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navidad

Lun 4 Dic 2017

Navidad para la calma

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Los ánimos, de final y comienzo de años como estos, están tensos. El mundo siente la incertidumbre de la tragedia por venir, provocada por el terrorismo de ISIS, por el exhibicionismo armamentista de los americanos, en lo interno y en lo internacional; en fin, por el acontecer riesgoso de aquí y de allá. En nuestra realidad local y nacional, cada vez más globalizada, se vive la tragedia de desbordamientos naturales y sociales, de incertidumbres políticas y contrastes económicos. Caminamos entre avances visibles, porque no todo es desastre; entre soluciones frustradas por la corrupción e ineficiencia de lo público, temores y trancas para avanzar hacia la pacificación, la participación democrática, la reconciliación social y la legalización de la economía nacional. A todos, aquí y en el mundo, nos afectan los cambios culturales y tecnológicos, los fanatismos, la manipulación por fuerzas dañinas de las redes y medios masivos. A todos nos llena de ansiedad el efecto global y planetario del modelo económico, que daña suelos, subsuelos, océanos y atmósfera, y arrastra a la depredación y degradación consumista del medio ambiente. Pero, sin duda alguna, lo que más duele y produce gran tristeza, es la degradación y enajenación de las personas, las heridas del tejido de género y generación, la destrucción del trabajo humano y de los sistemas de salud, de justicia y cárceles, de seguridad para la vida humana, para los bienes y la convivencia pacífica y honrada. Es una crisis cultural que pone en vilo el futuro de muchos sectores poblacionales, de instituciones y valores esenciales para el sano funcionamiento colectivo. La coyuntura que vive Colombia es de gran cambio en la valoración del país por el resto del mundo, en lo regional, el continente y el concierto de naciones. La economía de lo global, hacia lo local y regional, y sus estrategias; los procesos de paz interna, los reconocimientos políticos y deportivos, la visita del Papa Francisco, el drama fronterizo con Venezuela, el crecimiento del turismo hacia Colombia, entre otros factores, nos han puesto, positivamente, en el escenario mundial. Cali y El Valle, la región Pacífico y Suroccidente, tienen mucho que ver con todas estas dinámicas. Como Iglesia, en esta Arquidiocesis de Cali y de la Provincia Eclesiástica del Valle, en continuidad con la tradición propia de la fe católica, seguimos atentos a todos estos logros y desafíos sociales, para sacar nuevas respuestas del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, en términos de evangelización, pastoral de las comunidades y de la sociedad (Pastoral Social), y de mediación eclesial para la reconciliación y construcción de paz. La Navidad 2017, con la sensación de tiempo veloz y espacio copado, nos exige abrir espacio interior para la espiritualidad, la familia, la vecindad, los símbolos tradicionales del misterio de Jesús, Dios Humanado. Serán espacios para vernos ante el relato bíblico, la representación del pesebre, las expresiones de arte tradicional y de la creatividad cristiana en cada época. La contemplación, la calma, la alegría sana, el intercambio humano, el descanso y la reflexión con la Novena de Navidad, los recordados mensajes del Papa Francisco, nos ayuden a ver más allá del comercio, de los viajes y de las ferias. Preparémonos para un año 2018, que exigirá de todos afinar el sentido de las propias responsabilidades, sobre todo ciudadanas, buscando hacernos parte del avance constructivo de nuestras vidas, vínculos, familias y nación. La paz del corazón, que nos viene del estar Dios-con-nosotros, de estar Jesús Resucitado y su Palabra Viva en nuestras vidas y contextos, capacite a nuestras comunidades eclesiales, a cada parroquia, para hacer presencia, más viva e incidente, en los territorios en que están. Vienen los tiempos para definir si seguiremos avanzando hacia el desarme de los ilegales, tanto de la subversión como de la criminalidad. Si el cese pactado en Quito se prolonga indefinidamente, como lo esperamos las mayorías, más allá del 9 de enero de 2018. Si el sometimiento a la justicia ordinaria por las BACRIM, y a la JEP (Justicia Especial para la Paz) por actores, gestores y promotores de hechos criminales), ayudan a conocer la verdad como justicia necesaria para corregir y sanar. Si optamos por construir sobre lo logrado o nos devolvemos al pasado con los profetas del desastre y falsos Mesías de la riqueza y de la inversión extranjera, especialmente la minera, que, supuestamente, crea bienestar colectivo. Esta Navidad 2017 tendrá, entonces, no solamente la hermosa y colorida memoria de dos mil años atrás, con el Nacimiento de Jesucristo en Belén, sino la preocupante proyección del futuro inmediato, a corto y largo plazo, para nuestra patria, nuestra sociedad, nuestro territorio y entornos humanos. Cien días después de haber recibido al Papa Francisco en Colombia, que se ajustarán el 14 de diciembre, volvamos a hacer resonar su voz afectuosa, testimonial, serena, con la que denunció el espejismo y la maldición del narcotráfico, el riesgo en que están nuestras generaciones jóvenes de sucumbir también al engaño y la mentira, la amenaza brutal de la corrupción, y de la guerra infinita que la alimenta en nuestro medio. ¡Navidad haga feliz, en diciembre, el corazón de todos! +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Vie 24 Nov 2017

Llegó la Novena de Navidad animando a una cultura del encuentro

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) pone a disposición de todos los fieles la tradicional Novena de Navidad que este año anima para que este tiempo sea un "Un camino para el encuentro". El padre Francisco Mejía, Director del Departamento de Catequesis y Animación Bíblica, recuerda que el Papa Francisco animó a todos los colombianos a vivir la cultura del encuentro con Jesús, con el hermano, con el pobre, con el necesitado, en familia y en comunidad. En esta tónica, el episcopado invita a realiza la Novena como un momento de para meditar y actuar con un corazón que nos lleve a la cultura del encuentro. La Novena de Navidad puede ser adquirida en la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia. PBX: 437 55 40 Ext.264 Celular: 313 88 08 447 libreria@cec.org.co

Mié 4 Ene 2017

Obispo de Guapi invita a seguir la luz de la paz

Epifanía es una fiesta de esperanza porque con ella se prolonga la luz de la Navidad, explicó monseñor Carlos Alberto Correa Martínez, Vicario Apostólico de Guapi en un mensaje dirigido al Pueblo de Dios con motivo de esta solemnidad. El prelado recordó que la palabra Epifanía significa manifestación y por ello Dios se revela a todos los hombres.“Esta revelación sucede en la humildad y en el silencio, con señales sumamente sencillas, como sucede con un rayo de luz en el firmamento”, explica. En este marco afirmó que Colombia ha estado “cubierto por un velo de oscuridad durante más de cinco décadas” y que la actual coyuntura que vive el país es “propicia” para “correr ese velo de forma definitiva”. El prelado recuerda que al igual que los Reyes Magos, el llamado a los colombianos es ponerse en camino para alcanzar la paz. “Jesús, el principe de la paz, quiere manifestarse a todo el mundo en nuestro país; quiere recordarnos que sí es posible la reconciliación de los connacionales como signo de su grandeza de alma”. dijo. Finalmente monseñor Correa Martínez recordó que en medio de la luz que se vislumbra en el panorama nacional, todavía hay mucho camino por recorrer. “Hace falta un gran trecho por recorrer: el de la implementación del acuerdo, el de su materialización en la vida del país y la corroboración de su eficacia real”, concluyó.

Lun 2 Ene 2017

El Señor nos invita a ponernos en camino

Motiva nuestra alegría la manifestación del Señor, la gozosa certeza de tener un Dios que se avecina a la orilla humana, para ser puente entre nosotros y nuestro Padre del Cielo. Vivamos esta Eucaristía como una verdadera fiesta de luz, de dones entregados y recibidos, de fe compartida con los hermanos, el Señor está entre nosotros. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 60,1-6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 72(71),1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Ef 3,2-3a.5-6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 2,1-12[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Dios ha venido al encuentro del hombre, asumiendo naturaleza humana ha entrado en nuestro mundo, nos habla con lenguaje inteligible, se nos acerca en fragilidad y humildad, y no obstante, éste es el “Pastor nuestro”, “el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos”, pero que ahora colmados de su esplendor alcanzamos a conocer: que por “el Evangelio” todos los hombres están llamados a ser “coherederos” de los bienes mesiánicos, “miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo”. El Espíritu nos reúne en torno a Jesús y nos comunica una esperanza que nos hace capaces de ver más allá de las actuales situaciones de oscuridad o dolor, nos muestra un nuevo amanecer, en el que superadas las viejas divisiones, el corazón se ensancha y nos hace artífices de esfuerzos de encuentro, de solidaridad, de ayuda, de alivio, de acogida, de perdón, de respeto, de justicia, de tolerancia, de paz. Accede al contenido completo del plan [icon class='fa fa-play' link='']VISITA EL ESPECIAL DE NAVIDAD[/icon]

Lun 2 Ene 2017

Los reyes representan al hombre que busca a Dios

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Lun 26 Dic 2016

Navidad sin Jesús

Escrito por: Mons. Froilán Casas Ortiz - Cada día paganizamos más la navidad cristiana. El lenguaje se ha venido metiendo como un imaginario cultural que va suplantando el tradicional saludo: ¡FELIZ NAVIDAD! Por la expresión sin referencia a Jesús: ¡Felices fiestas! La gente lo repite sin darse cuenta, ¡qué falta de sentido crítico! En este mundo de las atiborradas comunicaciones que recibimos, encontramos sendos mensajes: un buen número de ellos, no hacen referencia a la fiesta cristiana de la navidad. Ahora son hermosos paisajes, lindas montañas, espléndidos arroyos y una pareja que se ama, con linda música de fondo, suplantando a los villancicos, todo sin referencia a Jesús. Es una filantropía sin trascendencia divina. Celebramos el cumpleaños de Jesús con ausencia del cumpleañero. ¡Qué tristeza! Se repite el relato bíblico que nos presenta San Lucas: “No hubo sitio en la posada”. El ruido de la ciudad no da un espacio para Dios. Claro, el hombre de la sociedad de consumo se ha llenado de tantos artefactos, que no queda un puesto para el Salvador del mundo. Como ayer, tiene que irse a un establo a nacer. ¡Qué importa! No hay comodidades físicas, pero tienen lo fundamental: el amor. El calor de José y María suplen con creces el frío de la campiña. No son los grandes de la tierra quienes escuchan el saludo de los ángeles: “¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que aman a Dios!” Son la gente sencilla que recibe la alegre noticia del nacimiento del Redentor del mundo. En el corazón de los grandes de este mundo, no tiene cabida Dios. Pregunto: estos señores, ¿qué harán cuando llegue el envejecimiento, la enfermedad y la muerte? No se preocupe señor arrogante y autosuficiente: en su féretro le van a poner rollos de dólares, euros y libras esterlinas: eso fue lo que usted sembró a lo largo de su vida. ¿Dónde nace el Niño Dios? En el corazón del sencillo, del abierto a los demás, del que sirve con alegría, del honesto y trasparente, del fiel y cumplidor del compromiso adquirido. ¿Quién es trasparente? Quien no engaña, alguien en quien se puede confiar. Es aquel que lo comprende todo, porque en el amor no hay juicios, hay apertura al otro que llega con sus debilidades y con el ánimo de seguir mejorando. En los perfectos no hay navidad, ellos están llenos de sí, ellos nunca cometen errores, son la divina perfección andando; ellos siempre tienen la razón, ¿para qué dialogar con ellos si siempre les asiste la verdad? Jesús se queda con la sencillez de los pastores que vigilan y cuidan los rebaños en las montañas de Belén. Jesús se queda con los buscadores de la verdad que la supeditan al amor. No hay navidad en el discurso altivo y prepotente; no hay navidad en la propuesta de una paz con agresividad, una paz que descalifica a los otros; no hay navidad en quienes atropellan los derechos de los indefensos; no hay navidad en quienes mancillan el lecho del cónyuge; no hay navidad en quien maltrata la inocencia de los niños y los mata en el seno materno. + Froilán Casas Ortíz Obispo de Neiva

Lun 26 Dic 2016

María peregrina con nosotros dulce y amorosamente

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Dom 25 Dic 2016

Papa pide concordia en Colombia y esperanza para Venezuela

Como es tradición, el Papa Francisco, antes de impartir la Bendición “Urbi et Orbi”, dirigió un mensaje de Navidad a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a los de todo el mundo desde el balcón central de la Basílica vaticana. En él, aseguró que “el poder de un Niño, Hijo de Dios y de María, no es el poder de este mundo, basado en la fuerza y en la riqueza, es el poder del amor”. “Este poder del amor ha llevado a Jesucristo a despojarse de su gloria y a hacerse hombre; y lo conducirá a dar la vida en la cruz y a resucitar de entre los muertos. Es el poder del servicio, que instaura en el mundo el reino de Dios, reino de justicia y de paz”. El Pontífice pidió el fin de las guerras y los conflictos armados en todo el mundo, especialmente en Oriente Medio, porque “es hora de que las armas callen definitivamente y la comunidad internacional se comprometa activamente para que se logre una solución negociable y se restablezca la convivencia civil en el País”. También invitó a que “israelíes y Palestinos tengan la valentía y la determinación de escribir una nueva página de la historia, en la que el odio y la venganza cedan el lugar a la voluntad de construir conjuntamente un futuro de recíproca comprensión y armonía”. Francisco recordó en su mensaje a Colombia y Venezuela: “Pedimos concordia para el querido pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación. Dicha valentía anime también la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera”. “Paz a los que han perdido a un ser querido debido a viles actos de terrorismo que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos países y ciudades”, solicitó también el Papa.