Pasar al contenido principal

Iglesia

Vie 17 Jul 2020

Comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal de Colombia

Comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal de Colombia [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Vie 17 Jul 2020

La otra mejilla

Por: Mons. Pedro Mercado Cepeda - Creo que el sector religioso en Colombia está llamado a dar ejemplo en este difícil momento que como Nación afróntamos. Hemos de practicar lo que predicamos: la vida es sagrada y debe estar por encima de cualquier interés. Ahora bien, dado que nuestra Constitución consagra el derecho de libertad religiosa que, como todo derecho fundamental, puede ser restringido sólo por motivos de particular gravedad, las autoridades nacionales y locales deben entender que la cuestión de la apertura de los templos no debería equipararse con la de otros espacios o servicios, como restaurantes, bares y discotecas. El tema del culto requiere un trato y un razonamiento diferenciados en razón de su naturaleza y finalidad. Es comprensible que, ante el crecimiento de la pandemia en Bogotá, el culto público pueda permanecer restringido en la capital todavía por un tiempo. Hay que evitar poténciales focos de contagio. Y el sector religioso comparte con las autoridades, incluida la alcaldesa de Bogotá, la preocupación por la salud de todos los colombianos. Hemos por ello acatado y apoyado todas las medidas de prevención, incluso con el dolor que para nosotros representa no poder brindar personalmente a nuestros fieles la ayuda espiritual que, ahora más que nunca, necesitan. No hemos nunca dicho que los templos deban abrirse hoy o mañana. Somos conscientes de la gravedad de la situación. No obstante, es también necesario reconocer que es factible establecer medidas para facilitar una apertura gradual, controlada y segura de los lugares de culto. En efecto, nuestros protocolos de bioseguridad, redactados con el acompañamiento del Ministerio de Salud, son más estrictos que los aprobados para otros espacios -esos sí muy concurridos- que ya han abierto sus puertas, aunque con algunas restricciones, en la ciudad de Bogotá y en nuestro país. Por eso, ha dolido enormemente a los líderes religiosos, ejemplares en el apoyo que han brindado a las medidas de prevención asumidas por el Gobierno y por la misma alcaldesa de Bogotá, el lenguaje agresivo y discriminatorio utilizado recientemente en su contra por la mandataria de los bogotanos. Lenguaje lamentable, injustificable e inexacto, carente de empatía, producto de la pasión más que de la razón. Esperamos una rectificación de su parte. Pero, a pesar de la ofensa, ponemos la otra mejilla como nos enseñó Jesús, invitándola a un diálogo abierto y sincero, sin prejuicios de parte y parte. Pensar distinto no nos hace enemigos. Y no es hora de orgullos heridos y mezquindades, Colombia nos necesita unidos y trabajando juntos. Pero, atención, el tema no es sólo de “lenguaje”. En el fondo, se trata de una cuestión de democracia, derechos y libertades que va más allá del caso puntual de la alcaldesa y sus destempladas declaraciones. Un debate debe darse: en circunstancias de grave crisis, cuáles son los límites de nuestros gobernantes para ejercer sus funciones y extraordinarias atribuciones. Veo con preocupación que algunas autoridades, no sólo locales, han asumido posturas "mesiánicas” y “paternalistas” que hacia el inminente futuro pueden degenerar en peligrosas formas de autoritarismo. Hoy, en Colombia, el Congreso se reúne virtualmente, los ciudadanos no pueden protestar, tienen movilidad restringida y no pueden congregarse para orar. Grave situación que no puede ser mantenida indefinidamente. El sector religioso y académico deben estar atentos a esta preocupante realidad que limita nuestras libertades y derechos. El debate hay que darlo, tomando desde ahora precauciones y medidas correctivas, para evitar que a la mortal pandemia del covid pueda sobrevenir una tragedia todavía peor, la del tentador “populismo” y el recurrente “caudillismo” que ha plagado de sangre y muerte nuestra historia. Que el covid no termine por infectar la democracia. Mons. Pedro Fernando. Mercado Cepeda Presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá

Vie 17 Jul 2020

CCN dio inicio a diplomado en cultura de reconciliación y paz

Con un acto de apertura virtual transmitido a través de Facebook, el pasado miércoles 15 de julio, la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) en representación de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), la Diócesis de Yopal y la Diócesis de Sincelejo, dieron inicio al primer “Diplomado en herramientas para la construcción de una cultura de reconciliación y paz territorial” que avala la Universidad Santo Tomás y que financia la Embajada de Noruega, en el marco de la actual iniciativa de la CCN que busca aportar a la construcción de cultura de paz en diferentes regiones del país. En la primera parte del espacio, que reunió a cerca de 80 personas mediante la plataforma zoom y que hasta la fecha ha sido visualizado por más de 1.500 cibernautas gracias a la transmisión, participaron monseñor Elkin Álvarez Botero, secretario general de la CEC y miembro de la Comisión de Conciliación; monseñor Edgar Aristizábal Quintero, Obispo de Yopal; monseñor José Clavijo Méndez, Obispo de Sincelejo; y el padre Darío Echeverri, secretario general de la CCN. El mensaje de apertura estuvo a cargo de monseñor Edgar Aristizábal, quien evocó la séptima bienaventuranza “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece” (Mateo 5:9). El prelado afirmó que este es un trabajo que realiza cada día la Iglesia Católica y llamó la atención sobre la necesidad de que todos en Colombia trabajemos por esta misma causa “para superar los elevados niveles de violencia y demás situaciones que afectan la convivencia; para acompañar a tantos hermanos víctimas del conflicto armado y de tantas otras pandemias que hoy sufre el mundo”. Por su parte, monseñor Álvarez, también obispo auxiliar de Medellín, hizo referencia a lo vivido durante la reciente Asamblea Plenaria del Episcopado, que se llevó a cabo en días pasados por primera vez de manera virtual. El prelado afirmó: “pudimos compartir la realidad de las regiones y el común denominador sigue siendo la violencia que se ha recrudecido desde muchos factores”. Por esta razón, y por tratarse de un espacio para facilitar herramientas, insumos y motivaciones para formar servidores de la reconciliación y de la paz destacó la utilidad del diplomado; así como la importancia de desarrollarlo con enfoque territorial “porque debemos estar convencidos de que la implantación de una cultura de reconciliación y paz nace del trabajo en las regiones, de la respuesta a los desafíos específicos en esta materia, desde la realidad propia de la cada una de las zonas de nuestro país”. Por su parte, sobre el rol de la Comisión de Conciliación, el padre Darío Echeverri afirmó que la coyuntura que vivimos por cuenta de la pandemia del Covid-19 “no ha sido capaz de frenar nuestro impulso por intentar dar nuestro aporte a la construcción de una Colombia distinta, reconciliada y en paz”. El sacerdote agregó que este trabajo, que se estará desarrollando con 15 regiones del país, es “un aporte pequeño pero significativo frente al gran desafío que nos plantea esta nación cargada de odios, de violencia y de dolor”. Adriana Marcela Duque, agente de pastoral de la diócesis de Yopal invitada al diplomado, agradeció la oportunidad de participar, y sobre el tema y compromiso a asumir afirmó: “muchos individuos pensamos que la solución está en cabeza de los gobiernos y de los líderes (…) Sin embargo, cuando entendemos y descubrimos que hacemos parte de un gran engranaje y que somos una pieza importante en ese engranaje, y permitimos que la luz de la paz encienda nuestro corazón, podemos hacer que otros también enciendan esa luz (…) Es ahí cuando podemos ser agentes de cambio social”. Jorge García, quien se desempeña como defensor de Derechos Humanos en el departamento de Sucre y hace parte del grupo convocado por la diócesis de Sincelejo para este proceso, afirmó que a través del diplomado pueden continuar acompañando y dejando capacidades en su región para que estas formen parte de su cultura. Agregó: “tengo la certeza que una vez finalizado el diplomado y se inicien la fase de réplicas de la cual somos parte fundamental, abriremos un camino seguro que nos llevará a la construcción de paz en nuestros territorios”. Además de las cerca de 70 personas que ya iniciaron este primer proceso de encuentro y formación virtual, entre ellas, líderes sociales y comunitarios, defensores de derechos humanos y agentes pastorales de los departamentos de Casanare y Sucre; se conectaron con esta sesión inaugural en calidad de invitados especiales al acto: Monika Lauer Pérez, responsable de proyectos de Colombia/KZE de Adveniat; Ulrike Hemmerling, coordinadora el programa Servicio Civil para la Paz de Agiamondo; y la Dra. Socorro Ramírez, la Dra. Consuelo Corredor, el Dr. Juan Mayr y el General Retirado del Ejército, Juan Salcedo Mora, todos miembros de la Comisión de Conciliación Nacional. Una vez finalizado el acto oficial de apertura, el psicólogo Diego Lerma, especialista en Derechos Humanos, quien hace parte de la Secretaría Técnica de la Comisión de Conciliación y es uno de los facilitadores de este diplomado, dio inicio a la primera sesión pedagógica del proceso, con un módulo sobre reconstrucción de memoria histórica. Fuente: Oficina de comunicaciones de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN)

Jue 16 Jul 2020

En tiempo de pandemia, la vida religiosa acompaña a las familias

Atendiendo los grandes retos de convivencia que afronta la familia y las comunidades en este tiempo de pandemia, la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC) , a través de la Comisión de Justicia y Paz, con el apoyo de Pax Christi y de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), se darán a la tarea de orientar, con un ciclo de conferencias virtuales, el tema de la relación afectiva que se vive al interior de estos entornos. "Los tiempos que vivimos representan un reto para la convivencia, ya que además de la amenaza del COVID19, las condiciones de restricción de movilidad y de confinamiento posibilitan permanecer más tiempo juntos en familia. Ese “estar juntos” puede ser ocasión para que se manifiesten violencias latentes en el tejido familiar, pero, también una oportunidad para reforzar los tejidos relacionales y de cuidado de los unos a los otros", expresa un comunicado emitido por las instituciones organizadoras. Estos encuentros virtuales, que hacen parte del trabajo de acompañamiento que la vida religiosa hace a los colombianos, ayudarán a afrontar y aceptar este tiempo difícil que atraviesa el mundo de una manera más amigable; así también servirán para brindar elementos que aporten a un reencuentro con la familia y a los ambientes en que nos movemos. En este contexto, se adelantarán cuatro conferencias que estarán soportadas a través de la plataforma virtual Meet (https://meet.google.com/hds-qrvs-gay), la primera inicia este 22 de julio de 4:00 a 5:30 p.m. y contará con la ayuda de profesionales en los saberes de: resolución de conflictos personales y familiares; fármaco-dependencia; y promoción de salud y desarrollo humano. Ellas son las psicólogas Carolina Vanegas y Claudia Patricia Siabato, y la pedagoga Claudia Yulieth León. Los conversatorios se realizarán los miércoles 22 y 29 de Julio y 5 y 12 de agosto de 4:00 a 5:30 p.m. los interesados en participar lo podrán hacer ingresando al formulario de inscripción: https://forms.gle/rCasDoFQYse6MpLB7 para mayor información pueden comunicarse al correo electrónico justypazcrc@gmail.com [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mié 15 Jul 2020

Obispo de Riohacha invita a celebrar fiesta de la virgen del Carmen en familia

A un día de la fiesta litúrgica más querida por los guajiros, en honor a la Madre del Monte de Carmelo, el obispo de esta diócesis, monseñor Francisco Ceballos Escobar, exhortó a vivir este momento mariano con todas las precauciones que exige las circunstancia actuales a cuenta de la pandemia. "Con mucha insistencia la Iglesia: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, han invitado durante este tiempo a los creyentes a vivir la fe desde casa, allí en el seno de sus familias. De igual modo, quisiera unirme a esta insistencia como pastor de esta Iglesia Particular", afirmó el obispo. En un comunicado marcado por ocho items, el prelado ofreció algunas indicaciones, que sin duda permitirán orientar el trabajo de los sacerdotes, religiosos (as) y la vivencia de los fieles en la fiesta de la Virgen del Carmen. Recordó que sólo se podrá celebrar eucaristías en aquellos municipios autorizados por la autoridad civil, por lo que hizo un llamado a los sacerdotes para que velen por el cuidado de los fieles, acogiendo con responsabilidad todos los protocolos de bioseguridad exigidos por las autoridades de salud. Así mismo, dijo que en esta ocasión no se podrán realizar en las comunidades, rancherías, casas, sectores, terminales de transporte, las eucaristías, procesiones o bautizos, que para esta fecha por tradición se realizaban. Animó a los sacerdotes a dar uso de las herramientas tecnológicas con el fin de evangelizar en este tiempo de calamidad: "por eso motivo a los sacerdotes a no escatimar esfuerzos en este sentido para llevar el mensaje del Evangelio, especialmente en el día que celebramos a la Virgen del Carmen, de modo que la multitud de devotos que esta advocación arrastra pueda vivir y celebrar su fe desde casa". Por otra parte, agradeció la labor que por este tiempo viene desarrollando los sacerdotes, religiosas, Gobierno Departamental, las alcaldías, las autoridades militares y de policía, padres de familia y de manera especial el grupo de especialistas de la salud, poniendo todos sus esfuerzos por detener la propagación del coronavirus en esta región del país. Finalmente, pidió sacar provecho de esta importante celebración mariana como una oportunidad "que nos ofrece el Señor en medio de la pandemia para demostrar nuestro sincero amor y devoción a la Virgen del Carmen, purificando nuestras prácticas de piedad popular y con intención de convertirnos de todo corazón a Jesucristo, imitando las virtudes y hazañas de María". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mié 15 Jul 2020

Iglesia en Tunja presta atención y formación a población más vulnerable

La Arquidiócesis de Tunja sigue trabajando a favor de las familias más vulnerables de la ciudad y municipios aledaños. Desde hace aproximadamente 10 años esta jurisdicción eclesiástica, a través de la Pastoral Social Arquidiocesana, ha entregado alimentos a 320 hogares urbanos y rurales por medio de las parroquias, también se les ha brindado formación humana y espiritual, se atiende a la población migrante venezolana y se trabaja en la formación y fortalecimiento de los Comités de Pastoral Social. “Las acciones del Banco de Alimentos se han intensificado con motivo de la pandemia. Desde el 20 de marzo se ha venido entregando alimentos por parroquias y sectores llegando a los más vulnerables, esto es gracias a personas e instituciones que han estado colaborando, como el Banco de Alimentos de Bogotá y empresas como Éxito, Pony Malta, Postobón, Mac Pollo y demás”, asegura el padre Marco Antonio Gil Jerez, director de la Pastoral Social Arquidiocesana de Tunja y del Banco de Alimentos. Para todo este proceso, los beneficiarios deben primero llenar una encuesta en donde suministran datos personales e información familiar, es decir, cuántas personas tienen a cargo, cuántos son niños o adultos mayores, estrato socio económico, entre otros; posteriormente, se realizan grupos en donde se les está brindando formación en bioseguridad para que las personas puedan aprender técnicas de autocuidado que eviten el contagio del virus Covid-19 y se les entrega tanto ayuda alimenticia, como semillas para que elaboren sus huertas caseras y puedan autoabastecerse. Para el padre Marco Gil “el objetivo es poner en práctica la caridad y la solidaridad, sirviendo a Cristo, llegar entre los pobres a los más pobres. Es difícil porque hay muchas personas que piden en todas partes sin necesitarlo, por eso llegamos a través de los párrocos, ellos conocen sus comunidades y saben quiénes lo necesitan”. Para que estas actividades se puedan llevar a cabo han participado los colabores de la Pastoral Social y el Banco de Alimentos, que, debido a las circunstancias, son entre dos y tres personas, ya que la Arquidiócesis respeta las medidas de aislamiento preventivo decretadas por el Gobierno Nacional y Local. Asimismo, los integrantes de los Comités de Pastoral Social apoyan a los párrocos en la organización y entrega de mercados. “Es importante resaltar también la labor del arzobispo Gabriel Ángel Villa, él llegó cuando iniciaba la emergencia sanitaria y le ha hecho frente a la situación, con el Banco de Alimentos de Medellín nos ayudó y recibimos unas seis toneladas de alimentos, él está muy atento a lo que se está realizando desde la Pastoral Social en este tiempo de pandemia”, comentó el padre Marco Gil. El acompañamiento espiritual se está haciendo cuando se visita a los grupos de personas que recibirán la ayuda, primero se realiza una oración y se les invita a ser parte de la celebración de la Santa Eucaristía por medio de plataformas digitales. Asimismo, se les motiva a participar en la preparación de las fiestas de la Virgen del Carmen y de Santiago Apóstol patrono de Tunja. A través de una emisora, el padre Marco Gil llega a los sectores rurales con una oración y reflexión, también les da ánimo y fe a las personas que se han visto afectadas por la situación de la pandemia. “En Dios todo lo podemos y necesitamos creer, pero también actuar, en estos momentos coyunturales de la historia humana, necesitamos poner nuestra esperanza y confianza en Dios. También debemos mantener todos los cuidados y protocolos de bioseguridad, así saldremos triunfantes de esta pandemia”. Fuente: Of. comunicaciones del Secretariado Nacional de Pastoral Social

Mar 14 Jul 2020

Caridad, cuidado, esperanza

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - El momento que vivimos es un momento complejo, que exige de todos nosotros reflexión y análisis.Con la difusión del virus COVID-19 se han suscitado muchos cambios y necesitamos reflexionar y profundizar en elementos importantes de nuestra vida, quiero con los queridos lectores de LA VERDAD, entrar en algunos de ellos. Caridad:Los tiempos difíciles que vivimos han revelado la fragilidad de la humanidad, pero han servido para que reconozcamos los valores que nos distinguen y la grandeza de la fe que nos sostiene.La Iglesia Católica, como lo ha hecho a lo largo de los siglos ha mostrado su mejor rostro en la vivencia de la caridad.En efecto, hemos reconocido que es justamente en estos tiempos cuando se revela de modo singular toda la grandeza humana que nos regala la fe, la que nos motiva a compartir, a ser generosos, a reconocernos en el hermano y a generar todas las posibilidades para poder vivir la solidaridad con un espíritu verdaderamente fraternal, con un espíritu de caridad.El balance de nuestra caridad, el trabajo de muchos laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, la generosidad de los benefactores, tiene que crecer. Quiero que pensemos en todas las iniciativas que se han desarrollado para podernos ayudar, para podernos acompañar, para sentir la gracia de la fe y la alegría de ser comunidad. No ha faltado la Palabra Divina, predicada y anunciada con gozo, no ha faltado la celebración de la fe, recurriendo a tantos y tan valiosos medios de comunicación: La Emisora Vox Dei y el Periódico La Verdad, los modernos medios de transmisión en las redes sociales, y no ha faltado la oportuna y bendecida oportunidad de asistir a los necesitados, de estar cerca del que sufre.Vivamos lo que nos resta de esta situación tan compleja que ha generado la pandemia del CORONAVIRUS con la convicción profunda que nos da la fe, con la fraternidad iluminada por la caridad, con la gozosa disponibilidad para compartir con amor. El cuidado: En latín cuidar se dice curar. Sí, cuidarnos es curarnos, acompañarnos fraternalmente, servirnos mutuamente con responsabilidad y alegría. Cuidarnos se volvió un imperativo social, un compromiso que nos exige las más firmes actitudes, que nos pide agotar todos los esfuerzos para que el hermano, el vecino, el amigo, el que no conocemos, sea objeto de nuestra atención y de nuestro cuidado.Tenemos que pensar en el bien de los otros, que es nuestro bien y hace parte de nuestro cuidado. Por eso es preciso conocer y acatar las disposiciones, incluso en las mismas exigencias que se piden para poder reabrir el culto y nuestras Iglesias, Capillas y Oratorios, hay una llamada que procede del mismo Dios, el que nos invita a actitudes de solidaridad iluminadas por la fe, el que nos pide asistir con amor a los enfermos y a los necesitados, el que nos pide que en todo momento hagamos el bien y vivamos todo lo bueno:Dice San Pablo“ Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; pónganlo en práctica”(Filipenses 4, 8). Es allí donde debemos inspirarnos para vivir con responsabilidad todo lo que se nos pida para nuestro bien, todo lo que se nos requiera inspirado en el bien común. Que ninguno desacate las recomendaciones y disposiciones que se nos pidan para fomentar el cuidado y la responsabilidad de defender la vida de los demás y la vida propia. Por eso hay que acatar todas las normas que se nos pidan, ser rigurosísimos en el aseo de las casas, lugares de trabajo, espacios personales y comunes, no poner en riesgo la vida y la salud propia y ajena. Cuando se pueda reabrir el culto divino (rápidamente con la ayuda de Dios), pienso que la observancia de los cuidados debe convertirse para nosotros en un acto de fe: Cuido, me cuido, los cuido porque somos hermanos, porque somos hijos del mismo Dios, porque el otro es reflejo de mi vida, porque en los que nos rodean Dios nos habla, nos ama, nos reclama fraternidad: Vamos a “curarnos”, es decir, vamos a cuidarnos como un acto de fe y de amor. Tiempo de esperanza:En estos tiempos no faltan profetas del desconsuelo y abundan los interpretes trágicos de las cosas, los que leen los sucesos y miran en ellos castigos y reprensiones divinas. No se nos olvide que nuestra fe nos anuncia un Dios misericordioso y justo, que ama y que quiere nuestro bien, que no destruye su obra, sino que la quiere llevar a su plenitud. Hemos de ser anunciadores de la esperanza, personas que, inspiradas con la luz del Evangelio, propongan, prediquen, anuncien y celebren el amor de Dios y su bendición, que seamos los alegres profetas de la vida, de la verdad, de la misericordia, que no nos encerremos en el egoísmo, que nos ayudemos mutuamente a vencer la desesperación y la angustia de estos tiempos complejos con la fuerza de la fe y con la luz de Dios. Vendrán momentos difíciles, faltará empleo, dinero, alimentos, pero en medio de las dificultades Dios nos ayudará y nos acompañará y fortalecerá a sus hijos. Dios recompensará a esta ciudad y Diócesis por su trabajo a favor de los pobres y necesitados. Nos ayude la Virgen Santísima a quien celebrábamos en su misterio y presencia en Chiquinquirá. Nuestra querida Virgen del Rosario, la ‘Kacika’ es madre que cuida y bendice su familia. Nos ayude San José, él que cuidó de tal modo la Sagrada Familia, que se convirtió para todos en promesa de celestial protección. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mar 14 Jul 2020

El hombre debe mantenerse expectante y vigilante para no permitir que el mal corrompa su vida

DECIMOSEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Primera lectura: Sb 12,13.16-19 Salmo: 86(85),5-6.9-10.15-16a (R. 5a) Segunda lectura: Rm 8,26-27 Evangelio: Mt 13,24-43 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Dios nos enseña la necesidad de ser pacientes para saber esperar el momento oportuno de su intervención. • El juicio y la sentencia únicamente le corresponden a Dios como creador y dueño de todo. • El hombre debe mantenerse expectante y vigilante para no permitir que el mal corrompa su vida. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el evangelio, la parábola del trigo y la cizaña nos hace entrar en dinámica de la paciencia de Dios que espera hasta el momento final, muy distinta de la impaciencia del hombre que quiere intervenir por su cuenta en el proceso de crecimiento del trigo y la cizaña que germinan a la par. El relato nos muestra la preocupación del hombre por el problema del mal en el mundo reflejado en la presencia de la cizaña en medio del trigo, por eso, el hombre quiere que Dios intervenga en ese mismo momento antes de la siega; sin embargo, Cristo les enseña a sus discípulos que deben ser pacientes y esperar hasta el momento de la cosecha cuando se terminará el tiempo del mal, pues la cizaña terminará perdiéndose en el fuego. El ser humano tiene la tendencia a actuar precipitada y aceleradamente buscando soluciones inmediatas y en la parábola Dios nos enseña la necesidad de la prudencia para saber esperar el momento oportuno para actuar. Dios es paciente y sabe esperar al hombre concediéndole un tiempo propicio para que cambie de conducta. El mal no triunfa definitivamente pues la victoria es de Dios. El libro de la sabiduría, por su parte, nos enseña que la justicia solo le corresponde a Dios, por eso, delante a los cananeos, se ha adoptado una actitud severa frente a sus crímenes, pero también está la misericordia que sabe esperar hasta el momento final. Igualmente, en la parábola del trigo y la cizaña, se advierte que el momento de la siega, será el momento del juicio cuando se separará el trigo de la cizaña, es decir, allí se apartará el bien del mal. Muchas veces caemos en la tentación de separar por nuestra cuenta lo bueno de lo malo y olvidamos que esto solo le corresponde a Dios en el momento final, cuando su Voluntad así lo determine. La cizaña tiene un aspecto de cierta semejanza al del trigo pero es algo engañoso y con ello se nos plantea la necesidad del discernimiento para saber distinguir el bien del mal, ya que ambos deben coexistir unidos hasta el día del juicio cuando saldrá a la luz tanto lo que sirve y se almacena -el trigo-, como lo que se descarta para ser quemado -la cizaña-; antes de ese momento final es muy difícil pretender separarlos, ya que como aclara la parábola, se podría estropear el trigo y echarlo a perder. Por esta razón no nos corresponde a nosotros aplicar justicia por nuestros medios, ya que esto es tarea única y exclusiva del dueño de la siembra -El Padre Creador-. La necesidad de la vigilancia es un detalle relevante de la parábola, pues es durante la noche, mientras se duerme, cuando hay oscuridad y el mal puede actuar con mayor libertad sin ser descubierto, el enemigo siembra la cizaña en el mismo campo donde se ha plantado el trigo. Esto indica que el discípulo del Señor no puede descuidarse ni un momento porque el enemigo está al acecho en espera de la oportunidad de que el hombre duerma para sembrar el mal en el campo del bien -La cizaña en el campo del trigo-. La vigilancia es la actitud propia de aquel que se mantiene atento y expectante en actitud de defensa frente a los ataques del mal para prevenir que el maligno entre a hacer estragos en el campo de la siembra. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? ¿Qué tan paciente eres? Buscas soluciones inmediatas, te tomas un tiempo para analizar los diversos acontecimientos de la vida. ¿Quieres solucionar las dificultades precipitadamente? La parábola nos enseña que hay un tiempo oportuno para todas las cosas. Los resultados no son al instante, la crisis generada por los problemas nos debe enseñar a saber tomar distancia para pensar y buscar el momento oportuno para actuar. La presencia del mal en el mundo no debe acelerar nuestro modo de actuar, todo lo contrario, nos debe llevar a la prudencia para saber actuar sin dejarnos contaminar por él sabiendo que el bien, finalmente, triunfará en el momento final. A nosotros no nos corresponde emitir juicios ni pretender hacer justicia por nuestros propios medios, pues, aunque el mal esté presente en el mundo en medio del bien, nosotros debemos saber esperar el tiempo de Dios que es el único que puede hacer justicia de modo equitativo. Nuestra justicia se queda corta porque nuestros juicios son razonamientos humanos muy distintos de los que emite Dios. Aunque a veces veamos que aparentemente el mal triunfa no es así, pues Dios al final separará el bien del mal y, a quien ha permanecido fiel hasta el final, dará el premio prometido a los fieles servidores. El discípulo del Señor debe caracterizarse por la vigilancia a ejemplo del centinela que no duerme para no dejar que el mal haga estragos en medio del trigo. La vigilancia exige constancia pues si analizamos la parábola el enemigo no duerme y está esperando el momento para poder atacar. Solamente quien permanezca en vigilia sabiendo esperar con paciencia y prudencia no dará ocasión para que el mal se introduzca en el campo de su corazón. A propósito de esta vigilancia, es bueno recordar las palabras de San Juan Crisóstomo en una de sus homilías: “El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con el error, revestido éste con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir fácilmente a los que se dejan engañar. Por eso el Señor sólo habla de la cizaña porque esta planta se parece al trigo. Seguidamente indica cómo lo hace para engañar: «mientras la gente dormía». Por ahí se ve el grave peligro que corren los jefes, sobre todo aquellos a quienes les ha sido confiada la guarda del campo; por otra parte, ese peligro no amenaza sólo a los jefes, sino también a los subordinados. Esto mismo nos enseña que el error viene después de la verdad… Cristo nos dice todo esto para enseñarnos a no dormirnos…, de ahí la necesidad de la vigilancia de un guardia. Y también nos dice: «El que persevere hasta el final, se salvará» (Mt 10,22)” Por eso, hemos de pedir al Señor la perseverancia y la vigilancia en todo momento para no dar ocasión al mal. Recordemos aquí para el caso, las palabras del Papa Francisco en el Ángelus del domingo 20 de julio de 2014: “La enseñanza de la parábola es doble. Ante todo, dice que el mal que hay en el mundo no proviene de Dios, sino de su enemigo, el Maligno. Es curioso, el maligno va de noche a sembrar la cizaña, en la oscuridad, en la confusión; él va donde no hay luz para sembrar la cizaña. Este enemigo es astuto: ha sembrado el mal en medio del bien, de tal modo que es imposible a nosotros hombres separarlos claramente; pero Dios, al final, podrá hacerlo. Y aquí pasamos al segundo tema: la contraposición entre la impaciencia de los servidores y la paciente espera del propietario del campo, que representa a Dios. Nosotros, a veces, tenemos una gran prisa por juzgar, clasificar, poner de este lado a los buenos y del otro a los malos...” Nos corresponde asumir las actitudes de la paciencia, la prudencia en los juicios y la vigilancia hasta el final. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hoy Señor acudimos a ti para pedirte que no nos saques del mundo, sino que nos libres del mal. Necesitamos aprender a vivir en el mundo en medio del mal sin dejar contaminar nuestro corazón para llevar el bien a todos los lugares donde vayamos. Queremos ser esos discípulos que aprenden la paciencia para saber esperar, la prudencia para saber actuar, sin precipitarnos a decisiones equivocadas y la vigilancia para mantenernos firmes hasta el final. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos como pueblo de Dios para escuchar su Palabra y alimentarnos del Cuerpo y Sangre de Cristo que nos dan la fuerza necesaria para peregrinar en medio del mundo, descubriendo todo lo bueno que nuestro Padre nos concede. Participemos con alegría de esta celebración dominical. Monición a la Liturgia de la Palabra Al igual que la cizaña crece en medio del trigo, del mismo modo el mal entremezclado con el bien. Así se nos explica la presencia misteriosa del mal en el mundo, pero al final Dios, como el sembrador, llegará para el día de la cosecha y el mal será aniquilado para siempre. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: A Dios que es paciente y misericordioso, elevemos nuestra súplica confiadamente diciendo: R. Dueño de la cosecha, escúchanos 1. Padre omnipotente, acompaña con la fuerza del Espíritu Santo al Papa y los ministros consagrados para que, anunciando el Evangelio y extendiendo el Reino de Dios, sean fieles al ministerio que se les ha confiado. 2. Padre eterno, asiste con sabiduría a los gobernantes para que legislen con justicia y equidad a los pueblos que les han sido encomendados. 3. Padre misericordioso, socorre con tu protección a los más débiles y desfavorecidos en este tiempo de pandemia, para que nuestra caridad con ellos sea viva y operante. 4. Padre bondadoso, auxilia con tu gracia a todos los alejados de la fe y que andan por la senda del mal, para que se conviertan de su conducta y se abran al mensaje del Evangelio. 5. Padre amable, protege con tu providencia a todas las familias para que vivan en la unidad, el respeto y el amor. Oración conclusiva Padre Santo que eres compasivo y misericordioso, acoge la súplica ferviente que te dirigen tus hijos en oración. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén