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Paz

Mar 3 Mayo 2022

Mensaje de los obispos para la quinta “Jornada Nacional de Reconciliación”

En el marco de la quinta “Jornada Nacional de Reconciliación”, que se desarrollará este 3 de mayo, día de la “Exaltación de la Santa Cruz”, los obispos han enviado un mensaje al pueblo colombiano para que "con empeño y oración, se mantenga el compromiso de ser artesanos del perdón, la reconciliación y la paz". Con esta jornada indican los prelados "celebramos los pasos que, como sociedad colombiana, hemos dado en la construcción de la reconciliación y la paz" y observan que sigue siendo un reto, "para cada uno, confiar en que se pueda dar un paso más en este camino que nos conduce a reconocer la centralidad liberadora que conlleva la verdad". Al evocar las palabras del Papa Francisco, durante su visita a Villavicencio, en septiembre 8 de 2017: “Queridos colombianos: no tengan miedo a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades. Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, y renunciar a las venganzas, y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno”, invitan a los ciudadanos para que continúen dando pasos en esta dirección. El comunicado está firmado por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC); monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, OP., arzobispo de Popayán y vicepresidente de la CEC; y monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado AQUÍ[/icon] “Jornada Nacional de Reconciliación” En la asamblea plenaria extraordinaria de noviembre de 2017, cuando se reunieron los obispos para profundizar y aplicar el Magisterio del Papa Francisco con ocasión de su reciente visita a Colombia, se aprobó por unanimidad el “Día Nacional por la Reconciliación”, para que se desarrollara el 3 de mayo de cada año en la celebración de la fiesta de la “Exaltación de la Santa Cruz”. Claves para vivir la jornada de la Reconciliación Desde aquel primer Día de la Reconciliación, en 2018, se mantienen vigentes las cuatro claves propuestas por la Conferencia Episcopal de Colombia para vivir de forma activa esta jornada. Ellas son: 1. Tenemos necesidad de reconciliación; 2. No nos cansemos de orar por la reconciliación; 3. Hagamos un compromiso serio de reconciliación; 4. Cultivemos, cuidemos y promovamos los valores que nos disponen a vivir la reconciliación. Encuentra también Subsidio: “Día Nacional por la Reconciliación”[icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Jue 28 Abr 2022

Subsidio: Iglesia anima “Día Nacional por la Reconciliación”

Con motivo de la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia y del Gran Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional, en septiembre de 2017, los obispos de Colombia acordaron instituir el Día Nacional por la Reconciliación, el tres de mayo, Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, Según lo ha expresado el episcopado, este será un espacio "para que, a través de la oración, la reflexión y el encuentro, los colombianos propiciemos experiencias de amor y misericordia de Dios Padre que nos reconcilia con Él mismo, con los hermanos, con la naturaleza y con nosotros mismos y, así́, nos convirtamos en protagonistas más creíbles de procesos de construcción de paz". Para animar esta celebración el Departamento de Liturgia, del Secretariado Permanente del Episcopado (SPEC), ha elaborado un subsidio que facilitará la vivencia de este momento especial durantela eucaristía o en grupos pastorales. Este año el subsidio se articula en cuatro partes: la primera, guía para la celebración de la Santa Misa; la segunda, la oración de los fieles; la tercera, una oración por la paz de Colombia; la última, esquema para el ejercicio de los mil Jesús. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar SUBSIDIO[/icon] “Día Nacional por la Reconciliación” En la asamblea plenaria extraordinaria de noviembre de 2017, cuando se reunieron los obispos para profundizar y aplicar el Magisterio del Papa Francisco con ocasión de la visita que hizo el Pontífice a Colombia, se aprobó por unanimidad el “Día Nacional por la Reconciliación”, para que se desarrollara el 3 de mayo de cada año en la celebración de la fiesta de la “Exaltación de la Santa Cruz”. Valga este día para recordar el gran “Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional” que tuvo lugar en Villavicencio, el 8 de septiembre de 2017. Allí, el Santo Padre exclamó en su discurso: “Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios, déjate reconciliar. No le temas a la verdad ni a la justicia. Queridos colombianos, no tengan miedo a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades. Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, y renunciar a las venganzas, y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno. Que podamos habitar en armonía y fraternidad, como desea el Señor”. Claves para vivir la jornada de la Reconciliación Desde aquel primer Día de la Reconciliación, en 2018, se mantienen vigentes las cuatro claves propuestas por la Conferencia Episcopal de Colombia para vivir de forma activa esta jornada. Ellas son: 1. Tenemos necesidad de reconciliación; 2. No nos cansemos de orar por la reconciliación; 3. Hagamos un compromiso serio de reconciliación; 4. Cultivemos, cuidemos y promovamos los valores que nos disponen a vivir la reconciliación.

Lun 25 Abr 2022

¿Resucitamos con Cristo? Cinco signos de vitalidad cristiana

Por: Mons. Elkin Fernando Álvarez Botero - Me llegó un mensaje en la primera semana de pascua que decía algo como esto: “Si has resucitado con el Señor, deben permanecer en tu vida los signos de la vida del Resucitado; que no se te acabe la alegría de seguirlo y de testimoniarlo”. Recordé entonces que el Apóstol Pablo, no pocas veces en sus cartas, quiso exhortar a sus comunidades de la misma manera, esto es, invitándolas a enseñar los signos vitales que dan prueba de haber resucitado con Cristo. ¿Cuáles son esos signos vitales? Les propongo cinco que aparecen en los textos bíblicos: Buscar las cosas de allá arriba (cf. Col 3,1-2): Lo pide San Pablo a la comunidad de Colosas. Se trata de una invitación a la esperanza de eternidad, pero es también una consigna que lleva a los cristianos a dejarse guiar en toda su vida por los criterios del Evangelio. El Apóstol contrapone esta actitud con la aspiración de lo terreno, de la cual dice que hay que darle muerte, o con el “hombre viejo”, del que hay que despojarse para revestirse del “hombre nuevo”. Son signos de muerte la mentira, el odio, la inmoralidad, la idolatría de la codicia, la cólera, la ira, la maldad. En cambio, son signo de vitalidad cristiana la misericordia, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, el perdón y, sobre todo, el amor, al que se llama “el broche de la perfección”. No tener miedo (cf. Mt 28,5.10): Es una insistencia del Resucitado cada vez que se muestra a los discípulos; también les pide que no se desesperen o que no alberguen dudas en su interior. Así, el Señor nos invita a la confianza, a la audacia y a la certeza de su presencia. Estos son signos, por tanto, de vitalidad cristiana. Los proyectamos ante todo en una acción pastoral más valiente y convencida; una evangelización que no tenga dudas de que la resurrección de Cristo es la gran noticia de la historia que no se puede callar. Acoger la paz y transmitirla (cf. Lc 24,36): Cristo entrega la paz; es como su saludo característico. No se trata de una frase protocolaria; es una realidad que se actúa en el encuentro con el Resucitado y que viene sólo de él. Él es la paz, con su misterio pascual hemos alcanzado este don precioso. Acoger y ser artesanos de paz es un signo inconfundible de vitalidad cristiana. No podemos olvidar que es la paz de Cristo, que no es la misma que nos da el mundo. Comprender las escrituras (cf. Jn 20,9; Lc 24,25-27): Los relatos bíblicos pascuales, especialmente en Lucas y Juan, se refieren a esta comprensión de las escrituras como un camino para reconocer al resucitado. Es signo de vitalidad cristiana meditar y nutrirse de la Palabra que es el sustento y vigor de la tarea evangelizadora en la Iglesia. Reconocer a Cristo en el partir del pan y saber repartir el pan (cf. Lc 24,35-43): Bien conocemos que los discípulos reconocen a Cristo cuando él parte el pan. Sorprende, además, que Jesús resucitado en sus apariciones pida algo de comer o invite a comer a sus discípulos. La alusión es claramente eucarística, especialmente en cuanto ella es comunión, unidad y fraternidd. Tenemos signos vitales del resucitado en nosotros cuando la Eucaristía que se convierte cada vez más en el alimento que nos fortalece espiritualmente y cuando esta vivencia se traduce en caridad efectiva con nuestros hermanos, particularmente con los más pobres y necesitados. Revisemos, pues, estos signos en nuestra existencia y práctica cristiana; ellos nos dirán si verdaderamente hemos resucitado con Cristo. + Elkin Fernando Álvarez Botero Obispo de Santa Rosa de Osos

Dom 17 Abr 2022

Urbi et Orbi: ¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! "¡La paz es posible!"

Dirigiéndose al mundo entero en su tradicional Mensaje de Pascua, Francisco recordó la guerra en Ucrania, a los países atormentados por largos conflictos y violencia y afectados por tensiones sociales y dramáticas crisis humanitarias. "Que Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que han visto empeorar sus condiciones sociales". “Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua! Jesús, el Crucificado, ha resucitado”. Fue el saludo del Papa Francisco a los fieles del mundo entero y a los presentes congregados en una soleada plaza de San Pedro, que participaron hoy en la Misa de Resurrección. Francisco presidió la celebración ante unos 100 mil fieles presentes, tras una pausa de dos años debido a la pandemia, en una coloreada plaza de San Pedro decorada con cientos de arreglos florales y adornos. Finalizada la Santa Misa, dirigió el Mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al mundo entero) e impartió su Bendición Apostólica desde el Balcón central de la Basílica Vaticana. «¡La paz esté con ustedes!» El Obispo de Roma, remitiéndose al Evangelio de Juan, repitió las palabras pronunciadas por Jesús al presentarse ante “las miradas incrédulas” de los discípulos que lloraban por él y evidenció: “También nuestras miradas son incrédulas en esta Pascua de guerra. Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia. También nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas” También a nosotros, afirmó Francisco, “nos cuesta creer que Jesús verdaderamente haya resucitado, que verdaderamente haya vencido a la muerte. ¿Será tal vez una ilusión, un fruto de nuestra imaginación? No, no es una ilusión”. “¡Cristo ha resucitado!”, afirmó. “Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer terminar. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo” La paz se logra con las armas del amor de Jesús Para creer en la victoria del amor y en la reconciliación, necesitamos a Jesús Resucitado, añadió el Papa. “Sólo Él puede hacerlo. Sólo Él tiene hoy el derecho de anunciarnos la paz. Sólo Jesús, porque lleva las heridas, nuestras heridas”. Y explicó: “Las heridas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él combatió y venció por nosotros con las armas del amor, para que nosotros pudiéramos tener paz, estar en paz, vivir en paz. Mirando sus llagas gloriosas, nuestros ojos incrédulos se abren, nuestros corazones endurecidos se liberan y dejan entrar el anuncio pascual: «¡La paz esté con ustedes!»” Que se elija la paz de Cristo “¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países!” exhortó el Santo Padre, dirigiendo, como de costumbre, su mirada a todas las realidades del mundo necesitadas de esta paz de Jesús. En primer lugar, Francisco recordó a la “martirizada Ucrania”, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la “guerra cruel e insensata”, dirigiendo un fuerte llamamiento a los responsables de las naciones para que escuchen el grito de paz de la gente: “Que se elija la paz. Que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre. Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles. Que los responsables de las naciones escuchen el grito de paz de la gente, que escuchen esa inquietante pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: «¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra?»” “Llevo en el corazón a las numerosas víctimas ucranianas” aseguró el Santo Padre, “los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas”. Y mencionando el sufrimiento de los niños ucranianos que “se quedaron huérfanos y huyen de la guerra” el Papa recordó también de manera especial a muchos otros que mueren de hambre o por falta de atención médica, son víctimas de abusos y violencia, “y aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer”. Los signos esperanzadores no obstante la guerra A pesar del dolor de la guerra, Francisco evidenció que no faltan “signos esperanzadores, como las puertas abiertas de tantas familias y comunidades que acogen a migrantes y refugiados en toda Europa”. “Que estos numerosos actos de caridad sean una bendición para nuestras sociedades, a menudo degradadas por tanto egoísmo e individualismo, y ayuden a hacerlas acogedoras para todos.” No olvidar otras situaciones de sufrimiento El Papa pidió que haya paz en Oriente Medio, “lacerado desde hace años por divisiones y conflictos”, en particular, entre israelíes y palestinos, en el Líbano, Siria e Irak. Pidió también paz para Libia y Yemen, Myanmar y Afganistán. Paz para todo el continente africano, especialmente en la zona del Sahel, en Etiopía y en la República Democrática del Congo. Y que no falten la oración y la solidaridad para los habitantes de la parte oriental de Sudáfrica afectados por graves inundaciones. Dirigiendo su mirada al continente americano, el Pontífice pidió que “Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que, en estos difíciles tiempos de pandemia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales, agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico”. También recordó a Canadá, pidiendo al Señor Resucitado que “acompañe el camino de reconciliación que está siguiendo la Iglesia Católica canadiense con los pueblos indígenas”. Finalmente, recordó que “toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera: desde los lutos y el drama de los refugiados, a la crisis económica y alimentaria de la que ya se están viendo señales”. Sin embargo, subrayó el Papa, ante los signos persistentes de la guerra, Cristo, “vencedor del pecado, del miedo y de la muerte”, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia” y exhortó: “¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!” [icon class='fa fa-download fa-2x'] BENDICIÓN Urbi et orbi[/icon] Fuente: Vatican News

Vie 15 Abr 2022

Papa Francisco, Vía Crucis: "Donde haya odio, florezca la concordia"

En un ambiente de profundo recogimiento, el Santo Padre presidió el pío ejercicio del Vía Crucis en el Coliseo de Roma. En una Semana Santa especial, de “vuelta a la normalidad”, el evento regresó a su lugar tradicional, luego de la emergencia sanitaria del Coronavirus. Un “abrazo de paz” en tiempos de guerra. Casi dos años después de aquel 19 de abril de 2019, este Viernes Santo, 15 de abril de 2022, el Vía Crucis volvió a celebrarse en el Coliseo de Roma. En 2020 y 2021, años signados por la pandemia del COVID-19, la célebre cita del segundo día del Triduo Pascual debió trasladarse a la Plaza de San Pedro y realizarse sin presencia de fieles a causa de las medidas restrictivas. Cerca de 10.000 fieles y peregrinos -según la Questura de Roma- se congregaron en el Coliseo para acompañar al Papa Francisco en el conmovedor momento de oración y otros tantos se conectaron a la transmisión en directo a través de los medios y las redes sociales. En el Año de la Familia “Amoris Laetitia” las meditaciones fueron confiadas por el Santo Padre a familias que han vivido experiencias distintas, estas narran escenas de la vida cotidiana, con sus dificultades, alegrías, esperanzas. Teniendo en cuenta la dolorosa situación en Ucrania, las reflexiones también cuentan las dificultades de los inmigrantes en los países de acogida. Los textos fueron escritos por un joven matrimonio (estación I), una familia en misión (estación II), una pareja de ancianos sin hijos (estación III), una familia numerosa (estación IV), una familia con un hijo discapacitado (estación V), una familia que dirige un hogar- familia (estación VI), una familia con un padre enfermo (VII), una pareja de abuelos (VIII), una familia adoptiva (IX), una viuda con hijos (X), una familia con un hijo consagrado (XI), una familia que ha perdido una hija (XII), una familia ucraniana y otra rusa (XIII) y una familia de emigrantes (XIV). “El dolor nos ha cambiado” En la VI estación, preparada por una familia que coordina un centro de acogida, se da cuenta que su casa “es grande, no solo en términos de espacio, sino sobre todo por la riqueza humana que allí habita”. Nunca, desde el comienzo del matrimonio -relatan- fuimos solo dos. Confiesan que su vocación de acoger el dolor “fue y sigue siendo aún ahora -con 42 años de matrimonio, tres hijos naturales, nueve nietos y cinco hijos adoptivos no autosuficientes y con graves dificultades psíquicas- todo lo contrario a triste”. No merecemos -dicen- que la vida nos bendiga tanto. “Para el que cree que no es humano dejar solo al que sufre, el Espíritu Santo mueve en el interior la voluntad de actuar y de no permanecer indiferentes, ajenos”, indican. El dolor los ha hecho volver a lo esencial, “ordena las prioridades de la vida y devuelve la sencillez de la dignidad humana en cuanto tal”. Para esta pareja, “en la ‘vía dolorosa’ de tantos flagelos y crucificados, junto a ellos, bajo el peso de sus cruces, descubrimos que el verdadero rey es aquel que se entrega y se da como alimento, en alma y cuerpo”. Oración en silencio por la paz en el mundo En la meditación de las XIII Estación del Vía Crucis se realizó una pausa de silencio orante por la paz en el mundo: "Ante la muerte, el silencio es más elocuente que las palabras. Hagamos, pues, una pausa en el silencio orante y recemos cada en nuestro corazón por la paz en el mundo". “Tómanos de la mano como un Padre” Al final, el Papa Francisco pronunció una potente oración, que compartimos a continuación: Padre misericordioso, que haces salir el sol sobre buenos y malos, no abandones la obra de tus manos, por la que no dudaste en entregar a tu único Hijo, que nació de la Virgen, fue crucificado bajo Poncio Pilato, murió y fue sepultado en las entrañas de la tierra, resucitó de entre los muertos al tercer día, se apareció a María Magdalena, a Pedro, a los demás apóstoles y discípulos, y siempre está vivo en la santa Iglesia, que es su Cuerpo viviente en el mundo. Mantén encendida en nuestras familias la lámpara del Evangelio, que ilumina alegrías y dolores, cansancios y esperanzas; que cada casa refleje el rostro de la Iglesia, cuya ley suprema es el amor. Por la efusión de tu Espíritu, ayúdanos a despojarnos del hombre viejo, corrompido por pasiones engañosas, y revístenos del hombre nuevo, creado según la justicia y la santidad. Tómanos de la mano, como un Padre, para que no nos alejemos de Ti; convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir proyectos de paz; haz que los adversarios se den la mano, para que gusten del perdón recíproco; desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio florezca la concordia. Haz que no nos comportemos como enemigos de la cruz de Cristo, para que participemos en la gloria de su resurrección. Él, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Fuente: Vatican News

Mar 12 Abr 2022

Caritas Colombia solidaria con su hermana Caritas Ucrania

“Desde Cáritas Colombia queremos unirnos en abierta solidaridad cristiana y acompañamiento con nuestra Caritas hermana de Ucrania”, así lo expresó el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Caritas Colombia, tras la noticia de la muerte de dos colaboradoras de Caritas Ucrania Mariupol. “Desde Cáritas Colombia, les expresamos toda nuestra solidaridad, que es nuestra oración cristiana y también nuestra presencia de ánimo en las horas difíciles que ellos como pueblo están viviendo (…) En el sentido más estricto del Evangelio, cuando una Caritas sufre todas las Caritas sufrimos por ella, porque somos unas Caritas inspiradas en los valores, los principios y los criterios que nacen del Evangelio y del magisterio social”. El directivo observó que desde el Evangelio se invita a vivir como hermanos, en un continuo diálogo y en paz y este, agregó “es el gran anhelo que tenemos todos frente al conflicto que vive Ucrania con Rusia”. Añadió que la experiencia que vive hoy el pueblo ucraniano, deja la enseñanza de una necesidad de volver a Dios con más verdad y amor. Dijo además, que la construcción y la búsqueda de la paz tienen obstáculos con resultados dolorosos que llevan a la división entre pueblos hermanos. “Triste que se haya creado un clima de intolerancia, da pesar que hay algunos que persisten en alentar el odio y otros que permanecen indiferentes sin reaccionar ante atentados violentos e injusticias de todo tipo, que claramente se han cometido contra el pueblo ucraniano”. El directivo observó que, es importante desde las Caritas seguir cumpliendo la tarea que se viene haciendo, pero ahora con mayor insistencia y perseverancia. “Limpiar corazones que es donde se genera la violencia, el odio y la venganza, pero no basta con limpiar corazones hay que sanear también nuestras mentes que por lo general tienden a obstaculizar siempre lo propio para imponerlo con fuerza a las demás personas”. Y agregó, “También es una tarea permanente en nosotros como Caritas transformar sentimientos y sembrar entre nosotros los sentimientos que hacen posible la concordia, la ternura, la compasión hacia todo ser humano. No podemos cansarnos, como dicen nuestros principios rectores, en la perseverancia de la búsqueda de la paz, por los caminos acertados de la justicia, el diálogo y la verdad”. Concluyó, haciendo un llamado a la paz y pidió la oración de todos para que no reine la indiferencia ante la difícil realidad que vive el pueblo ucraniano. Según información, siete personas habrían muerto cuando un tanque disparó contra la oficina que Cáritas Ucrania mantiene en la ciudad de Mariupol.

Lun 11 Abr 2022

Mons. Héctor Fabio Henao habla sobre el conflicto armado y la paz en Colombia

En una entrevista publicada en el Diario El Tiempo, monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, actual encargado de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado colombiano; además representante de la Conferencia Episcopal (CEC) ante el Consejo Nacional de Paz, habló sobre sus proyectos luego de dejar la dirección del Secretariado Nacional de Pastoral Social, cargo que ocupó por más de 25 años y se refirió también a la agenda de paz en Colombia, permeada por un proceso electoral en camino. LEA LA ENTREVISTA COMPLETA "Estamos en ronda con los candidatos" Encargado de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado colombiano; representante, además, de la Conferencia Episcopal (CEC) ante el Consejo Nacional de Paz, monseñor Héctor Fabio Henao no descansa. Y esto, a pesar de haber dejado recientemente la dirección del Secretariado Nacional de Pastoral Social, un cargo que desempeñó por más de 25 años. Por estos días, sus horas se pasan entre viajes a diversas regiones del país y entre reuniones con candidatos a la Presidencia, para alertar al próximo presidente de la República sobre las graves emergencias humanitarias que deberá enfrentar. Desde que usted asumió la dirección del Secretariado Nacional de Pastoral Social hasta ahora, que entrega el cargo a otra persona, ¿cómo se ha transformado la posición de la CEC frente al conflicto armado? La CEC ha ido profundizando un relacionamiento mucho más cercano frente a la problemática humanitaria de violación de derechos humanos (DDHH). En 1996, cuando yo recibí el Secretariado, estábamos comenzando a tener una percepción diferente. En esa época publicamos el primer informe sobre desplazamiento forzado en el país. Fue la CEC la primera institución que habló sobre el tema y ese informe nos llevó a buscar que se creara una ley y, después, a tener un trabajo muy intenso frente a la Corte Constitucional. Haber entrado a profundizar el asunto y haberlo identificado como una violación masiva de DDHH nos ayudó a tener una ruta mucho más definida frente a cómo posicionarnos de cara a la situación. Después hemos entrado en contacto con otras realidades, pero la dureza del conflicto, la forma tan abierta como actuaron actores claramente enfocándose contra poblaciones indefensas y vulnerables, y la manera como, solamente por intereses económicos y por control territorial, fueron atacadas poblaciones que habían sido muy distantes del conflicto armado, obligaron también a la CEC a ir teniendo posiciones mucho más precisas, en términos de violación a los DDHH. En ese sentido, hoy se tiene una perspectiva mucho más enfocada hacia esas realidades. ¿Cuál será su nuevo rol dentro de la CEC? En este momento estoy trabajando en las relaciones Iglesia-Estado. De hecho, un primer paso que se está dando es el de dialogar con los candidatos a la Presidencia de la República. Vemos como una urgencia definir claramente cómo podemos seguir esta interlocución. La Iglesia tiene que ayudar a que todos estos clamores que vienen desde el territorio con los sufrimientos de la gente puedan ser objeto de discusión, de análisis y de toma de decisiones, de manera muy propositiva. Además, yo soy el representante de la CEC en el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, un mecanismo muy pluralista de participación, en el que está representada la sociedad colombiana con sus distintos actores. Es parte de esta función y en calidad de tal he estado acompañando a los consejos territoriales. La idea es seguir fortaleciendo ese vínculo y perfeccionando esos mecanismos de diálogo. Hablemos sobre la agudización del desplazamiento forzado El desplazamiento había bajado en intensidad, ha tenido unos grandes picos, pero ahora vuelve otra vez a ser muy preocupante. Está subiendo y tiene que ver, en parte, con la disputa por el control territorial y las rutas del narcotráfico; pero también, en muchos casos, con la necesidad de acallar poblaciones que podrían trasmitir información a organismos internacionales y a las mismas autoridades sobre las difíciles situaciones en las que viven. El confinamiento también es una realidad en Colombia. Hay poblaciones que no pueden, ni siquiera, desplazarse por la presencia de actores armados ilegales. Un fenómeno muy complejo. Nosotros esperamos que el país encuentre los caminos para prevenirlo. Hay que mantener la atención sobre las alertas tempranas que emite la Defensoría del Pueblo; mantener mecanismos de prevención muy ágiles, de respuesta rápida frente a esos llamados, porque, indudablemente, la realidad de desplazamiento es muy grave hoy. Recientemente usted viajó a Arauca, invitado por los principales representantes de las Naciones Unidas en Colombia. ¿Qué está pasando en dicho departamento? De los asesinatos de este año, un número muy importante, la mayor parte han sido en Saravena. Por eso fuimos allí. En Arauca nos hablaron de grupos que se han confinado por miedo a la situación, entre ellos los excombatientes. Nos hablaron también sobre más de tres mil personas desplazadas. Una situación muy difícil, porque hay quienes han salido huyendo pero no aparecen registrados como desplazados. Muchos están en Bogotá y en otras ciudades, dispersos por el país. La región vive una situación muy compleja. Ha habido una alerta de las organizaciones de la sociedad civil, buscando protección y apoyo; un clamor muy fuerte por mecanismos efectivos de protección a la población y por que se dé respuesta a la situación de amenazas. ¿Qué opina de la reacción del Gobierno frente esta clase de problemáticas? En primer lugar, hay un legado importante que tiene que ver con el estatuto temporal para migrantes venezolanos. Una respuesta importante para dicha población, que ha ayudado a estabilizar la situación de gente que estaba en condiciones muy dramáticas. Sobre temas relacionados con seguridad en el país hay muchas complejidades, pero en el caso de Arauca en concreto hay un desafío enorme en cuanto a la protección de la población civil y una urgencia de que se revise la política de seguridad. Prima mucho la incertidumbre. Hay un temor permanente. Miedo fue una palabra que escuché muchas veces; también, estigmatización. Vámonos a otra región. Los obispos de Chocó y otros líderes sociales y religiosos ratifican sus denuncias sobre alianzas paramilitares en esta parte del país entre sectores de la fuerza pública y el Clan del Golfo. Incluso, piden una reunión con el presidente Duque. Yo fui con el presidente de la CEC y con otros obispos a Quibdó. Allí monseñor Rueda fijó una posición muy clara, diciendo que esto no puede ser tomado a la ligera. Se está trasmitiendo una realidad que no puede ocultarse y es que en estas zonas del país están pasando situaciones muy graves. Según la CEC, estas regiones requieren una atención especial y un plan urgente. Esto se le informó al Papa y la situación muy grave de las regiones se está hablando también con los candidatos a la presidencia en estos días que estamos en la ronda, planteando lo que la Iglesia desde las regiones nos está diciendo. Estamos trasladándoles eso a los candidatos para decir: por favor, tengan en cuenta en sus agendas la situación de las regiones más empobrecidas y más golpeadas por la violencia. Chocó y el occidente antioqueño son, a la vez, regiones codiciadas por grandes compañías. Varias zonas sembradas con minas antipersonales corresponden a áreas con títulos mineros. Las grandes empresas, cuando entran a territorios donde ha habido un control de actores armados, tienen un desafío muy grande: cuál mecanismo de seguridad van a implementar. Eso lo hemos vivido de lado y lado. También hay reclamos desde múltiples ángulos sobre actividades económicas protegidas por sectores de grupos organizados al margen de la ley. Un asunto complejo es que, si Colombia ha tenido un conflicto armado y estamos viviendo una reconfiguración de territorios y de presencia territorial, eso es un desafío para cualquier empresa que entre en los territorios, porque, en principio, tendría que tener unos códigos muy claros de sus relacionamientos para garantizar la protección de su personal y de su actividad. Pero no se pueden establecer mecanismos vinculados a actores no estatales ni en contra de las comunidades. Hay un desafío muy importante, porque eso es histórico. Ha pasado ya desde hace muchos años. Y ha habido reiteradamente el reclamo de las comunidades diciendo que es necesario que se aclaren cuáles son los mecanismos de protección o de seguridad que estas empresas utilizan. En Jericó, municipio de Antioquia, la Iglesia católica rechaza la actividad de la AngloGold Ashanti. Y en este momento hay una gira por Europa de la red Iglesias y Minería, en la que también se ha hablado en contra de esta multinacional. ¿Usted qué opina de esta posición? Yo estuve en Jericó no hace mucho tiempo y tuve la oportunidad de conocer de cerca la posición del señor obispo. De escuchar también a los sacerdotes sobre la problemática que se ha creado. La preocupación de ellos tiene que ver con el hecho de que estamos hablando de una zona que tiene una riqueza de producción de alimentos muy grande. Es una zona importante en cuanto capa vegetal y desde ahí han planteado una posición muy clara: aquí está de por medio el manejo de las aguas. En ese sentido, la posición de ellos ha sido bastante crítica frente a esta gran mina sobre la cual ha habido mucha discusión. Y el llamado ha sido, en gran parte, hacia la autoridad ambiental: una demanda para que, realmente, estudie a fondo, pues hay estudios comparativos de lo que podría pasar. Entrevista: Miguel Estupiñán Fuente: Diario El Tiempo

Mar 5 Abr 2022

Cucuteños participaron masivamente en la Marcha del Perdón 2022

Después de dos años de ausencia por las calles del centro de la ciudad de Cúcuta, se volvió a realizar la Marcha del Perdón de manera presencial (suspendida en el año 2020 por el confinamiento a causa de la pandemia de la COVID-19 y llevada a cabo virtualmente en el 2021), en esta ocasión una gran multitud de fieles se movilizaron y se unieron para pedir por el respeto a la vida. Al evento que se realizó el pasado viernes 1 de abril, asistieron sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, integrantes de los movimientos apostólicos y fieles bautizados de la Diócesis de Cúcuta, quienes se dieron cita en la Plaza de Banderas y estuvieron animados por la banda de música católica Generación D. A su vez, el Obispo de esta Iglesia particular, monseñor José Libardo Garcés Monsalve, estuvo presente anunciando el mensaje de perdón que Jesucristo trae para esta porción del pueblo de Dios: “Pedir perdón supone reconocerse pecador, perdonar supone tener un corazón como el de Cristo. Me alegra encontrarlos en este momento para que caminemos por la vida, perdonados y en paz”, expresó el prelado, y precisamente ese fue el lema que acompañó la Marcha del Perdón 2022: “Caminemos por la vida, sigamos adelante”. La Marcha del Perdón es una iniciativa que, durante más de 20 años, la Diócesis de Cúcuta ha organizado en el tiempo de Cuaresma, con el objetivo de fortalecer el camino de conversión y de sensibilizar a toda la comunidad en los valores humanos más importantes, como el amor, el perdón, la paz y la reconciliación. El recorrido, después de haber compartido unos momentos en la Plaza de Banderas, inició por la Diagonal Santander hasta la avenida segunda, cruzando por la calle 10 y caminando hasta la avenida quinta, para llegar al atrio de la Catedral San José. Estas calles y avenidas corresponden a barrios que hacen parte del centro de la ciudad, donde los fieles estuvieron custodiados por la Policía Nacional, Policía de Tránsito y Transporte, Defensa Civil, Bomberos, Secretaría de Gestión del Riesgo de Desastres municipal y la Asociación de Hermandades de Nazarenos, quienes velaron por el orden y la seguridad de todos los participantes. Por su parte, los movimientos apostólicos Icthus y Lazos de Amor Mariano, prestaron su servicio en la ambientación de los escenarios. Otro talento musical presente, fue el sacerdote diocesano Álvaro Antonio Gutiérrez Buitrago, quien, junto a su ministerio musical, acompañaron el desarrollo de toda la actividad. Finalmente, el obispo señaló que como Iglesia “deseamos ser instrumentos del amor de Dios, para que los demás puedan ver el camino de la nueva vida… en la cultura de la muerte y la violencia, marchamos con el ánimo encendido en el cumplimiento de los mandamientos y la vivencia del amor”.] Fuente: Centro de comunicaciones Diócesis de Cúcuta [icon class='fa fa-download fa-2x']Ver galería de fotos[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']VER transmisión AQUÍ[/icon]