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"Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista"
Tags: predicación orante junio 24 natividad san juan bautista Liturgia Iglesia
NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
Junio 24 de 2021
Primera lectura: Is 49,1-6
Salmo: Sal 139(138),1-3.13-14ab.14c-15 (R. 14a)
Segunda lectura: Hch 13,22-26
Evangelio: Lc 1,57-66.80
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
De los textos bíblicos de esta solemnidad de san Juan Bautista se pueden entresacar las siguientes ideas temáticas:
• Dios elige a Juan Bautista para preparar el corazón de los hombres al encuentro con el Señor mediante la predicación del bautismo de conversión.
• Juan nos enseña con su estilo de vida lo que significa disminuir en su propia persona para que crezca Cristo.
• Juan Bautista es el más grande nacido de mujer, él viene a señalarnos al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Isaías 49, 1-6 expone la misión del siervo de Yahvéh que ha sido llamado desde el vientre materno para hablar en nombre de Dios. Las palabras del profeta, en efecto, son como espada penetrante que examina los corazones, Dios esta con él, le protege; le encomienda reunir a los desterrados de Israel, iluminar a todos los pueblos difundiendo la Palabra de Dios y su salvación. A pesar de la entrega y el esfuerzo, el siervo doliente piensa que “en vano se ha cansado y, en viento y en nada ha gastado sus fuerzas” (Cfr. Is. 49,4), el desaliento se apodera de su misión, y el aparente fracaso es solo para la comprensión humana, ya que Dios se siente orgulloso de su siervo y recibe gustoso la entrega de su misión, este mérito lo hace digno de una nueva misión: además de predicar la conversión, ahora el Señor lo hace luz de las naciones para que la salvación ofrecida por Dios alcance el confín de la tierra.
El salmo 139 (138) canta los portentos que acompañan la vocación de quien ha sido escogido, Dios sondea sus pensamientos, distingue sus caminos; el escogido reconoce que Dios le ha creado las entrañas, le ha tejido en el vientre materno, conoce sus huesos y hasta el fondo de su alma. En los designios salvíficos de Dios, la concepción y el nacimiento de Juan Bautista evidencian una elección particular.
El libro de los Hechos de los Apóstoles (13,22-26) presenta a Juan como el último de los profetas. Las circunstancias de su nacimiento y de su ministerio le sitúan en la línea de los grandes profetas del Antiguo Testamento. El profeta es el mensajero y portador de la Palabra de Dios, la grandeza de Juan radica en ser mensajero de la Palabra encarnada. Con Juan se inicia la etapa de la promesa cumplida del mesías salvador, su testimonio confirma que él no es el mesías, es solo una voz profética, un siervo indigno, un amigo del esposo, Juan disminuye y Cristo crece.
El evangelio Lucas (1,57-66.80) al describir el nacimiento de Juan Bautista, lo hace en un clima de alegría, quiere demostrar el cumplimiento de las palabras del ángel a Zacarías: que Isabel siendo estéril daría a luz un hijo, que se llamaría Juan, y que muchos se alegrarían con su nacimiento, también, Juan sería lleno de Espíritu Santo desde el vientre de su madre, lo cual se ha cumplido con el movimiento del niño en el vientre de Isabel cuando es visitada por María, en este contexto tiene lugar el nacimiento (Cfr. Lc 1, 57-58), la circuncisión (Cfr. Lc. 1, 59a), el origen del nombre del niño (Cfr. Lc 1 59b-66) y su manifestación pública (Cfr. Lc. 1, 80).
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
La figura de Juan Bautista es muy llamativa en el contexto vocacional, elegido por Dios para preparar el camino del Señor Jesús, es llamado también el precursor del mesías, puesto que con él comienza la etapa culmen de la redención, anuncia a Jesucristo plenitud de la revelación divina.
La misión de Juan Bautista está íntimamente unida a la experiencia del encuentro, esta empieza en el templo con Zacarías, quien al entrar en la presencia de Dios recibe la promesa de un hijo; también, es revelador el encuentro de Juan que salta en el vientre de Isabel su madre, cuando María va a visitarla y lleva en sus entrañas al redentor del mundo. Estos encuentros dejan entrever la importante misión a la que fue llamado Juan desde el seno materno.
El nacimiento de Juan nos recuerda que “los vecinos quedaron sobrecogidos y corrió la noticia por toda la montaña de judea. Y todos los que le oían reflexionaban diciendo: ¿Qué va a ser de este niño? Porque la mano de Dios esta con él” (Cfr. Lc. 1,65. 68). Juan será llamado por el mismo Señor el más grande nacido de mujer (Cfr. Lc. 7.28), su palabra será penetrante como espada y de gran alcance como una flecha, estas serán las herramientas para llamar al arrepentimiento y a la conversión.
El nacimiento de Juan Bautista tuvo signos claros y evidentes de la intervención de Dios y de la elección de su persona para ser el profeta que, no solo anunció al salvador del mundo, sino que lo señaló ya entre nosotros; su vocación es asumida con gran fidelidad puesto que Juan no busca nada para sí, su servicio humilde y austero es solo para que se cumpla el plan de Dios, donde él debe disminuir y el Señor Jesús debe crecer; ni siquiera sus seguidores son suyos, ellos empiezan a seguir a Jesús. Estas cualidades del Bautista serán también las cualidades del discípulo de Jesús, que está llamado a transparentarlo a Él.
La celebración de la natividad de Juan Bautista es una buena oportunidad para pensar en la propia vocación, Dios nos ha elegido también para ser sus mensajeros, para abrir el camino al encuentro con Dios en la persona de Nuestro Señor Jesucristo; el mundo necesita conocer el camino de la salvación y quienes hemos conocido a Jesús tenemos la obligación de impregnar y trasmitir el ardor misionero por hacerlo conocer. Hoy hablamos de la “nueva cultura vocacional” que, en breves palabras, consiste en redescubrir y renovar los compromisos bautismales, para ponerlos al servicio de la construcción de la Iglesia; en cada bautizado está la fuerza necesaria para ser testigo de aquel que Juan anunció, el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Celebrar el nacimiento de Juan Bautista, nos dispone a valorar el plan salvífico que Dios tiene para toda la humanidad, para cada uno de nosotros; a partir del encuentro con Él, en la oración, en el servicio a los hermanos y, en especial, en mostrar a Jesús presente en la historia de nuestras familias y de nuestra comunidad, experimentamos la misión que Dios mismo nos encarga de señalar a Jesús e invitar a otros a seguirlo a Él, completando así la misión que Juan Bautista inició con sus discípulos.
Preparar el propio corazón para recibir a Cristo exige nuestra propia conversión, es decir, volcar todos nuestros pensamientos, decisiones y acciones a la persona de Jesús, de esta manera la mejor predicación que podemos hacer de Jesús es nuestro propio testimonio de vida, sencillo y austero, libre y trasparente, convencido y radical, tal como nos lo enseña la vida de Juan Bautista.
De Juan aprendemos lo que significa que uno disminuya y que Cristo crezca; sabemos que el Señor no nos pide perder nuestra identidad, al contrario, siendo cada uno con nombre propio, nos pide que seamos capaces de permitirle a Dios llenar nuestros corazones de su presencia, de su mensaje y colmar toda nuestra vida del Señor que nos hace saltar de alegría y de servicio a los hermanos.
Quienes hacemos parte de la Iglesia por el sacramento del bautismo, hemos nacido a una vida nueva, es la vida de los renacidos por el baño bautismal que inauguró Juan y que Cristo llevó a plenitud bautizándonos no solo en agua, sino también en el fuego del Espíritu Santo. Esta fiesta nos invita también a redescubrir las gracias recibidas cuando fuimos bautizados y a reconocer que también hemos sido llamados a edificar la Iglesia y a ser testigos del evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, en lo que la Iglesia llama hoy “nueva cultura vocacional”.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Hermanos, hemos venido a escuchar la Palabra de Dios que es luz para nuestros pasos y a participar de la fracción del pan, alimento para el camino hacia la vida eterna. La celebración, hoy, de la natividad de Juan Bautista nos invitan a pensar en la grandeza de este hombre, reconocido como el profeta que anunció la proximidad del salvador del mundo y lo señaló presente entre nosotros. Pidamos la valiosa intercesión de Juan Bautista, para que también en nuestros tiempos, surjan profetas valientes y radicales que proclamen la urgencia de la conversión y la vuelta al evangelio de Jesucristo. Participemos con alegría en esta celebración.
Monición a la Liturgia de la Palabra
La mesa de la Palabra hoy nos ofrece el testimonio del nacimiento de Juan Bautista, acontecimiento colmado de la presencia de Dios y de la elección de este niño, llamado para colaborar en el plan de salvación. La misión de Juan es anunciada desde el Antiguo Testamento, recordada luego en la Iglesia primitiva y descrito en el Evangelio. Escuchemos atentamente.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Elevemos nuestras suplicas a Dios nuestro Padre, que se ha mostrado misericordioso con nosotros dándonos a Juan Bautista como el profeta que nos señala a Jesucristo, salvador y redentor de la humanidad; supliquémosle por todos diciendo:
R. Señor escucha y ten piedad
1. Pidamos por el papa, los obispos y sacerdotes, para que, a ejemplo de Juan Bautista, sean esos profetas que el mundo necesita y que, alzando con moderación su voz, muchos conozcan el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Oremos.
2. Pidamos por nuestros gobernantes para que, escuchando la voz de la Iglesia, también sean profetas capaces de denunciar las injusticias y trabajar por la paz y la reconciliación de todos. Oremos
3. Pidamos por los pobres, los que sufren, los menos favorecidos, para que todas sus fatigas y preocupaciones se vean reparadas por la solidaridad y la ayuda de todos los que hemos conocido la verdad del evangelio. Oremos.
4. Pidamos por quienes viven esclavizados por el pecado y la indiferencia de lo sagrado, para que encuentren en su camino una voz que los llame a la conversión y vuelvan al evangelio de nuestro Señor. Oremos.
5. Pidamos por todos los que estamos aquí reunidos, para que, escuchando la voz de Dios, atendamos al llamado que nos hace de ser sus testigos en medio del mundo y señalemos a otros, a la persona de nuestro Señor. Oremos.
Oración conclusiva
Padre Santo,
escucha la oración de tus hijos
y por la mediación de San Juan Bautista,
concédenos todo lo que te hemos pedido con fe,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
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DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDADLA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉDiciembre 29 de 2024Primera lectura: Sirácida 3,2-6.12-14Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83], 5a)Segunda lectura: Colosenses 3,12-21Evangelio: Lucas 2,41-52I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Solemnidad de la Sagrada Familia nos ofrece el testimonio de Jesús, María y José sobre la experiencia del amor familiar que, conducido por la fuerza de la gracia, nos permite vivir la experiencia de la gratitud por ser parte de una historia familiar en la que vivimos la experiencia de ser hijos y que, por la elección en Cristo, somos llamados a sembrar en nuestras familias el amor como camino de unidad, de reconciliación y generosidad en los hogares. En ella, los padres desarrollan su misión acompañando a los hijos a vivir su vocación como hijos de Dios que quieren hacer la voluntad del Padre haciendo lo que a Él le agrada, dedicándose a los asuntos del Reino de Dios como lo hizo Jesús.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La gratitud del don de ser hijos se expresa en el mandamiento de Honrar a padre y madre. En el capítulo 3 del libro del Eclesiastés, a la luz de Éxodo 20, 12 y Deuteronomio 5,16, el Ben Sirá instruye expresamente en que la vivencia del este precepto es signo inequívoco de la cualidad de un buen hijo. Las bendiciones que enumera el pasaje bíblico para quien asume este precepto brotan del lugar central que tiene en el decálogo: es el punto de unión entre la primera “tabla” dirigida al amor de Dios y la segunda dirigida al amor del prójimo. La llamada a cultivar y fortalecer el amor familiar se manifiesta en la carta a los Colosenses cuando el apóstol san Pablo exhorta a revestirse de Cristo. Lo que en el ámbito familiar significa asumir las actitudes de Jesús y su mensaje evangélico, que se lleva a cabo gracias a la fuerza del amor del que brota la perfección y que penetra en el corazón del creyente por la Palabra de Cristo. Este dinamismo tiene en las relaciones familiares: paterno-maternales, esponsales y filiales una oportunidad de manifestarse y revelarse para ser vividas “como le agrada al Señor”.Finalmente, el evangelio de Lucas, cuando presenta la imagen del niño Jesús en el templo, nos revela que los padres de Jesús están al servicio de acompañar al Niño a descubrir su Paternidad Divina y dedicarse a los asuntos de su Padre-Dios como su proyecto existencial para el cual ha de seguir creciendo en sabiduría y en gracia. La peregrinación en que participan refleja su disposición alegre a vivir en familia la fe mediante las acciones y gestos que reconocen como experiencias de salvación vividas en el pueblo de Israel. Los padres, si bien se ven sorprendidos por el desarrollo de la acción de Jesús, van contemplando la obra de Dios en Él y acogiendo este plan como un camino de fe y lo guardan en el corazón. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?La vocación al amor encuentra en la familia un lugar natural de comunión en el que cada uno desarrolla su identidad y responde al llamado personal a vivir como ciudadano y como creyente. En el contexto actual prima el individualismo reflejado en las formas de consumismo, emotivismo y pansexualismo que termina desvirtuando los vínculos familiares y aísla a cada miembro con la idea de que la felicidad se reduce a satisfacer sus deseos de modo absoluto. Por ello, el Papa Francisco en la exhortación Amoris Laetitia indicaba que, frente a una cultura del descarte, de lo frágil y lo efímero, se requiere fortalecer y consolidar el vínculo entre generaciones: “El vínculo virtuoso entre las generaciones es garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana. Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad sin honor” (A. L. 188).Este vínculo familiar se ve enriquecido con el fortalecimiento de las distintas relaciones que surgen dentro de esta comunión como son: •En el vínculo de los esposos, fundado sobre el amor generoso de la entrega, ellos viven la unidad en la diferencia y en el día a día, con la fuerza del Espíritu Santo, hacen que el amor, íntimo y profundo, vivido en el respeto y el apoyo mutuo, llene de sentido sus vidas compartidas.•En el vínculo entre los padres-madres y los hijos, la paternidad y maternidad responsable tiene como punto de partida el reconocimiento del don de la vida de hijo que ha sido llamado por Dios a existir y a desarrollar un camino de crecimiento que requiere ser acompañado por sus padres, quienes lo acogen en su hogar y asumen el compromiso de poner todos los medios para formarlo como un ser humano al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Para ello son para sus hijos como testigos y maestros que con el testimonio de su vida y la tarea educativa les transmiten la fe y los introducen en la vida social para ser sus protagonistas en la búsqueda del bien común.•En el vínculo de la fraternidad, la familia cultiva en el arte de la convivencia humana y nos introduce a la fraternidad más universal en la sociedad. A su vez, la experiencia de los hermanos, educados en un ambiente de apertura al otro, de generosidad y servicio permite con mayor facilidad el reconocimiento de nuestra pertenencia a la Iglesia que es la familia de los hijos de Dios.Por ello, frente a la necesidad que tiene el ser humano de fortalecer los vínculos familiares para desarrollar su proyecto personal de vida, la Iglesia sale a su encuentro con una acción evangelizadora que lo acompañe y le ofrece los medios de la gracia para vivir el vínculo familiar. Esta tarea misionera es “una pastoral del vínculo, donde se aporten elementos que ayuden tanto a madurar el amor como a superar los momentos duros” (A. L., 211). La vida espiritual es el vínculo fundamental del que brotan y renacen los vínculos familiares como lo afirmó el papa Francisco al referirse a los esposos: “la espiritualidad matrimonial es una espiritualidad del vínculo habitado por el amor divino” (A.L., 315).3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La oración es familia es fuente de esperanza para agradecer los dones que Dios da a cada hogar, para asumir con valentía los desafíos que se presentan en su historia personal y para confiar en la Providencia Divina que no nos defrauda y que sostiene y guía constantemente a las familias como lo hizo con María y José al mostrarles el camino y enriquecerlos con su gracia para ser fieles a su vocación, perseverantes en su compromiso y audaces en el desarrollo de su misión.La oración por las familias nos sostiene en la certeza de que “la familia es al camino de la Iglesia” y “La oración refuerza la solidez y la cohesión espiritual de la familia, ayudando a que ella participe de la «fuerza» de Dios” (S. Juan Pablo II, Carta a las familias). «Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazaret, hoy los miramos con admiración y confianza; en ustedes contemplamos la belleza de la comunión en el amor verdadero; les encomendamos a todas nuestras familias, para que se renueven en las maravillas de la gracia.Sagrada Familia de Nazaret, atractiva escuela del Santo Evangelio: enséñanos a imitar sus virtudescon una sabia disciplina espiritual, danos una mirada limpia que reconozca la acción de la Providencia en las realidades cotidianas de la vida.Sagrada Familia de Nazaret, fiel custodia del ministerio de la salvación:haz nacer en nosotros la estima por el silencio,haz de nuestras familias círculos de oración y conviértelas en pequeñas iglesias domésticas,renueva el deseo de santidad que sostiene la noble fatiga del trabajo, la educación, la escucha, la comprensión y el perdón mutuo.Sagrada Familia de Nazaret,despierta en nuestra sociedad la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, inestimable e insustituible.Que cada familia sea acogedora morada de Dios y de la paz para los niños y para los ancianos,para aquellos que están enfermos y solos, para aquellos que son pobres y necesitados. Jesús, María y José, a ustedes con confianza oramos y con alegría nos confiamos» (Papa Francisco)._______________________Recomendaciones prácticas:•Apertura de la Puerta Santa en San Juan de Letrán.•Apertura del año Jubilar en las Jurisdicciones Eclesiásticas (Catedrales y Cocatedrales).•Esta celebración puede ser la oportunidad para: La oración de consagración de las familias a la Sagrada Familia. Celebrar la renovación de los compromisos matrimoniales. A los esposos se les puede entregar la carta que el Papa Francisco escribió en el año 2021 con motivo de esta fiesta:https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2021/documents/20211226-lettera-sposi-anno-famiglia-amorislaetitia.html.•Enviar un mensaje de la comunidad parroquial a las familias animándolas a vivir su vocación de ser comunidad de vida y amor.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía de la Fiesta de la Sagrada Familia, en este primer domingo del Tiempo de Navidad. El nacimiento de Jesús fue en el seno de una familia, que honramos y reconocemos por su disposición a acoger en su vida el proyecto de Dios y a ser fieles al mismo. La Iglesia encuentra en la familia de Nazaret: José, María y Jesús un modelo de vida de hogar y un estímulo para renovar su convicción que su tarea evangelizadora pasa por ser familia de familias. Participemos con fe y oración.Igualmente, es motivo de gran alegría este domingo, la apertura del Año Santo en las Catedrales y concatedrales de la Iglesia Universal. Aprovechemos todos los medios que el Jubileo nos propicia para crecer en vivos deseos de santidad.Monición a la Liturgia de la Palabra “Que la Palabra de Dios habite en ustedes en toda su riqueza” (Col. 3,16). Estas palabras del Apóstol Pablo nos disponen a reconocer el tesoro de la revelación de Dios sobre la familia que tiene en el Amor su plenitud. Amor de los hijos que se expresa en el honor a sus padres; amor de los esposos entre sí, que se manifiesta en el respeto y la donación mutua; y el amor de los padres a los hijos, que se revela en la pedagogía del despertar religioso de su fe y del acompañamiento en su respuesta vocacional. Escuchemos con atención la Palabra de Dios.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Celebrando que el Hijo de Dios se encarnó, nació y creció en una familia, oremos a nuestro Padre diciendo:R. Padre, muéstranos tu amor.1. Por la Iglesia para que, como la gran familia de los hijos de Dios, siga anunciando el Plan de Dios sobre el matrimonio y la familia y sea siempre una casa abierta a todos los hogares, especialmente a las más pobres y débiles, y a quienes están solos y abandonados. Oremos.2. Por los gobernantes de las naciones para que sus políticas se encaminen a garantizar los derechos de las familias respetando y promoviendo su dignidad, su justa independencia, intimidad, integridad y estabilidad. Oremos.3. Por los animadores de la pastoral familiar para que revestidos del amor de Cristo salgan al encuentro de todas las familias de su comunidad parroquial y enriquecidos con los diversos dones y carismas: las escuchen, las acompañen en el camino del amor, les muestren la belleza del Evangelio y las guíen en la experiencia renovadora que Dios nos ofrece a todos. Oremos.4. Por las familias para que viviendo su unidad en el amor sean lugar de encuentro entre diferentes generaciones, dónde se ayuden mutuamente a crecer en sabiduría humana y divina y sean el cauce de renovación de la vida social. Oremos.5. Por los hogares para que, bajo la dirección de los padres, puedan vivir libremente su propia vida religiosa, educar a sus hijos, profesar públicamente su fe y propagarla sin sufrir alguna discriminación. Oremos.Oración conclusivaEscucha Padre, nuestra oración, que te presentamos en la fiesta de la Sagrada Familia y concédenos vivir con el mismo espíritu de esperanza, amor y fe con que ellos vivieron. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.
Mié 25 Dic 2024
En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres
NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa del día)Diciembre 25 de 2024Primera lectura: Isaías 52, 7-10 Salmo: 98(97), 1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1, 1-6 Evangelio: Juan 1, 1-18I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa liturgia de este día de Navidad nos presenta el gran signo de la Palabra hecha carne. Esta Palabra es presentada como la que es llevada y anunciada por aquel que baja de las montañas. El gran anuncio de la liberación de Israel y el fin de su destrucción, es que “Dios reina ya” y que “Dios regresa”. Por eso, la voz del mensajero trae dos gracias: la paz y la salvación y, a su vez, anuncia dos cosas: una buena noticia y el reinado de Dios. Esta Palabra de salvación es la última y definitiva con la que Dios ha querido hablar a los hombres de hoy. Es la Palabra que sostiene y purifica a quien la recibe. Ella ha venido a colocar su morada entre los hombres y tomando la realidad frágil de la humanidad, la ha llevado a su auténtica finalidad, devolviéndole el ser auténtico y dándole la capacidad de vivir como verdaderos hijos de Dios. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El proceder de Dios se manifiesta de dos modos particulares: Palabras y acciones. Es un Dios de promesa y de cumplimiento. Esta es la manera como el profeta Isaías presenta la nueva salvación de Dios dada a Jerusalén. Es el nuevo despertar que trae desde la altura de las montañas la palabra salvífica de Dios que quiere ratificar que está presente. El pueblo conocerá y comprenderá que “yo estoy aquí”. Es Así que Isaías proclama la nueva visión de Dios, al que verán con sus propios ojos, como el Dios que viene y el Dios que reina. Las ruinas dejadas por los enemigos, su desolación, reciben ahora un mensaje de esperanza. Dios no los ha abandonado, pues es un Dios que ama a su pueblo. Como diría San Agustín “Dios no puede amar y abandonar”. La encomienda del mensajero trae dos gracias especiales: la paz y la salvación. El saludo de bienestar que ofrece el “shalom”, es deseado ahora para quien comprende que Dios ha venido. La carta a los hebreos hace comprender que Dios ha pronunciado la palabra definitiva. Dios es presentado como aquel que ha predicado una palabra última. Es su Hijo, el perfecto lenguaje del Padre. Por medio de Él la presencia de Dios se vuelve comunicación directa con los hombres. Ya no es una profecía, ya no es un lenguaje simbólico, es una presencia real y segura que dialoga. Es la Palabra que sostiene con poder. Este aspecto es sugerente en la carta. La Palabra tiene el poder de sostener el universo. No se trata de una fuerza gravitacional, se trata de aquel poder que no permite el decaimiento de toda la realidad existente. La vida de Cristo, entregada, es capaz de sopesar el pecado del hombre que lo lanza a tierra, a su debilidad.San Juan inicia su evangelio con un hermoso y profundo himno donde la palabra que se ha hecho carne, es la palabra eterna de Dios. Hay un movimiento muy profundo en el que el evangelista nos dice que la palabra que “estaba con Dios”, es la palabra que hace “morada entre nosotros”. La palabra encarnada trae la presencia del Dios eterno que, creando todo, no sólo lo invade todo, sino que lo asume todo. La presencia de Jesús es la gran predicación del Padre que nos dice que no sólo quiere estar cerca de los hombres, sino asumir a los hombres. Bien lo decía el gran padre de la Iglesia Atanasio: “El Hijo de Dios se ha hecho hombre para que los hombres llegaran a ser hijos de Dios”. Asume lo que va a redimir (Ireneo de Lyón) por amor eterno. El gran mensaje de la encarnación-nacimiento es que Dios, para salvar a los hombres se abaja como ninguna divinidad lo ha pretendido, tomando al hombre no exteriormente sino integralmente. Quien asume esta gracia, la del poder de ser hijo de Dios logra salvarse, es decir, logra tener a Dios totalmente.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Cada Navidad es una oportunidad de reconocer el obrar salvífico de Dios. No es la celebración de un nacimiento, es el canto jubiloso de que “Dios ha visitado y redimido a su pueblo” como lo expresó Zacarías en su cántico después de la mudez de la incredulidad. La fe es precisamente el poder hablar de lo que Dios ha obrado. Por eso, la Palabra de Dios de este día solemne ha querido resaltar el lenguaje de la palabra hecha carne. Lo que se ve en el pesebre es un lenguaje, una comunicación del Padre. El Hijo de Dios es Dios hablante, Dios comunicante. El silencio de la gruta de Belén rompe con un grito de Júbilo, que la noche de ayer cantó el coro de los ángeles: “hoy os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor”.La salvación ha nacido y ella es Palabra eterna de Dios. ¿Cómo hemos asumido la palabra de este tiempo de adviento? ¿Qué palabra de Salvación me ha pronunciado Dios en este día? ¿Han percibido mis oídos el poder de la palabra de Dios? No se trata de recibir a Jesús en el corazón, se trata de recibir su palabra por el oído, pues “la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo. Pero yo digo, ¿acaso nunca han oído? ciertamente que sí: por toda la tierra ha salido su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras”. Esta navidad es un llamado no a ver, sino a oír el mensaje del Padre a un mundo convulsionado y ensordecido por las voces contrarias a Dios.Es importante que resaltemos el grito de Dios, su llamado al mundo. Debemos ser como Israel, un pueblo menos interesados en la imagen visible de Dios y más preocupados en el mensaje de sus palabras. La idolatría nace no de una imagen, sino de una imagen que no habla, que no oye, que no tiene aliento en su boca, es decir, cuando no se percibe el mensaje que el autor quiere transmitir. Nuestra navidad puede ser un tiempo llego no imaginería, pero vacío de palabras, de mensajes, de llamados. ¿Dónde está hablando Dios hoy? ¿Has escuchado que te ha dicho: yo estoy contigo, tu eres mi hijo, he tomado tu carne para salvarte? ¿Te dice algo Jesús en el pesebre? Si aún no ha entrado a tus oídos esta palabra, entonces esta navidad también está llena del ruido mundano y sorda ante Dios. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Palabra de Dios siempre es comprometedora. No hay nada que Dios diga y el hombre escuche que no tenga como resultado un diálogo y una acción. Esta navidad nos introduce al año del jubileo de la Esperanza, Dios quiere hablarnos de su gozo, Dios quiere transmitirnos su alegría. Por eso pedimos tener los oídos atentos a su anuncio gozoso. Anticipadamente nos hemos preparado con este año de la oración para señalar que el diálogo con Dios nos trae la esperanza de la salvación. Como María, la que escucha el anuncio del Ángel y luego dialoga con él para aceptar finalmente su plan de salvación. Esto es lo que necesitamos, creyentes orantes que comprendan que la oración es escucha de las palabras de Dios y al mismo tiempo aceptación de su Hijo, el Salvador. Reflejemos la actitud orante en la capacidad de la escucha también del hermano, del pobre, del equivocado. Que nuestras palabras no sean de condenación, que sean de esperanza y salvación. Lo que reflejan mis palabras no es sólo lo que hay en mi corazón, sino lo que he guardado de Dios en él.II.Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa ¡Es Navidad! y la Eucaristía de este día nos dispone a la celebración de un gran acontecimiento: Dios está con nosotros. No se trata de una fecha histórica del pasado, sino de un encuentro presente. Hoy es un día para escuchar lo que Dios ha venido a decirnos en esta etapa final de la historia. Abramos nuestro ser para recibir la gracia que la presencia de Jesús nos trae y, como los ángeles, cantemos la gloria de Dios que del cielo viene a los hombres que Dios ama. Monición a la Liturgia de la Palabra Particularmente la Palabra de Dios de este día nos invita a tomar una actitud delante de ella. Esa actitud primera es la de la escucha. El nacimiento del Salvador es un mensaje de Dios al oído de los hombres, porque Jesús es la Palabra eterna que se nos anuncia. Escuchemos atentos y descubramos qué nos está diciendo Dios hoy por medio de Él.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, habiendo escuchado la Palabra de Dios y su mensaje de salvación, hablemos ahora con él en comunidad para que también Él nos escuche y digamos:R/ Padre, escucha nuestras súplicas.1.Padre Santo, te pedimos por la Iglesia, cuerpo de Cristo, para que el mensaje de la esperanza que anuncia día a día, sea aceptado en el corazón de los hombres que Dios quiere que se salven, roguemos al Señor.2.Padre Justo, te suplicamos por los gobernantes de las naciones, para que atentos escuchen la voz de sus pueblos, que piden la justicia y la paz, roguemos al Señor.3.Padre de bondad, te rogamos por los hombres que sufren en su cuerpo y en su espíritu, para que la palabra de Cristo llegue a ellos por medio de nuestra caridad, roguemos al Señor.4.Padre misericordioso, te pedimos por esta asamblea de fe, reunida en esta celebración navideña, para que mantenga el gozo de haber recibido la Palabra de salvación y la vivan intensamente en sus vidas, roguemos al Señor.Oración conclusivaPadre de infinita bondad, tu Hijo Jesús, nacido en este día, es la palabra que nos salva; Escucha ahora las palabras de tus hijos suplicantes y concédeles aquello que sirve para vivir permanentemente el gozo de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.
Vie 20 Dic 2024
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTODiciembre 22 de 2024Primera lectura: Miqueas 5,1-4ªSalmo: 80(79),2ac y 3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b)Segunda lectura: Hebreos 10,5-10Evangelio: Lucas 1,39-45I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl tiempo litúrgico del Adviento está llegando a su fin o, mejor, alcanzando su plenitud. La liturgia de este domingo se presenta como una vigilia de Navidad anticipada, antes de la celebración solemne en la que resonará el alegre canto del Gloria, mientras repican las campanas de las iglesias.Como el profeta Jeremías ya había anunciado, el "retoño justo" prometido a la casa de David (Jr 33, 14-16) nace en Belén-Efratá, que también presenta el profeta Miqueas. Pero "sus orígenes se remontan a tiempos antiguos, a los días más remotos". Para traer a este Niño al mundo, que "pastoreará con el poder del Señor" a todos los pueblos y que "será nuestra paz", Dios eligió a una humilde hija de Israel, "bendita entre todas las mujeres".Cuando el ángel de la Anunciación la deja, María se pone en camino y se apresura a ir a la casa de su prima Isabel, la estéril, ahora embarazada de un niño, llamado a preparar los caminos del Señor. Estas dos mujeres, rebosantes de alegría y gratitud, se encuentran: ¡Dios fiel ha cumplido sus promesas y viene a visitar a su pueblo! Isabel siente al niño saltar de alegría en su vientre. Ante este signo, comprende que María es la "Madre del Salvador", la sierva perfecta del Señor, totalmente dócil a su Palabra.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? v. 39: “En aquellos días María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá”. El efecto inmediato de la Palabra de Dios escuchada, meditada y acogida en oración, como lo hizo María, es ponerse en pie, levantarse, salir. La Palabra nunca pasará por nosotros sin dejar su efecto: de consuelo, de paz, o de conversión. Si quedamos como venimos es porque no la hemos escuchado en serio. Esta misma Palabra es la raíz de todo encuentro verdadero con el otro al que Otro nos envía.v. 40: “Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel”. María llega donde Isabel y le dirige un saludo cuyo contenido no se menciona, sin embargo, es el elemento central pues se cita tres veces en el texto. Un saludo que fue suficiente para hacer estremecer al Precursor, para hacer presente al Espíritu Santo. Tal vez María le haya dado a Isabel el mismo saludo que llenó de alegría y asombró su vida: "¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!" (Lc 1, 28). Es una manifestación y comunicación de alegría por la otra persona que es objeto de la gracia ilimitada de Dios. El resultado de este saludo es que Juan ya está preparando el camino para el que viene, permitiendo que su madre reconozca en María la presencia del Mesías.v. 42: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Y “dichosa la que ha creído que se cumpliría lo que el Señor anunció”. Isabel responde al júbilo de su hijo con la bendición sobre María y la obra de Dios en ella. Solo dos veces en las Escrituras se usa la fórmula: "bendita tú entre las mujeres", en Jueces 5, 24 para Jael y en Judit 13, 18 para Judit. En ambos textos, el adversario militarmente superior, que infunde terror a Israel, es derrotado por quien es débil e impotente, es decir, una mujer, pero que confía en la promesa del Señor."Bendito sea el fruto de tu vientre" es una fórmula que encontramos en Deuteronomio 28, 1.4: el Dios de Israel se revela en aquellos que en sus cuerpos preparan un camino para que Él pueda habitar con su palabra. María desempeña un papel en el plan salvífico de Dios para su pueblo en cuanto que, por su escucha y su sí, por su disponibilidad, ha hecho posible la concepción de aquel que será luz para la revelación a las naciones y gloria del pueblo de Israel (Lc 2, 32).La visita de María a Isabel es figura de todo encuentro auténtico, porque es una celebración de la acogida. En este contexto, cada una de las mujeres reconoce a la otra en su realidad y al mismo tiempo recibe de la otra su propia realidad. Una actitud de acogida que es tan escaza, por estos tiempos, en nuestra Iglesia, en la pastoral de las parroquias, en los despachos parroquiales, en los pastores con relación a sus fieles.Solo donde ocurre ese encuentro en el que nos reconocemos mutuamente, dentro de una relación gratuita, solo donde hay esta capacidad profunda de comunión en ese Dios que está presente en nosotros y más allá de nosotros, por encima de todas las fronteras y diferencias, algo también se libera en nosotros. Este episodio de la Visitación es un verdadero lugar teológico, tomado de las Escrituras, para fundamentar la misión de la Iglesia en el respeto al otro que el Espíritu ya ha investido. Está en línea con lo que la Iglesia reflexiona en este momento, de la mano del Papa Francisco: salir de prisa al encuentro del otro, favorecer una pastoral de la acogida y de la escucha, compartir la esperanza que nos da Cristo, el Señor, como nos invita el Jubileo 2025 que estamos a punto de comenzar.Que el Señor, en este camino hacia Belén, nos conceda no olvidar que incluso cuando recorremos caminos para ir a la misión, como las misiones de Navidad, ya a nuestra llegada encontraremos al Espíritu Santo presente en las personas y comunidades, encontraremos al otro al que somos enviados ya habitado por la presencia del Señor, esperando solo a alguien que lo bendiga, se regocije por la obra de Dios en él y lo haga consciente del don gratuito que Dios ofrece a todo ser humano.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? María ha recibido con fe el llamado que Dios le ha hecho, ha recibido la Palabra con entusiasmo y en el acoger la Palabra, concibe la Palabra, da carne al Verbo. De esta manera María no es solo modelo de fe sino de discipulado. El discípulo que entra en el dinamismo de acoger la Palabra de Dios con entusiasmo, que cree en la palabra y la concibe en su vida, dará frutos abundantes.El profeta Miqueas ya en su discurso prepara este momento de la mujer que da a luz al Señor. El profeta se dirigía a la ciudad Belén, que fue la patria del rey David, un pueblo en la periferia, una ciudad de pastores, que quedaba a nueve kilómetros de Jerusalén. Y, sin embargo, en nombre del Señor, el profeta dice: “Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas, de ti saldrá el jefe de Israel”. No saldrá de Jerusalén, ni de la ciudad del poder o de la gran metrópolis, sino del pequeño pueblo saldrá quien será en el futuro el jefe. No habla de reyes, porque ya esa época había pasado. Este hijo de la mujer “se pondrá en pie y pastoreará con la fuerza del Señor… y será nuestra paz”.El "fruto de su vientre" es el Hijo de Dios que se encarnó para hacer la voluntad de su Padre: liberar a la humanidad del pecado y de la muerte. "Aquí estoy, he venido para hacer tu voluntad" (segunda lectura). "La ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre", desde que entró en el mundo, se consumó en el altar de la Cruz, donde Jesús, el Cristo, ofreció libremente su vida para la salvación de toda la creación. Porque la muerte no tuvo dominio sobre él. Y después de resucitar, fue exaltado a la derecha de Dios, donde intercede por todos nosotros.La encarnación del Hijo de Dios es, por tanto, la primera etapa de su Pascua y también de nuestra pascua. Su encarnación abre el camino que nos conduce, como Él, a la gloria de la resurrección.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Este momento es importante vivirlo el día o los días antes de la Eucaristía dominical para permitir que en el silencio y la contemplación el Espíritu Santo inspire lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo hacer a partir del encuentro con la Palabra de Dios.¿Cómo lo puedo hacer? Entro en un momento de oración y silencio. Comienzo por imaginar cómo María camina hacia los montes de Judea y entra en la casa de Isabel. Visualizo la alegría del encuentro y el motivo del mismo: la presencia real de Jesús en ellas. Dejo que en mi mente hagan eco estas palabras: acoger la Palabra de Dios y hacerla vida, la alegría de Isabel y María, las promesas de Dios y su cumplimiento, alegría al reconocer la visita del Señor, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, dichosa tú que has creído. Finalmente pido al Señor aquello que deseo: reconocer en mi vida la visita del Señor u otra petición que nazca en el corazón._______________________Recomendaciones prácticas:•24 de diciembre. Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el inicio del Año Santo.I.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaYa muy cerca de celebrar y contemplar el gran misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, vemos cómo María es quien, de la manera más profunda y misteriosa, ha colaborado con la Encarnación. Hoy la miramos a ella que recibe el don de ser la Madre del Salvador corriendo a servir a su prima Isabel. María, mujer de fe, nos ayude a acoger al Señor, don del Padre, aprendiendo a salir al encuentro de las personas, acogiéndolas en nuestra comunidad y compartiendo con ellas nuestra fe.Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Miqueas (Primera Lectura) anuncia que el Cristo, el Salvador de Israel, proviene de la estirpe de David y de Belén. María, al arcángel Gabriel que le llevó el alegre anuncio de su divina maternidad, respondió con su «Aquí estoy». Llevando en su seno al Niño Jesús, visita a su prima Isabel, que esperaba el nacimiento del precursor del Señor, san Juan Bautista, quien, lleno del Espíritu Santo, salta de alegría al percibir misteriosamente la presencia del Señor en el seno de María. Isabel, animada por el Espíritu Santo, proclama a María bendita entre las mujeres y bendito el fruto de su vientre, Jesús, y bienaventurada por haber creído (Evangelio).La carta a los Hebreos nos presenta el misterio de Jesucristo, el Hijo del Padre que se hace carne por obra del Espíritu en el seno de la Virgen María, cumpliendo la voluntad del Padre que lo ha enviado entre nosotros para salvarnos y santificarnos por medio de la ofrenda sacrificial de su Cuerpo, hecha una vez para siempre (Segunda Lectura). La Eucaristía es el sacramento del Cuerpo donado y de la Sangre derramada de Jesús, nacido de María.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos y hermanas: elevemos nuestra oración a Jesucristo, que vino a traernos su paz, y roguemos por la Iglesia y por todas las personas, diciendo con toda confianza:R/ Ven, Señor Jesús.1.Por el Papa N. y por los obispos del mundo entero para que, meditando en la actitud de María, como ella sirvan a Dios en los más necesitados. Oremos.2.Por los pueblos que por muchos años han sufrido el flagelo de la guerra para que las treguas de Navidad hagan renacer las condiciones de una paz justa. Oremos.3.Por quienes sufren, los pobres y quienes viven en soledad, para que encuentren, en esta época de Navidad, quien reconozca su dignidad. Oremos.4.Por quienes se encuentran lejos de sus familias y por quienes trabajan en el extranjero, para que puedan regresar con salud a sus casas. Oremos.5.Por las familias de cada uno de nosotros y por las madres que más trabajan en estos días para sostener sus hogares, para que encuentren su alegría en el Señor. Oremos. Oración conclusivaPadre misericordioso, concédenos cuanto te hemos pedido con humildad y no permitas que nos alejemos de tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.
Vie 13 Dic 2024
Regocíjate y disfruta con todo tu ser
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO "Gaudete"Diciembre 15 de 2024Primera lectura: Sofonías 3,14-18aSalmo: Isaías 12,2-3.4bcd.5-6 (R. cf. 6)Segunda lectura: Filipenses 4,4-7Evangelio: Lucas 3,10-18I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa alegría es la característica de este tercer domingo de adviento: se acerca el Esperado de las naciones, el Salvador. Para el profeta Sofonías es la llegada del Día del Señor, Día de ira para quienes han hecho el mal, pero de regocijo para quienes han practicado la justicia y el bien. En el Evangelio Juan el Bautista da precisas indicaciones para un actuar según la voluntad de Dios; así, la venida del Hijo de Dios será de liberación. San pablo, en su carta a los Efesios, invita a vivir con mesura, esperando gozosos la segunda venida del Salvador que traerá la liberación plena para quienes han permanecido firmes y valientes en su vida cristiana.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Dios viene, su venida es inminente, está muy próxima, a las puertas. Solamente puede invadirnos un sentimiento de profunda alegría. Si se vive en la verdad o si por fragilidad se ha caído, pero se vuelve arrepentido al Señor, entonces solamente se podrán tener sentimientos de gozo; Él está de parte de quien hace el bien y practica la justicia o de quien con un corazón arrepentido vuelve al Señor con la intención y la decisión de seguirlo por el camino de la rectitud.El Precursor da indicaciones muy concretas para prepararnos a la inminente venida del Salvador: la justicia y la caridad. Aquí tenemos el programa de Jesús y como san Juan el Bautista lo concretiza a quienes le preguntan qué tienen que hacer y a los publicanos que le piden orientaciones precisas para vivir la conversión, al igual que a los militares que le interrogan sobre lo mismo, de la misma manera hoy el Señor nos quiere aterrizar en lo profundo de nuestro corazón la manera de vivir concretamente la conversión en estos días previos a la navidad, a fin de preparar nuestro corazón para que Jesús se encarne en nosotros, para que haya navidad en nuestras vidas.Con esta actitud de conversión concreta como preparación a las próximas festividades de navidad, avancemos en estos días con ánimo gozoso y llenos de esperanza, orando por la humanidad entera para que vuelva al buen Dios que en su Hijo nos busca afanosamente, pues solamente quiere nuestro bien y nuestro mayor bien. Si no aceptamos su invitación a vivir con Él en una existencia animada por la justicia, la rectitud y el bien, entonces estaremos solos en este mundo y Dios, que respeta profundamente nuestra libertad, no podrá salvarnos y liberarnos del mal que terminará por destruirnos para esta vida y para toda la eternidad.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Cada día que nos levantamos constatamos la misma situación: un mundo con muchas expresiones de mentira, odio y muerte. El desánimo nos podría invadir, pero al escuchar la Palabra de Dios, nace y renace la esperanza: hay un Dios, el único Dios, Todopoderoso, que por nosotros quiso venirse a este mundo, para compartir, para hacerse partícipe de todas nuestras situaciones y vencer, por medio de su humildad y pobreza, por medio de su sufrimiento y muerte, el pecado, causa de todos estos males y, de este modo, mediante su resurrección, inaugurar un mundo nuevo, transfigurado. Hay esperanza y una esperanza que no defrauda.Luchemos contra el pecado, causa de todo mal; así podremos prepararnos con un corazón limpio para las próximas fiestas de la natividad y, de esta manera, el Niño de Belén nacerá en nuestro corazón y nos traerá paz e inmenso gozo. Pero esta lucha contra el mal radical, contra el pecado, debe concretizarse; cada uno debe examinar su corazón, ponerlo frente a Dios, la Verdad en persona, y descubrir o dejar que Dios le descubra aquellas realidades de mentira y de falsedad que hay en su vida. Si nos hacemos propósitos muy concretos de cambio y conversión, entonces sí que el Niño de Belén nos llenará de su gracia y bondad.El mundo necesita del Niño de Belén; sin el oxígeno de su humildad, ternura y sonrisa, la tierra se asfixia por la soberbia y la prepotencia que sin compasión explota a los más débiles, se asfixia por la dureza de los corazones que solamente buscan su bien personal de manera egoísta y avara, se asfixia por la frialdad de quienes son insensibles a toda miseria del prójimo. Nosotros podemos ser la expresión visible de la bondad y el amor de quien nace en un establo cada vez que somos sensibles a las necesidades de los más vulnerables y, sobre todo, cada vez que vivimos la caridad manifestada en expresiones de comprensión, servicialidad y mansedumbre con quienes vivimos a diario.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor, concédenos un corazón lleno de esperanza frente a tanto mal que vemos a nuestro alrededor y, también, en nosotros mismos. Que nuestros ojos nunca dejen de contemplarte a Ti, nuestro único Salvador, y con tu ayuda contribuyamos a la creación de un mundo nuevo, donde reine el amor, la justicia y la paz y, de esta manera, poco a poco sea posible la construcción de la civilización del amor que tanto predicó y anhelo el Papa san Pablo VI.Oh Niño de Belén, llénanos de tu ternura y humidad; te hiciste pequeño por nosotros. Que luchemos por seguir sus huellas para que, vaciados de toda soberbia, prepotencia, orgullo y vanidad, podamos abrirnos a tu inmenso amor y, de este modo, lleguemos a ser un reflejo vivo de tu misericordia y compasión que fue capaz de llegar al despojo supremo de la cruz por el bien de la humanidad entera.Buen Dios, concédenos la gracia de una conversión concreta, pues solamente así podremos hacerte espacio en nuestro corazón, experimentar tu amor misericordioso y trabajar en la construcción de un mundo nuevo, particularmente en nuestra familia, donde de manera muy especial se aprenden los valores de un amor gratuito e incondicional. Entonces así habrá navidad en nuestro corazón, en nuestra familia y en otros que se dejen impregnar de nuestro testimonio.Recomendaciones prácticas y litúrgicas a tener presente en el respectivo domingo•Explicar el significado del III domingo de adviento Gaudete: esta palabra latina traduce textualmente gózate, alégrate; también, regocíjate, y se inspira en la antífona de entrada, tomada de la carta del Apóstol san Pablo a los Filipenses, que a su vez se lee como texto de la segunda lectura de la Misa en este ciclo C. Es que ya llevamos dos semanas de preparación a las fiestas de navidad y con este domingo iniciamos la tercera: el Dios hecho hombre se acerca para salvarnos del mal y concedernos su amor humilde y sencillo, único capaz de transformar este mundo semidestruido por el mal.II.Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa Iniciemos esta santa Misa con un corazón dispuesto a la conversión para hacer espacio a quien se acerca y está próximo a llegar, para que bien dispuestos podamos recibirlo con ánimo alegre y confiado. Celebremos con fe y llenos de esperanza.Monición a la Liturgia de la PalabraDios en persona se acerca y está próximo a poner su morada entre nosotros; Él nos habló por medio de los profetas y, también, a través de su Precursor, Juan el Bautista. Dejémonos interpelar y cuestionar por su Palabra, pues solamente así podremos dar frutos de conversión que nos prepare convenientemente a las fiestas ya cercanas de su nacimiento.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Buen Dios, te presentamos todas nuestras súplicas y necesidades, confiados en tu amor misericordioso que no perdonó ni a su propio Hijo, enviado al mundo para nuestra redención.R/ Te rogamos, escúchanos.1.Te pedimos por tu Santa Iglesia: asístela en todas sus dificultades y concédele la gracia de reflejar cada día más, en sus miembros, el amor entrañable de tu Hijo por la humanidad. Oremos.2.Te pedimos por todos los gobernantes: para que su corazón se haga sensible a las necesidades del bien común y trabajen por un mundo justo y en paz. Oremos.3.Por quienes sufren: para que encuentren en el Dios hecho hombre la fuerza necesaria para asumir su enfermedad como medio de purificación y santificación. Oremos.4.Por todos nosotros y por nuestras familias: para que la celebración próxima del nacimiento del Salvador nos traiga gracias abundantes de conversión hacia una vida justa y caritativa. Oremos.Oración conclusivaEscucha, Padre, estas súplicas que te hemos dirigido con confianza filial, apoyados en la mediación eterna de tu Hijo que se encarnó por nuestra salvación, Jesucristo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.R. Amén.