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navidad

Mar 17 Dic 2019

El pesebre es la realidad de nuestra vida: Mons. Fabio Duque

El obispo de Garzón, monseñor Fabio Duque Jaramillo, explicó que el pesebre es la realidad de nuestra propia historia, “porque es donde Dios se hizo hombre y se quiere seguir haciendo hombre hoy”. “Nosotros nos podemos quedar construyendo el pesebre hecho de figuras grandes o pequeñas, bonitas o menos bonitas, atractivas o menos atractivas, inculturadas o no inculturadas, pero se nos olvida lo fundamental: que el pesebre es la realidad de nuestra vida”, expuso. El prelado recordó que el pesebre lo lleva cada uno en lo más íntimo de su ser, “ese es el verdadero pesebre: lo que Dios quiere hacer de nosotros, ese es el establo que José y María encontraron al llegar a Belén – continuó - el pesebre es la realidad de nuestra propia historia”. “Ahí es donde nosotros tenemos que saber de manera absoluta si queremos triunfar en la vida. Necesitamos que Dios sane profundamente las heridas que hemos acumulado en nuestro propio pesebre, solo así podremos tener perspectivas de cosas nuevas”, expresó el obispo. Finalmente, invitó a que la Navidad sea vivida como un momento novedoso y de transformación, “así como Dios quiere hacer con todos los hombres y con cada hombre”.

Lun 16 Dic 2019

Sí optimismo, no conformismo

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez -Ya llega el momento de máxima alegría humana ante el gesto grandioso del infinito amor divino al hacerse de nuestra familia el Hijo eterno de Dios, y nacer despojado de honores y ostentaciones y vanidades en el establo de Belén. Ya escribía el iniciar este diciembre que debíamos vivir todo este mes en ambiente de alegría para estar celebrando este hecho, y no superficialmente sino acogiendo, en forma consciente, la vida divina en nosotros, pues esa es la magnífica realidad que nos ofrece el Niño de Belén. Esta es la grande realidad que nos trae optimismo, y no solo conformismo, en medio de penas y dificultades que estamos seguros de superar con la fortaleza que nos ofrece ese Pequeñín del pesebre, quien, como lo anunció el Arcángel, es “Hijo de Dios” (Lc. 1,35). Alegría y optimismo es cuanto experimentamos ante ese hecho grandioso, asumido con plena fe y que alienta nuestro vivir a la luz de ella. Desde su nacimiento, luego en sus años de niñez y juventud, en años de predicación de su Buena Nueva, de su pasión, muerte y Resurrección, hasta su Ascensión al cielo, y en su ejercicio como Rey del Universo, es el camino de este Jesús que pasa a nuestro lado, y, mejor aún, se quedó en nuestro corazón. Bien lo expresa ese canto religioso que dice: “Jesús está pasando por aquí, y cuando pasa todo se transforma, se va la tristeza llega la alegría, para ti y para mí”. En medio de esta bien fundada e infinita alegría, podemos expresar con este nuevo cántico: “No puede estar triste un corazón que tiene a Cristo; ni un corazón que tiene a Dios”, y, también, esta confortante voz, en la prosperidad y aún en las penas y dificultades. “¡Sonríe, Dios te ama!”. En medio de incertezas que pueden llevar al pesimismo, qué bien recordar cuanto dice el Manual de una apreciada organización apostólica, con gran espíritu de fe y confianza en Dios: “¡Nunca hay razón para desesperar”! Esta vivencia de fe, que hace vibrar la celebración de la Navidad en esa dimensión, nos lleva a un estado de ánimo no conformista, ya que nos da permanente y alegra espíritu de superación y de compromiso con nuestra misión en la tierra, sin ningún pesimismo, sino con el optimismo que nos da la fe y la exultante alegría que da el vivir según ella nos pide. Dificultades, muchas cosas sin plena respuesta, tenemos en todas las naciones, heredadas de épocas anteriores, fallas graves en gobernantes y gobernados ha habido y habrá en todas las épocas y países de la tierra. Todo lo cual es preciso afrontar pero con el alegre optimismo del cristiano, que busca y se compromete a colaborar para salir adelante, y no quedarse en solo protestas sino aceptar dialogo constructivo. Siempre de actualidad lo expresado por Jhon F. Kennedy: “No preguntes tanto qué puede hacer el País por ti, sino qué puedes hacer tú por él”. Con fe en Dios, como regalo del Niño Dios, podemos esperar con redoblado optimismo que dará luces, fuerza y voluntad a los Gobernantes para oír y decidir lo mejor para el País, y a los gobernados para no enceguecerse en solo protestas sino en optar, confiadamente, por lo mejor. No conformismo, Sí bien fundado optimismo, y saldremos adelante, comenzando así un feliz 2020. Obispo Emérito de Garzón Email: monlibardoramirez@hotmail.com

Vie 13 Dic 2019

Ser instrumentos para que Cristo siga salvando

Primera Lectura: Is 35,1-6a.10 Salmo: Sal 146(145),6c-7. 8-9a.9bc-10 Segunda Lectura: St 5,7-10 Evangelio: Mt 11,2-11 Introducción • El nacimiento del Salvador es motivo del más profundo y auténtico gozo para la humanidad entera; su venida llena el mundo de alegría y de esperanza. • El Adviento, que nos prepara también para la segunda venida del Señor, nos pide mantener firmes la paciencia y la esperanza. • El amor, la fraternidad y la paz entre nosotros son los signos de que hemos acogido al Salvador. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En las lecturas del tercer domingo de adviento se advierte inmediatamente un tono particular de alegría y júbilo, expresado con imágenes de fiesta y de victoria. El motivo de esta alegría lo anuncia el profeta Isaías: “¡He aquí su Dios!... Viene en persona y los salvará” (v. 4). Podemos sin duda ver en este pasaje un anuncio mesiánico. Se subrayan, además, con imágenes vivas, los efectos salvíficos de la presencia del Señor en medio de su pueblo: la fortaleza para los débiles y vacilantes, la salud para los enfermos (ciegos, sordos, cojos), el rescate y el retorno de los que fueron exiliados, la alegría de todos que deja atrás la pena y la aflicción. Incluso -así inicia el pasaje del profeta- la naturaleza se ve transformada y participa del júbilo y el regocijo por la llegada del Señor. El salmo prolonga la celebración convirtiendo en oración la certeza de la acción salvadora de Dios. Es muy bella la manera cómo, con espíritu de contemplación, se enuncian las maravillas que Dios obra por su pueblo: mantiene su fidelidad, hace justicia, da pan, liberta, guarda, sustenta… El apóstol Santiago nos habla de la espera paciente de la llegada del Señor, comparándola con el labrador que aguarda el fruto de la tierra. Establece este paralelo: así como los profetas esperaron la llegada del Mesías, así los discípulos de Cristo con firme esperanza han de perseverar aguardando su vuelta. El apóstol señala también dos actitudes que deben reinar en la comunidad mientras se espera: la fortaleza del corazón, para enfrentar con decisión las dificultades, y la fraternidad, manifestada en que no haya quejas de unos para con los otros. El pasaje evangélico tiene como telón de fondo la figura de Juan Bautista, en la que se sintetiza la espera y la disposición interior para acoger al Salvador. De él dice Jesús que es más que un profeta, pues su misión es “preparar la llegada del Señor y allanar sus senderos” (Lc 3,4b). En el centro del Evangelio aparece Cristo Mesías, quien obra y cumple la promesa anunciada por los profetas: “los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados” (v. 3). Estos son los signos de que Jesús es realmente el Mesías; son la demostración inequívoca de que Dios está en medio de su pueblo. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra - Moniciones y Oración Universal o de los fieles. I De Adviento a Pentecostés | Ciclo A . 2019 - 2020 Más información

Vie 13 Dic 2019

5 ‘D’ para vivir la navidad

Monseñor José Mauricio Vélez García, obispo auxiliar de Medellín, nos recuerda que la Navidad es el tiempo para que, en la sencillez de un pesebre, entendamos que un hogar se hace desde las cosas simples, para ello invita a vivir las 5 ‘D’: Dios: Familia que reza unida, permanece unida Diálogo: Donde hay comunicación hay amor Detalles: Una imagen vale más que mil palabras Discernimiento: Lo que se analiza con la razón y el corazón tiene solución Dedicación: Necesitamos padres presentes e hijos presentes. Señala que la Navidad es un ambiente especial donde el encuentro en familia debe ser la constante y no se pueden almacenar los errores del ayer. Invita a vivir un camino de esperanza donde el perdón, la misericordia, la fraternidad, el encuentro, la comunión y la unidad se hagan realidad. “Qué bueno que, en torno al pesebre, a ese grande Misterio de la Encarnación, a ese gran regalo de Dios que nos da a su Hijo y con Él la fuerza de su amor, las familias crezcamos en la unidad, valoremos la comunión, nos abramos al perdón y a la reconciliación del encuentro con el otro”, enfatiza el prelado. Finalmente, puntualiza que la Navidad es el tiempo para que en la sencillez de un pesebre “entendamos que un hogar se hace desde las cosas simples”.

Jue 5 Dic 2019

La Novena en mi barrio

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - “Grande es el misterio de la piedad: Él (Cristo) ha sido manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, aparecido a los ángeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, levantado a la gloria” (1a.Timoteo 3,16). Este fragmento de un himno primitivo, recoge, con brochazos iluminados, la obra de Dios cumplida en Cristo Jesús. Desde su descenso de la divinidad para hacerse hombre, hasta su elevación a la gloria para “sentarnos con Él a la derecha del Padre”, todo está centrado en la persona del Señor. El tiempo litúrgico del Adviento, preparación a la solemne fiesta del Nacimiento de Jesús en Belén, trae a nuestras almas y corazones una visión de la historia de la salvación que nos da Dios, desde la experiencia de la presencia de Jesucristo: a los humanos nos será posible encontrarnos con Dios, porque Él está entre nosotros y con nosotros. Ahora el “Yo soy” del Éxodo a Moisés, se convierte plenamente en el “Yo estaré con ustedes, día tras día, hasta el final del mundo” (Mateo 28,20). En clave de presencia, el Adviento nos hace mirar en tres tiempos: 1. El Adviento del Verbo hecho hombre: La Encarnación de Dios, del Verbo que sale del Padre y entra al mundo en nuestra carne y naturaleza humana, es el acontecimiento que se vuelve memoria. Es la conmemoración del acontecimiento humano y divino llamado Jesús de Nazaret, nacido en Belén. Navidad es el Adviento del esperado, del que “tenía que venir al mundo”. Es el ingreso a la naturaleza humana, tomándola de la iniciativa amorosa del Espíritu Santo y de la respuesta generosa de María y de José su prometido esposo. Un ingreso al amor de unos esposos, a una genealogía y ciudadanía, a una historia vivida desde la espiritualidad y el amor de los más humildes y fieles servidores del Señor, los pobres de Dios, los siervos de su voluntad, que acogen al Pobre y Siervo de Dios, Jesús. Que vivamos estos domingos de Adviento y entremos en el clima del Señor que ya vino y se adentró en todo lo humano, revelando su sentido y orden, desde esa unión indisoluble entre Dios y toda persona. Esta existencia terrena de Jesús es salvadora y liberadora, en toda su dimensión y evolución, culminando en la cruz y en la tumba vacía, conduciéndonos al Jesús de la resurrección, al Espíritu de Pentecostés, a la comunidad de creyentes y discípulos que nace y se consolida con la Pascua y con la misión que Jesus les participa: “Como el Padre me envió, también yo los envío” (Juan 20,21). Este Adviento de la Encarnación y de Navidad concluye con la adoración, con el gesto de doblar la rodilla y guardar silencio emocionado, al recitar el Credo, cuando profesamos que “Dios Hijo se encarnó y se hizo hombre”. 2. El Adviento de “Jesús en medio” de su comunidad: es el sentido presente del Adviento. Ya desde el mismo domingo de la resurrección, “se presentó Jesús en medio de ellos”, dándoles su paz, mostrándoles sus manos y costado, llenándolos de alegría. Es el Adviento (Juan 20, 19-20). Es la certeza de que “donde dos o más se reúnan en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18,20). Este estar Jesús con nosotros, resucitado y Señor, Maestro y Pastor, mediador y servidor, lo vive la comunidad en la Palabra, en los sacramentos y en sus ministerios y, de manera muy especial, en el pobre y el débil, en la víctima y el que sufre. Es el Adviento del Espíritu Santo y del Cuerpo de Cristo que lo hace visible en medio de la humanidad, proclamando el amor de Dios e impulsando la civilización del amor en pueblos, culturas y en todo el cosmos. A vivir este presente de Jesús es a lo que convocamos desde nuestras familias, comunidades, instituciones y territorios. En este 2019, marcado por la inconformidad social y por el conflicto político ante sistemas económicos, en todo el continente, la Navidad se convierta en esa espiritualidad ciudadana que ilumina la convivencia y la integración de todos, en los espacios y territorios, en barrios y veredas. La Navidad en mi barrio, en mi sector, en la casita católica o en el lugar público indicado, ayude a pasar de la protesta al encuentro, de la cacerola a la pandereta, de la espontaneidad al intercambio de dones y plegarias. 3. El Adviento de la paz y del mundo nuevo: el profeta Isaías, figura del Adviento junto a Juan Bautista, a María y José, abre el primer día del Adviento con el anuncio de la Nueva Jerusalén, el advenimiento de la ciudad de paz, significado del nombre de la capital de Israel. A ella confluirán los pueblos, para conocer los caminos de Dios, ser instruidos en su Palabra, tener un árbitro de su paz, transformar las armas en herramientas de trabajo, dejar de prepararse para la guerra y de enfrentar a un pueblo con otro (Isaías 2, 1-5). Y Mateo, el evangelista del ciclo A de la liturgia, inicia con Jesús que nos llama a estar en vela, esperando y preparando la llegada de la nueva humanidad, esa que significa hombres y mujeres que se liberan de la sociedad meramente temporal y humana, ajena a la relación con Dios, a la trascendencia del Reino de Dios (Evangelio del primer domingo). El Adviento no solo es memoria y actualidad, sino también espera y futuro. Vivirlo así es movilizar todas nuestras energías y recursos, toda nuestra unidad y decisión colectiva, para superar la noche y entrar al pleno día, a la luz de la verdad de Cristo Jesús, en donde hagamos visible nuestro testimonio del Reino de Dios y seamos buen ejemplo para la humanidad. Como Obispo y Pastor llamo a todos a vivir este mes de diciembre 2019 con profunda cercanía en los territorios a todos, acompañando y leyendo juntos los signos de Dios en estos tiempos y realidades. Una Navidad que enriquezca la esperanza en todos y aliente la solidaridad y unidad en la construcción del bien y bienestar comunes, de la convivencia y la alegría del amor de Dios. ¡Dichosa y bendecida Navidad para todos! + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Lun 2 Dic 2019

“Que esta Navidad sea un renacer de esperanza por la paz”: Mons. Merchán

Al recordar que en este mes “la Navidad nos reúne a todos como hogar, como familia y como comunidad”, el Obispo de Vélez, monseñor Marco Antonio Merchán Ladino, dijo que es importante vivir estos espacios de manera espontánea con los amigos y hermanos, alrededor del rezo de la Novena y el canto de los Villancicos. “Muy queridos hermanos y hermanas estamos celebrando este mes tan especial, donde la magia del amor de Dios se hace presente en nuestros corazones, de ahí la importancia de vivir de manera espontánea con nuestros hermanos y amigos, reunirnos para celebrar con ellos la Novena, para cantar los Villancicos y estar en torno a Jesús recién nacido”. El prelado animó a los colombianos para que este sea un espacio donde haya cabida a la reconciliación y al perdón, “por un futuro donde verdaderamente el amor de Dios forme parte de cada una de nuestras relaciones (…) que haya un renacer de esperanza en nuestros corazones”. “Recibamos toda esa alegría, ojalá aprovechemos estos días tan especiales y bonitos para vivir todos una feliz Navidad”, recalcó.

Lun 2 Dic 2019

Papa pide mantener la tradición del pesebre

Al iniciar el Tiempo de Adviento, el papa Francisco firmó la Carta Apostólica Admirabile signum, en la que explica el significado y valor del Belén, que es “como un Evangelio vivo”, cuya representación anuncia “el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría”. En la Carta, firmada el 1 de diciembre, primer domingo de Adviento, en el Santuario Franciscano de Greccio - Italia, donde San Francisco de Asís inició la tradición del pesebre en la Navidad de 1223, el Santo Padre quiso alentar esta “hermosa tradición de nuestras familias en los días previos a la Navidad”. “La preparación del pesebre en nuestras casas nos ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén. Naturalmente, los evangelios son siempre la fuente que permite conocer y meditar aquel acontecimiento; sin embargo, su representación en el belén nos ayuda a imaginar las escenas, estimula los afectos, invita a sentirnos implicados en la historia de la salvación, contemporáneos del acontecimiento que se hace vivo y actual en los más diversos contextos históricos y culturales”, afirmó. Tras referirse al origen del Belén, retomando fuentes Franciscanas que “narran en detalle lo que sucedió en Greccio. Quince días antes de la Navidad” cuando Francisco “llamó a un hombre del lugar, de nombre Juan, y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo: «celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno”, el Papa animó para que “esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”. CARTA APOSTÓLICA ADMIRABILE ¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos conmueve? Se pregunta el obispo de Roma, explicando que en esta representación se “manifiesta la ternura de Dios. Él, el Creador del universo (…) se abaja a nuestra pequeñez (…) En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado”. Finalmente, explica el sentido de los diversos signos del Belén (el cielo estrellado, los paisajes, las montañas; los riachuelos; las ovejas; los pastores; las casas; los mendigos; las figuras de María, José y el Niño; los magos; entre otras figuras que suelen incluirse, e insiste en el valor de lo que expresan y la importancia de esta tradición en la vivencia de nuestra fe. “Queridos hermanos y hermanas: El belén forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe. Comenzando desde la infancia y luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el amor de Dios por nosotros, a sentir y creer que Dios está con nosotros y que nosotros estamos con Él, todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño Hijo de Dios y de la Virgen María”, concluye.

Vie 29 Nov 2019

Actitudes para vivir el Adviento

Al iniciar el Adviento, el padre Francisco Mejía, director del Departamento de Biblia y Catequesis de la Conferencia Episcopal de Colombia, nos propone 5 actitudes que todo cristiano debe asumir para seguir el camino de construcción al Reino de Dios y la venida definitiva del Señor. La esperanza,a pesar de las dificultades esta debe existir en el corazón de cada persona; preparar la venida del Señor; abrir nuestros corazones; el gozo de saber que Dios nos salva y, por último,la oración para decirle ven Señor Jesús. El sacerdote menciona que este tiempo de Adviento,"no es solamente preparar una venida pasada de hace 2.000 años sino también una venida constante de cada día esperando la venida definitiva del Señor”. Explica que también es momento para recordar a María, madre de Dios, “que, con su Sí generoso, dio al mundo la luz eterna: Jesucristo; precisamente durante el tiempo del Adviento celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María el día 8 de diciembre”. El Adviento es el período de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además, se encuentra en el comienzo del Año Litúrgico católico. Este año 2020 comenzará el domingo 1 de diciembre y el último domingo de Adviento será el 22 de diciembre. El padre Mejía agregó que estos cuatro domingos manejan una temática concreta: Primer domingo: el hilo conductor es la venida del Señor Jesús al final de los tiempos y la llamada a vigilar; en elsegundo y tercer domingo está como protagonista Juan Bautista, el precursor de Jesús quien anuncia su venida y nos invita a prepararle el camino y en elcuarto domingose nos invita a contemplar la inmediatez de la Navidad con la figura de María, madre de Dios y su esposo San José.