Pasar al contenido principal

iglesia colombiana

Mié 26 Mar 2025

De las montañas de Nariño a los campos del Huila: Mons. Jaime Alberto Cabrera Arcos inicia su misión episcopal en la Diócesis de Garzón

Con una solemne celebración en la Catedral San Miguel Arcángel, este martes, 25 de marzo, monseñor Jaime Alberto Cabrera Arcos fue ordenado obispo y tomó posesión como décimo pastor de la Diócesis de Garzón.La ceremonia fue presidida por el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, y acompañada por quince obispos de diversas regiones del país, así como por sacerdotes, religiosos y fieles laicos de las diócesis de Garzón y Pasto. En su homilía, el representante del papa Francisco trazó un paralelo entre la solemnidad de la Anunciación – fiesta litúrgica celebrada en este día por la Iglesia Universal– y la misión del nuevo obispo: "Al centro de esta solemnidad están dos Sí: el de Dios a la humanidad, expresado por Cristo que dice 'Heme aquí', y el de María, 'Hágase en mí según tu palabra'. Monseñor Jaime será custodio de estos dos Sí: del Sí eterno de Dios a su pueblo y del Sí de la Iglesia que responde con fidelidad", afirmó. El Nuncio subrayó que el ministerio episcopal no es obra humana, sino "obra del Espíritu Santo", el mismo que consagró a Jesús en el Jordán y descendió sobre los apóstoles en Pentecostés. Recordó que el obispo está llamado a ser "signo vivo de la Encarnación":Un llamado a encarnarse en la realidad huilenseCon emotividad, monseñor Rudelli comparó el "Heme aquí” de Cristo con el Sí que el nuevo obispo pronuncia ante su diócesis: "A ti también hoy se te dona un cuerpo: el de esta Iglesia de Garzón. Un cuerpo de carne con rostros, historias, fragilidades y esperanzas. Un cuerpo que deberás amar como el Buen Pastor ama a sus ovejas". Este llamado a la proximidad resonó en el mensaje posterior de monseñor Jaime Alberto, quien prometió caminar junto a su grey: "No vine con equipajes pesados, pero sí lleno de amor. Quiero ser el primero en vivir la comunión, en salir como misionero y en dar testimonio, incluso con mi acento pastuso –que espero se mezcle pronto con el bambuco huilense”. Un llamado a la comunión, la misión y el testimonioEn su primer mensaje como obispo,monseñor Jaime Albertoagradeció el apoyo recibido y enfatizó los tres pilares que marcarán su ministerio:comunión, misión y testimonio. Inspirado en el libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 42-47), señaló que su lema episcopal busca revivir el espíritu de las primeras comunidades cristianas:"Todo giraba en torno al misterio de Cristo, a la fuerza del Espíritu Santo que emanaba como una gran realidad: la comunión. Sin comunión no podemos hacer visible el Reino de Dios", afirmó el nuevo obispo.Frente a la misión, durante su ceremonia de ordenación y posesión también quiso destacar aSan Ezequiel Morenoy al mártirpadre Pedro Ramírez, de quienes reposan sus reliquias en esa diócesis, como modelos de evangelización y entrega.Entre sus prioridades, destacó:- Fortalecer la comuniónentre las 64 parroquias de la diócesis.- Impulsar equipos misionerospara llevar el Evangelio "a todas partes".- Promover el testimonio de fe, especialmente en un año marcado por celebraciones jubilares.Un obispo con raíces nariñenses y corazón huilenseNacido enSandoná, Nariño, y formado en la Diócesis de Pasto, monseñor Jaime Alberto expresó su amor por la tierra huilense, a la que llegó dispuesto a servir:"Vengo desde el sur de Colombia a esta bella tierra que no me vio nacer, pero que empecé a amar entrañablemente. Espero que mi acento pastuso vaya modulando al bello ritmo de un bambuco huilense", expresó el prelado.La ceremonia contó con la presencia de sumadre y hermanos, así como de autoridades civiles y eclesiásticas, entre ellas elarzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, en representación de la Comunidad de Presidencia, elobispo de Pasto, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro y el obispo de El Espinal, monseñor Miguel Fernando González.En contextoLa Diócesis de Garzón fue creada el 20 de mayo de 1900 por el Papa León XIII.Hace parte de la Provincia Eclesiástica de Ibagué, actualmente cuenta con 64 parroquias y abarca 22 municipios.Vea a continuación la transmisión de la ceremonia:

Vie 21 Mar 2025

Uno tenía una higuera plantada en su viña

TERCER DOMINGO DE CUARESMAMarzo 23 de 2025Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8 y 11 (R. cf. 6)Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12Evangelio: Lucas 13,1-9I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSiempre insistimos en que la conversión es “volverse a Dios” y esto es cierto, pero ¿sabemos a qué Dios nos estamos convirtiendo? Esta pregunta se hace fundamental en este tercer domingo de cuaresma, cuando la Sagrada Escritura nos da unos primeros apuntes sobre quién es Dios. Ciertamente toda la Escritura nos habla de quién es Dios, pero no en términos ontológicos, sino en formas históricas.No es una elucubración acerca de lo que es Dios, sino una narración de cómo se le ha experimentado. La historia de Israel, es la historia de Dios con su pueblo y el relato del que podemos llamar, el renacimiento del pueblo por medio de Moisés, no es otra cosa que aprender a descubrir quién es ese Dios de los antepasados que se ha hecho Dios contemporáneo. El bautismo es el nuevo éxodo, así lo cantaremos en la vigilia Pascual y Pablo en la primera carta a los Corintios nos recuerda que ese itinerario es figura para nosotros, para que deseemos lo bueno. La idolatría es una confianza en un dios que no puede actuar (está hecho de falsedad y está yerto).Y quien confía en un dios falso, queda como él, muerto e inerte. La confianza está puesta entonces en el Señor, Él es la esperanza verdadera de los creyentes. Contrario a Israel, el cristiano debe permanecer en la roca firme que es Cristo. Por su parte, Lucas nos habla de la paciencia de Dios. El pecador tiene una esperanza, y esa esperanza es la paciencia de Dios. Que Dios le aguarda, no gasta afán en destruir, sino que da tiempo. ¿Acaso la esperanza no implica una ganancia de tiempo? El afán se traduce en desespero, pero Dios es quien sabe dar largura para dar oportunidad. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Parece que Moisés tampoco conoce a Dios. Sus sentimientos iniciales lo han llevado a intentar hacer justicia con sus manos (Ex. 2,11-14). La salvación obrada en este caso, no viene de un conocimiento de Dios, sino de un sentimiento lastimero que ve sin los ojos de Dios. Es muy hermoso que Dios le manifieste a Moisés que él también ha visto el sufrimiento de su pueblo y es ahí donde Moisés debe entender que no es sólo lo que él ve, sino lo que Dios también puede observar. ¿Cómo te miras a ti mismo? ¿Cómo ve Dios tu vida? Es necesario que Dios te presente su visión de la realidad, que él también haga lectura; y en esto coinciden Dios y Moisés, pero en lo que tiene que ver con el actuar, Moisés debe contar con Dios, como Dios ha contado con él. El llamado de la zarza es la exposición de cómo Dios ve a su pueblo, Moisés ha sido avistado y aquel que “es” entra en diálogo. El pastor de Jetró no sabe quién es Dios, debe aprender a acercarse a él despojado de sandalias y permitirse conocerlo. No puede darse la liberación sin el conocimiento de Dios, mejor, el Señor se da a conocer liberando. Ha liberado a Moisés de sus sandalias, para que camine a pie limpio hacia aquel que se llama “yo soy el que seré”. Moisés encuentra un Dios desconocido y entra en relación con él preguntando su nombre.El nombre le revela una identidad increíble: es el Dios que siempre estaba, aunque no lo reconociera. Es interesante que Moisés, quien tendrá la misión de llevar a la fe a Israel por el desierto, tiene que ser el primero en reconocer que Dios está. El camino de la conversión tiene este maravilloso paso, reconocer que Dios siempre estaba y que ahora yo mismo tengo la oportunidad de saber quién es Él. La aceptación de esta realidad misteriosa y siempre presente lleva al corazón humano a darse cuenta de que hay una esperanza de liberación que no depende ya de sus propias fuerzas, sino de la compañía de la gracia divina. Ahora si puede comenzar el camino hacia la libertad, porque Dios ha dicho: “yo estoy contigo” (Ex 3,12) y los signos venideros lo demostrarán. La maldad de los hombres no son un signo de que no hay esperanza de salvación o de que las cosas no pueden cambiar; al contrario, son una muestra de que Dios aún espera en nosotros. Eso lo ratifica Jesús en el Evangelio. ¿Cómo miran los demás las desgracias del mundo? Seguramente como un castigo o tal vez como el destino ineludible de la vida. Pero la visión de Jesús frente a tales males, representados en la muerte de los galileos o en los aplastados por la torre de Siloé, son una manera de ver que Dios da oportunidad, no porque sean mejores los que no viven adversidades, sino porque a todos les tiene paciencia. La conversión es reconocer que Dios espera también algo de mí; que incluso en los problemas está presente para mostrar que ese mal es una señal de que Él no abandona. Dios se da a conocer también en medio del mal, observa con atención y verás que en el desierto hay una zarza ardiendo esperando que una persona se atreva a acercarse. La esperanza del cristiano es saber que su Dios siempre espera. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Meditar esta palabra dominical genera siempre miles de interrogantes frente a Dios y su presencia. ¿Cómo descubrimos a Dios en medio del pecado o de las adversidades? El primer obstáculo es pensar que Dios aparece o debe presentarse como la solución a dichos problemas y no como el Dios que está, aunque el mal siga presente. Dios debe ser reconocido en primer lugar como aquel que acompaña sin importar que haya dificultades. De lo contrario, será un ser de usos y desusos, de que aparece y desaparece como un ser mágico que tiene como misión liberar de los líos y no como el que debe ser compañía. El acto del amor de Dios es como el amor de los esposos. Se ama a aquel que está conmigo, aunque no me solucione los problemas. Porque se cuenta con alguien que te sostiene en los momentos más significativos como en los más cotidianos. Es necesario que un convertido entienda que Dios está con él, que observa su vida porque le importa, pero que no siempre está deteniendo las malas decisiones como si no respetara la libertad que le ha dado al hombre. Que quiere que confíen siempre en Él para que la libertad sea usada para la felicidad y no como un capricho para el desenfreno. Si Dios está, muchas cosas habrá que desatar, muchas personas no estarán. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Necesitamos valorar más el atributo de la omnipresencia de Dios, pues lo limitamos a lo locativo y no a lo vivencial. Dios esta presente en todos los momentos de mi vida, conscientes o inconscientes. Necesitamos purificar este atributo, para dejar de pensar que su omnipresencia es sólo para ver nuestros pecados. Por eso muchos no creen o no confían en Dios. Lo ven como una sombra perseguidora y tóxica que impide la realización de la vida. La presencia total de Dios es discreta, amorosa, paciente. El que lo ve todo, también lo conoce todo y respeta todo. Pidamos la capacidad de la confianza en esta presencia de Dios que quiere llenar la vida, pues reconocer su “estar conmigo” llena de paz y tranquilidad. No crea una falsa expectativa de que no habrá problemas, sino una auténtica seguridad de que no permitirá que caiga cuando el peso quiere aplastar la existencia. Creer en el Dios omnipresente nos pone en actitud orante y le regala santidad a mi vida para estar presente en la vida de otros como medio salvífico y no para condenar. _______________________Recomendaciones prácticas:•25 de marzo. Solemnidad de la Anunciación del Señor. Motivar a los fieles para que participen de la Celebración Eucarística este día, aunque en Colombia no sea de precepto.•28 de marzo. 24 horas para el Señor•28 – 30 de marzo. Jubileo de los Misioneros de la MisericordiaII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaEn este tercer domingo de nuestro desierto cuaresmal, el Señor nos llama, para que en nuestro camino de conversión prestemos atención a su presencia permanente. Celebramos que Dios nunca nos abandona y que espera con paciencia a que todas las realidades que vivimos sean una forma de ver que está con nosotros. La Eucaristía será siempre signo de que Jesucristo está presente todos los días hasta el fin del mundo. Monición a la Liturgia de la Palabra Escuchemos atentos la Palabra de hoy, como creyentes que buscamos renovar nuestra fe bautismal, que sea la apertura del oído la que haga que reconozcamos al Dios liberador y confiemos en su paciencia amorosa.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, Dios ve y escucha la opresión de su pueblo. Confiémosle entonces nuestras oraciones por los sufrimientos de la Iglesia y los de todos los hombres y digamos: R. Padre, atiende nuestras súplicas.1.Te suplicamos por nuestra Iglesia, extendida por el mundo entero, para que con su continua conversión manifieste al mundo la seguridad de tu presencia. Oremos.2.Te pedimos por los encargados de gobernar a los pueblos, para que estén atentos a las necesidades de los más vulnerables y construyan una sociedad más justa y equitativa. Oremos. 3.Te rogamos por aquellos que no creen en Dios, para que descubran tu presencia amorosa en el testimonio de los creyentes. Oremos.4.Te pedimos nosotros reunidos en Eucaristía, para que la escucha de tu palabra y la recepción del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nos asegure tu presencia permanente y nos aleje del pecado. Oremos.5.Te pedimos por todos los Misioneros de la Misericordia, para que sigan llevando el perdón a todos los rincones de la tierra. Oremos.Oración conclusivaPadre celestial, recibe con agrado estas súplicas de tus hijos en camino de conversión y concédenos tu gracia para comprender los dones que nos otorgas por medio de ellas. Por Jesucristo nuestro SeñorR. Amén.

Mié 19 Mar 2025

Obispos promueven formación de los sacerdotes colombianos para ser guías de las familias en tiempos de crisis

En medio de los múltiples desafíos que enfrentan las familias hoy —desde la desintegración de los hogares hasta la pérdida de valores cristianos—, la Iglesia católica colombiana está tomando medidas concretas para fortalecer su pastoral familiar.Del 12 al 13 de marzo, el Seminario Mayor La Providencia, en El Espinal (Tolima), fue sede del Congreso “Familia, prioridad pastoral”, un espacio de formación y reflexión que reunió a sacerdotes de la Arquidiócesis de Ibagué, las diócesis de Líbano-Honda, Girardot, Neiva, y los anfitriones, la Diócesis de El Espinal.A través de este evento se buscó brindar a los sacerdotes herramientas prácticas y conocimientos actualizados para acompañar de manera más efectiva a las familias en su vida cotidiana.La iniciativa se enmarca en un esfuerzo más amplio de la Iglesia colombiana por responder a los desafíos de la sociedad contemporánea. Con el respaldo de los obispos que conforman la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia, se espera que este tipo de encuentros se conviertan en espacios permanentes de formación para los sacerdotes, contribuyendo así, desde los valores cristianos, a la construcción de familias unidas y sólidas, fundamento de una sociedad más justa y humana.Herramientas prácticas para enfrentar desafíos contemporáneosEl congreso contó con la participación de destacados expertos en temas familiares, como la doctora Victoria Cabrera y el doctor Cristian Conen, profesores del Instituto Latinoamericano de la Familia (ILFARUS) de la Universidad de La Sabana. A través de conferencias magistrales y espacios de diálogo, los sacerdotes profundizaron en temas como la salud relacional de las parejas, la importancia de los vínculos familiares y la promoción de valores cristianos en el hogar.La salud relacional de las parejas: un pilar para familias unidasEl doctor Conen, especialista en Derecho Matrimonial, compartió herramientas prácticas para fortalecer la “salud relacional” de las parejas: “El amor no es solo un sentimiento, es una acción. Se trata de trabajar en hábitos saludables que permitan la unidad, la armonía y el bienestar en la relación”, explicó. Además, destacó la importancia de prevenir la toxicidad en las relaciones y fomentar la benevolencia entre los cónyuges.La crisis de las familias y el rol de los sacerdotesConen también hizo hincapié en la crisis global que afecta a las nuevas generaciones, donde cada vez es más difícil promover y entusiasmar a los jóvenes para formar matrimonios y familias unidas.“Este es un gran desafío, no solo de Colombia, sino del mundo entero. Hay una crisis profunda en las vocaciones de las nuevas generaciones para fundar familias. Por eso, es fundamental que los sacerdotes cuenten con herramientas para promover y fortalecer estos vínculos”, afirmó.El experto resaltó el rol protagonista de los sacerdotes en esta labor:“Los sacerdotes tienen esa posibilidad de llegar a las familias porque tienen olor a familia, porque están cerca de las familias. Su cercanía y compromiso son esenciales para guiar y acompañar a las familias en su camino”, añadió. Incluso, resaltó la importancia de fortalecer cada vez más este trabajo pastoral para las vocaciones sacerdotales:“Formando familias generamos también la posibilidad de pedir vocaciones sacerdotales, porque sin vocaciones familiares no hay vocaciones también sacerdotales".Los tres vínculos esenciales de la familiaPor su parte, la doctora Cabrera enfatizó la importancia de fortalecer los vínculos conyugales, filiales y fraternales para construir familias estables y resilientes. Al respecto, afirmó:“En este congreso hemos podido trabajar acerca de tres vínculos muy importantes: 1. El vínculo conyugal. Es importante que un cónyuge privilegie a otro, en contraste con otros miembros de la familia. Él debe ser el más importante en la vida de una persona. 2. Las relaciones padres hijos, todos los hijos deben tener la misma importancia para los papás. No privilegia ninguno de los hijos, todos son importantes 3. La relación entre hermanos. Un hermano nunca se olvida. En la ley de la vida los papás se mueren, los papás se van, pero la relación entre hermanos debe ser fuerte, cercana, más allá de conflictos y riñas”.Una apuesta pastoral que buscará replicarse en todo el paísMonseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo de El Espinal y presidente de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia de la Conferencia, destacó la importancia de este congreso como una experiencia piloto que, con ayuda de instituciones como la Universidad de la Sabana, se buscará replicar en otras diócesis del país para fortalecer la pastoral familiar.“Este evento surge de la necesidad de formar a nuestros sacerdotes en el acompañamiento a las familias. Es un tema de todos los días: saber asesorar, guiar y ayudar a las familias en sus desafíos”, afirmó.Con este tipo de iniciativas, la Iglesia Católica colombiana reafirma su compromiso de acompañar a las familias en su misión de ser “iglesias domésticas” y de transmitir la fe y los valores cristianos a las nuevas generaciones. Como lo expresó el doctor Conen: “Formando familias unidas, formamos al ser humano en su capacidad de amar, que es su vocación fundamental”, aspecto que fue el espíritu del congreso.

Mar 18 Mar 2025

El Pensamiento Social Cristiano: claves para una transformación social integral

Por Pbro. Mauricio Rey Sepúlveda - El tejido social contemporáneo se encuentra en una encrucijada. La incertidumbre, la fragmentación y la instrumentalización del ser humano han erosionado los valores fundamentales que sostienen la convivencia y la justicia. Frente a este panorama, el Pensamiento Social Cristiano (PSC) se posiciona como una brújula ética capaz de orientar procesos de cambio, no desde la imposición de modelos cerrados, sino desde una propuesta que articula reflexión, acción y compromiso.Más que un cuerpo doctrinal rígido, el PSC es una dinámica de discernimiento en la que la realidad es interpelada a la luz de principios que permiten desentrañar sus causas profundas y proponer alternativas viables. Este análisis no solo busca exponer su relevancia teórica, sino evidenciar su impacto en la reconfiguración de los sistemas económicos, políticos y culturales.De la fragmentación a la reconstrucción del sentidoUno de los signos más evidentes de la crisis actual es la disolución de referentes compartidos. La sobrevaloración del individualismo, la relativización de la verdad y la pérdida de vínculos comunitarios han generado un vacío que se traduce en ansiedad social, polarización y crisis del compromiso cívico.Desde el PSC, la reconstrucción del sentido no pasa por un retorno nostálgico a modelos del pasado, sino por la capacidad de generar espacios de diálogo auténtico, donde la verdad y la libertad no sean vistas como opuestas, sino como dimensiones complementarias de la misma realidad.La educación juega aquí un papel central, pero no como mero mecanismo de transmisión de datos, sino como un proceso que debe formar criterios de juicio, estimulando el pensamiento crítico y la capacidad de reconocer en el otro a un interlocutor legítimo.Economía y ética: hacia una visión integral del trabajo y la producciónEl modelo económico dominante ha reducido el trabajo a una variable de ajuste, precarizando la existencia de millones de personas. La lógica de la rentabilidad inmediata ha dejado en segundo plano la pregunta por el significado del trabajo y su impacto en la construcción del bien común.El PSC invita a replantear el sentido de la actividad productiva, reivindicando el trabajo como una dimensión esencial de la realización humana. Esto implica:• Superar la dicotomía entre eficiencia y justicia social.• Impulsar modelos de producción que pongan en el centro la dignidad de la persona y el equilibrio ecológico.• Fomentar estructuras económicas basadas en la reciprocidad y la cooperación, en contraste con la competencia destructiva.La emergencia de iniciativas de economía solidaria, empresas con propósito social y modelos de comercio justo muestran que no se trata de una utopía, sino de un horizonte posible cuando la acción política y empresarial asume su responsabilidad ética.Poder y participación: reconstrucción de la esfera públicaLa democracia enfrenta una paradoja: mientras se multiplican los mecanismos formales de participación, crece el desencanto ciudadano y el escepticismo sobre la capacidad de las instituciones para generar cambios reales. El PSC aporta una perspectiva que va más allá de las estructuras políticas, entendiendo la participación como un proceso que se juega tanto en el ámbito institucional como en la vida cotidiana.Es necesario reconfigurar el concepto de ciudadanía, pasando de una visión pasiva centrada en el ejercicio del voto a una lógica de corresponsabilidad, donde cada persona se asuma como actor en la construcción del bien común. Esto implica:• Revitalizar el tejido asociativo y fortalecer los espacios de deliberación pública.• Combatir la corrupción no solo como fenómeno legal, sino como expresión de una cultura del privilegio.• Promover liderazgos basados en el servicio y no en la acumulación de poder.La regeneración del ámbito político no será el resultado de reformas aisladas, sino de un cambio de mentalidad que redescubra la dimensión comunitaria de la vida social.El desafío ecológico: una cuestión de justicia intergeneracionalEl deterioro del planeta no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de una cosmovisión que ha instrumentalizado la naturaleza y la ha reducido a un mero recurso explotable. El PSC introduce un cambio de perspectiva al situar la crisis ecológica dentro de una visión integral, donde el respeto por la creación es inseparable de la justicia social.El concepto de ecología integral, desarrollado en Laudato Si’, enfatiza que la degradación del medio ambiente y la exclusión de los más vulnerables son dos caras de la misma moneda. Esto nos lleva a repensar:• El modelo energético y el impacto de la extracción indiscriminada de recursos.• La cultura del descarte, que normaliza el desperdicio y la obsolescencia programada.• La ética del consumo, promoviendo estilos de vida sostenibles que no respondan solo a criterios de mercado.No basta con llamados genéricos a la responsabilidad ambiental. Es necesario impulsar estructuras normativas y económicas que hagan viable una transición hacia modelos productivos sostenibles sin que esto se convierta en una carga para las poblaciones más vulnerables.Espiritualidad y acción: la mística del compromisoUno de los riesgos en la aplicación del PSC es reducirlo a un catálogo de principios abstractos, desconectados de la vida real. Sin embargo, su verdadera fuerza radica en que no es solo un cuerpo de ideas, sino una forma de estar en el mundo.El compromiso con la justicia no puede ser sostenido solo por la indignación moral, sino que necesita una raíz profunda, una espiritualidad que lo nutra y le dé dirección. Esto se traduce en:• La capacidad de mantener la esperanza en medio de contextos adversos.• La disposición a asumir riesgos en la defensa de los más vulnerables.• La apertura al discernimiento, entendiendo que la acción social no es mera ejecución de planes, sino respuesta a una interpelación constante.El PSC, lejos de ser un esquema fijo, es una invitación a vivir la fe desde la historia concreta, reconociendo que el Evangelio tiene implicaciones radicales en la manera en que configuramos nuestras relaciones, nuestras instituciones y nuestras estructuras económicas.ConclusiónLa transformación social no ocurre por inercia ni por decretos. Requiere un cambio de mentalidad, una reorientación profunda de los valores que guían la convivencia y la organización de la sociedad. El Pensamiento Social Cristiano, en este sentido, no es un conjunto de respuestas prefabricadas, sino una herramienta crítica que permite interpretar los signos de los tiempos y generar respuestas creativas.Más que nunca, se necesita una inteligencia social capaz de articular análisis, acción y espiritualidad en un proyecto común que restituya la centralidad de la persona, impulse estructuras justas y fomente una cultura del encuentro. El desafío no es menor, pero la historia ha demostrado que las grandes transformaciones comienzan con comunidades convencidas de que otra realidad es posible.Pbro. Mauricio Rey SepúlvedaDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana

Lun 17 Mar 2025

“Edad Dorada” de los Obispos de Colombia: la misión evangelizadora no se detiene con la emeritud

Reconociendo la importancia de la misión y el legado de sabiduría y experiencia de aquellos obispos que ya no ejercen funciones de gobierno en sus diócesis tras haber alcanzado sus 75 años de edad, los días 10 y 11 de marzo, en la sede de la Conferencia Episcopal, se celebró el encuentro anual de Obispos Eméritos de Colombia.Aunque han presentado su renuncia al Papa, como lo establece el Código de Derecho Canónico, la mayoría de los 49 obispos eméritos que tiene actualmente la Iglesia colombiana siguen desempeñando un papel activo en la evangelización y vida eclesial del país.El Encuentro 2025 de los Obispos Eméritos de Colombia reunió a 24 prelados en un ambiente de fraternidad y comunión. Oraron juntos, desarrollaron actividades de análisis colectivo sobre los desafíos actuales del mundo, el país y la Iglesia, y reflexionaron sobre cómo seguir colaborando con la Conferencia Episcopal y en las diócesis desde este rol. Además, abordaron con profundidad y serenidad un tema central en esta etapa de sus vidas: la reflexión sobre la muerte como paso hacia la casa del Padre.El evento fue coordinado por el cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena, junto con monseñor Iván Antonio Marín López, arzobispo emérito de Popayán y monseñor Octavio Ruiz Arenas, arzobispo emérito de Villavicencio.Sinodalidad y espiritualidad: ejes centrales del análisisUno de los frutos más significativos del encuentro 2025 fue la reflexión en torno a la aplicación del Sínodo sobre la Sinodalidad en Colombia, espacio que fue facilitado por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y padre sinodal. Al respecto, monseñor José Octavio Ruiz Arenas explicó:“Analizamos cómo las grandes líneas trazadas por el Papa Francisco en las asambleas sinodales pueden fortalecer la comunión y la participación en nuestra Iglesia local”.Este abordaje también permitió a los obispos eméritos visualizar su rol como facilitadores del proceso de construcción de esa Iglesia sinodal, aportando su experiencia y sabiduría acumulada.Además, el encuentro profundizó en la espiritualidad a través de la última encíclica del Papa, Dilexit Nos, que aborda el amor y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.“Es fundamental entender el amor de Cristo y cómo debemos expandirlo por todo el mundo”, afirmó monseñor Ruiz Arenas, destacando que esta reflexión espiritual es un llamado a vivir y transmitir el amor de Dios en un mundo marcado por desafíos y divisiones.La “Edad Dorada”: un tiempo de misión, goce y preparación para la siguiente etapa en la casa del PadreOtro de los temas centrales del encuentro fue la reflexión en torno a la tercera edad, denominada por los obispos como la “Edad Dorada”. Monseñor Ruiz Arenas subrayó que es un tiempo para vivir con gozo y alegría, “conscientes de nuestras limitaciones, pero también de la responsabilidad de dejar un legado”, precisó.De acuerdo con el Arzobispo Emérito de Villavicencio, identificaron que ese legado se puede materializar a través de la oración, la escritura, la formación y el acompañamiento a sacerdotes, obispos y fieles, demostrando que la misión evangelizadora no se detiene con el retiro.La serena reflexión que hicieron sobre la muerte como paso hacia la eternidad reforzó su mensaje de esperanza y su convicción de que, hasta el último día, su vida está dedicada a servir a Dios y a su pueblo.Por su parte, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, resaltó la vitalidad y el entusiasmo de los obispos eméritos:“Ellos forman parte del colegio episcopal y tienen mucho que aportar a la vida de nuestra Iglesia y del país. Su testimonio y ministerio siguen siendo una luz para todos nosotros”, afirmó.Al finalizar el evento, los participantes emitieron recomendaciones para continuar fortaleciendo estos encuentros, que no solo son un enriquecimiento personal para los obispos eméritos, sino también una contribución invaluable para la Iglesia en Colombia.Además, el presidente del Episcopado expresó su gratitud a Dios por su ministerio y testimonio, “que siguen siendo luz y guía para nuestra Iglesia”, afirmó.

Jue 13 Mar 2025

¿Esperar en algo o en Alguien? Claves bíblicas para no perder la esperanza en el nuevo episodio de Diálogos en el Atrio

Este miércoles, 12 de marzo, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) lanzó el segundo episodio de su videopodcast 'Diálogos en el Atrio' en el marco de la temporada ‘Caminando en Esperanza’. En esta ocasión, el invitado especial al diálogo es el padre Francisco León Oquendo Góez, director del Departamento de Catequesis y Animación Bíblica de la CEC. El padre Oquendo habla sobre “La esperanza en la Biblia y en los Padres de la Iglesia”, a partir del artículo que escribió para el libro ‘Caminar en Esperanza’, publicado por la Conferencia Episcopal.El episodio, de 35 minutos de duración, ofrece una reflexión profunda y cercana sobre cómo la esperanza, como virtud teologal, atraviesa la Sagrada Escritura y el magisterio de los Padres de la Iglesia, iluminando la vida de los creyentes en medio de las adversidades.Entre los temas protagonistas del episodio, se destacan:La esperanza como certeza confiadaEl padre Francisco Oquendo define la esperanza desde la Biblia como una “certeza confiada”, basada en la promesa de Dios.“Todos los grandes hombres y mujeres de la Biblia vivieron animados por esta certeza que les provenía de una fuente común: la promesa de Dios”, explica.El presbítero destaca que esta promesa no se limita a lo temporal, sino que se extiende a la eternidad, lo que convierte la esperanza en una fuerza transformadora incluso en los momentos más oscuros.La esperanza en medio de la adversidadEn un contexto como el colombiano, marcado por desafíos sociales, políticos y humanos, el padre Francisco subraya que la esperanza brilla con mayor intensidad en la oscuridad.“La esperanza es una luz que brilla tanto más fuerte cuanto más oscuro es el momento que la persona o el pueblo de Dios vive”, afirma.Cita ejemplos bíblicos como el Libro de Job, donde el protagonista, a pesar de perderlo todo, nunca pierde la esperanza en Dios: “Yo sé que mi Redentor vive” (Job 19,25).Las mujeres: heroínas de la esperanza, empezando por la Virgen MaríaEl sacerdote resalta el papel de las mujeres en la Biblia como modelos de esperanza. Menciona a Rut, quien, en medio de su desesperanza, declara: “Para mí hay esperanza”; a Judit, quien salva a su pueblo confiando en que Dios es el “Salvador de los desesperados”; y a Ester, quien intercede por su pueblo con la certeza de que Dios escucha el clamor de los angustiados.Sobre la Virgen María, el padre Francisco la llama “el modelo de esperanza por excelencia”, destaca su disposición a servir como expresión máxima de su esperanza y recuerda la necesidad de seguir su ejemplo.La esperanza de los cristianos es en “Alguien”, no en algoUno de los momentos más contundentes del episodio es cuando el padre Francisco explica que la esperanza cristiana no se centra en cosas materiales, sino en alguien: Dios.“Esperar en algo es muy propio de una sociedad consumista. Nosotros esperamos en alguien, esperamos en Dios”, afirma. Citando a San Agustín, recuerda que “cuando decimos Dios, decimos toda nuestra esperanza”. Además, resalta que Jesucristo es llamado “esperanza nuestra” en el Nuevo Testamento y que los Padres de la Iglesia lo denominaron “la esperanza perfecta”.La esperanza frente al sufrimiento y la muerteEn este diálogo, el padre Francisco también profundiza sobre la relación entre el sufrimiento y la esperanza, señalando que esta última es la que da sentido al dolor. “La esperanza es la luz que muestra un rumbo en medio del sufrimiento”, expresa.Cita el Libro de las Lamentaciones, donde se lee: “Es bueno en silencio esperar en el Señor” (y el Libro de los Macabeos, donde los mártires enfrentan la muerte con la certeza de la resurrección.“Lo único que puede iluminar el sendero oscuro de la muerte es la esperanza”, reafirma el padre Oquendo.La esperanza como camino a la felicidadEl sacerdote también vincula la esperanza con la felicidad, citando el Salmo 42: “Espera en Dios, que volverás a alabarlo, salud de mi rostro, Dios mío”. Explica que la esperanza conduce a la felicidad, mientras que las “pequeñas esperanzas” o “falsas esperanzas” pueden alejarnos de ella.“Una sociedad con déficit de esperanza se está desviando del camino que nos puede llevar a la felicidad”, advierte el Director del Departamento de Catequesis y Animación Bíblica.Episodio disponible a través de Youtube y FacebookEn este segundo episodio de ‘Diálogos en el Atrio’, los espectadores podrán encontrar no solo una reflexión con enfoque bíblico y teológico muy amena, sino también herramientas prácticas para vivir la esperanza en su cotidianidad, especialmente en un contexto como el colombiano, donde esta virtud es más necesaria que nunca.El episodio está disponible en el canal de YouTube y en la página de Facebook de la Conferencia Episcopal de Colombia. Además, los interesados en profundizar en estos temas pueden adquirir el libro ‘Caminar en Esperanza’ en la librería de la Conferencia Episcopal o en las librerías San Pablo del país.Vea el episodio a continuación:

Mar 11 Mar 2025

De mínimos humanitarios a máximos en humanidad: Evangelio en operatividad

Por Pbro. Mauricio Rey Sepúlveda - En el devenir histórico del mundo, la humanidad ha transitado entre la supervivencia y la aspiración a una existencia plena. En este recorrido vital, la ética y el derecho han desempeñado un papel central en la configuración de las condiciones mínimas de dignidad que deben ser garantizadas a todas las personas humanas, especialmente en contextos de crisis y vulnerabilidad. Sin embargo, el horizonte del desarrollo humano no puede reducirse a la mera subsistencia; existe un llamado ético y teológico que nos interpela a trascender la respuesta inmediata y caritativa para construir una sociedad basada en el ejercicio de la justicia estructural y la solidaridad radical.Este llamado no es ajeno a la doctrina cristiana, la cual ha puesto en el centro de su contenido la primacía de la persona y su dignidad inherente e inviolable. En palabras del profeta Isaías:“Aprended a hacer el bien; buscad la justicia, socorred al oprimido; defended al huérfano, abogad por la viuda” (Isaías 1,17).Desde esta perspectiva, podemos identificar dos niveles de responsabilidad ética y social: los Mínimos Humanitarios, que constituyen el umbral innegociable de dignidad de toda persona humana en situaciones de emergencia, y los Máximos en Humanidad, que representan la plenitud del compromiso cristiano con la transformación del mundo. En este contexto buscamos analizar ambos niveles, integrando la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y el pensamiento social cristiano, con el fin de proponer una evangelización que no solo predique la fe, sino que la haga, con el ejercicio existencial, praxis de vida en la esfera social y política.1. Mínimos Humanitarios: La Ética de la Emergencia y la Supervivencia1.1 Fundamentos Ético-Jurídicos de los Mínimos HumanitariosEl concepto de mínimos humanitarios surge del derecho internacional humanitario y de la doctrina de los derechos humanos. Se trata de un conjunto de principios que garantizan la protección de la vida y la dignidad de las personas en situaciones de guerra, desastres naturales, crisis humanitarias y pobreza extrema.Estos principios se articulan en torno a cuatro ejes fundamentales:• Protección de la vida y la integridad personal ante cualquier tipo de amenaza o violencia.• Acceso a los bienes esenciales para la supervivencia, como agua potable, alimentos, salud y refugio.• No discriminación en la asistencia humanitaria, garantizando la atención sin distinción de raza, religión, género o condición social.• Neutralidad e imparcialidad en la ayuda, evitando su uso con fines políticos o estratégicos.Desde la perspectiva cristiana, estos mínimos no son solo exigencias jurídicas o humanitarias, sino una manifestación concreta de la misericordia de Dios en la historia, a favor de toda y cada persona humana. La enseñanza de Jesús es clara en este sentido“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis” (Mateo 25, 35).Garantizar estos mínimos es un imperativo moral ineludible. No obstante, la verdadera transformación social no puede reducirse a la contención de la emergencia pasajera o temporal. Es aquí donde la reflexión sobre los máximos en humanidad cobra relevancia en nuestro quehacer social.2. Máximos en Humanidad: Hacia una Civilización del Amor y la Justicia Social2.1 Más Allá de la Asistencia: La Promoción de una Sociedad Justa y SolidariaSi los mínimos humanitarios nos permiten garantizar la supervivencia, los máximos en humanidad nos invitan a repensar el sentido de la existencia humana en clave de justicia, fraternidad, solidaridad y desarrollo integral de la persona humana. Se trata de una propuesta que no solo responde a la urgencia inmediata, sino que busca transformar las estructuras sociales que generan exclusión y desigualdad.En este sentido, los máximos en humanidad incluyen:• Una economía basada en la solidaridad y la equidad social: No basta con paliar la pobreza, es necesario erradicar sus causas estructurales.• El acceso universal a la educación y la cultura: La ignorancia y la falta de oportunidades perpetúan la marginalidad.• El trabajo digno y con sentido: El empleo debe ser fuente de realización personal y contribución al bien común.• El fortalecimiento del tejido social y comunitario: La construcción de paz requiere comunidades organizadas y participativas.• La custodia de la Casa Común: El desarrollo humano no puede desligarse del respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad ambiental.Estos elementos encuentran su fundamento en la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente en la encíclica Fratelli Tutti, donde el Papa Francisco señala:“La caridad política es también la expresión de un amor social, capaz de construir fraternidad y justicia” (Fratelli Tutti, 180).Los máximos en humanidad no son una utopía inalcanzable, sino la encarnación y manifestación concreta del Reino de Dios en la historia humana.2.2 Evangelizar la Sociedad: Una Tarea Urgente e InaplazableEl mandato evangélico no se limita a la conversión individual; implica también la transformación de las estructuras sociales injustas. En este sentido, la evangelización de lo social debe ser asumida como una tarea ineludible de la Iglesia en medio de las realidades humanas.Para ello, se requiere:1. Una educación en la doctrina social cristiana, que forme ciudadanos comprometidos con la justicia y el bien común.2. El fomento de políticas públicas basadas en los principios de solidaridad y subsidiariedad bien comprendida y asumida.3. La creación de modelos económicos alternativos, que privilegien la cooperación sobre la competencia desmedida (economía social y sólida).4. Una Iglesia en salida, cercana a los excluidos y comprometida con su causa.La evangelización no puede quedar reducida exclusivamente a los templos; debe hacerse presente en los espacios de decisión política, en la economía, en la educación y en la cultura. Como señala la carta de Santiago: “La fe sin obras está muerta” (Santiago 2, 26).La Iglesia no puede ser neutral ante la injusticia, pues su misión es anunciar un Reino donde los pobres sean bienaventurados y los últimos sean los primeros.Amar es Comprometerse con la Justicia y la SolidaridadLos mínimos humanitarios son un deber moral irrenunciable, pero no pueden ser el punto final de nuestra responsabilidad cristiana.La verdadera evangelización no se conforma con garantizar la mera subsistencia, sino que busca transformar el mundo según los valores del Reino de Dios.El desafío que se nos presenta es claro: ¿nos quedaremos en la asistencia puntual o trabajaremos por una justicia estructural? ¿Nos conformaremos con lo mínimo o buscaremos lo máximo en humanidad?La fe auténtica no se mide tan solo por la oración, sino por su impacto en la historia. La Iglesia está llamada a ser luz y fermento en el mundo, construyendo una sociedad donde el amor, la justicia y la solidaridad no sean la excepción, sino la norma de vida.“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mateo 5, 6).Es tiempo de encarnar el Evangelio en la acción social. Porque donde hay hambre, debe haber pan y formación para cocer el mismo; donde hay injusticia, debe haber denuncia ante la vulneración y defensa de los derechos humanos; y donde hay sufrimiento, debe haber desbordamiento de la esperanza. Esta es la vocación cristiana: transformar la historia desde el amor que Dios ha puesto en cada corazón humano.Pbro. Mauricio Rey SepúlvedaDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana

Lun 10 Mar 2025

Iglesia colombiana apuesta por la formación integral y el testimonio de vida para animar las vocaciones en el Año Santo de la Esperanza

En este Año Santo 2025, la Iglesia colombiana apostará por el fortalecimiento de sus procesos de animación vocacional desde tres enfoques centrales: fomentar, cada vez más, su articulación con las demás pastorales; facilitar y motivar procesos de formación integral entre los animadores; y generar mayor conciencia de que su testimonio de vida es la principal motivación para que los jóvenes con inquietud, decidan entregar su vida a Cristo y asumir la misión de evangelización.Estas fueron las conclusiones centrales a las que llegaron las 130 personas, entre sacerdotes, religiosas y laicos, presentes en el Encuentro Nacional de Animadores de Pastoral Vocacional 2025, desarrollado del 24 al 27 de febrero bajo el lema “vive, discierne y peregrina tu vocación con esperanza”. La reunión fue convocada en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) por los departamentos de Ministerios Ordenados, Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.De los 130 participantes, 48 representaban a las arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos del país, y 45 a diferentes comunidades religiosas. Además, el encuentro contó con la compañía y animación del vicepresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Tunja, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, quien compartió herramientas muy prácticas sobre el discernimiento en general, el discernimiento espiritual y el discernimiento vocacional.Estuvo también presente el obispo de Magangué y miembro de la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados, monseñor Ariel Lascarro Tapia, quien los convocó a luchar “contra corriente” en este mundo, donde las vocaciones representan también un gran desafío para todo agente de pastoral en la Iglesia de hoy.El padre Fidel Oñoro, sacerdote eudista, también animó la reflexión y el trabajo de los participantes durante el encuentro. “Con su pasión y su amor por la Sagrada Escritura, nos hizo degustar una vez más la Palabra de Dios en torno a la figura del Buen Pastor; del pastor que acompaña y cómo el animador vocacional también está llamado a acompañar, a escuchar, a estar cerca, a animar, a perfumar, a ayudar, a descubrir ese valor de cada ser humano”, así lo explicó el padre Juan Manuel Beltrán Urrea, director de los departamentos organizadores en la CEC.Además, el padre Hernán Alzate, sacerdote jesuita, psicólogo clínico, compartió a los animadores criterios para realizar el acompañamiento personal. De acuerdo con el padre Juan Manuel, los motivó acompañar desde la responsabilidad, la reciprocidad, la apertura y el estar disponibles a dedicarle tiempo a la “pastoral del oído”, en la que tanto ha insistido el papa Francisco.“Las vocaciones no nos las inventamos. Dios es el que llama y a todos nos ha llamado. Y en este momento habrá niños, bebés que están en el vientre materno y ya Dios está soñando con ellos y los está llamando a una vocación especial. La tarea nuestra de animadores es ayudar a descubrir esas vocaciones y la principal manera de nosotros ayudar a descubrir estas vocaciones es con nuestra misma vida, con nuestro testimonio atrayendo. Porque, como diría el papa Francisco, la Iglesia no hace proselitismo, nosotros atraemos con nuestra vida y con nuestros con nuestro testimonio”, precisó el padre Beltrán.Durante el encuentro se evidenció también la necesidad de que los animadores puedan estar siempre acompañados por los demás agentes, obispos y pastorales. Además, fomentar su acceso a una formación integral que, a su vez, les permita sentirse animados y preparados para dicha misión. Según lo mencionado durante el encuentro, la apuesta debe ser por una formación que no solo implique la los aspectos intelectuales o pastorales donde conozcan técnicas de discernimiento a aplicar, sino que cobije toda la persona del animador: sus afectos y emociones.“La primera etapa en la que hay que trabajar es la formación permanente. Necesitamos que los animadores de la pastoral vocacional se sientan animados. Y ese ánimo viene del Espíritu Santo y viene de las mediaciones que él pone y de las oportunidades de seguir creciendo en formación de aquí”, precisó el padre Juan Manuel.Precisamente, sobre esas posibilidades de formación, el padre Beltrán refirió que en las próximas semanas, desde ese departamento en el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano se ofrecerá un Diplomado en Pastoral Vocacional.Durante el encuentro también se vivió un momento muy especial de Jubileo. Los participantes peregrinaron juntos hasta el Santuario de Nuestra Señora de la Peña, Patrona de Las Vocaciones. Allí celebraron la Eucaristía presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, quien también motivó esta misión.Al cierre del evento y a propósito de este Año Santo de la Esperanza, uno de los participantes, el padre Jorge Andrés Zuluaga Mazo, delegado de la Diócesis de Santa Rosa de Osos, destacó el protagonismo de las vocaciones en la Iglesia, no desde una ilusión, sino desde una esperanza viva. Afirmó que “las vocaciones son la esperanza de la Iglesia…El nombre de la fe, el nombre de los jóvenes es el nombre de la esperanza en la Iglesia”.Conozca más detalles y vea los momentos más destacados, a través del informe audiovosual del evento: