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Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida
Tags: predicación orante Predicación Orante de la Palabra Liturgia
QUINTO DOMINGO DE PASCUA
Mayo 7 de 2023
Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 6,1-7
Salmo: 33(32),1-2.4-5.18-19 (R. cf. 22)
Segunda Lectura: 1Pedro 2,4-9
Evangelio: Juan 14,1-12.
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
“Eligieron a siete hombres de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría”. (Hch 6, 1-7): La primera lectura nos narra la institución por los Apóstoles de “los Siete”, que es el segundo grupo definido de discípulos (el primero está formado por “los doce”), al que se le encomienda un ministerio en la Iglesia. Lucas emplea la palabra “Diaconía” (asistencia, servicio, ministerio), para hacer referencia explícita a estos hombres de buena fama y llenos de Espíritu y Sabiduría. El nombramiento de” diáconos” acaba en un aumento de fieles y sacerdotes conversos a la fe.
“La piedra que rechazaron los constructores, está ha llegado a ser la piedra angular” (1P 2,7): Todo el pasaje gira en torno a la imagen de la edificación. El Bautismo hace al cristiano miembro del edificio espiritual de la Iglesia, cuya piedra clave es Cristo. Los cristianos piedras vivas, han de estar unidos a Él por la fe y por la gracia, para construir sólidamente el templo donde se ofrezcan “sacrificios espirituales, agradables a Dios” (1P 2,5). Cuanta más íntima sea la unión con Jesucristo, más sólida resultará la edificación.
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6): Al parecer, el anuncio de las negaciones de Pedro ha entristecido a los discípulos. Jesús los anima diciendo que se marcha para prepararles una morada en los cielos, pues, a pesar de sus miserias y claudicaciones, finalmente perseverarán. La muerte de Jesús va a ser el tránsito hacia el Padre, con quien es uno por ser Dios (Jn 14, 10). Los Apóstoles no entendían con profundidad lo que Jesús les estaba enseñando; de ahí la pregunta de Tomás: Señor no sabemos adónde vas, ¿cómo podremos saber el camino? (Jn 14,5). El Señor explica que Él es el camino hacia el Padre.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Las palabras de Jesús al responder: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6), van más allá de la pregunta de Tomás. Ser la Verdad y la Vida es lo propio del Hijo de Dios hecho hombre, del que San Juan dice en el prólogo a su Evangelio que está “lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,14). Él es la Verdad porque con su venida al mundo se muestra la fidelidad de Dios a sus promesas, y porque enseña quien es verdaderamente Dios y cómo la auténtica adoración ha de ser en “espíritu y verdad” (Jn 4,23).
Él es la vida por tener desde toda la eternidad la vida divina junto al Padre, y porque nos hace, mediante la gracia, partícipes de esa vida divina. Por todo ello dice el Evangelio: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado” (Jn 17,3). Todo hombre alcanza a comprender la Verdad y la Vida; pero no todos encuentran el Camino.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Hoy nos podemos detenernos un instante a meditar en la acción que el Espíritu Santo realiza en la guía de la Iglesia y de cada uno de nosotros a la Verdad. Jesús mismo dice a sus discípulos: el Espíritu Santo "les guiará en toda la verdad", siendo él mismo "el Espíritu de la Verdad".
Vivimos en una época en la que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado muchas veces de relativismo, es decir, la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos. Surge la pregunta: ¿existe realmente "la" verdad? ¿Qué es "la" verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla? Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión: "¿Qué es la verdad?". Pilato no llega a entender que "la" Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios. Y, sin embargo, Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud de los tiempos, "se hizo carne", que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no se aferra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona. (S.S. Francisco, catequesis del 15 de mayo de 2013)
Comunicar el amor misericordioso del Señor. ¡Esta es nuestra misión! También a nosotros nos han dado la “lengua” del Evangelio y el “fuego” del Espíritu Santo, porque mientras anunciamos a Cristo resucitado, vivo y presente en medio de nosotros, calentamos el corazón de los pueblos acercándoles a Él, camino, verdad y vida. (Homilía de S.S. Francisco, 24 de mayo de 2015).
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Quien dice: “te seguiré” compromete su vida presente y futura. Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Te seguiré quiere decir estar dispuestos a “identificarse” con el Maestro, querer llegar a tener la misma “identidad” de Jesucristo.
También para nosotros, el seguimiento de Jesús, como discípulos suyos, miembros de la misma Iglesia, supone comprometer nuestra vida y aprender de la vida de Jesucristo Camino, Verdad y Vida. Sencillamente no podemos seguir “cualquier camino”, ni debemos temer a la verdad, ni aferrarnos a nuestro modo de concebir la “vida”.
¿Qué significa para un discípulo creer en Jesús Camino, Verdad y Vida? Camino: abrirse a su misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos unos de otros; Verdad: renunciar a nuestras mentiras y propias ambiciones; Vida: abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros «tengan vida en Él».
En el proceso de identificación con el Maestro, la Eucaristía y la oración ocupan un lugar central, es la gran transformación que realiza desde el interior que tiene su reflejo en el exterior, por tanto, es la invitación que nos hace el Señor desde la Palabra el día de hoy, es acercarnos constantemente a Él.
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Recomendaciones prácticas:
• No se necesitan, pues grandes discursos sobre el cristianismo, sino hombres y mujeres “que sepan hacer estas pequeñas cosas por Jesús, por el Padre”. Las obras de misericordia “son la continuidad de este amor, que se empequeñece, llega a nosotros, y nosotros lo llevamos adelante” (Papa Francisco). No olvidar motivar el mes de mayo como mes de la virgen y mes de la familia.
• Jornada Nacional de la Infancia Misionera
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Queridos hermanos: Este caminar del discipulado nos ha ido entregando las características de una vida marcada por el encuentro personal y comunitario con Jesucristo. En este día se nos invita a tomar conciencia alegre y confiada en Jesucristo Camino, Verdad y Vida. Dispongámonos, pues, a celebrar la eucaristía, abriendo nuestro corazón a la acción transformadora del Espíritu Santo.
Monición a la Liturgia de la Palabra
La Palabra de Dios que escucharemos en este Quinto domingo de Pascua nos presenta la comunidad cristiana como un cuerpo vivo, que se organiza, que vive la sinodalidad. Sus miembros van asumiendo diversas responsabilidades; como un pueblo sacerdotal, cuyos miembros son piedras vivas del edificio eclesial, que tiene como columna principal a Cristo Resucitado y como un grupo unido que camina hacia Dios al ritmo de la historia bajo la guía de Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Padre Santo, Te dirigimos nuestras súplicas llenas de confianza en tu amor paternal, para que hagas de nuestra vida un reflejo y un anuncio de Tu amor entre los hombres, diciendo:
R. Escucha, Señor, nuestra oración.
1. Por el Santo Padre Francisco y todos los responsables de las comunidades cristianas para que el anuncio del Evangelio se convierta en su testimonio vivo y concreto de vida.
2. Para que todos los cristianos, en especial los gobernantes de las naciones descubran la necesidad de responder a Dios que nos invita a entrar en comunión con Él.
3. Para que todos los hombres que sufren sepamos aceptar tu presencia que nos llena de alegría y nos hace hombres libres.
4. Por todos nosotros, para que nos esforcemos día a día por crear una comunidad que vive la sinodalidad en la que se revela nuestra condición de hijos de Dios.
Oración conclusiva
Recibe, Padre, nuestras súplicas,
por mediación de Jesús, Tu hijo y nuestro hermano,
y concédenos la fuerza de Tú Espíritu
para que pongamos por obra cuanto te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
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Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
TRIGÉSIMO PRIMER DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIONoviembre 3 de 2024Primera lectura: Dt 6, 2-6Salmo: 18(17), 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab (R. Dt 6,4)Segunda lectura: Hb 7, 23-28Evangelio: Mc 12, 28b-34I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa centralidad en el mandato del amor, para los cristianos, se convierte en una manera de ser y de relacionarse con Dios, con su prójimo y hoy en día con su entorno, como lo promueve la Laudato Si´. El mensaje de la Palabra de Dios en esta liturgia le recordará, a la comunidad, la importancia de afianzar el amor de Dios en la vida cotidiana. De allí que sea fundamental recordar el principio de la escucha que el pueblo de Israel hacía de los mandatos de Dios, pues, esta evocación tendrá efecto en las enseñanzas que Jesús le dará a quienes escuchan y siguen su mensaje de salvación.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Para el pueblo judío el mandato de la escucha (Shemá) es una forma de responder a la misericordia con que Dios ha guiado al pueblo de generación en generación. Por esta razón, los mandamientos son una respuesta efectiva a la relación que el pueblo tiene con Dios, pero, esto no basta, de allí que una consecuencia lógica de escuchar al Señor es responder con amor a esa interlocución; en esto se centra el mensaje del libro del Deuteronomio que pretende ser una carta de navegación para atender los mandamientos y llevarlos a la práctica; y de esta forma, no dejar las enseñanzas solo en la memoria como una respuesta estática del pueblo que, amando a Dios, respeta los mandamientos, y en estos preserva, custodia y cuida la vida y existencia humana. Guardar en la mente, llevar al corazón y, practicar en la vida el mandato del amor es imperativo categórico de la vida de un creyente en el Dios de la vida.Como es reiterativo en la Carta a los Hebreos el tema del sacerdocio de Cristo es un motivo fundamental de este libro. En la lectura que se realiza en este domingo se enfatiza en la permanencia que tiene el sumo sacerdocio del Señor este es “santo, inocente sin mancha, apartado de los pecadores, ensalzado sobre el cielo” (Hb 7, 26). Este texto es una importante demostración de la vigencia que tiene el sacerdocio de Cristo porque es eterno, no tiene fin, y por ello una vez para siempre el Señor se entregó como víctima, Él se ha entregado a la manera en que en el contexto veterotestamentario los corderos eran sacrificados como holocausto para la contrición de los pecados.En el mismo ámbito temático, de la primera lectura, el tema del cumplimiento del mandamiento del amor se convierte en una manera de ser y hacer para los testigos del mensaje salvífico del Reino de Dios predicado por Jesús. Sin embargo, en el relato del Evangelio de Marcos hay una interlocución que llama la atención, Jesús entabla un diálogo con un letrado que se acerca a Él para probarlo sobre la validez de la Ley referida al mandamiento del amor. Sin embargo, la respuesta de Jesús es un desafío a la manera de poner en marcha, en actos concretos, el mandamiento más apremiante para un seguidor del Señor, el mandato del amor. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Por muchas generaciones se ha enseñado, predicado, difundido, transmitido y animado en las tradiciones religiosas judeo-cristianas sobre la importancia que tiene el mandamiento del amor. La vivencia del amor se presenta como una manera de manifestar la presencia de Dios en la vida; de allí que la experiencia del amor según el evangelio tiene cuatro dimensiones: amar con “el corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Estas dimensiones tienen que ver con las relaciones humanas; pues, el amor que surge desde el corazón es un amor que tiene conexión con los sentimientos y emociones; aquel que ama desde el corazón se conecta con las carencias humanas, tal y como Jesús lo hizo escuchando las necesidades de quienes lo aclamaban como el mesías y el salvador.Amar con toda el alma es una conexión que el ser humano desde el interior de su fe y en lo más profundo de su espiritualidad tiene para darse sin límites. El amor del alma traspasa las fronteras de lo material y se conecta con lo más profundo del ser; los místicos y santos llegan a tener una conexión con su ser interior que los llevaba a reflejar lo más puro de su ser en las obras de caridad y amor que tenían por quienes formaban parte de sus comunidades, en especial, los más vulnerables y relegados. El amor del alma es el amor más profundo, interior e insondable que vence las fronteras de lo material, para darse incondicionalmente al estilo de Jesús en la cruz, el Hijo de Dios que se da sin condiciones.Por parte del amor que emana desde la mente, se verá representado en esa conexión entre los pensamientos y la inteligencia para escrutar qué es el amor verdadero. Quienes por muchos años han buscado las definiciones racionales sobre aquello qué es el amor, han podido concluir que las razones para hablar de este sentimiento surgen de las conexiones entre las emociones y las razones para llevar a término el acto de amar. Por tal razón, el llamado de amar al prójimo propio de las enseñanzas de Jesús se refleja en actos concretos, partiendo del reconocimiento de la presencia amorosa de Dios mismo en el otro, de allí radicarán las razones más profundas del respeto hacia el prójimo y el respeto de su dignidad de hijo de Dios.Pero, como si no bastara un amor con las tres dimensiones anteriores, la enseñanza más legendaria del amor para el judío y que llega hasta la doctrina cristiana, denota un amor a Dios con todas las fuerzas. Esta dimensión del amor está directamente relacionada con las obras, puesto que quien conoce y reconoce el amor de Dios, tiene en sus obras una evidente manera de dejar que Dios obre en sí. Las fuerzas para amar estarán bíblicamente reflejadas en las obras de las manos y en los pies de quienes dócilmente se dejan llevar por el espíritu de Dios en una profunda convicción de aquello que es el Señor en su amor infinito.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La liturgia de este domingo está centrada en una de las formas más completas de reconocer que Dios se hace presente en la vida por medio del amor. La invitación a la comunidad en las lecturas de este domingo tiene una consecuencia lógica y es que, amar a Dios implica necesariamente el amor al prójimo de una manera correlativa a las cuatro dimensiones señaladas en el texto del evangelio: el corazón, el alma, la mente y todas las fuerzas. Por esta razón, aquel que sigue al Señor está invitado a vivir de manera concreta, por medio de sus obras de amor, al prójimo.El papa Francisco en una celebración en la que canonizaba una decena de beatos en 2022, enseñaba que: “En el origen de nuestro ser cristianos no están las doctrinas y las obras, sino el asombro de descubrirnos amados, antes de cualquier respuesta que nosotros podamos dar. Mientras el mundo quiere frecuentemente convencernos de que solo valemos si producimos resultados, el Evangelio nos recuerda la verdad de la vida: somos amados. Y este es nuestro valor, somos amados. A veces, insistiendo demasiado sobre nuestro esfuerzo por realizar obras buenas, hemos erigido un ideal de santidad basado excesivamente en nosotros mismos, en el heroísmo personal, en la capacidad de renuncia, en sacrificarse para conquistar un premio. Ser discípulos de Jesús es caminar por la vía de la santidad y, ante todo, dejarse transfigurar por la fuerza del amor de Dios. No olvidemos la primacía de Dios sobre el yo, del Espíritu sobre la carne, de la gracia sobre las obras”.Las palabras del papa Francisco se convierten en una manera de invitar a la comunidad a vivir del amor. Solo en una actitud amorosa se podrán vencer las estructuras que en la sociedad hoy incitan a crear una cultura de la indiferencia, la exclusión y el descarte, tal y como lo enseña el mismo Papa en su encíclica Fratelli tutti, “nadie en la sociedad puede quedar a la vera del camino”, refiriéndose a la llamada que los cristianos tenemos de vivir en una permanente actitud de acogida, inclusión y en una permanente apertura al encuentro y reconocimiento de la dignidad de los otros como parte de nuestra propia dignidad.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Sentir la acogida por parte de la comunidad, es una manera de vernos abrazados en el amor de Dios. En esta celebración dominical estamos invitados a vivir en una permanente actitud de agradecimiento, y, reconocimiento del amor de Dios en nuestra vida; la celebración de la Eucaristía se convierte en un signo de la forma en que Dios se queda presente vivo en medio de nosotros y, nos invita a reconocer su presencia a través del amor al prójimo. Bienvenidos a esta Eucaristía en la que celebramos la acción de gracias del amor de Dios presente en nuestra vida, en nuestras familias y, en nuestra comunidad. Monición a la liturgia de la Palabra La Palabra del Señor en este domingo está cargada de ejemplos propios de la forma en como Dios se manifiesta amoroso con su pueblo. Dejemos que las palabras y el diálogo de Jesús con el maestro de la Ley, toquen nuestro corazón, nuestra mente, nuestra alma y, nuestras fuerzas, para vivir el amor al prójimo de manera real y concreta atendiendo las necesidades de los más vulnerables, rechazados y discriminados de nuestra comunidad. Que la fuerza del evangelio que escucharemos a continuación reavive nuestra capacidad de amar al prójimo al estilo de Jesús mostrando la incondicionalidad de la entrega y el amor oblativo.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestras plegarias al Señor como una manera de reconocer su amor en nuestras vidas diciendoR/. Dios de amor gracias por tu presencia en nuestras vidas.1.Por el Papa y todos los hombres y mujeres consagrados al servicio de la Iglesia para que su ejemplo y testimonio sean una forma de vivir el amor oblativo que proviene de Dios. Oremos.2.Por los que están llamados a dirigir los destinos de los pueblos para que, en una actitud que reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos, practiquen la justicia y el amor como maneras de gobernar a sus naciones. Oremos.3.Por nuestra comunidad reunida en este domingo como un signo del amor a Dios, para que cada día sepamos reconocer el amor de Dios y lo reflejemos en nuestras acciones y obras en servicio de los más necesitados del amor de Dios. Oremos.4.Por quienes están hospitalizados en un centro de salud para que nuestro amor sea signo de comunión y amor en medio de sus necesidades. Oremos.5.Por nuestro párroco, por sus inmediatos colaboradores en la pastoral y por todos aquellos que con su espíritu de servicio llevan a los demás el gozo y la paz del Señor. Oremos.Oración conclusivaGracias, Dios de amor,por escuchar las plegariasque te dirigimos humildementepor el amor a tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén
Vie 25 Oct 2024
¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!
TRIGÉSIMO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOOctubre 27 de 2024Primera lectura: Jr 31, 7-9Salmo: 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6Segunda lectura: Hb 5,1-6Evangelio: Mc 10, 46-52I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa mesa de la Palabra de este domingo insiste en:−La necesidad de la humildad para reconocer el paso de Dios por nuestra vida ¿Qué nos llena de alegría, cuando el Señor nos hace retornar a la tierra prometida de nuestra felicidad, cuando nos saca del destierro y nos vuelve a la esperanza de tiempos mejores? −Tenemos un mediador, que es Sumo y Eterno Sacerdote, Cristo. Él se constituye en fuente inspiradora de santidad.−El Señor Jesús es el Mesías esperado, los ciegos ven, los cojos andan. Bartimeo se hace testigo de la presencia mesiánica de Cristo, que ya próximo a entrar a Jerusalén, no se oculta más, pues Él sabe que debe subir a Jerusalén para salvarnos a todos. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La Palabra de Dios de este domingo centra toda su atención en el bellísimo relato de la curación del ciego de Jericó. Jesús va camino a Jerusalén y a su paso se presentan una serie de encuentros que impactan por el profundo mensaje mesiánico que ellos contienen. La escena de la curación del ciego Bartimeo es uno de los momentos más elocuentes de la presencia del mesías entre nosotros y la Palabra de este día nos ayuda a entenderlo.El profeta Jeremías vivió en tiempos de calamidades para el pueblo de la alianza, consecuencia de sus pecados; luego de años de destierro, los que regresan a la tierra de la promesa, no son soldados victoriosos, sino hombres perdonados. Dios interviene en la historia y su paso se vuelve causa de alegría. El capítulo 31 es una página cargada de esperanza, la nueva generación que regresa del destierro, está llamada a reconocer el paso de Dios que ha mirado a Israel con misericordia y les ha concedido regresar a la tierra dada como promesa a sus antepasados: “El Señor ha salvado a su pueblo” “Los traeré del país del norte” “seré un Padre para Israel”. Los redimidos, al caminar, transforman el desierto en un oasis de felicidad, y se vuelven en testimonio del resto perdonado, ellos se constituyen en la esperanza de Israel, puesto que en la multitud que retorna habrá ciegos y cojos, pero el Señor los guiará “por un camino llano en que no tropezarán”.El Salmo 125 canta la acción de gracias del pueblo de Israel al saberse salvado del destierro “la boca se nos llenaba de risas y la lengua de cantares, porque el Señor ha estado grande con nosotros”. El optimismo del salmista es contagioso “cuando el Señor cambio la suerte de Sion” “al ir, iban llorando; al volver, vuelven cantando”.El autor de la Carta a los Hebreos en el capítulo 5, exalta la superioridad del sacerdocio de Cristo, en comparación con el sacerdocio del Antiguo Testamento que se ejercía en el Templo de Jerusalén, tenían como función “representar a los hombres en el culto a Dios y ofrecer dones y sacrificios”, el sacerdote de la Antigua Alianza esta “envuelto en debilidades” “tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados”. Nadie podía asumir el título de sacerdote por cuenta propia, este título se recibía por hacer parte de la tribu de Leví, familia sacerdotal. El sacerdocio de Cristo es recibido no de manos humanas, sino de la voluntad del Padre del cielo, “Tú eres sacerdote eterno” y el autor sagrado, compara su sacerdocio con el sacerdocio de Melquisedec.Marcos en el capítulo 10 narra la milagrosa curación del ciego Bartimeo, escena que se desarrolla en las afueras de Jericó, camino hacia Jerusalén. este relato esta enriquecido con muchos detalles que el evangelista coloca para enfatizar el acontecimiento mesiánico: el ciego, sentado a la orilla del camino grita un título mesiánico “Hijo de David”, en esta escena en particular Jesús no le reprende, ni le manda guardar el secreto; Jesús va camino a Jerusalén a cumplir la voluntad del Padre, la pasión, muerte y su gloriosa resurrección serán el sello final de su vocación mesiánica. El ciego grita cada vez más fuerte y Jesús lo manda llamar, animan al ciego para que se acerque a él. El diálogo es directo, sincero y breve: “¿Qué quieres que haga por ti?” “Maestro que pueda ver” Jesús le devuelve la vista “anda, tu fe te ha curado”. La fe siempre es exigida por el Señor para que Él pueda actuar. El ciego “lo seguía por el camino”. Bartimeo se hace seguidor de Cristo y su testimonio evidencia el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento, los ciegos ven. Jesús es el mesías esperado. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?La Palabra de Dios de este domingo nos recuerda uno de los momentos más emotivos del pueblo del Antiguo Testamento, el regreso del destierro del pueblo de Israel. Una de las lecciones más duras que han podido recibir de parte de Dios, pero a la vez uno de los momentos más alegres de su historia, puesto que, con humildad y esperanza, con la lección aprendida, regresan a la tierra de la promesa. El retorno es de hombres perdonados, entre ellos regresan “ciegos y cojos”, como signo de la gran misericordia de Dios, que luego será manifestada en las acciones que el mismo Dios entre nosotros, realizará en la persona de nuestro Señor Jesucristo, como cumplimiento de las promesas hechas desde antiguo.Jesús devuelve la vista a Bartimeo, quien lo llama “Hijo de David”, título mesiánico, reconociendo que el Mesías ya está entre nosotros y ha venido a abrir los ojos al ciego, signo que se repite en varias ocasiones en los evangelios, y que se constituye en la evidencia del Mesías entre nosotros. La ceguera de Bartimeo hoy representa la ceguera de tantos que se hacen incapaces de ver la presencia del Señor en el mundo, quedándose en las tinieblas del error, del pecado, de la falta de caridad, a lo orilla del camino; pero también, es la imagen del que es capaz de un salto, ponerse en las manos de Dios, confiar en Él, y superar la miseria humana de no poder ver, para ver con mayor fe y seguridad en Jesús, ponernos en actitud de seguimiento con un corazón agradecido por la presencia amorosa y sanadora del salvador entre nosotros.La petición de Bartimeo, se constituye en una plegaria, confiada, directa a Dios, que sabe escuchar nuestros gritos y las súplicas de nuestro corazón, “Maestro que pueda ver”, si esta plegaria sale hoy de nuestro corazón, acompañada de nuestra fe y de la seguridad que el Señor Jesús puede curar nuestras cegueras, sin duda alguna Él actuará, “anda, tu fe te curado”. Quienes hemos probado en nuestra vida la misericordia de Dios, sabemos de la tristeza, y de la amargura que produce el pecado, la ceguera; pero también, sabemos de la alegría y de la esperanza de lo que significa experimentar la misericordia de Dios, que restituye en la vida de los creyentes la vista, el gozo de volver a la tierra de las promesas, de sentirnos cercanos a Jesús, hasta el punto de poder seguirlo, como lo hizo Bartimeo; esto produce sentimientos de gratitud, de alabanza, como los del salmista que canta, “el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Comparto algunas ideas que nos lleven a vivir lo que hoy descubrimos en la Palabra de Dios, como consecuencia de la meditación y comprensión de este mensaje lleno de luz, esperanza y alegría para nuestros corazones.En primer lugar, la Palabra de Dios de este domingo nos interpela, haciendo confrontar nuestras actitudes con las de algunos personajes del Evangelio, por ejemplo, la actitud del ciego Bartimeo, que pleno de fe es capaz de ponerse en movimiento para ir al encuentro del que puede curarlo de su ceguera, superando todo obstáculo y a gritos de súplica, recibir de Dios lo que pedía, una actitud ejemplar en medio de las limitaciones personales. Otra situación es las de las personas que rodean al ciego, que quieren callarlo y le impiden ir al encuentro de Jesús, esta actitud de los que teniéndolo todo, viendo a Jesús, se aferran a sus seguridades y le impiden a los demás, con intención o sin ella, acercarse a Jesús para recibir de Él su gracia y misericordia. Hoy vale la pena respondernos la pregunta ¿somos cómo aquellos personajes que se molestan por los gritos de otros?, ¿nos incomodamos cada vez que vemos a alguien pidiendo a “gritos” ayuda?, ¿somos capaces de acercarnos con humildad a las personas para conducirlos a la presencia del Señor?El profeta Jeremías tuvo la misión de denunciar el mal y el pecado del pueblo de Israel, igualmente la consecuencia de las infidelidades del pueblo de la alianza, pero también, tuvo la dicha de anunciar el final del castigo, del destierro, y recordar con alegría la esperanza del retorno a la tierra de la promesa, esa tierra que desde antiguo fue heredada por el pueblo elegido. Entre los que retornan vienen “ciegos y cojos” que serán los primeros en reconocer la presencia del mesías entre nosotros, con la debida consecuencia, los ciegos ven, los sordos oyen, los muertos resucitan como lo expresa el profeta Isaías. Sin duda alguna, el Señor se hace presente en la historia de ayer y también en la historia de hoy con signos de misericordia, Él se hace presente en la historia de cada uno de nosotros, para quitarnos las cegueras, y las cojeras, nos levanta para ponernos al servicio de los demás, habla a nuestro oído y a nuestro corazón para hacernos ver mejor, para no perder la sensibilidad ante las necesidades humanas. Para poner a muchos en actitud de seguimiento. Jesús es el Sumo y Eterno Sacerdote, es decir: “mediador” entre Dios y los hombres, según el rito del Melquisedec, rey de Salem y sacerdote de Dios, que ofreció pan y vino a Abrahán. Esta figura sacerdotal, es inspiradora, puesto que el sacerdote “tiende puentes” y el Señor Jesús tiende un puente tan definitivo, con el que nos devuelve la “comunión” con el Padre, que habíamos perdido por el pecado original; el Señor Jesús ofrece un sacrificio de entrega, dando la vida, cancelando así la deuda que teníamos, reconciliando al hombre con Dios, dando nueva vida a todo hombre, haciéndonos partícipes de su sacerdocio y uniendo nuestras vidas más estrechamente a la vida de Dios. Esto lo celebramos a través de los sacramentos de la Iglesia, especialmente de la Eucaristía, pues en ella se ofrece pan y vino, se conmemora la entrega de Cristo en la cruz, y se celebra la gloriosa resurrección de Jesús, acontecimiento definitivo que redime al hombre y lo plenifica. Cada vez que participamos de la Eucaristía dominical, Jesús “tiende puentes”, nos comunica con el Padre del cielo, nos lleva a la comunión._______________________Recomendaciones prácticas:●2 de noviembre: Conmemoración de los fieles Difuntos.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos hemos reunido este domingo trigésimo del tiempo Ordinario, para dejarnos iluminar y trasformar por el mensaje de la Palabra y participar gozosos del cuerpo y de la sangre del Señor.En este domingo el Señor nos deja un mensaje lleno de esperanza y alegría por su presencia salvadora, Él abre nuestros ojos para que veamos con claridad cuál es nuestra misión en este mundo. Coloquemos ante el altar nuestras plegarias, y con fe participemos en esta Eucaristía. Monición a la liturgia de la Palabra La Palabra de Dios de este domingo nos habla, cómo el pueblo de Israel y el ciego Bartimeo, viven una experiencia de salvación, simbolizada en la curación de la ceguera. Dejémonos interpelar por este mensaje de salvación y escuchando atentamente cada lectura, colmemos nuestros corazones de alegría y esperanza. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos ahora al Señor, nuestro Dios, para que la luz de Cristo aleje de nuestro mundo las tinieblas del pecado y de la muerte. A cada intención nos unimos diciendo:R/. Señor, ten compasión de nosotros.1.Por la Santa Iglesia de Dios, para que ilumine a los hombres de toda la tierra con la luz que resplandece en el rostro de Cristo. Oremos.2.Por los pueblos que viven la ceguera de la guerra, del odio y del rencor, para que encuentren la paz y la alegría del perdón. Oremos.3.Por quienes, como Bartimeo, caminan por la vida a oscuras, sin fe, sin luz, ni esperanza, para que hallen en Cristo el Salvador que anhelan sus corazones. Oremos.4.Por los niños y los jóvenes, para que lleven una vida iluminada y se mantengan alejados de toda tiniebla. Oremos.5.Por todos aquellos familiares, benefactores y amigos que, habiendo cumplido su misión en este mundo, descansan en la paz del Señor. Oremos.Oración conclusivaEscucha, Padre de Bondad,estas súplicas que salen de nuestroscorazones conmovidos por lo que vemosa nuestro alrededor y concédenoslo que más necesitamos yno nos atrevemos a pedirte.Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.
Vie 18 Oct 2024
El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos
VIGÉSIMO NOVENO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOOctubre 20 de 2024Primera lectura: Is 53,10-11Salmo: 33(32),4-5.18-19.20 y 22Segunda lectura: Hb 4,14-16Evangelio: Mc 10, 35-45 (forma larga) o Mc 10, 42-45 (forma breve)1.Orientaciones para la PredicaciónLa liturgia de la Palabra de este día llamado: “el domingo de las misiones”, nos proporciona las siguientes ideas temáticas:-El evangelio nos indica el modo adecuado como el discípulo debe entender lo que significa el servicio. La actitud de servicio del discípulo, es expresión de haber comprendido lo que el Señor exige a sus seguidores. El que quiera ser el primero, que se haga servidor de los demás, esta es la actitud que acompaña a todo hombre y mujer para la misión.-La misión de Jesús, esta descrita elocuentemente en el Cantico del Siervo Doliente, Jesús ha venido para liberarnos del pecado, dando su vida como expiación de los males de este mundo.-El Señor Jesús es el Sumo y Eterno Sacerdote, capaz de compadecerse de nosotros. Esta actitud de mediación la asumen tantos hombres y mujeres, que en lugares tan diversos anuncian la Buena Nueva del Evangelio. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La Palabra de Dios de este domingo, centra su atención en el tercer anuncio de la pasión del Señor, aunque no lo leemos, es el telón de fondo de la desafortunada escena donde Santiago y Juan, piden un puesto a lado del Señor. El diálogo se hace intenso y muy vivo a la hora de percibir a los discípulos duros de cabeza y de corazón, para entender la entrega de Jesús a la muerte. Dejémonos interpelar por la Palabra y descubramos lo que nos dice.El texto del profeta Isaías que se proclama hoy en la primera lectura, hace parte del cuarto cantico del “Siervo Doliente de Yahvé”, que leemos completo en la liturgia de la Palabra del Viernes Santo. Este texto, 700 años antes de Cristo, narra con detalle la pasión y muerte de nuestro Señor: “triturado por nuestros pecados”, “entrega su vida como expiación” para el perdón de los pecados y esto lo hace a favor de los demás, de toda la humanidad. La donación y entrega del siervo para el perdón de los pecados de la humanidad, trae para el siervo una consecuencia bellísima: “verá su descendencia”, “verá la luz”, “mi Siervo justificará a muchos” “porque cargó los crímenes de ellos” Al Salmo 32 hemos respondido: “que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti”, esta respuesta lleva en sí mismo un mensaje de esperanza ante la generosa misericordia de nuestro Dios: “Su misericordia llena la tierra” “los ojos del Señor están puestos en sus fieles para librar sus vidas de la muerte”.La Carta a los Hebreos, nos exhorta a la virtud de la fidelidad y la perseverancia, nos presenta la figura de Jesús como mediador. El creyente en Cristo puede pasar por situaciones muy difíciles, que intentan arrebatar la decidida opción por el Señor; son esos momentos de tentación, de dudas, de luchas internas, que nos hacen definir de qué lado estamos; el texto nos presenta al Sumo y Eterno Sacerdote que conoce todo esto, que sabe de nuestras debilidades y limitaciones, que ha sido probado en todo, puesto que participa de nuestra condición humana, es “capaz de compadecerse de nuestras debilidades, porque ha sido probado en todo como nosotros, menos en el pecado”. Esta comprensión y vivencia del Evangelio nos debe dar seguridad, alegría, confianza y la certeza de poder entrar en la presencia del Señor, de acercarnos al trono de su gracia.El Evangelio de Marcos en el capítulo 10 nos presenta la reacción de Santiago y de Juan ante el tercer anuncio de la pasión. Aunque no leemos explícitamente el tercer anuncio, sí podemos percibir en la escena de hoy la reacción inapropiada y opuesta al anuncio que el Señor hace por tercera vez de su pasión, muerte y resurrección. Los dos hermanos Santiago y Juan, que animados por todo lo que el Señor ha dicho y hecho, piden un puesto privilegiado cerca de Él, ellos saben que el Reinado de Dios ha llegado y quieren un lugar de gobierno en ese reinado. Los otros diez apóstoles se enfadan, ellos también querían un puesto junto a Jesús, en su Reino. La respuesta de Jesús es profunda y conmovedora, parte de una pregunta: “¿pueden beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizarse con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”, ambos términos el cáliz y el bautismo, son símbolos de la desgracia y de la muerte. La respuesta de los dos discípulos es sobrada, orgullosa, podemos, como quien dice: somos capaces de beber de esa copa y ser bautizados en la muerte, así como el Maestro. Luego el Señor da la lección definitiva y explica cómo hay que entender aquello de los primeros puestos: “el que quiera ser grande, sea su servidor, y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos”, Jesús se pone Él mismo como modelo “el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Dos ideas brotan a la luz de la Palabra de Dios de este domingo, una primera gira en torno al anuncia de la pasión, muerte y resurrección del Señor y una segunda idea presenta a Jesús, sirvo doliente y sacerdote de todos. Es una gracia al ir terminando el año litúrgico y después de hacer este bellísimo camino de encuentro con Cristo a través del Evangelio de Marcos, encontrarnos con estas páginas en las que recordamos el misterio central de nuestra fe, y que cada domingo celebramos con solemnidad, que Cristo subió a Jerusalén, en su camino de obediencia absoluta al Padre, Jesús anuncia por tercera vez su hora pascual, que Él iba a ser entregado, morir y resucitar al tercer día.Este tercer anuncio que queda oculto hoy a los oídos de los fieles, son el telón de fondo de la escena que hoy se nos narra en el evangelio. A lo largo de este recorrido que domingo tras domingo hemos hecho, el evangelista Marcos nos ha presentado los tres anuncios del Misterio Pascual, y en los tres nos narra la falta de comprensión de sus apóstoles: después del primer anuncio el apóstol Pedro se niega a aceptar ese fin para el maestro y se interpone en el camino, pensando como los hombres y no como Dios, a lo que Jesús responde con una expresión muy fuerte: “aléjate de mí satanás”; luego en el segundo anuncio, los discípulos van discutiendo quien es el más importante entre ellos, el Señor los interpela diciéndoles: “el servidor”, y finalmente en el tercer anuncio, Santiago y Juan hacen semejante petición, sentarse uno a la derecha y otro a la izquierda en su Reinado.Sin duda, los apóstoles no comprenden el destino del Señor, ni la visión que Él tiene de su misión, y se dejan llenar el corazón de ambición, de poder, rechazando el camino de la cruz. Hoy después de dos mil años de cristianismo, ¿seguimos pensando como los hombres? o ¿pensamos con criterios del Evangelio? ¿somos capaces de entender que para resucitar es necesario pasar por la cruz?, Para tener vida eterna, nos tenemos que hacer servidores de los demás.Finalmente, podemos afirmar que las tres lecturas que escuchamos nos presentan a la persona del Señor Jesús con imágenes profundamente pascuales. El profeta Isaías habla del “Siervo Doliente” que entrega su vida para la expiación de nuestras culpas cargando sobre si todas nuestras iniquidades. En el evangelio escuchamos que el Señor no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos, con la fuerza de estas palabras vivió el Señor su vida pública y así nos pide vivir nuestro servicio, con la misma radicalidad. La Carta a los Hebreos nos presenta a Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, es decir al “mediador” entre Dios y los hombres. Esto es lo que litúrgicamente celebramos todos los domingos.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Quienes hemos asumido en la vida el camino discipular, es decir nos hemos hecho seguidores de Cristo, sabemos que nuestro modelo no es otro más, que el mismo Señor. Es de vital importancia mantener nuestros ojos y el corazón fijos en Él; asumir esta primera condición del seguimiento y del servicio amoroso a los demás, sin ambiciones, fruto de una vida cristiana auténtica, sin buscar los primeros puestos, sin esperar que nos sirvan, pensando con criterios del Evangelio y gastando la vida por la causa de Jesús hasta dar la vida por Él.Cuando el Señor nos llama a un servicio en la Iglesia nos da “autoridad”, no para tiranizar, ni dominar, pues el mundo está cansado de tantos dominadores, que quitan la libertad, que someten a la persona a situaciones de desprecio, de anulación de la dignidad humana, de humillación, hay tanto dolor en el mundo por esta falta de humildad y de aprecio por la otra persona, a la que debemos servir, animados por el amor a los hermanos y con el deseo único de ayudarlos a cargar su propia cruz, gastando nuestra vida no como dominadores, sino como servidores a ejemplo de Jesús.Hoy me debo preguntar si estoy dispuesto a aceptar que, por mi condición de creyente en Cristo, de discípulo y misionero en la Iglesia, ¿soy capaz de una entrega al servicio a los hermanos hasta la muerte? Tal vez, así como lo hace una mamá o un papá por sus hijos, o un docente por sus estudiantes, o un médico por su paciente, o un sacerdote por su comunidad, cada uno gasta su vida de acuerdo a su vocación, para hacer de su propia vida la de otro Cristo, capaces de transformar este mundo egoísta y ambicioso en un mundo más fraterno y solidario.Venir el domingo a celebrar el misterio central de la fe, Cristo muerto y resucitado, nos debe animar a dejarnos impregnar de la Buena Noticia de Jesús, que nos llama a servir, a amar, a dar la vida, esto sin duda tendrá una cuota de cruz, no tan pesada como la que llevó el Señor, una cuota de muerte de nuestros egoísmos, de nuestro afán de figurar, con la seguridad que, si asumimos alegremente lo que celebramos en la Eucaristía dominical, ganaremos la vida eterna y participáremos de la resurrección del Señor. _______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Mundial de las Misiones.●21 de octubre. Fiesta de santa Laura Montoya.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa Nos hemos reunido este domingo vigésimo noveno del tiempo Ordinario, para escuchar la Palabra de Dios y participar de la fracción del pan. En esta Eucaristía la Iglesia nos invita a estar cerca del Señor y descubrir en Él, nuestra vocación de servicio, dejando a un lado nuestros egoísmos y ambiciones, tantas veces contrarias al mensaje del Evangelio, hoy también celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, dejémonos impregnar hoy de la presencia del Señor para dar lo mejor de nuestro corazón a su Iglesia. Participemos con alegría.Monición a la liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra de este domingo nos invita a meditar en lo que significa la entrega y el servicio, hasta dar la vida por los demás, sabemos que estas exigencias evangélicas no son fáciles de asumir, implican sacrificios, cruz y hasta la muerte, pero el Señor nos fortalece con su ejemplo y su gracia, nos instruye para poder cumplir la misión que nos encomienda. Dejémonos interpelar hoy por su mensaje de amor, escuchemos atentamente.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos hermanos a Dios Padre, siguiendo la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo que no ha venido a ser servido, sino a servir y digamos:R/. Señor Jesús, enséñanos a servir.1.Te pedimos por el Papa N., los obispos, presbíteros y diáconos, para que su presencia en el mundo sea reflejo de Cristo servidor de los hermanos. Oremos. 2.Te pedimos por los gobernantes del mundo entero, especialmente de nuestro país, para que no busquen ocupar los primeros puestos por el afán de poder, sino para servir a los pueblos. Oremos.3.Te pedimos por nuestra patria Colombia, para que cada uno de sus habitantes encuentre el camino de la reconciliación, en el servicio humilde a los hermanos, especialmente con los más pobres y desamparados. Oremos.4.Te pedimos Señor por los más necesitados, para que siempre haya servidores fieles a ti, que, actuando en tu nombre, les lleven tu auxilio. Oremos.5.Por toda la Iglesia, para que, en esta Jornada Mundial de las Misiones, no tema salir de sí misma y lleve el mensaje de salvación a todos los hombres de buena voluntad. Oremos.Oración conclusivaAcepta, Padre, estas plegariasque hoy te dirigimos ydígnate aceptarlas connuestro deseo de servir alos hermanos.Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.
Vie 11 Oct 2024
Luego, ven y sígueme
VIGÉSIMO ÓCTAVO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOOctubre 13 de 2024Primera lectura: Sb 7, 7-11Salmo: 90(89),12-13.14-15.16-17Segunda lectura: Hb 4,12-13Evangelio: Mc 10,17-30 (forma larga) o Mc 10, 17-27 (forma breve)I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducción●Cristo, el Señor, ofrece a todos una vida plena, invitándonos a tomar la decisión de seguirlo como sus verdaderos discípulos. En este seguimiento del Maestro, hoy se destaca la necesidad de poner a un lado los bienes materiales, de desprenderse totalmente de ellos, para poder emprender el camino con Jesús. ●¿Cuál es la verdadera riqueza? La primera lectura nos presenta a un hombre que ha preferido la sabiduría por encima de los tesoros materiales, los cuales quedan en nada ante el valor de esta sabiduría que proviene de Dios. En ese sentido, el salmo le suplica al Señor un corazón sensato. ●La palabra de Dios es viva y eficaz, afirma la Carta a los Hebreos. Solo esta palabra puede llegar a lo más profundo de cada persona. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Al rey Salomón se le atribuyen las palabras del libro de la Sabiduría. Dicha atribución se ha fundamentado en aquel momento en el que Dios le ofrece lo que quiera para su reino y él simplemente pide sabiduría: “concede a tu siervo un corazón atento para juzgar…”; por eso, Dios le concede “un corazón sabio e inteligente” (cf. 1R 3, 9-12). En este contexto se comprende mejor la perícopa que se nos anuncia en la primera lectura. En la Biblia de Jerusalén el v. 7 está antecedido por un título: “Aprecio de Salomón por la Sabiduría”. Lo que sucede es que el escritor de estas palabras, quien se ha presentado antes como un sencillo hombre mortal (cf. Sb 7,1-6), ahora relata su testimonio, su experiencia con la Sabiduría: él la ha preferido por encima de cualquier otro bien o privilegio. De manera poética este hombre va citando aquellas realidades que ha decidido dejar en segundo plano para anteponer su deseo de recibir de Dios la Sabiduría. Además, este pasaje evoca el otro beneficio de Dios: “También te concedo lo que no has pedido, riquezas y gloria” (1R 3,13). De eso también da testimonio el sabio: “Con ella a la vez me vinieron todos los bienes e incalculables riquezas en sus manos” (Sb 7,11).Desde el capítulo 3, el autor de la Carta a los Hebreos ha venido realizando una meditación sobre el Salmo 95 (94), refiriéndose a la incredulidad del pueblo de Israel en el desierto (cf. Sal 95, 7-11; Nm 13-14). Concretamente en el comienzo del c. 4, el autor de la carta alude a la actitud de los israelitas quienes recibieron la Palabra, pero no la aprovecharon (cf. Hb 4, 2). De esta manera, la Carta a los Hebreos se propone advertir a sus destinatarios acerca de las consecuencias de ser duros de corazón, concretamente la de poder quedar sin el descanso que promete el Señor. (cf. Hb 4, 3). De ahí la exhortación: “Esforcémonos, pues, por entrar en ese descanso, para que nadie caiga imitando aquella desobediencia (Hb 4,11)”. Precisamente este es el versículo que conecta con los dos versículos escogidos para la segunda lectura del domingo. La conclusión es el llamado a creer y obedecer a la Palabra de Dios que es viva y eficaz. Llama la atención la imagen de la espada (cf. Sb 18,15-16) que pretende significar la decisión y la contundencia con la que Dios pronuncia su Palabra y la establece como un decreto irrevocable. Como espada afilada esta Palabra puede penetrar y transformar el corazón de quien la escucha y la acepta como lo que es, como verdadera Palabra de Dios (cf. 1Ts 2,13).Alguien corrió a encontrarse con Jesús. Si se arrodilló ante Él es porque reconoció que viene de Dios, que es digno de ser adorado y que puede responder a sus preguntas ya que lo llama “Maestro”. En su cuestionamiento refleja una preocupación por la vida eterna. Parece que no tiene muy claro en qué consiste esta vida, pero quiere alcanzarla y por eso desea escuchar la enseñanza del Maestro. Cómo es clásico en algunos otros pasajes, Jesús responde con otra pregunta orientada hacia el tema de la bondad de Dios. No obstante, Jesús retoma el tema de la conversación y supone que este hombre es conocedor de los mandamientos. De manera ágil, como queriendo dar entender que merece una recompensa, el hombre responde que los ha cumplido desde su juventud. Esta respuesta es la oportunidad que aprovecha el Maestro para llevarlo hacia su principal instrucción, la cual se estructura en tres verbos: vender, dar y seguir. Vender implica una primera renuncia que consiste en deshacerse de bienes que quizá son de uso básico o que tienen un valor material y sentimental para quedar sin ningún elemento, pero sí con el dinero. Luego debe dar otro paso y en esto el hombre ya debe despojarse completamente de los beneficios materiales, aunque es con el fin de practicar la caridad con los más necesitados, acto de amor por sus hermanos realmente loable y elocuente. Es aquí cuando el hombre queda libre para seguir a Cristo y entrar a la comunidad de sus discípulos. Seguir a Cristo es el camino que lleva a la vida eterna y quien lo hace debe estar libre de todo afecto hacia lo material. Al final, este hombre se marcha triste y este desenlace contrasta con otros encuentros con Cristo en los que las personas realmente se han dejado transformar. La decisión de esta persona se convierte en la motivación para instruir a los discípulos acerca del peligro al apego a los bienes materiales.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Hoy Jesús, el Señor, nos presenta su discipulado vivido a plenitud en la libertad como el camino hacia la verdadera meta de la existencia humana. Claro está que la vida eterna no es solo un objetivo por alcanzar, sino que también es un don del que se comienza a gozar desde aquí, cuando participamos de la gracia que el Señor nos comunica en los sacramentos, en coherencia con nuestra fe y nuestras obras en favor de los demás. La vida eterna es permanecer en Jesucristo, es unir la existencia al Maestro de manera radical para participar de la vida del mismo Dios. Vale la pena recordar esta enseñanza del papa Juan Pablo II en su carta Veritatis Splendor de 1993, en la que nos explica cómo el camino del seguimiento de Cristo le permite al ser humano encontrar su vocación y su dignidad: “Es necesario que el hombre de hoy se dirija nuevamente a Cristo para obtener de Él la respuesta sobre lo que es bueno y lo que es malo. Él es el Maestro, el Resucitado que tiene en sí mismo la vida y que está siempre presente en su Iglesia y en el mundo. Es Él quien desvela a los fieles el libro de las Escrituras y, revelando plenamente la voluntad del Padre, enseña la verdad sobre el obrar moral. Fuente y culmen de la economía de la salvación, Alfa y Omega de la historia humana (cf. Ap 1, 8; 21, 6; 22, 13), Cristo revela la condición del hombre y su vocación integral. Por esto, ‘el hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo —y no solo según pautas y medidas de su propio ser, que son inmediatas, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes—, debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en Él con todo su ser, debe apropiarse y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo. Si se realiza en Él este hondo proceso, entonces da frutos no solo de adoración a Dios, sino también de profunda maravilla de sí mismo” (VS 8). Además, en relación con la vida eterna, son muy propicias las palabras del papa Benedicto a los jóvenes en 2010: “¿qué es la ‘vida eterna’ de la que habla el joven rico? Nos contesta Jesús cuando, dirigiéndose a sus discípulos, afirma: ‘volveré a velos y se alegrará su corazón y nadie les quitará su alegría’ (Jn 16,22). Son palabras que indican una propuesta rebosante de felicidad sin fin, del gozo de ser colmados por el amor divino para siempre”.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?En el Prefacio de la Plegaria III para diversas circunstancias, expresamos nuestra fe en Jesucristo quien nos llama a seguirlo y nos colma de la vida plena que es la vida eterna. Al mismo tiempo, estas palabras se pueden convertir en un proyecto de vida para todo discípulo que responde a su vocación cristiana y se une vitalmente a Cristo: Porque creaste el mundo por medio de tu Palabray lo gobiernas todo con justicia.Nos diste como mediador a tu Hijo, hecho carne,que nos comunicó tus palabrasy nos llamó para que lo siguiéramos;Él es el camino que nos conduce a ti,la verdad que nos hace libres,la vida que nos colma de alegría.Por medio de tu Hijoreúnes en una sola familia a los hombres,creados para gloria de tu nombre,redimidos por su sangre en la cruzy marcados con el sello del Espíritu.II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas: Nuestra verdadera riqueza es Cristo resucitado, a quien alabamos y adoramos en este día de luz, día de vida, día de la comunidad. Con el propósito de desprendernos de todo lo mundano, para seguir libremente al Señor, celebremos con gozo esta Eucaristía. Monición a la liturgia de la Palabra Permitamos que la Palabra del Señor hoy cumpla su cometido al hacerse vida en nuestros corazones. Que descubrimos que en ella se encuentra la Sabiduría que guía nuestros pasos y que se hace para nosotros sacramento de salvación en la Eucaristía. Escuchemos con fe.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, desprendidos de todo y siendo dueños de nada, nos dirigimos a Dios Padre, con la seguridad de ser escuchados por Él y obtener su Sabiduría, diciendo:R/. A ti, Señor, lo pedimos con fe.1.Por el pueblo de Dios, conformado por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, los religiosos y los laicos, para que actúen sin esperar más recompensa que la de obtener la vida eterna. Oremos.2.Por nuestros gobernantes, para que nunca pongan su corazón en los bienes materiales, sino que sepan distribuir mejor las riquezas y cuidar de cuanto se les confía para bien de sus ciudadanos. Oremos.3.Por los jóvenes y niños que se encuentran alejados y son indiferentes a los bienes de Dios, para que el testimonio de otros los atraiga y los conduzca al deseo de poseer, en definitiva, la vida eterna. Oremos.4.Por los pobres y marginados, para que la generosidad de otros los ayude a saciar sus necesidades espirituales y materiales. Oremos.5.Por cuantos conformamos esta asamblea litúrgica, para que la Sabiduría de Dios inunde nuestra vida y así podamos seguir fielmente a Jesús, quien nos hace libres frente a nuestras propiedades y pertenencias. Oremos.Oración conclusivaSeñor Dios, vuélvete sobre nosotrosy escucha las súplicasque te presentamos con fe y esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.