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"Niño Jesús nace en las calles de Bogotá"
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Bajo este nombre la organización Callejeros de la Misericordia, liderada por el sacerdote franciscano Gabriel Gutiérrez, junto con la fundación el Banquete del Bronx, medios de comunicación, policía, voluntarios de distintas parroquias y la Secretaría de integración social de la Alcaldía, celebraron la tercera edición de la fiesta de navidad para 1.000 ciudadanos habitantes de calle, en el parque Tercer Milenio, pleno centro de Bogotá, el pasado sábado 15 de diciembre.
El fenómeno de habitabilidad de calle va en franco aumento en el país, argumenta Gutiérrez, quien también es conocido cariñosamente bajo el mote de fray Ñero, en virtud de tres fenómenos: la migración, el desplazamiento y el desempleo. “Pensábamos que este problema iba a disminuir, pero el tema del gran número de migrantes venezolanos, el desplazamiento forzado por el rompimiento de los acuerdos de paz y especialmente las falta de oportunidades laborales que hay en Colombia han repercutido”, ha dicho.
“Es un fenómeno que se está saliendo de las manos”, lamenta el religioso con relación a la actuación del Estado y la propia ciudadanía, por ello “Jesús nace en la calles es el proyecto de Navidad para acercarnos a estas personas y unirnos con el Estado y con otras organizaciones” con el fin de sensibilizar a “la ciudadanía muy especialmente a la Iglesia y a la comunidad, porque es importante que todos nos preocupemos por esta ciudadanía”.
Momento para fraternizar
“Hacerlos sentir importantes”. Una expresión que resume la misión de quienes fueron artífices de esta jornada, la cual por tercer año consecutivo de la mano de fray Ñero se convierte en un momento para fraternizar con los excluidos de la sociedad, con los descartados. Fue así como la mañana de ese sábado los cachivacheros, comunidades LGTB, trabajadoras sexuales y otras expresiones callejeras disfrutaron de un día diferente al son de música, obsequios, desayuno, momentos de oración, atención médica, servicio de baño, peluquería y una tamalada.
Incluso el cuerpo de policía hizo una tregua y en un hecho casi inédito bailaron con los habitantes de calle salsa, cumbia y parrandas navideñas. De allí que Gutiérrez señala que “los ciudadanos habitantes de calle son sujetos importantes de derechos y nosotros proporcionamos como Iglesia, como Franciscanos, este espacio tan precioso”.
“Esto se convierte como en el altar de la vida, donde ellos pueden ingresar, porque son los invitados especiales recordando aquella parábola en la que muchos fueron invitados y no vinieron a la fiesta y, por eso, fuimos a las calles a convidarlos a sus propios parches [refugios] para decirles que Jesús nace en las calles”, acotó.
En busca de una mano amiga
El trabajo de la Iglesia en este sentido ha sido una constante, el franciscano durante el año ha realizado jornadas de acompañamiento en importantes fechas litúrgicas del año como por ejemplo el viacrucis callejero. De hecho tiene en manos uno de sus más anhelados sueños: un centro de atención y escucha para personas en situación de calle, con el que busca atender a 2.000 personas mensualmente.
Al respecto señala que “ya tenemos su primer ahorro para adquirir un lugar, donde funcione este centro”, no obstante aclara que “todavía estamos cortos y no hemos encontrado digamos a alguien que generosamente nos ofrezca el apoyo, pero ya hemos comenzado un trabajo con los voluntarios para ir adelantando acciones sin que el factor financiero sea un obstáculo”.
El franciscano considera que este centro de atención y escucha es importante para la Iglesia, porque precisamente ese es el llamado que en más de una ocasión ha hecho el propio Papa Francisco “llegar a las periferias existenciales y estar al lado de quienes más sufren”.
Una propuesta a los obispos
El relacionamiento con otras instancias eclesiales es fundamental. De hecho ha sostenido algunos diálogos con el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas, la arquidiócesis de Bogotá y el Banco de Alimentos a fin de presentarle iniciativas en favor de ciudadanos habitantes de calle para trabajarlas en conjunto.
“Envío un fraternal saludo al cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, y a los obispos de toda Colombia, porque este es un problema de todo el país para que la Conferencia Episcopal comience a pensar en un proyecto nacional de pastoral para fenómenos callejeros”, ha sugerido.
35 años después
Testimonios como los de James Fernando Pinilla son fruto de la labor que fray Gabriel realiza durante el año. Desde los 13 años, cuando salió de su natal Popayán, por malas decisiones personales, se convirtió en un habitante de calle. Cuenta que gracias a las gestiones hechas por fray Ñero pudo ingresar a un hogar que se llama Carreteros en la ciudad de Bogotá. Allí recibe atención, refugio y comida. A sus 48 años, 35 años después, se encuentra en un proceso de rehabilitación y reinserción.
Hoy ya ha salido de la situación de calle y se gana la vida como carretillero en el centro de la ciudad y en sus tiempos libres se dedica al voluntariado de la fundación Callejeros de la Misericordia para ayudar a otros compañeros que están aún en situación de calle. Con una devoción inmensa por el Divino Niño, da gracias a Dios por su nueva vida. Besa el escapulario que lleva en su pecho precisamente con la imagen del Jesús Niño.
“Salí del infierno”
Jonathan Póveda es ahora un ex habitante de calle. Estuvo 20 años bajo el yugo de la adicción. “Me dejé llevar por mis amigos y caí en ese mundo de las drogas”, lamenta. Sin embargo desde hace año y medio dejó de consumir y por ende la calle. De ser aquel hombre harapiento, desaliñado y barbudo –recuerda– hoy porta con orgullo el delantal y escarapela que lo acredita como voluntario de Callejeros de la Misericordia. En su estampa no hay indicio alguno de aquel habitante de calle, es un nuevo hombre con ganas de comerse al mundo y superarse.
“No puedo decir que el infierno es un lugar lleno de fuego y candela, para mí haber sido habitante de calle fue mi infierno, por ello decidí tomar este camino del bien ayudando a otros a salir de esta situación”, expresó.
Una joven comprometida
Con tan solo 15 años y cursando el grado 11 en el colegio Sorrento, Tatiana Granados es una joven voluntaria que desde la madrugada estuvo presta para ayudar en esta jornada. Ella pertenece a la parroquia San Francisco y gracias al apoyo de su familia colabora en estas actividades que animan los franciscanos a través de Callejeros de la Misericordia.
A diferencia de muchos jóvenes, ella la tiene clara: “Ha sido muy reconfortante hacer esta labor y ayudar a la gente que en verdad lo necesita”. Por esta razón ha invitado a muchos de sus compañeros congéneres a perder el miedo, a salir de las pantallas led y táctiles, para vivir esta experiencia que es muy significativa, para encontrarse con los más descartados.
Una historia muy dura
La historia de Marco Ochoa es supremamente triste. Luego de una vida ‘normal’ a sus 43 años quedó discapacitado, una fuerte caída mal curada cuando niño le causó a la postre una luxación de caderas, por lo cual también quedó sin empleo. Con quien más contaba en la vida, su esposa, luego de la primera operación le dijo: “Mañana nos vemos”. Desde entonces insólitamente no supo más de ella ni de sus pequeños 3 hijos. Lo abandonó.
No tuvo más opción, desde entonces se convirtió en habitante de calle hasta la fecha. Ya han pasado 17 años desde entonces. “Mi problema no es por consumo de drogas, el problema mío es por falta de oportunidades”, explica.
Han sido muchas sus cuitas. Este hombre pernocta en las inmediaciones del parque General Santander, frente al emblemático Museo del Oro. Muy pocas veces logra reunir el diario al menos para dormir dignamente. “Anoche amanecí en la calle y hoy por el paso que voy me va a pasar lo mismo. No soy ladrón y me gusta recatar (trabajar)”, pero “por mi condición nadie me da un empleo”.
Nunca le han faltado manos amigas –comenta– en las mañanas gracias a fray puede desayunar con café y pan, durante las tardes en un restaurante le dan las sobras, con eso logra paliar al menos un poco la incertidumbre del qué comer. Sin embargo sueña con un trabajo: “Si al menos alguien me pudiera dar la oportunidad, no lo defraudaría”, pues se siente en condiciones de poder hacerlo bien, porque pese a todo agradece a sus padres por las grandes enseñanzas como “el ser honesto”.
Fuente informativa y fotos: Portal Vida Nueva
Jue 20 Nov 2025
Arquidiócesis de Medellín albergará la XI Copa de la Fe del 7 al 11 de septiembre de 2026: un encuentro de fe, fútbol y fraternidad sacerdotal
La Copa de la Fe, el torneo de fútbol más representativo del clero católico colombiano, ya tiene fecha y sede para su undécima edición: se jugará en la Arquidiócesis de Medellín del 7 al 11 de septiembre de 2026. La designación, ampliamente esperada entre los participantes, posiciona a la jurisdicción antioqueña como el escenario ideal de un encuentro que trasciende lo deportivo para integrarse profundamente en la vida de la comunidad.Lo que distingue este evento no son solo los goles, sino las acciones de fe que lo acompañan. Durante versiones anteriores, los sacerdotes han intercalado sus partidos con una importante labor pastoral que incluye jornadas de confesión masivas, visitas a enfermos, bendición de los hogares y encuentros de evangelización con diferentes actores sociales. Se espera que en Medellín, gracias a su vasta comunidad católica, esta tradición se fortalezca, llevando el mensaje de la Iglesia directamente a los hogares.Una sede estratégica para una Copa de la Fe en crecimientoLa ubicación central y conectividad de este territorio arquidiocesano facilitarán la llegada de numerosas delegaciones, incluyendo las de países como Ecuador, Venezuela y México, que han participado activamente en ediciones recientes. Además, la capital de Antioquia cuenta con una significativa infraestructura parroquial y deportiva, ideal para albergar a los más de 600 sacerdotes que suele convocar anualmente el torneo.La numerosa comunidad de fieles de la Arquidiócesis de Medellín no solo podrá apoyar el evento desde las gradas, sino que será la principal beneficiaria de las actividades de evangelización, fortaleciendo así el vínculo entre el clero y la comunidad.Antecedentes de campeones destacadosEn ediciones recientes, la Copa de la Fe ha visto surgir equipos fuertes a nivel deportivo. La Diócesis de Garzón ha demostrado una racha imponente al coronarse campeona en 2016, 2023 y 2024. Por su parte, la Arquidiócesis de Guadalajara (México) ha dejado clara su calidad al ganar los títulos de 2018 y 2022. La Arquidiócesis de Popayán es la actual campeona, tras alzarse con la victoria en la edición 2025, celebrada en Armenia. En diversas ocasiones, el equipo de la Arquidiócesis de Medellín también ha resultado finalista del torneo.Con todos estos elementos, la XI Copa de la Fe se perfila no solo como una actividad deportiva de gran impacto en la Iglesia, sino como un hito de fraternidad y evangelización que aprovechará el dinamismo de la jurisdicción antioqueña para celebrar la fe.
Mié 12 Nov 2025
El Belenismo: un arte que siembra fe y renueva el sentido de la Navidad en la Diócesis de Pasto
A pocas semanas del inicio del Adviento, la Diócesis de Pasto se prepara para vivir la Navidad con una profundidad especial, gracias a la culminación de su primerCurso de Pesebrismo que ha formado a 14 personas en el arte del Belenismo. Esta iniciativa, que une arte, fe y tradición, forma parte de una estrategia pastoral que, desde hace tres años, lidera monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro para rescatar el sentido auténtico del nacimiento del Señor.San Juan de Pasto es terreno fértil para promover una cultura enfocada en el pesebre, pues se trata de una ciudad reconocida por su fervor religioso y su riqueza cultural. Como lo explica elpadre James Adrián Bravo Díaz, rector de la Catedral Sagrado Corazón de Jesús de Pasto, “es una ciudad llena de fe, pero también es una ciudad en la que el Espíritu se ha expresado en forma de arte”.Una estrategia pastoral con historiaEste proceso de evangelización a través del arte no es espontáneo, sino el resultado de una planificación pastoral concreta.“Por iniciativa de nuestro Obispo (…) hemos querido iniciar un proceso para promover una cultura de artistas que se enfoquen también específicamente en el tema del pesebre”, detalla el padre Bravo. La estrategia se desarrolló en varias etapas:- La realización de un primer pesebre con características belenistasen la Catedral hace dos años, marcando el punto de partida.- Un concurso diocesano de pesebresabierto a toda la comunidad, celebrando los 800 años del primer pesebre de San Francisco de Asís.- Una Exposición de Dioramas Navideños en 2024, que con 30 escenas de la infancia de Jesús, fruto de la alianza con la Asociación“Amigos del Pesebre”de Medellín, capturó el corazón de la comunidad.Fue el impacto de esta última exposición lo que cristalizó el siguiente paso.“A partir de esa exposición… surgió la idea de iniciar aquí en nuestra catedral, aquí en nuestra diócesis, un primer curso taller”, afirma el Padre Bravo.El curso: donde las manos crean, la fe se profundiza y la comunidad se fortaleceDurante cuatro meses, los participantes guiados por expertos de “Amigos del Pesebre” se sumergieron en el arte del Belenismo.Claudia Arboleda, instructora de la asociación, califica la experiencia como“maravillosa”y destaca la dedicación de los alumnos:“Estas personas llevan aproximadamente 200 horas, que es un éxito de verdad”.Sin embargo, el fruto más significativo trasciende lo artístico. Claudia describe un“ambiente muy especial porque nos acerca a Dios, al Niño Jesús”, caracterizado por la generosidad:“no hay nada de egoísmo”y los participantes“se ayudan”y“comparten el conocimiento y materiales”. Con esperanza, ve en este curso“una semillita”sembrada en Pasto para que“produzca frutos y se multiplique”.Los participantes corroboran esta vivencia. ParaLuis Armando Santanderfue“una experiencia de vida, una experiencia de arte, una experiencia de fe y también espiritual. Hacer los pesebres es realmente transportarse uno en la vida de Jesús”.Nuria Paredes Gordilloencontró en el belenismo un camino para acercarse al Misterio:“Adentrarme en todo el contexto social (…) en la que vivió Cristo Jesús, pues me hace acercarme mucho más a toda esa vivencia”.Mientras queDarío Fernando de Córdobasubraya cómo la iniciativa fortalece la fe desde la investigación y el arte:“La fe se enriquece ya que uno con esos trabajos va investigando mucho más”.Un camino de evangelización a través del arteEl padre James Bravo explica el profundo sustrato evangelizador de esta disciplina:“El belenismo (…) nos acerca precisamente a esa realidad. Para conocer los detalles de la cultura, la geografía (…) que nos ayudan también a acercarnos espiritualmente a ese misterio tan bello como es el misterio de la Encarnación”.Esta visión es compartida por los formados.Jorge Alberto Cárdenas, participante, lo identifica como una poderosa forma de predicación:“Para aquellos que a veces nos cuesta evangelizar con palabras, de pronto yo pienso que es otra forma muy fuerte y muy bonita de hacer el Evangelio. Arte visible a través de las manos”.Proyección: un semillero para el futuroLa clausura del de este primer curso, prevista para el30 de noviembrecon la apertura del Adviento y la bendición de los dioramas en la Catedral, no es el final, sino el inicio de una iniciativa permanente. La Diócesis de Pasto ha garantizado su continuidad; este mismo año abrirá inscripciones para el siguiente espacio formativo.“Es ya un primer semillero de lo que será un trabajo permanente”, confirma el padre Bravo, haciendo una extensiva invitación a la comunidad:“Invitarlos a todos así a continuar (…) a través del arte. Porque el arte también es una expresión del Espíritu y a partir del arte también se puede comunicar la profundidad de la fe”.Vea a continuación el informe audiovisual:
Jue 30 Oct 2025
Las diócesis de Ocaña y Tibú llevan un mensaje de esperanza al Catatumbo con la Virgen de Torcoroma
Entre el 15 y el 19 de octubre, las diócesis de Tibú y Ocaña unieron esfuerzos para realizar la peregrinación de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma por el Catatumbo. Esta iniciativa, que da continuidad a una tradición de más de 40 años de la Diócesis de Ocaña, tuvo como propósito acompañar espiritual y pastoralmente a las comunidades de esta región marcada por la violencia, llevando un mensaje de fe, consuelo y esperanza.La peregrinación atravesó el corazón del Catatumbo, visitando comunidades profundamente devotas a la Virgen María. Pasó por los municipios de Convención, Teorama y El Tarra; y por los corregimientos de Filo El Gringo, Orú, Versalles y Pacelli, hasta llegar al municipio de Tibú. En cada lugar, la presencia de la imagen fue acogida con fervor, convirtiéndose en signo de la cercanía maternal de María con su pueblo.“Desde el corazón episcopal de monseñor Orlando y monseñor Israel, nace el deseo de que la Virgen venga a peregrinar por estas tierras del Catatumbo”, expresó Luis David Ramírez, secretario de la Oficina de Pastoral de la Diócesis de Ocaña.Este año, la peregrinación tuvo como objetivo renovar la esperanza, fortalecer los lazos de paz y reavivar la fe de una población que ha vivido meses de intensos enfrentamientos entre grupos armados. “Se ha bañado de sangre el territorio por todo lo que ha correspondido a estos diez meses de guerra, pero pudimos ver esa bandera de la paz que se ondeaba y que no era solamente una ayuda, sino que fue poder ver la fe y la esperanza protegidas por la Virgen Santa”, afirmó el padre Miguel Durán Sánchez, vicario general de la Diócesis de Ocaña.La devoción a la Virgen de Torcoroma, conocida también como “la Morenita”, tiene su origen hace 314 años, cuando en la montaña Torcoroma —al sur de Ocaña— unos jóvenes campesinos encontraron en la astilla de un árbol la imagen de la Virgen María. Desde entonces, millones de fieles han acudido a su intercesión, y por cuatro décadas su imagen ha recorrido los territorios de la región como signo de fe y unidad.“El paso de la Virgen fue totalmente trascendental. Las comunidades, por un instante, salieron de su casa, pudieron compartir de nuevo la fe y vivir la experiencia del Señor alrededor de este milagro de la aparición de la Santísima Virgen María”, destacó el padre Durán.Durante la peregrinación también se reconoció la realidad social del Catatumbo, una región que continúa enfrentando situaciones de violencia, riesgos humanitarios y limitaciones económicas. El padre Miguel Durán, vicario general de la Diócesis de Ocaña, señaló que, a pesar de estas dificultades, las comunidades mantienen una profunda fe y un fuerte deseo de paz. Destacó que la Iglesia permanece cercana a las familias del territorio, acompañándolas espiritual y humanamente y animando los esfuerzos comunitarios por la reconciliación y la convivencia.Vea a continuación el informe audiovisual:
Vie 24 Oct 2025
25 años de ‘Familias Misioneras’: sembrando fe y esperanza en los hogares de la Diócesis de Sonsón-Rionegro
Con el eco del llamado universal a ser “Misioneros de esperanza entre los pueblos”, hecho durante el pasado 19 de octubre, Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), la Diócesis de Sonsón-Rionegro conmemora por estos días los 25 años de la iniciativa pastoral 'Familias Misioneras'. Este programa, que nació en la Parroquia El Señor de las Misericordias, en el municipio de El Santuario (Antioquia), es hoy un signo vivo de una Iglesia en salida que responde a ese llamado desde lo más profundo de su territorio.Una celebración en sintonía con la Iglesia UniversalEn el contexto del Mes Misionero, la celebración de aniversario no pudo ser más significativa: unió la historia local de fe con el corazón mismo de la misión universal de la Iglesia. “Estuvimos de fiesta porque perseveraron muchas familias a lo largo de 25 años y han expandido el Evangelio”, explicó el padre Renzo Martínez, Delegado Episcopal para la Animación Misionera.La Eucaristía fue presidida por monseñor Fidel León Cadavid Marín, obispo diocesano. Durante la homilía, resaltó que las 'Familias Misioneras' son “semilla de comunión, testimonio de amor y signo visible de una Iglesia en salida que evangeliza desde el hogar”.Más que un grupo, una obra de animación misionera'Familias Misioneras' no es una asociación o movimiento más, es una obra de propagación de la fe que presta un servicio de animación misionera a toda la Iglesia. Su objetivo es formar familias que sean misioneras en su interior, en su comunidad local y hacia todas las personas.“Este programa consiste en ver a la familia como una célula vital para la evangelización de otras familias”, explica el padre Martínez. “Para los cristianos y bautizados, ser cristiano exige ser misionero. Está en el ADN propio, es decir, compartir la experiencia del encuentro con Cristo”. Y agrega: “Si queremos un ciudadano de bien, hay que mirar cómo se educa al niño. Estaremos edificando al hombre del mañana”.Un método que transforma: del hogar al mundoEl programa ofrece un camino concreto de formación y acción. Martha Oliva Salazar, una de las fundadoras, describe la metodología: “Se evangeliza primero dentro del hogar. Tenemos un día semanal donde compartimos una comida especial, colocamos la Palabra de Dios, el Rosario, una luz y conversamos con los hijos sobre el amor de Dios”.Luego, la misión se expande a todo el territorio diocesano. “Nos pide que salgamos a la comunidad, que es nuestro vecino. Vamos, le hablamos de Dios, le leemos la Palabra, rezamos un rosario y compartimos un alimento”, añade Martha. Este sencillo pero profundo gesto ha sido semilla de numerosas conversiones y reconciliaciones.Testimonios de transformaciónEl poder transformador de 'Familias Misioneras' se ve en historias como la de Ángela Janeth Orozco. “Inicié Familias Misioneras a los seis años de haber construido mi relación. Mi esposo era un hombre de mucho mundo...Licor, peleas”, recuerda. A través del acompañamiento constante de integrantes de esta obra misionera, y “con mucha oración y paciencia”, Ángela logró que su esposo se acercara a la fe y transformara su relación. “Ahora sí, Eucaristía como debe ser, confesión, comunión y a formar a mis niños”, enfatiza.Marta Jaramillo, otra pilar del programa junto a su esposo, destaca el trabajo de consejería y acompañamiento que realizan: “Encontramos conflictos familiares, dificultad para la convivencia...Hemos hecho varios procesos para que parejas que llevan muchos años en unión libre regularicen su situación sacramental”.Frutos que se multiplican en el territorioDe las diez familias fundadoras, el programa ha dado frutos abundantes. Hoy existen grupos de oración, escuelas de evangelización, el Rosario de casa en casa y un Centro de Escucha en unión con la Pastoral Familiar. “Son ramitas que se han desprendido de Familias Misioneras”, comenta Marta Jaramillo.La celebración de estos 25 años, que incluyó una Asamblea Familiar y una Eucaristía de acción de gracias, contó con la presencia de la Secretaria Nacional de la Obra de la Propagación de la Fe, la hermana Patricia Llano, y del presidente nacional de Familias Misioneras, José Benjumea, quienes destacaron la trayectoria de este movimiento que ha formado generaciones de familias evangelizadoras al servicio de la Iglesia. Un acontecimiento que permite seguir estrechando el vínculo entre la misión local y el servicio misionero universal.'Familias Misioneras' se ha convertido un faro de esperanza que, desde el corazón de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, demuestra que la familia, evangelizada, se convierte en la mejor evangelizadora, respondiendo con creces al llamado del DOMUND y construyendo, día a día, el Año Jubilar de la Esperanza.“Amar a la familia. Primero amemos a nuestra familia…Segundo, la riqueza que tenemos como familia, el tejido humano cristiano, compartámoslo con los demás. Qué bonito es que la familia esté en salida”, son las invitaciones que hace el padre Renzo Martínez a las demás familias del país.Vea a continuación el informe audiovisual: