Pasar al contenido principal

iglesia colombiana

Lun 7 Jul 2025

Descubrir a Dios en los detalles: Lectura Orante en medio de la sencillez

Por Pbro. Mauricio Rey - Dios habita también en los silencios del hogar. Hay momentos en la vida familiar en los que todo parece desbordarse. Las prisas del día, el ruido de la ciudad, las tareas acumuladas, las emociones enredadas. Hay días en los que no se llega a rezar ni un Padrenuestro, en los que el alma se siente seca, sin palabras para elevar a Dios. Y sin embargo, ahí mismo, en medio del caos aparente de la cotidianidad, la oración acontece.No siempre oramos de rodillas. No siempre oramos con las manos juntas, ni con los labios en movimiento. Hay oraciones que no se pronuncian externamente, pero que suben como incienso invisible al corazón de Dios. Hay plegarias escondidas en la mirada cansada de una madre, en las manos callosas de un padre, en la ternura espontánea de un niño, en el perdón ofrecido sin condiciones. Oramos sin darnos cuenta, porque el amor verdadero siempre termina acercándonos a la oración. Quizá no recordamos completamente el último salmo que leímos, pero sí recordamos cómo abrazamos al que estaba triste. Quizá no logramos mantener una perfecta rutina devocional, pero sí seguimos poniendo el corazón entero en cada comida compartida, en cada ropa lavada, en cada noche sin dormir por atender al ser querido. Y eso, aunque a veces no lo entendamos así, es oración pura. Una oración hecha de carne, de tiempo, de renuncia, de presencia. Una oración que no se escucha con los oídos, pero que el cielo acoge con gran ternura.Hay un santuario que no necesita paredes ni vitrales: el hogar. Ese espacio imperfecto donde convivimos con nuestras luces y sombras, donde reímos y lloramos, donde tropezamos y nos volvemos a levantar. Allí, en ese lugar sagrado sin cúpula, la fe se vuelve vida. No es la fe que se exhibe, sino la fe que se entrega. No es la que se grita, sino la que se sirve. Es la fe que acompaña al enfermo, que abraza al que se equivoca, que cocina con amor aun cuando el alma esté cansada, o la comida escaseada. Es esa fe que se pronuncia en pequeños gestos, que se encarna en el silencio de quienes aman sin medida, pues esa es la única medida.Oramos cuando decidimos escuchar sin interrumpir. Cuando, a pesar de estar agotados, preguntamos al otro cómo está. Cuando perdonamos sin esperar que el otro lo entienda todo. Cuando hacemos espacio en nuestra agenda para acompañar al que nos necesita, sin anunciarlo. Cuando seguimos amando aunque no recibamos respuestas, aunque duela, aunque nos sintamos invisibles. Todo eso, aunque no lo nombremos oración, es oración auténtica, porque nace del mismo Espíritu que animó a Jesús de Nazareth en su entrega cotidiana.Y es que muchas veces hemos reducido la oración a un ejercicio verbal, olvidando que Jesús mismo pasó buena parte de su vida orando con su existencia, trabajando con sus manos, escuchando con paciencia, caminando con los suyos, cuidando las heridas de los pobres, llorando con los que lloraban, acercando y sirviendo a todos en la mesa. Su vida ha sido una liturgia viviente, una eucaristía permanente, una oración encarnada. Lo mismo puede suceder d si en nuestras familias, cuando vivimos cada día con un amor que no se agota.¿Cómo no va a ser oración la ternura de una abuela que acaricia la cabeza de su nieto mientras duerme? ¿Cómo no va a ser sagrada la risa compartida en medio de un almuerzo sencillo en familia? ¿Cómo no será una plegaria esa mano que limpia una herida, que recoge el desorden sin reproches, que consuela con su sola presencia?Dios está allí, sin duda. Presente, activo, silencioso, pero profundamente conmovido. Porque Dios no necesita grandes palabras para escuchar. Él escucha el amor. Lo reconoce. Lo celebra. Comúnmente hemos creído que para orar hay que tener tiempo, técnicas y hasta fórmulas. Pero el amor y por tanto la oración ocurre también en lo simple y sencillo, en lo inesperado, en lo que no siempre es reconocido por los demás. Las familias que aman, que se esfuerzan, que cuidan, que perseveran, a pesar de todo, están haciendo teología sin saberlo. Están pronunciando el nombre de Dios sin articularlo. Están edificando el Reino sin necesidad de grandes discursos.Están orando. Cuántas madres oran sin saberlo, mientras preparan el uniforme del hijo que se resiste para ir al colegio. Cuántos padres oran cuando se privan personalmente de algo para que no falte lo necesario en casa. Cuántos hijos oran cuando escuchan, cuando sirven, cuando devuelven una caricia sin pedir nada a cambio. Cuántos abuelos oran al seguir esperando una visita, al seguir creyendo en sus hijos aunque no lleguen. La oración verdadera está hecha de humo, de entrega cotidiana, de amor silencioso.Por tanto, si hoy no has podido rezar como quisieras, no te sientas mal. No pienses que tu fe se ha apagado. Tal vez has orado, de manera distinta, más de lo que imaginas. Tal vez, sin darte cuenta, has dicho a Dios con tus actos lo que otros no han logrado decir con palabras. Tal vez tu cansancio es también una súplica, tu perseverancia un salmo, tu fidelidad una ofrenda. Porque cuando el amor guía tus gestos, tu vida entera se vuelve oración viviente.Y en ese tipo de oración, Dios se complace. No porque sea perfecta, sino porque es real. Porque nace del corazón y se convierte en entrega verdadera. Porque no busca aplausos, ni respuestas inmediatas, ni méritos espirituales. Porque simplemente ama. Y donde hay amor, allí está Dios. Y donde está Dios, allí todo se vuelve sagrado. Así que sigue amando. Sigue sirviendo. Sigue acompañando. Sigue levantándote cada día con la esperanza entre las manos. Aunque no lo sepas, aunque no lo digas, aunque no lo sientas, con tu mayor entrega sigue orando. Y allí, en profunda calma, Dios, silencioso, te escucha. Y sonríe.Pbro. Mauricio Rey SepúlvedaDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana

Lun 7 Jul 2025

Obispos colombianos inician su CXIX Asamblea: El Presidente del Episcopado invita a ser profetas de esperanza en medio del complejo contexto nacional

Con un llamado a fortalecer la esperanza en medio de los desafíos del país y la misión evangelizadora, inició oficialmente laCXIX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). En su discurso inaugural, monseñorFrancisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la CEC, destacó la unidad episcopal, el legado del Papa Francisco y el liderazgo del nuevo PontíficeLeón XIV. Con preocupación, se refirió también a las dificultades sociales y políticas de Colombia, que retan su misión pastoral.Previo a la sesión plenaria, el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo emérito de Bogotá, había presidido la Eucaristía invitándolos a ser pastores de esperanza, incluso en aquellas situaciones donde parece no haberla. Les recordó la necesidad de discernir permanentemente las situaciones y mantener una predicación cristocéntrica, señalando a Dios como única fuente de vida plena."Nuestra tarea es descubrir, anunciar y hacer sentir la presencia de Dios", expresó el purpurado en la celebración.Unidad y colegialidad: "Qué bueno es que los hermanos vivan unidos"Citando el Salmo 133, el Presidente del Episcopado Colombiano inició su alocución resaltando la importancia de la comunión entre los obispos:“Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos”. Subrayó que esta reunión es“una de las más concretas expresiones del afecto colegial”, en línea con el espíritu sinodal impulsado por el Papa Francisco, quien enseñó que“Iglesia y Sínodo son sinónimos”.Gratitud por el Papa Francisco: Un legado de misericordia y esperanzaMonseñor Francisco Múnera recordó con emoción el pontificado deFrancisco, destacando su cercanía con los más vulnerables y su magisterio centrado en lamisericordiay laalegría del Evangelio. Citó palabras del cardenal Giovanni Battista Re durante sus exequias:“Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos”.Entre los legados del Pontífice argentino, resaltó su llamado a“no dejarnos robar la esperanza”(Evangelii Gaudium) y su convocatoria alJubileo 2025, cuyo lema“Peregrinos de esperanza”también guía a la Iglesia colombiana en su compromiso con la paz.Bienvenida al Papa León XIV: Unidad y doctrina socialMonseñor Múnera expresó gratitud por la elección delPapa León XIV, quien asumió el ministerio petrino el 8 de mayo. Destacó su lema“In illo Uno, unum”(en Él, uno somos), inspirado en San Agustín, y su enfoque en launidad de la Iglesiay ladoctrina social, retomando laRerum novarumde León XIII para afrontar los desafíos de la inteligencia artificial y la justicia laboral.El Santo Padre, dijo, busca una Iglesia“signo de unidad y comunión, fermento para un mundo reconciliado”.Conmemoraciones históricas que inspiran a la Iglesia colombianaEl presidente del Episcopado Colombiano recordó que el Concilio de Nicea (325 d.C.), cuyo 1700 aniversario se celebra en este 2025, "marcó un hito en la historia de la Iglesia"al proclamar la divinidad de Cristo. Resaltó cómo el Credo niceno sigue siendo hoy"una brújula para afrontar los sufrimientos del mundo con esperanza".A propósito de la realidad de la Iglesia en el continente, monseñor Múnera Correa destacó los 70 años del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño(1955-2025). Enfatizó el papel de este organismo en la unidad de América Latina, compartiendo los desafíos planteados en la reciente reunión de presidentes episcopales. Citó a monseñor Joel Portella:"Las Conferencias Episcopales deben renovarse desde la sinodalidad y la corresponsabilidad, superando criterios individualistas".Desafíos de Colombia: Violencia, paz y principios éticosAl referirse a la realidad nacional, el presidente de la CEC manifestó preocupación por laviolencia vinculada al narcotráfico, la minería ilegal y la crisis de los diálogos de paz.“Nuestras comunidades corren el riesgo de caer en ladesesperanzapues no encuentran un horizonte claro de solución a los problemas estructurales del país", advirtió.Monseñor Múnera se refirió también al complejo y polarizado panorama político que tiene el país, que debilita la visión colectiva, el sentido de pertenencia y la defensa institucional. Aunque reconoció avances locales en paz, alertó sobre la crisis nacional que ha fracturado los diálogos con actores armados –procesos donde la Iglesia ha sido mediadora.“A esto se suma la falta de articulación de liderazgos políticos coherentes con la búsqueda del bien común en todos los niveles de representatividad y la ausencia de un proyecto unificado de país que anime a las personas al sentido de pertenencia, al compromiso en la defensa de la institucionalidad y la democracia, y al amor por la patria. Reconociendo los esfuerzos en algunos territorios del país en materia de política de paz y seguridad, se siguen encontrando grandes dificultades a nivel nacional, lo que ha provocado la crisis de las mesas de diálogo con varios actores armados, muchas de las cuales estaban siendo acompañadas por la Iglesia Católica”.Frente a esta retadora realidad, el Presidente del Episcopado Colombiano también destacó la importancia de laComisión Episcopal de Paz recientemente conformada, que tiene como misión promover una cultura de reconciliación basada en la verdad, el perdón y la justicia.Además, recordó que la Conferencia Episcopal ha venido trabajando en la definición de unos principios éticos como aporte para la construcción de paz, inspirados en la Palabra de Dios y la Doctrina Social de la Iglesia, “de modo que sirvan como marco para los acompañamientos de iniciativas en la búsqueda del perdón, la reconciliación y la paz en Colombia”, precisó.Monseñor Múnera recordó también el reciente encuentro con autoridades estatales, donde se acordó impulsar el diálogo y rechazar la violencia como medio para resolver conflictos, cuyo fruto inmediato fue el compromiso de los participantes y la invitación al país “a escucharnos, valorarnos y respetarnos en hermandad; a desarmar y armonizar la palabra; y a rechazar todo tipo de violencia, como forma de resolver los conflictos políticos y sociales” (COM-CEC-036/25).“Agradezco, en nombre de nuestra Conferencia Episcopal, los buenos oficios del anfitrión, el Señor Cardenal Luis José Rueda Aparicio, artesano de paz, quien con su liderazgo y testimonio nos ayudó a concretar este espacio de encuentro generador de confianza, el cual sembró una semilla que, cultivada con paciencia y esperanza, podrá fructificar para el bien del país”, enfatizó el prelado.Compromiso con la cultura del cuidadoEn su mensaje, monseñor Múnera ratificó también el compromiso de la Conferencia Episcopal de Colombia con laatención y prevención de abusos desde el Sistema para la Cultura del Cuidado. Destacó los pasos significativos que han dado las diversas jurisdicciones eclesiásticas hacia la protección de menores y personas vulnerables.“Somos conscientes de la responsabilidad compartida que asumimos y, a la luz de las Líneas Guía, ratificamos que “el cuidado de todas las personas, y de manera especial de niños, adolescentes, jóvenes y personas vulnerables, es inherente a la acción pastoral de la Iglesia y expresa su misión más profunda” (n. 14). En distintos momentos y de diversas maneras hemos confirmado nuestra corresponsabilidad con esta causa”.Con María como estrella: obispos encomendarán su misión con retiro y celebración jubilarAl finalizar su discurso, monseñor Múnera hizo alusión a los signos de espiritualidad y fraternidad con los que han decidido terminar este encuentro episcopal, fuera de la sede en Bogotá:“Nuestra Asamblea culminará con el retiro espiritual que llevaremos a cabo en el Convento del Desierto de Nuestra Señora de la Candelaria en Ráquira, acogidos por los Padres Agustinos Recoletos, y con el Jubileo de los Obispos en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, acogidos por los Padres Dominicos”.Allí, los obispos colombianos sellarán su compromiso con la renovación de su misión comoprofetas y servidores de la esperanza, siguiendo el ejemplo de la Virgen María,“estrella del mar”en los tiempos actuales.“Experimentaremos, agradecidos, el signo de la hospitalidad y viviremos con intensidad la misericordia de Dios, la comunión en el Espíritu Santo y la alegría de seguir a Cristo, el Señor”, concluyó el presidente del Episcopado Colombiano.

Vie 4 Jul 2025

Ministerio episcopal, sinodalidad y esperanza: Claves de la CXIX Asamblea de los Obispos Colombianos

Del 7 al 12 de julio se desarrollará la CXIX Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano. En esta ocasión, 76 obispos y 5 administradores diocesanos estarán llevando a cabo reflexiones teológico-pastorales, paneles con expertos, sesiones de trabajo grupal, plenarias y, por supuesto, importantes momentos de espiritualidad, bajo el propósito de reavivar su vocación y ministerio episcopal como profetas, testigos y servidores de la esperanza en Colombia. En este sentido, será una oportunidad para fortalecer, en espíritu sinodal, su cercanía con Dios, entre sí, con los presbíteros y con el pueblo fiel.Uno de los invitados especiales del Episcopado Colombiano a esta asamblea será monseñor Luis Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt (Chile), quien facilitará la reflexión central del segundo día sobre el ministerio episcopal. El prelado chileno ha tenido una destacada trayectoria en ámbitos como: formación, dirección eclesial, sinodalidad y prevención de abusos de menores de edad y acompañamiento a víctimas, tanto en su país de origen como en el ámbito continental, y en la Curia Romana, desde la Congregación para los Obispos, donde trabajó entre 1999 y 2007.De manera particular, durante este encuentro también se profundizará en el ministerio del catequista: sus funciones, oportunidades e itinerarios formativos en la Iglesia colombiana serán temas de trabajo para los obispos.Como es usual en cada asamblea, los prelados dedicarán diversos espacios de discernimiento y diálogo al análisis de la realidad nacional. Siendo portavoces de las comunidades que pastorean, compartiendo las problemáticas, desafíos y esperanzas, podrán identificar juntos elementos clave para proyectar su trabajo y amplificar su voz profética a nivel local, provincial y nacional.El encuentro finalizará con gracia mariana y esperanza jubilar. El sábado 12 de julio los prelados peregrinarán juntos hacia la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Allí celebrarán el gran Jubileo de los Obispos de Colombia.Vea también estos detalles en la primera entrega de ‘Así va la asamblea’, el informativo del Episcopado Colombiano:

Jue 3 Jul 2025

Diáconos y esposas: Durante congreso en Valledupar fortalecerán su misión como servidores de esperanza en Colombia

Del7 al 10 de agosto de 2025, la ciudad deValledupar(Cesar) acogerá elXVI Congreso Nacional de Diaconado Permanente, organizado por laConferencia Episcopal de Colombiaa través de laComisión Episcopal y elDepartamento de Ministerios Ordenados. Bajo el lema“Diáconos permanentes, peregrinos y servidores de esperanza”, el evento busca ser un espacio de formación, fraternidad y renovación espiritual en el marco delJubileo de la Esperanza.Un llamado a la gratuidad y al servicioUn congreso que, sin lugar a duda, se inspira en el mensaje delPapa Franciscodurante elJubileo de los Diáconos(2025), donde el pontífice destacó la esencia del ministerio diaconal:“El diácono se consagra para ser ‘escultor’ del rostro misericordioso del Padre, testigo del Dios-Trinidad”. El pontífice recordó que su misión es“anunciar el perdón, servir desinteresadamente y construir comunión”, citando el Evangelio:“Hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio” (Lc 6,35).Monseñor Jaime Cristóbal Abril González, obispo de Arauca y miembro de la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados, extendió una invitacióna los diáconos y sus esposas:“Será una bonita oportunidad para vivir la comunión, reavivar el don recibido y animarnos mutuamente en la misión. Además, viviremos una experiencia jubilar, peregrinando y ganando la indulgencia plenaria”.Temas centrales y exponentesEl programa abordará cuatro ejes temáticos:-El diácono permanente, hombre, esposo y padre de esperanza.-El diácono permanente, discípulo de esperanza.-El diácono permanente, profeta de esperanza.-El diácono permanente, servidor de esperanza.Entre los expositores figuranmonseñor Juan Vicente Córdoba(Obispo de Fontibón),monseñor Iván Antonio Marín(Arzobispo Emérito de Popayán), el padre Manuel Vega (Vicario de la Diócesis de Facatativá) y fray José Gabriel Mesa Angulo, O.P., quienes guiarán reflexiones sobre la integración de la fe, la familia y el servicio pastoral.Una peregrinación de esperanzaEl congreso culminará con unaperegrinación jubilar, en sintonía con el llamado del Papa a ser“apóstoles del perdón y constructores de comunión”; será un momento degracia para la familia diaconal de Colombia, bajo la protección de la Virgen María.Información práctica del congresoLugar: Centro de Convenciones Julio Villazón Baquero (Valledupar).Fechas: 7 al 10 de agosto de 2025. La apertura será elviernes 8 a las 7:30 a.m.Link de inscripción: https://cecforms.typeform.com/to/eWYOG5MxAporte de participación:-Individual: $600.000 COP.-Parejas (diácono y esposa): $1.200.000 COP.Incluye: alimentación, materiales, kit diaconal (uno por pareja) y hospedaje.*El valor del aporte se debe consignar en la cuentaBancolombia No. 524-000143-20(Parroquia Catedral Eccehomo, NIT 901413327).Contacto para más información: WhatsApp312 450 8761.Vea a continuación la invitación de monseñor Jaime Cristóbal Abril:

Jue 3 Jul 2025

Encuentro de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades 2025: Un llamado a la sinodalidad y la misión laical en la Iglesia colombiana

Del 29 al 31 de julio, en Bogotá, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) reunirá a líderes y miembros de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades de las diferentes regiones del país para desarrollar un gran encuentro nacional. Bajo el lema “Los laicos no son parte de la Iglesia, son la Iglesia” inspirado en el Papa Pío XII, este evento buscará impulsar la fuerza misionera del laicado en clave de sinodalidad, renovando su rol como signo de esperanza para el país en el Año Jubilar.Un espacio para la reflexión y la acciónCon el tema central “La fuerza del laicado en salida misionera”, el encuentro será un espacio para reflexionar sobre el protagonismo de los laicos en la evangelización, tal como lo destacó la CEC en su Asamblea Plenaria de 2018. En esa ocasión, se reconoció el aporte clave de estos grupos en la edificación de la Iglesia, ayudando a los bautizados a asumir con mayor responsabilidad su identidad cristiana.En un mensaje de convocatoria al evento, monseñor César Alcides Balvín Tamayo, obispo de Cartago y miembro de la Comisión Episcopal de Estado Laical, resaltó su importancia: “Los movimientos eclesiales son signo de fecundidad del Espíritu en la vida de la Iglesia. ¡Cuánto bien hacen los movimientos en la evangelización y en la misión de la Iglesia!”.En sintonía con el llamado del Papa León XIVLa última vez que la Iglesia colombiana convocó este encuentro fue en año el 2018. Ahora, lo desarrollará en un momento significativo, tras el Jubileo de los Movimientos celebrado en Roma en junio pasado, donde el Papa León XIV exhortó a vivir la fe en comunión:“‘Sinodalidad’ es el nombre eclesial de esta conciencia. Es el camino que pide a cada uno reconocer la propia deuda y el propio tesoro, sintiéndose parte de una totalidad, fuera de la cual todo se marchita”, dijo el Pontífice en su homilía durante la Vigilia de Pentecostés.El Santo Padre también subrayó que la evangelización no es una conquista humana, sino una gracia que se difunde a través de vidas transformadas:“La evangelización es obra de Dios y, si a veces pasa a través de nuestras personas, es por los vínculos que hace posible”.De allí que este espacio de oración, reflexión y trabajo busque ser un punto de encuentro para fortalecer la unidad eclesial y proyectar la misión de la Iglesia colombiana, capaz de responder los desafíos actuales.Detalles de la participaciónEl evento se llevará a cabo en la Casa de Encuentros San Pedro Claver ( localidad de Suba, Bogotá).Las inscripciones están abiertas para representantes de todas las jurisdicciones eclesiásticas del país. Se pueden realizar a través del siguiente link: https://cecforms.typeform.com/to/hkDZKnSIAporte:Internos: $550.000 (con hospedaje).Externos: $400.000 (sin hospedaje).Links de pago:Internos: https://checkout.wompi.co/l/e1ENosExternos: https://checkout.wompi.co/l/hUble3Más información:312 450 8761 – 311 531 7961.

Mié 2 Jul 2025

"Acto infame": Iglesia expresa rechazo y se solidariza con familias de víctimas halladas en fosa común del Guaviare

A través de un comunicado, la Diócesis de San José del Guaviare y la Delegación para las Relaciones Iglesia-Estado de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresan su profundo dolor y rechazo categórico, tras el hallazgo de una fosa común con los cuerpos sin vida de ocho personas en el municipio de Calamar (Guaviare). Las víctimas, identificadas por la Fiscalía General de la Nación como líderes sociales y religiosos desaparecidos desde el 4 de abril, dedicaban su vida al servicio espiritual y comunitario.En el mensaje, la Iglesia se solidariza con los familiares de las personas asesinadas y califica este hecho como un "acto infame" que "representa una grave afectación a la vida social y la paz de la región". Además, refiere la consternación que genera en las familias y en la sociedad del Guaviare, donde persiste el conflicto armado.Reafirmando su compromiso con "la defensa de la vida, la dignidad humana, la justicia y la reconciliación en Colombia", la Diócesis de San José del Guaviare y la Conferencia Episcopal de Colombia hacen también un llamado urgente a los actores armados para buscar caminos de paz que permitan el desescalamiento del conflicto y la salvaguarda de la vida de las comunidades vulnerables.Vea también el mensaje del Delegado para las Relaciones Iglesia-Estado de la CEC sobre el comunicado:

Sáb 28 Jun 2025

Iglesia colombiana se une a la Jornada del Óbolo de San Pedro 2025 en apoyo al Papa León XIV

Este domingo 29 de junio, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, la Iglesia Católica en Colombia se unirá a la Jornada Mundial del Óbolo de San Pedro, una iniciativa que combina la oración por el Santo Padre y la recolección de donaciones para sostener su misión evangelizadora y caritativa. El Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli destacó la importancia de esta jornada, especialmente en el inicio del pontificado de León XIV.“Nos unimos en oración por el nuevo Sucesor de Pedro, agradeciendo al mismo tiempo el legado del Papa Francisco”, expresó. El Óbolo de San Pedro es una tradición que permite a los fieles contribuir, según sus posibilidades, al sostenimiento de las obras del Papa, incluyendo su magisterio, la atención a comunidades necesitadas y la promoción de la caridad en el mundo.“Cada ofrenda, grande o pequeña, es un gesto de comunión con el Papa y su servicio a la Iglesia universal”, añadió el representante del Santo Padre en nuestro país. La colecta se realizará en todas las parroquias del país. Los aportes también pueden hacerse de manera digital a través del sitio oficial www.obolodisanpietro.va, donde están disponibles recursos informativos sobre el destino de los fondos; o consignando directamente a la cuenta bancaria Davivienda 000014542872 a nombre de la Nunciatura Apostólica. La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) invita a los fieles a participar con generosidad, recordando que, a través de esta iniciativa el Papa apoya, incluso, la misión de la Iglesia en territorios colombianos que requieren atención especial, como los vicariatos apostólicos.Según el informe anual publicado este 27 de junio por el fondo que recoge las donaciones entregadas al Pontífice, en 2024 el Óbolo de San Pedro recaudó 58 millones de euros, un incremento significativo frente a los 52 millones de 2023.Del total recaudado, 13,3 millones de euros se destinaron a 239 proyectos sociales y de asistencia en 66 países, incluyendo naciones en desarrollo y zonas afectadas por conflictos, como Senegal, Perú, Rumanía, Benín y Angola. Además, la Santa Sede invirtió 61,2 millones en el sostenimiento de sus Dicasterios y actividades apostólicas. En total, sumando otras donaciones caritativas gestionadas por la Curia Romana, el Pontífice destinó 50,6 millones de euros a obras de solidaridad en 2024, reforzando el impacto global de esta colecta. Vea la invitación del Nuncio Apostólico:

Vie 27 Jun 2025

Perdón, esperanza y encuentro para renovar la fe y sanar a Colombia: Mons. Francisco Múnera durante consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Con un llamado a ser artesanos de la paz, mensajeros de esperanza y constructores del encuentro, Colombia renovó este viernes 27 de junio su consagración al Sagrado Corazón de Jesús en una solemne Eucaristía celebrada en Bogotá, en la Catedral Primada, presidida por monseñor Francisco Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).La ceremonia, que conmemoró los 123 años de la primera consagración nacional —realizada en 1902 tras la Guerra de los Mil Días— reunió a cientos de fieles, sacerdotes, diáconos y religiosos. Fue concelebrada por monseñor Germán Medina Acosta (obispo de Engativá y secretario general de la CEC), monseñor Alejandro Díaz y monseñor Edwin Vanegas (auxiliares de Bogotá), y monseñor Jorge Leonardo Gómez (obispo emérito de Magangué).Un acto para "recuperar el corazón"En su homilía, monseñor Múnera citó al Papa Francisco en la encíclica Dilexit Nos: "Ante el Corazón de Cristo, pido al Señor que una vez más tenga compasión de esta tierra herida […] para que nuestro mundo […] pueda recuperar lo más importante y necesario: el corazón".Recordó que la consagración original surgió en un momento de crisis nacional y hoy, ante desafíos como "la violencia, las desigualdades y la degradación ambiental", Colombia debe volver a esa alianza con Cristo: "Solo en su misericordia encontramos esperanza real para nuestro presente y futuro".Tres compromisos para el paísDurante la homilía, el Arzobispo de Cartagena orientó su llamado en tres ejes:1. Artesanos de perdón, paz y reconciliación: "Sin la disposición a ofrecer y pedir perdón, nunca podremos salir de la espiral deshumanizante de la venganza", advirtió, recordando que "la paz comienza por cada uno de nosotros" (citando al Papa León XIV).2. Mensajeros de esperanza: Criticó las narrativas de pesimismo y llamó a gestos concretos de fraternidad, especialmente con los más vulnerables: "Los pobres casi siempre son víctimas, no culpables" (Spes non confundit).3. Cultura del encuentro: Invitó a reconocerse como hermanos: "Un pueblo vivo […] es el que está abierto a nuevas síntesis, incorporando al diferente" (Fratelli tutti).Testimonios de fe en "El País del Sagrado Corazón de Jesús"Feligreses que asistieron a la Catedral, como Mariana Ortiz, destacaron la unidad que simboliza el Sagrado Corazón: "Representa el perdón y la humildad que debemos tener". Armando Herrera, por su parte, clamó: "Que cese toda esta violencia […] aquí tenemos cupo para todos".La ceremonia concluyó con una oración de consagración en la que se encomendó al país "amenazado por la maldad, el odio y la desigualdad", pidiendo que "tu Reino de justicia y paz llegue a nosotros".Con esta renovación, la Iglesia colombiana reafirmó su llamado a convertir la fe en acciones por la reconciliación, en un momento donde, como dijo el Presidente del Episcopado Colombiano, "el corazón unido al de Cristo es capaz de milagros sociales".Vea a continuación los momentos y llamados más destacados de la ceremonia: