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Lectio Dominical

Jue 9 Ago 2018

El Señor nos devuelve la paz

Hay situaciones que nos marcan y llevan a la ira, al insulto, a la depresión, a la triteza y a la pérdida de sentido de la vida. Cuántos jóvenes y cuántas personas por los problemas que tienen en la vida llegan por un momento a pensar en el suicidio y dicen: ¡Basta Señor!¡Esto es demasiado! ¡Pesa mucho! ¡Quiero poner fin a mi existencia! Así perdemos la paz y perdemos todo. La respuesta está en Jesús, quien nos dice: ¡Levántate, come y ponte en camino que yo soy tu alimento! Jesús tiene respuesta para esas personas que están en situación de depresión y de tristeza. Tareas: Ser comprensivo, bueno e imitar a Dios y perdonar. Leer y meditar el capítulo 6 del Evangelio de San Juan.

Vie 3 Ago 2018

No vivamos como paganos

Vivir como paganos es vivir sin Cristo, no conocer su mensaje, su doctrina. A veces decimos ser creyentes, pero nuestra forma de vivir está muy alejada del Señor. Vivimos creyendo en horóscopos, en amuletos, talismanes y creemos en una cantidad de cosas contrarias a la fe. Por eso, el Señor nos dice: ¿Quieres paz? No vivas como pagano; es decir, vivamos como creyentes cristianos católicos. Tareas: Compra el Catecismo de la Iglesia Católica. ¡Ningún domingo sin Misa, comer la Carne y Sangre de Cristo!

Vie 3 Ago 2018

Yo soy el pan de vida

Primera lectura: Ex 16,2-4.12-15 Salmo Sal 78 (77),3+4bc.23-24.25+54 (R. cf. Jn 6,32) Segunda lectura: Ef 4,17.20-24 Evangelio: Jn 6,24-35 Introducción: La palabra de Dios para este Domingo nos a plantea tres líneas de reflexión; en la primera, el pueblo de Israel sigue clamando ayuda y Dios sigue respondiendo con amor misericordioso. En la segunda línea, Pablo sigue insistiendo a los efesios en la importancia de alcanzar la configuración con el amor de Cristo en un espíritu renovado, la comunidad debe ser fiel a los principios propios de la vida en el Espíritu; y la tercera línea, es guiada por Juan en el evangelio, que presenta a Jesús que se auto denomina “el pan de vida”. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pueblo de Israel, en su camino a la tierra prometida, sentía que las vicisitudes apremiaban y las carencias aparecían, lo que llevó a los Israelitas a sublevarse contra su líder y padre Moisés. El hambre y la sed se convierten en más que una necesidad apremiante, en una realidad que lleva al pueblo al sufrimiento. Israel es un pueblo que vive de los recuerdos, por ello añoran volver a comer las cebollas amargas de Egipto como un signo del malestar por el que estaban atravesando. Pero es allí donde sale a relucir que, una de las expresiones más grandes del amor de Dios en el Antiguo Testamento, está centrada en la figura de un Dios clemente y misericordioso, que, al escuchar el clamor del pueblo, acude con respuestas concretas a satisfacer las necesidades de sus creaturas. La primera lectura del libro del Éxodo presenta al pueblo israelita en el desierto que ante el hambre que padece, no solo murmura contra Moisés, sino que añora la amargura de la esclavitud en el país de Egipto y en signo de rechazo a lo que están viviendo, piensan en la miseria en la que vivían y orquestan una irrupción. Pero, Dios se adelanta a los acontecimientos y en un gesto de bondad, le habla al gran patriarca de la ley, a Moisés, y le promete, después de ver la aflicción de su pueblo, una lluvia copiosa de alimento que cae del cielo. Es así como el texto nos narra, la manera en que Dios responde a su pueblo y cumpliendo su palabra, da de comer a los mismos que alzaban su voz contra él. El pueblo después de ser saciado, frena su ímpetu y posteriormente, aclama sobre él la clemencia de su Dios y Señor. Pero ese mismo pueblo como muestra de su fidelidad al Señor, está llamado a la alabanza, por los dones recibidos, en especial aquellos que sacian las necesidades básicas de aquel que alaba a Dios. En una manifestación del amor que el pueblo de Israel siente por su Dios y Señor, se canta la historia, el legado y el trasegar de la acción de Dios a su pueblo. Las alabanzas a Yahvé por las maravillas que ha realizado, casi que, evocando literalmente las acciones de Dios por sus elegidos, cuando en la travesía por el desierto, encontraron la paz y pudieron suplir sus necesidades por la fidelidad que mantuvieron al Dios de sus generaciones. Por su parte, Pablo apóstol de los gentiles, sigue recomendándole a los Efesios, la importancia de la renovación en el Espíritu y que ello, será la manera de ser hombres nuevos, dispuestos a participar del gran banquete del amor que Jesús nos trae en su manifestación como pan bajado del cielo. Continuando la reflexión sobre las palabras del gran discurso del pan de vida, presentado por evangelio de Juan, se encuentra la razón del porqué se puede hacer de Jesús, el verdadero pan para vivir en abundancia. Para penetrar más en esta reflexión y para acercar a la comunidad a participar en el banquete prometido por Jesús en el evangelio, el Papa Benedicto XVI, en la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, nos invita a contemplar la eucaristía como misterio que se ha creer, misterio que se ha de celebrar y misterio que se ha de vivir En efecto, dice el Papa Benedicto XVI que la eucaristía es un misterio que se ha creer: La obra de Dios es que crean en quien él ha enviado… para participar de la abundancia del alimento que nos viene del cielo en la persona de Jesús, nos hace un llamado a centrarnos en el creer, y ello se realiza en la medida en que sigamos en nuestras vidas las obras que realiza Jesús; no podemos desconocer la fuerza que nos da el saber que en la persona Divina de Jesús encontramos la fortaleza para ser verdaderos testigos de sus obras. Si tenemos fe, la celebración de la eucaristía se nos convierte para nosotros en un verdadero banquete en el que Dios se entrega en su Hijo amado en bien de la humanidad. Celebrar la eucaristía sin creer, se convierte en un signo de religiosidad sin compromiso alguno. La celebración dominical es una ruta, es un mapa espiritual en la vida del creyente. Por ello el creer en el misterio de un Dios que se hace pan para alimentar a su pueblo, es evocar al pueblo de Israel saciándose del pan del Cielo. Ya no es pan celeste, ahora es Cristo mismo, quien ha bajado del Cielo y se queda en el corazón de la comunidad que se nutre de su palabra, su ejemplo y amor. Continúa también afirmando Benedicto XVI que la eucaristía es un misterio que se ha de celebrar: Señor danos siempre de ese pan… Nuestra actitud de cara a la eucaristía debe estar centrada en una experiencia profunda de alegría y fraternidad, el cristiano está llamado a optar por la vida, pues la eucaristía celebra la vida. Como todos los sacramentos tienen una dimensión social/comunitaria, la eucaristía va más allá del rito, ella es un compromiso real con la fe del otro. Celebrar es acoger con amor aquello de lo cual hacemos memoria. Finalmente, expresa el Papa Benedicto XVI que la eucaristía es un misterio que se ha de vivir: Yo soy el pan de vida… El mismo Jesús en el texto de Juan, nos da una respuesta a muchos interrogantes. La proclamación de Jesús como el pan de vida, es mucho más que una metáfora, Dios es el pan de vida, en medio del sin sentido de la vida, que las comunidades muchas veces experimentan, la evocación reiterada al Éxodo, nos hace conectarnos con el nombre de Dios; de nuevo resuena en el corazón de los creyentes la respuesta de Yahvé: “Yo soy el que soy”, Dios es el que es, y en esa dimensión lo descubrimos cercano, dando vida en el pan. El Papa Francisco insiste también, en que la esencia de nuestra fe debe estar centrada en la alegría de acoger con amor el gozo del evangelio y celebrar esa experiencia del amor en la eucaristía.

Vie 27 Jul 2018

La paz con hambre no es paz

Es necesario el alimento, pero a veces pensamos que si no tenemos grandes cantidades o si no nos sobra no podemos colaborar para ayudar a los demás. El Evangelio nos muestra que lo poco puesto en manos de Jesús se convierte en cantidad suficiente para el necesitado. Hagamos obras de caridad, demos de comer al hambriento y ayudemos para que la Iglesia pueda ayudar Tareas: Nunca botes comida. Que tus manos nunca arrojen alimentos a la basura. En muchas ciudades la Iglesia tiene lo que llamamos Bancos de Alimentos, infórmate dónde hay uno, lleva parte de tus alimentos y colabora.

Mié 25 Jul 2018

La Palabra nos inspira a la solidaridad

Primera lectura: 2R 4,42-44 Salmo Sal 145 (144),10-11.15-16.17-18 (R. cf. Mt 6,11) Segunda lectura: Ef 4,1-6 Evangelio: Jn 6,1-15 Introducción La Palabra de Dios en este domingo nos presenta la idea del banquete de la solidaridad, la fraternidad y el compartir de la vida en la fracción del pan y la unidad. Es una oportunidad para reflexionar sobre la fuerza que tiene la Palabra para animar la dimensión solidaria de nuestras comunidades. El mensaje de la Palabra hecha carne, sigue transformando nuestras vidas en acciones concretas y en respuestas ante las adversidades por las que pasan nuestros pueblos. Es oportunidad, entonces, para que, por medio de la oración y el silencio, reflexionemos sobre la dimensión social del evangelio de la que nos habla el Papa Francisco en sus mensajes y reflexiones a la Iglesia y al mundo. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Ser dóciles a la palabra de Dios, es sintonizar la palabra con la mente, el corazón y la voluntad, así, el libro de los Reyes es una completa inmersión en la historia de una buena parte del legado de Israel como pueblo escogido de Dios. La figura de los profetas es muy importante a la hora de entender el designio de Dios para con su pueblo. El texto que nos ocupa hoy está centrado en la capacidad que tiene el profeta Eliseo de ver la necesidad de la gente, ya que, al recibir las primicias, de inmediato las reparte, como signo de generosidad. Más aún, Eliseo insiste en entregar el pan recordando la promesa y las palabras recibidas: comerán y sobrará, por lo que, en la generosidad del profeta y en la eficacia de su sirviente, se cumple la promesa de Dios para con los más necesitados y hambrientos, aquellos que están y hacen parte del amor entrañable de Dios. La acción generosa del profeta tiene una recompensa en el pueblo, el favor de Dios para quienes reciben las primicias de los frutos de la tierra. De nuevo Eliseo, en medio de sus relatos milagrosos, vuelve a ser el mediador, el puente y canal por el que Dios se manifiesta a su pueblo, cumpliendo la promesa de ser el Dios del pueblo que él se ha escogido. Por su parte, el Salmo 144 presenta al ser humano que agradece a Dios los dones recibidos, el alimento dado, la justicia divina, la bondad de Dios; por lo que se constituyen, así, en aclamaciones de un ser que se reconoce cuidado y amparado por Dios. Así, la aclamación en este domingo culmina diciendo: “cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente”, v18. Toda una asamblea invoca el nombre de Dios y se complace en la respuesta de Dios ante el clamor del pueblo. En la segunda lectura, Pablo habla claramente a los habitantes de Éfeso sobre la unidad en la diversidad, el amor ante las imposibilidades generadas por la arrogancia, intolerancia y la falta de comprensión de las situaciones de la vida ordinaria de la comunidad. En efecto, recuerda a los creyentes que hay una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre, para que las primeras comunidades cristianas, en su avidez por comprenderse, busquen en los apóstoles los criterios propios del quehacer y del ser de su vivencia comunitaria. El evangelio de Juan es una síntesis que recoge el sentir profundo de la palabra en su más íntima naturaleza. El texto hace una introducción por medio de una referencia geográfica o de lugar. En ella, el evangelista Juan quiere dar prioridad a dos figuras muy importantes en el desarrollo de la relación de Dios con su pueblo, ellas son el mar, evocación del éxodo, y la montaña como signo del encuentro de Dios con sus elegidos. De esta forma a Jesús lo vamos a encontrar como el generador de una nueva dinámica en la relación con el Padre. Dos figuras recurrentes en las acciones realizadas en el texto tienen una mediación directa en la comunidad. De este modo, los apóstoles movidos por Felipe son quienes toman la iniciativa previa al gesto de desborde de solidaridad presente en la comunidad. La atmósfera narrativa del texto del evangelio nos va a dar algunas pautas sobre el quehacer de Jesús en la comunidad: en la primera parte del relato hay una conexión con la perícopa anterior, en dónde un hombre toma su camilla y sale a caminar; la secuencia, puede llegar a ser lógica, todas las acciones, tanto la anterior como está, se van a centrar en la comunidad. Pero vamos a encontrar, por lo que nos dice el relato, la importancia de los gestos que narra el evangelista, en conexión con el Antiguo Testamento. La primera mención de ello está centra en la subida al monte por parte de Jesús y sus discípulos; una clara alusión a Moisés y todos los patriarcas que tienen la montaña como lugar de encuentro y manifestación de Dios. Sin embargo, en una manera de verlo desde el A.T. vamos a descubrir que allí hay toda una serie de maneras, formas y signos que nos evocarán la eucaristía. Retomemos esas imágenes en el texto: la ofrenda del pan, la acción de gracias, la repartición y el recoger las migajas; los cuatro momentos, articularán la manera de entender la dimensión eucarística de la narración. La ofrenda del pan hace parte de los discursos del pan de vida. Jesús mismo, en Juan, será el pan vivo bajado del cielo, por lo tanto, cada vez que se menciona el término pan, el evangelista llevará al lector a entender la importancia de la entrega del hijo a la humanidad. La acción de gracias, en el texto, nos va a narrar la manera en que, Jesús mismo reconoce el don que se repartirá, que proviene del Padre y por ello se agradece el don de haberlo recibido para convertirlo en eucaristía (acción de gracias), don de Dios entregado a la humanidad. El evangelista Juan, se vale de signos y elementos que nos transmiten directamente una idea fundamental de la experiencia de Dios; figuras como: pastor, luz, vida, vid, entre otras, llevan al lector, a encontrarse con una vivencia que lo vinculará al Señor de una manera real y tangible. Descubramos cómo en la representación del pan, se juntan elementos que son fundamentales para vivir intensamente, una relación íntima de comunión con Dios en la comunidad.

Jue 19 Jul 2018

"Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas"

Primera lectura: Jr 23,1-6 Salmo Sal 23(22),1-3a.3b-4.5-6 (R. 1) Segunda lectura: Ef 2,13-18 Evangelio: Mc 6,30-34 Introducción: Identifiquemos tres ideas temáticas en esta dominica: Las cualidades del Pastor, El descanso y la profunda razón del reunir Ser solidarios entre los hombres. El tema que hoy hemos elegido y es fontal a todas las lecturas de este Domingo se sintetiza en la palabra reunir. "Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas", dice Dios (primera lectura). Jesús ve la multitud con compasión y exclama: "son como ovejas que no tienen pastor" (Evangelio), pero El, buen pastor, las reunirá en un solo rebaño (Jn 10,16). Jesús, buen pastor, reúne también en un solo rebaño a los que "estaban lejos" (paganos) y a los que "estaban cerca" (judíos) por medio de su sangre derramada en la cruz (segunda lectura).

Jue 19 Jul 2018

Jesús trae la noticia de la paz y él es la paz

Jesús vino a destruir el muro de separación que existía entre los hombres y con Dios. Jesús vino a destruir el odio y la enemistad para construir la paz. Es necesario que nosotros le creamos a Jesús este mensaje de salvación. Tareas: Haz un momento de silenciamiento, entra en contacto contigo mismo, cierra los ojos y toma conciencia que eres oveja en las manos de Dios, que eres hombre nuevo y que eres hijo de Dios. Luego de ese silenciamiento, toma conciencia de los muros, las enemistades y odios que hay en tu corazón y que te impiden relacionarte con los demás y con Dios. Confronta tus muros con tu identidad de hijo de Dios y toma la decisión de hacer algo para mejorar esa relación en construcción de paz.

Jue 12 Jul 2018

La Palabra nos da tres claves: elección, envío y misión

Primera lectura: Am 7,12-15 Salmo Sal 85(84),9ab+10.11-12.13-14 (R. cf. 9b) Segunda lectura: Ef 1,3-14 (forma larga) o Ef 1, 3-10 (forma breve) Evangelio: Mc 6,7-13 Las ideas temáticas de esta dominica las podemos sintetizar en tres palabras: La elección El envió La misión. En este decimoquinto domingo del Tiempo Ordinario el punto de encuentro de las lecturas que hemos elegido para la lectura orante de la Palabra es la acción misionera. El Evangelio habla de la misión que Jesús da a los Doce: "Comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos". El profeta Amós, en la primera lectura, subraya que profetiza, no por voluntad o iniciativa personal, sino "porque el Señor le agarró y le hizo dejar el rebaño diciendo: ´Ve a profetizar a mi pueblo Israel´". El himno cristológico de la carta a los Efesios (segunda lectura), canta los frutos de la misión en la conciencia de los cristianos: la bendición de Dios Padre, la elección en Cristo, la adopción filial, la redención y el perdón de los pecados, la revelación de los designios de Dios sobre la historia, el bautismo en el Espíritu Santo. Es importante anotar que a partir de hoy, y durante siete domingos, seguiremos, como segunda lectura, la carta de Pablo a los Efesios, una alegre visión global de la Historia de la Salvación, como una gran bendición de Dios, a la que corresponde que nosotros también le dediquemos unos espacios de meditación y oración. En el Evangelio también damos inicio a una nueva etapa en la misión de Jesús. Los domingos 15 y 16 leemos el envió de los doce a predicar y curar por los diversos pueblos y también su vuelta, al parecer, con bastante éxito. Hasta ahora Jesús había predicado él solo, aunque con la presencia de los apóstoles. Ahora son ellos los que son enviados a colaborar con él. Que estás dos anotaciones nos ayuden a darle unidad a las celebraciones de estos dos domingos que nos propone la liturgia de la Iglesia.