Pasar al contenido principal

Iglesia

Dom 5 Abr 2020

Mensaje de la Iglesia para soldados y policías

El obispo castrense de Colombia, monseñor Fabio Suescún Mutis, agradeció a policías y soldados por su contribución y sacrificio en el cuidado del bienestar de los colombianos, ante la emergencia sanitaria que enfrenta el país por cuenta del coronavirus. “Gracias por su entrega, sacrificio y vigilancia, yo les pido que lo hagan en nombre de Dios. Su vigilancia al proteger a los demás obedece al mandato del Señor. Amén a los demás, así será mucho más rico su servicio y se convertirá en un verdadero apostolado”, expresó el prelado. A través de unos video mensajes, el monseñor Suescún expresó su admiración por la lucha que enfrentan para contrarestar este enemigo: “Sé que tienen que hacer muchos sacrificios, estar lejos de sus familias y correr grandes riesgos, pero sé que lo hacen por amor a la Patria (…) Cristo nos dijo que había que amar al prójimo y que se amaba cuando uno entregaba la vida por los demás, como Él lo hizo”. Recordó que la tarea de estos uniformados ha sido “como los serenos de la antigüedad”, estar vigilantes y evitar para que aquellos que aún no toman conciencia de los riesgos de salir a la calle lo hagan por el bien personal y de los demás. Finalmente, el obispo castrense de Colombia, impartió su bendición a estas mujeres y hombres que luchan a diario, no solo por el mal causado por las personas, sino ahora por el daño que pueda producir el covid-19 a la humanidad.

Dom 5 Abr 2020

Cardenal Salazar: “Todos somos hermanos en la fragilidad”

Con el templo cerrado y sin la asistencia de fieles, como ha dispuesto la arquidiócesis de Bogotá, inició a las 9:30 de la mañana la eucaristía televisada del Domingo de Ramos, presidida por el cardenal Rubén Salazar Gómez, con un austero rito de bendición de los ramos y sin procesión, aunque se entonó el tradicional canto ‘Tu reinarás’. Como en los últimos dos domingos, la celebración fue transmitida en directo por el canal RCN desde la Capilla del Sagrario –ubicada en el centro de Bogotá, junto a la Catedral Primada de Colombia–, con la participación del obispo auxiliar Luis Manuel Alí y de tres sacerdotes que concelebraron con el cardenal Salazar. En el templo también se encontraba un diácono, un laico ministro de la Palabra, algunas religiosas Hijas de la Iglesia, así como el organista y el cantante que vienen animando las celebraciones por televisión desde el 23 de marzo. La cercanía de Dios Tras la lectura del Evangelio, el cardenal colombiano centró su homilía en la necesidad que tenemos de “comprender el ejemplo de humildad que el Señor nos da en su pasión y que podamos hacerlo vida en nuestra existencia diaria”. ¿Qué nos quiere decir la pasión y muerte de Jesús? se preguntó Salazar, a lo que respondió que “Dios viene a nosotros, no es el Dios altivo, lejano, todopoderoso, impasible, al cual no le interesa su creatura; no, todo lo contrario, es el Dios que se abaja, que asume nuestra condición humana“. Frente a la actual situación a la que se enfrenta el mundo con la pandemia del Covid-19, el arzobispo de Bogotá dijo que “más que nunca hemos comprendido que la humanidad es suficiente, débil, absolutamente impotente frente a la agresión del virus“, pues, de hecho, “todos podemos ser infectados” y nos encontramos expuestos a la muerte. Dios sufre con la humanidad Ante la cruda realidad, “Dios sufre con la humanidad”, agregó Salazar, y siempre esta dispuesto a “asumir nuestra debilidad, nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad y nuestra muerte”. Así como Cristo grita desde la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?, “en el momento de la muerte es cuando se experimenta hasta las últimas consecuencias la realidad de nuestra soledad“, comentó el cardenal, recordando el dolor que viven muchas personas que se enfrentan por estos días a la realidad de la muerte “solas, llenas de angustia, en una soledad infinita, enfrentados a esa realidad terrible de la muerte”, en medio de la pandemia. Mirarnos con ojos nuevos Por eso, el llamado de Dios en el inicio de esta Semana Santa, para Salazar no es otro que “mirarnos con ojos nuevos”, pues “muchas veces queremos ocultar nuestra fragilidad, nuestra debilidad”. Pero la realidad es que “somos dependientes los unos de los otros”, y “cuando experimentamos el sufrimiento, la enfermedad, la muerte, se nos descubre nuestra verdadera naturaleza: somos unos pobres seres mortales“. En las actuales condiciones, la invitación del cardenal primado de Colombia es a “reconocer nuestra fragilidad” y, desde ahí, “mirar a los demás de otra manera, ya no de arriba hacia abajo, con orgullo y prepotencia”, sino “como seres humanos que comparten con nosotros esa condición de debilidad y fragilidad”. En este sentido, es imprescindible “amar a los demás con sus limitaciones, defectos, pecados… con toda su creaturalidad”, subrayó. El llamado vehemente del arzobispo de Bogotá es a reconocer que “todos somos hermanos en la fragilidad, en la limitación y en la muerte“, por cuanto necesitamos “empezar a ser, de verdad, hermanos de los demás”, con todas sus implicaciones. Constructores de una sociedad nueva “Seamos constructores de una sociedad nueva y diferente”, “de un mundo justo, fraterno y solidario“, por encima de la avaricia y el orgullo, pidió el purpurado colombiano. “Que de esta tragedia surja una humanidad nueva, llena de esperanza, verdaderamente solidaria, capaz de mecanismos para que caminemos juntos… una sociedad justa, fraterna y solidaria”, concluyó el cardenal Salazar. Fuente: Portal Vida Nueva

Dom 5 Abr 2020

“Pandemia nos empuja a tomar en serio lo que es serio y no perdernos en cosas triviales”

En la Misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano en este Domingo de Ramos, el Papa Francisco, se refierió a dos grandes males que aquejan a la humanidad: La traición y el abandono. Sobre este último hizo expresa mención al drama que tiene hoy en jaque a la humanidad, la pandemia del coronavirus. Igualmente, hizo un llamado especial a los jóvenes para que tomen como ejemplo a los verdaderos héroes de hoy y se jueguen la vida como ellos sirviendo a los demás. Inició su homilía recordando que Jesús entregó su vida por nosotros tomando nuestra maldad sobre sí mismo “Dios nos salvó dejando que nuestro mal se enfurezca en Él” –continuó- “Sin reaccionar, solo con la humildad, la paciencia y la obediencia del servidor, exclusivamente con la fuerza del amor. Él nos ama, puesto que pagó por nosotros un gran precio”. La traición. Hagamos un examen de conciencia Señaló como Jesús fue traicionado y condenado injustamente, incluso por aquellos que fueron cercanos a ÉL, recuerda de esta forma lo doloroso que puede ser para una persona el ser engañada o traicionada en la confianza. Explica que esto sucede “porque nacimos para ser amados y amar, y lo más doloroso es ser traicionado por aquellos que han prometido ser leales y cercanos a nosotros. Ni siquiera podemos imaginar cómo era doloroso para Dios, que es amor”. Ante esta realidad, el Papa Francisco animó a realizar un examen de conciencia y a reconocer nuestras infidelidades, solo así, advierte, seremos capaces de ver “¡Cuántas falsedades, hipocresías y duplicidades! ¡Cuántas buenas intenciones traicionadas! ¡Cuántas promesas incumplidas! ¡Cuántas resoluciones quedan por desaparecer!”. Igualmente expresó como “El Señor conoce nuestro corazón mejor que nosotros, sabe cuán débiles e inconstantes somos, cuántas veces caemos, cuán difícil nos levantamos y cuán difícil es sanar ciertas heridas”. Pero a pesar de este panorama –dijo el Papa – “Nos curó asumiendo nuestras infidelidades, eliminando nuestras traiciones. Para que, en lugar de desanimarnos por el miedo a no hacerlo, podamos mirar hacia el Crucifijo y recibir su abrazo”, obteniendo así - anonó el Pontífice- el perdón y el continuar de la mano de Dios. El abandono. Cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Tomando del Evangelio de San Mateo la frase «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», explicó como Jesús sufrió el abandono de los suyos que habían huido. Pero advierte – “le quedaba el Padre”. Detalló como Jesús también experimentó este momento de soledad. “Para que cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Jesús experimentó el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo. Lo hizo por mí y por ti”, aseveró el Pontífice. Al aplicar este pasaje al difícil momento que experimenta la humanidad por cuenta de la pandemia del coronavirus, adviertió que es importante “tomar en serio lo que es serio, a no perdernos en cosas triviales; redescubrir que la vida no sirve de nada si no se sirve”. “Hoy, en el drama de la pandemia, frente a tantas certezas que se desmoronan, ante tantas expectativas traicionadas, en el sentido de abandono que encierra nuestros corazones, Jesús dice a cada uno: "Valor: abre tu corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios” Invitóa a poner la mirada ante el Crucifijo y a comprometernos en ayudar a todos aquellos que en estos momentos sufren por cuenta de la soledad, la traición o el abandono. “¡mira, mira el Crucifijo! medida del amor de Dios por nosotros. Ante Dios, que nos sirve hasta el punto de dar vida, preguntamos, mirando el Crucifijo, la gracia de vivir para servir. Tratamos de contactar a los que sufren, los que están solos y los necesitados. No solo pensamos en lo que nos estamos perdiendo, pensamos en el bien que podemos hacer”. Jóvenes busquen héroes que se entregan por los demás Al celebrar hoy la Iglesia católica la XXXV Jornada Mundial de la Juventud, el Papa dedicótambién un momento especial a este público: “Queridos jóvenes: Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás”. Así mismo los anima a ser protagonistas del momento sirviendo a los más necesitados “No tengas miedo de gastarlo para Dios y para los demás (…) Porque la vida es un regalo que se recibe entregándose”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer homilía[/icon] Foto: Tomada de internet

Sáb 4 Abr 2020

Semana Santa en familia

Ante la emergencia sanitaria generada en el mundo por el Covid-19, la Iglesia católica en Colombia invita a vivir una Semana Santa en familia y en casa, sugiriendo para ello celebrar este misterio Pascual de Cristo con actitud, disponibilidad y recogimiento. Con estas indicaciones, el padre Farly Yovany Gil Betancur, obispo electo de Montelíbano recordó “Obispos y sacerdotes estaremos celebrando en los templos parroquiales, ustedes siguiendo desde sus hogares la Pasión, muerte y resurrección del Señor, será un momento especial de mucha gracia y bendición, los invitamos a vivir en familia estos momentos de fe”. Así entonces, como lo han recordado los obispos en sus diferentes mensajes, los fieles católicos, aunque no podrán asistir de manera presencial a los templos podrán buscar medios alternativos como son la radio, la televisión, redes sociales para seguir desde sus casas las principales ceremonias de la Semana Mayor. Recordemos que el pasado 25 de marzo, considerando la rápida evolución de la pandemia del Covid-19, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos a través de un decreto ofreció algunas recomendaciones generales de cómo vivir estas celebraciones de la Semana Santa, de modo que los fieles puedan unirse en oración desde sus propias casas. Encuentre orientaciones pastorales y material audiovisual para vivir la Semana Santa 2020 en el botón iniciativas pastorales e insumos Semana Santa del micrositio: https://iglesiaantecoronavirus.cec.org.co/ [icon class='fa fa-download fa-2x'] Lea también: Actitudes para vivir la Semana Santa en familia [/icon]

Sáb 4 Abr 2020

Videomensaje del Papa a familias del mundo por Semana Santa y coronavirus

La fe de que Cristo resucitado venció a la muerte alimenta nuestra esperanza, afirmó el Papa Francisco en un video mensaje dirigido a las familias para esta Semana Santa marcada por la pandemia del coronavirus COVID-19. “En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza”, afirma el Pontífice en su video mensaje difundido este viernes 3 por la Santa Sede. A continuación, el texto completo de las palabras del Papa Francisco: Queridos amigos, buenas noches, Esta noche tengo la oportunidad de entrar en vuestras casas de una manera diferente a la habitual. Si me lo permitís, me gustaría hablar con vosotros unos momentos en este período de dificultad y de sufrimientos. Os imagino en medio de vuestras familias, mientras vivís una vida inusual para evitar el contagio. Pienso en la vivacidad de los niños y los jóvenes, que no pueden salir, ir a la escuela, hacer su vida. Llevo en mi corazón a todas las familias, especialmente a las que tienen algún ser querido enfermo o a las que desgraciadamente están de luto por el coronavirus u otras causas. En estos días pienso a menudo en las personas solas para las que es más difícil afrontar estos momentos. Sobre todo pienso en los ancianos, a los que quiero tanto. No puedo olvidar a los que están enfermos a causa del coronavirus, a las personas ingresadas en los hospitales. Tengo presente la generosidad de los que se exponen al peligro para curar esta pandemia o para garantizar los servicios esenciales a la sociedad. ¡Cuántos héroes, de todos los días, a todas las horas! También recuerdo a los que pasan apuros económicos y están preocupados por el trabajo y el futuro. Pienso además en los presos en las cárceles, a cuyo dolor se suma el miedo a la epidemia, por ellos y por sus seres queridos, pienso en los que carecen de domicilio, que no tienen un hogar que los proteja. Es un momento difícil para todos. Para muchos, muy difícil. El Papa lo sabe y, con estas palabras, quiere expresar a todos su cercanía y su afecto. Intentemos, si podemos, aprovechar este tiempo lo mejor posible: seamos generosos; ayudemos a quien lo necesita en nuestro entorno; busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas; recemos al Señor por los que pasan por esta prueba en Italia y en el mundo. Aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del amor. Celebramos la Semana Santa de una manera verdaderamente inusual, que manifiesta y resume el mensaje del Evangelio, el del amor ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras ciudades, resonará el Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: "Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Cor 5, 15). En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza. Los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, podemos preparar en estos días un tiempo mejor. Gracias por dejarme entrar en vuestras casas. Tened un gesto de ternura con los que sufren, con los niños, con los ancianos. Decidles que el Papa está cerca y reza para que el Señor nos libre pronto del mal a todos. Y vosotros, rezad por mí ¡Buena cena , hasta pronto! Tomado de: Agencia católica ACIPRENSA Video: Rome Reports

Vie 3 Abr 2020

La voz del Pastor | 5 de abril de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 27,11-54

Vie 3 Abr 2020

¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión?

Primera Lectura:Is 50,4-7 Salmo:Sal 22(21),8-9.17-18a.19-20. 23-24 (R. 2a) Segunda Lectura: Flp 2,6-11 Evangelio:Mt 26,14 - 27,66 (forma larga) o Mt 27,11-54 (forma breve) Introducción Al iniciar las celebraciones de la Semana Santa, la liturgia de hoy nos introduce a este tiempo especial de oración y meditación profundas en el Misterio Pascual de Cristo: • En el domingo de ramos, en la pasión del Señor, celebramos la aclamación a Jesús como Rey y Mesías en su entrada triunfal en Jerusalén y el anuncio de su pasión y muerte donde se proclama como el Salvador. • Isaías ya prefigura la misión de Jesús: perseguido acepta el sufrimiento y no renuncia a su tarea encomendada porque experimenta la ayuda del Señor y confía plenamente en Él; sabe, además, que ha sido llamado a consolar y a salvar. • Algunos autores hablan del himno cristológico de San Pablo, en la carta a los Filipenses que leemos hoy, como un credo cristiano primitivo. En él se ratifica la actitud de entrega y servicio de Jesús: “se hace esclavo de todos”. De condición divina, se despojó de su grandeza y se entrega y por eso Dios lo exaltó. Como siervo sufriente Dios lo glorifica. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El relato de la Pasión según san Mateo inicia con la traición de Judas. Los jefes del pueblo encuentran un aliado en un discípulo de Jesús, mostrando cómo se presentan las tentaciones que pueden hacer romper la vinculación con Jesús. Luego se pasa a la cena con los discípulos en el marco de las fiestas de la Pascua. Jesús allí resume el sentido de su vida, interpreta el signo misterioso de su muerte, hace el anuncio de la traición de Judas. Jesús conoce lo que le sucederá, pero sabe que su entrega hace parte del plan de Dios. La cena se convierte en despedida de Jesús y confiere un significado especial a la entrega del pan y vino; muestra lo que ha sido su vida y su misión: entrega. Después de cantar los himnos salieron hacia el monte de los olivos. El ambiente se torna oscuro no solo físicamente sino espiritualmente, hay abandono y negación. Jesús ora y pide oración a sus discípulos para que se haga la voluntad del Padre y para no caer en la tentación. Jesús tiene que sellar con su sangre la Nueva Alianza que ha anticipado en la cena, entregando su vida por todos. La oración de Jesús es motivación para que sus discípulos encuentren siempre en este diálogo con el Padre la fuerza para cumplir su voluntad. Con el arresto de Jesús comienza a ponerse en marcha el plan de los jefes del pueblo. Mateo deja bien claro que al aceptar Jesús su destino de muerte, asume el plan de salvación del Padre manifestado en las Escrituras. La tropa viene a capturar a Jesús y se resalta la figura del traidor, uno de los doce, y al mismo tiempo el evangelista resalta la figura de Jesús expuesta constantemente en su predicación: el amor a los enemigos. Pasa Jesús ante el consejo de los ancianos a un proceso injusto con testimonios falsos, pero sigue firme y valiente. No así Pedro, quien débil y temeroso, con fe titubeante niega a Jesús, y así queda el maestro solo. La muerte de Judas muestra la iniquidad del proceso y la inocencia de Jesús. El interrogatorio de Pilatos, es parecido al que ha sufrido ante el consejo de los ancianos, lleno de burlas y condenas y acusado de blasfemo por proclamarse rey. El pueblo pide la muerte de Jesús y la quiere en cruz, la forma más vergonzante y cruel. Pilatos al lavarse las manos hace responsable al pueblo de esa muerte. Posteriormente es sometido a burlas por parte de los soldados antes de la crucifixión. Toda la narrativa de este momento de la crucifixión tiene alusiones al Antiguo Testamento para mostrar que todo sucede según el plan salvífico de Dios. Luego viene la narración de la muerte de Jesús. Las palabras de Jesús que evocan el salmo 22 y la confesión del oficial romano, manifiestan la relación de Jesús con su Padre y su verdadera identidad. Después de la muerte de Jesús, un discípulo reclama el cuerpo para darle sepultura como prescribe la ley. Esta actitud de José de Arimatea contrasta con el abandono de los discípulos en la hora decisiva. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesús va a Jerusalén a cumplir su misión, ofreciendo a todos los dones de la salvación. Empieza este camino con su entrada triunfal en la que con un gesto profético se presenta como Mesías-Rey, poniendo de manifiesto la conversión que se necesita para reconocerlo y seguirlo. Todos los signos de esta entrada a Jerusalén muestran un reinado de paz y servicio a favor de su pueblo, eso es lo que significa “entrar montado en un asno”. Es un Mesías pacífico y humilde que no seguirá los caminos del poder y de la gloria de los reinos de este mundo. De ahí surgen las palabras de aclamación y los gestos de alabanza realizados por la gente que lo reconocen como Mesías y la súplica de salvación que manifestaban con el “Hosanna”. El Sanedrín se preocupa porque es mucha la muchedumbre que sube con Jesús a Jerusalén. Ahí empezará su pasión. Jesús asume el sentido último de su misión y su venida a este mundo: la entrega de su vida por amor. El será coherente con su predicación de un Reino de justicia, paz y amor, de las bienaventuranzas, de asumir la cruz, del amor incondicional, de entregar la vida. En la lectura de la pasión del Señor vemos ratificado el mensaje de la vida de Jesús que es entrega a favor y por amor a los demás, y por ese amor va a la cruz y asume un proceso injusto, lleno de calumnias, injurias, golpes, insultos y burlas. Siempre que leemos la pasión del Señor vemos que lo que motiva a Jesús a entregarse en la cruz es el amor. Elige morir Él para que nosotros tengamos vida, vida nueva y en abundancia. San Pablo nos dice que “así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos. (Rom 5, 19), y Pedro dice: “Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con sus heridas han sido sanados”. (1 Pe 2,24). Estos y muchos textos nos muestran el amor de entrega de Jesús por nosotros. La pasión del Señor que escuchamos es una evidencia del amor de Dios que envía a su hijo para la salvación de todo el género humano. Y Él obediente a la voluntad de su Padre asume un misterio de amor sin límites. Hoy tenemos que repetir que este acontecimiento de salvación “ha sido hecho por mí”. Asociemos a nuestras vidas esta doble realidad que vivimos hoy: la acogida de Jesús en Jerusalén y el drama de la Pasión; el “Hosanna” festivo y el grito repetido muchas veces: “¡Crucifícalo!”; la entrada triunfal y la aparente derrota de la muerte en la cruz. Entreguemos los momentos gozosos que vivimos, nuestros triunfos y alegrías, la belleza de la vida, los amigos y los proyectos. Pero también entreguemos los momentos de tristeza, pérdida, dolor y fracaso de nuestro caminar. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En este comienzo de la Semana Santa supliquemos a Jesús que estos días se conviertan en un verdadero retiro espiritual en el que nos encontremos con Él. Un verdadero encuentro con: Jesús humilde y obediente:Acerquémonos a Jesús que escoge tomar la naturaleza humana de humillación (Kenosis) despojo y obediencia, en condición humana, sin privilegio alguno y con todas las humanas limitaciones. Aprendamos de Jesús anonadado, siervo obediente que acepta el plan del Padre. Agradezcamos a Cristo inmolado místicamente y entregado como cordero sacrificado en la Nueva Alianza y que también se entrega en la cruz como cordero que a todos nos trae la verdadera redención del pecado y la salvación. Que con San Bernardo digamos: “clama la cruz, claman los clavos, claman las heridas, que verdaderamente nos amó Dios… esto quiso padecerlo para que a través de las heridas de su carne se dejasen ver las entrañas de su caridad”. Jesús entregado:Glorifiquemos a Jesús que se muestra dueño de sus acciones y se ofrece libremente al sacrificio por amor; va libremente a cumplir la voluntad del Padre. La corona de espinas, el manto de púrpura, el bastón puesto en su mano, pondrán de relieve, paradójicamente su majestad y realeza. Se entrega y en su pasión muestra como es rey y reina y a través del sufrimiento es rey y salva a los hombres porque dice sí al plan de salvación. Jesús orante:En la pasión vemos a un Jesús orante, en permanente comunión con su Padre, para hacer siempre su voluntad. Asumamos la actitud de Jesús en la última Cena con sus discípulos, en Getsemaní y en la crucifixión, ofreciendo su vida, sus acciones y poniendo todo en las manos del Padre. Ante la angustia, el desasosiego, las lágrimas y el desaliento Jesús ora porque ha comenzado la pasión cruenta en su alma, Él no quiere ceder, sigue orando y sigue amando la voluntad del Padre que también es la suya. La oración hace que el terror de la pasión no lo venza, que no desista. Así supliquemos al Señor que valoremos la oración en nuestras vidas, circunstancias y pasiones. Vemos como los discípulos sin oración son nada, la oración es la fuerza para vencer cualquier dificultad. Al final la oración en Jesús se hace más intensa: “...Pero que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” … porque “ha llegado la hora, ya llega el que me va a entregar”. Estas realidades y vivencias del Señor en su misterio de salvación, manifestados en el relato de la pasión, son una proclamación de Jesucristo como Mesías que debemos interiorizar como hijos de Dios, son un Kerigma que debemos seguir anunciando como Misioneros del Señor. Digamos nuevamente: que por nosotros los hombres y por nuestra salvación se dio el plan salvador de Dios por la libre obediencia de Jesús. La pasión fue para Jesús la hora del testimonio supremo de toda su vida, que aprendamos nosotros el sacrificio, el servicio y la solidaridad y nos comprometamos con la extensión del reino de Dios. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Tener presente que hay tres formas de conmemorar la entrada del Señor a Jerusalén. (Misal p. 129 ss.). Convocar para esta procesión de manera especial a los niños y jóvenes. 2. Al concluir la procesión y llegar al altar se omiten los ritos iniciales y se prosigue con la oración colecta. 3. Para la lectura de la Pasión no se llevan cirios ni incienso, se omite el saludo y la signación del libro; la ausencia de estos signos manifiesta la austeridad de estos días. Al proclamar la muerte de Cristo se debe hacer una pausa para guardar silencio y ponerse de rodillas durante unos instantes. 4. Para la lectura de la Pasión se sugiere que se proclame entre tres lectores, y reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. 5. Tener en cuenta que tiene prefacio propio: “La Pasión del Señor”, Misal, p. 138. 6. Se puede emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal pág. 139. 7. Evangelizar la piedad popular: conviene instruir a los fieles en que lo más importante en este día es la celebración de la Misa y, en ella, la lectura de la Pasión del Señor. Es importante realizar la bendición y procesión con su carácter litúrgico y darle el aspecto de una “Puerta de la Semana Mayor. La cual incluye los actos litúrgicos y los de la piedad popular.

Vie 3 Abr 2020

Papa Francisco pide rezar por los que sufren de adicciones

Este mes de abril de 2020, el Papa Francisco centra su intención de oración universal en el problema de las llamadas “nuevas adicciones”. El Santo Padre pide rezar “para que todas las personas bajo la influencia de las adicciones sean bien ayudadas y acompañadas”. Alerta a no aferrarse a las cosas terrenales, pues tienden a volver esclavo al ser humano. “En cambio, si el corazón se adhiere a lo que no pasa, nos encontramos a nosotros mismos y seremos libres. Es hora de fijar la mirada en lo que permanece”. Igualmente, afirma que este mal tiene una solución y es pensar en ser creativos y no dejase influenciar por él.