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iglesia colombiana

Mar 29 Jul 2025

Vamos caminando hacia el Congreso del PEIP

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El plan pastoral de 25 jurisdicciones eclesiásticas en Colombia está inspirado en el PEIP (Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular). Aparte de las reuniones dos veces al año de los obispos que tenemos este proyecto pastoral en las Iglesias Particulares, se ha comenzado a realizar el Congreso del PEIP que está organizado para reunirse cada tres años. El primero fue en Barranquilla y el segundo será en nuestra Diócesis de Cúcuta, que tiene como lema: Peregrinos de la Esperanza “vayan y hagan discípulos” (Mt 28, 19). Desde ya los invito a orar por el éxito de este acontecimiento eclesial, para que traiga muchos frutos en bien del trabajo misionero en nuestra Diócesis. En este editorial y en los próximos vamos a dar los avances del desarrollo del II Congreso, para que vivamos esta experiencia como gracia que el Señor nos regala.Para aprovechar esta bendición que vamos a vivir en bien del trabajo pastoral de nuestra Diócesis, enmarcamos este acontecimiento en el mandato misionero del Señor “vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 16 - 20). También, recibiendo este mandato como la vocación esencial de la Iglesia, porque “evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa misa, memorial de su muerte y Resurrección gloriosa” (Evangelii Nuntiandi 14).La Iglesia ha recibido del Señor el mandato de llevar a todos la gran noticia del Evangelio y una vez que se recibe el anuncio de la Palabra de Dios, brota del corazón del creyente el fervor por ser testigos; que iluminados por el Espíritu Santo, van por todas partes a comunicar la experiencia del encuentro con Jesucristo que transforma nuestras vidas. “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; Él vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra” (Hch 1, 8); de tal manera, que el creyente recibe con docilidad el Espíritu Santo y se deja iluminar por Él, para cumplir con el mandato evangelizador, pues “no habrá nunca Evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo” (EN 75).La Iglesia siempre actúa con el poder del Espíritu Santo y se ha dejado renovar por Él. Toda la acción pastoral debe ser dócil a la moción y luz del Espíritu Santo, ya que es Él quien orienta y renueva la misión evangelizadora en la Iglesia. Para dejar obrar el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia es necesario asumir en serio el llamado a la conversión “conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15), que significa el retorno a Dios, el cambio de mentalidad, es decir transformación de la vida en Cristo; hasta llegar a decir con san Pablo: “ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20), dando testimonio de su proceso de conversión, afirmando “para mí la vida es Cristo” (Fil 1, 21).En nuestra Diócesis de Cúcuta queremos dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, siguiendo el Proceso Evangelizador que la Iglesia ha aplicado desde siempre para evangelizar. Somos conscientes del mandato de Jesús, de ir por todas partes a anunciar el Evangelio y por eso queremos poner en práctica con la mayor fidelidad posible ese mandato misionero de Jesús. Con la certeza que todo tiene que brotar de una oración constate de rodillas frente al Santísimo Sacramento, para poder tener el discernimiento suficiente que nos impulse al acompañamiento de todas las personas, para que puedan crecer en la fe, la esperanza y la caridad y perseveren en la gracia de Dios.Siguiendo la enseñanza de la Iglesia en su Magisterio vamos a continuar con el desarrollo del Plan de Evangelización de la Diócesis, inspirado en el proceso por el que la Iglesia movida por el Espíritu Santo, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo. De tal manera, que impulsada por la caridad, impregna y transforma a toda la sociedad, dando testimonio entre las gentes de la nueva manera de vivir en Cristo, proclamando explícitamente el Evangelio mediante el primer anuncio que llama a la conversión; iniciando en la fe y la vida cristiana mediante la catequesis a los que se convierten a Jesucristo, alimentando la fe de los fieles mediante la eucaristía y la caridad y suscitando permanentemente a la misión, anunciando a Jesucristo con palabras y obras (Cf. DGC 48).De esa manera, en fidelidad a Jesucristo y la Iglesia, con renovado fervor pastoral y en salida misionera, nos disponemos a fortalecer el proceso evangelizador, que según lo sintetiza el Directorio General para la Catequesis del año 1997, “está estructurado en etapas o momentos esenciales: La acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; la acción catequética para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación; y la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. Estos momentos no son etapas cerradas, ya que tratan de dar el alimento evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma comunidad” (DGC 49, 31-35).El Congreso del PEIP en Barranquilla tuvo como tema la acción misionera. Para este segundo congreso, la temática elegida es la segunda etapa del proceso evangelizador y que tendrá como título: la acción catequética en el proceso evangelizador de la Iglesia. Desde ya nos ponemos en las manos de Dios, encomendando a la Santísima Virgen María y al Glorioso Patriarca San José el éxito de esta experiencia eclesial, que nos permita crecer en el fervor misionero, para cumplir con el mandato del Señor: sean mis testigos.En unión de oraciones,reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta

Lun 28 Jul 2025

Vivamos la revolución de la ternura y el cuidado con nuestros adultos mayores

Por Mons. Félix Ramírez Barajas - “La sabiduría de los ancianos es su riqueza, y su experiencia es su coronación” (Job 32,7). Nuestros adultos mayores son un signo vivo de fidelidad a sus valores, baluartes y pilares de la fe, de la resiliencia y del deber ser. Van marcando la pauta, dejando huellas por el cumplimento de sus compromisos y la valentía para enfrentar los desafíos y retos en tiempos difíciles, pero también en su dinamismo y participación en el desarrollo de los pueblos, demostrando que siempre hay esperanza.En nuestra Iglesia, no solo han sido buenos cristianos, sino también ciudadanos ejemplares, mostrando un temple humano y espiritual para “resistir, persistir y nunca desistir” en sus propósitos de vida y en el cumplimiento de sus deberes. Para ellos, la palabra sigue siendo un compromiso cargado de responsabilidad y honestidad. El adulto mayor confía en esa palabra empeñada, enseñando la importancia de la integridad personal, familiar y comunitaria.En cada pueblo hay adultos mayores a quienes por su edad y experiencia se les llama “Patricios”; aquellas personas que, por sus años vividos, tienen un sentido de pertenencia con pueblo natal, sus conocimientos adquiridos por tradición y por su liderazgo en todo el sentido de la palabra.Su mirada diáfana no se oculta ni con las arrugas que producen los años, que son la impronta y reflejo de su entrega y trabajo, mira su prójimo y al mundo con confianza, con humildad y muchas veces con el silencio que se vuelve elocuente y ejemplarizante. Entregados a construir personas, dignidad y futuro. Para muchos de ellos, no hubo descanso, vacaciones, viajes de placer, ni beneficios laborales como cesantías, primas de navidad, dotación o transporte. Mucho menos tuvieron acceso a sistemas de salud o pensiones. Sin embargo, su convicción permanece intacta: saben que han trabajado con dedicación, cumpliendo sus deberes aun cuando sus derechos no fueran reconocidos. Aunque no vieron cercanas reformas o cambios en el sistema, entregaron su vida con pasión por lo bueno, lo bello, lo noble y lo justo. Supieron amar, por encima de todo, su vida, su trabajo, su familia, su pueblo, su fe y sus tradiciones.Eso sí con la certeza del mejor seguro de vida: su fe en Dios y la satisfacción del deber cumplido a través del trabajo y la relación confiada y fecunda con el Señor y con los suyos, les ha llevado a poner toda su esperanza en Dios, como lo indica el Papa León XIV en su mensaje para la V Jornada Mundial de los Mayores (2025): “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza”.Sin títulos académicos, pero con la sabiduría desbordante de la experiencia que no se improvisa, con la filosofía práctica y tangible de creer y celebrar la fe y el amor al trabajo y a la familia, viviendo en la esperanza de un mañana mejor para sus futuras generaciones.Solo así pueden seguir teniendo redes donde las futuras generaciones puedan saber que vale la pena vivir para servir y servir para vivir: ideal noble que prolonga la existencia y la hace trascender a través del tiempo presente en este mundo y en la eternidad como promesa cumplida por el Señor. La esperanza cierta puesta en Dios que sigue caminando con nosotros, pues en Cristo nos ha indicado que hay remedio hasta para la muerte: Pues, Él ha resucitado.Para ser signos de esperanza con los abuelos y adultos mayores, el Papa León XIV, nos propone vivir la “revolución” de la gratitud y del cuidado:“Cada parroquia, asociación, grupo eclesial está llamado a ser protagonista de la “revolución” de la gratitud y del cuidado, y esto ha de realizarse visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad al que se siente olvidado. La esperanza cristiana nos impulsa siempre a arriesgar más, a pensar en grande, a no contentarnos con el statu quo. En concreto, a trabajar por un cambio que restituya a los ancianos estima y afecto.Convocamos a todas las Instituciones a exaltar y agradecer a los adultos mayores en cada uno de los pueblos, a través de actos religiosos, culturales y eventos donde los niños y los jóvenes valoren a sus adultos mayores. Estos encuentros intergeneracionales facilitan rescatar los valores, las tradiciones, incentivar en la búsqueda de lo esencial y el deseo de cuidar, escuchar y agradecer al adulto mayor por todo lo que siguen haciendo, en el esfuerzo de construir un mundo donde sea posible el perdón, la reconciliación, la unidad y la paz.Como peregrinos de esperanza, aprendemos de ellos que la vida, como don de Dios da fruto solo en la medida en que se valora la persona y su dignidad a la luz de la fe y el compromiso en la caridad afectiva y efectiva.Dios bendiga a nuestros adultos mayores y que a través ellos sigamos construyendo lo mejor con el compromiso y participación de las nuevas generaciones.+ Félix Ramírez BarajasObispo de Málaga – SoataMiembro Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia

Jue 24 Jul 2025

Iglesia colombiana se une a la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores

El próximo domingo 27 de julio, la Iglesia en Colombia se unirá a la celebración de la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, una iniciativa instituida por el Papa Francisco en 2021 para reconocer el papel fundamental de los ancianos como testigos de esperanza y protagonistas activos de la vida eclesial. La jornada, enmarcada este año en el Jubileo de la Esperanza 2025, busca destacar su valioso legado de fe y experiencia, esencial para enriquecer a las nuevas generaciones y fortalecer las comunidades.En línea con el mensaje del Papa León XIV para esta jornada —titulado «Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza» (cf. Si 14,2)—, se subraya que la ancianidad es un tiempo de gracia y bendición, donde la fragilidad física no limita la capacidad de amar, orar y ser signo de esperanza para el mundo.Una celebración con sentido estructural y espiritualAceptando el llamando del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Departamento de Estado Laical, convoca a todas las parroquias y comunidades de fe en el país para que realicen acciones concretas en el marco de esta jornada. Entre ellas:-Celebrar misas especiales dedicadas a los abuelos y mayores.-Organizar encuentros intergeneracionales que fomenten el diálogo y la transmisión de la fe.-Realizar visitas a ancianos en soledad, ya sea en sus hogares o en instituciones.-Promover oraciones y gestos simbólicos de gratitud hacia esta población.Para la celebración de la jornada en el país, la CEC también replica los subsidios o indicaciones pastorales enviadas por el Dicasterio. Se pueden descargar haciendo clic aquí.La misericordia jubilar llega a quienes no pueden peregrinarUn aspecto central de esta jornada es la indulgencia jubilar, extendida a los ancianos que, por salud o edad, no pueden peregrinar físicamente. Según las indicaciones pastorales, se propone un rito sencillo en residencias u hogares para que, uniéndose espiritualmente a la Iglesia, ofrezcan sus sufrimientos y oraciones. Como destacó el Pontífice: «Visitar a un anciano es encontrarse con Cristo presente en ellos» (cf. Mt 25, 34-36).Los ancianos, pilares de memoria y feLa Iglesia colombiana insiste en que los mayores son custodios de la memoria y maestros de vida, cuya sabiduría es indispensable para trazar el futuro. Citando al Papa Francisco, se recuerda que, incluso en la debilidad, «nada puede impedirnos amar, rezar y ser señales luminosas de esperanza»(Ángelus, marzo 2025).Un llamado a la "revolución del cuidado"Frente a la cultura del descarte, la jornada invita a derribar los muros de la indiferencia mediante:-Redes de apoyo comunitario.-Visitas frecuentes a los ancianos.-Compromiso social que les devuelva dignidad.Con esta celebración, la Iglesia en Colombia reafirma su compromiso de integrar a los mayores en la pastoral de manera ordinaria, reconociéndolos no solo como receptores de atención, sino como actores clave en la construcción de una Iglesia sinodal y esperanzadora.

Mar 22 Jul 2025

Semana de la Fertilidad 2025: Iglesia lanza podcast para profundizar en la Humanae Vitae y los métodos de regulación natural de la fertilidad

Entre el 21 y el 26 de julio, la Iglesia Católica colombiana celebra la Semana de la Fertilidad 2025. Se trata de una iniciativa liderada por los Departamentos de Promoción y Defensa de la Vida, Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), que tiene como propósito central poner de manifiesto la actualidad de la Encíclica Humanae Vitae del papa Pablo VI, en la que refiere las características del amor conyugal, “amor total, fiel y fecundo". Además, presentar el fundamento de los métodos de regulación natural de la fertilidad más usados: Sintotérmico de doble comprobación, Billings y Creighton. En este contexto, el lunes 21 de julio, se transmitió en vivo un webinar en el que participaron como invitados especiales el doctor Andrés Venegas, Delegado de Pastoral de la Vida Humana de la Arquidiócesis de Villavicencio, Médico y Magister en Bioética de la Universidad de la Sabana, así como una pareja de esposos: Leonardo Carreño y Luisa Fernanda Cruz, Magister en Ciencias del Matrimonio y la Familia. En el espacio, se abordaron dos temas centrales: la actualidad de la Encíclica Humanae Vitae y la antropología adecuada como fundamento de la grandeza de la fertilidad humana. Puede volver a ver el webinar haciendo clic aquí.Los Departamentos de Promoción y Defensa de la Vida, Matrimonio y Familia de la CEC han liderado también la producción de un podcast informativo y formativo con cinco episodios en los que se aborda el tema con mayor profundidad, a partir de un entrevistas a profesionales de la salud y personas con experiencia en el campo.La primera emisión del podcast fue publicada este martes 22 de julio. En ella se abordó el enfoque médico-fiosiológico desde el ciclo biológico de la fertilidad. La invitada especial fue la doctora Olga Isabel Restrepo Castro, médico, especialista en Ginecología y Obstetricia de la Universidad del Valle y Doctora en Bioética de la Universidad del Sacro Cuore en Roma. Además, profesora de la Universidad de La Sabana. Puede escucharla aquí.Durante el resto de la semana, se estarán difundiendo los demás episodios. En ellos, se podrá conocer el funcionamiento hormonal, así como las características principales y factores antropológicos de los diversos métodos de fertilidad.La iniciativa busca también responder al llamado del papa León XIV, quien en su homilía del Jubileo de las familias recordó las características del amor conyugal indicadas por san Pablo VI en Humanae Vitae, n. 9: “Este amor, al hacerlos “una sola carne”, los capacita para dar vida, a imagen de Dios”. El pontífice propuso celebrar esta semana en el contexto de los 57 años de la Encíclica, publicada el 25 de julio de 1968.Acceda a la lista de reproducción del podcast haciendo clic aquí.

Mié 16 Jul 2025

Tras 17 años, Colombia estrenará nueva edición del Misal Romano: claves de la actualización que entrará en vigor desde noviembre

La Iglesia colombiana contará con una nueva edición del Misal Romano adaptado para el país. Esta actualización, que estará disponible a partir de octubre de 2025 y entrará en vigor el 30 de noviembre (primer domingo de Adviento), busca enriquecer la celebración eucarística con traducciones más claras, textos bíblicos actualizados y elementos litúrgicos que reflejen la identidad colombiana, sin alterar el rito esencial de la Misa. Se trata de la cuarta edición.Monseñor José Saúl Grisales Grisales, obispo de Ipiales y presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia, explica algunas de las novedades de esta edición:"Las novedades que notaremos las veremos en la traducción de los textos eucológicos, en las oraciones colectas, sobre las ofrendas, para la postcomunión, en los prefacios y en las plegarias eucarísticas", destacó el prelado.Entre los cambios más significativos, el prelado menciona:- Nueva traducción de la fórmula sacramental: "Tomen, coman todos de él. Tomen, beban todos de Él".- Actualización de la oración por la paz: "Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: La paz les dejo, mi paz les doy".- Corrección de rúbricas para unificar criterios de traducción.- Textos bíblicos actualizados según la versión litúrgica colombiana.¿Por qué una nueva edición?Tras 17 años de la última versión, el Episcopado colombiano identificó varias razones para esta revisión:- Mejora en la comprensión y proclamación de las oraciones, consideradas en la edición anterior como complejas.- Actualización de los textos bíblicos según la traducción litúrgica aprobada en 2015.- Inclusión de nuevas traducciones, como las palabras sacramentales ("Tomen y coman todos de él...") y el saludo de la paz.- Incorporación de festividades de santos recientemente canonizados. Entre ellos, Santa Laura Montoya, Santa Faustina Kowalska, San Juan Pablo II, así como ajustes en el Calendario Litúrgico.- Adición del nombre de San José en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV, siguiendo un decreto del Papa Francisco (2013).- Unificación del uso litúrgico para evitar la circulación de misales extranjeros que rompen la comunión eclesial.- Incorporación del rito de la recepción de los santos óleos en las parroquias.Santa Laura Montoya en la nueva edición del MisalEl nuevo texto incluye los formularios para la celebración de Santa Laura Montoya (1874-1949), canonizada en 2013 por el Papa Francisco, junto a otros santos recientes como Santa Faustina Kowalska y San Juan Pablo II. La fundadora de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena —primera santa nacida en Colombia— aparece ahora en el calendario litúrgico colombiano.Aspectos visuales, textuales y pastoralesTraducciones renovadas: oraciones colectas, prefacios y rúbricas más claras.Ilustraciones con identidad colombiana: 18 imágenes que integran elementos étnicos y naturales del país (granos, flores, agua, fisonomía de los diversos grupos étnicos del territorio nacional), inspiradas en íconos tradicionales de oriente y occidente, pero adaptadas a la cultura local.Al respecto, el padre Jairo de Jesús Ramírez, explica: “Para esto, fue contratado un ilustrador gráfico profesional con la asesoría de un perito en iconografía tradicional. Este artista preparó 18 ilustraciones, varias de ellas tomando como fuente íconos de la tradición oriental, por ejemplo, el ícono de Nuestra Señora del Signo, de la tradición rusa, para el tiempo de adviento; el ícono de la Trinidad de Andrei Rublev, para las misas votivas; el ícono de la Anástasis o Descenso a los infiernos de la Iglesia de San Salvador de Cora, de Estambul (Turquía); otras gráficas fueron inspiradas en relatos evangélicos. El uso de una iconografía que refleje la sensibilidad estética, étnica y cultural del pueblo colombiano no contradice la tradición, sino que la prolonga en fidelidad creativa. No se trata de sustituir la verdad de la fe, sino de representarla desde los rostros y los símbolos que son significativos para nuestro pueblo”.Enfoque teológico: La edición busca profundizar en el misterio eucarístico, recordando que "cada vez que se celebra el memorial del sacrificio de Cristo, se realiza la obra de nuestra redención".Un trabajo de más de una décadaEl proceso, iniciado en 2016 bajo el liderazgo del entonces obispo de Garzón, monseñor Fabio Duque Jaramillo, pasó varias revisiones por parte del Vaticano. Tras su fallecimiento en 2022, monseñor Jaime Cristóbal Abril, obispo de Arauca, impulsó comisiones de expertos para ajustar los textos. Finalmente, en febrero de 2025, el Dicasterio para el Culto Divino otorgó la confirmatio, con el aval del Papa Francisco.¿Cambia la Misa?Monseñor José Saúl es enfático: “No se trata de un nuevo Misal, sino de una nueva edición del Misal para Colombia, aprobado por el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos". Por su parte, el padre Jairo de Jesús Ramírez, director del Departamento de Liturgia, expresa que la incorporación de esta revisión ayudará a que los fieles en Colombia celebren con mayor fidelidad, belleza y unidad la Eucaristía.Con esta actualización, el Episcopado Colombiano renueva su compromiso con una liturgia viva, que una fe y tradición, con la riqueza cultural del pueblo. Los obispos y sacerdotes serán responsables de guiar a los fieles en esta transición, evitando confusiones y destacando el sentido profundo de la Eucaristía.Entérese de más detalles de esta edición a través del video:Sobre este tema, le puede interesar también el siguiente artículo:Aprobada la Cuarta Edición del Misal Romano para Colombia

Mar 15 Jul 2025

Servir a la vida, evangelizar con alegría y perseverar en la oración: compromisos de los obispos colombianos durante su jubileo en Chiquinquirá

El pasado sábado, 12 de julio, en el contexto del Año Santo de la Esperanza, los obispos colombianos celebraron su Jubileo en Chiquinquirá. La Eucaristía fue presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, quien reiteró la urgencia de proteger la vida, promover la reconciliación y revitalizar la evangelización desde la alegría del Evangelio, siguiendo el ejemplo de la Virgen María.Con esta celebración en la ‘Diócesis Mariana de Colombia’ los prelados cerraron un ciclo de reflexión sobre su labor pastoral desde la CXIX Asamblea Plenaria, reiterando su compromiso con la unidad, en sintonía con el mensaje del Papa León XIV.Peregrinación y renovación espiritualPrevio a la celebración, los prelados se reunieron en la Capilla de la Renovación para orar el Santo Rosario, posteriormente, recorrieron en procesión las calles del centro de Chiquinquirá hasta la Basílica, donde atravesaron la puerta santa como símbolo de conversión.La Misa, que congregó a cientos de fieles, tuvo como concelebrantes principales a los miembros de la comunidad de presidencia de la Conferencia Episcopal de Colombia: monseñor Francisco Múnera Correa (presidente), monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos (vicepresidente) y monseñor Germán Medina Acosta (secretario general). También, a monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, administrador apostólico de Chiquinquirá y por monseñor Ramón Alberto Rolón Güepsa, obispo electo de Chiquinquirá, y a monseñor José Leonardo Gómez Serna, O.P, obispo emérito de Magangué.Tres claves para la Iglesia y para Colombia“Hemos peregrinado hasta esta casa de la Virgen María Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, para expresarle nuestro amor de hijos, para traer hasta su corazón las angustias y tristezas, los gozos y las esperanzas de todas las familias colombianas. Estamos convencidos de que Ella nos acoge con ternura y nos renueva en la felicidad que solo Dios nos puede dar”, así inició su homilóa el cardenal Rueda Aparicio.En su mensaje, el Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia no solo trazó un diagnóstico de las realidades que duelen a Colombia, sino que propuso tres caminos concretos para responder, desde la fe, a los desafíos del país y de la Iglesia. Con un tono pastoral y esperanzador, el purpurado invitó a mirar a María como modelo de entrega y fortaleza:1. María, servidora de la vida: Una respuesta ante la cultura de muerteEl cardenal Rueda hizo un llamado urgente a proteger la vida, especialmente en un contexto donde "las cunas vacías" —como lo advirtió el Papa Francisco— reflejan una crisis de esperanza. Pidió al Señor que, por mediación de la Virgen Madre de Dios, "le conceda a las familias jóvenes la alegría de la misión procreadora". Además, recordó que "toda madre en Colombia es una misionera de la vida, pero su felicidad, como la de nuestro pueblo, pasa por dolores de parto", señaló, recordando que el don de la vida debe ser custodiado con responsabilidad.Frente a las violencias que azotan al país —homicidios, feminicidios, suicidios y conflictos armados—, el cardenal fue contundente: "Toda guerra es un fracaso, es un atentado contra la vida. Es una economía de muerte". Por eso, pidió a los más de 6.000 sacerdotes de Colombia y a las comunidades ser "puentes de reconciliación", siguiendo el ejemplo del Papa León XIV, para sanar las heridas sociales.2. Evangelización con alegría: La fuerza de lo pequeñoEn medio de un clima de desencanto y sinsentido, el purpurado insistió en que la Iglesia debe salir al encuentro de los más heridos con un mensaje de esperanza. "La felicidad del evangelizador no está en grandes estrategias, sino en la sencillez de los panes y los peces, en servir como María, que cantó las misericordias del Señor", afirmó.Destacó que la verdadera evangelización nace del encuentro personal con Cristo, especialmente a través de la Palabra de Dios y los sacramentos. "La Eucaristía, ya sea en esta Basílica o en una capilla humilde, es el corazón de nuestra fe", recordó, subrayando la importancia de llevar el Evangelio a los territorios más golpeados por el abandono y la violencia.3. El Rosario, semilla de paz para ColombiaEn un país marcado por el conflicto, el cardenal presentó el Santo Rosario como un arma espiritual para transformar realidades. "Con María, contemplamos a Cristo en cada misterio, y esa oración sencilla puede convertirse en una sonrisa, un gesto de amistad o un servicio gratuito que siembre esperanza", dijo. Además, invitó a las familias, religiosas y agentes pastorales a hacer del Rosario una práctica constante.El purpurado también resaltó el protagonismo de los sacramentos —especialmente la Eucaristía y la Reconciliación— como pilares para "transformar los signos de muerte en signos de esperanza".Un mensaje que interpelaEstas tres claves —defensa de la vida, evangelización con alegría y oración perseverante— no son solo un discurso, sino un plan de acción para la Iglesia en Colombia. En un momento donde el país clama por soluciones, los obispos, desde Chiquinquirá, reafirmaron su compromiso de ser "profetas, testigos y servidores de la esperanza", llevando el consuelo del Evangelio, especialmente, a quienes más sufren.Vea a continuación los momentos más destacados de la celebración jubilar del Episcopado Colombiano:

Mar 15 Jul 2025

Somos una gota en el océano de amor: Cuando un amigo se va con Dios

Por Pbro. Mauricio Rey - Hay pérdidas que no se entienden con la razón. Se sienten en el pecho, en la piel, en la memoria. Y cuando un amigo parte, no solo se va una persona. Se va un mundo que solo existía cuando él o ella estaba. Se va una forma única de mirar, de decir las cosas, de reír, de estar, de interpretar el mundo, los sonidos armónicos y la realidad. Uno quisiera que la fe nos ahorrara este dolor. Que decir “ha partido con Dios” bastara para no llorar. Pero no es así. La fe no anestesia el sufrimiento. No elimina el duelo. La fe lo sostiene con la fuerza del amor. Nos ayuda a llorar con sentido, a doler con esperanza, a mirar la ausencia con ojos que también saben ver eternidad, porque miran más allá del dolor, la esperanza cierta que la plenitud nos da.Porque cuando un amigo se va con Dios, lo que sentimos no es solamente vacío. Sentimos vértigo. Sentimos que algo dentro de nosotros se reordena, porque ya no está ese alguien que nos acompañaba sin condiciones, que conocía nuestras sombras y también nuestras luces. Ese alguien que fue testigo de nuestra historia y partícipe de nuestra vida. Ese ser único que supo ser y estar sin siquiera hablar. Una amistad verdadera no se improvisa. Se cultiva, se cuida, se riega con risas, con silencios, con desacuerdos que no rompen y con lealtades que no se anuncian; con canciones y palabras, que brotan del alma y armonizan en el amor. Y cuando se va alguien con quien uno ha vivido todo eso, uno no puede simplemente seguir igual. Algo cambia para siempre.Y sin embargo... en medio de esa herida abierta, se asoma un consuelo que no es menor: el amor no muere. Lo que hemos vivido permanece, porque el amor lo hace eterno. El cariño no se esfuma. La presencia no se apaga, solo cambia de forma. Ya no nos acompaña al lado, sino desde dentro. Ya no toma el café con nosotros, pero sigue en la forma en que lo preparamos. Ya no manda un mensaje, pero nos acompaña cada vez que pronunciamos su nombre con ternura. Somos una gota en el océano de amor, que es Dios. Y cuando alguien amado vuelve a ese océano, no se pierde. Se funde con la plenitud. Deja de ser solo nuestro para volverse de todos. Deja de estar limitado por la enfermedad, el cansancio o la edad. Y desde allí, desde la eternidad, lo que ha sido siempre amor verdadero, se vuelve intercesión.No necesitamos entender del todo para creer. No necesitamos respuestas para mantener viva la esperanza. Lo que sí necesitamos es recordar. Hacer memoria con gratitud. Decir su nombre en voz alta. Contar y cantar las historias que duelen y al mismo tiempo sanan. Llorar sin miedo, porque las lágrimas también son oración. No lo despedimos con fórmulas vacías ni con frases apuradas. Lo despedimos con el corazón en la mano. Con ese silencio que no necesita explicarse. Con la ternura de quien sabe que amar también es dejar partir. Y con la certeza de que la amistad no se entierra, solo cambia de casa, alcanza la casa de Dios.La partida de un amigo deja una herida. Pero también deja una promesa. Que algún día nos volveremos a encontrar. Que lo que aquí vivimos no fue en vano. Que el amor que sembramos no se pierde. Que hay una casa preparada para todos, donde no hay más despedidas, sino encuentro pleno en quien es el Amor. Por eso, aunque caminamos con tristeza, no lo hacemos con las manos vacías. Nos queda su risa, su voz, su canción, su historia compartida y entonada con amor. Nos queda lo vivido. Y eso, en el fondo, es lo que sigue doliendo... y lo que sigue sosteniéndonos. Descansa en Dios, amigo. Nosotros seguimos. Heridos, pero agradecidos. Con menos palabras, tal vez, pero con más amor.Pbro. Mauricio Rey SepúlvedaDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana

Lun 14 Jul 2025

María, Estrella de la Evangelización

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - En el mes de julio celebramos con alegría dos advocaciones de la Virgen muy queridas por todos: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y Nuestra Señora del Carmen. En nuestra Diócesis de Cúcuta veneramos con fervor a Nuestra Señora de Chiquinquirá, la Kacica de Cúcuta, con un cuadro muy antiguo y valioso que se encuentra en la Basílica Menor y este año es de gran importancia; dado que, ha sido concedido desde el 9 de julio pasado, un año jubilar con motivo de los 100 años de la primera coronación del cuadro de la Virgen.La devoción a María en todas sus advocaciones nos invita a renovar el compromiso evangelizador en nuestra Iglesia Particular, haciendo y amando la voluntad de Dios como María: “aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra” (Lc 1, 38) y en las bodas de Caná: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2, 5). Hacer lo que el Señor nos dice, es cumplir cada día la voluntad del Padre Celestial, tal como lo oramos en el Padre Nuestro: “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo” (Mt 6, 10), en actitud de oración contemplativa, de rodillas frente al Santísimo, en una vida dedicada completamente a la búsqueda de Dios.Así lo afirma el Concilio Vaticano II: “la máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de ‘hijos en el Hijo’ nos es dada en la Virgen María quien, por su fe (Cf Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (Cf Lc 1, 38), así como por su constante meditación de la Palabra de Dios y de las acciones de Jesús (Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta del Señor” (Lumen Gentium 53). En María se cumple esa dimensión de discípula misionera del salvador, ya que desde el momento en que le dice Sí a Dios, se pone en camino para visitar a su prima santa Isabel, con la intención de llevar caridad a través de su presencia física; la cual, Isabel reconoció de inmediato como presencia de Dios y recibió con fe y esperanza el anuncio del nacimiento del Señor, “Isabel llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá” (Lc 1, 42 - 45).En este momento de salida misionera en nuestra Diócesis, nos preparamos para vivir en el mes de agosto, el II Congreso del PEIP (Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular) y es preciso poner en las manos de Nuestra Señora la Kacica de Cúcuta, el éxito de este acontecimiento de Iglesia, recibiendo a María como modelo para ir en camino a transmitir la fe a los alejados. Así lo expresaba el Papa Francisco cuando afirma: “con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo (Hch 1, 14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización” (EG 284).María, Estrella de la Evangelización nos anima a continuar con el anuncio gozoso de Jesucristo, por las periferias físicas y existenciales de nuestra Iglesia Particular. Estamos llamados a peregrinar en este año jubilar a la Basílica Menor de nuestra Diócesis, para encontrar allí la fortaleza que nos da el Espíritu Santo, para ir en salida misionera. La peregrinación a la Basílica que emprendemos este año, tiene que darnos fervor para la evangelización, allí iremos a llenar nuestras fuentes para salir a anunciar a Jesucristo y dar esperanza a tantas personas que se encuentran alejadas de Dios, en cansancio físico y espiritual. Al respecto el Papa Francisco nos decía: “es en los santuarios marianos, donde puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida” (EG 286).La Santísima Virgen María nos quiere cristianos semejantes a Ella en la vida de oración, de recogimiento interior, de contacto continuo y unión íntima con el Señor, con entrega permanente a la voluntad de Dios. El corazón de María siempre fue un santuario reservado solo a Dios, donde ninguna criatura humana le robó el corazón, reinando solo el amor y el fervor por la gloria de Dios y colaborando con la entrega de su vida a la salvación de toda la humanidad, en total unión con su Hijo Jesucristo y en comunión con los Apóstoles animándolos a la misión, “ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios. A través de las distintas advocaciones marianas, ligadas generalmente a los santuarios, comparte las historias de cada pueblo que ha recibido el Evangelio y entra a formar parte de su identidad histórica” (EG 286).Los convoco a poner la vida personal y familiar bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María, tal como nos lo ha enseñado el Papa León XIV: “nuestra madre María, siempre quiere caminar a nuestro lado, permanecer cerca de nosotros, ayudarnos con su intercesión y su amor”, esa madre que en todas las circunstancias de la vida, aún en los momentos de cruz, nos dice: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2, 5), fortaleciendo nuestra obediencia a la voluntad de Dios, para cumplir con el mandato del Señor: sean mis testigos (Hech 1, 8). Que el Glorioso Patriarca San José, unido a María, Estrella de la Evangelización, alcancen de Nuestro Señor Jesucristo muchas gracias y bendiciones para vivir el proceso evangelizador de nuestra Diócesis en salida misionera.En unión de oraciones, reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta