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conferencia episcopal de colombia

Mar 6 Ago 2024

Con Congreso Mariano, la Diócesis de Ipiales celebró 60 años de su creación y 270 años de la aparición de la Virgen de Las Lajas

En el marco de la conmemoración de los 270 años de la aparición de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas y los 60 años de la creación de la Diócesis de Ipiales, esta jurisdicción eclesiástica, ubicada en el sur del departamento de Nariño, celebró el Congreso Jubilar Mariano. Un evento que reunió durante el 30 y el 31 de julio, a obispos, sacerdotes, religiosos, laicos y destacados expertos, en una serie de celebraciones litúrgicas, ponencias magistrales y actividades que reflejaron el profundo significado histórico y espiritual de la celebración.La profunda devoción a nuestra Señora del Rosario de las Lajas, su influencia espiritual y la conexión especial que se ha establecido con los fieles no solo de esta región y de Colombia, sino también de otros países del mundo a lo largo de los siglos, permitió dimensionar la importancia de este encuentro, desarrollado bajo el lema “Caminando junto con María vivamos la Eucaristía”.El anfitrión del evento fue monseñor José Saúl Grisales, obispo de Ipiales y presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia. También estuvieron presentes monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de la Diócesis de Pasto; monseñor Noel Londoño Buitrago, obispo de Jericó; monseñor Carlos Washington Yépez Naranjo, obispo de la Diócesis de Tulcán (Ecuador); miembros de la Federación de Santuarios de Colombia, entre ellos, el padre Jairo de Jesús Ramírez como director del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC); y los rectores de los santuarios más destacados del país. Además, contó con una amplia participación de sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos de la Iglesia que peregrina en esta región del país.De manera especial, las ponencias estuvieron a cargo de destacados expositores como la doctora Francesca Cocchini, profesora de Historia Cristiana en la Universidad de La Sapienza en Roma y miembro de la Pontificia Academia de Teología; Consuelo Vélez, miembro del Comité teológico de la CEC; el doctor Luis Alberto Suárez Guava, profesor de la Universidad de Caldas; y el doctor William Pasuy Arciniegas, profesor de la Universidad de La Salle en Bogotá.La agenda del congreso mariano también contempló muestras culturales, una visita al Museo “Justino Mejía y Mejía”, que cuenta con un amplio registro fotográfico, elementos litúrgicos antiguos y piezas arqueológicas de los “Pastos”.Además, fue la ocasión para presentar el libro “Milagro de Dios en el Abismo. Historia y arquitectura en el contexto de las Lajas”, escrito por el doctor William Pasuy Guava.Vea a continuación la transmisión de la Ecuaristía de clausura del Congreso Mariano:

Mar 6 Ago 2024

“El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús” (Santo Cura de Ars)

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El mes de agosto está mar­cado desde sus comienzos para hacer una reflexión en torno al sacerdocio ministerial, con motivo del recuerdo que ha­cemos del Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos y de los sacerdotes. Un sacerdote en quien sus palabras, sus gestos, su estilo de vida, todo su ser, lleva el testi­monio de Cristo al corazón de la Iglesia y a todo el pueblo de Dios.San Juan María Vianney nació en una familia de campesinos pro­fundamente cristiana, creció en un hogar donde reinaban la unidad y la caridad hacia el pobre, donde se vivía la fe, aún en medio de las dificultades por la oposición hacia la fe cristiana. En Francia llega el momento en que pasa la tormen­ta que obstaculizaba el anuncio del Evangelio y se pudo retomar la vida eclesial. Las cuatro déca­das del ministerio del Santo Cura de Ars, fueron tiempos de nueva evangelización y de reconstruc­ción del corazón de muchas per­sonas y familias que volvieron a Dios.Con motivo de esta memoria que hacemos en este mes del Santo Cura de Ars, volvemos la mira­da y la reflexión sobre el minis­terio pastoral de los sacerdotes, teniendo en mente la llamada del Papa Francisco a una conversión pastoral: “Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no pue­de dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una ‘simple adminis­tración’. Constituyámonos en to­das las regiones de la tierra en un ‘estado permanente de misión’” (Evangelii Gaudium 25).Hoy vivimos el mi­nisterio sacerdotal en medio de dificul­tades y obstáculos, como los que afrontó el Santo Cura de Ars, quien supo atraer a muchos hacia Dios en la práctica cons­tante del Sacramento de la confesión, que fue su método pas­toral más eficaz, junto con una oración profundamente contem­plativa por su pueblo y la Euca­ristía celebrada cada día para re­cibir la fortaleza, para afrontar su tarea evangelizadora con alegría, en medio de las dificultades que afrontaba diariamente.Con el Sacramento de la Confe­sión que administró con constan­cia, anunció el Evangelio de la misericordia de manera nueva y renovada, recuperando en los fie­les el deseo de acudir al Señor a pedir perdón cada vez que el pe­cado y el mal invaden la vida y el corazón de los creyentes. El Santo Cura de Ars con su modo de aten­der a los fieles en confesión dejó plasmada la certeza del perdón de Dios sin límites para quien se acer­ca arrepentido. El Papa Francisco así nos lo enseña cuando afirma: “Dios no se cansa nunca de per­donar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su miseri­cordia. Aquel que nos invitó a per­donar setenta veces siete (Mt 18, 22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Na­die podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor in­finito e inquebranta­ble” (EG 3).Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote ha instituido el sacerdo­cio ministerial para hacerse pre­sente en la Eucaristía y alimentar al pueblo de Dios con su cuerpo y con su sangre y también para re­conciliar a toda la humanidad con el Padre misericordioso, median­te el Sacramento de la Confesión. El Santo Cura de Ars, meditando sobre el ministerio sacerdotal nos dice que: “El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, es una frase que define lo esencial de la misión y santidad del sacerdote, que con­vertida en oración contemplativa nos invita a reconocer con grati­tud a Dios el don tan grande que representan los sacerdotes, para la Iglesia y para las comunidades parroquiales, quienes recibien­do el llamado del Señor y dando una respuesta generosa a su plan de salvación, cada día repiten las palabras y los gestos de nuestro Señor Jesucristo para que pastores y fieles tengan el pan de la Palabra y de la Eucaristía que es el camino a la vida eterna.Un sacerdote al estilo de Jesús, a ejemplo del Santo Cura de Ars, animador de una comunidad pa­rroquial es capaz de renovar y convertir una parroquia, en una comunidad de discípulos misione­ros al servicio del Evangelio. Así lo expresa Aparecida cuando afir­ma: “La renovación de la parro­quia exige actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están al servicio de ella. La pri­mera exigencia es que el Párroco sea un auténtico discípulo de Je­sucristo, porque sólo un sacerdote enamorado del Señor puede reno­var una parroquia. Pero, al mis­mo tiempo, debe ser un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración” (Documento de Aparecida 201).Que la intercesión del Santo Cura de Ars, de la Santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor mu­chas bendiciones y gracias que ayuden a todos los sacerdotes a vivir en fidelidad a Cristo y a la Iglesia y a todos los fieles, a seguir unidos en oración y colaboración con sus sacerdotes en las comunidades parroquiales, para que jun­tos podamos hacer profesión de fe, diciendo: Tú eres el Cristo, condúcenos al Padre y vayamos en salida misionera a iniciar nuevos cristianos y reiniciar a los que se han alejado, mediante el proce­so evangelizador que nos invita al encuentro con Jesucristo. +José Libardo Garcés Monsalve Obispo de Cúcuta

Mar 6 Ago 2024

La parroquia en una Iglesia sinodal

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - El 23 de agosto de 2024 se celebra la fiesta litúrgica de Santa Rosa Lima. En la arquidiócesis de Cali contamos con la parroquia dedicada a esta venerable santa latinoamericana, erigida como parroquia por Mons. Heladio Posidio Perlaza Ramírez, el 19 de abril de 1924. Esto quiere decir que este año estamos celebrando el 100º aniversario de su creación.Con ocasión de tan importante aniversario, la Penitenciaría Apostólica, en nombre del Papa Francisco, ha otorgado el privilegio de obtener la indulgencia plenaria a las personas que cumplan los requisitos de la confesión, la oración por el Papa, la profesión de fe y la comunión, unido a obras de misericordia, y visiten personalmente este hermoso templo en el centro de Cali.Aprovechando el centenario de esta parroquia, he considerado oportuno proponer unas reflexiones entorno de la parroquia y los retos tiene en los tiempos actuales.El Documento de Aparecida, fruto de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en la ciudad de Aparecida, Brasil, en mayo del 2007, abordó el tema de la parroquia. Aquí resalto los dos siguientes números, que describen el ser de la parroquia y a la vez la dimensión sinodal que hemos querido implementar en nuestra Arquidiócesis.“170. Entre las comunidades eclesiales, en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo, sobresalen las Parroquias. Ellas son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial. Están llamadas a ser casas y escuelas de comunión.Uno de los anhelos más grandes que se ha expresado en las Iglesias de América Latina y El Caribe, es el de una valiente acción renovadora de las Parroquias a fin de que sean de verdad espacios de la iniciación cristiana, de la educación y celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas, servicios y ministerios, organizadas de modo comunitario y responsable, integradoras de movimientos de apostolado ya existentes, atentas a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos pastorales y supra parroquiales y a las realidades circundantes.172. La renovación de las parroquias, al inicio del tercer milenio, exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión. Desde la parroquia, hay que anunciar lo que Jesucristo “hizo y enseñó” (Hch. 1, 1) mientras estuvo con nosotros. Su Persona y su obra son la buena noticia de salvación anunciada por los ministros y testigos de la Palabra que el Espíritu suscita e inspira”.Sin duda que las parroquias son estructuras que no pasan de moda, y serán en todo momento referentes espirituales con profundas implicaciones sociales. Pero no sobra, a manera de evaluación, que nos hagamos varias preguntas:¿El modelo de una parroquia creada hace cien años, por ejemplo, podrá seguir vigente en los tiempos actuales?¿Será que la afirmación, “porque siempre se ha hecho así”, será valida en los tiempos que vivimos?¿Qué papel juegan en las parroquias los fieles laicos, con sus dones y carismas?¿Por qué puede darse la impresión de que los movimientos apostólicos e iniciativas pastorales recientes captan más fieles que las parroquias? ¿Qué ofrecen ellos que los fieles no encuentran en las parroquias?¿Qué planes de pastoral tienen las parroquias para que el anuncio de Cristo, que debe ser el centro de su acción, llegue a todos?En situaciones de recrudecimiento de la violencia, la pobreza y la inequidad, ¿qué deben hacer parroquias para ser pertinentes y a la vez ser centros de comunión y de reconciliación comunitaria?¿Cuál es la dimensión misionera de las parroquias, o serán parroquias de sostenimiento?¿Cómo hacer para que haya un sano equilibrio entre las dimensiones pastoral y administrativa?Y, finalmente, ¿cómo acoger la invitación reiterada que hace el Papa para que nuestras parroquias sean parroquias sinodales?Una cosa es cierta, las parroquias son sinodales o no lo serán. Los Obispos colombianos hemos reflexionado en varias ocasiones sobre este tema y en la asamblea de febrero de 2023 abordamos el tema “organismos diocesanos y parroquiales de participación sinodal” donde se resaltan el Consejo de pastoral (cc. 536 del Código de Derecho Canónico) y el Consejo de asuntos económicos (c. 537).Estos son organismos pensados como ayuda al párroco en el ejercicio del ministerio parroquial, y la participación amplia de los fieles, religiosos y religiosas, en la acción pastoral que se lleva a cabo.Cuando los párrocos logran conformar estos equipos de trabajo, sin duda que la misión se facilita, se hace más ligera y también se amplía a límites no pensados, pues surgen aportes creativos, iluminados por el Espíritu Santo, que permiten que la parroquias puedan responder a los enormes desafíos de los tiempos actuales entre los cuales vale la pena destacar: la pérdida de fe, el secularismo, el relativismo ético y moral, las crisis institucionales que se anidan en las mentes de muchos, la crisis de valores, las crisis en las familias y un exacerbado subjetivismo que está llevando a muchos a pensar que no necesitan de Dios, o hacen a un Dios a su medida.Existen también otros factores que deben ser tenidos en cuenta cuando de hablar de la parroquia, de su ser y de su hacer se trata. Simplemente dejo estas reflexiones para que en los distintos grupos se hable de la parroquia que se quiere y se necesita, y más cuando estamos en la recta final de la elaboración de nuestro plan de pastoral arquidiocesano.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali

Vie 2 Ago 2024

Obispos colombianos convocan jornada de oración por Venezuela y Colombia: se realizará este 4 de agosto

Ante el “recrudecimiento de la violencia por causa del conflicto interno colombiano y la incertidumbre frente al proceso electoral venezolano”, los obispos colombianos convocan una jornada de oración por Venezuela y Colombia. A través de un comunicado, piden a todos los fieles unirse el domingo, 4 de agosto, a esta iniciativa de fe y esperanza, para que, estas plegarias ayuden a reforzar “los lazos de fraternidad y se incentiven los esfuerzos y acciones que favorezcan la solución de su preocupante contexto social y político”."En horas de angustia y desolación el salmista, lleno de esperanza en la intervención divina, entona este cántico que hoy repetimos para Venezuela y Colombia: “El Señor da fuerza a su pueblo; el Señor bendice a su pueblo con la paz” (salmo 29, 11)", así inician los pastores su mensaje.En el comunicado, el episcopado recuerda que colombianos y venezolanos están “unidos por un pasado común que los hermana y el recuerdo de logros también comunes que los acerca”. Además, informan que los obispos de las jurisdicciones ubicadas en las fronteras de ambas naciones continúan liderando acciones humanitarias en favor de la población migrante y desplazada; y que quienes están en las otras regiones siguen contribuyendo decididamente en los procesos de reconciliación, justicia y paz.“¿Cómo no unirnos todos en la plegaria confiada, pidiendo a Dios que continúe dándonos su luz y su fuerza en la búsqueda del bien común y la paz?”, expresan.Los pastores terminan su mensaje encomendado a ambos países al amparo de la Virgen María, de manera especial, bajo las advocaciones de Nuestra Señora de Coromoto y Nuestra Señora de Chiquinquirá. “Ella, como madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos, nos ayude a alcanzar, con su intercesión, la unidad y la paz”, concluyen. SUBSIDIO LITÚRGICO PARA LA JORNADA DE ORACIÓN POR VENEZUELA Y COLOMBIA - DESCARGAR

Vie 2 Ago 2024

El que viene a mí no tendrá hambre

DÉCIMO OCTAVO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOAgosto 4 de 2024Primera lectura: Ex 16, 2-4.12-15Salmo: 78 (77),3 y 4bc.23-24.25 y 54 (R. cf. Jn 6,32)Segunda lectura: Ef 4, 17.20-24Evangelio: Jn 6, 24-35I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSi el domingo pasado el evangelio consideraba la multiplicación de los panes y peces, en este domingo se deja ver el éxito y la popularidad, que este hecho ganó para Jesús. Los seguidores comieron, se saciaron y con ello, se sintieron satisfechos. Todo lo que buscaban era satisfacer el hambre; por eso su afán de proclamar rey a Jesús. Sin embargo, dejemos claro, no era esto lo que Jesús buscaba. Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:●La primera lectura, esta vez, es la que mejor va a interpretar el sentido del evangelio de este domingo. Allí se narra cómo el pan sin levadura que habían cargado los hijos de Israel desde Egipto parece haberse agotado. Al llegar al desierto de Sin sienten que en este lugar van a morir de hambre y se quejan ante Moisés y Aarón. La falta de pan conduce a una crisis de fe, aunque este no era el único motivo. La presentación de la queja es excesiva y tendenciosa. Es decir, afirmar que en Egipto disponían de alimento en abundancia hasta quedar saciado no responde a la realidad descrita en los capítulos 1 y 2, donde el Faraón organizó su progresivo genocidio. Sin embargo, la distancia geográfica y temporal y una nueva situación problemática no permite que las cosas se miren con objetividad, poniendo en peligro el mismo plan de salvación y liberación de Dios para ellos. Como podemos ver, la queja se manifiesta en el alimento, pero apunta a todo el plan de Dios. En este contexto se debe interpretar la aparición de Dios en la nube. Si lo que está en juego es el plan de salvación, no sirve con darles simplemente el pan y asegurarles, de esa manera, la subsistencia. Se hace necesario que Dios mismo ratifique con su presencia su voluntad de continuar en el proyecto ya anunciado, que luego en el Nuevo Testamento, llegará a su plenitud, con Jesús, verdadero pan. ●En la segunda lectura, Pablo contrapone la vida de pecado de aquellas sociedades paganas, a la vida virtuosa que deben llevar los cristianos. La vida cristiana viene exigida por el Evangelio. El Apóstol exhorta a no proceder como los paganos, sino más bien, a renunciar al hombre viejo renovándose en el espíritu y revestirse del hombre nuevo. El hombre viejo es el que vive en el pecado, bajo la acción de la concupiscencia de la carne, de la codicia, de la ira, de la maldad, conforme a la primera imagen del hombre pecador (cf. Col 3, 5-9). El hombre nuevo, por el contrario, es el hombre interior (cf. Ef 3,16), creado a imagen de Dios, regenerado en Cristo, que bajo la acción del Espíritu Santo adopta una nueva manera de pensar y de actuar, que se manifiesta en las obras de bondad y misericordia, de pureza y sobre todo de amor (cf. Col 3, 10-14).●En el Evangelio de Juan continuamos leyendo el capítulo 6. El domingo pasado, Jesús multiplicó los panes, ahora, este domingo, resalta la petición del pan verdadero y vivificante. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Ahora, en continuidad con el evangelio del domingo pasado, Jesús confirma la interpretación material que la gente hizo de la multiplicación de los panes, pero recalca lo que es más importante. Miremos algunos detalles del texto, donde se narra el diálogo entre Jesús y aquellas personas, reunidos de nuevo. A pesar de las apariencias, Jesús continúa manteniendo la iniciativa, y esto se nota, por su presencia sorprendente: “Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo has venido aquí?’” (v. 25). También Nicodemo había ido al encuentro de Jesús impulsado por una curiosidad basada en la autosuficiencia y se había dirigido a él llamándole Maestro (cf. Jn 3, 2). Sin embargo, Jesús no responde a las preguntas que le hacen en ninguno de los dos casos. Revela más bien a la gente las verdaderas intenciones que le han impulsado a buscarle y desenmascara el interés material y egoísta de aquella muchedumbre; es decir, Jesús alerta a aquellos galileos sobre la ambigüedad de su deseo, al haber fijado su mirada en los panes que comieron: “En verdad, en verdad les digo: me buscan no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse” (v. 26). Es el gusto por el pan terreno lo que los mueve.La multitud, encerrada en su sueño mesiánico, no ha comprendido el signo realizado por Jesús y su alcance espiritual. Ha dado más valor al pan que al que lo da. Ante este panorama, Jesús proclama la diferencia radical que existe entre el pan material y pasajero y el que permanece para la vida eterna, el que el Hijo del hombre dará: “Trabajen no por el alimento perecedero, sino por el alimento que perdura para la vida eterna” (v. 27). Los versículos que siguen continúan planteando el sentido del verdadero alimento, de la fe y el maná: pan que perece, pan que dura; obras – fe; el maná de Moisés y el maná de Jesús (Ex 16,15); con esto, se presenta a Cristo como verdadera fuente de la vida (v. 35).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Jesús, como Moisés, se encuentra también con la misma problemática: aquellos que solo buscan solucionar sus problemas y vivir sin dificultad. Es decir, buscar solución a sus necesidades cotidianas: en el caso de la Palabra de hoy, el pan; pero esto tiene una aplicación en todas las expectativas humanas: bienes, proyectos, éxitos, etc. Sin embargo, el Maestro recalca qué es lo más importante: “Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”. Con todo, trabajar por el alimento que no perece, no es desprecio del trabajo para conseguir el alimento material, sino abrirnos a la búsqueda constante de aquello que llena completamente el corazón del ser humano. El papa Francisco, en la carta encíclica Laudato Si’, ha señalado una dura crítica del consumismo, proponiendo un cambio en el estilo de vida para frenar la destrucción del planeta: “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios” (203). Las palabras del Santo Padre sobre el cuestionamiento del consumismo, no significa que no podamos buscar los bienes de este mundo, sino más bien el hecho de que los bienes no se distribuyen, sino que se acumulan en manos de pocos y les hace falta a muchos. No hay que olvidar, que una sociedad consumista es aquella en la que Dios solo puede estar si no afecta mis intereses. En efecto, en el mundo lo que predomina no es el ser sino el tener. Siguiendo la lógica del evangelio de este domingo para nuestras vidas, vale la pena preguntarnos: ¿qué es lo que le da sentido a mi vida?, ¿qué alimento busco para dar plenitud a mi vida? En este sentido, el evangelista Mateo Dirá: “busquen sobre todo el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Jesús no hizo el milagro de la multiplicación de los panes solo para saciar el hambre de aquella gente, sino como un signo para descubrir el verdadero alimento, que lleva hasta la vida eterna. Después de esta afirmación fundamental de Jesús, aquellos que lo buscaban le plantean una pregunta: “¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?” Jesús les muestra la única “obra de Dios”, la que hay que realizar para agradarle o la que Dios realiza en el creyente. Son posibles las dos lecturas, ya que la fe en el Enviado, en lo cual consiste la obra de Dios, es producida por Dios mismo y por el hombre que acoge (cf. Jn 3,16s.34). Pero aquellos, que se habían alimentado con panes abundantes, piden credenciales, solicitan un signo parecido a aquel del desierto: “¿Y qué signos haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto…” (v. 30). Hay que suponer, que la gente estaba convencida de que Jesús había hecho un milagro; por eso, es lógico que ahora pida una señal, incluso, más grande que la que dio el propio Moisés (cf. v. 31). Ahora bien, si Jesús se arroga unas pretensiones superiores a las de Moisés, tendrá que reivindicarlas con un signo, con un testimonio más evidente y más admirable que el del viejo legislador. De acuerdo con las esperanzas judías, el Mesías debía renovar los milagros realizados por Moisés, el maná sería el alimento permanente. Pero demostrar esto, equivaldría a negar la verdadera fe, ya que esta exige aceptar a Jesús como el nuevo maná: yo soy el pan de vida (v. 32). Se trata de la nueva pascua de Jesús, en donde el Padre ofrece un maná distinto. Si bien el maná en el desierto fue una bendición para sobrevivir, mató el hambre solo por un momento; el pan de Jesús, apunta a un alimento superior, que va más allá de la sola supervivencia: la vida misma de Dios que se convierte en verdadero alimento. Por último, todo el diálogo, termina con la pregunta fundamental de los interlocutores: “Señor, danos siempre de este pan”. La respuesta de Jesús es decisiva: “Yo soy el pan de vida…” (vv. 34-35). Esta última parte del diálogo, es paralela a la de la mujer samaritana (4,15). Este pan del cielo equivale a creer en Jesús, como revelación del Padre, y encontramos a Jesús, verdadero pan, en la oración, en la confianza en Dios, en la esperanza en la vida eterna, en la participación frecuente de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. El papa Benedicto XVI, comentando el discurso del pan de vida, habla de la Eucaristía con estas palabras: “La Eucaristía es el centro de la vida cristiana: aquí Dios nos regala verdaderamente el maná que la humanidad espera, el verdadero ‘pan del cielo’, aquello con lo que podemos vivir en lo más hondo como hombres. Pero al mismo tiempo se ve la Eucaristía como el gran encuentro permanente de Dios con los hombres, en el que el Señor se entrega como ‘carne’” (RATZINGER, J., [BENEDICTO XVI], Jesús de Nazaret. Desde el Bautismo a la Transfiguración, Primera parte, Madrid, Ed. La Esfera de los Libros, 2007, 1ª ed., p. 318). 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Dios Todopoderoso, te damos gracias por la vida y porque con el trabajo de nuestras manos nos permites colaborar en tu obra creadora. También te damos gracias porque mediante el trabajo nos permites crecer como seres humanos y conseguir el pan de cada día para sostener a nuestras familias. Te pedimos, el deseo de trabajar no solo por ese pan que se acaba, sino también, y, sobre todo, por el alimento que dura para la vida eterna y que nos da tu Hijo Jesucristo. Jesús, hoy nos has dicho que la obra de Dios consiste fundamentalmente en que creamos en aquel a quien él ha enviado, ayúdanos a crecer en la fe, de tal manera que se acreciente nuestra unión y amor a ti, y que luego esta fe se manifieste en el amor a nuestros hermanos.Al final del diálogo, los galileos le hacen una petición a Jesús “Señor, danos siempre de este pan”. Al final del proceso de fe, entendemos que no debemos ir hacia Jesús con nuestras respuestas sino solo con nuestras preguntas. Puede suceder que el Maestro mismo nos haga cambiar de preguntas, o que nos quedemos, como sucedió en el caso del Evangelio de hoy, con la respuesta que necesitamos. Es decir, no queremos ni buscamos otro pan, ni otro camino, ni otra verdad, ni otra vida, ni otra luz que no sea Jesús. _______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Nacional de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol para la Animación y Formación de los Sacerdotes Nativos (POSPA).II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, en la Eucaristía nos alimentamos de la Palabra que se ha hecho carne para la vida del mundo y del cuerpo y la sangre del Señor entregados para el perdón de nuestros pecados. En esta liturgia, anunciaremos que Jesús es el verdadero pan de la vida que sacia nuestra hambre y nuestra sed para siempre. Dispongámonos para esta celebración. Dejémonos encontrar por el Señor. Dejemos que el Señor, el Buen Pastor, nos tome en sus manos y nos abrace en su regazo. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical. Monición a la liturgia de la Palabra Hermanos, en las lecturas de este domingo meditamos el tema del pan, el que Dios concedió a Israel en el desierto y el que Cristo multiplicó también para la multitud, intentando luego conducirles del pan material al espiritual. El Evangelio de Juan cita explícitamente el episodio narrado en la primera lectura; también el salmo hace referencia al mismo acontecimiento. Que el Señor, en esta celebración, nos sacie con el pan de la palabra, escuchando atentamente. Oración Universal o de los FielesPresidente: Reunidos en el nombre de Jesús nuestro Señor, traemos ante Él las necesidades de su pueblo y todas las clases de hambre del mundo entero. Unámonos diciendo: R/. Señor, sé el alimento y la vida del mundo.1.Por la Iglesia, para que sus ministros alimenten al pueblo de Dios con el sólido y sustancioso alimento del Evangelio. Oremos.2.Por los hombres y mujeres que hoy, en el mundo, pasan necesidades, en especial por quienes sufren de hambre, para que el Señor, al igual que hizo con el pueblo de Israel, sacie el hambre material y espiritual de los más necesitados. Oremos.3.Por las comunidades cristianas, para que aprendamos a apreciar la Eucaristía y sacar de ella la fuerza espiritual para entregarnos a nuestros hermanos. Oremos.4.Por la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol, para que siga ayudando en la formación de los futuros sacerdotes que se encuentran en tierras de misión. Oremos.5.Por todos nosotros, reunidos en esta asamblea, para que busquemos a Dios siempre con el único interés de amarle y servirle, no tanto por lo que Él pueda hacer por nosotros, sino por amor. Oremos.Oración conclusivaSeñor Jesús,tú eres nuestro pan de vida,que se hace presente en la Eucaristía;sé la luz y la vida de todos los que te buscan,y el cumplimiento y alegría de todoslos que te han encontrado,ahora y por los siglos de los siglos.R/. Amén.

Jue 1 Ago 2024

La Conferencia Episcopal de Colombia presenta el nuevo Ordo: orientaciones para celebración de la Misa, la Liturgia de las Horas y los santos en 2025

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de su Comisión de Liturgia, presenta el libro que orientará la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas durante el nuevo Año Litúrgico, tiempo que iniciará el 1 de diciembre de 2024, con las primeras vísperas del primer domingo de adviento.De manera especial, en el Ordo 2025 publicado por la CEC, se podrá evidenciar que entrará en vigor la nueva ordenación de varias celebraciones de santos del Calendario Litúrgico propio de Colombia, aprobada por la Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano el 9 de febrero de 2023 y confirmada por el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 9 de noviembre de 2023, así lo explicó el padre Jairo de Jesús Ramírez Ramírez, director del Departamento de Liturgia.Por su parte, monseñor José Saúl Grisales Grisales, obispo de Ipiales y presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia, recordó que el Ordo representa una ayuda para que los católicos puedan celebrar en fe el misterio del Señor con los momentos a través de los cuales Él ha llevado a cabo la salvación de la humanidad. Por ello, animó a los fieles en Colombia contar con esta versión actualizada:“Qué bueno que todos, en las parroquias, en las congregaciones religiosas, en los oratorios, en todo lugar, podamos disponer de este libro para que, viviendo en comunión con nuestra Iglesia colombiana, celebremos también con la Iglesia universal, la fe de todos nosotros”, expresó el prelado.El Ordo 2025 se puede adquirir directamente en la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia, en Bogotá, o de manera remota a través de la línea de WhatsApp (+57) 313 8808447.En contexto: ¿Qué contiene el Ordo?Este libro litúrgico contiene el ciclo total de las celebraciones del misterio de Cristo, esto es: Adviento, Navidad, Cuaresma, Triduo Pascual, Pascua, Tiempo Ordinario, que constituyen la parte central y fundamental del Año Litúrgico (SC n. 102). A ellos, también se unen las celebraciones de la Bienaventurada Virgen María y de los santos (SC nn. 103-104).Vea a continuación el mensaje del Presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia:

Mar 30 Jul 2024

“Se requieren demostraciones de paz de parte de quienes están en las mesas de diálogo”: Obispos colombianos

A través de un nuevo mensaje, los obispos colombianos instan a que se le dé continuidad a aquellos procesos de diálogo desde los cuales puedan generarse acuerdos sólidos para la construcción de paz. Al tiempo, advierten que, para que estos esfuerzos den frutos, deben darse demostraciones concretas de paz que prioricen la protección y el respeto de la población, entre ellas, el cese al fuego.Los prelados hacen este llamado desde su preocupación por la grave situación humanitaria que continúan viviendo múltiples comunidades del país en medio de las confrontaciones y amenazas de grupos armados, como lo han evidenciado algunos desde sus diferentes diócesis. El desplazamiento forzado, confinamiento, la desaparición, el reclutamiento y el uso de menores de edad para la guerra, profundizan el clamor que recibe permanentemente la Iglesia desde diversas comunidades y territorios.“La situación humanitaria seguirá estando en el primer lugar de nuestras preocupaciones; este es el motivo por el cual nuestro servicio a las comunidades, el compromiso por caminar junto a ellas y compartir sus esperanzas y sufrimientos nos lleva a insistir con fuerza, una vez más, que la vida humana debe ser protegida y que se requieren demostraciones de paz de parte de quienes están en las mesas de diálogo y de quienes aspiran llegar a ellas”, precisan los obispos en su mensaje.Evocando las enseñanzas del papa Francisco, en el comunicado, los pastores recuerdan que “la paz requiere más valentía que la guerra”. Por lo que afirman que los esfuerzos por alcanzarla “no se pueden detener por ningún motivo”.El episcopado colombiano termina su mensaje pidiendo la intercesión de la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia, para que Jesús guíe a la nación y crezcan en ella brotes de esperanza.

Mar 30 Jul 2024

La espiritualidad litúrgica debe fortalecer la cultura del encuentro, la reconciliación y la paz

Una vez más, la Arquidiócesis de Medellín fue sede del Congreso Internacional de Liturgia y Pastoral. El evento, que llegó a su séptima versión, tuvo lugar en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) los días 18 y 19 de junio. Su anfitrión fue monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín y Gran Canciller de esta institución educativa. El congreso, que abordó la urgencia de la espiritualidad en la vida de la Iglesia, se llevó a cabo mediante exposiciones magistrales y mesas temáticas orientadas a identificar los aportes que se han hecho a la espiritualidad litúrgica desde diferentes ámbitos, como la patrología, la sagrada escritura y la fe laical.Tuvo como ponentes principales a la doctora Ana Cristina Villa, docente en la Facultad de Teología de la UPB, quien habló sobre los aportes de los Padres de la Iglesia y del desierto a la espiritualidad litúrgica; a monseñor Lizardo Estrada Herrera, obispo auxiliar de la Arquidiócesis del Cusco y Secretario General del CELAM, quien se refirió a los desafíos pastorales de la espiritualidad litúrgica; y al padre Gabriel Jaime Gómez Gutiérrez, quien compartió una charla titulada “Siempre y en todo lugar: la Plegaria Eucarística como modelo de oración cristiana”.En el espacio también estuvieron presentes la hermana Diana Carolina Luis Salinas, en representación del Departamento de Liturgia del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) y diversos delegados diocesanos de Liturgia; así como un numeroso grupo de sacerdotes, religiosas, religiosas, seminaristas y laicos del país.ConclusionesEn sus disertaciones, los ponentes coincidieron en la necesidad de rescatar el verdadero sentido de la espiritualidad litúrgica, haciéndola asequible a los fieles, quienes buscan, decididamente, saciar su sed de Dios, para protegerlos del sincretismo religioso.Presentaron el Misterio Pascual de Cristo como la fuente principal de la espiritualidad litúrgica de la Iglesia (Cf. SC 10), y el fundamento de toda la acción evangelizadora de la Iglesia.Recordaron, además, que la espiritualidad litúrgica es la matriz para la construcción de una nueva humanidad, reconciliada y gestora de paz entre lo hermanos.Acentuando las enseñanzas del papa Francisco, señalaron que la liturgia garantiza la posibilidad del encuentro con Cristo y con los hermanos por la vía sacramental (cf. DD, n. 10)El VII Congreso Internacional de Liturgia y Pastoral concluyó señalando que la espiritualidad litúrgica debe fortalecer la cultura del encuentro, la comunidad, la reconciliación y la paz, especialmente hoy que, en el contexto del Año de la Oración propuesto por el papa Francisco, la Iglesia está invitada a experimentar una formación adecuada de su fe, espiritualidad y forma de vivir la liturgia.De manera especial, monseñor Lizardo recordó que, para cumplir con sus objetivos, la liturgia no puede prescindir de prácticas pastorales que enriquecen la misión de la Iglesia y están arraigadas en la cultura de América Latina y el Caribe. Entre ellas, destacó la catequesis, la tradición espiritual de las diferentes escuelas, la oración personal, la contemplación, la disciplina interior, la mística, la piedad popular y el compromiso social.Finalmente, se reafirmó también que los sacramentos son la fuente principal, la Palabra de Dios, particularmente leída en sentido espiritual (lectio divina), la Sagrada Eucaristía y la práctica de la caridad.