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iglesia colombiana

Mar 10 Sep 2024

La esperada y emotiva posesión canónica de monseñor Dimas Acuña Jiménez en la Diócesis de El Banco

Acogido por su clero, religiosas, cientos de fieles laicos y autoridades municipales, este lunes, 9 de septiembre, en la Catedral Nuestra Señora de La Candelaria, se llevó a cabo la ceremonia de posesión canónica de monseñor Dimas Antonio Acuña Jiménez, obispo de la Diócesis de El Banco. Monseñor Dimas se convierte en el tercer obispo de esta diócesis ubicada en el departamento del Magdalena, que fue erigida el 17 de enero de 2006.El nombramiento del nuevo obispo por parte del papa Francisco se produjo el pasado 15 de mayo. Posteriormente, el 27 de julio, monseñor Dimas, recibió la ordenación episcopal en la Catedral Metropolitana María Reina y Auxiliadora de Barranquilla. Aunque la posesión de monseñor Dimas estaba prevista para el pasado 10 de agosto, por dificultades asociadas a su salud, la ceremonia tuvo que ser aplazada. De allí, que su recibimiento por parte de la Iglesia que peregrina en El Banco fuera masivo y emotivo.Durante la homilía, monseñor Dimas narró el momento en que fue llamado a la Nunciatura Apostólica en Bogotá para ser notificado del nombramiento que le hizo el Santo Padre. Afirmó que, pese al miedo que sintió, se acogió a la voluntad de Dios frente a esa nueva misión y recordó una oración que hace todas las mañanas:“El Nuncio me empezó a contar cuánto tiempo llevaban ustedes sin obispo. Yo también sabía, pero no era consciente de eso, de estar esperando un obispo. Y entonces empecé a hacer lectura de fe de todas las veces que el Señor me ha llamado y que yo he respondido que sí. Y tenía miedo. Y solamente a través de la oración pude encontrar algunas de estas palabras que les he comentado a ustedes, ponerme en las manos de Dios. Y por eso, a mí me gusta una oración que dice: Padre, me abandono en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea; te doy las gracias, lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas, no deseo nada más. Padre, yo te ofrezco mi alma, te la doy con todo el amor de que soy capaz, porque deseo darme y ponerme en tus manos y medida con infinita confianza, porque tú eres mi Padre”.El Obispo de la Diócesis de El Banco también se refirió a la celebración litúrgica de este día en la Iglesia Universal, la fiesta de San Pedro Claver, recordando su figura como inspiración para la misión de pastorear esa Iglesia particular:“Y por eso estoy aquí, y no por casualidad, hoy, día de San Pedro Claver, cuando entré a la habitación ayer, inmediatamente encontré un cuadro de San Pedro Claver que dejó el padre Rafael Castillo y para mí no existe la casualidad, porque la casualidad niega la providencia. Yo creo que Dios es providente y se vale de esos detalles para decirme que, así como acompañó a San Pedro Claver en su misión, “así también te voy a acompañar a ti”. Pidámosle al Señor que hoy venga a sanarnos de nuestra mano paralizada, para que podamos responder, como San Pedro Claver. Pidámosle al Señor que nos dé la gracia, que nos dé el Espíritu Santo para que nosotros experimentemos a través de la escucha de su Palabra, el cumplimiento de sus milagros en nosotros y a través de nosotros, en nuestras familias. Amén”.Al final de la celebración, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, arzobispo de Barranquilla, agradeció el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, por haber facilitado que el papa Francisco centrara su atención en dos sacerdotes del clero de la Arquidiócesis de Barranquilla para hacerlos obispos: monseñor Edgar Jesús Mejía Orozco, obispo auxiliar de Barranquilla y monseñor Dimas Acuña.“Yo, particularmente, le agradezco no solamente la confianza que ha tenido con nuestra Arquidiócesis de Barranquilla de darnos dos obispos, uno de ellos para el Banco, sino que agradezco también el hecho de que me hubiera permitido a mí ordenar los obispos y hoy, en el caso concreto de monseñor Dimas, de venirle a darle posesión”.Además, monseñor Salas agradeció a los fieles por la paciencia que han tenido para esperar a su nuevo obispo, tras el fallecimiento por causas naturales de monseñor Luis Gabriel Ramírez Díaz, en enero de 2023.“Esta es una diócesis que el Señor en su proyecto de amor con ella le tendrá profundas bendiciones, porque ha sido una diócesis abnegada, sacrificada. Sus obispos, por diversas circunstancias, no han permanecido mucho tiempo entre ustedes y confiamos que el Padre Dimas aquí permanezca mucho tiempo entre ustedes”.El Arzobispo de Barranquilla destacó que su presencia en esa ceremonia no solo fue desde su responsabilidad como metropolitano, sino desde la posibilidad de haber acompañado el crecimiento de monseñor Dimas en su servicio a la Iglesia y ser testigo de su calidad humana y pastoral para convertirse en un obispo que no antepone nada a la misión; un obispo que antes de pensar en sí mismo piensa en lo que el Señor le ha confiado que son sus ovejas y que está dispuesto a dar la vida por ellas.“Monseñor Dimas, mi presencia aquí como metropolitano no solamente hace parte de mi responsabilidad como tal, sino también, es la presencia de un obispo que ha visto crecer al obispo que hoy hemos posesionado; que ha estado con él, que lo ha acompañado y sabe lo que deja aquí en El Banco. Deja un sacerdote lleno de fragilidades, como todos, pero un sacerdote dispuesto a entregar su vida en el servicio que la Iglesia le ha pedido, de eso no tengo la mínima duda”.Monseñor Pablo Emiro también le manifestó a monseñor Dimas su apoyo y el de todos los obispos de la Provincia Eclesiástica de Barranquilla para acompañarlo en esa nueva misión, respetando su autonomía.“Usted es un hermano más para nosotros. Estaremos detrás de sus necesidades, de sus urgencias, de sus sufrimientos y también de sus alegrías, pero también estaré yo, como su obispo, de donde procede, acompañando su caminar en la medida que usted lo requiera, porque cada obispo es autónomo en su diócesis, y esa autonomía, por supuesto, nosotros la respetamos, pero estamos ahí para ayudarlo, para acompañarlo”.Finalmente monseñor José Mario Bacci Trespalacios, obispo de la Diócesis de Santa Marta, quien ejerció como administrador apostólico de El Banco desde enero de 2023, agradeció al clero, los religiosos y fieles por su acogida durante este tiempo. Expresó:“Monseñor Dimas, aquí está el pueblo de Dios, de esta Diócesis de El Banco puesto en tus manos y en tu corazón, para que seas para ellos también reflejo de Jesucristo, Buen Pastor”.Vea a continuación la transmisión de la posesión canónica:

Lun 9 Sep 2024

Arquitectos y Artesanos de Paz

Por Pbro. Rafael Castillo Torres - La paz para Colombia es una tarea en permanente construcción que exige lo mejor de las personas, comunidades e instituciones. Hemos dado inicio a esta XXXVII Semana por la Paz con el lema “Uniendo voces, construimos país”. Es un inicio en el que la Iglesia nos ha exhortado a ser arquitectos del diseño original que nos demanda la construcción de la paz, expresada en políticas públicas de Estado que nacen, no solo del ámbito legislativo, sino también de un acuerdo decente en la negociación, que no piensa únicamente en los intereses de las partes, ni el cálculo político de un gobierno de turno, sino en el mayor bien de una nación que anhela la reconciliación.Los arquitectos, me ha enseñado una amiga, suelen unir la belleza del arte con la técnica. Y ello porque deben diseñar muy bien, construir muy bien y proyectar muy bien, procurando integrar, de manera armónica, la belleza del diseño con el entorno del paisaje y la geografía humana de los espacios urbanos.Una pregunta que viene bien hacernos es la siguiente: ¿Qué debemos tomar en consideración para colocar la piedra angular que nos exige la arquitectura institucional de la paz? La Conferencia Episcopal de Colombia ha dado cuatro postulados que bien podrían ser los buenos “horcones esquineros” que sostienen el ‘Edificio de la Paz’:•"Cuidemos y protejamos, en todo momento, la dignidad e integridad de la vida humana: ¡Que pare todo atentado y homicidio! •Desmontemos el lenguaje polarizante que descalifica al otro y genera odio: ¡Escuchémonos con respeto para llegar a acuerdos! •Seamos sensibles al sufrimiento de los más pobres y vulnerables que siempre terminan siendo los más afectados: ¡Venzamos la indiferencia!•Valoremos y conservemos la institucionalidad estatal y social: ¡Que cada persona se sienta realizada en sus más profundos anhelos y las familias encuentren un entorno favorable para el desarrollo humano integral!"Pero la Iglesia, igualmente, a través de la oración prevista para esta Semana por la Paz, nos invita a ser artesanos y sembradores de paz. De la arquitectura, el cálculo preciso; del sembrador y el artesano un trabajo paciente, realizado en silencio y despacio. Tanto el sembrador como el artesano, mantienen la esperanza y la certeza de que “las cosas buenas requieren tiempo”. Son trabajos hechos a mano y en espera paciente; no programados de forma mecanizada; son lo más lejos de una producción industrial en serie; están por lo general impregnados de estética y creatividad, son originales; nacen de una cultura, de una realidad social; de una visión del mundo y de las personas. Siempre expresan la fuerza de lo simbólico, que une y que encierra la tradición de una cultura como su experiencia de Dios. El hacer las cosas a mano, es lo determinante del producto del artesano; el saber que la mano de Dios acaricia la tierra, es la esperanza del sembrador. Por ello es importante que, durante esta semana y todo el mes de septiembre, podamos visibilizar los esfuerzos de miles de sembradores y artesanos que allá, en sus territorios, están trabajando diariamente haciendo las paces territoriales con propuestas que dignifican la vida.Nuestro anhelo, el cual pedimos con fe a Jesús, Príncipe de la Paz, y a su Madre María, Reina de la Paz, es que los valores del Evangelio se traduzcan en actitudes y comportamientos que generen una corriente de pensamiento y de buenos propósitos en la búsqueda de la reconciliación y de la paz. Por ello, tanto en la arquitectura como en la artesanía, es fundamental la alianza con las universidades, la institucionalidad, los empresarios, las comunidades educativas, los sectores sociales, redes sociales, así como con los periodistas y medios de comunicación masivos y comunitarios. Mantengamos la esperanza y la convicción de que sí es posible incidir en la transformación directa de los imaginarios que permiten el surgimiento de la reconciliación y la paz en Colombia.Pbro. Rafael Castillo TorresDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana

Vie 6 Sep 2024

La Voz del Pastor | 8 de septiembre de 2024

Reflexión del cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia:Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 7,31-37

Vie 6 Sep 2024

Proteger la vida, vencer la indiferencia, disponerse al diálogo y conservar la institucionalidad: llamados de los obispos al pueblo colombiano

Preocupados por las múltiples comunidades que en Colombia continúan afectadas por la violencia y el conflicto armado, así como por la compleja situación social y política que se ha vivido en los últimos días a nivel nacional, los obispos colombianos hacen un nuevo llamado para que los diferentes actores y sectores de la sociedad consideren el valor y la urgencia del diálogo sincero para construir un proyecto común de país, uno que conduzca hacia el logro efectivo de la paz, "que es un clamor suplicante y exige compromiso permanente".El mensaje lo envían también en el contexto de la Semana por la Paz que, en este año 2024, se celebrará del 8 al 15 de septiembre bajo el lema "Uniendo voces construimos país". La celebración estará animada por todas las arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos del país, así como por diferentes organizaciones sociales. Los prelados piden aprovechar este contexto para reflexionar y llevar a cabo acciones que privilegien la escucha, permitan superar la polarización y buscar la fraternidad.De acuerdo con los obispos, la coyuntura actual del país pide a todos aprender, especialmente, cuatro lecciones. En el texto las describen así:"- Cuidemos y protejamos, en todo momento, la dignidad e integridad de la vida humana: ¡Que pare todo atentado y homicidio!- Desmontemos el lenguaje polarizante que descalifica al otro y genera odio: ¡Escuchémonos con respeto para llegar a acuerdos!- Seamos sensibles al sufrimiento de los más pobres y vulnerables que siempre terminan siendo los más afectados: ¡Venzamos la indiferencia!- Valoremos y conservemos la institucionalidad estatal y social: ¡Que cada persona se sienta realizada en sus más profundos anhelos y las familias encuentren un entorno favorable para el desarrollo humano integral!"Vea la lectura del mensaje por parte del Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Germán Medina Acosta:

Vie 6 Sep 2024

Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!"

VIGÉSIMO TERCER DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOSeptiembre 8 de 2024Primera lectura: Is 35,4-7aSalmo: 146(145),7.8-9a.9bc-10 (R. 1)Segunda lectura: St 2,1-5Evangelio: Mc 7, 31-37I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Palabra de Dios que se nos ofrece a consideración nos ofrece algunas ideas temáticas para nuestra reflexión y oración:●Dios que se encarna en Jesús, viene en persona para salvar a la humanidad. ●Jesús viene a salvar a la humanidad, mediante la vivencia de la pobreza y la curación de todas las dolencias. ●El testimonio de Jesús empuja a los discípulos y a la humanidad a actuar coherentemente, de acuerdo a la vivencia del estilo del Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El profeta Isaías profetiza un tiempo de gracia en el que el mismo Dios baja al mundo en persona para resarcir y salvar a la humanidad; y los signos que lo acompañan son: despegar los ojos del ciego, abrir los oídos a los sordos, el mudo cantará y el cojo saltará. El evangelista san Marcos no hace otra cosa, que testimoniar que en Jesús este tiempo ha llegado y se hace presente, mediante el hecho vivo de un acto taumatúrgico donde el Señor hace oír y hablar a un sordomudo. En realidad, lo que las Sagradas Escrituras manifiestan, es el cumplimiento de las promesas proféticas en nuestro Señor Jesucristo. Por su parte el salmo, que hace parte de los himnos veterotestamentarios, profundiza en la presencia de Dios, mediante otros signos que se complementan al anuncio profético cuando dice que las promesas de Dios se cumplirán porque Él es fiel, y viene a resarcir la justicia a los oprimidos, abrir los ojos al ciego, enderezar a los que ya se doblan, sustentar al huérfano y a la viuda, y proteger el camino de los peregrinos (forasteros, extranjeros). Consecuencia de la presencia del Señor en nuestra vida, es que como discípulos misioneros nuestra actitud como cristianos es no hacer acepción de personas, concretamente nos invita a dar testimonio en el culto y en todos los aspectos de la vida a no discriminar entre un rico y un pobre, entre uno que esté mal vestido y otro que, por su apariencia, esté en mejores condiciones económicas; este ejemplo concreto se encuentra en la segunda lectura del apóstol Santiago y la lectura cierra con una pregunta que nos debe hacer reflexionar y actuar: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?En la liturgia del día de hoy, la Iglesia nos invita a ser testigos del cumplimiento de las expectativas mesiánicas, encarnadas en la vida de nuestro Señor Jesucristo. Su obra personifica la realidad de la acción escatológica de la Salvación de Dios sobre todos los que le esperan, en especial los desanimados, llevando a la acción las esperanzas de una parte del mundo que, con ansiedad, suspiraba por la visita de Dios.En la primera lectura, el profeta Isaías realiza, como con un grito estentóreo de gozo, el anuncio de la Salvación a los desanimados (lit. precipitados de corazón). La visita de Dios viene descrita con figuras poéticas que hacen pensar en un tiempo de restauración universal, en donde no solo se restablecen los ánimos de los decaídos, sino también los elementos de la naturaleza recobran su belleza originaria: Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! (Is 35, 1-2). El ambiente de renovación universal es al mismo tiempo, un anuncio esperanzador de la manifestación pública del poder renovador de Dios sobre las personas que viven en la desesperanza de las propias limitaciones físicas. Los ciegos, los sordos, los cojos, y los mudos son categorías de personas que, viviendo en medio del pueblo, tienen que soportar además del ostracismo religioso y social (cf. Lv 21,18; 2S 5, 8), la incapacidad que les dificulta experimentar con plenitud el don de la vida (cf. Lv 19,14; Is 6, 9-10). Ante su situación de mediana muerte, Dios con su visita promete restaurarlos en plenitud.La acción renovadora de Dios viene también descrita como un acto de recreación ex nihilo sobre los elementos. Los parajes desérticos se llenan de agua: porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales (35, 6-7): es decir, recobran la Vida, don por antonomasia del Señor que manifiesta su poder creador. El público de Isaías guardará en el corazón los anuncios de salvación del profeta, y este pasaje servirá, junto a sus paralelos (cf. Jr 31,8; Is 25,8; 49,6; 61,1), como modelo literario que describirá de manera ideal lo que se espera de los tiempos mesiánicos.No hay duda de que el evangelio de hoy se inscribe dentro de la línea de pasajes que describen en el ministerio de Jesús, el cumplimiento de la expectación mesiánica anunciada por Isaías. Sin embargo, el relato marcano nos ofrece una composición narrativa colmada de peculiaridades que no se deben pasar por alto. En primer lugar, el ministerio de Jesús es descrito como manifestación del Mesías de Israel en tierra extranjera. Desde el final de la escena anterior (cf. Mc 7, 24), Jesús con sus discípulos ya camina en territorio de Tiro, Sidón y la Decápolis, tierra pagana. El plan narrativo del evangelio hasta este momento nos describe una paradoja inaudita: los suyos continúan preguntándose acerca de su identidad y del impacto de su obra, mientras que parece que su fama ya ha sobrepasado las fronteras de Israel, y Jesús caminando en el extranjero ya es reconocido y buscado como hombre de Dios, gracias a su poder sanador (cf. La siro-fenicia: Mc 7, 24-30). El reconocimiento de la obra de Jesús de parte del público gentil contrasta, en estos primeros pasajes, con el deseo del Señor de pasar desapercibido en medio de ellos (7, 24). En este sentido, la perícopa de hoy nos muestra que, la psicología del Señor se mueve en un contraste bastante conmovedor: por un lado, Jesús movido por la compasión acepta el encuentro con el sordomudo que le es presentado, y por otro, se sugiere un deseo del maestro de mantener en la privacidad la manifestación de su poder.Esta privacidad de Jesús con el enfermo se transforma a la vez en un encuentro íntimo y de gracia. La descripción de la sanación, inaudita en la tradición sinóptica, sugiere un contacto especial con el enfermo. Jesús toca con sus dedos, y con su saliva las partes enfermas de la persona: hay una doble enfermedad, por tanto, hay también un doble acto sanador. A ese hombre que es incapaz de escuchar su Palabra, Jesús le comunica con su contacto físico el mismo poder sanador que en otras ocasiones es trasmitido como una orden directa al enfermo (cf. Jn 5, 8-16; Lc 5, 17-26; Mt 8,)3). En Jesús, Dios habla también tocando con sus dedos.El uso de la saliva resulta más intrigante aún. Más allá del hecho de que era un elemento bastante usado en la antigüedad por los taumaturgos contemporáneos a Jesús como instrumento de sanación, esta sustancia evoca también la trasmisión de la vida a la boca, elemento orgánico del habla. Una suerte de “beso” simbólico de Dios, que evoca el aliento divino del Génesis, que saliendo de la boca de Dios hace posible la vida del órgano inanimado (cf. Gn 2, 7). El evangelista Juan también tomará esta figura, representando a su vez el acto de recreación de la vista del ciego de nacimiento (cf. Jn 9, 6). A este contacto íntimo entre Jesús y el enfermo, el evangelista Marcos agrega un elemento de gracia: la mirada de Jesús al cielo solo presente aquí en la tradición sinóptica en contexto de curación, sugiere que la acción sanadora de Jesús tiene su origen en el Padre: distribuidor de la vida y fuente de todas las bendiciones que garantizan el sustento humano (cf. Mc 6, 41; Jn 11, 41). Y, por último, el suspiro de Jesús junto a la orden effatá: Jesús comparte el sufrimiento del enfermo (cf. Rm 8, 23.26; 2Co 5, 2.10), y este a su vez, se “abre”. De esta manera, la Palabra de Jesús encuentra su vía de acceso al interior del hombre, para que este experimente por primera vez el contacto real con la Palabra transformadora del Señor.Los testigos del evento, la población de la Decápolis, ya lo saben: en Jesús la acción de Dios se encuentra presente, el Dios Creador ha visitado al mundo en la persona de Jesús. Resulta interesante que la reacción de la gente contradiga la orden de Jesús a callar sobre los acontecimientos, pero más allá de eso, el evangelio que estos testigos paganos proclaman es una clara alusión al descubrimiento que hacen del Dios de Israel presente en Jesús. Todo lo ha hecho Bien: la voz narradora del poema de la creación del libro del Génesis encuentra eco de sus palabras en esta proclamación de fe y gozo (cf. Gn 1, 31). La proclamación litúrgica de hoy es un llamado a dejarnos tocar por la acción sanadora de Cristo. En no pocas ocasiones el toque de Jesús en nuestra vida sobrepasa el lenguaje de las palabras. Él se acerca con signos, con momentos íntimos, esos que guarda la memoria del corazón de cada uno de nosotros, y que hacen posible nuestro acceso a la fe y a la aceptación de su Palabra en nuestras vidas. En el fondo de muchas de nuestras situaciones personales, la Palabra que quiere entrar a nosotros encuentra sus vías de acceso a nuestro corazón, totalmente cerradas por nuestra indiferencia. Santiago hoy nos invita a mantener los sentidos espirituales bien abiertos para la visita de nuestro Señor: la comunidad debe reconocer la presencia de Dios en todos y no hacer acepción de personas. Esta habilidad solo será convenientemente desarrollada si en el contacto íntimo con Jesús, habilitamos nuestros sentidos espirituales para entrar en contacto real con el poder sanador de Cristo que nos adentra en la Sintonía de su Palabra y de su acción santificadora._______________________Recomendaciones prácticas:●8 al 15 Congreso Eucarístico Internacional. Quito, Ecuador.●Día de Oración compartida entre las Iglesias Hermanas de Aquisgrán y Colombia.●Inicia la Semana por la Paz.III.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Reunidos como asamblea litúrgica celebremos hoy la gracia del encuentro de comunión entre los hermanos y con el Señor. La liturgia hoy nos invita a la alegría y a la alabanza a Dios, por el don de la vida y por la presencia salvadora de Jesús, que con su Palabra quiere abrir nuestros oídos y nuestro corazón a la experiencia salvadora del encuentro íntimo con el Señor.Contagiémonos de la alegría de la redención, y abramos nuestra alma al don de su Palabra y de su Eucaristía, como regalos que alimentan nuestra vida y animan nuestro compromiso cristiano. ¡Participemos con gran alegría de este banquete sacrificial! Monición a la liturgia de la Palabra La Palabra de Dios hoy nos llama a la alabanza y a la acción de gracias. Seamos testigos de la historia de la intervención recreadora de Dios en la vida humana. Su poder hoy es anunciado por las profecías; su gracia es cantada por el salmista; y su bondad es descrita con detalle por el amor sanador de Cristo, que abre nuestro cuerpo y nuestro corazón al contacto de su Palabra sanadora. ¡Escuchemos con atención!Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestra oración al Padre de los cielos, autor de la vida y restaurador de la existencia humana, y supliquemos con humildad que su poder recreador renueve con su gracia la aridez de nuestro corazón. Supliquemos con fe diciendo:R/. ¡Abre nuestro corazón a tu amor, Señor!1.Por tu santa Iglesia y sus ministros, para que redescubran constantemente en sus vidas la necesidad del diálogo íntimo con el Señor Jesús, como única fuente de fertilidad apostólica y sean testimonios ante el mundo de la acción sanadora del Señor en sus vidas. Oremos.2.Por las naciones de la tierra, para que el aliento renovador del Señor abra los corazones del mundo entero a la escucha y obediencia de la Palabra divina, anunciada con el testimonio y la vida de los proclamadores de la verdad del Evangelio. Oremos.3.Por las personas afectadas por limitaciones físicas y mentales, para que Dios suscite en sus corazones ánimos renovados de vida, proclamen ante el mundo el valor de la dignidad humana, y sean ejemplo de superación y resiliencia para cuantos necesiten inspiración en sus vidas. Oremos.4.Por la Iglesia de Aquisgrán, para que no falten las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, a un laicado comprometido, y reciban de Dios la recompensa por su generosidad y apoyo a la Iglesia colombiana. Oremos.5.Por nuestra patria Colombia, para que la Semana por la Paz motive a todos los colombianos a construir lazos de hermandad, tolerancia y solidaridad. Oremos.Oración conclusivaDios Padre Celestial,envía tu aliento creador sobre tu Iglesia,sostén con tu fuerza a los decaídos ypermítenos experimentar un encuentrorenovado con tu Hijo Jesús,para ser anunciadores en elmundo de tu gracia y salvación.Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/. Amén

Mar 3 Sep 2024

La paz esté con ustedes (Jn 20, 19)

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - En el desarrollo del proceso de evangelización de la Diócesis de Cúcuta, comenzamos este mes de septiembre enmarcado por la celebración de la Semana por la Paz y la reflexión en torno a la Palabra de Dios, con el lema del proceso pastoral: “Tú eres el Cristo, con tu Palabra danos la paz”, inspirados por la Palabra de Dios que nos dice: “Estén siempre alegres en el Señor; les repito, estén alegres. Que todo el mundo los conozca por su bondad. El Señor está cerca. Que nada los angustie; al contrario, en cualquier situación presenten sus deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias. Y la paz de Dios, que supera cualquier razonamiento, protegerá sus corazones y pensamientos por medio de Cristo Jesús” (Flp 4, 4-7).En Colombia y en el mundo podemos decir que nos angustia la situación de guerra que afrontamos y el deterioro de la dignidad de la persona, así como todos los atentados y amenazas en contra de la vida y de la familia. Frente a este panorama desolador, retomamos las palabras del Apóstol san Pablo a los Filipenses, que nos dice que nada nos angustie, en cualquier situación presentemos nuestros deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias (Cf Flp 4, 6), con la certeza que la paz de Dios, por medio de Jesucristo, estará siempre con nosotros. Esta certeza la tenemos desde el mismo momento en que Jesús se presentó como el resucitado: “La paz les dejo, mi paz les doy. Una paz que el mundo no les puede dar” (Jn 14, 27), que implica trabajar intensamente por tener en la vida a Nuestro Señor Jesucristo que nos conduce a la verdadera paz, mediante el perdón y la reconciliación con nuestros hermanos.La misión de Jesucristo en esta tierra fue conducirnos a la paz, reunir a los que están dispersos y divididos y establecer la paz entre los que crean divisiones. Su misión desde la cruz fue devolvernos la paz con Dios, perdida a causa del pecado y que lo escuchamos desde la primera palabra cuando nos otorga el perdón misericordioso, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34), que implica dejarnos limpios de todo lo que se opone a Dios y librarnos de odios, resentimientos, rencores, venganzas y violencias que destruyen nuestras relaciones familiares y comunitarias y hacen que la paz comience a agonizar.Dejemos a un lado nuestras amarguras, resentimientos y tristezas. Oremos por nuestros enemigos, perdonemos de corazón a quien nos ha ofendido y pidamos perdón por las ofensas que hemos hecho a nuestros hermanos. Deseemos la santidad, porque he aquí que Dios hace nuevas todas las cosas. No temamos, no tengamos angustia alguna, estamos en las manos de Dios (Cf. Flp 4, 6). La Eucaristía que vivimos con fervor es nuestro alimento, es la esperanza y la paz que nos conforta y una vez fortalecidos, queremos transmitir la vida nueva a nuestros hermanos, a nuestra familia y nuestras relaciones sociales, porque la paz que viene de lo alto está con nosotros y desde nuestro corazón se transmite a todos los que habitan a nuestro lado.Jesucristo es la revelación suprema, la manifestación decisiva del Padre para decirle al mundo que no reina el mal, ni el odio, ni la venganza, ni la violencia, sino que reina el Señor, que ha venido a traernos amor, perdón, reconciliación, paz y una vida renovada en Él, para que todos tengamos paz en la tierra.El Papa Francisco en el mensaje por la paz del año 2017 nos dice: “Para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad. El amor a los enemigos constituye el núcleo de la revolución cristiana. Precisamente, el Evangelio del amen a sus enemigos (Cf. Lc 6, 27) es considerado como la carta magna de la no violencia cristiana, que no se debe entender como un rendirse ante el mal, sino como responder al mal con el bien (Cf. Rm 12, 17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia” (Mensaje por la Paz, 2017, 3).Debemos procurar llevar perdón, reconciliación y paz a la familia, a nuestro lugar de trabajo, a la calle, a las relaciones sociales. El mundo está triste e inquieto y tiene necesidad de la paz y de la alegría que el Señor Resucitado nos ha dejado, al decirnos: “La paz esté con ustedes” (Jn 20, 19). ¡Cuántos han encontrado el camino que lleva a Dios en el testimonio sonriente de un buen cristiano que trabaja por la paz! La paz en el corazón es una enorme ayuda para la familia, para todas las personas que entran en contacto con quien está en paz interior, porque lleva a presentar el mensaje de Cristo de una forma amable y positiva, mediante el perdón y la reconciliación.Los invito a que trabajemos juntos por el perdón y la reconciliación y en oración contemplativa, de rodillas frente al Santísimo Sacramento, mirando y contemplando el Crucificado, recibamos la paz que viene de lo alto como un don de Dios que queremos transmitir a los demás, a través del perdón a nuestros enemigos tal como nos lo pide Jesús en el Evangelio (Cf. Lc 6, 27) y puestos en las manos de Nuestro Señor Jesucristo, que es nuestra esperanza y nuestra paz y bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca San José, que nos protegen, imploremos la paz para nosotros, para nuestras familias y para el mundo entero, diciendo: “Tú eres el Cristo, con tu Palabra danos la Paz”.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de Cúcuta

Mar 3 Sep 2024

Camino irrenunciable hacia la paz

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - El mes de septiembre está dedicado, en lo litúrgico, con ocasión de la memoria de San Jerónimo (30 de septiembre), a reflexionar en la importancia y valor de la Sagrada Escritura en la vida de los creyentes; y en lo social, con ocasión de la memoria de San Pedro Claver (9 de septiembre), a reflexionar sobre los derechos humanos y la paz.En el 2017, tuvimos los colombianos la inolvidable visita del Papa Francisco, pero pienso que es necesario, de vez en cuando, retomar sus mensajes que no pasan de moda, como ninguno de los mensajes de San Pablo VI y San Juan Pablo II que también nos visitaron en 1968 y 1986, respectivamente.En su visita a Cartagena de Indias, el tema fue precisamente el que se nos propone para este mes de septiembre, «Dignidad de la persona y derechos humanos». Demos espacio al Papa Francisco en este editorial a sus palabras, que espero resuenen con la fuerza transformadora de los corazones, las mentes y las acciones de todos, para que realmente tomemos conciencia de la necesidad de trabajar juntos por alcanzar la paz que parece tan esquiva.“Aquí, en el Santuario de San Pedro Claver, donde de modo continuo y sistemático se da el encuentro, la reflexión y el seguimiento del avance y vigencia de los derechos humanos en Colombia, hoy la Palabra de Dios nos habla de perdón, corrección, comunidad y oración.Porque Colombia hace décadas que a tientas busca la paz y, como enseña Jesús, no ha sido suficiente que dos partes se acercaran, dialogaran; ha sido necesario que se incorporaran muchos más actores a este diálogo reparador de los pecados. «Si no te escucha [tu hermano], busca una o dos personas más» (Mt 18,15), nos dice el Señor en el Evangelio.Hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente. No se alcanza (la paz) con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad. Jesús encuentra la solución al daño realizado en el encuentro personal entre las partes. Además, siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva. «El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite —toda la gente y su cultura—. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 239).Las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se dé posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes. Pero eso sólo nos deja en la puerta de las exigencias cristianas. A nosotros cristianos se nos exige generar «desde abajo», generar un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, responder con la cultura de la vida y del encuentro. Nos lo decía ya ese escritor tan de ustedes y tan de todos: «Este desastre cultural no se remedia ni con plomo ni con plata, sino con una educación para la paz, construida con amor sobre los escombros de un país enardecido donde nos levantamos temprano para seguirnos matándonos los unos a los otros... una legítima revolución de paz que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante casi dos siglos hemos usado para destruirnos y que reivindique y enaltezca el predominio de la imaginación» (Gabriel García Márquez, Mensaje sobre la paz, 1998).¿Cuánto hemos accionado en favor del encuentro, de la paz? ¿Cuánto hemos omitido, permitiendo que la barbarie se hiciera carne en la vida de nuestro pueblo? Jesús nos manda a confrontarnos con esos modos de conducta, esos estilos de vida que dañan el cuerpo social, que destruyen la comunidad. ¡Cuántas veces se «normalizan» —se viven como normales— procesos de violencia, exclusión social, sin que nuestra voz se alce y nuestras manos acusen proféticamente! Al lado de san Pedro Claver había millares de cristianos, consagrados muchos de ellos; pero sólo un puñado inició una corriente contracultural de encuentro. San Pedro supo restaurar la dignidad y la esperanza de centenares de millares de negros y de esclavos que llegaban en condiciones absolutamente inhumanas, llenos de pavor, con todas sus esperanzas perdidas. No poseía títulos académicos de renombre; más aún, se llegó a afirmar que era «mediocre» de ingenio, pero tuvo el «genio» de vivir cabalmente el Evangelio, de encontrarse con quienes otros consideraban sólo un deshecho. Siglos más tarde, la huella de este misionero y apóstol de la Compañía de Jesús fue seguida por santa María Bernarda Bütler, que dedicó su vida al servicio de pobres y marginados en esta misma ciudad de Cartagena.En el encuentro entre nosotros redescubrimos nuestros derechos, recreamos la vida para que vuelva a ser auténticamente humana. «La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y de cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada» (Discurso a las Naciones Unidas, 25 septiembre 2015).Finalmente, Jesús nos pide que recemos juntos; que nuestra oración sea sinfónica, con matices personales, diversas acentuaciones, pero que alce de modo conjunto un mismo clamor. Estoy seguro de que hoy rezamos juntos por el rescate de aquellos que estuvieron errados y no por su destrucción, por la justicia y no la venganza, por la reparación en la verdad y no el olvido. Rezamos para cumplir con el lema de esta visita: «¡Demos el primer paso!», y que este primer paso sea en una dirección común”. Demos el paso sin miedo por la paz.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali

Mar 3 Sep 2024

Iglesia colombiana acoge el II Encuentro de responsables de prevención de abusos de las Conferencias Episcopales de Latinoamérica y el Caribe

Este martes, 3 de septiembre, inició en Bogotá, en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), el II Encuentro de Responsables de Prevención de Abusos de las Conferencias Episcopales de Latinoamérica y el Caribe. Cuarenta y ocho personas, entre obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos, representantes de la Iglesia en 17 países, participan en esta reunión, que se extenderá hasta el jueves 5 de septiembre. Monseñor Luis Manuel Alí Herrera, Secretario de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores también acompaña el encuentro.En esta oportunidad, durante la reunión, organizada por la Conferencia Episcopal de Colombia y el CELAM, se estarán abordando temas asociados a la transparencia y la reparación. En noviembre de 2023 se había adelantado el primero de estos encuentros en Santiago de Chile, a partir del cual se creó la Red Latinoamericana y Caribeña para la Cultura del Cuidado.La primera jornada inició con una Eucaristía presidida por monseñor Francisco Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. Durante la homilía, el prelado afirmó que el llamado más importante que tenemos todos en la Iglesia es a ser cuidadores, actuando al estilo y con los criterios de Jesús. Una tarea que implica erradicar, en sinodalidad, cualquier tipo de abuso, teniendo como brújula la dignidad, la protección de los derechos humanos y la Doctrina Social de la Iglesia. Además, recordó la urgencia de acabar con el clericalismo y crear una cultura del cuidado que se enfoque en el servicio.Monseñor Nelson Jair Cardona, presidente de la Comisión episcopal de protección de menores de Colombia, en calidad de anfitrión, recordó que, en medio de las dificultades por cuenta del flagelo de los abusos, “podamos transitar juntos esta noche oscura, seguros de que Dios sacará de esta crisis grandes cosas, porque tenemos que responsabilizarnos”.Es así como “asumiendo las culpas” el prelado ha invitado a buscar soluciones y ser artesanos de la cultura del encuentro “y si vamos caminando juntos será más fácil”, por supuesto, una responsabilidad que recae en la jerarquía por lo que es importante “contar con pastores menos jerárquicos y más humildes, reconociendo la dignidad de todos”. Sin duda, “es un tiempo de purificación”.Seguir tejiendo redesEn la apertura, la doctora Ilva Myrian Hoyos, quien preside el Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado de la Conferencia Episcopal de Colombia, presentó el panorama de los organismos eclesiales para la cultura del cuidado que iniciaron en Chile.En esa perspectiva recordó que el país austral que “vivió el flagelo de las violencias y los abusos, pero que de alguna u otra forma también tiene ese eco de lo que significa la atención, la escucha, la reparación a las víctimas de la violencia cometida en los entornos eclesiales”.En el caso de Colombia, aseguró que “también hay un gran reto para compartir nuestras experiencias y poder dialogar, establecer vínculos y seguir estableciendo esta red latinoamericana” con objetivos comunes.Comentó que en este encuentro partieron de “experiencias específicas, diferenciales, sin sentirnos que hemos avanzado unos más que otros, sino estamos caminando para ayudarnos, complementarnos y solidarizarnos”.Lo que afecta a uno “afecta a todos”, bajo esa premisa las Comisiones episcopales de protección de menores y adultos vulnerables confían seguir tejiendo redes de trabajo y colaboración mutuas.Novedades e inicio de la formaciónDurante la jornada también se presentaron avances y novedades por parte de las diferentes regiones. Además, para iniciar la profundización en los temas de formación de este encuentro, la doctora Albertina Navas, proveniente de Ecuador, presentó una conferencia denominada "Comunicación en crisis. Gestión de la transparencia".