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Iglesia

Vie 3 Feb 2017

Iglesia celebra liberación de Odín Sánchez secuestrado por el ELN

Al celebrar la liberación de Odín Sánchez Montes de Oca, secuestrado por el ELN, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, dijo que nada justifica el secuestro y lo calificó como un acto delincuencial. Monseñor Castro invitó al grupo del ELN para que antes de iniciar los diálogos formales con el Gobierno, estos desistan de seguir con el secuestro y hagan un acuerdo como se realizó con las Farc. “Yo creo que el ELN podría hacer lo mismo que se hizo con el grupo de las Farc, porque de lo contrario va a ser un lío, cada rato se van a frenar las negociaciones y seguirán los secuestros”, resaltó el prelado. Cabe recordar que la Iglesia estará paralelamente en la mesa de negociación entre el Gobierno y el ELN como facilitadora, ofreciendo su consejo oportuno, acompañando sobre todo en los temas humanitarios que es uno de los puntos que tendrá prioridad en la agenda de los diálogos.

Vie 3 Feb 2017

Obispos de Antioquia y Chocó hablan de la implementación del Acuerdo de Paz

Obispos de las zonas de Antioquia y Chocó sostuvieron un diálogo con una delegación de las FARC-EP, encabezada por Félix Antonio Muñoz, alias 'Pastor Alape', para hablar de avances y dificultades en el proceso de implementación del Acuerdo de Paz con este grupo. Luego de un análisis del estado actual de la implementación del Acuerdo de Paz por parte de la Delegación de las FARC-EP, los representantes de las diferentes jurisdicciones expusieron el contexto local, haciendo énfasis en la identificación de los principales desafíos que se vienen presentando. Igualmente, transmitieron el temor de algunas comunidades en torno a temáticas como el surgimiento de nuevos grupos violentos, la compra de tierras por parte de allegados a las FARC-EP y las garantías de seguridad. En otro momento se habló del rol de la Iglesia en el proceso de implementación de los Acuerdos. Monseñor Jorge Alberto Ossa, obispo de la diócesis de Santa Rosa de Osos, dijo que los representantes de la Iglesia católica “expresamos el deseo de comprometernos siempre con la reconciliación, con la paz, con el hombre, con las comunidades”, - continuó- “creemos en la misericordia de Dios, porque somos hombres de fe y sabemos que Dios vino a reconciliar al mundo consigo, a los hombres y a reconciliarnos con nosotros”. El objetivo de esta reunión con algunos miembros de las FARC-EP, que contó además con el acompañamiento del especialista Jesús Flores de la Fundación Universitaria Claretiana y el secretario general de la Comisión de Conciliación Nacional, padre Darío Echeverri Gonzalez, fue el de identificar las posibles acciones que la Pastoral Social puede realizar para hacer un acompañamiento al proceso de reintegración social, económica y política de las FARC-EP, de tal manera que contribuya a mejorar el bienestar de las comunidades locales y lleve a la reconciliación. La reunión que se adelantó en la sede de la Conferencia Episcopal el pasado 25 de enero, asistieron Monseñor Juan Carlo Barreto, obispo de Quibdó, Monseñor Hugo Torres Marín, obispo de Apartadó, Monseñor Jorge Alberto Ossa, obispo de Santa Rosa de Osos; un representante de la diócesis de Istmina-Tadó, además de los directores de la Pastoral Social de estas Jurisdicciones.

Lun 30 Ene 2017

¿Cómo combatir la “hemorragia” que debilita la vida consagrada?

El Papa Francisco alertó sobre los factores que ponen en peligro la vida consagrada y señaló que estas en la actualidad sufren una “hemorragia” Durante el encuentro que el Papa Francisco sostuvo con los participantes de las Congregaciones para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el Pontífice propuso algunas medidas para hacerle frente a este tema. A este respecto indicó dos posibilidades. Algunos que lo dejan por un acto de coherencia al notar que no tuvieron nunca vocación y otros en quienes el paso del tiempo disminuyó la fidelidad. Y aquí, ¿qué sucedió?, se preguntó el pontífice. Son muchos los factores –precisó– que condicionan la fidelidad en este que es un cambio de época y no solo una época de cambio, en el que resulta difícil asumir compromisos serios y definitivos. El papa Francisco explicó que el primer factor que no ayuda a mantener la fidelidad es el contexto social y cultural en el que nos movemos y advirtió que “vivimos inmersos en la llamada cultura del fragmento, de lo provisional, que puede conducir a vivir ‘a la carta’ y a ser esclavos de las modas”. Esta cultura –reconoció el Papa– induce a la necesidad de tener siempre abiertas las ‘puertas laterales’ a otra posibilidad, alimenta el consumismo y olvida la belleza de la vida sencilla y austera, provocando muchas veces un gran vacío existencial. Por otro lado, observó que se ha difundido un “fuerte relativismo práctico”, según el cual todo se juzga en función de una “autorrealización” mucha veces extraña a los valores del Evangelio. El Papa lamentó que vivimos en una sociedad donde las reglas económicas sustituyen a las morales, dictan leyes e imponen los propios sistemas de referencia a expensas de los valores de la vida. Una sociedad –dijo– donde la dictadura del dinero y del beneficio impone una visión de la existencia en la que quien no rinde es descartado. Por eso, en esta situación, “está claro que uno tiene primero que dejarse evangelizar para comprometerse en la evangelización”. A este factor del contexto socio-cultural, explicó el Papa, se deben añadir otros. Uno de ellos es el “mundo juvenil”, un mundo complejo, al mismo tiempo rico y desafiante. Al respecto, señaló que entre los jóvenes hay muchas víctimas de la lógica de la mundanidad: búsqueda del éxito a cualquier precio, del dinero y el placer fácil. Por esta razón, el Pontífice afirmó que “nuestro compromiso” no puede ser otro que estar junto a ellos para contagiarles “la alegría del Evangelio y de la pertenencia a Cristo”. Un tercer factor condicionante, indicó, está dentro de la misma vida consagrada, donde junto a tanta santidad, no faltan situaciones de contratestimonio que hacen difícil la fidelidad. Estas situaciones son, por ejemplo, “la rutina, el cansancio, el peso de la gestión de las estructuras, las divisiones internas, la búsqueda de poder, una forma mundana de regir los institutos, un uso de la autoridad que a veces se convierte en autoritarismo y otras veces en un ‘dejar hacer’”. Si la vida consagrada quiere mantener su misión profética y su fascinación, debe mantener “la frescura y la novedad de la centralidad de Jesús, el atractivo de la espiritualidad y la fuerza de la misión, mostrar la belleza de la secuela de Cristo e irradiar esperanza y alegría”. En esta misma línea, Francisco aseguró que un aspecto que debe curarse de forma particular es “la vida fraterna en comunidad”. Y esta se alimenta con “la oración comunitaria, la lectura orante de la Palabra, la participación activa en los sacramentos de la eucaristía y la reconciliación, el diálogo fraterno y la comunicación sincera entre sus miembros, la corrección fraterna, la misericordia hacia el hermano o hermana que peca, el compartir de las responsabilidades”. Todo ello acompañado de un elocuente y alegre testimonio de vida sencilla junto a los pobres y a una misión que privilegia a las periferias existenciales. El Pontífice expresó que la vocación tiene que ser cuidada como se hace con las “cosas más preciosas” para que nadie “nos robe este tesoro” ni que “pierda con el pasar del tiempo su belleza” y, con la gracia del Señor, “cada uno de nosotros está llamado a asumir con responsabilidad” el compromiso de “su crecimiento humano, espiritual e intelectual y, al mismo tiempo, mantener viva la llama de la vocación”. Otra actitud destacada por Francisco fue “el acompañamiento”. Es necesario –explicó– que la vida consagrada invierta en el preparar acompañantes cualificados para este ministerio, pues necesitamos hermanos y hermanas expertos en los caminos de Dios, para poder hacer lo que hizo Jesús con los discípulos de Emaús: acompañarlos en el camino de la vida y en el momento de la desorientación y encender de nuevo en ellos la fe y la esperanza mediante la Palabra y la Eucaristía. Al respecto advirtió que “no pocas vocaciones se pierden por falta de acompañantes válidos”. Pero, también hay que evitar “cualquier tipo de acompañamiento que cree dependencia”. Fuentes: Aciprensa y Aica

Mié 25 Ene 2017

Obispos reciben curso sobre manejo de casos de abuso sexual a menores

Previo a la Asamblea Plenaria del Episcopado, los obispos de Colombia se reunirán en su sede para participar durante tres días de un curso, que abordará el tema del manejo de casos de abuso a menores de edad. El encargado de guiar este trabajo que se realizará del 3 al 5 de febrero será el sacerdote Jordi Bertomeu, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma, quien compartirá con los obispos la tarea que la Iglesia adelanta en el mundo a favor de la protección del menor. El padre Juan Alvaro Zapata Torres, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal, recordó que la Iglesia colombiana a nivel latinoamericano es una de las más avanzadas en el trabajo de los derechos de los niños y la prevención de abuso a menores. Resaltó además, tres pilares que marcan el camino que la iglesia colombiana viene adelantando sobre este tema: “Primero, el derecho del niño es un privilegio y es una de las tareas prioritarias de la Iglesia; en segundo lugar dentro de la formación sacerdotal se ha ido trabajando mucho en la madurez humana y afectiva de quienes van a llegar al ministerio sacerdotal; y por último hemos dado respuesta oportuna a estos casos aislados que han acontecido por parte de algunos miembros de la Iglesia”, señaló. Finalmente el padre Zapata afirmó que la Iglesia en ningún momento consiente, ni tapa este tipo de conductas que atentan contra la dignidad de los menores.

Mié 25 Ene 2017

Y el tiempo no se detiene…

Por: Mons. Jaime Uriel Sanabria Arias - Como todos los años, para comenzar se hacen muchas promesas, que generalmente se quedan en eso, porque están movidas por la emoción del momento, y en un contexto que normalmente e stá fuera de lo cotidiano. Por eso, ahora que estamos más tranquilos los invito a pensar más en serio el año que hemos comenzado. Hay dos maneras de enfocar la vida: como derecho, algo que se nos debe; o como un don, un regalo que hemos recibido. ¿Qué sucede cuando pensamos que la vida es un derecho, algo que se nos debe? Cuando creemos que la vida es algo que se nos debe, entonces nos sentimos propietarios de nosotros mismos. Pensamos que la manera más acertada de vivir es organizarlo todo en función de nosotros mismos. Yo soy lo único importante. ¿Qué importan los demás? Algunos no saben vivir sino exigiendo. Exigen y exigen siempre más. Tienen la impresión de no recibir nunca lo que se les debe. Son como niños insaciables, que nunca están contentos con lo que tienen. No hacen más sino pedir, reivindicar, lamentarse. Sin apenas darse cuenta, se convierten poco a poco en el centro de todo. Ellos son la fuente y la norma. Todo lo han de subordinar a su ego. Todo ha de quedar instrumentalizado para su provecho. La vida de la persona se cierra entonces sobre sí misma. Ya no se acoge el regalo de cada día. Desaparece el reconocimiento y la gratitud. No es posible vivir con el corazón dilatado, sino con el corazón endurecido. Se sigue hablando de amor, pero “amar” significa ahora poseer, desear al otro, ponerlo a mi servicio. Esta manera de enfocar la vida conduce a vivir cerrados a Dios. La persona se incapacita para acoger. No cree en la gracia, no se abre a nada nuevo, no escucha ninguna voz, no sospecha en su vida presencia alguna. Es el individuo quien lo llena todo. Por eso es tan grave la advertencia del evangelio de San Juan: “La Palabra era la luz verdadera que alumbra todo hombre. Vino al mundo… y en el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron”. Nuestro gran pecado es vivir sin acoger la luz. ¿Qué sucede cuando entendemos la vida común don, un regalo que hemos recibido? Vivimos eternamente agradecidos porque reconocemos que no somos nosotros quienes hemos decidido nacer. No nos escogimos a nosotros mismos; no elegimos a nuestros padres ni nuestro pueblo. Todo nos ha sido dado por Dios, y con la intervención de nuestros padres. Vivir es ya, desde su origen, recibir para dar. La única manera acertada es también ofrecerme, donarme con todas mis capacidades y mi tiempo por el bien de los demás, vaciarme de mis riquezas para enriquecer a quienes me rodean y al mundo donde vivo. “Hay más alegría en dar que en recibir”. + Jaime Uriel Sanabria Arias Vicario Apostólico de San Andrés y Providencia

Lun 23 Ene 2017

Un nuevo año, con María como patrona

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo – Estamos iniciando las tareas de nuestra Arquidiócesis en este nuevo año. Para que no sea un retorno rutinario a proyectos y actividades, hagámonos conscientes de la profundidad y belleza de la misión de la Iglesia, en la que se sitúan nuestros propósitos y nuestras labores. El fundamento último de la tarea evangelizadora está en el designio de Dios de salvar a la humanidad; para ello, ha enviado a su propio Hijo y ha derramado sobre nosotros la luz y la fuerza de su Santo Espíritu. Dios se revela, entonces, como amor que se compromete con nosotros y se entrega hasta las últimas consecuencias. La Iglesia es la depositaria y la promotora de ese amor. Ella debe revelar la misericordia del Padre; ella es enviada para ofrecer a todos la vida nueva y eterna que nos ha traído el Hijo; ella camina y trabaja bajo el impulso del Espíritu. Ella, en síntesis, es el primer lugar en el que Dios busca a las personas y el mejor espacio para nuestro encuentro con Él. Con esta certeza, ponemos de nuevo la mano en el arado para labrar el campo del Señor. Desde esta convicción, percibimos como una gracia y como una nueva oportunidad el poder ir a la viña a continuar la siembra del Evangelio. No nos cansemos, no nos movamos en la superficialidad y la rutina, no rompamos la comunión, no nos alejemos de los proyectos y propósitos con que marcha toda la Arquidiócesis. Debemos recordar que estamos en “estado permanente de misión”, para que todo en la vida y la estructura eclesial se vuelva un medio adecuado para la evangelización de nuestra sociedad y un signo del amor divino que se nos ha revelado en Cristo. El Papa Francisco nos pide que sigamos avanzando juntos en “la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas”. En las tareas pastorales que reemprendemos no estamos solos, ni contamos únicamente con nuestras fuerzas. Nos preside Cristo, nos movemos en el poder del Espíritu Santo, están con nosotros la Virgen María y todos los santos. En este sentido, debemos valorar la gracia de entrar en este año celebrando a Nuestra Señora de la Candelaria como Patrona de la Arquidiócesis de Medellín. He tenido ya la ocasión de explicar el proceso y el sentido de esta concesión de la Santa Sede. Se trata ahora de aprovechar la figura de María, el ejemplo de su vida y su poderosa intercesión en la realización de nuestro ser y misión de Iglesia particular. Por tanto, invito a toda la comunidad diocesana a unirse profundamente a la celebración en honor de Nuestra Señora de la Candelaria el próximo 2 de febrero, que a partir de ahora tiene para nosotros carácter litúrgico de solemnidad. Se celebrará en todas las parroquias y capillas con los textos propios de la festividad de la Presentación del Señor. Contemplando así el misterio de la salvación realizado por Cristo, veremos a la Santísima Virgen María unida a él como madre del Siervo doliente, como ejecutora de una misión al servicio de la humanidad y como modelo del nuevo Pueblo de Dios. Ruego que a cuantos les sea posible se unan a la celebración que tendremos el 1 de febrero a las 6.00 p.m. en la Catedral y a la siguiente procesión hacia la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria. Pido que se le dé especial realce a esta solemnidad en las parroquias proponiendo a María como ejemplo de fe, de esperanza y de caridad y suplicando con insistencia su ayuda en favor de nuestra Arquidiócesis. Sintámonos, en verdad, fortalecidos con su ejemplo y su intercesión para realizar, con pasión y con esperanza, las tareas que nos piden en este año la gloria de Dios y la salvación de nuestros hermanos. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Vie 20 Ene 2017

Comisión de Conciliación Nacional presenta balance de su gestión 2016

El 2016 fue un año de arduo trabajo y significativos resultados para la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) y sus colaboradores. Nuevos proyectos, aliados y cooperantes jugaron un papel determinante para que esta dependencia, bajo su propósito fundamental de contribuir a la búsqueda de la reconciliación y paz en Colombia, hiciera su aporte a la construcción de ese nuevo porvenir que tanto anhela Colombia, más consciente, más solidario, más justo y más comprensivo frente a las diferencias. Dentro de los diversos proyectos desarrollados por la Comisión durante el 2016, cabe destacar el proyecto pedagógico para la reconciliación y la paz del país impulsado por la Comisión y la Conferencia Episcopal bajo la campaña denominada "Acciones Conscientes" y el trabajo realizado con víctimas del conflicto armado mediante el cual se consiguió construir una sistematización de las historias de las víctimas que asistieron a las negociaciones de La Habana, con el propósito de dejar un documento de memoria histórica que le permita a la sociedad reconocer lo que ellas plantearon allí. Labor que también se realizó con otras víctimas pertenecientes a las comunidades más vulnerables del país. De acuerdo con Óscar Acevedo, Asesor Metodológico de la CCN, “con Acciones Conscientes se tuvo la oportunidad de integrar y articular a distintos actores de la pedagogía para la paz en las regiones, como gestores de paz, agentes de pastoral y comunicadores sociales, haciendo circular mensajes de reconciliación, orientados a tener mayor consciencia de lo que somos y lo que podemos ser cuando logremos la paz.” Uno de los logros más importantes obtenidos por la CCN durante el año pasado fue el de poder llevar a más lugares y dar a conocer a más personas las actividades realizadas, mediante plataformas de comunicación digital propias, aquellas que pertenecen a la Conferencia Episcopal de Colombia y las de instituciones y medios de comunicación aliados. Logrando con esto, multiplicar el mensaje, generar consciencia en un mayor número de personas y continuar siendo soporte fundamental para el trabajo de la Iglesia por la reconciliación y la paz. En el caso de las plataformas de comunicación digitales propias, durante ese año la Comisión logró conseguir más de mil seguidores en los perfiles creados en redes sociales y espacios de publicación de contenido digital como Facebook, Twitter, Youtube y Soundcloud; la página web, por su parte, alcanzó cerca de 42.000 visitantes, cifra que muestra una evolución significativa frente a los años anteriores. La interacción y el trabajo realizado con líderes sociales y multiplicadores de distintos territorios del país fue uno de los elementos fundamentales para las actividades desarrolladas durante este año. Para ello, se contó con el apoyo de las comisiones de conciliación regionales, periodistas locales y aliados pastorales de Diócesis, Arquidiócesis y Vicariatos Apostólicos de distintas regiones del país, prestando especial atención a las regiones en las que el conflicto armado ha afectado mayoritaria y directamente el desarrollo humano, social, económico y territorial. El 2016 permitió que la Comisión llevara a cabo cerca de 65 eventos, entre talleres, seminarios, charlas y diplomados. Actividades durante las cuales más de 8.000 personas participaron, en Bogotá y en cerca de 40 municipios. Entre los propósitos fundamentales de la CCN para el año 2017, según el Padre Darío Echeverri, Secretario General, se encuentran: el trabajo pedagógico con las comunidades y los diferentes actores durante la implementación de lo acordado en La Habana; la cooperación en la ambientación de la negociación entre Gobierno y Eln, la coordinación y ejecución de la actualización del Acuerdo de Mínimos por la Paz y la Reconciliación y, principalmente, la búsqueda permanente de la reconciliación para el país. Fuente: Of. comunicaciones CCN

Jue 19 Ene 2017

Ratas y ratones

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Hasta el 2016 Colombia ocupaba el puesto 13 en nivel de corrupción, en una lista elaborada por el Foro Económico Mundial basada en el “Índice Global de Competitividad”. Infortunadamente, con las revelaciones de casos de corrupción de los últimos días, seguirá avanzando en ese deshonroso listado cuyo primer puesto recae en el vecino Venezuela. El tema de la corrupción es escandaloso porque Colombia es un país rico en recursos naturales, humanos y de capital; todos estamos de acuerdo en que no es un país pobre y sin embargo es un país que vive en la pobreza. ¿Dónde se aprende la corrupción? Lamentablemente, debemos reconocer que en la casa. En la familia se forja tanto el honesto como el hipócrita. Como hayamos sido educados así mismo luego nos desenvolvemos en la vida social; hay casos, por supuesto, de padres honestos que enseñaron el buen obrar en casa y dieron con hijos desvergonzados. Esto se debe a que el sistema educativo también tiene un buen porcentaje de responsabilidad cuando en las aulas se enseña la efectividad y la eficiencia por encima de una orientación ética fundamental. Como docente universitario sé que la materia “Ética profesional” es llamada por los estudiantes: “costura”. Pero no se trata de una materia, pues hay instituciones que tienen lecciones de ética en todos los semestres pero su visión institucional es la del negocio. Familia, Educación, Sociedad: También la superficialidad materialista del mundo moderno ha logrado calar en las generaciones que ven el éxito como derecho fundamental de bienestar hasta el punto de que la economía parece haber domesticado la ética a su antojo. Y reconozcamos que a la Iglesia también le toca su cuota de responsabilidad. Pues en su momento no fuimos lo suficientemente veedores y en ciertos casos nos ha faltado vehemencia en la denuncia; tal vez también hemos tenido poco empeño en la evangelización de la política y lo público; pusimos el acento de la moralidad social más en el ámbito sexual personal que en el de la justicia social, sin que por ello se piense que el primer ámbito es menos importante. Es muy fácil indignarse. Es muy fácil sentenciar por redes sociales o artículos como este, que encarcelen a los corruptos. Tendríamos, entonces, que hacer una gran cárcel para todos porque es un error común pensar que la corrupción solo existe en las altas esferas del gobierno, la economía y la política. También hay una corrupción lenta y silenciosa, que genera aquella otra visible, en pasarse un semáforo en rojo, en comprar el puesto de la fila, en el libro de contrabando, en beneficiarse del Sisbén o de “Familias en Acción” sin merecerlo, en prestar “gota a gota”, vender sin factura, pagar menos de lo justo al campesino, contratar servicios sin pagar lo debido, y un largo etcétera de deshonestidades que no nos sacan en limpio. De modo que esta catástrofe nos salpica a todos y entre todos debemos salir de ella. Los estamentos de control deben concentrarse en su deber, la justicia debe ser efectiva en sus condenas y cada uno de nosotros debe empeñarse por su obrar honesto en la cotidianidad. De nada servirá decir que es necesario exterminar las ratas si toleramos los ratones. ¿Qué tan honesto es usted en la vida diaria? P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán rotoro30@gmail.com