 Abr 2020

“Pandemia nos empuja a tomar en serio lo que es serio y no perdernos en cosas triviales”

En la Misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano en este Domingo de Ramos, el Papa Francisco, se refierió a dos grandes males que aquejan a la humanidad: La traición y el abandono. Sobre este último hizo expresa mención al drama que tiene hoy en jaque a la humanidad, la pandemia del coronavirus. Igualmente, hizo un llamado especial a los jóvenes para que tomen como ejemplo a los verdaderos héroes de hoy y se jueguen la vida como ellos sirviendo a los demás. Inició su homilía recordando que Jesús entregó su vida por nosotros tomando nuestra maldad sobre sí mismo “Dios nos salvó dejando que nuestro mal se enfurezca en Él” –continuó- “Sin reaccionar, solo con la humildad, la paciencia y la obediencia del servidor, exclusivamente con la fuerza del amor. Él nos ama, puesto que pagó por nosotros un gran precio”. La traición. Hagamos un examen de conciencia Señaló como Jesús fue traicionado y condenado injustamente, incluso por aquellos que fueron cercanos a ÉL, recuerda de esta forma lo doloroso que puede ser para una persona el ser engañada o traicionada en la confianza. Explica que esto sucede “porque nacimos para ser amados y amar, y lo más doloroso es ser traicionado por aquellos que han prometido ser leales y cercanos a nosotros. Ni siquiera podemos imaginar cómo era doloroso para Dios, que es amor”. Ante esta realidad, el Papa Francisco animó a realizar un examen de conciencia y a reconocer nuestras infidelidades, solo así, advierte, seremos capaces de ver “¡Cuántas falsedades, hipocresías y duplicidades! ¡Cuántas buenas intenciones traicionadas! ¡Cuántas promesas incumplidas! ¡Cuántas resoluciones quedan por desaparecer!”. Igualmente expresó como “El Señor conoce nuestro corazón mejor que nosotros, sabe cuán débiles e inconstantes somos, cuántas veces caemos, cuán difícil nos levantamos y cuán difícil es sanar ciertas heridas”. Pero a pesar de este panorama –dijo el Papa – “Nos curó asumiendo nuestras infidelidades, eliminando nuestras traiciones. Para que, en lugar de desanimarnos por el miedo a no hacerlo, podamos mirar hacia el Crucifijo y recibir su abrazo”, obteniendo así - anonó el Pontífice- el perdón y el continuar de la mano de Dios. El abandono. Cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Tomando del Evangelio de San Mateo la frase «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», explicó como Jesús sufrió el abandono de los suyos que habían huido. Pero advierte – “le quedaba el Padre”. Detalló como Jesús también experimentó este momento de soledad. “Para que cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Jesús experimentó el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo. Lo hizo por mí y por ti”, aseveró el Pontífice. Al aplicar este pasaje al difícil momento que experimenta la humanidad por cuenta de la pandemia del coronavirus, adviertió que es importante “tomar en serio lo que es serio, a no perdernos en cosas triviales; redescubrir que la vida no sirve de nada si no se sirve”. “Hoy, en el drama de la pandemia, frente a tantas certezas que se desmoronan, ante tantas expectativas traicionadas, en el sentido de abandono que encierra nuestros corazones, Jesús dice a cada uno: "Valor: abre tu corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios” Invitóa a poner la mirada ante el Crucifijo y a comprometernos en ayudar a todos aquellos que en estos momentos sufren por cuenta de la soledad, la traición o el abandono. “¡mira, mira el Crucifijo! medida del amor de Dios por nosotros. Ante Dios, que nos sirve hasta el punto de dar vida, preguntamos, mirando el Crucifijo, la gracia de vivir para servir. Tratamos de contactar a los que sufren, los que están solos y los necesitados. No solo pensamos en lo que nos estamos perdiendo, pensamos en el bien que podemos hacer”. Jóvenes busquen héroes que se entregan por los demás Al celebrar hoy la Iglesia católica la XXXV Jornada Mundial de la Juventud, el Papa dedicótambién un momento especial a este público: “Queridos jóvenes: Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás”. Así mismo los anima a ser protagonistas del momento sirviendo a los más necesitados “No tengas miedo de gastarlo para Dios y para los demás (…) Porque la vida es un regalo que se recibe entregándose”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer homilía[/icon] Foto: Tomada de internet